Chapter Text
Challengust: Korrasami Fever!
1.- Playa: Sexy and I know it
—¡Dime que no me lo perdí! Por Raava, ¡Dime me que llegué a tiempo!
—Tranquila mi ciela, llegas justo a tiempo.
—Ven aquí Op, déjame quitar el bolso, te guardamos un asiento.
Opal dio un chillido de alegría y se acomodó entre sus amigos omegas, Wu y Asami, en la primera fila. Estaba feliz de no haberse perdido el gran espectáculo pese a que su trabajo la mantuvo ocupada todo el día y le generó un retraso.
—Muy bien, muy bien. Recapitulemos. ¡¿Cómo fue que llegamos a esto?! ¡¿Cómo los convencieron?! -exclamó la recién llegada, con enérgica expectativa.
—Oh por favor, querida… son alfas. Solo tienen dos cosas en la cabeza. Orgullo y sexo. - enumeró Wu, con un gesto de autosuficiencia. El comentario sacó una risilla de ambas chicas.
—Oh vamos, no seas malo Wuki-Wu… debes admitir que se la pusimos difícil.
—¡Odio los enigmas y amo el chisme! ¡Así que cuenten el asunto completo antes de que comience el show! ¡Debo saber cómo Bolín también se metió en este jugoso embrollo!
—Vale, vale. -Calmó Asami, tratando de contener la vivacidad de su amiga- Verás, todo comenzó…
-Flashback-
Sol, arena y mar.
La temporada de playa era definitivamente la favorita de los universitarios.
No importa si eras alfa, omega o beta, todos celebraban a lo grande el mes de vacaciones ya sea haciendo diferentes deportes en la arena o agua, asoleándose o yendo a las discotecas y a buenos conciertos en la playa. Había diversión para todos los gustos, y el Krew, en su primera semana de playa, planeaba disfrutar el cálido clima y aprovechar su tiempo libre al máximo.
Era la fórmula perfecta: Relajarte tras los exámenes con tu grupo de amigos del alma, cada uno con su respectiva pareja. Simplemente la gloria veraniega.
Todo transcurría viento en popa, salvo cuando en ocasiones como esta ganaba más el espíritu de competencia.
—Te repito, Asami, te amo, pero no creo que esto sea una buena idea...
—Oh, ¿Y a qué se debe eso?
—Por dos simples motivos: Uno, tienen un miembro menos en su equipo ya que a Opal la llamaron para cubrir un turno extra en el trabajo; y dos, yo pertenezco al equipo de volleyball de la Universidad… ¡Soy becada por ello!, ergo, tenemos una gran ventaja mi estimada novia.
Asami rió por lo bajo e hizo un gesto con la mano, quitando importancia de lo dicho por su novia.
—Nah, no creo que eso haga gran diferencia. Vamos, anímate Korra. Te lo propongo de nuevo. Bolín, Mako y tú versus Wu y yo en un sencillo partido de Volleyball y el equipo que pierda cumplirá una penitencia… ¡Lo que sea que el otro equipo elija!
Korra hizo un puchero y frunció las cejas, pensativa. Ella amaba el volleyball y le gustaba hacer feliz a su novia por lo que la idea era tentadora, pero aun así…
—No aceptes Korra -intervino Mako- Mira esa expresión que tiene Asami, es como la maldad vuelta omega.
La omega mencionada dio una risilla maliciosa pero adorable a los oídos de Korra. Y es que ese era su problema, sabía que aquí había gato encerrado, se notaba por la actitud de Asami, pero al ser su pareja su dulce esencia era una influencia que la golpeaba fuerte y no la dejaba seguir al sentido común. Lo bueno es que para esos casos estaba su amigo Mako que solía ser la voz de la razón y…
—¡Ya traje el balón! -Un omega bajito, moreno y de cabello castaño se acercó. El delgado chico le lanzó el balón de volleyball a Mako y sonrió. - ¿Ya están listos para perder?
—Nosotros no vamos a perder… es más ni vamos a jugar -exclamó Mako, con pétreo semblante.
Wu enarcó una ceja y observó a Asami. Ambos omegas tuvieron algún tipo de conversación visual tras la que asintieron ambos y el joven recién llegado volvió a mirar a su novio, dándole una radiante sonrisa mientras se acercaba a él y le susurraba algo al oído.
Korra no escuchó lo que le susurró más allá de “Si aceptas jugar te prometo que en la noche dejaré que me…”; pero no fue necesario, el rostro de Mako, normalmente blancuzco, ahora lucía rojo cual tomate, revelando el trasfondo indecente de la propuesta hecha a su amigo.
Al ver su cara de “Mako.exe dejó de funcionar” volteó los ojos y gruñó por lo bajo.
—Y así el sentido común salió de la sala de chat…
—¿Quién salió de dónde?... ¿Y por qué Mako parece un disco de “Stop”?
—Nada Bolín… y solamente es el sol -Palmeó la castaña el hombro de su recién llegado amigo, que había ido a comprar unas botellas de agua para el grupo y en ese momento las estaba repartiendo.
El joven Beta asintió al comentario de su amiga, después de todo el sol estaba muy fuerte y por eso es que había ido a ver agua mientras los demás decidían qué actividad realizar hasta que su novia volviese del trabajo. Supuso que iban a nadar, con el sol sería genial y hasta ahora en el par de días que llevaban allí, por uno u otro motivo, no habían podido usar los trajes de baño que llevaban bajo sus ropas de calle. En eso su mirada se fijó en algo que no había notado con anterioridad y gritó feliz.
—¡Un balón de Volleyball! ¡Genial! ¡No sabía que habías traído uno, Wu!
—Por favor cuñado, el Príncipe Wu siempre está listo para todo. -espetó con orgullo.
—Entonces ¿Te apuntas a un partido, Bolin? -tomó la palabra la alta pelinegra- Korra, tu hermano y tú versus Wu y yo. Y para hacerlo más divertido el equipo ganador le dará un pequeño castigo… ya sabes, una simple e inocente penitencia al equipo perdedor.
—Bolin-intervino Korra, cautelosa por el tono y la mirada de su pareja que parecía la de una depredadora cazando a sus presas. - Creo que deberías pensarlo bien y…
—¡No sé jugar, pero claro que me apunto! -espetó alegremente el chico beta, ajeno a la preocupación de una de sus amigas y a la malicia de la otra. -¡Será divertido!
“¡Hijos de Vaatu! Maldigo tu inocencia Bolin y la mononeurona de Mako cuando su mente está en la cuneta. Ahora solo quedo yo… pero no caeré, seré fuerte. Soy una roca.”-pensó la castaña, endureciendo su rostro con determinación.
Sin embargo, su pareja se relamió los labios y sonrió de una manera que la hizo saber que su débil fachada caería si no huía de inmediato.
Sudando frío, Korra comenzó a virarse, pero una conocida mano de delicado pero conciso tacto la agarró de la muñeca.
“Oh… no te me escaparás. Han caído dos de tres y es tu turno. Después de todo tu eres la verdadera presa a la que quiero atrapar…”-Pensó la omega de orbes verdes, mientras con seductora voz exclamaba canturreando…
—Oh, Korra…
—¿S-Sí Sami? -preguntó la alfa, un tanto nerviosa por el tono, pero intentando que no se notara… sin resultado a su favor.
—Dime cariño… los chicos ya aceptaron… Tú siendo una fuerte alfa y la campeona de Volleyball de la Universidad de Ciudad República ¿No aceptarás jugar un sencillo partidito contra dos pobres omegas?
Korra tragó grueso. Esto definitivamente era una trampa, Asami nunca usaba su rol de omega de forma despectiva o desfavorable, ambas al igual que todo su grupo creían en la plena igualdad y equidad de capacidades entre las tres divisiones y que nadie era menos que nadie. Ella nunca diría algo así… a menos que tuviera un plan entre manos.
“Es como aquella vez que dijo que, si los omegas siendo débiles aguantan una polla, una alfa fuerte como yo también lo haría y me convenció… ¡Pero nunca comentó que había comprado de antemano un consolador en la sex-shop para la ocasión!... o sea, debo admitir que disfruté cuando lo usó conmigo, pero… ¡Ese no es el punto, concéntrate, Korra!”
El alfa sacudió la cabeza para ordenar su semblante y pensamientos, tras eso carraspeó e intentó que su tono fuese indiscutible. Esta vez lo consiguió a medias.
—Lo siento Sami, ya te dije que no me parece idóneo eso…
La ojiverde analizó el rostro de su pareja y dio un suspiro resignado mientras soltaba su muñeca con una expresión de aceptación.
—Oh, está bien cariño, entiendo. No te preocupes, guardaré tu secreto.
—Gracias por comprender y… espera, ¿Qué secreto? -preguntó extrañada, la alfa.
La omega con un gesto hizo que su pareja se acercase, y cuando esta lo hizo, se encorvó susurrando a su oído la confidencia. Asami agradeció mentalmente que la cercanía su alfa la ayudara a disimular la sonrisa que quería volver a escapar de sus labios.
—Que tienes miedo a perder contra nosotros, obvio.
—Oye, yo no tengo miedo de…
—Tranquila amor, igual te amo. Tus secretos conmigo siempre estarán a salvo -susurró la ojiverde, guiñando un ojo de manera cómplice a su novia.
—Espera, ya te dije que no…
—No tienes que tener vergüenza, todos le tememos a algo Kor-Kor…
—¡Que no tengo miedo a perder! -estalló la alfa, sus amigos la quedaron viendo extrañados, pero esta ni se inmutó.
Korra tenía una debilidad que nunca la admitía, pero Asami que la conocía como la palma de su mano después de ser novias desde la secundaria sabía como aprovecharse de su talón de Aquiles: Odiar que insinúen que es cobarde.
Sí, había mejorado mucho con el paso de los años, pero aún había vestigios de eso, más aún cuando se mezclaba con la competitividad.
—¿Entonces…?
Korra apretó los puños y cerró los ojos con fuerza, pero al final gruñó y con ceño fruncido alzó amenazante un dedo mientras sonreía con suficiencia.
—Has firmado tu sentencia de muerte, Sato.
—Sin opción a retractarse, Waterstone. -advirtió la omega.
—Oh, sabes que nunca lo haría. Honor y orgullo alfa, ante todo. Pero no debo preocuparme. Te destruiré y pagarás la penitencia, Sato.
—Ya lo veremos, Waterstone, ya lo veremos.
“Presa tres de tres, cazada”. -Pensó Asami, mientras seguía a Korra y a los hermanos, viendo como esta los abrazaba del cuello y cuchicheaba un plan mientras avanzaban a la playa.
—Por un momento temí que no cayera. -Susurró Wu.
—Por favor Wuki-Wu, no me subestimes. -Que aún si eso no hubiese funcionado, tenía una propuesta tan o más tentadora que la que me comentaste que le ofrecerías a Mako.
Wu rió por lo bajo y le dio un golpecito a su amiga con el brazo.
—Entonces ¿Tal como lo planeamos? ¿Lo dejo en tus manos? Recuerda que valgo popó de perro oso polar en cualquier deporte.
—No te preocupes, déjalo en mis manos. Ganaremos, esto será una masacre.
Ambos omegas sonrieron maliciosamente siguiendo a las ajenas víctimas hacia una de las numerosas redes públicas de la playa para lidiar la batalla.
Efectivamente, fue una masacre.
Perdieron 10 a 0 y Korra no sabía cómo.
Bueno, sí sabía… fue con trampa…
Una vil trampa.
Una vil, pero seductora trampa.
Antes de comenzar el partido habían decidido que como igual necesitaban un árbitro, Mako fungiría como uno y así los equipos estarían “equiparados” o lo más que se pudiese considerando que Bolín nunca había jugado, que Wu se cansaba hasta caminando y que Asami sí tenía conocimientos y agilidad, pero no se comparaba con el nivel de experticia de Korra.
Sí, Korra era una perita en el volleyball… pero su pericia no la hizo prepararse para lo que vería, pues para según “jugar cómodamente”, Asami se sacó la ropa y quedó en bikini ante sus ojos.
El más maldito y caliente bikini que sus ojos alfa habían visto en su vida.
El revelador material color Vinotinto se ajustaba deliciosamente a las curvas de la omega, apretando lo justo su redondo trasero y realzando sus blancuzcos pechos.
Apenas la vio vistiendo esa tentación textil, supo que había firmado su tendencia de muerte y que dos minúsculas prendas serían su perdición.
Pese a los gritos frustrados de Bolin para espabilarla y luchando por comprender algo que no sabía y huir de los balones que Asami ferozmente le lanzaba, no pudo salir de su trance.
Pese a los repetitivos gritos de “Wu ha caído” cuando el omega varón contrincante intentaba interactuar en el juego, no pudo salir de su trance.
Su mente estaba totalmente ocupada en una cosa: Ver aquellos senos turgentes rebotar con cada glorioso salto de las preciosas e infinitas piernas de su omega… mientras intentaba que su erección no fuese tan notoria y la acusaran de indecencia pública.
Sí, claro, intentó jugar. Pero al estar su cuerpo en modo automático y su mente en el país de las fantasías sexuales, no pudo hacer mucho que digamos.
Nada en realidad.
Cuando el equipo de Korra perdió y Asami terminó de celebrar con Wu y finalmente se vistió, la ojiverde se acercó a su novia, tapándose discretamente con una mano la sonrisa al verla con un puchero en sus labios y cruzada de brazos.
—Tú. Eres. Mala. -rezongó la apaleada Alfa, al sentir que su novia se sentaba en sus piernas y le daba un beso en la mejilla. Ella giró su rostro y la ignoró, pero no la apartó.
La pelinegra sonrió y cogió del mentón a su novia.
—¿Cumplirán?
—Por supuesto, un alfa nunca se retracta.
Ambas chicas escucharon de fondo a Bolín renegar “¡Pero yo no soy un alfa!” sin embargo lo ignoraron ya que la ojiverde acercó sus labios a los de su pareja y aun teniéndola sujeta del mentón la besó. Ambas estaban sudadas y cansadas, pero eso no les impidió disfrutar del contacto, era algo salado pero satisfactorio gracias a las feromonas tranquilizantes de Asami que finalmente terminaron aplacando la molestia de la alfa.
—Buena chica. -Elogió la omega dando un último pico en los labios resecos de Korra, antes de levantarse y hablarle a los tres perdedores del partido. -Bien chicos, su penitencia es…
Mientras la chica hablaba siendo interrumpida por las indicaciones añadidas de Wu, el rostro de los tres perdedores palideció mientras se arrepentían de haber caído tan fácil en dicha situación.
-Fin del Flashback-
—Sé que no lo digo a menudo, pero… los amo chicos, los amo por este gran regalo que me han dado… -sollozó de alegría Opal.
—No nos agradezcas, el regalo es para los tres, después de todo.
—Oh mejor sí agradécenos -intervino Wu- ¿Trajiste la cámara profesional de tu hermano?
—¡Claro que sí! -Exclamó Opal mientras sacaba el instrumento de su rostro- La de mejor calidad de grabación. Huan no estaba muy contento, pero tuvo que ceder porque le estaba cobrando el favor de cuando hizo esa fiesta loca en la casa, terminó con un Tigre-oso en la sala y tuve que ayudarle a sacar.
—Okey, esa historia no me la habías contado- intervino Asami, impresionada.
—Será una anécdota para otra ocasión, queridas… ¡Ya va a empezar! -intervino Wu, señalando al escenario.
Ya había anochecido y las luces del escenario playero se comenzaron a concentrar en el escenario. La noche de hoy iba a haber un espectáculo de talentos y los tres omegas esperaban ansiosos a que sus parejas mostraran los suyos.
—Korra… no estoy muy seguro de estoy… hay mucha gente allí y…
—¡Oh vamos, no puedes echarte para atrás, Bolin! ¡Tenemos que defender nuestro orgullo alfa y mantenernos en nuestra palabra!
—¡Que yo no soy alfa!
—¡Me importa un rábano! Igual debes tener orgullo de beta ¿No? Además, allí estuviste bien gustoso de aceptar jugar algo que no sabías ni las reglas básicas.
—¡Tú lo haces ver fácil en tus competencias!
—Yo soy profesional… ¡Duh!
—Pues en la cancha no actuaste muy profesional-intervino Mako- se te veía la erección a kilómetros como la asta de una bandera.
—En serio no eres el más adecuado para decir eso, Mako. -Espetó Korra, enarcando una ceja para luego sonreír socarronamente y mover las cejas- Después de todo cuando Wu te susurró quién sabe qué cosa sucia al oído ya estabas todo sonrojado y empalmándote.
El alfa de tez blanca se volvió a sonrojar y carraspeó frunciendo el ceño.
—B-bueno, creo que no sacamos nada discutiendo. Después de todo ya estamos vestidos y nuestro acto es el siguiente.
—Hermano, me roza la tanga en el…
—No necesito saber esa información, Bo.-gruñó el hermano mayor.
Korra hizo una muesca de disgusto, pero luego simplemente volteó los ojos. Para ella al ser mujer, pese a ser alfa, estaba acostumbrada a esa clase de prendas íntimas (aunque lo que usaban no era precisamente una tanga), pero al parecer los alfas masculinos eran tan quejumbrosos como su madre decía de su padre. Su pensamiento fue interrumpido al ver al acto anterior volver tras bastidores y ver que el ayudante del organizador anunciaba que en un minuto salían a escenario.
—Ya luego se ponen talco. Ahora concéntrense y den lo mejor de sí. Sé que tuvimos poco tiempo para practicar y que esto es por demás vergonzoso… ¡Pero las cosas se hacen bien o no se hacen! Y como ya estamos metidos en esto es mejor afrontar el problema con toda la actitud y meternos en el papel. ¿Entendido chicos? - al recibir el asentimiento enérgico de sus amigos, la alfa sonrió- Excelente. Ahora, démosles a nuestros omegas un espectáculo digno de observar. ¡Team Avatar!
—¡Team Avatar! -corearon al unísono los hermanos con su amiga.
Tras coger valor, el trío salió a escena, con ánimo renovado de victoria.
La multitud se animaba con cada acto, pero al ser anunciado el “Team Avatar” la masa rugió. Después de todo se había expandido la voz de que Korra “Avatar” Waterstone, la campeona de Volleyball de Universidad Ciudad República, se había inscrito de último momento en el día del show de talentos playeros.
Asami no podía culparlos, su novia era simplemente genial y tanto Mako como Bolin también eran famosos en sus respectivos deportes.
—Están a punto de salir ¿Estás filmando, Opal? -preguntó Asami.
—¡Obvio! ¡No dejaría pasar esto por nada del mundo! Tendremos este recuerdo en formato digital por años.
—Esto será genial -gritó Wu- ¡Volveremos una tradición ver el video en cada maldita festividad!
La pelinegra sonrió y asintió. Korra y Mako les habían hecho prometer a Asami y Wu que ninguno de los dos filmaría el espectáculo… ¡Incluso les habían hecho firmar un improvisado papel para que no lo hicieran!… pero nadie había dicho nada de que Opal no lo pudiera. Adoraba leer entre líneas las letras pequeñas.
La intro de una conocida canción comenzó a sonar y eso simplemente causó furor en la multitud, en especial en los tres omegas. La pegajosa melodía había sido elegida por los ganadores del partido, con toda intención, para la creativa penitencia: Cantar y bailar “I’m Sexy and I Know It” en el concurso de talentos con todo y vestimenta adecuada.
Yeah, yeah
When I walk on by, girls be looking like damn he fly
I pimp to the beat
Walking on the street in my new LaFreak, yeah
This is how I roll, animal print, pants out control
It's Redfoo with the big F O
They like Bruce Lee rock at the club (Yeah)
Cuando comenzaron a salir al escenario, Korra comenzó a cantar siendo secundada por los hermanos como voces de fondo mientras los tres intentaban bailar y actuar como los chicos del popular video.
Sí, sus vestimentas no eran exactamente las mismas ni sus pasos eran totalmente precisos, pero era meritorio rescatar que en las pocas horas entre el partido y el espectáculo se las habían arreglado como pudieron y lo estaban haciendo muy bien, si los gritos de ánimo del público (Y de ellos) eran un indicador.
—¡Aquí viene, aquí viene! -Gritó wu, dando un chillido de ánimo al final de su frase.
Asami miró expectante a su novia mientras se quitaba la camisa al igual que sus amigos, aunque ella quedando con un top cubriendo sus senos, y llegaba finalmente a la parte insignia de la música.
When I walk in the spot, (yeah), this is what I see (Okay)
Everybody stops and they staring at me
I got passion in my pants and I ain’t afraid to show it
(Show it, show it, show it)
I’m sexy and I know it
La multitud rugió con mayor ímpetu cuando los tres artistas amateur se quitaron sus prendas inferiores, quedando en ínfimos trajes de baño tipo speedo, y comenzaron a mover sus pelvis. Las tres prendas eran de diferentes colores, pero todos tipo animal print muy fieles a las originales, atrayendo inevitablemente el foco de atención a las partes bajas del trío que se movían pronunciadamente con cada embestida de caderas.
La pelinegra no sabía que predominaba en su ser: Si las ganas de reír por el ridículo baile o el calor por ver la herramienta muy bien dotada de su novia bamboleándose… quizás ambas, mezcladas con algo de celos y orgullo omega al saber que otros omegas observaban algo que era suyo y que nadie más tenía la dicha de disfrutar.
El trio siguió cantando y moviéndose al ritmo de la música mientras la gente animaba a viva voz, hasta que finalmente llegaron a la otra parte más esperada de la canción.
Wiggle, wiggle, wiggle, wiggle, wiggle, yeah
Wiggle, wiggle, wiggle, wiggle, wiggle, yeah
Wiggle, wiggle, wiggle, wiggle, wiggle, yeah
Wiggle, wiggle, wiggle, wiggle, yeah, yeah
Do the wiggle, man
I do the wiggle, man
Yeah
I'm sexy and I know it (ayy, yeah)
Carcajadas y vítores escaparon de los presentes ante los nuevos movimientos vistosos, los altivos ánimos duraron por el resto del baile hasta que la canción llegó a su fin y fue seguida de una reverencia del trío y de una ola de aplausos por parte de los espectadores.
—¡Este fue el mejor puto día de mi vida!- Exclamó Opal, parando finalmente la grabación y siguiendo entre gritos animando a su novio y amigos.
—¡Ni que lo digas! Y no sé si este show me puso caliente o me divirtió. -comentó Wu, sonriente y sonrojado.
—Es un 50-50, creo yo. -afirmó Asami y sus amigos omegas, con mejillas tan sonrosadas y sonrisa amplia como las de ella, asintieron dándole la razón.
Tras eso escucharon como el presentador le daba las gracias al último acto de la noche y despedía al grupo con una nueva ola de aplausos en su honor, mientras anunciaba que el jurado deliberaría y luego declararía a los ganadores del show.
—¡Injusticia! ¡Arbitro comprado!
—No estamos en futbol, Bo- corrigió su hermano.
—¡Entonces juez comprado!
—Vamos Bo, para haber tenido tan poco tiempo de preparación un tercer lugar no está nada mal- animó Korra.
—Además se ganaron esa gran cena con un acompañante cada uno, para que así puedan invitar a aquellos que los apoyaron, a sus muy acomedidos omegas que les ayudaron a ganarse el premio. -Acotó Wu, pestañeando repetidas veces con fingida inocencia.
—¿Y Con ayudar te refieres a utilizar a Asami para sacar ventaja de mi nula capacidad de negar mi admiración hacia su belleza? -renegó Korra, entrecerrando los ojos.
—Hey, a mí nadie me utiliza. Soy una mujer omega, independiente en sus decisiones y muy segura de sus virtudes, que sabe cómo utilizarlas a su favor de ser necesario. -Corrigió la ojiverde, guiñando un ojo y haciendo un movimiento de cabello que hizo sonreír con ternura a la castaña. Amaba la libertad, seguridad y autonomía de su pareja.
—¡Amen, hermana! ¡Dame esos cinco! - exclamó Opal, chocando manos con su amiga.
—Vamos Korra y Mako. Wu tiene razón… debemos ser agradecidos y compartir nuestro éxito con aquellos omegas que nos apoyaron… -al ver el asentimiento de los tres omegas orgullosos, Bolin prosiguió- Entonces, ¿Guardaron los papelitos con los números de las omegas que nos coquetearon al salir del escenario…? ¡Ouch! era broma, Opal ¡Era broma!
Tras el golpe que Bolin recibió en la nuca por parte de su novia, el grupo rió mientras se dirigían a la casita de playa de la familia Sato, donde se estaban hospedando.
—Pero ya en serio chicos, pese a todo el alboroto que pasamos, les agradecemos porque tendremos una cena deliciosa a la que obviamente los llevaremos a ustedes. -Explicó Mako, con su semblante calmado mientras sonreía ligeramente a su novio.
—Sin duda alguna- apoyó Korra- Después de todo no hay mejor acompañante para un alfa…-la morena rodó los ojos al escuchar el carraspeo de Bolín y corrigió- o beta, que su muy amado omega.
Asami sonrió y le dio un beso en la frente a su adorada alfa, mientras discretamente se inclinaba y le susurraba al oído.
—Espero que bajo la ropa sigas llevando ese traje de baño tan ceñido… Estoy ansiosa por recompensarte con creces por tu ardua labor de hoy…mi sexy, sexy alfa.
La morena comenzó a sonrojarse, a la vez que una enorme sonrisa comenzaba a iluminar su rostro; tomó una de las manos de su pareja y junto a ella dejó atrás a los demás miembros del Krew, mientras apresuraba el paso rumbo a la casa de playa.
Después de todo, aunque el fresco aire nocturno era agradable, su mayor deseo era recibir como recompensa la fogosidad de su omega amada.
Notes:
¡Hola!
Sé que dije que los capítulos se supone que serían cortos y comencé con algo de 4k+… pero es que esta idea la tuve hace muchos meses al escuchar la canción mencionada en el fic (que sobra decir no es de mi autoría, sino que es de LMFAO); y cuando se me vino a la mente me reí tanto y aplaudí como una foca loca por un par de horas ante la imagen mental del baile (que es la que puse en la foto anexa) que no pude evitar explayarme.
La idea se la comenté a mi amiga MoonGrey y ahora finalmente tuve “pretexto” para plasmarla y horrorizarlos/as o sacarles una sonrisa.
Adicionalmente aquí Korra me recordó un poco a Marty McFly con su incapacidad de negarse a retos cuando lo llaman “gallina”. Obvio Asami no la llamaría así, pero sabría cómo jugar bien sus cartas. Es una Sato.
También destaco que, aunque normalmente pongo los genitales alfa femeninos como retráctiles y solo externos cuando están excitadas, para jugar con la idea del baile y el bamboleo aquí son externos perennemente.
Espero les haya gustado, gustosa leeré sus comentarios. Yo debería estar estudiando para una exposición, pero el poder de la procrastinación es más fuerte siempre y al menos el primer día de reto o quería retrasarlo.
Ahora iré a estudiar… No, mentira, de seguro iré a dormir algo y luego a pensar en la idea para el tema para el día 2.Saludos.
Le chat et L’abeille.
Chapter 2: 2.- Música: La mayor felicidad
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2.- Música: La mayor felicidad
Asami amaba la música y era obvio que, al ser una alfa de personalidad fuerte, su carácter se viera reflejado en el tipo de música que escuchaba.
Desde muy joven se vio atraída por infinidad de canciones de Rock, Hard Rock, Metal y Heavy Metal; todas las cuales le sirvieron como medio de liberar la energía de su impetuosidad adolescente y desestresarse ante el gran peso de lo que simbolizaba ser la única heredera de la familia Sato, la cual era dueña de Sato Motors: La empresa número uno del sector automovilístico a nivel mundial.
Ahora, no la malinterpreten. Ella amaba ser una Sato: amaba estudiar y dar lo mejor de sí, amaba asistir a reuniones de planificación estratégica con su madre y aprender de su pericia, y amaba diseñar y armar complejos motores con su padre… pero sin duda, sin la música en su vida, habría enloquecido.
Bandas emblemáticas como AC/DC, Metallica, Kiss, Megadeth, entre otras; fueron sus fieles acompañantes en las largas horas de estudio del colegio y siguieron protegiendo su cordura ante el stress por los duros años de estudios universitarios hasta graduarse de Ingeniera.
Y hasta ahora esta música fuerte, vivaz y a veces un poco incomprendida seguía siendo su fiel guardiana, ayudándola a liberar tensiones entre reuniones laborales o a concentrarse al elaborar planos, armar los componentes de modernos vehículos o para estudiar minuciosamente un tema previo a las reuniones.
Sus padres aún no comprendían como “Pese a todo ese ruido estrambótico podía concentrarse” Y ella simplemente les respondía que así funcionaba ella, así se agilizaba su mente y recargaba fuerzas. Lo bueno es que ellos, pese a no entenderla, nunca la instaron a cambiar y mas bien la apoyaron en sus gustos e incluso a algunos conciertos la fueron a acompañar.
Claro que eso no evitaba que desde hace un par de meses, de ella no se dejaran de burlar.
No podía culparlos ¡En verdad no podía! No después de que le recordaran cientos de veces cómo ella en sus años más jóvenes demostraba su descontento hacia su música tranquila de antaño con frases como “No sé cómo pueden escuchar eso tan aburrido sin dormirse” o “Les juro que, aunque sé que hay diferentes gustos musicales y los respeto, para mi esa es la peor música que puede existir. Nunca me encontrarán disfrutando de algo así”.
Bien decían los dichos que “El pez muere por su boca” y “Nunca digas de esta agua no he de beber”, pues la lengua castiga y la vida da mil vueltas que muchas veces no se llega del todo a comprender.
Así es como la CEO Asami Sato, por cuyas venas corría orgullosamente música pesada (e incluso algo de estridente electrónica cuando quería bailar y sentirse animada), acababa de apagar el motor de su Satomovil, acallando con eso Ace of Spades de Motörhead para coger su maletín, salir del vehículo, cerrar el garaje y dirigirse a la puerta de su casa.
Su llavero de Linkin Park tintineó al abrir la puerta y anunció su llegada saludando en voz alta; sin embargo, ambos sonidos fueron aplacados por la música que venía de la sala. Este hecho, lejos de molestarla, la hizo sonreír.
Como de costumbre dejó el maletín en una mesilla del recibidor, se sacó los tacones y comenzó a avanzar hacia el origen de la música, mientras tarareaba al ritmo de la delicada y algo perezosa melodía.
Con cada paso hacia su destino sentía como sus cansados músculos por el trabajo del día, se relajaban. Quizás era por la música calmante, o quizás por la causa del origen de la misma. Tal vez ambas.
Cuando llegó a la sala, como siempre, sonrió ante la vista.
Ajena a su llegada estaba su esposa, Korra, balanceándose suavemente al ritmo de las gráciles notas del jazz que se reproducía en el parlante Bluetooth del cuarto. Entre la música se escuchaba levemente el tarareo de su relajada voz y alguno que otro susurro amoroso hacia aquellos pequeños seres que, apoyados en su pecho, descansaban.
Dos delicados bultitos gemelos, fruto del amor de ambas.
Nacidos hace menos de tres meses y que junto a su omega se habían convertido en el más profundo amor de su corazón y alma.
¿Cómo no serlo? Eran perfectos. La mezcla ideal de ambas, con el hermoso tono canela de la piel de su pareja, pero el cabello negro y ojos verdes de su propia herencia.
Tan hermosos,
tan frágiles…
tan delicados como la misma música que los arrullaba.
La omega había estado absorta en el cuidado de sus retoños, pero finalmente captó el ansiado aroma de su alfa y mirando hacia el umbral de la sala, sonrió con infinito amor.
—Bienvenida mi Sami, te hemos extrañado mucho.
Sin dejar de sonreír dulcemente ante la escena y las palabras, la ojiverde se acercó hacia su pareja y con cuidado de no lastimar a los cachorros, le dio un amoroso beso a su esposa en aquellos suaves labios que le encantaban, y luego dio delicados besitos en la cabeza de los nuevos pequeños amores que ahora complementaban su vida.
—Yo también los extrañé mucho. ¿Otra vez estaban inquietos mis pequeños traviesos? ¿Quién comenzó esta vez a poner el mal ejemplo?
—Sí amor, esta vez fue Sennsuko nuestra pequeña revoltosa y su hermano Hirraq no podía quedarse atrás en brindarle apoyo a su hermana. -comentó Korra, con una risilla que Asami compartió y encontró divina.- Menos mal la sugerencia que Pema nos hizo sobre el Jazz fue acertada o sino estaría desesperada.
—Permíteme ayudarte, cariño. -La pelinegra tomó con cuidado a uno de los bebés, mientras su esposa reposicionaba al restante de forma más cómoda entre sus brazos y suspiraba estirando un poco la espalda y cuello al ser aliviada de una de las cargas. Esto hizo fruncir levemente el ceño de la alfa por la preocupación- En serio Kor-Kor, si quieres podemos contratar a alguien para que te ayude, solo debes pedirlo y…
—No amor, ya hablamos de esto, no te preocupes. -interrumpió la omega, intentando calmar a su alfa – Los cachorros son muy pequeños y no quiero encargárselos a nadie extraño, quiero pasar el mayor tiempo con mis pequeños, con ambos por igual.
—Pero cariño, me preocupa que te sobrecargues… sé que Senna viene de vez en cuando a ayudarte, pero aun así dos bebés son mucho trabajo. Es más, no sé cómo le haces para poder coger a ambos y arrullarlos sin riesgo a que se te caigan.
—Habilidades maternas, supongo. No lo niegues, te he visto a ti también hacerlo los fines de semana.
—Pero no por tanto tiempo como para arrullarlos, solo es para transportarlos de un sitio a otro… cariño, vamos, sé que necesitas ayuda, no puedes con todo tú sola… si gustas yo puedo dejar a alguien encargado de Satomotors y…
—Amor…
La alfa suspiró frustrada ante el regaño en el tono de su esposa. Su movimiento hizo moverse al bebé entre sus brazos, por lo que comenzó a arrullarlo nuevamente mientras seguía hablando en voz baja con su pareja, agradecida de que la cercanía les permitiera hacerlo aún con la agradable música de fondo.
—Sí sé, sí sé… Con lo de que el último empleado que dejé al mando por el mes en que nacieron me estuvo robando es difícil confiar en alguien nuevamente…Sólo por eso es que estoy trabajando cuando lo que en verdad quiero es estar con ustedes todo el tiempo…-La alfa se desanimó un poco, pero al sentir una de las manos de su esposa dar un ligero apretón sobre su brazo y ver su mirada amorosa, tomó aire y con ello renovó su espíritu. - Solo resiste ¿Sí? Mamá y papá vuelven la siguiente semana de su viaje por el mundo, y accedieron gustosos a tomar la batuta de la empresa nuevamente por unos meses para yo poder dedicarme a los cachorros en cuerpo y alma 24/7.
—¡Oye! ¿Solo a los cachorros? -Rezongó la omega, dando un puchero con fingido resentimiento.
Asami rió por lo bajo y volvió a inclinarse a darle un beso a su amada, esta vez en la nariz.
—No, no solo a ellos. Por su puesto que también me daré totalmente a mi omega adorada.
La piel morena de las mejillas de Korra adquirió una tonalidad más oscura por el rubor y sonrió ante las dulces palabras de su alfa. Con su mano aún en el brazo de la mujer más alta, las guió a ambas hasta el sofá y con cuidado de no despertar a los cachorros, ambas se sentaron, una pegada a la otra, y pusieron a los plácidamente dormidos bebés en sus respectivos regazos.
Korra apoyó su cabeza en el hombro de su pareja y esta la abrazó de lado mientras ambas observaban a los gemelos, encarnación viva de su amor, sumidos en el mundo de los sueños.
El aroma encantador de su omega, la calidez de su presencia y la de sus hijos en conjunto con los preciosos sonidos del piano, violín y saxofón, envolvieron a Asami en una confortable atmósfera. Debía admitir que, aunque sus gustos musicales eran abismalmente diferentes, esta música que preferían sus hijos y que se había convertido en la preferida de su esposa, no era tan mala… de hecho era muy buena, relajante, disfrutable y con su delicadeza al oído deleitaba y al corazón encantaba.
No le importaba que sus padres, mediante llamada, se le burlaran por la ironía del ritmo que terminó escuchando y apreciando de forma diaria.
De hecho, su pecho se llenaba tanto de orgullo como de amor al saborear momentos tan mágicos como el que ahorita estaban viviendo; todos decorados con las magníficas notas de jazz, y que sin su suavidad seguramente carecerían de ese detalle de mágico esplendor.
Sí, Asami era una alfa que amaba la música… más aún cuando esta ensalzaba las dulces experiencias que a futuro se convertirían en amorosos recuerdos con su familia.
Dándole un beso a su pareja en la coronilla, agradeció mentalmente a la música por siempre estar presente; en especial en esta etapa, que sin duda era la más maravillosa de su vida.
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3.- Jardinería: Manolito
Los domingos perezosos como este eran perfectos para renovar las energías de Asami.
Un día de descanso del intenso estudio de su último año universitario, leyendo un buen fanfic de su ship favorito, acompañada de una deliciosa taza de café con leche y acariciando distraídamente a Naga, la suave, felpuda, tierna y fiel samoyedo de ella y de su amada novia Korra.
Oh, sí, esto sin duda era vida. Nada podría perturbar su día de paz y tranquili..
—¡SE MURIÓ, ASAMI, SE MURIÓ!
El grito ensordecedor de su pareja la hizo saltar del susto, provocando que un poco de la bebida que estaba consumiéndose regara en su suéter carmesí. Sin mencionar que por acto reflejo apretó el puño y le arrancó a la pobre Naga algunos pelos. No tuvo tiempo para pensar en disculparse con la canina, puesto que la causante del alboroto había llegado al sofá con ella. Su cara acongojada en conjunto con sus palabras la pusieron en sobre alerta y con el corazón bombeando a mil preguntó con igual urgencia.
—¡¿Quién se murió?! -exclamó asustada- ¡¿Se murió Wu?!
—¡Sí!... -al ver el terror en el rostro de su novia y procesar lo dicho, se apresuró a corregir- espera, espera… ¡No! Oye, ¿Por qué se moriría Wu?-cuestionó extrañada, la recién llegada
Asami se encogió de hombros y cogió una servilleta para secar la humedad de su suéter mientras respondía.
—Pues no sé, ¿Simplemente por ser Wu? Debes admitir que de todo nuestro grupo él es quien tiene la mayor probabilidad de morir y que si alguien viene como tú anunciando la muerte de alguien, es en quien piensas primero.
—O sea, sí, lo que has dicho es cierto, pero… suena cruel ¿No?
—Vamos Kor. Es más, si estuviéramos en una película de terror, él sería al primero al que el asesino mataría… y no lo culpo, hasta yo lo cazaría. Si te pones a analizar a nuestro Krew, él es la presa más débil de la manada, como el animal bebé o anciano que no corre rápido y al huir se tropieza con sus propias patas… solo que nuestro querido Wuki-Wu, encima de estrellarse estrepitosamente contra el suelo, gritaría “¡Wu ha caído!”.
—Okey, sí, no encuentro fallas a tu lógica…-razonó la castaña, aunque luego en susurro añadió- Con todo le diré a Mako que no deje a Wu solo contigo… por si se te ocurre llevar alguna de tus hipótesis a la práctica.
Al haber escuchado el comentario, la mujer de piel cual porcelana soltó una risilla discreta mientras dejaba su taza en la mesilla de centro y le daba unas palmaditas a la Naga como disculpa por su inconsciente daño.
—Pero… ¿Tengo razón? -Sonrió de manera sardónica la mujer.
—¡Pero tienes razón!
Ambas rieron ante la referencia, pero de repente Korra paró, recordando la tragedia que la había llevado hasta allí y volvió a llorar exclamando a viva voz y volviendo a asustar a su novia y provocando un ladrido de su mascota.
—¡ASAMIIIII! ¡SE MURIÓ!
—No de nuevo… -susurró la pelinegra, recuperándose del susto y agradecida de esta vez no haber estado acariciando a Naga- Kor, sé clara por favor y evítame posibles infartos tempranos ¿Quién por Raava bendita se murió?
—¡Manolito, Asami! ¡Se murió mi querido Manolito!
Las lágrimas caían por los bellos orbes de su novia y Asami no resistió darle un abrazo de consuelo. Mientras acariciaba su espalda y la calmaba no pudo evitar pensar quién sería ese tal Manolito cómo lo conocía y por qué era tan querido por su pareja para tenerla llorando así.
Sabía que Korra había pasado sus primeros años de vida en su natal México, más o menos hasta los 7 u 8 años donde ella y su familia habían emigrado a su país actual, Estados Unidos, se habían conocido en la escuela, hecho mejores amigas y el resto ya era historia vivida, bonita pero muy larga de contar.
Por ello justamente se le hacía raro no haber escuchado antes ese nombre de los labios de su novia o de los de sus padres…
¿Quizás era algún familiar paterno con el que sí se llevaba pero que por la pelea entre Tonraq y su hermano Unalaq había mantenido distancia?
O tal vez un amigo de su corta infancia en territorio mexicano, que simplemente se había olvidado mencionar por estar enterrado en el baúl de los recuerdos mentales y que al enterarse de la noticia de su deceso estos recuerdos se liberaron, atrayendo a su mente los buenos momentos vividos y el arrepentimiento por no haber tenido contacto con el ahora difunto…
Hmmm…
Eso o Asami había pasado mucho tiempo del día leyendo fanfics…
Cualquiera de las opciones era plausible en realidad.
Siendo ganada por la curiosidad, y cuando su novia se calmó un poquito, no pudo evitar soltarla del abrazo y preguntar.
—Amor -intervino Asami con tono dulce, mientras le pasaba una servilleta a su pareja, ¿Quién es Manolito?
Korra se sonó la nariz ruidosamente y comenzó a hablar, tratando de responder a Asami, pero por la congoja alejándose de una respuesta concreta.
—Manolito… manolito era… era… tan especial… y se murió… y yo… ¡Creo que yo lo maté! ¡Asami, creo que maté a Manolito!
La mujer pálida, palideció aún más ante la confesión y su mente voló.
No estaban hablando de un simple fallecimiento por causas naturales…
¡Su novia de 5 años estaba confesando un asesinato!
O bueno… ¿Un homicidio involuntario… quizás?
Sí, eso debía ser. Conocía bien a su pareja, ella no tenía ni un pelo de mala en su cuerpo.
Debió ser un accidente… debía protegerla.
¿Pero eso no la haría cómplice de homicidio?
Asami se mordió ansiosamente una uña mientras cavilaba cómo actuar y se maldecía por haber escogido Ingeniería y no Leyes en la Universidad.
Al final decidió que, para tener una mejor consciencia de qué pasos seguir y antes de llamar al abogado familiar o huir ambas con pasaportes falsos a Budapest, debía ver con sus propios ojos qué tan grave era la situación.
Aunque quizá convendría más escapar a Canadá, dicen que era lindo en esta época del año… Pero pensándolo bien era mejor ir más lejos y ya que la lengua natal de la morena era el español y le había enseñado a ella el idioma, quizás era mejor que ambas huyeran a algún rinconcito sudamericano olvidado por Raava… algo así como Ecuador, donde de seguro pasarían desapercibidas casándose y cambiando sus nombres a Asamanta y Korralejandra Satorres Piedraagua…
Sí, en definitiva, había leído muchos fanfics desde esta mañana.
La chica con una novia que posiblemente sería prófuga de la ley, reordenó sus pensamientos y tras carraspear preguntó, intentando que no le falle la voz
—C-Cariño… ¿Podrías mostrarme dónde está Manolito? Creo que podría tener una mejor idea de cómo ayudarte si veo… su… su cadáver… -finalizó, tragando grueso ante la idea.
La castaña, aun sollozante, asintió, se paró del mueble y comenzó a caminar con Asami pisándole los talones (y Naga, como siempre, detrás de ambas).
Si bien la casa donde vivían actualmente era mucho más amplia que los anteriores cuartos universitarios donde habían vivido juntas, igual esta no con era extremadamente grande; era normal, considerando que la pagaban con ambos salarios de medio tiempo y con lo que los padres de ambas les aportaban hasta que terminasen la Universidad. Por ello se extrañó al ver que Korra, en vez de salir por la puerta principal y llevarla… no sé… a alguna bodega secreta, frigorífico olvidado o callejón abandonado; la estaba llevando nada más y nada menos que al cuarto de ambas.
¡Menuda desfachatez!
No solo le bastaba con haber matado a alguien…
¡Sino que no tuvo la decencia de hacerlo fuera de casa!
¿Es que su novia no había visto nunca Discovery ID?
Ahora no habría manera de quedar impunes…
Tendría que intentar googlear maneras efectivas de levantar cadáveres sin que el FBI las atrape.
Y además ¿Cómo sacarían la sangre de la alfombra?
Una total desconsiderada.
Aunque molesta por la falta de criterio de su novia al no trasladar su nueva vida criminal fuera de las paredes de sus aposentos, prefirió callar y la siguió hasta la habitación, donde Korra temblorosamente abrió la puerta para mostrar la cruda escena… O inexistente, mas bien.
Desde el umbral Asami buscó el cuerpo sin vida del tal Manolito… pero no vio nada. Probó entrando al cuarto y con ayuda de Naga buscó por todos lados (aunque sospechó que la canina en realidad solo estaba jugando).
Buscó debajo de las sábanas.
Buscó debajo de la cama.
Buscó dentro del armario.
Buscó dentro del baño.
¡Y Nada, nada, nada!
Estaba tan concentrada en encontrar el cadáver perdido (y temiendo secretamente que este se haya vuelto zombie y revivido) que no se percató que su pareja había avanzado hasta la ventana del cuarto y estaba nuevamente llorando. El sonido finalmente la atrajo y cuando estuvo a su lado, escuchó el lamento de la castaña.
—Ay Manolito, mi Manolito… lo siento mucho…
¿Será que arrojó el cadáver por la ventana?
Pero vio intrigada por el cristal y solamente el verde pasto con juguetes de Naga la recibió a través de la ventana. Es allí cuando se fijó en el rostro de su pareja y a dónde exactamente su acongojada mirada apuntaba.
No era a través del cristal… era a la ventana en sí, más concretamente al alfeizar de la misma donde yacía un pequeño cactus en su macetita, todo muerto y podrido.
La ojiverde quedó en silencio, con la mente en blanco ante lo visto, y tras varios minutos de shock finalmente su mente trabajó y su seca garganta pronunció la pregunta del millón.
—Korra…
—¿S-Sí? -respondió la mujer afligida.
—¿Manolito es un cactus?
—Sí, el mejor de los cactus…
Asami no sabía si quería reír por lo irónico del mal entendido o llorar y gritar por las cosas que su novia le había hecho sentir y pensar. Todo por... por…
—Un cactus… -susurró la ojiverde, con frialdad. Pero su tono no fue captado por la sollozante mujer a su lado.
—Sí Sami, era tan bueno… Estos días a su lado fueron asombrosos.
—¿Cuántos días lo tuviste? -Preguntó la mujer más alta, enarcando una ceja. No era de acercarse tanto a esa ventana en específico, pero igual se le hacía raro no haber visto a la planta si pasó tanto tiempo en su mutuo cuarto.
—Cuatro geniales días…-declaró con nostalgia la castaña.
—¡¿Mataste a un cactus en una semana?! -Exclamó Asombrada Asami, pero su abrupta reacción fue recibida por una nueva ola de fuerte llanto. Resistiendo el impulso de voltear los ojos se maldijo mentalmente de su obvio poco tacto ante un tema quizás algo ridículo para ella pero evidentemente importante para su novia y con cariño se apresuró a consolarla- Ya, ya amor… - mencionó abrazándola y dándole palmaditas en la espalda- ¿Sabes? Un cactus no muere así como sí. De seguro vino “enfermito”; ya sabes, debió ya estar medio muerto y simplemente al llegar aquí le tocó fallecer, pero de seguro le diste los mejores últimos momentos de su puntiaguda vida y se fue de este mundo en paz.
—¿L-lo dices en serio y no solo para hacerme sentir mejor? -preguntó la ojiazul, se parándose un poco del abrazo y dando un puchero.
—Claro que sí, Kor-Kor. Es más, ¿Qué te parece si en estos días salimos y compramos otro? Uno que venga fuerte y sano para que así pueda vivir muchos años… ¿Te parece, cariño? ¿Te agrada la idea?
La morena asintió y con el tono de una niña triste, habló.
— Sí, me gusta esa idea, pero… ¿Podemos primero enterrar a Manolito?- Asami suspiró y sonrió ante lo linda que se veía su novia, aún con los ojos hinchados y con un moco goteando de su nariz, la pelinegra asintió y solo allí Korra se sorbió la nariz y levemente sonrió.
—Gracias por tu apoyo, mi Sami.
—Lo que sea por ti, amor.
La situación fue de mal en peor.
Bajo la tierra del patio ya no solo descansaba Manolito… o mas bien Manolito I. También estaba enterrado Manolito II, Manolito III… ¡Oh, y cómo olvidar a Manolito V!. En fin, una serie de diversos cactus hasta cumplir la media docena, todos enterrados en una sección especial del patio dedica a los cadáveres de todos los Manolitos (De todos menos Manolito IV… ese se había ido por el retrete… aún no entendía cómo).
Asami estaba entrando en desesperación. Sabía que su novia amaba a todos los seres vivos, el seguir la carrera de Veterinaria y Zootecnia era una muestra de ello… pero evidentemente no se le daba la jardinería, ni aunque le explicaran mil veces como debía cuidarlo, leyera artículos o viera videos de YouTube. Simplemente no había remedio para su mal y debía aceptarlo antes de cargar en su conciencia con un ejército de manolitos ahogados.
No sabía de dónde nacía su obsesión con las plantas, en especial con los cactus…
¿Quizás de la terquedad de querer triunfar en todo?
¿De esa idea que tuvo alguna vez de seguir agronomía en la universidad?
(Menos mal que no lo hizo porque con su “Talento” originaría escasez mundial)
No sabía de qué y la verdad no importaba. Lo único realmente importante era que a Korra le importaba y la lastimaba verla triste por no conseguir mantener vivo a un cactus por más de una semana.
(De hecho, Manolito VI fue un nuevo récord… negativo, pues duró menos de 24 horas.)
Asami intentó apoyarla dándole palabras de aliento, diciéndole que no importaba que no fuese buena con los cactus y las plantas en general. Que bastaba con lo excelente que era cuidando a los animales como a Naga, la cual estaba muy hermosa y sana gracias a su dedicación… pero su novia solo atinó a responder que las plantas eran también seres vivos y que quería darles amor… además que las células de Naga no tenían celulosa ni pared celular, así que no contaba.
Sobra decir que la samoyedo de alguna manera se sintió ofendida, y dándole una cachetada a Korra con su cola, se fue del cuarto indignada.
Tras la terriblemente veloz muerte de Manolito VI y el duelo que Korra nuevamente estaba pasando, Asami decidió tomar medidas más severas en el asunto; por lo que dándole un beso a su novia que se había quedado dormida llorando, cogió su laptop y fue a la sala a terminar de una buena vez con este tema.
Era la parrillada trimestral del Krew, esta vez hecha en la casa de Korra y Asami. Esta última estaba feliz asando unas carnes mientras veía como su ahora prometida hablaba como siempre con orgullo y gran ánimo a sus amigos de su gran colección de Cactus, la cual hoy cumplía nada más y nada menos que 1 año de antigüedad.
La voz de la castaña resonaba vivarachamente aún por encima de la música de fondo y de los ladridos alegres de Naga, ante el buen ánimo de su dueña.
Su pensamiento acerca de lo hermosa que se veía una dichosa Korra se vio interrumpido cuando Kuvira, una buena amiga de ambas, se acercó, y sin dejar de mirar de lejos a la castaña ojiazul, le habló a Asami.
—¿Alguna vez le planearás decir que todos sus cactus son falsos y que los compras en línea en la página www.plantasartificiales.com?- susurró con disimulo, pues en una visita para pedir prestado un equipo deportivo de Korra, había pescado a Asami recibiendo la secreta mercadería y había jurado guardar el secreto (De todas maneras, la alternativa que le dio Asami de ser arrojada con una piedra amarrada a la cintura en medio del mar no era muy atrayente que digamos)?
Asami rió por lo bajo y negó con la cabeza, respondiendo con una sonrisa plasmada en los labios.
—¿Y arruinar la ilusión de mi amada? No, déjala. Mientras sea feliz ahogando cactus y ningún otro Manolito tenga que ser enterrado, todos ganamos.
Así ambas quedaron viendo a la sonriente morena, orgullosa de su ejercito de Manolitos inmortales, felizmente ajena a la realidad de sus orígenes artificiales.
Notes:
¡Hola!
Disculpen la demora, fue un día en verdad ocupado y la inspiración que vino el día 3 fue plasmada en un capítulo que adelanté para días posteriores. Por lo que me tocó iniciar tarde con este y así mismo el del día 4 llegará con algo de retraso (aunque espero que no tanto) ya que todavía ando cavilando sobre cómo plasmar esa temática que creo será algo más corta que los capítulos anteriores.
Espero les haya gustado este shot, a mí me hizo mucha gracia escribirlo.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 4: 4.- Bierocks: La intención es lo que cuenta
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
4.- Bierocks: La intención es lo que cuenta
—Muy bien Korra. Tú puedes hacerlo… has vencido a fuertes enemigos que incluyen a tu propio tío en ft. con el papá de los espíritus oscuros, a un loco anarquista alopécico y a una megalómana Hittleriana. Mantienes el equilibrio en el mundo, así que… ¿Qué tan difícil puede ser?
Ese había sido su pensamiento inicial y con esa idea motivacional se dispuso a realizar la actividad más desafiante de su vida hasta ahora: Cocinarle a Asami un desayuno y llevárselo a la cama.
No la juzguen, su entrenamiento como Avatar desde etapa muy temprana no le dejaba mucho tiempo para aprender a cocinar.
Pero ahora que habían vuelto de su lujosa luna de miel en la Isla Ember, quería sorprender a Asami en el desayuno con uno de sus platillos preferidos, para que la alfa dueña de su corazón estuviese muy feliz de iniciar su primera semana laboral como mujer casada.
Solo había tres minúsculos problemas:
Sus nulas habilidades culinarias.
El hecho de que dicho platillo no lo había escuchado en su maldita vida.
Y que no tenía los ingredientes adecuados para la comida.
La omega gruñó y se restregó los ojos, frustrada por su fallo.
Antes de la Luna de miel le había preguntado a su suegra Yasuko sobre la comida favorita de Asami, para sorprenderla cuando volvieran del viaje, y esta muy amablemente le explicó de qué trataba, como se preparaba e incluso encontró lápiz y papel para anotar los ingredientes y la receta.
De las indicaciones recibidas no se acordaba nada… digamos que los intensos orgasmos de esos quince días le reseteaban el cerebro a cualquiera… Pero eh, ¡Al menos estaba 85% segura de que el papel con la receta aún lo tenía en la maleta!
Pero el obnubilado deseo de estar perennemente con su pareja la hizo distraerse de su importante misión; por lo que, cuando volvieron a su nuevo departamento de casadas, el avatar se olvidó de ir a comprar los ingredientes adecuados y solamente en la madrugada del domingo se había acordado de su plan (pero al menos, tras desbaratar las maletas, el papel que le entregó Yasuko sí lo había encontrado).
—Bierocks… Ja, que extraño suena… suena a Bien rocks… Bien rocas o buenas rocas… a los de la nación del fuego sí que les gustan cosas locas… -caviló Korra para sí misma, riendo por lo bajo de sus propios y absurdos comentarios.
Desdobló el papel que tenía en su bolsillo y se dispuso a leer el contenido pensando que, dado que sus padres habían sido tan amables de comprar algunas cosas para la despensa previo a su regreso, quizás sí encontraría lo idóneo para la receta y esta sería super fácil.
Nada más lejos de la realidad.
—Veamos lo que dice la bonita pero compleja letra de la señora Yasu… -susurró la morena, con una ligera sonrisa y tarareo, mientras comenzaba a leer.
Ingredientes
1 cebolla pequeña picada
2 ½ libras de mandril molido
2 cucharaditas de glutamato monosódico
2 cucharaditas de hojuelas de pimiento rojo
sal y pimienta negra molida al gusto
1 col rallada
3 ¼ tazas de harina de pan
1 ¼ tazas de leche ligeramente tibia
½ taza de harina para todo uso
1 huevo batido
¼ taza de azúcar blanca
2 cucharadas de mantequilla ablandada
1 ¼ de cucharadita de levadura
¾ cucharadita de sal
Sin embargo, conforme leía los ingredientes, su expresión despreocupada fue cambiando a una de confusión, con ceño fruncido profundamente ante las palabras que su mente intentaba captar.
Cuando terminó su lectura, la morena se quedó en blanco hasta que finalmente entró en pánico y mentalmente (para no despertar a Asami) gritó.
¡¿Qué rayos es esto?!
¿Gluta qué… mono cuál?
¿Y como… cómo se supone que voy a rayar una col?
¿Siquiera las plumas o marcadores pintarán tinta en ella?
¿Qué debo escribirle exactamente? ¿O debo dibujarle algo?
No, no, no…
¡Lo peor de todo es que de dónde sacaré un mandril a estas horas de la mañana!
¿El Zoológico estará abierto? ¿Me permitirán tomar alguno?
Pero no, aún si me lo permitieran se me hace cruel moler al pobre simio.
—¡Esta receta es una barbarie! -dio un gritillo silente, necesitada de expresar verbalmente algo de su sentir- ¡No puedo creer que esto le guste a Asami!
El Avatar estaba internamente escandalizada, pero sabiendo que el tiempo apremiaba aplicó una de las técnicas de meditación de Tenzin y se calmó.
Esto era por Asami, por su amada alfa, quería demostrarle que, aunque ella no era como otras omegas, igual tenía la capacidad de consentirla con comida rica. Después de todo su madre decía que el camino al corazón de un alfa para mantenerlo feliz y contento era por el estómago.
Nuevamente decidida a complacer a su esposa, la omega comenzó a buscar en la alacena y congelador los ingredientes (o al menos lo que consideraba un decente reemplazo de estos, si no estaban presentes) y comenzó a cocinar, tratando de leer acertadamente y seguir así lo mejor posible la receta de su suegra.
La mayoría de los ingredientes fueron fáciles de conseguir y algunos pasos sencillos de replicar. Por ejemplo, aunque lo de la cebolla fue incómodo por las lágrimas, lo hizo de manera rápida. La leche la entibió velozmente con fuego control y además, para su suerte encontró el glutamato, azúcar, hojuelas y levadura a la primera revisión de la cocina.
No obstante, otras cosas la hicieron sentir un poco tonta. Como cuando comenzó a batir el huevo en una mano, agitándola rápidamente de arriba hacia abajo... y luego recordó cómo su madre hacía sus omelette de huevo de gallina ártica, rompiendo el huevo y batiéndolo en un platito hondo (Se le fueron un par de trocitos de cáscara, pero de seguro esos también se cocinaban. O cuando con marcador en mano comenzó a rayar cosas en las hojas de la col como “Te amo Asami” y “Más te vale salir rico, Bierock”; pero todavía extrañada de esta instrucción decidió revisar nuevamente la parte de ingredientes una vez más y vio que se había equivocado estúpidamente de letra. Decidió botar las hojas rayadas, rallar las intactas y ocultarle al mundo su vergonzante errata.
Algunas cosas también eran confusas en la lista de ingredientes: ¿1/4 de taza? ¿1/2 taza? ¡¿De qué tipo de taza?! ¿De café o de té? Qué dilema. Decidió descomplicarse y solamente usar su taza favorita de "El mejor ávatar del mundo", regalada por Jinora, ignorante completamente del hecho de que existen tazas medidoras). La toma de cucharadas o cucharaditas fue casi lo mismo, Asami había comprado tantos tipos de cubiertos que muchos de ellos no sabían ni para qué rayos servían. No queriendo pensar en las lecciones de etiqueta que le daría su ahora esposa, escogió solamente la que usaba para comer y evitarse así problemas. Y sin mencionar cuando metió el dedo en la mantequilla para saber si estaba blanda... ¿Era obvio no? ¡Así es la mantequilla, blanda! Menuda receta desgraciada.
Sin embargo, su némesis fue sin duda la carencia de ingredientes, como la harina... ¡No había por ningún lado! Pero encontró polvo llamado maicena... ¡De seguro serviría! También la carne tan particular que se requería fue difícil de encontrar. La cual buscó en el refrigerador incansablemente sin encontrar a ningún simio congelado en el proceso o vestigios de este; por lo que encogiéndose de hombros buscó alternativas.
Sin embargo, al haber sido sus padres los que hicieron las compras, no había carne de vaca hipopótamo, solo había dos gallinas árticas desplumadas y una gran cantidad de pescados… además estaba el hecho de que la proteína debía ser molida… ¿Si golpeaba un pescado repetidas veces se molería? Para su alivio no tuvo que poner a prueba su teoría. Al fondo del refrigerador encontró una bandeja con carne molida… no supo de qué animal sería, pero no lucía verde así que debía servir, seguramente.
Con todos los ingredientes preparados, se dispuso a empezar con la elaboración según la receta; pero para su desgracia, los espíritus tenían para ella otra gran prueba.
Al lavarse las manos y tomar un poco de agua antes de comenzar a cocinar, no tomó la precaución de dónde estaba el papel con las instrucciones de su suegra y en un infortunado accidente el vaso terminó volcado sobre la receta.
—Oh no… ¡Mierda, Mierda, Mierda! -no pudo evitar gritar, y luego se tapó a si misma la boca, recordando que no quería despertar a su esposa- Nuevamente gritó en su mente, llena de pánico ante su inesperada obra.
La receta de Yasuko estaba arruinada, no se entendía nada y por más que intentó secar el papel, este terminó con la tinta difuminada… y luego por mera rabia incendiado.
—Okey… aquí se acaba mi oportunidad de demostrar que soy buena omega. -suspiró Korra, rendida.
Pero para su sorpresa, la luz de Raava, desde su interior, se iluminó como un silente recordatorio de su potencial infinito en lo que sea que se propusiera.
Una vez más, pese al tropezón, recobró la motivación y se preparó a crear el mejor bierock apoyada en su imaginación.
Después de todo, teniendo los ingredientes ya ¿Qué es lo peor que podría pasar?
Asami frunció el ceño ante el sol que comenzaba a golpear su rostro, el cual era un indicativo claro de que era momento de comenzar el día. Por primera vez en su vida laboral, tuvo pereza ya que después de dos maravillosas semanas de luna de miel se había mal acostumbrado y lo único que quería era acurrucarse y besar a su hermosa omeg…
De repente su pensamiento se detuvo al palpar el otro lado de la cama, frío en vez de tener la cálida presencia de su ahora esposa, Korra. Abrió los ojos aún atontada por el sueño, pero visiblemente preocupada. Korra odiaba las mañanas, por lo que no era normal que la omega fuese la que primero se despertara. Pero cuando iba a comenzar a llamarla en voz alta, para saber dónde se encontraba. La puerta entreabierta del cuarto, se abrió en su totalidad.
—¡Buen día Sami! -Exclamó la castaña, alegre de ver a su esposa ya despierta.
—Buen día, amor -Saludó la CEO, aliviada de que su pareja estuviese bien pero curiosa de que haya madrugado y más aún de verla con una charola en las manos. - ¿Qué andas haciendo, omega traviesa?
Tratando de evitar dar brinquitos de felicidad, la ojiazul se acercó con su charola y una tontarrona sonrisa torcida en su rostro.
—¡Te hice el desayuno, mi amada alfa! -exclamó la castaña- ¡Tu comida favorita para que inicies con ánimo esta semana!
El rostro de Asami mostró una nerviosa sonrisa congelada mientras su pareja se acercaba, inevitable estar angustiada de lo que vería. Sabía desde hace tiempo que el avatar no era una buena cocinera y no le importaba, así la amaba y bastaba ella misma para cocinarles a ambas.
Pero las pocas veces que su novia había intentado alimentarla, no había terminado tan bien como esperaba. Sin duda sus habilidades culinarias eran comparables con las automovilísticas y entre ambas se disputaban cuál de las dos era más “Legendaria”. Una muestra de ello fue cuando casi incendia toda la Isla del Templo Aire por hacer una parrillada… O cuando queriendo hacerle un pastel de cumpleaños, generó que una docena de personas tuviera diarrea una semana.
El solo recordarlo le hizo tener un escalofrío, pero por lo visto su rostro disimulaba bien o su esposa estaba lo suficientemente metida en su mundo que no notaba la angustia creciente en la alfa.
Esa sonrisa… esa malditamente hermosa y tonta sonrisa torcida que seguramente evitaría que pudiese negarse a comer lo que sea que trajera.
La CEO se sentó, apoyándose a la cabecera de la cama y preparándose para su destino mientras Korra colocaba la charola sobre sus piernas, confirmando sus temores.
¿Qué rayos era eso?
¿Siquiera estaba cocido o seguía crudo?
¿Por qué olía tan raro?
¿Cómo, lo que sea que fuese eso, se le pudo quemar tanto, pero a la vez lucir tan aguado?
Esas y más preguntas rondaban su mente, pero al ver que Korra la miraba expectante de que dijese algo, condujo su flujo de pensamiento a la identificación del plato. No por las características de este, sino por lo dicho por su esposa acerca de que era su plato favorito.
—¿S-son Bierocks, Kor-Kor? -Preguntó, esperando atinar intentando sonar gratamente sorprendida y no severamente confundida.
—¡Claro Amor! Espero te gusten, me esforcé mucho en hacerlos. Imagínate que tu mama me dio la receta -al escuchar eso, el espíritu de Asami se llenó de alivio. Si su mamá había ayudado, capaz, aunque luciera y se viera terrible, sabría bien. Korra, ajena a su reciente paz interior, emocionada continuó- Pero no había todos los ingredientes y encima el papel se me mojó así que como Avatar me dije que no podía rendirme y tuve que improvisar y mezclar todo como pude. - ante esta nueva información, Asami nuevamente se llenó de pánico interno- Pero el resultado creo que es bueno ¿No te parece?
Allí Asami conoció el verdadero terror.
“No, no me parece. Es más, creo que si me como esto, esto me irá comiendo de dentro hacia fuera como el monstruo de esa película de Varrick”- pensó
—Claro que sí, cariño. – Respondió en su lugar, no pudiendo dañar la ilusión de su amada.
Ambas se quedaron viendo, Korra emocionada y Asami incómoda con la sonrisa nerviosa todavía en su rostro plasmada. Solamente cuando Korra señaló con los ojos el plato, la CEO supo que estaba esperando a que lo probara.
“Oh mierda… aquí vamos”
Sin dejar de lado la elegancia de sus modales aun ante tan horroroso plato, Asami tragó grueso y tomó un bocado.
Hubiese querido que la historia cambiara y que sus papilas gustativas fuesen gratamente sorprendidas… pero en su lugar sintió que su lengua gritaba y quería abandonar su boca.
Pero ella era una alfa, y aunque quisiera llorar y escupir, no haría sentir mal a su omega.
Es por ello que, tras tragar con dificultad la masa de indescifrable consistencia y sabor, dio su mejor sonrisa (algo temblorosa, dicho sea de paso) y exclamó.
—¡E-esto está increíble, amor! ¡En serio es… es…inverosímil su sabor!
—Awww -exclamó Korra, dando saltitos de felicidad en su puesto- ¿En serio lo crees, bebé?
—Oh, claro que sí. Sin duda alguna Kor-Kor. -Susurró, mientras evitaba las arcadas y sonreía.
—¡Genial! Me alegra que te guste, lo hice con tanto amor y me preocupaba mucho en verdad también haber arruinado la comida en esta ocasión…-susurró, con algo de inseguridad, sentándose al lado de su esposa- Yo solo… yo solo quiero ser la omega perfecta para ti ¿Sabes?
El corazón de la pelinegra se enterneció ante el comentario, dejó la charola en la mesita de noche y acercó a su pareja en un fuerte abrazo.
—Korra, escúchame bien. No necesitas cocinar o hacer cualquiera de las tonterías que el retrógrada alfacentrismo le atribuyen a las omegas. Tú eres mi esposa, te amo infinitamente y eres perfecta para mi tal cual eres. -La CEO soltó a su pareja un poco de su abrazo, lo suficiente para ver sus llorosos orbes azules- ¿Entiendes, cariño?
La castaña asintió conmocionada por las palabras de su alfa, sintiéndose muy amada por la mujer que había elegido como compañera de vida. Sus lágrimas fueron recogidas por los pulgares pálidas de su esposa y cuando finalmente se calmó, recibió un dulce y ligero beso en la boca.
—Ahora cariño ¿Qué tal si preparas la tina para bañarnos juntas antes de que deba ir al trabajo? Mientras yo terminaré el desayuno que tan amablemente me hiciste.
—Sí amor, no te demores- asintió la morena, y tras darle un nuevo beso mariposa, se fue animada hacia el cuarto de baño.
Sonriente, Asami la miró alejarse; luego observó su plato y suspiró mientras lo agarraba y tomando valor comenzaba a comer nuevamente.
Sí, quizás no era ni por asomo delicioso y seguramente tendría que tomar en la oficina a raudales bicarbonato de sodio… pero ver a su esposa feliz valía la pena…
—Después de todo… la intención es lo que cuenta. -reflexionó, mientras terminaba de tragar el último trozo de comida y una lagrima de su orbe salía.
Notes:
¡Hola!
Ok, sorry, han sido días pesados y este capítulo me costó ya que no tenía idea clara de cómo plantearlo (gracias MoonGrey por siempre ayudar) … ¡Y de hecho yo ni sabía que eran Bierocks! Tuve que preguntarle en un comentario a la creadora del desafío y también googlear, allí recién me enteré de su existencia. Se ve como algo muy rico, por cierto, pero entré en un segundo pánico cuando me puse a buscar los ingredientes y en una receta (La mencionada en el fic) encontré lo de “Mandril molido”.
Me quedé anonadada, en serio, ¡No sabía que comieran mandril en otros lados! ¡Pensé que eran especies en peligro de extinción!... Pero luego investigué aún más a fondo y supe que mandril se traduce a Chuck y es un tipo de corte de la res (es decir, una parte de la vaca).
Se aprende algo nuevo cada día, definitivamente.
En fin, después de mi inesperado autoaprendizaje, decidí plasmar mis experiencias en el fic; así que esa Korra soy yo, toda mensa (aunque yo sí se cocinar… no bierocks claro está jajaja).
Por cierto, si alguien de habla inglesa me lee traducido al español: Lo de “Rayar una col” es en base a un juego de palabras homófonas (es decir que suenan igual, pero se escriben diferente y tienen así mismo diferente significado), ya que la palabra rayar y rallar suenan de la misma manera, pero su acepción es distinta y se diferencian por la letra “Y” en una y “LL” en otra.
Korra simplemente, por la letra de Yasuko y por apresurada, leyó mal.
Jueves y en especial viernes estuve full ocupada, pero espero este fin de semana sea más tranquilo y que la computadora no siga queriendo morirse para poder ponerme al día con el fic.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter Text
5.- Adiós: Popurrí de melancolía
Soltando un bostezo de cansancio, Asami cerró la puerta de la mansión de un portazo, pero no le importó.
Por fin estaba en casa. O mejor dicho… Inevitablemente estaba en casa.
El trabajo no se podía extender indefinidamente después de todo, menos aún una noche de viernes donde comprensiblemente todos querían irse temprano para estar con sus amigos, familia o pareja.
¿Y ella?
Ella ya no tenía amigos, los había alejado a todos.
Ella no tenía familia, estaban muertos.
Ella no tenía pareja… se había marchado hace mucho tiempo.
Ella no quería estar con nadie.
Con nadie que no sea ella.
—Meros deseos de cosas imposibles, Sato- se susurró a sí misma, mientras en el recibidor se sacaba los zapatos de tacón de un pie con el otro y avanzaba hacia su sala.
Cuando salió del trabajo y en todo su viaje en Satomovil hasta la mansión no sabía qué iba a hacer en cuanto llegara a casa para celebrar este día especial, pero su misma frase le dio una idea.
Arrojó su maletín al mueble más pequeño y tomando del bar un vaso y su botella de Whisky de fuego más costosa se dejó caer finalmente en el mueble grande, soltando un suspiro.
En verdad estaba cansada, cansada de todo, y aunque era tentador quedarse simplemente dormida, alguna profunda tendencia masoquista la hizo seguir moviéndose para crear el ambiente que representaba más fielmente su interior.
Por ello dejó los objetos de vidrio en la mesilla de centro frente a ella y sacó del bolsillo de su saco su teléfono celular para activar el bluetooth y abrir Spotify. Checando entre las listas que solía escuchar, encontró la que buscaba. Aquella que había creado y tenía reservada para esta clase de ocasiones donde la melancolía era imposible de ocultar bajo las tantas máscaras que usaba frente a los demás.
Presionó el botón de reproducir y mientras sonaban los iniciales acordes de guitarra, se sirvió el primer vaso de los muchos que esperaba tomar en esa solitaria noche.
Igual que el mosquito más tonto de la manada
Yo sigo tu luz aunque me lleve a morir
Te sigo como les siguen los puntos finales
A todas las frases suicidas que buscan su fin.
Igual que el poeta que decide trabajar en un banco
Sería posible que yo en el peor de los casos
Le hiciera una llave de judo a mi pobre corazón
Haciendo que firme llorando esta declaración.
Reacomodándose tomó un gran trago de su licor, sintiendo el fuerte sabor y delicioso escozor en su garganta mientras escuchaba la letra de la canción que había recordado, proveniente de su banda favorita en español.
Me callo porque es más cómodo engañarse
Me callo porque ha ganado la razón al corazón
Pero pase lo que pase
Y aunque otro me acompañe
En silencio te querré tan solo a ti.
Y sí, así era. Por más de que a raíz de la partida de su ex novia había caído en una espiral decadente de aventuras sexuales de una noche para suplir en algo su ausencia, así sea de forma corpórea, alegando y repitiéndose mentalmente que después de todo eso era lo único que necesitaba en su ocupada vida… la realidad era otra. Aunque la negara, aún la pensaba y su cuerpo, mente y alma la extrañaban sabiendo que aquella mujer, ahora ausente, era la dueña de su ser.
La canción continuó hasta terminar, siendo solamente un pasaboca de su melancólico popurrí y dando paso a la siguiente, una que inevitablemente había invadido sus pensamientos aún en el horario laboral.
Si una vez escribí tu nombre junto al mío en la pared
Hoy regreso a dejar flores a la sombra de un ciprés
Si tu voz ya no es mi maestra ni en el arte de ofender
Qué más da recordar quién eras o de quién yo me enamoré.
Esa era otra cosa que no comprendía, sus últimos meses fueron un desastre donde las únicas palabras que intercambiaban eran comentarios belicosos de tintes hirientes.
Ahora, en su ausencia, su maldito lado masoquista desearía escuchar cualquier cosa de aquellos labios, así fuesen insultos como los que la morena respondía para defenderse ante sus propios agravios. La canción prosiguió, irónicamente completando el pensamiento de Asami.
Si ya no queda nada de qué hablar
Si ya no queda nada que callar
¿Cómo puede ser que duela tanto?
Sin miedo en el infierno al recordar
Si vuelve a ser domingo al despertar
Quédate conmigo aquí a mi lado.
Terminando su primer vaso de licor estuvo de acuerdo. ¿Cómo puede doler aún cuando ya pasaron tantos meses? ¿Cuánto más seguirá doliendo? Y lo más exasperante… ¿Por qué su maldito corazón rogaba volver en el tiempo para poder estar nuevamente a su lado?
—Maldito traicionero- renegó agarrando su pecho, como si este físicamente doliera más allá de lo descriptible- deja de latir por ella…
Sintió sus ojos escocer, pero parpadeó varias veces y prefirió servirse un nuevo trago mientras la canción continuaba, dando paso a la siguiente.
El tiempo pasa y quiero amanecer, uoh
Al piano de mi voluntad
En nuestra cama solo hay mantas que doblar, uoh
Y recuerdos que estirar.
¿Quién nos hace el boca a boca?
¿Quién le da cuerda al reloj?
¿Dónde van las hojas secas que el invierno nos dejó?
¿Quién nos dijo para siempre?
Míranos, aquí tú y yo
Cómo un par de girasoles al caer el Sol
Era lo único que quedaba entre ellas, intangibles y dolorosos recuerdos era lo único que albergaba en su vida. Se colaban en cada momento del día a día, en su sueño y vigilia, como una presencia silente y difuminada, una sombra acosadora, un mero espejismo de tiempos mejores, un “felices por siempre” que nunca llegó.
—Tu reflejo ya no está… -coreo Asami, tristemente, al ritmo de la canción, mientras esta, implacable como la misma vida, avanzaba.
Si no te quiero a mi lado
Si tú me quieres callado
¿Quién nos pasea del brazo?
¿Quién pega nuestros pedazos?
Si nuestras sombras se odian
Si se nos mueren las horas
¿Quién barre bajo la alfombra?
¿Quién mueve la mecedora?
Sí, las peleas las llevaron a sentirse incomprendidas, las llevó a odiarse mutuamente, intoxicando los corazones y marchitando su amor… al menos en apariencia externa, por el orgullo de no ceder… principalmente de ella misma y no de su noble pareja.
Por ello lo que más sentía hora era odio hacia sí misma, a su inepta ceguera moral y de valores. Un arrepentimiento abismal ante sus errores.
La CEO se quedó, tomando sorbos de su bebida mientras la canción terminaba e iniciaba una nueva, pero estando sumida en su sentimiento de culpa no se dio cuenta del cambio hasta que una estrofa en especial la captó.
Abrázame
Abrázame
Que el sol se va
Y hay que volver
Abrázame
Que tengo miedo
A no volver
A no volver.
Rió amargamente, por mucho tiempo ese fue su mayor temor… y para su horror se hizo realidad. Korra no volvería, y por más que diera todo por estar en sus brazos nuevamente, lo había arruinado por completo.
Su garganta se apretó y antes de comenzar a llorar prefirió ocuparse pasando de golpe el resto de su bebida y servirse más. Mientras avanzaba una nueva canción, comenzó cerró los ojos y la asimiló.
Sé que me he vuelto a perder
Que he vuelto a desenterrar
Todo aquello que pasé.
No sé ni cómo explicar que sólo puedo llorar
Que necesito la paz que se esconde en tus ojos
Que se anuncia en tu boca, que te da la razón
Ven cuéntame aquella historia de princesas y amores
Que un día te conté yo.
Los ojos de Korra eran preciosos como el cielo, y efectivamente, desde que se ausentaron de su vida, se fue su paz. La vida perdió la magia y la ilusión, los días grises eran plagados de trivial apariencia al tener que sacar adelante la empresa que priorizó por encima de su relación, mientras que las noches comúnmente estaban llenas de tormentas de dolor.
Mientras con congoja tarareaba la canción y coreaba pequeñas partes que la identificaban, la pelinegra se desató el cabello de su coleta de trabajo y aprovechó a servirse un nuevo trago, suponiendo que el anterior, en modo automático, se lo había acabado.
El alcohol al parecer estaba haciendo efecto, quizás potenciado por el cansancio o porque no había comido bien la última semana… todo podía ser a este paso; el punto era que el tiempo se comenzó a sentir lento y perezoso, pero en una absurda dicotomía también comenzó a sentir saltos en el mismo, pues de repente estaba cantando con tristeza la estrofa de una canción diferente, mientras se preguntaba cuando exactamente había comenzado a llorar, sin encontrar respuesta exacta.
Doblar y comprender
¿Por qué te fuiste así? ¿Por qué?
¿Por qué amanece aunque no estés?
¿Por qué sin ti no sé volver?
Rió un amargo bufido de fastidio. Esas preguntas más de una vez se las había hecho a si misma… pero en su caso eran retóricas, ya que ella sabía bien el por qué ella se fue. No era un secreto para nadie que su adicción al trabajo pesó más que la relación de cinco años con Korra. No era un secreto para nadie que la morena intentó por todos los medios hacerla reaccionar, que entendiera que poco a poco las estaba matando. No era un secreto para nadie que por eso la terminó abandonando. Y finalmente no era un secreto para ella misma que al marcharse se le había ido la vida.
Estaba bebiendo muy rápido, lo sabía por eso esperaba que este fuese el mismo trago que el anterior. Pero aún si no lo fuera, sabía que no dejaría de pasar la fuerte bebida por sus labios, no mientras angustiosamente escuchaba una nueva canción que seguía empatizando con su dolor.
Quisiera tenerte aquí un segundo
Decirte que el mundo no tiene luz.
Sobre el agua se dibuja una historia ya dormida
En silencio escucho el verso de tu despedida.
Sobre el agua se dibuja una historia ya dormida
En silencio escucho el verso de tu despedida.
Un mundo sin Korra, era de oscuridad perpetua. Aún se aferraba a la escena grabada en su mente de su “Adiós” final, pensando al principio que era uno de tantos, uno de los típicos consecuencia de una pelea. Pero un instinto primario le indicó que este era diferente. Que finalmente había colmado el vaso, que ella había tirado la toalla y se había priorizado.
—Maldita sea, necesito otro trago… -habló a la nada, con voz rasposa mientras se servía y cantaba la nueva canción de su lista.
La felicidad es un maquillaje
De sonrisa amable
Desde que no estás.
Siempre serás
Bienvenido a este lugar
A mi lista de obsesiones
De nombres a olvidar
Cómo recordarte, sin mirar atrás
Yo nunca olvidaré el último vals.
No, nunca la olvidaría. Y aunque seguramente con el tiempo todo se desdibujara (o eso anhelaba, para que el dolor cesara), en realidad sabía que el recuerdo de Korra había quedado marcado a fuego vivo en su alma. Siempre estaría con ella su tímido comienzo, el impetuoso auge, su bello clímax y para su pesar, también el amargo final. Y secretamente también sabía que, si una de sus oníricas fantasías se cumplía y Korra volvía, ella indudablemente la recibiría. Improbable realidad.
Esta vez estaba segura que era el mismo trago porque se pasó cantando y llorando más que bebiendo, fue lo mismo con la siguiente canción.
Dime dónde has ido
Dónde esperas en silencio, amigo
Quiero estar contigo y regalarte mi cariño
Darte un beso y ver tus ojos
Disfrutando con los míos hasta siempre
Adiós, mi corazón.
No hay nada que me haga olvidar
El tiempo que ha pasado ya, no volverá
No hay nada más
Adiós, mi corazón.
Entre llantos y cantos por los recuerdos revividos, más y más letras llenas de verdades desoladoras la siguieron hundiendo en un estado depresivo, pero no quería parar. La música era, después de todo, la única que la entendía en su totalidad. Se sirvió dos dedos más de Whisky y al ver el vaso tan triste como ella, se sirvió otros dos más mientras seguía cantando la nueva letra que reproducían sus parlantes bluetooth.
Me abrazaría al diablo sin dudar
Por ver tu cara al escucharme hablar
Eres todo lo que más quiero
Pero te pierdo en mis silencios.
Mis ojos son dos gotas negras
Que no han hablado nunca claro
Mi corazón lleno de pena
Y yo una muñeca de trapo.
Eso era desde su ausencia, una simple muñeca, un contenedor bonito pero vacío, un ente sin vida. ¿Cómo pudo ser tan ciega? ¿Cómo pudo tener tan mal sus prioridades? ¿Y cómo es posible que su orgullo pesase más y no fuese a buscarla, rogando su perdón? ¿Suplicando que volviese a su vida? ¿Jurando cambiar de todo corazón?
No, ella era una Sato, una maldita perra Sato. Así que como tal estaba auto condenada a morir por sus propios y absurdos ideales de grandeza, asfixiada por su misma tóxica egolatría y el maldito pseudo honor que solo era una tapadera de la vulnerabilidad de su corazón.
La botella, en un principio llena, ya estaba a la mitad. La impresión o vergüenza de su consumo no duraron mucho en su mente, prefirió ahogarlas con un nuevo canto y más alcohol.
—Entiendo que te fueras y ahora pago mi condena, pero no me pidas que quiera vivir… -susurró al ritmo de la música, limpiándose las mejillas y nariz con la manga del saco.
Soltando un suspiro, Asami dejó bruscamente su sexto (¿o era el séptimo?) vaso de Whisky vacío sobre en la mesita de centro y se dispuso a levantarse; sin embargo, al sentir el mundo girar a su alrededor, se detuvo y mejor volvió a sentarse.
Era normal, supuso. Tras caer en coma etílico hace doce meses cuando Korra la dejó después de la pelea final, se había mantenido casi abstemia, solo con una copa de vino esporádica en cenas con inversionistas o de champan en galas benéficas de la empresa.
Sin embargo, el día de hoy era una excepción clara. Debía serlo… después de todo, si ella no hubiera sido tan idiota… si no hubiera roto completamente las esperanzas de Korra plantándola en aquella última cena a la que la invitó… quizás todo hubiera sido distinto y en vez de estar alcoholizándose en soledad, estarían cumpliendo 1 año de casadas.
Aún le dolía recordar cuando Korra, en medio de la batalla verbal, le confesó sus planes, su última apuesta a confiar en el mutuo amor mediante una boda dentro de ese mismo año, la última esperanza de su corazón… todo mientras sacaba aquella pequeña caja de terciopelo morado, contenedora de profundas ilusiones que se vieron rotas con el último desplante de la CEO, y se la arrojaba a los pies con desprecio.
La mirada de Korra aún la perseguía, tan rota, tan triste, tan perdida… tan destrozada. Todo mientras su paciencia se colmaba y parando los gritos o reclamos, simplemente decía con voz derrotada que se quedara con el anillo, que ella cumplía con dárselo, pues fue comprado para la pelinegra, pero que ella ya no lo necesitaba y no quería volver a verla ni saber nada de su existencia.
Por eso había intentado evadirse mediante el duro trabajo de oficina hasta que ya no pudo más, porque ese día era la representación máxima del equivocado rumbo de su vida sentimental.
Asami cerró fuertemente los ojos mientras agarraba su pecho, tocando mediante la costosa tela de su blusa aquel anillo que secretamente llevaba puesto en una cadena y escondido como el más profundo de sus secretos, metido entre sus senos, a la altura de su corazón entristecido.
El tortuoso recuerdo de lo que pudo ser y que ya nunca será.
Con esfuerzo la ojiverde se puso de pie, cuidando de no botar la costosa botella de Whisky de fuego, su única amiga en esta noche de tormento. Tanteando desconectó el Bluetooth, quedando la música reproduciéndose solamente en su teléfono y comenzó a trastabillar rumbo a su habitación.
Planeaba terminarse la botella, así que menos mal era viernes, tendría todo el fin de semana para recuperarse de su resaca y mierda sentimental para el lunes volver a ponerse la máscara de mujer empresarial.
Aunque secretamente esperó que no sucediera, deseó con fiereza que l el efecto producido hace un año por el adiós de Korra, se repitiera, y que esta vez nadie la socorriera. Estaba cansada, ella también quería despedirse, pero el adiós sería hacia la cruel realidad.
Apoyándose en las paredes, la mujer avanzó, dispuesta a terminar su playlist a la par que su botella de licor. Fue así como llegó al umbral de su cuarto, ansiosa por seguir bebiendo y llorando mientras abrazaba una de las tantas prendas que Korra tras de sí había dejado.
Finalmente, la esbelta silueta se perdió dentro de la habitación, dejando como evidencia de su presencia, únicamente, su propia rota voz cantando con dolor.
Sin tu luna, sin tu sol, sin tu dulce locura
Me vuelvo pequeña y menuda
La noche te sueña y se burla
Te intento abrazar.
Sin tu luna, sin tu sol, sin tu dulce locura
Llorando como un día de lluvia
Mi alma despega y te busca
En un viaje del que nunca volverá.
Notes:
¡Hola!
Okey, este tema sí que se me hizo difícil ya que no soy partidaria de leer o escribir cosas tristes y con el tema de "Adiós" es inevitable pensar en algo así.
Además, recién el mes pasado publiqué un shot con tintes depresivos que me tuvo llorando mientras lo escribía y pues ya la idea que podía usar aquí estaba plasmada allá.
Claro, hay partes de la serie donde puedo usar el "Adiós", como cuando Korra se va a la Tribu Agua del Sur tras quedar en silla de ruedas... pero lo pensé bien y nahh, ya he leído esa idea antes y no me placía plasmarla yo (Y la seguiré leyendo porque me gustan los diferentes puntos de vista y estilos con los que los diferentes autores plasman un mismo hecho).
Así que me decidí por tomar de base la idea de uno de mis propios fics (Que debería continuar, y planeo hacerlo a futuro ¡En serio!) llamado Dance With Me (DWM) pero trayéndolo a tiempos modernos. La idea era hacer un songfic de una de las canciones de mi banda favorita: LOVG (La Oreja de Van Gogh).
Sin embargo, no pude decidirme por una sola canción así que pensé ¿Por qué no todas? … por lo que terminé preguntando como diablos usar Spotify (Soy media cavernícola) y creé una playlist de esta banda con duración de 1 hora y especial para este tema, que quien guste puede escucharla, se llama Asami's Melancholy Medley (LOVG Version).
No soy muy buena en HTML, me costó mucho insertar aquí la lista pero ser curiosa valió la pena y al fin pude.
Ahora ando melancólica, espero no tener que escribir más temas sad porque la que termina triste soy yo jajaja.Saludos.
Le chat et l'abeille.
Chapter Text
6.- Sorpresa: Caja de Pandora
La vida es una caja de sorpresas, y la realidad de Asami era una prueba fehaciente de ello.
Claro, que no siempre fue así; de hecho, por mucho tiempo se vio entristecida por la agobiante monotonía de las reglas sociales que debía seguir y expectativas que cumplir.
Un ejemplo de ello fue su matrimonio con Mako, su eterno novio de la secundaria. Casarse era el siguiente paso lógico a una relación tan larga, prácticamente sin peleas… en realidad prácticamente plana por la carencia de emociones provocadas en su alma.
Sí, el hombre no era mal tipo y lo quería… pero más de una vez planteó dejarlo por no sentir esa conexión, esa chispa, esa magia que ansiaba en su vida al pensar en el que según era el amor de su vida.
Aún así se casó, guiada y presionada por los no maliciosos, pero sí muy influyentes comentarios de sus padres y allegados sobre lo afortunada que era de tener a su lado a un buen hombre, de haber encontrado a su pareja predestinada tan rápido.
Quizás ella era la equivocada… ¿No? Una estúpida niñata que no sabía apreciar lo bueno que la vida le daba.
Una mal agradecida por no amar con todo su ser a su alma gemela.
Quizás su corazón se calentaría con el matrimonio, dejaría de ser un muerto bloque de hielo y finalmente sentiría lo que se supone debía sentir.
Pero no sucedió. Con su matrimonio el tedio se multiplicó y lo vacío de su vida se incrementó…
Quizás… quizás debía tener un hijo… ¿No?
Era el siguiente paso lógico después del matrimonio, todo el mundo les preguntaba a ella y a su esposo que para cuando concebirían al retoño, que seguramente teniendo a padres tan buenos sería un ser hermoso. Sus padres no paraban de hablar sobre la belleza de la paternidad, de cómo un hijo o hija llenaba la casa de vida y el corazón de alegría.
Así que ella lo deseo. Lo deseó profundamente. Quiso estar embarazada, tener un hijo con Mako para que ese pequeño ser se convirtiese en la luz de sus oscuros días… pero nada.
Después de un año de matrimonio, no concebían, por más que los dos lo desearan.
¿Qué estaría mal?
No lo sabía. Se supone que no era tan difícil, incluso era menos complejo que la forma en que los antiguos humanos concebían.
Aunque el sexo aún existía, este era más por motivo recreacional y de reforzamiento emocional. Ahora los hijos ya no se daban por fusión de gametos sexuales y su consiguiente mezcla de carga genética, sino que la humanidad había evolucionado al punto en que para concebir eran necesarios solo dos criterios básicos:
Ser enteramente deseados por ambos y que las dos personas sean almas gemelas, espíritus predestinados a estar juntos sin importar las eras.
Entonces…
¿Por qué no concebía la vida en su útero?
Será… ¿Será que no lo deseaba con suficiente fuerza?
Más de una vez la tristeza estuvo a punto de consumirla… sino fuera por quien se había vuelto su salvavidas
Korra Waterstone fue transferida de la cede sureña de Industrias Futuro, hacia la matriz, siendo asignada a su departamento y convirtiéndose en su compañera de trabajo. La compañera perfecta.
Desde el principio, cuando apenas la vio, Asami se sintió magnéticamente atraída por aquella extranjera; pero supuso que solo era por lo novedoso de su lugar de origen o el vistoso color de su piel poco común en la ciudad… aunque también podría ser por aquellos orbes lapislázuli o por lo vibrante de su personalidad, que ni bien tenías contacto con ella te dejaba con ganas de conocerla más.
Y así lo hizo. Para su fortuna fueron asignadas a un mismo extenso proyecto, y así supo que Korra era perfecta, que además de guapa (Ups ¿Ella dijo eso?) y de personalidad animada, era trabajadora e inteligente.
Nuevamente, perfecta, simplemente.
Su trabajo era el pilar de su vida ante la miserabilidad de su situación sentimental, y con Korra ese pilar creció y se fortaleció sin parar. En poco tiempo se hicieron amigas, y esa nueva chica se convirtió en el faro de su mar.
Todo partió un día en que la sureña la vio en uno de sus bajones de ánimo, de aquellos que no podía disimular, e insistió en que la quería ayudar. Nunca se había atrevido a decirle a nadie sus sentimientos acerca de su matrimonio por miedo a ser juzgada… pero algo dentro de sí la impulsó a sincerarse, y lejos de ser criticada, recibió un fuerte abrazo, validación de sus sentimientos y ánimos para continuar.
Fue catártico.
Desde allí su amistad despegó, la castaña se convirtió en su mejor amiga en tiempo récord y pasó de fortalecer el pilar laboral a convertirse en un pilar independiente, más fuerte que ningún otro en sus 23 años de vida.
Trabajaron juntas, codo a codo de manera tan eficiente que las volvieron a asignar como pareja para otro proyecto aún más grande e importante, pero además de eso, fuera del trabajo pasaban todo el tiempo posible juntas, todo lo que Asami podía sacar tras su tiempo de trabajo y el que tenía que pasar con su marido tratando de desear lo suficiente a su hijo para concebirlo.
Irónicamente tras esas sesiones de deseo, volvía corriendo donde su mejor amiga Korra, la cual era el paño de lágrimas de su situación sentimental.
—Pero Sami, si eres tan infeliz en tu matrimonio… ¿Por qué no lo dejas?
Asami negó con la cabeza, Korra siempre le decía eso, casi tanto como le aconsejaba que fuese a terapia sola o de pareja para entonces mejorar su relación… pero ella no quería, simplemente no creyó que eso ayudaría.
—N-no lo entenderías, Kor-Kor… él y yo hemos sido pareja por tanto tiempo… es tamos casados y es mi alma gemela ¿No? Se supone que debo estar con él, y quererlo y punto… pero no sé qué está mal conmigo, no lo entiendo… por eso quiero un bebé… el bebé de seguro será suficiente, su presencia ayudará a aclarar todo en mi vida… yo lo sé, lo siento… solo que no lo concibo en mi vientre… por más que lo deseo con todas mis fuerzas, no lo obtengo…
Cuando la voz de la pelinegra se rompió y las lágrimas finalmente cayeron cual cascada de sus orbes, la ojiazul se apresuró a estrecharla fuertemente entre sus brazos para consolarla mientras su propio rostro preocupado, también se entristecía ya que odiaba ver llorar a su amiga.
Asami era una mujer tan maravillosa, hermosa, inteligente y buena, con una personalidad tan increíble y una risa tan bonita que si ella pudiese estaría a su lado todo el día, haciéndola sonreír para iluminar su vida como sabía que se merecía…
Su pecho dolió ante el sufrimiento ajeno y se mordió el labio aguantando sus propias lágrimas, sin dejar de mecerla y consolarla. Sabía que sentir tanto por una mujer casada no era adecuado… pero consolaba su sentido moral en el pensamiento de que era una mujer correcta, de principios y a pesar de que el amor por Asami desbordaba de su ser, estaba resignada a no hacer nada más que brindar apoyo y amistad, estando allí para ella no importa el momento ni el lugar.
Aun así, inconscientemente, vestigios de sus sentimientos salieron prófugos de la prisión de su corazón y se plasmaron en una sincera frase.
—Si de mi dependiera -susurró en su oído, mientras acariciaba sus negras hebras con cariño- cumpliría tu sueño y te daría la descendencia que tanto anhelas…
Los sollozos de Asami comenzaron a disminuir hasta que pararon totalmente, dejando la sala de Korra en silencio.
Lentamente Asami se fue apartando de su amiga y Korra palideció, temiendo que su imprudencia hiciera que la mujer casada la repudiara.
Cerró los ojos y apretó los puños fuertemente en su regazo, esperando un grito, un insulto o una cachetada.
Pero en su lugar, una gentil mano se posó sobre uno de sus puños y dio un suave apretón para llamar su atención.
Poco a poco abrió los ojos y buscó la mirada de su contraparte, mentalmente suspirando aliviada al no ver enojo en su rostro.
De hecho, fue lo contrario.
Bien decían que los ojos son los espejos del alma, pues la mirada de Asami era la más hermosa y compleja que Korra había apreciado en su vida.
Era una mezcla de amor, agradecimiento, alegría y reciprocidad… toda salpicada de arrepentimiento y resignación.
Una enigmática obra de arte en tonos verdes que nunca podría olvidar.
No hubo palabras, no hicieron falta.
Si la Pelinegra fuese sincera, no quería abrir la Caja de Pandora de su corazón, ponerse a analizar su abismal sentir hacia Korra y con ello poner en riesgo su relación con aquella que se había vuelto lo más hermoso de su vida actual.
Lo había evitado por tanto tiempo… ¿Para qué?
Ella ya estaba casada con su persona predestinada ¿No?
Aún así apreció las palabras, las sintió en el alma, llenando su ser, calentando su pecho, sintiendo fluir por sus venas implícito amor correspondido, deseando que en el fondo dicha declaración se hiciera verdad y que los incontables sueños de la utopía de ser pareja de Korra se hiciesen realidad.
Pero su vida era otra, y debía volver a su patética existencia una vez más.
Tras ese momento tan profundo e íntimo, Asami simplemente se despidió; yéndose finalmente a su casa y quedando en el ambiente un acuerdo tácito de sentimientos compartidos pero que serían olímpicamente ignorados, como si Asami nunca hubiese estado esa noche en su sala.
Y así la noche fue olvidada, dramas fueron y vinieron, trabajo arduo pero satisfactorio, buenos momentos de amistad con Korra y más fricciones con Mako dado que cada vez le era menos posible aparentar felicidad en su matrimonio, todo mezclado con aparentes momentos de paz en los que seguían intentando desear enteramente un fruto en el vientre de la pelinegra…
Hasta que sucedió.
Asami había estado sintiéndose un poco extraña, más débil y sensible y su madre, en una de sus visitas, le sugirió tomar una prueba de embarazo. Salió positiva.
Pero, aunque pensó que todo en su interior se aclararía, ahora Asami estaba confundida.
Estaba contenta de su embarazo, era como un sueño hecho realidad y desde el momento que se enteró sintió amor por ese ser en formación… pero a la vez estaba muy triste de que dicho ser se concibiera con Mako y no con la mujer que habitaba sus sueños más secretos y que había llegado a calentar su frío corazón.
Aún así quería a sus futuros hijos (meses después, en una ecografía, le dijeron que eran dos) por sobre todo.
Aunque ni con su concepción, su situación sentimental con Mako mejoró.
Aunque la presencia de esos dos pequeños seres en su cada vez más abultado vientre, no la hacían superar a la chica de ojos azules y piel marrón.
¿Y cómo podría? Korra no había sido más que perfecta desde que la conoció… aún más cuando supo de su embarazo, si es que eso era humanamente posible.
Pensó que la morena se alejaría al decirle… después de todo, aunque nunca hablaron de ello, “La noche” aquella sí sucedió.
Pero, aunque vio un atisbo de dolor cuando de su embarazo le contó; fue tan breve el lapso, cubierto rápidamente por una radiante sonrisa, que Asami simplemente agradeció a Raava por tener a Korra aún con ella en esta nueva etapa de su vida.
Y sí que la necesitó.
Con los meses Asami soportó menos a su esposo, y sabía que él tampoco la aguantaba, en retrospectiva era obvio que desde hacía tiempo habían estado en la misma situación, aunque no lo hablaran; pero por los hijos en camino ambos resistían y se negaban a tomar la única vía sana.
Pero Korra… oh, Korra. Estuvo allí a capa y espada.
Cumpliendo sus extraños antojos en trabajo, dándole masajes, incluso visitándola en casa, puesto que Mako cada vez menos tiempo allí pasaba.
Así pasaron los meses, hasta que el momento finalmente llegó y lo más asombroso en su mundo ocurrió.
La pelinegra rompió fuente en la oficina, por lo que Korra, encargando de antemano a otros compañeros que llamaran a los padres y esposo de Asami, la llevó rápidamente en su auto hacia el hospital y se quedó a su lado hasta que llegaron los demás. Asami no quería que se fuera de su lado, pero sintiéndose algo fuera de lugar y con todo el pesar de su alma se alejó, asegurándole que estaría pendiente de ella en la sala de espera.
Y así lo hizo, nunca se fue del centro médico y más bien llamó al trabajo para excusarse por el día e informarles a sus otros compañeros como iban las cosas. Pasó horas en la sala de espera, recibiendo esporádicas noticias de alguno de los padres de Asami o del mismo esposo de esta sobre el avance de la labor de parto hasta que finalmente ocurrió. Ambos padres salieron e informaron que Asami finalmente estaba dando a luz y solo el padre podía estar presente, por lo que los tres esperaron impacientes las bienaventuradas noticias de los nuevos nacimientos de la familia Sato-Fireferret.
Tras 20 minutos exactos, una enfermera salió, pero en vez de venir con un rostro animado, el desconcierto en su cara a los tres preocupó.
—¿Le sucedió algo a mi hija o a sus hijos? -Preguntó Yasuko, preocupada.
—No señora, la señora Fire…la señora Sato está bien y sus hijos también. Son un niño y una niña. Felicidades a ustedes abuelos.
—¡Oh vaya! Su expresión sí que nos ha asustado -exclamó Hiroshi- entonces ¿Podemos ir a verlos?
—Yo bueno… no creo que sea posible por el momento porque…
La declaración de la enfermera se vio interrumpida por una puerta cerrándose intempestivamente. El ruido atrajo la atención de Korra y los demás, los cuales observaron un pasillo del que había provenido hasta que vieron a Mako aparecer por el umbral.
Salvo el día de hoy, los intercambios entre Korra y Mako habían sido prácticamente nulos; aun así, el hombre caminaba hacia la castaña a paso decidido y manteniendo el contacto visual.
Una mirada compleja, entre sorpresa, dolor, enojo, alivio, alegría y resignación.
Korra estaba confundida pero no tuvo tiempo para pensar, pues de un momento a otro el varón estaba a corta distancia de ella. La tensión en el ambiente hizo que los demás se apartaran un poco y los observaran a ambos.
Tras unos minutos en los que Korra sentía cómo el hombre analizaba su alma mediante su fija y penetrante mirada, este con voz áspera finalmente habló.
—Pese a todo ella sigue siendo mi mejor amiga y yo su mejor amigo. Yo ya encontré mi felicidad y algo me dice que ella también encontró la suya. Cuídala y amala como yo nunca pude.
Sin dejar reaccionar a nadie y tras sus enigmáticas palabras, el hombre de ojos ambar, sin despedirse de nadie, simplemente se marchó.
La intriga y estupefacción de Hiroshi y Yasuko hizo que, tras ver marchar a su yerno, voltearan a ver a la chica morena que hasta ahora solo sabían era la mejor amiga de su hija, pues nunca paraba de hablar de ella.
Sin embargo, la confusión en el rostro de Korra era tan grande como en la de ellos. En eso la enfermera carraspeó, llamando la atención del trio.
—Bueno, como les decía, no creo que sea posible que ustedes puedan pasar todavía. La señora Sato ha llamado explícitamente a la Señorita…
—Waterstone -completó Korra, en modo automático.
La enfermera asintió y anotó algo en una de las hojas que tenía en su sujetapapeles, acto seguido pidió que Korra la acompañara y esta aún extrañada la siguió a la conocida habitación.
—Les daré privacidad. Por favor toque el botón de servicio cuando estén listas para finalizar el papeleo de registro.
Korra asintió en modo automático y la mujer de blanco se fue dejándola sola, parada frente a la puerta cerrada, con sus neuronas aun atontadas por las desconcertantes palabras de Mako y el misterioso giro de la situación.
No sabía que le esperaba al abrir la puerta, pero después de las horas de espera, estaba ansiosa por ver a Asami con los nuevos y seguramente hermosos bebés.
No obstante, al abrir la puerta, sintió como si su mundo se fuese a detener.
Frente a ella estaba Asami, su mejor amiga y amor imposible; se veía cansada pero tan o más hermosa que de costumbre. Y en sus brazos… en sus benditos brazos se encontraban acunados dos bultitos envueltos casi en su totalidad, uno con manta rosa y otro con manta celeste, salvo las pequeñas manitas y la delicada cabecita.
Piel morena se asomaba de entre las telas que cubrían a los recién nacidos, esta era de color chocolate como la suya propia, pero con las coronillas adornadas con leve pelusilla tan negra como las hebras de la mujer encamada.
Una vez más no hicieron falta palabras.
Korra se acercó, algo temblorosa, a confirmar si lo que sus ojos veían era cierto y no era solo una mera ilusión u otro sueño traicionero… y cuando los gemelos abrieron los ojos y vio sus pequeños orbes verdes con tintes azules, lo supo.
Esto era real, ellos eran suyos y de la mujer que secretamente amaba, una mezcla increíble de ambas y al igual que Asami eran simplemente perfectos.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la fatigada pero emocionada voz de la ojiverde, algo ronca por los gritos al dar a luz, resonó en la silenciosa habitación.
—Lo hiciste, Korra… cumpliste mi sueño… somos, somos madres…
Los orbes de jade lucían brillantes por las lágrimas de pura emoción; y su sonrisa, pese a la fatiga, no abandonaba su expresión. Korra se acercó un poco más a los tres seres que serían desde ahora los dueños perennes de su corazón y se inclinó hacia ambos, dando un besito en la frente a cada gemelo, para finalmente inclinarse hacia Asami y compartir un primer, casto y muy anhelado beso.
—Lo hicimos -respondió Korra, en susurro- cumplimos nuestro sueño, y juntas los criaremos rodeados de mucho amor.
La caja de Pandora se había abierto, pero el final no fue tan malo, ya que “los males” que se desataron, en realidad las liberaron.
Aún les quedaba un largo camino de conocimiento mutuo y adecuaciones sociales y personales para emprender juntas el sendero de la vida; pero con estas pequeñas y adorables sorpresas en sus brazos, en conjunto con el inmenso amor que la una por la otra sentían, estaban más que motivadas y listas.
Al saber que había encontrado a su verdadera alma gemela, el corazón de Asami finalmente salió de su letargo y, aunque algo tarde, encontró a sus tres fuentes de energía.
La existencia está repleta de muchos e incomprensibles cambios y vueltas, pero a veces dichas sorpresas pueden ser lo mejor de la vida.
Notes:
¡Hola!
Cuando lean esto yo debería haber estado escribiendo el capítulo 3… pero como cierta amiga (Te amo y te odio MoonGrey) me mencionó algo sobre una temática AU llamada “Wishbaby”, y no pude evitar plasmar mi versión del tema. Así que aquí estoy, a las 4 am escribiendo un tema que no es para hoy y que por ende me hará entregar tarde el tema del día (que por suerte ya tengo pensado, aunque no he escrito nada).
¡Ah, pero al menos el día 6 podré avanzar el de otro día! (Eso deseo, al menos)Quiero aclarar tres cosas:
1) En este fic nadie traicionó a nadie, espero eso se haya entendido. Fue el ceder ante la presión social lo que provocó dicha errónea unión entre Mako y Asami y su negación ante la palpable realidad lo que prolongó lo inevitable. Aunque no haya habido cabida para su visión en la historia, Mako tenía el mismo sentimiento de inconformidad que Asami, pero se dejó llevar pensando que a la larga todo mejoraría. Lo que en verdad sucedió a la larga es que la vida les puso a cada uno a su alma gemela (Sí, imaginen a Mako feliz con Wu).
2)Un hijo no resuelve las crisis matrimoniales, pero muchas personas lastimosamente aún hoy en día lo piensan… así que mejor para drama en la trama.
3)Si bien en la vida hay que ser autónomo y tú mismo ser la fuente de tus propias alegrías, hay personas que necesitan un apoyo, un motivo adicional a su misma existencia. No pretendo romantizar la dependencia emocional, para nada, solo trato de plasmar a una persona que necesita algo más que le de color a su vida y al encontrar al verdadero amor y al tener hijos con ella, pudo cumplir dicho anhelo.
Dejando en claro mi visión y esperando que les haya gustado el shot de hoy, me despido.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter Text
7.- Fuego: El Ritual de Unión
—¡Vamos Kai! ¡No te quedes atrás!
El joven castaño renegó de cansancio. Sus pies dolían, sudaba como puerco-oveja y tenía tanta sed como para tomarse el agua de una laguna entera.
—Hey Jinn, ¿No podemos descansar? ¡Ya no tengo tanta energía como antes!
—¿Cómo antes cuándo? -preguntó la chica de tez clara, volteando la cabeza para ver a su novio, pero sin dejar de avanzar. - ¿Sabías que suenas a un viejito cascarrabias?
—¡Como antes tipo la semana pasada! Y sí, la falta de proteína animal me tiene débil… -exclamó dramático, mientras a duras penas avanzaba.
Jinora volteó los ojos y giró la cabeza siguiendo su camino. Amaba a su novio, pero desde que lo convenció de intentar una dieta vegana, más sana y pro derecho de los animales, este había sido el rey del drama.
—Ya casi llegamos a la cima, debilucho, solo un poco más y… ¡Allí! ¡Allí está! ¡El Valle Espiritual!
La joven mujer se maravilló ante la lejana vista. Les había costado mucho escalar una de las tantas cúspides parte de la cadena montañosa Yang-chen, pero finalmente una amplia explanada les daba la bienvenida con la luz amarillenta de un portal en medio y los toques anaranjados del atardecer avivando la fresca hierba y siendo reflejados en las escamas de cientos de…
—¡D-dragones! -Gritó Kai, asombrado por la vista – Justo a quienes estábamos buscando ¡Y se ven geniales!
Jinora estuvo de acuerdo con su pareja, aquellas bestias eran simplemente admirables y estaban reunidas a por montones, tal como lo había mencionado su padre.
El pensar en su figura paterna, le recordó su importante misión. Sin embargo, no tuvo mucho tiempo de reacción al salir de su estupor, pues una nueva impresión la golpeó al sentir golpes de viento en su rostro y un fuerte estruendo
—Oh mierda… susurró Kai, impresionado por lo que sus ojos veían tan de cerca.
Ante la pareja se presentaron dos enormes dragones, uno con una tonalidad verde claro y vivaz, mientras que el otro era de un tono pastel, más como amarillo verdoso. Se veían tan imponentes, tan poderosos, tan…
—¡Holis humanos! -Saludó el dragón de color verde estridente, causando sobresalto en los humanos. – ¿Quieren ser mis amigos?
—Bolin, ¿Qué te ha dicho mi mamá? -replicó su acompañante, en un tono femenino. Al parecer era una dragona.
—¿Qué no me coma sus rebaños?
—¡No! Bueno, sí… ¡Pero eso no viene al caso! Te dijo que dejes de hacerte amigo de humanos desconocidos. Que la siguiente vez te cortaba la cola para ver si se seguía moviendo como la de una lagartija.
El dragón verde claro abrió los ojos de par en par moviendo sus patas delanteras en negativa efusividad y luego abrazando su cola de manera protectora, declaró.
—¡No, no, no! Comencemos de nuevo ¿De acuerdo? El joven dragón carraspeó y volvió a ver a los confusos humanos, mientras saludaba con tono más firme- Humanos desconocidos de los cuales no quiero ser amigo porque amo mucho mi cola ¿A qué debemos su inesperada presencia?
La dragona, desesperada, palmeó su rostro con una de sus patas delanteras, pero sus deseos de pegarle un aletazo a su pareja se vieron interrumpidos ante el grito de sorpresa de uno de los humanos.
—¡¿L-los dragones hablan?!
Ante el comentario, el par de dragones miraron confundidos al pequeño saco de huesos moreno. Sin embargo, ante un carraspeo, su atención pasó a la hembra humana que lo acompañaba.
—Buenas tardes y mil disculpas por el comentario de mi novio, es la primera vez que hace trabajo de campo, además es algo imprudente y por lo visto le hace falta volver a estudiar unos cuantos años.
—Oh, no sabes cuánto te entiendo… – Asintió la dragona, mientras ambas féminas ignoraban los reniegos de sus parejas.
—Permítame presentarnos. Soy Jinora y este es Kai, ambos somos del departamento de regulación y control de criaturas mágicas. Mi padre, el Ministro de Magia Tenzin, nos ha pedido que vengamos a investigar una migración anormalmente pronunciada de los miembros de su especie hacia el Valle espiritual.
—¡Oh ya veo! ¡Opal, vienen por lo de Korra y Asami!
—¿Korra y Asami? -cuestionó la joven humana.
—¡Sí! Verán, ellas…
Sin embargo, su comentario se vio cortado al ser su hocico envuelto con la cola de la dragona hembra.
—Calladito te ves más bonito, cariño. Déjame encargarme de esto por favor.
—Oh no… nos va a comer… -susurró Kai a su novia. No obstante, esta no alcanzó a responderle ya que la dragona volvió a hablar.
—Buenas tardes para ustedes también, Soy Opal del Clan Beifong del Sol Naciente y este es Bolin, mi pareja.
—¿El Clan Beifong del Sol Naciente? Ustedes son los regentes de las tierras del Este ¿No?
La dragona asintió con orgullo.
—Mi madre es la matriarca de las cordilleras de Zaofu y sus alrededores. Todo lo tocado por el sol u oculto por las sombras dentro de dichos terrenos es extensión de nuestra casta y está bajo nuestra potestad.
—Impresionante- exclamó admirada, Jinora- Entonces ¿Usted puede contarnos a qué se debe tal movimiento de dragones?
Bolin intentó balbucear, pero Opal apretó más el agarre de la cola al hocico y negando con la cabeza, continuó.
—Lamentablemente no puedo brindarte dicha información, cariño. Son asuntos internos draconianos.
—Sabemos que el secretismo de su especie es alto y nosotros comprendemos eso; sin embargo, comprenderá que el movimiento anómalo ha causado mucho revuelo y especulaciones en el mundo mágico. Tras la caída del Mago oscuro Unavaatu la comunidad mágica está muy a la defensiva y lo que menos queremos es que vengan acá pensando en que es un nuevo tipo de revuelta, especialmente considerando que ustedes son la especie más grande y poderosa que hay.
La dragona llevó una de sus garras a su mejilla, rascándose pensativa.
—Te entiendo, pero no tenemos la potestad de revelar nuestros rituales- al ver la decepción en el rostro de la humana, añadió- Sin embargo, soy consciente de que tenemos un tratado de respeto y colaboración entre nuestras especies, así que déjame ver qué podemos hacer.
La dragona guiñó un ojo a la foránea y esta le sonrió y asintió agradecida. Rápidamente Opal desató la cola del hocico de su novio, evitando con una dura mirada que meta la pata con algún comentario, y le pidió ir a llamar a su tía. Por lo visto esta “tía” tendría mucho más rango que aquellos dos aparentemente jóvenes dragones, puesto que los ojos de Bolin se abrieron de golpe, cuadró sus largas extremidades y de un solo impulso salió volando rumbo al gran valle.
El viento producido por el vuelo de Bolin tomó desprevenidos a los humanos y los hubiera hecho volar si Opal no los hubiera cubierto con las garras de su pata derecha. La hija del ministro agradeció y la reptil le quitó importancia al asunto, mientras se hacía un ovillo y acomodaba sus alas para esperar a su pareja.
Al ver a la bestia mágica acomodarse, ambos humanos hicieron lo mismo, sentándose y conversando entre ellos cosas banales mientras asumían que la dragona estaba dormida. Sin embargo, su pensamiento demostró ser erróneo al verla levantar la cabeza hacia algo, imperceptible para ellos, pero que aparentemente la dragona había escuchado que se iba acercando.
Las cabezas de ambos humanos se levantaron viendo al cielo como la enorme bestia mágica, y solo después de unos minutos pudieron distinguir volver entre las nubes al que supusieron era dragón Bolin, pero este no estaba solo.
Por estar a contraluz no podían distinguir bien las características de las nuevas bestias, pero cuando estas junto al conocido dragón acompañante se posaron frente a ellos (agradecieron nuevamente a Opal por protegerlos del nuevo viento que azotaba por el aterrizaje de los seres alados), quedaron nuevamente admirados.
La figura previamente imponente de los dragones Bolin y Opal quedaba opacada por las nuevas bestias gigantes, una del color del gris acerada y otra de un color celeste grisáceo. Dichas bestias parecían mayores puesto que los pequeños cuernos de los dragones más jóvenes eran notoriamente más pronunciados en ellas, al igual que la cresta a lo largo de la columna; además sus escamas se veían un poco más opacas por las inclemencias del clima y el paso del tiempo.
La nueva imponente presencia había acallado a ambos humanos; sin embargo, salieron de su letargo cuando el dragón gris acerado, por cuya mejilla cruzaban dos cicatrices seguramente de alguna batalla de antaño, habló con una voz grave pero notoriamente femenina.
—Soy Lin y esta es Kya, mi pareja. Ambas somos matriarcas del Clan Beifong del Sol Poniente, regentes de las mesetas y cañones del territorio de la República de los dragones. -exclamó la bestia mayor, con tono contundente. – Identifíquense humanos e indiquen el motivo real de su visita.
Antes de que Jinora pudiese hablar, la otra dragona tomó la palabra con un tono más amable y tranquilizador que el de su pareja.
—Bolin nos dijo que eres hija del viejo Tenzin ¿Es eso cierto?
—Y antes de que respondas ten en cuenta algo – volvió a hablar Lin, para luego acercar su enorme cabeza hacia los humanos y al estar a su altura, entrecerrar los ojos mirando amenazadoramente a ambos. – Sabré si me dicen la verdad y ante la más mínima mentira los voy a destazar…
Ambos humanos tragaron grueso y se vieron de reojo con pánico. El más aterrado era el pobre chico, cuyas rodillas temblaban por la aterradora amenaza de la dragona acerada; sin embargo, Jinora, aunque sintió algo de miedo, sabía que “quien nada debe, nada teme”, así con la verdad como su espada y escudo, comenzó a hablar.
—Sí señoras, mi nombre es Jinora y soy la hija mayor del ministro de Magia Tenzin. Este es mi novio Kai y nosotros…
Tras unos minutos explicando lo mismo que le habían dicho a los dragones jóvenes y respondiendo las preguntas de ambas dragonas mayores, finalmente el ceño fruncido de Lin dejó de ser tan pronunciado y Kya parecía complacida tanto por ver más relajada a su pareja como por lo escuchado.
—Han superado la prueba -declaró Kya con dulzura- Mi esposa tiene la habilidad de detectar la falsedad y codicia humana; sin embargo, se nota que ha percibido, la buena intención de sus actos en la verdad de sus palabras. -Kya observó a Lin y esta asintió mientras extendía un ala y cubría protectoramente a su pareja- Sus corazones están en paz y sin problemas podremos mostrarles el motivo de la migración draconiana.
Dichas palabras hicieron sonreír a Jinora aunque visiblemente no calmaron en su totalidad a Kai, por que Lin, muy perceptiva, entrecerró los ojos observándolo.
—Tú, humano macho, pasaste la prueba al igual que tu novia, pero sigo sintiendo una duda en tu corazón. Confiesa qué pesada carga traes a tus hombros o de lo contrario serás expulsado de estos territorios.
La mirada de Lin, tan fija y penetrante, casi hace desmayar al joven chico; sin embargo, no defraudaría a su novia, a su suegro ni a su loable misión. Por ello, aunque avergonzado, decidió ser sincero de corazón.
—Disculpe señoras Lin y Kya… pero una vez leí un libro en la sección prohibida de mi colegio que relataba cómo los dragones se daban festines con los humanos y bueno… yo quería saber… Ustedes no nos van a comer… ¿Verdad?
Tras las palabras de Kai hubo un corto silencio, antes de que grandes carcajadas salieran de tres de los cuatro dragones. Bolin y Opal se habían echado al suelo, con lomos en la tierra, a reír, mientras que Kya se arrimaba a su pareja riéndose a viva voz. Esta última, en vez de copiar las acciones de sus contrapartes, se limitó a voltear los ojos y gruñendo le respondió al joven humano.
—No chico, no te vamos a comer. Ya deberías saber que el consumo de humanos, al igual que la caza de dragones por parte de su especie, fue abolido hace más de dos siglos.
Jinora asintió, pensando que definitivamente a su novio le hacía falta volver a estudiar ciertas cosas. Pero al menos se alegró de verlo más tranquilo.
—Además- continuó Lin- aunque no fuese así ni locos los comeríamos.
Ante dicho comentario a la joven humana le embargó la curiosidad.
—¿Por el respeto a toda forma de vida? -cuestionó esperanzada.
Al escuchar dicho comentario, Lin espetó una sola carcajada con sorna.
—Si fuese así no criaríamos y comeríamos nuestros propios rebaños, niña. -Espetó con ironía y su esposa tomó la palabra.
—No querida Jinora, conozco al viejo Tenzin y sé de su tendencia vegetariana, pero nosotros no somos así. Y en respuesta a tu pregunta, no comeríamos humanos porque todos los dragones sabemos que su carne es la que tiene el peor sabor. De hecho, es un conocimiento compartido de toda bestia mágica pensante. Sus urbes con polución y la alimentación tan artificial que consume su especie ha dañado permanentemente la calidad nutricional de su carne. -completó la dragona, haciendo una mueca de disgusto.
—¡Oh sí, es verdad! -intervino Bolin- Tengo un amigo licántropo y este una vez mordió a un humano y le dolió el estómago por una semana… ¡Y ni siquiera se lo comió entero!
—¡Cierto, cariño! Mi amiga arpía en cambio me comentó que mató a un humano por querer robar uno de sus huevos y cuando se lo iba a comer… ¡Este sabía fatal! Prefirió botar el cadáver del tipo por el acantilado y limpiarse la lengua con arena y agua de mar.
Los dragones continuaron comentando entre sí las desventajas de la carne humana, ignorando la incredulidad de los chicos presentes. Sin embargo, aunque incómodos con las cosas escuchadas, estos estaban contentos de que los dragones no estuvieran interesados en devorarlos y respetasen los pactos hechos con su especie. Después de todo en el Valle de los espíritus y zonas circundantes, la magia de brujas y magos estaban inhabilitadas por el poderoso campo espiritual y quedarían indefensos, a merced de cualquier otra fuerza sobrenatural. Es por ello que, para llegar allí, no habían podido usar escobas u otros medios de transporte mágico, sino que habían tenido que caminar y escalar de la forma tradicional.
Cuando terminaron su conversación, Lin indicó que los siguieran y Opal instó a los nuevos amigos humanos a subirse a su lomo para transportarlos. Con algo de torpeza lo hicieron y pronto los cuatro dragones y dos humanos estaban surcando los cielos rumbo al luminoso portal del centro del Valle Espiritual.
Conforme se acercaban, la cantidad de dragones impresionó a la pareja humana. Eran cientos, de todas las gamas posibles de colores, tan verdes como los árboles de la Selva Kyoshi o tan dorados como las dunas del desierto de Aang, definitivamente su gran variedad de tonos era un espectáculo digno de admirar.
Cuando el vuelo de los cuatro dragones fue descendiendo, también se fijaron en otros detalles, como que algunos tenían más de una cola o cabeza, además de que las edades de las enormes bestias eran muy variadas, esto último se denotaba principalmente por cómo los diferentes tipos de escamas brillaban, unas más luminosas y otras más opacas, con la luz del Portal Espiritual.
Durante el viaje Kai, aún algo nervioso, aunque ya estaba seguro de que no se los iban a comer (pero temía que en un descuido de la multitud de dragones los fueran a aplastar), había preguntado si no era mejor que simplemente les contaran qué hacían y así cada quien iba por su lado en paz.
No obstante, su propuesta fue rechazada ya que Lin había resaltado que lo mejor para comprender era presenciar el hecho de primera mano y así pudiesen trasladar la información al ministerio de magia de la forma más fidedigna posible y que nadie dudara de que la especia seguía cumpliendo sus tratados de paz.
El chico agradeció mucho esto desde el fondo de su corazón, no solo porque Jinora lo había mirado tan mal cuando dijo eso que temió que cuando volvieran a casa lo transformara en ratón; sino también porque era asombroso el espectáculo a su alrededor. Los cuatro dragones finalmente habían aterrizado, ellos bajaron del lomo de Opal agradeciendo su favor y fueron por Kya bienvenidos al corazón del Valle Espiritual para ser los primeros humanos en la historia en presenciar El Ritual de Unión.
—¿De qué trata este ritual? -cuestionó Jinora, puesto que no había leído de él en ninguno de los textos que estudió previo a la misión. – Su nombre presupone evidentemente una unificación de alguna clase, pero no sé de qué tipo exactamente. -Razonó la joven mujer.
—¡Veo que tenemos una pequeña chica lista aquí!
Tras ellos una voz se alzó entre los murmullos de conversaciones del resto de dragones. Ambos humanos y sus acompañantes se giraron para observar al dueño de la misma.
Un dragón dorado de grandes cuernos negros se acercó a ellos, las escamas que lo cubrían estaban algo gastadas y los pliegues de sus alas combinaban con sus cuernos y con la gran cresta de su espalda.
—Hiroshi, me alegra verte ¿Está todo listo?
—Sí, estamos esperando solamente a que el sol termine de ocultarse para dar comienzo al ritual… pero dime ¿Qué hacen esos dos pequeños humanos acá?
Kya y Lin comenzaron a contarle todo al viejo dragón y este al recibir toda la información soltó una jovial risa.
—Oh vaya, esto solo hace que el ritual sea aún más especial. Le diré a Yasuko que les diga a Mako y Wu que graben este detalle, la primera presencia humana en un ritual draconiano, como parte de la base del nuevo obelisco familiar que se erigirá. -habló alegremente a las matriarcas dragonas antes de bajar su cabeza hacia los humanos y dar un leve saludo con la misma. -Permítanme presentarme, Soy Hiroshi, regente del Clan Sato…
—¿Los amos y señores del Cinturón de Fuego del Norte? La línea volcánica más grande del mundo entero… -completó Jinora, sacando una nueva risa del dragón.
—¡Exacto! Sabía que eras una chica lista. Y respondiendo a tu pregunta, el ritual trata de…
—¡Cariño!
Una dragona visiblemente madura al igual que Hiroshi, hizo su aparición con las alas extendidas para querer llamar la atención. La dragona era de un color rojizo opaco, casi pastel, y su cornamenta, cresta y alas eran como la plata misma.
—¿Sí mi Yasu? ¿Sucedió algo?
—Debemos posicionarnos junto a Senna y Tonraq, cariño, El Ritual está a punto de comenzar.
—¿Pero no que faltaban como diez minutos?
—Oh sí, eso dijo Desna en un inicio… pero luego Eska recalculó la posición de los astros y lo corrigió y luego comenzaron a pelearse… ¿Tienen idea de lo complejo que es separar de una pelea consigo mismo a un dragón de dos cabezas?
—Dígamelo a mi Lady Yasuko – intervino Opal- Fui criada con dos de esos gemelos dracos como hermanos.
—¡Ni digas, que de paso tus hermanos intentaron ayudar! Pero Wei y Wing también terminaron peleándose entre sí. En serio espero que las chicas no tengan gemelos o les saldrán escamas verdes del puro estrés. -suspiró la dragona, frustrada y volvió a mirar a su esposo- el punto es que al final Eska y Desna llegaron a un acuerdo y en menos de cinco minutos se oculta el sol ¡Apresurémonos cariño!
La dragona comenzó a retirarse, caminando veloz y agarrando con la cola ligeramente del cuello a su esposo para instarlo a avanzar. Este comenzó a caminar mientras se despedía de los nuevos espectadores del ritual.
—Disfruten del espectáculo chicos, solo véanlo y comprenderán de qué tipo de unión trata el ritual.
Acto seguido los dos dragones regentes se alejaron entre la multitud y, como impulsados por un acuerdo tácito, todos los demás comenzaron a organizarse y acomodarse en círculo, alrededor del portal. Lin y Kya se excusaron y partieron en una dirección, posicionándose del lado Oeste del pilar lumínico frente a un grupo de dragones que seguramente eran los miembros de su clan.
Por su parte, Opal instó a Jinora y Kai a subir nuevamente a su lomo y ella y Bolin, avanzaron al lado Este del portal, ocupando puesto tras la que supusieron era la matriarca del clan de ese punto cardinal.
—¡Al fin vienen! Pensé no llegarían… ¿Y por qué traes pequeños seres en tu lomo? Bolin ¿Otra vez le pegaste duendes a mi hija? -cuestionó la dragona de color esmeralda.
—¡No señora Suyin! ¡Le juro que me vacuné contra los duendes desde la última vez! -espetó el joven dragón asustado.
—Tranquila, mamá -calmó Opal- No son duendes, son humanos… -al ver que su madre fruncía el ceño e iba a replicar, esta se adelantó- No te preocupes, están autorizados por la tía Lin e incluso Lord Hiroshi dio el visto bueno. Más tarde te cuento a fondo, basta con saber que son enviados del ministro de magia, personas de confianza de él y vienen en paz a aprender.
La matriarca aligeró sus expresiones y suspiró aliviada. Lo que menos quería era un imprevisto en esa ceremonia tan especial, pero dado que aquellos pequeños costalillos de carne fea y huesos eran de confianza, los recibiría con total hospitalidad.
Tras unas cortas pero amenas presentaciones de parte y parte, donde Opal presentó a sus hermanos incluyendo a los que Lady Yasuko había mencionado, el espectáculo finalmente empezó de verdad, todo partiendo de la caída definitiva de la noche y de los imperiosos rugidos que comenzaron a provenir del portal espiritual.
Los dos humanos y todos los dragones presentes callaron ante los rugidos y miraron fijamente al portal donde cuatro siluetas draconianas emergieron a pie, con las alas extendidas y se posaron delante de este.
Jinora y Kai reconocieron a los dos primeros, Eran los regentes del Cinturón de Fuego del Norte, pero los otros dos eran extraños para ellos. Sin embargo, por las características externas, Jinora supuso su procedencia y cuando finalmente hablaron corroboró sus sospechas.
—¡Hermanos y hermanas! ¡Bienvenidos al Ritual de Unión, el evento más ansiado por toda la comunidad de dragones del mundo! – Vociferó un enorme dragón de color azul rey, con gran cresta, alas y cuernos caoba, evidentemente macho por su voz.
Ante el anuncio, todos los dragones circundantes, incluyendo la misma Opal y Bolin, rugieron en apoyo. El sonido asustó al principio a los dos humanos y se taparon los oídos, pero poco a poco se fueron acostumbrando. Acto seguido, un dragón Cian, visiblemente más pequeño de cuernos, cresta y alas blancas, tomó la palabra.
—Mi esposo Tonraq y yo, Senna, ambos regentes del Clan Waterstone de la Gran Tundra de Picos Helados del Sur, estamos muy felices de contar con su presencia y de por fin unir Nuestros Reinos con los de nuestros grandes amigos de El Cinturón de Fuego del Norte, Yasuko y Hiroshi.
—Una unión esperada por todos, una unión que nos enorgullece no solo como especie o como regentes, sino también como padres, porque más allá de ser una alianza estratégica, es una prueba fehaciente de amor -intervino Yasuko.
—Y como tal, sabemos que traerá un futuro próspero a nuestras castas, multiplicando para todos los dragones de diferentes puntos cardinales la paz y abundancia. -completó Hiroshi, dando nuevamente la palabra a Tonraq.
—Tal como indicaba la profecía de los antiguos, cuando dos castas opuestas se unan por el inquebrantable lazo de un mismo corazón que lata al unísono eternamente por su vinculación, dicha pareja formará la Pareja Avatar, y se convertirán en los regentes supremos de las diferentes castas de dragones del mundo. Por ello hoy celebramos la consolidación del vínculo de matrimonial de nuestras hijas a la par de la proclamación de las nuevas líderes de nuestras tierras. ¡Loor y gloria a la Pareja Avatar!
—¡Loor y gloria a la Pareja Avatar! – vociferaron los dragones presentes, al unísono.
Acto seguido, todos los dragones comenzaron lanzar llamaradas de sus hocicos hacia la luz del portal, incluyendo los cuatro regentes que estaban más cerca del mismo. Este hecho impresionó a ambos humanos, no solo por la potencia de las llamaradas y su calor proveniente, ni tampoco porque los colores del fuego variaban dependiendo de la especie, sino que fue especialmente impactante la vista del pilar de luz del portal, el cual se había tornado como un pilar de fuego hermoso y poderoso en medio de la multitud de reptiles alados.
Tras un tiempo incalculable y de manera sincronizada, todos los dragones detuvieron sus respectivas llamaradas y expandiendo sus alas soltaron rugidos hacia el pilar de fuego, de donde intempestivamente dos figuras aladas emergieron a pie del portal.
Iluminadas por la luz del fuego perpetuo, ambos humanos las pudieron apreciar. Eran dos dragonas, Una de color Azul Prusia y otra de tono Vinotinto, Ambas con un ala y las puntas de sus colas entrelazadas en señal de su vínculo. Ambas dragonas se miraron, orbes celestes versus orbes verdes y dando un asentimiento se separaron al unísono y despegaron rumbo al cielo.
—Es… es hermoso… -susurró Kai, y Jinora asintió dándole la razón.
Las dragonas comenzaron a danzar por el oscuro cielo, alrededor del portal, en un intrincado y enigmático baile que tenía atónitos a todos los presentes, en especial a los humanos.
—Tan sincronizadas… es como un solo latir de corazón- susurró esta vez Jinora, admitiendo que Lord Hiroshi tenía razón, que cuando el ritual comenzara sabrían de qué trataba tanto fulgor. Su frase fue escuchada por Opal, la cual brevemente bajó su cabeza y a ambos les susurró.
—Ellas son nuestras amigas y se gustan desde antes de que aprendieran a volar. Sin embargo, ocurrieron cosas, ya saben, líos amorosos de dragones adolescentes, pero al final pudieron confesarse y descubrieron que eran almas gemelas. Ahora serán las regentes supremas, unificaran las castas y cuando su tiempo en la línea de la vida termine, su estirpe descendiente heredará dicha responsabilidad.
—¿Estirpe descendiente? ¿No son… hembras? -preguntó Kai, algo incómodo temiendo ser descortés.
No obstante Opal no se molestó, mas bien bufó por lo bajo y evitó reír. Mientras tanto Jinora respondió.
—Eso no importa en los dragones, Kai. Tienen la facultad de adaptarse para la viabilidad de la especie y dependiendo de la pareja que tengan. Es decir que ellas podrán poner huevos sin problema y tener su descendencia.
—Exacto. De hecho, ya aposté con el hermano de Bolin y con su pareja Wu que la que pondrá la semilla será Korra. Espero tener la razón, no quiero perder esas dos cabezas de ganado… oh miren, según las escrituras proféticas lo más asombroso ocurrirá ahora…
Los tres pares de ojos volcaron nuevamente toda su atención hacia el cielo en el momento exacto donde ambas dragonas se detenían en pleno vuelo, ambas a la misma altura, una a cada lado del pilar de fuego y comenzaban a lanzar sus potentes llamaradas. El fuego carmesí de la dragona roja como la sangre y el fuego azul de su pareja chocaron contra el pilar y este comenzó a transformar su fuego del típico amarillo con tintes anaranjados, a los colores de las llamas de ambas reptiles aladas.
Los cuernos negros de Asami y los Blancos de Korra brillaban a la luz de la luna mientras sus fuegos en el pilar comenzaban a entremezclarse a tal punto que este se volvió de un tono morado, símbolo de la unidad de ambos clanes y nuevo color insignia de la Pareja Avatar.
Con la transformación del fuego del pilar, ambas dragonas lentamente descendieron y entrelazaron sus cuellos en un afectuoso abrazo, mientras todos los dragones espectadores rugían y vitoreaban por la felicidad de la pareja y por la nueva era que nacía para su especie.
—Entonces, Jinora y Kai ¿La comunidad mágica no debe preocuparse?
—Efectivamente papá… digo, Señor Ministro -carraspeó la joven y tras su corrección, continuó- Como le expliqué en mi reporte y como lo tiene por escrito en el informe final que el entregué, la migración draconiana había sido con motivo de la celebración de la unión de pareja entre las herederas de los clanes del norte y del sur. Además, se convirtieron en la pareja Avatar, algo así como las alfas de todos los dragones.
—Cabe recalcar- intervino Kai- que conversamos con ellas y son unas dragonas muy amables, comprometidas al cien por ciento con el bienestar de su especie sin violar ninguno de los tratados establecidos con el resto de la comunidad mágica. Ellas buscan simplemente la convergencia en armónica entre todas las especies.
—Muy bien chicos, me siento muy orgulloso de los resultados de su misión. Pueden retirarse ahora, tómense el resto del día y esperen en el transcurso de la semana su siguiente asignación.
Asintiendo, ambos jóvenes hicieron una leve reverencia y salieron del despacho de Tenzin, felices porque su trabajo fue un éxito y porque habían aprendido mucho de la cuan enriquecedora y distinta podía ser la cultura de un dragón. Además de que habían hecho nuevos amigos, y sido bienvenida su visita en cuanto quisiera, especialmente si era en el siguiente solsticio, cuando las crías de los huevos hayan nacido.
Notes:
¡Hola!
Ok, ok, sí, estoy suuuper atrasada… ¡Pero poquito a poco voy avanzando! Eso es lo que cuenta… ¿No?
Por cierto, me placía escribirlas como una especie diferente a la humana así que… ¡TA-DA! Espero haberlo hecho adecuadamente.
Disculpen la falla en este u otros capítulos, no uso beta porque sino me desanimo de escribir lol.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 8: 8.- Baile: Dos pies izquierdos
Chapter Text
8.- Baile: Dos pies izquierdos
—Pero Sami, tengo dos pies izquierdos…
Esa había sido la temerosa declaración de Korra, la cual Asami desestimó, minimizándola como pura exageración.
—Vamos Kor-Kor eres mi prometida, y sabes que me encanta bailar ¿No crees que ya es momento de que aprendas, cariño?
—¡No es que no lo haya intentado, Sami! -Se defendió la morena, cruzando las manos y haciendo un puchero- simplemente es algo que no se me da. Puedo aprender todos esos movimientos de combate e incluso pude con el Aire control… ¿Pero bailar? Parece que en alguna vida pasada insulté a algún espíritu guardián de la danza y aún sigue enojado conmigo, haciéndome pagar la afrenta. -bufó, desinflándose por el desgano.
Asami rodó los ojos ante la exageración de su pareja, pero siguió con buen ánimo intentando convencerla.
—Vamos bebé, sabes que la siguiente semana es la gala anual de la empresa y en verdad quisiera poder aperturar el baile contigo… ¿No quisieras lo mismo? -al ver que la postura de Korra cedía un poco, Asami añadió- Igual Kor-Kor, es cuestión de práctica y no puedes ser taaaan mala- motivó la CEO, mientras agarraba a su novia de las manos y la instaba a levantarse del mueble- Además ¿Qué es lo peor que podría pasar?
Una Korra cabizbaja, sin soltar las manos de su prometida, respondió con cierto recelo.
—P-pero… ¿Y si te hago daño...?
—Oh vamos, cariño, ni que tuvieses pies de hierro -bromeó la ojiverde, acercándose para darle un suave beso en los labios- A lo mucho me das un par de pisaditas y nada más. Tranquila que de allí no va a pasar.
Korra, aún dudosa, suspiró y cediendo se dejó llevar por su pareja al espacio libre en la sala de estar. La pelinegra se separó brevemente de la castaña para activar el tocadiscos y volvió a su lado, mientras la música comenzaba a inundar el ambiente; así, bajo la guía de Asami, ambas comenzaron a bailar.
—Hematoma subungueal.
—¿Hema…qué?
—Hematoma subungueal, Avatar Korra- explicó la doctora- es una acumulación de sangre debajo de la uña, en este caso de la del dedo gordo del pie. Suele ser causada por un traumatismo, es decir, por algún golpe muy fuerte. -tras su explicación, la doctora se giró hacia la paciente y con la hoja de registro médico en mano, preguntó- Señorita Sato ¿Tuvo algún accidente en su trabajo? ¿Quizás le cayó algo sumamente pesado?
—Yo… bueno… -Al ver la expresión de culpabilidad en su novia, la adolorida CEO pensó bien su respuesta y al final simplemente asintió y tras un jadeo de incomodidad por su dedo lastimado, contestó- Ahora que lo pienso, sí, justo eso. Se me cayó la llave inglesa sobre el dedo gordo del pie derecho… un par de veces.
La doctora negó con la cabeza mientras anotaba los datos en la hoja y con cierto regaño en su voz, aconsejaba.
—Por favor, tenga más cuidado señorita Sato, los traumatismos no son un juego. Pudo haberse fracturado el dedo; menos mal no pasó, pero tendremos que drenar el hematoma.
—¿Cómo lo drenará? -preguntó Asami, tratando de aguantar pegar un gritillo por una punzada de dolor de su dedo herido.
La doctora se alejó hacia una mesilla rodante y la trajo consigo, esta poseía encima instrumentos médicos asépticos. Se puso un par de guantes y levantó una aguja mientras retomaba la palabra.
—No e preocupe, esto será rápido y casi ni sentirá dolor porque el propio dolor de su hematoma lo cubrirá.
Ante dichas palabras la pareja tragó grueso y Korra, culpable y apenada, tímidamente preguntó.
—P-pero con eso Sami ya estará bien… ¿Verdad?
—Por ahora por supuesto, aunque con el tiempo la uña se le caerá -al ver la expresión del avatar pasar del pesar al horror, la doctora rápidamente añadió, pero no se preocupe, en un año aproximadamente crecerá.
—¡¿Un año?!-Exclamó Korra, asustada. ¿No hay modo de que no pierda la uña?
—Lamentablemente no mi estimada Avatar, en base a mi experiencia y por la extensión del hematoma es seguro la uña se caiga en un par de semanas porque el golpe y la acumulación de sangre la han separado de su lecho. -El argumento de la médico fue interrumpido por un quejido de dolor de la ojiverde – Y, como puede ver, al mal paso es mejor darle prisa. Con su permiso, comenzaré con el procedimiento.
El avatar solo pudo quedarse allí, de pie, cogiendo la mano de su prometida para transmitir apoyo, sintiéndose como popó de perro oso polar por haber sido la causante del mal e intentando no desmayarse por la incómoda escena de ver una aguja perforar una uña.
—Definitivamente enloqueciste, ¿verdad? -cuestionó el avatar y muy asustada se acercó a su novia y comenzó a tocarle la frente -No tienes fiebre así que no creo que estés desvariando por subida de temperatura… Debe ser que has trabajado demasiado, Sami. Vamos, nos casamos en dos semanas y no quiero que tengas un colapso mental por exceso de carga laboral.
Asami se rió de su novia y la tomó de las manos.
—No estoy loca, ni con fiebre, ni desvariando. -Cuando vio que su futura esposa iba a replicar, interrumpió- ¡Y tampoco alucino por exceso de trabajo! Te prometí que iba a regularizar mis horarios de forma sana para todos los campos de mi vida y para priorizarnos, y así lo he hecho amor. Pero sí, como tú bien dices, nos casamos en dos semanas y por eso te lo estoy pidiendo.
—Pero Asami… ¡¿A quién se le ocurre pedirme practicar el vals después de lo que pasó el año pasado?! -Exclamó exasperada el avatar. Definitivamente si su novia no estaba loca, estaba amnésica.
La CEO no pudo culparla. Korra había terminado destrozada tras lo de la uña, especialmente cuando se le cayó. Asami nunca la culpó y, aunque obviamente sentía incomodidad en la zona afectada, nunca se quejó; pero eso no evitaba que la castaña se sintiera mal por causarle daño a su amada.
El avatar se disculpó cada mes después de eso, además de ayudarla y mimarla para compensar su error (Y aunque Asami le dijo que no era necesario, no negaría que le gustaba su atención).
La uña comenzó a crecer poco a poco y hace tan solo un mes ya había completado su tamaño normal; permitiéndole a Asami usar zapatos más a su gusto, así como quitando un peso de encima de los hombros del Avatar.
¿Y ahora la misma afectada le había propuesto volver a darle lecciones de baile? ¿A tan poco tiempo antes de su matrimonio y corriendo el riesgo de que suceda lo mismo? Eso, como mínimo, debería ser considerado masoquismo.
—Vamos Kor-Kor, tengo todo fríamente calculado. ¿O acaso no confías en mí?
Korra hizo un puchero, odiaba cuando su prometida apelaba a la confianza infalible que le tenía. Algo dudosa contestó.
—¿Prometes no dejar de amarme o cancelar el matrimonio si llega a pasar lo mismo?
Con una leve sonrisa en los labios, la ojiverde volteó los ojos ante lo tontamente tierna que estaba siendo su pareja. Por Raava ¡Sí que amaba a esa mujer! No queriendo hacerla sufrir más le dio un cariñoso beso en la frente y respondió
—Ni aunque a pisotones me sacaras todas las uñas de los pies, dejaría de amarte o de querer casarme contigo, amor.
Las palabras de Asami tranquilizaron a la castaña, y esta resignada suspiró.
—Está bien cariño, vamos, pero conste que estás advertida del inminente horror.
Como hace un año Asami activó el tocadiscos, la música envolvió el ambiente y la más experimentada comenzó a intentar guiar a su aprendiz. No pasaron ni cinco minutos cuando la primera pisada se hizo presente en la danza, siendo secundada por las nerviosas disculpas del avatar.
—¡Lo siento, amor! ¡Discúlpame en verdad!
La pelinegra intentó calmar a su prometida, tratando de explicarle que todo estaba bien; pero al ver que esta no hacía caso, la acalló de la única manera que sabía que funcionaría con ella.
Un profundo beso enmudeció al avatar, haciendo que sus tensos hombros se relajasen un poco. Tras un tiempo indescifrable, Asami se separó, dándose gusto con el sonrojo de las mejillas de su futura esposa. Aprovechando su aturdimiento momentáneo, habló.
—Amor, no te preocupes, estoy bien. Mira -mencionó apuntando a sus propios pies.
Korra lentamente bajó la mirada, al principio no comprendiendo bien pero inmediatamente captando la diferencia marcada. Normalmente Asami se enorgullecía de su estilo para la moda y amaba sus zapatos de diseñador (No por nada tenía una sección del amplio armario netamente para ellos); pero ahora andaba usando unas toscas botas amarillas que seguramente ella consideraría que chocaban por demás con su vestimenta actual.
—¿Y eso? -cuestionó el avatar ¿Cambiaste de look de calzado?
La CEO rió por lo bajo mientras negaba con la cabeza.
—No cariño, son unas botas industriales que inventé para que mis trabajadores no sufrieran percances laborales. Si te soy sincera la misma doctora de aquella vez fue la que inspiró la idea, estas botas tienen por dentro una punta de metal que recubre y protege a los dedos de golpes de herramientas o también…
—¡De pisadas de Avatar! -completó la idea Korra, con una sonrisa torcida iluminando su rostro. Por Raava, Asami, ¡Eres una genio!
El avatar alzó en brazos a su pareja y la hizo girar alegremente a modo de celebración. Motivada al ya no poder sin querer hacerle daño a su amada, renovó su seguridad y espíritu animado, por lo que estuvo dispuesta a retomar la práctica.
Es así como ambas mujeres practicaron en cada momento libre por esas dos semanas, siempre con el apoyo de las botas, hasta que finalmente el avatar le agarró el tino y habilidad al baile, siendo sincronizada con su pareja de forma fluida y elegante.
La noche de su boda, ambas mujeres dieron apertura al vals ante lo diversos asistentes. Amigos y padres de ambas vitorearon lo hermosas que se veían bailando juntas y Asami se sintió muy orgullosa de su pareja por haberse esforzado tanto para por fin poder bailar con ella sin causarle daño por potentes pisadas.
Es por eso que, para no desmeritar su logro o aplacar su confianza, callaría para siempre el secreto de que, aunque no llevaba más aquellas botas, sus actuales zapatos de tacón con punta cerrada igual habían sido adaptados con la placa metálica anti-korra-pisadas… solo como una medida extra por si acaso algo fallara.
Chapter 9: 9.- Helado: De vuelta al punto de partida
Notes:
Nota: Este one shot es una continuación indirecta del día 8 de mi fic “Omegacember Korrasami”. Para un mejor entendimiento de las referencias mencionadas, leerlo por favor.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
9.- Helado: De vuelta al punto de partida
—Uff… ¡Al fin terminé! ¡Está listo!
Asami sonrió de oreja a oreja al ver su creación. Finalmente estaba lista, se había esforzado tanto, al punto de casi no dormir, pero al verla sabía que valía la pena: La brillante aleación de plata con incrustaciones de rubíes y zafiros se vería ideal adornando la morena mano de su alfa.
Agradeció mentalmente el hecho de que sus padres fueran personas pudientes que tuviesen un taller privado adecuado para la ocasión donde no pudiese ser interrumpida su concentración, y que su situación socioeconómica le permitiera gastar en algo tan costoso que seguramente otras personas en último año de universidad no pudiesen.
Claro que no fue entregado gratuitamente, todo era fruto de su esfuerzo decidiendo que la mitad de su salario por pasantías de los últimos meses en la empresa familiar fuese destinado al pago de los materiales utilizados para crear el pequeño aro plateado que ahora estaba guardando en una cajita morada.
Mientras estaba absorta pensando en cómo le iba a pedir la mano a su amada ojiazul, el sonido de su Satophone interrumpió el silente taller. Aún embobada por la felicidad y cavilando sus posibles palabras, contestó en modo automático la llamada sin mirar quien era, pero tras pronunciar un escueto “Sato al habla”, una atronadora voz la sacó de su neblina mágica.
—¡ASAMI SATO! ¡¿QUÉ LE HAS HECHO A MI MEJOR AMIGA?!
El atronador gritó por el auricular la hizo saltar de espanto y miró la pantalla para confirmar si la voz conocida era de quien pensaba... Y sí, definitivamente no estaba equivocada.
—¿Kuvira? ¿De qué rayos estás hablan…?
—¡Oh, no te atrevas a hacerte la loca, omega sinvergüenza! -interrumpió la fúrica alfa- Confiesa. Tienes a otro alfa, ¿verdad? Nunca esperé eso de ti…
—¡Más respeto, por favor!- interrumpió la omega, sintiéndose ofendida- Yo nunca engañaría a mi pareja, Korra es la única alfa en mi vida y la amo con todo mi corazón.
—¡Ja! -rió sarcásticamente la alfa- Es más, dos ¡Ja, Ja! Para ti, por embustera rompecorazones. Si la amaras tanto, ella no estaría aquí borracha y llorando.
—¡Eso no es…! Espera… ¿Ella qué? Kuvira, déjate de tonterías. ¿Korra está bien? ¿Está herida? -preguntó rápidamente la omega asustada.
—La única herida que ella tiene, es en el corazón por tus desprecios. -gruñó la alfa con desprecio.
Asami respiró profundo mientras masajeaba sus sienes, agradecida de la distancia entre ambas para no lanzarle la caja de herramientas que tenía cerca en la cabeza a la alfa del lunar.
Estaba a punto de insultar a Kuvira por su enojo y acusaciones injustificadas, pero sabía que así no iba a sacar nada; por lo que respiró hondo y se intentó calmar antes de volver a hablar.
—Kuvira, te lo juro que no sé de qué estás hablando. ¿Me podrías explicar, como la gente civilizada, por favor, de qué trata todo esto?
Por el teléfono pudo notar que su amiga también suspiraba antes de con un mejor tono de voz, aunque de igual manera acusatorio, hablar.
—Korra ha estado un poco rara los últimos días; decía que no era nada, pero hoy finalmente se quebró. Me dijo que le has estado haciendo ghosting y que iba a ahogar sus penas como solo ella sabía hacerlo…
—Oh, no me digas que… -susurró, asustada.
—Exacto Sato. No pude disuadirla, así que tuve que acompañarla para ver que no le pasara nada… ¡Y eso nos lleva a que aquí estamos por tu culpa!
Kuvira volvió a enfurruñarse alzando la voz y Asami volteó nuevamente los ojos, agradecida de que no pudiera verla. Sí, estaba preocupada de que su novia estuviera haciendo… eso… nuevamente, pero le parecía también un poco exagerado su actuar. Lo cual era raro porque en todos los años que llevaban de noviazgo Korra nunca había sido una alfa controladora tóxica y ni una sola bandera roja había sacado ese osito cariñosito de chocolate que tenía por novia.
—Oh vamos, no le he estado haciendo ghosting-desestimó la acusada, defendiéndose con sus sólidos argumentos- simplemente he estado algo ocupada. Le expliqué a Korra que estaría super atareada por la semana de exámenes, ella sabe que son los finales y conoce cómo soy al estudiar por lo que acordamos en que mejor esperaría mi llamada…
—Pero Sato, eso fue hace dos semanas.
Asami se quedó muda ante lo escuchado… debió oír mal ¿No? O quizás debía de ser una broma. Sí, eso seguramente era.
—¿Hace dos semanas? Oh por favor, no me tomes el pelo.
—¡Revisa tu calendario!
Con la preocupación creciendo en su interior, Asami puso el altavoz y revisó el calendario de su Satophone. Cuando confirmó lo que Kuvira le estaba reclamando pegó un grito de sorpresa mientras sus ojos se abrían de par en par.
—¡Oh mierda, mierda, mierda! -repitió, asustada.
—Exacto. Así que ya di la verdad ¿Por quién dejaste a mi bff? ¿A quién debo partirle las piernas? La paz nunca fue una opción.
—¡A nadie, psicópata! -Esto está mal, yo simplemente estaba tan ensimismada con un proyecto…
—¡¿Andas de tóxica de nuevo con el trabajo, Sato?! ¡Le voy a decir a Opal que volviste a la auto-explotación laboral, para que te meta uno de tus destornilladores por el…!
—¡Calla un momento, deja de amenazarme con tu novia y escúchame alfa cabezadura! -vociferó frustrada, la acusada.
Ante el tono de la omega, Kuvira hizo silencio y le concedió la palabra. Asami rápidamente le explicó cómo tras, terminar su estresante semana de exámenes y arduas pasantías, les había dicho a sus padres que se ausentaría del trabajo un par de días para hacer lo que ellos ya sabían, pues mucho antes les había comentado su plan y estos le habían dado consejos para el diseño del anillo que a Korra le iba a dar… ¡Pero en verdad esperaba demorarse solamente dos días y no otra semana entera más! Eso explicaba por qué se sentía tan cansada… y ahora que miraba alrededor también explicaba por qué había platos sucios acumulados, pues tenía destellos de recuerdo de haberles agradecido a las empleadas por los alimentos.
Para su desgracia, esta era una de sus más grandes fallas, cuando se concentraba en algo que en verdad la apasionaba, se daba en cuerpo y alma a ello. Y nada en su vida le apasionaba más que su alfa.
Tras exponer su versión y buenas intenciones a Kuvira se hizo en la llamada un momento de silencio mientras ella se maldecía mentalmente por su mala concepción del espacio-tiempo; sin embargo, salió de su auto-regaño cuando la voz de su amiga la llamó.
—¿Estás… estás hablando en serio? ¿Le pedirás a Kor-Kor matrimonio? -susurró la alfa con voz indescifrable.
Por su arrebato impetuoso ante la necesidad de excusarse y justificarse, Asami se había olvidado que era la primera vez que le comentaba a alguien, que no fuera su mamá y papá, de sus intenciones matrimoniales con la castaña.
Eso la asustó un poco, no solo por el hecho de que su mejor amiga Opal definitivamente iba a amenazarla con su propio destornillador por enterarse después de su novia; sino también porque Kuvira quería mucho a Korra. Durante años la mujer de la llamada había sido como una hermana para la ojiazul, la protegía, la cuidaba y aunque Asami también era su amiga, no sabía cómo esta tomaría la noticia del posible matrimonio con su hermana putativa.
Recordando que le hicieron una pregunta, lentamente asintió y al darse cuenta de que era una llamada, respondió con algo de recelo.
—Sí… ¿Qué opinas al respecto? -preguntó. No era como si la opinión de Kuvira afectara la seguridad de su decisión; sin embargo, no sería malo saber si en este tema, la mejor amiga de su novia y novia de su mejor amiga, la apoyaba o era su enemiga.
—¿Qué opino, dices? Pues…– interrumpió Kuvira sus pensamientos y tras una pausa dramática finalmente respondió con algarabía- ¡Que me parece la noticia más estupenda del maldito mundo, Sato! Ok, estás oficialmente perdonada y no anotaré tu nombre en mi Death Note.
—Gracias, eso creo…-susurró dudosa Asami mientras escuchaba a través de su teléfono el lamento de su pareja. La ligera alegría por la aceptación de Kuvira se transformó nuevamente en preocupación- Kuv, ¿Cuántos ha bebido?
—Cuatro- La alfa mencionó algo a su borracha acompañante y luego suspiró antes de volver a hablar con la omega- Pero ya pidió tres más. No puedo frenarla ni convencerla, no me escucha. Temo que si no vienes a aclararle las cosas esto terminará mal, Asami.
—Voy para allá… el mismo lugar de aquella vez ¿Verdad?
—No podría ser de otra manera, te espero pronto. Ahora te dejo, debo evitar que mientras espera las siguientes copas se robe las de otros clientes.
La llamada del Satophone se cortó y Asami se levantó de inmediato. Estaba cansada, sí, pero sabía que tenía cierta responsabilidad emocional por la condición actual de su alfa y lo mejor era aclarar todo y no hacerla sufrir más.
Cogió la cajita con el anillo dentro y del mini refrigerador del taller sacó una botella de café helado que comenzó a beber mientras caminaba hacia donde tenía parqueado su auto, sacando las llaves de sus pantalones lo encendió y se vio brevemente en el retrovisor. Sí, estaba algo desaliñada y tenía bolsas bajo los ojos, definitivamente esta no era la apariencia con la que quería proponerle una vida juntas a Korra… pero no había tiempo que perder, por lo que para su pesar dejó de lado su apariencia y pisó el acelerador rumbo a aquel conocido local.
Kuvira no pensó volver a estar en esta situación nuevamente… pero la vida daba muchas vueltas y aquí estaba, en la Heladería “El Perro Oso Polar Feliz”, acompañando a su mejor amiga una vez más en su tragedia amorosa con la misma mujer.
Sí, sí… según lo recientemente hablado con Asami, esta “tragedia”, al igual que la de la secundaria, era una mera confusión y por lo visto tendría un final feliz incluso aún mejor que el de aquella vez… ¡Pero eso no evitaba la incómoda situación actual!
Hizo una mueca de desagrado al ver a su amiga dar un sonoro eructo mientras seguía balbuceando cosas sobre como que “El amor de su vida se había convertido en Gasparín, el fantasma amigable” y que “Ahora debía entrenar para ser una Cazafantasmas y recuperar su amor”, pero prefirió no regañarla ni intentar razonar con ella en ese estado. Era imposible, ya lo había intentado.
—Al menos esta vez no se puso a cantar ¿No te parece? -le susurró Bumi, trayendo las tres nuevas copas solicitadas a la ebria castaña que le agradeció diciéndole “Siempre tan amable usted, Señora Nesbitt” Bumi asintió ante el agradecimiento y pegó una carcajada antes de continuar– Aunque debo decir que no me molestaría ver nuevamente un show, ahora con “María Antonieta y su Hermanita”
—No es gracioso Bumi, y no le des ideas… - renegó Kuvira, entrecerrando los ojos, lo que causó otra carcajada en el dueño del negocio.
—Okey, okey, pero recuerda… ¡Si vomita o tiene diarrea tú limpias! -Gritó alegremente mientras se despedía e iba a atender a otros clientes.
La alfa pelinegra suspiró y observó cómo Korra bebía ávidamente una de las copas traídas por el hombre bonachón, aún pareciéndole impresionante cómo su mejor amiga se emborrachaba con algo así. Y es que en serio, a riesgo de imitar a su yo adolescente…
¡¿Cómo alguien en sus cabales se puede emborrachar con milkshakes de Oreo, Raava bendita?!
¡¿Quién en su sano juicio entraría en estado etílico sin etanol?!
Pero claro, su casi hermana no era una alfa en sus cabales ni con sano juicio.
Asami una vez le intentó explicar con diapositivas de Power Point su hipótesis sobre que la alfa fisiología de Korra era algo peculiar; una impresionante anomalía médica caracterizada por metabolizar de forma distinta los componentes que formaban la dulce bebida, sustentando que la principal culpable de su embriaguez era la fusión del helado con las galletas Oreo (entre otras implicaciones científicas más detalladas que su cerebro había olvidado).
Kuvira, por su lado, tenía la hipótesis de que Korra simplemente era idiota, pero que tocaba quererla así de igual forma.
Sea como fuese y por más absurdo que pareciese, estaba de nuevo en el punto de partida; con Korra todavía emborrachándose con malteadas de Oreo, y en su estado no podría hacerle entender que la causa de su pena fue una confusión.
La única que podría centrar a su amiga, hacerla reaccionar y de paso liberarla a ella misma de tener que lidiar con una pseudo borracha de heladería era…
—¡Korra! -un grito irrumpió desde la entrada a la vez que la campanilla de la puerta anunciaba a un nuevo cliente.
—¡Y esa es mi llamada a la libertad! -exclamó aliviada la alfa del lunar mientras que se ponía de pie y avanzaba hacia la puerta, sin siquiera despedirse de su amiga que por estar absorta en sus lamentos y en sorber del popote más malteada no se había percatado de la nueva presencia. Una vez que Kuvira llegó hacia donde estaba Asami la tomó de los hombros y le dio una penetrante mirada- ¡No la cagues de nuevo, Sato! ¡Donde me quedo una tercera vez atrapada en medio de esta situación de locos, te juro que yo misma las te dejo viuda o las divorcio!
Acto seguido y sin dejar hablar a Asami, Kuvira salió de la heladería y se perdió rumbo al centro de la ciudad, en busca de su taberna preferida para tomar un trago de verdad.
La omega ojiverde espabiló unos segundos después y terminó de entrar al local, saludando de lejos con la mano al buen Bumi y acercándose lentamente a la mesa repleta de copas de malteada vacías, donde su tontarrona alfa estaba balbuceando cosas ininteligibles. Su corazón estaba enternecido al ver a su pareja en una situación similar como la de antaño por una simple bebida sin alcohol que más probable era que le causara diabetes y no ebriedad, pero a la vez se encontraba apenado al saber que ella era la causante de su tristeza. Esto debía arreglarlo ya.
—Korra… Cariño - Con delicadeza carraspeó y susurró su nombre, pero la alfa seguía en lo suyo, por lo cual se sentó a su lado y tocando su brazo volvió a intentar llamar su atención. -Amor, soy yo, Asami.
—¡Yo tengo una novia llamada Asami! Pero me ignora porque seguramente ya no me ama, y ahora para recordarla tendré que comer salami… -exclamó mientras hipaba entre frases. - ¡Bumi, Bumi! ¡Tráeme una malteada de salami!
La pelinegra tuvo que contenerse mucho para no de darse una palmada en la cara ante lo escuchado, y con fuerza de voluntad volvió a hablar.
—No hace falta eso, amor; yo te sigo amando. Aquí estoy, soy yo… mírame Kor-Kor.
La pelinegra agarró el rostro de su alfa con ambas manos para que esta centrara su mirada en ella, y así pudo ver cómo poco a poco a esos bellos pero confusos orbes azules, llegaba el reconocimiento de quien le hablaba.
—¿Eres mi salami?
Una vez más Asami tuvo que contenerse de dar una palmada… pero esta vez a la cara de su alfa. No obstante, se abstuvo y lo dejó pasar mientras asentía.
—Sí amor, soy tu Salami.
—¡Mi Sami-Salami! -Dando un grito, la alfa se arrojó a los brazos de su novia abrazándola fuerte- ¡Te he extrañado tanto!
—Y yo a ti, amor – susurró la omega, correspondiendo con igual ímpetu al gesto de su alma gemela.
Pasaron un buen rato así, en silencio y abrazadas con Korra sollozando por la emoción de ver a su novia y con Asami imitándola por haberle causado desazón. Cuando finalmente se separaron y Korra iba a tomar la palabra, la ojiverde se adelantó.
—Kor-Kor, cariño. Te pido disculpas por mi inexplicable ausencia. Yo estaba enfrascada en un proyecto y perdí la noción del tiempo… pero no es excusa. Prometo por Raava y los espíritus no volver a hacerlo y mantenerme una positiva responsabilidad emocional contigo como la que tú siempre has tenido conmigo.
—Entonces... ¿No es me ignorabas adrede? ¿No tienes otro alfa en tu vida? -preguntó la alfa, algo más repuesta tanto anímicamente como de percepción.
La omega negó con gran fuerza ante dichas ideas.
—¡Para nada cariño! Tú lo eres todo para mí, no concebiría a otra alfa a mi lado que no seas tú. Yo simplemente estaba haciendo algo especial y pues…
—¿Algo especial? -cuestionó la castaña, curiosa de qué nuevo proyecto podría haber absorbido de esa manera a su novia. - ¿Es un nuevo invento de la empresa de tus padres?
Korra sabía que su pareja era apasionada, y ese era uno de los rasgos que más le gustaban de ella. Sí, a veces en el pasado había exagerado con la intensidad del trabajo… pero tras una intervención con ayuda de Kuvira, Opal, la habían reencausado a una rutina saludable para su estabilidad biopsicosocial.
Ahora sus pasiones hacia trabajo y estudios eran bien medidas y es por ello que se había asustado de la extensa ausencia de su novia más allá de la semana de exámenes (que también fue un infierno en vida para ella misma). Pronto ese susto había saltado al campo de la inseguridad pues había llamado a sus suegros y estos habían explicado que Asami estaba bien, solo que estaba muy ocupada y no podía atender sus visitas ni recibir llamadas.
¿Respuestas escuetas y algo evasivas cuando ellos eran un mar de amor con Korra? Trató de evitarlo, pero sus alarmas saltaron pensando que Asami la ignoraba porque seguramente alguien más llamaba su atención y quizás estaba pensando la mejor manera de dejarla. Por ello al final se quebró y había terminado acudiendo a su viejo lugar de despecho, el cual no visitaba para estos tristes fines desde hace milenios.
Menos mal al parecer sus conjeturas, aunque justificadas por el ghosting recibido, habían sido precipitadas y erróneas. Prometiéndose mentalmente ser más fuerte y confiar más en sí misma y en su pareja, vio cómo esta negaba con la cabeza, lo cual aumentó su curiosidad y la trajo de vuelta de la abstracción a la realidad.
—No amor, no es algo de la empresa…yo… esto… mi proyecto especial… hmmm… ¿Qué tan “ebria” estás, Kor-Kor? ¿Ya te sientes mejor? -prefirió asegurarse la omega.
—Sí amor. Hablando contigo me siento mucho mejor, Sami. -comentó con sinceridad.
Por costumbre Korra iba a agarrar una de las copas y su pareja amablemente la apartó, centrando su atención nuevamente en su ser. Si su alfa ya estaba en sus cabales (casi completamente, al menos) esta era su oportunidad y no la iba a desperdiciar. No quería mentirle sobre la causa de su ausencia, moría por expresar la verdad que en su bolsillo parecía querer saltar.
—Korra Waterstone, hemos estado juntas desde hace mucho tiempo, gloriosos años que a tu lado han sido una bendición. Irónicamente en esta heladería comenzamos nuestra historia de amor, y por coincidencia también teniendo que ver con una confusión… supongo que por eso la vida o los espíritus han querido que lo que te tengo que decir sea en este sitio. Amor, Korra…eres la alfa de mi vida, tan diferente a otros, tan auténtica y vivaz, divertida y con corazón de oro, tierna pero fuerte, ruda protectora pero sentimental, la mezcla ideal fuera de los estereotipos, quien me comprende y apoya, mi complemento, mi ánimo y paz… mi deseo es estar siempre a tu lado, ser tu fuerza y apoya así como eres el mío y luchar a tu lado por nuestra felicidad… por eso quisiera saber si me honrarías queriendo ser mi esposa, mi alma gemela por la eternidad.
Mientras decía las palabras de corazón, Asami se levantó e hincó una de sus rodillas en el suelo, sacando la cajita morada de su bolsillo y mostrándola a la que esperaba fuera su futura esposa.
Los orbes azules de la castaña estaban abiertos de par en par ante lo escuchado y al ver el bello anillo que su novia le mostraba.
¿Ese era el proyecto especial?
¿En verdad su novia le estaba haciendo LA propuesta?
¿Esta propuesta de matrimonio no era un sueño? ¿Era la realidad?
Disimuladamente se dio un pellizco en el dorso de la mano, y al dolerle supo que no estaba en una de sus recurrentes fantasías.
Esto era cierto, su más grande deseo de tener un “para siempre” con su amada omega se estaba volviendo realidad.
Antes de que Asami pudiese ponerse nerviosa por el tiempo transcurrido o disculparse pensando que no era una propuesta pertinente o bien recibida, la alfa dio un gritillo de emoción.
—¡ACEPTO! ¡POR EL AMOR DE RAAVA, CLARO QUE ACEPTO!
El aplauso de los clientes de rededor (que hasta ahora ninguna había notado, eran el centro de atención), resonó en la heladería. Los vítores mezclados con sus propias emociones sacaron lágrimas en ambas mientras una temblorosa Asami ponía la argolla en la morena falange de su amada y esta última la cargaba, girándola en el aire para luego apasionadamente besarla.
Una vez más, desde la trastienda, Bumi lloró a moco tendido al espiar la bella escena. Desde un principio había sabido que esas chicas tenían un vínculo especial y se alegraba de que su negocio fuera el lugar que en ya dos ocasiones fusionara ambos amorosos corazones como una unidad.
Esta vez voluntariamente decidió asumir la cuenta de la mesa de las tórtolas que ahora felizmente se besaban, sabiendo que la “inversión” sería recuperada porque seguramente a futuro las vería alegremente venir con sus propios cachorros a la heladería El Perro Oso Polar Feliz.
Notes:
¡Hola!
La creatividad es una perra y estamos peleadas a veces; pero cuando se decide portar bien conmigo y nos llevamos, me cae bien jajaja.
Espero completar por lo menos hasta el día 15 en este mes y lo restante en septiembre. ¡Y si es antes, mejor! Porque debo terminar el de no me gustan los perros que le quedan como 1 o dos caps y en octubre quiero hacer un shot como continuación de mi serie Click.
Espero les gustara este capítulo y que entendieran las referencias.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 10: 10.- Fantasma: Mejores amigas por la eternidad
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
10.- Fantasma: Mejores amigas por la eternidad
Querido diario:
¡Hola! Mi nombre es Asami Sato, tengo 8 años recién cumpliditos y tú eres mi primer diario. Mi papi te regaló a mí porque dice que ya soy una niña grande y que aquí puedo anotar toooodo lo que quiera, piensa, sienta o me suceda, en especial en este nuevo inicio familiar. Lo más especial de hoy es que mami, papi y yo nos mudamos a una nueva casa, no está en medio de la ciudad como la anterior, sino que está lejos, muy lejos en el campo.
Nos cambiamos porque el doctor dijo que el aire fresco me haría bien… espero así sea para que mami y papi estén felices.
Es raro vivir en una nueva casa, además parece un poco solitario ya que no hay vecinos cercanos… ¡lo bueno es que tampoco hay escuela!
No, no soy vaga, sabes que me gusta aprender y soy muy estudiosa, pero nunca me llevé bien con los otros niños… no sé si por ir más adelantada en algunas materias, por faltar tanto a la escuela para ir al hospital por los exámenes que siempre me hacen o si simplemente es por ser yo… en fin, no importa. Igual prefiero que mami me enseñe en casa, como dijo que desde ahora lo iba a hacer.
¡Ah, cierto! Al lado de la casa hay un pequeño bosquecillo y vi lo que parecía ser una niña escondida entre los troncos, pero cuando le señalé a mami el lugar y no vimos nada, me dijo que debí confundirme ya que somos los únicos en el lugar, y que quizás era un pequeño zorro, un conejito o una ardilla.
Supongo que tiene razón, mami y papi siempre la tienen.
A.S
Querido diario:
¡No era un pequeño zorro, ni un conejito ni una ardilla! ¡Sí era una niña!
Hoy la vi de nuevo, esta vez más cerca, parecía tener curiosidad y se asomó por la ventana cerrada de mi cuarto. Fui a abrirla para saludarla, pero supongo que es muy rápida corriendo ya que cuando lo hice, se había esfumado.
Esta vez la pude ver mejor… pero es algo extraña. Esperaré a verla nuevamente para describírtela.
Por otro lado, ya estamos totalmente instalados aquí en la nueva casa, y aunque papi nos deja mucho tiempo solas ya que tiene que trabajar en su despacho aquí y constantemente viajar a su oficina en la ciudad, mami está feliz porque dice que me veo menos pálida.
Estoy feliz de que mami esté feliz, cuando veo a papi en la cena también parece contento. Los amo mucho y me alegro por ellos.
A.S
Querido diario:
Mami definitivamente no sabe lo que es palidez porque si viera a la niña que me está visitando se asustaría y de seguro le querría dar de comer muchas espinacas o de ese feo hígado que a veces me prepara.
Hoy vi bien a la niña, y definitivamente es extraña. Es blanca, muy blanca… pero como transparente, pues también podía ver un poco a través de ella. Llevaba una camisetilla que no le cubría del todo su pancita (la cual era regordeta, aunque la niña era flaquita) y unos pantalones con una basta más recogida que la otra. Pese a su ropa gastada se la veía muy bonita, llevaba el cabello recogido en un par de pequeñas coletitas que enmarcaban su rostro y una en la coronilla de su cabeza.
La niña desconocida parece casi de mi edad o quizás un poquito menor a mí, pero lo que más destaca en ella es que pese a ser tan pálida y transparente... ¡Tiene unos lindos ojos azules! Es lo único con otro color en su cuerpo y son super bonitos, me recuerda al mar que veo en los libros.
Ella estaba en el umbral de la puerta de mi cuarto esta vez y me asustó un poco cuando mientras tendía mi cama, de repente la vi allí observándome… Pero como no quería que huyera de nuevo, intenté no demostrar mi impresión y me animé a saludarla. ¡Esta vez no huyó de una, e incluso me hizo un poquito de la mano antes devolverse a ocultar!
Llevando ya dos semanas aquí, lo considero un gran avance.
Espero pronto saber su nombre.
A.S
Querido diario:
Korra. Su nombre es Korra.
Es gracioso que sin buscarlo esta vez lo supe. Algunas veces más la había visto y nos habíamos hecho de la mano, pero siempre se me escapaba; sin embargo, hoy me vio jugando con mis muñecas, peinándolas, y pidió poder jugar. Su petición fue amable, con una voz muy tierna, por lo que con gusto le di una con su propio cepillo y comenzamos a jugar juntas y a conversar.
Ella solita se presentó con su nombre, también me dijo que tiene siete años y que ha vivido aquí desde hace mucho, mucho tiempo… sola.
Le pregunté por su mami y papi, pero solo dijo que ellos tuvieron que irse con el tiempo y ella no pudo acompañarlos, que tuvo que quedarse cuidando la casa. No entiendo cómo sus padres le dejaron esa responsabilidad, pero la admiro por eso, a mí me daría miedo quedarme solita aquí por mucho tiempo.
Ella también dice que yo le caigo bien, que desde hace años que no jugaba con nadie y que nunca había conocido a una niña tan amable y bonita como yo.
Creo que a mí también me cae bien Korra.
A.S
Querido diario:
Sé que no te escribo mucho, solo cuando me acuerdo, pero vengo a decirte que… ¡Korra es la mejor!
Jugamos todo el día, todos los días (salvo cuando es momento de estudiar, allí se sienta a mi lado, calladita, escuchando las cosas que mami me enseña o leyendo los textos conmigo). ¡Pero hablemos de los juegos! Jugamos mucho, ya sea a la pelota, a inventar historias, a las escondidas o con las muñequitas (que son nuestras favoritas), etc. ¡E incluso se queda a hacer pijamadas conmigo! Ella es sensacional.
El problema es que mamá dice que Korra no existe, que solo es el producto de mi imaginación, de mi mente y que ya estoy algo grande para tener amigos imaginarios.
No me gusta que mi mami diga eso, hace llorar a Korra y no me gusta verla llorar… ella… yo… yo la quiero mucho. Es como una amiga super especial… como mi mejor amiga… ¡Como la mejor amiga de todas las mejores amigas! Es… es… mamá dice que mi léxico es muy amplio para mi edad, pero aún así siento que no tengo palabras para describir cuanto significa Korra para mí.
Por eso me hiere que mamá diga esas cosas y se enoje y me rete por hablar de ella o jugar y hablar con ella.
Una vez, a escondidas, la escuché discutiendo con papá. Él decía que es cosa de la edad y que aún si no fuera eso y fuese algún fenómeno más allá del entendimiento humano, no le parecía mal porque me divertía y no me hacía daño.
Mami le respondió que no es sano, que ya de por sí tengo muchos problemas como para andar creando otros… Korra comenzó a llorar a mi lado y dijo que mejor se iba para no molestar y yo no aguanté más.
Llorando entré y le grité a mami que Korra era mi mejor amiga, que no hablara así de ella, que ella no era un problema porque me ayudaba a estudiar, jugaba conmigo, me cuidaba y era muy buena, bonita y especial y…y… de repente todo se puso oscuro.
Lo siguiente que supe es que estaba nuevamente en el hospital… algo le escuché decir a la doctora Zhu-Li, la que siempre me atiende, sobre situación de estrés que empeoraba y cortaba el tiempo… no sé qué más le dijo, pero debió ser algo bueno porque mami se disculpó conmigo y me dijo que no me tenía que preocupar, que nunca más hablaría así de mi amiga.
Su promesa fue sincera porque cuando volvimos a casa y tras calmar a Korra que se había quedado muy preocupada por verme así, vimos su cambio.
Desde allí se porta muy bien conmigo y con Korra, incluso cuando me sirve galletas le deja un par a ella y cuando me lee cuentos la nombra para que sepa que también la historia es para ella.
No sé si aún piense que es una “amiga imaginaria” o no, pero la verdad no importa, con tal de que no diga cosas que hagan sentir mal a Korra. Aunque Sinceramente yo supongo que ya no cree eso porque la otra vez mamá casi se resbala por las escaleras, pero Korra la salvó y cuando un oso quiso entrar a la casa Korra lo ahuyentó.
Ni mami ni papi la pueden ver, pero yo siempre les cuento lo que hace Korra por nosotros y aunque al principio supongo estaban dudosos, cuando comenzaron a ser testigos de los hechos y a analizar que no hay otra explicación, finalmente creyeron.
En serio querido diario, Korra es asombrosa.
A.S
Querido diario:
Ya llevamos seis meses viviendo en esta casa y me gusta mucho. Korra me ha mostrado todos sus lugares favoritos de los alrededores (Mami ya confía más en ella e incluso me permite ir al inicio del bosque si ella me está cuidando).
En estas expediciones he descubierto dos cosas:
La primera me olvidé de contarte hace un mes, y es que Korra me mostró un rincón de la casa, oculto bajo unas tablas de madera, donde había escondido a su mascota Naga. ¡Es tan linda! Es un peluche de un perro con mezcla de oso polar. Estaba algo polvorienta y tenía telarañas, pero cuando se la llevé a mami y se la mostré ella se ofreció a lavarla con cuidado y ahora es toda blanquita, esponjosita y hermosa. Korra y yo hemos jugado con ella y con las muñequitas desde entonces, es su fiel mascota e incluso ellas pueden montar en su lomo. Es fascinante las aventuras que viven juntas, aventuras así espero vivir con Korra.
La segunda cosa que he descubrí fue ayer, esperamos a que no fuera un día con mucho sol y Korra me tuvo en el prado buscando un lugar en particular. No entendía muy bien, pero al final lo encontramos, había una piedra algo grande para señalarlo, pero como nos entretuvimos jugando e imaginando no nos habíamos percatado. Con todo pusimos más piedrecillas alrededor de esa, formando un corazón, para no perderlo de nuevo.
Ese lugar es donde está enterrado el cuerpo de Korra.
No mentiré, fue un shock cuando Korra me lo contó todo, su propio tío la asesinó como venganza por una vieja rencilla con su padre y aunque ese señor llamado Unalaq terminó pagando por su crimen al ser condenado a la silla eléctrica, sus padres no pudieron seguir viviendo en ese sitio por la pena de perderla, por lo que se marcharon con mucho pesar, dejándola enterrada en el terreno de la casa que en vida tanto quiso y donde tantas travesuras infantiles realizó.
Siendo sincera nuevamente… me puse a llorar. Lo cual es irónico porque Korra lo contó sin una sola lágrima o pesar. Supongo que ella ha tenido mucho tiempo para aceptar la situación y librarse de la pena… por otro lado a mí se me partió el corazón al pensar en lo feo de que un familiar te haga eso, en el dolor de su mami y papi y en que alguien quisiera dañar a una niña tan linda y buena como ella.
Odio a ese tipo sin conocerlo… pero a la vez, como dijo Korra para animarme un poco, si ese atroz acto no hubiese sucedido… no nos hubiésemos conocido. Y ella dice que está tan feliz de conocerme como yo de conocerla a ella. Quiso abrazarme como consuelo; pero, aunque se siente un ligero contacto, es como abrazar a la neblina, no es como el calor humano… En verdad quisiera poderla abrazar algún día.
A.S
Querido diario:
Le pregunté a Korra si le podía decir a mi mami dónde estaban enterrados sus huesitos, pero negó rotundamente con la cabeza. Dice que si lo hago capaz la saquen y la quieran mandar lejos a donde están enterrados sus padres y que, aunque aún los quiere mucho, prefiere estar aquí conmigo.
Yo tampoco quiero que Korra se vaya, quiero que estemos juntas por siempre así que este será nuestro secreto.
A.S
Querido diario:
En base a lo anterior y ahora que lo pienso bien Korra es… ¿Es un fantasma? ¡Es como Casper el fantasma amigable! Alguna vez pensé que ver a un fantasma me daría miedo… pero ella me inspira todo lo contrario, ella me da seguridad, fuerza y ánimo.
Se siente incorrecto llamarla fantasma o incluso espíritu… era para mí siempre será Korra. Mi Korra.
A.S
Querido diario:
Korra y yo nos hemos puesto sobrenombres, ella me llama Sami y yo la llamo Kor-Kor. ¡Soy su Sami y ella es mi Kor-Kor!
Estoy feliz.
Además… ¿Te he contado que su color favorito es el azul? El mío es el rojo así que hemos determinado que nuestro color de amigas es el morado.
¡Genial!
A.S
Querido diario:
Kor-Kor es muy bonita, de seguro cuando estaba viva era aún más preciosa. Me cuenta que su piel era como la canela, su cabello como el chocolate y que sus ojos, al igual que ahora eran reflejo del mismo mar.
He soñado con esa descripción de ella y que bailábamos al ritmo del Jazz que suele escuchar por la radio mamá. Cuando desperté se lo mencioné a Kor-Kor e intentamos bailar y nos divertimos mucho.
Quiero algún día poder bailar con ella en verdad… y quizás darle un beso en la mejilla.
A.S
Querido diario:
La última semana no me he sentido muy bien de salud, tanto así que no he podido salir a jugar con mi Kor-Kor al prado o juguetear en el inicio del bosque con ella y los conejitos a los que les damos zanahorias. Pero ella es buena, se sienta en mi cama conmigo y con mamá a escuchar las historias que ella nos cuenta y cuando ella debe ir a hacer la comida, me cuida y me entretiene con las muñequitas. También me ha dado a Naga para que la abrace y mejore mientras ella siempre vela por mi y me acaricia la cabecita o me peina el cabello mientras susurra lo bonita que soy y lo lindo que lo tengo.
Sé que ella sabe que es falso como el de las muñequitas, pero también sé que ella piensa de corazón que soy linda y eso me hace sentir las mejillas calientes y acelera mi corazón.
¿Sabes querido diario? Kor-Kor nunca duerme, me cuida perennemente, tanto o más que mami y papi.
Los quiero mucho. La quiero mucho.
A.S
Querido diario:
Ya son 9 meses viviendo en esta casa y han sido muy buenos pese a que las últimas semanas he estado en cama.
Kor-Kor es el sol de mis días, mis papis también son mi alegría… la falla es escucharlos llorar cada día.
Intentan que no me de cuenta… pero la casa es silenciosa por el entorno y se los oye y se ven los ojos rojos de mami y papi… Eso me rompe el corazón.
Al menos ya dejaron de pelear por buscar alternativas de solución, todo desde que la buena doctora Zhu-Li vino a casa el otro día y me revisó. Ella fue muy amable conmigo, yo le hablé de Korra y de mis muñequitas y le presenté a Naga y se portó muy linda con todas nosotras… pero supongo que no les dio tan buenas noticias a mami y papi porque desde allí están más tristes de lo que nunca los he visto en la vida.
La doctora me dio una nueva medicina, sentía dolor antes y por eso no te había escrito mi querido diario… ahora ya puedo hacerlo nuevamente y estoy feliz por ello. Espero la medicina me permita volver a jugar más con Kor-Kor… aunque ella últimamente también parece un poco apagada y aún más pálida.
Quizás sean solo ideas mías.
A.S
Querido diario:
Moriré pronto.
Mami y papi no me lo han dicho, pero yo lo sé por sus susurros y actitudes. El otro día mami no pudo evitar abrazarme mientras lloraba desconsoladamente a mares y le pedía a Raava que me ayudara. ¡Incluso le pidió a Korra!
La llamó un angelito en la tierra, que esperaba intercediera y me aliviara.
Korra se vio muy apenada y me pidió darle una respuesta citándola palabra por palabra, exactamente le dijo “Señora Yasuko, lo siento mucho, he dado toda la energía posible para ayudar a Sami y aplacar su dolor, pero ya no me queda más por ahora para dar. Créame que si de mi dependiese me sacrificaría por su hija sin ninguna duda. Lo siento mucho, discúlpeme también con el señor Hiroshi; yo intentaré seguir ayudando con lo poquito que me queda, al igual que la medicina, para que no le duela tanto”
Mami lloró mucho después de eso y pese a no poder ver que estaba a mi lado en la cama, le agradeció.
Por mi parte me enojé con Korra después de eso ¡Por eso se la ve tan descompuesta! Más incorpórea y sus toques son más leves. Cuando mami se recuperó un poco y fue a cocinar, Kor-Kor me confesó que desde el inicio, cuando nos conocimos, me ha estado aportando energía, pero que como he empeorado, ya no puede hacer mucho.
Le dije que se detuviera porque no quiero que desaparezca. Estaba reacia a hacerlo, pero con el dolor de mi alma le dije que nunca más le hablaría… así que al final cedió.
A.S
Querido diario:
Hoy volvió la doctora Zhu-Li a visitarnos, algo le dijo a mami y papi sobre que el tratamiento definitivamente no funcionó. Escuché que papi ofreció dinero, mucho dinero, más de lo que puedo contar con todos mis dedos… pero al final la doctora solo le dio un tiempo el cual por desgracia no escuché bien. Le pedí a Korra que me dijera que pasaba, ella tiene una mejor audición, pero no me quiso decir y puso uno de esos pucheros en los que parece que va a llorar… así que preferí no seguir tocando el tema.
No me gusta verla triste, tampoco me gusta escuchar a mis papis llorar… verlos a los tres así es peor que los dolores físicos que siento, quiero que todos estén en paz.
A.S
Querido diario:
El fin está cerca… no me han dicho la fecha, pero lo sé y no estoy triste.
De hecho, me da algo de tranquilidad saber que me sentiré mejor una vez que esto acabe y que ni mis papis ni Korra van a seguir sufriendo por verme así.
Les dije a mis papis que los amaba mucho, que siempre los amaré y que quiero que sean felices aunque yo ya no esté.
A Korra también le dije que la amaba con todo mi corazón y ella me dijo que sentía lo mismo, pero que esta no era una despedida. Dijo que aunque le dolía verme así y daría lo que fuera por darme más vida… una parte de ella estaba contenta de que por fin me podría dar un abrazo de real.
Y la verdad… yo también espero con ansias poderla abrazar, jugar con ella, darle un besito en la mejilla, ver sus verdaderos colores y bailar.
Le pedí permiso a Korra para romper una promesa y aceptó, dejé un dibujo con un mapa de dónde están enterrados los huesitos de Korra y les pedí a papi y mami que por favor que cuando partiera de este mundo me pusieran allí con ella, que quería acompañarla eternamente en este lugar.
No sé si lo hagan… espero que sí.
Lo deseo en verdad.
A.S
Querido diario:
No creo que pueda escribirte más, solo vengo a despedirme y a agradecerte por ser mi fiel confidente.
Sé que los diarios personales no los deben leer otras personas, pero para quien se haya topado con este libro quiero que sepa que me voy en paz, que amo profundamente a mi mami, a mi papi y que les agradezco por todo lo que me han dado y por haber accedido a cumplir mi última voluntad.
Ahora me marcho, Korra me está esperando… se ve cada vez más clara y nítida ¡Puedo ver el bello color de su piel y cabello! Y huele… huele como a mar, a libertad. Mami y papi, no se preocupen, estoy feliz y no estaré sola, Korra y yo seremos mejores amigas por la eternidad.
A.S
Querido diario:
Pecamos de indiscretos y leímos lo escrito en tus páginas… por lo que nos parecía acertado darte, a nombre de nuestra niña, una actualización final: Hemos cumplido el último deseo de nuestra pequeña, aunque con un detalle adicional.
Cuando exhumamos el cuerpo de la pequeña Korra pusimos con cuidado sus restos en el ataúd blanco de nuestro retoño y procedimos a llevarlos a incinerar. Ambas cenizas fueron mezcladas y puestas en una misma urna, enterradas en aquel mismo sitio solo que encima no colocamos las piedras que nos sirvieron de quía para encontrar el lugar, sino que sembramos el retoño de un árbol de jacaranda, que cuando crezca y madure tendrá bellísimas flores del color que las representa a ambas.
Nuestro dolor es inmenso, inconmensurable e indescriptible… pero extrañamente tenemos paz de saberlas juntas, tal como ansiaban estar.
Trataremos con el tiempo de sanar, cuidaremos de ese árbol y recordaremos a las dulces niñas con mucho amor en este hogar.
Y.S & H.S
—¡Jinora, cariño! ¡¿Dónde estás?!
—¡Ya voy, mamá!
La niña cerró el cuaderno que había estado leyendo y mientras lo abrazaba contra su pecho bajó las escaleras del ático hasta la cocina, donde sabía que su madre estaba dando de comer a su hermanita.
—Cariño ¿Qué estabas haciendo? ¿Y qué es eso que llevas en la mano?
—Estaba en el ático mami, mis amiguitas me dijeron que allí había un librito que me haría conocerlas más.
—¿Tus amiguitas Korra y Asami?
—¡Sí mami! – exclamó la niña de diez años, emocionada, mientras mostraba a su mamá la tapa del librillo que había encontrado- este es el diario de Asami y cuenta toda su historia con Korra.
La mujer mayor tarareo y asintió mientras le daba de comer otra cucharada de sopa a su amada pero quisquillosa hija menor, cavilando en lo que actualmente sentía ante la situación.
Su familia se había mudado recientemente a esta antigua casa de campo, guiadas por el entusiasmo de su esposo ante la tranquilidad del ambiente que aún con la expansión de la ciudad seguía reinando en el lugar.
Ella estuvo de acuerdo con la idea, el transporte hacia el trabajo o la escuela no sería problema porque tenían vehículo propio y habiendo crecido en una granja le gustaban más las cosas calmas. Además, la casa era linda y grande con un amplio prado en cuyo centro se alzaba un portentoso árbol de jacaranda y con un bosquecillo verde cercano. Lo que no esperaba era que esta casa ya estuviera “habitada”.
En retrospectiva no era raro, según el vendedor el sitio tenía más de dos siglos de historia con prácticamente ningún cambio más que leves modernizaciones o arreglos y mejoras. De allí la sólida estructura y antiguamente tradicional fachada eran las mismas que a lo largo de los años habían resguardado y sido hogar de varias familias (aunque según el vendedor ellos serían los primeros en habitar la casa en muchos, muchos años).
Seguramente pertenecientes a algunas de esas familias eran los espíritus que rondaban la zona.
Todo comenzó cuando se mudaron hace tres meses y su hija Jinora comenzó a ver y a jugar con dos niñas en la nueva casa. Pensó que simplemente eran amigos imaginarios, ella misma los tuvo de chiquita en la granja en la que vivió. Siendo psicóloga infantil analizó que seguramente el aislamiento de la temporada vacacional y el hecho de que Ikki, su hija menor, aún fuera muy pequeña había decantado en que la imaginativa mente de su hija mayor, cultivada por el hábito de la lectura que tanto amaba, creara unas amiguitas con las cuales jugar. Pensando que seguramente cuando volviera a clases las amistades imaginarias desaparecerían, le quitó importancia al asunto y siguió con su vida.
No obstante, ya había vuelto a clases hace unas semanas y las “amiguitas” seguían rondando por la casa… además su hija Ikki, que estaba aprendiendo recientemente a hablar, también las había nombrado, señalando lugares vacíos de la casa y sonriendo y riendo a la nada.
No negaría que en un principio se había erizado ante la idea de que la situación no fuese efecto de la imaginación de su hija mayor… pero su marido siempre intentaba calmarla y hacerla entrar en razón.
Una “razón” quizás un tanto extraña para otros, porque no lo hacía negando o desestimando la existencia de dichos seres. En su lugar le hacía comprender que las dos presencias que habitaban la zona eran buenas, positivas y guardianas del lugar.
Sabía que debía creerle a su esposo, por algo era el monje guía de la Doctrina Aerita, una ideología con un gran vínculo espiritual donde todos los nacidos bajo su ala eran más más perceptivos que cualquier otro ser humano regular.
Quizás por ello sus dos hijas veían a aquellas niñas llamadas Korra y Asami, quizás ese sexto sentido que tenían, heredado de su padre y potenciado por la pureza propia de la psiquis infantil, les permitían, además de sentir su presencia, verlas claramente e incluso interactuar con ellas en todo lugar.
Y si era sincera ella, aunque solo era acólita y no parte de los monjes de la doctrina por lo que no tenía esa percepción sobrenatural, también sentía que lo que sea que estuviese en esa casa, en esas hectáreas de prado y bosque, no era algo a lo cual temer. No era malo, al contrario, eran seres que aligeraban el ambiente y traían paz.
Tal vez por ello su temor inicial cambió a sentimientos ambivalentes hasta que finalmente, si se auto analizaba, la situación ya estaba asimilada, normalizada, aceptada y era respetada considerando de cierta manera a aquellas dos niñas que no veía, como miembros adicionales de la pequeña familia.
Aunque no por ello dejaría de regañar a su niña por no portarse como debía.
—Jinora… ¿Qué te hemos dicho papá y yo del ático? -mencionó con un leve tono de regaño mientras enarcaba una ceja.
Su hija sabía perfectamente que no debía ir a dicho sector de la casa sola, el cual aún guardaba cosas dejadas por los antiguos dueños que por algún extraño motivo nadie había querido, podido o recordado desechar.
La niña cambió su semblante a uno avergonzado y mientras bajaba la mirada jugando con la punta del zapato en el suelo, comenzó a hablar susurrando.
—Sí mami, lo siento… -la niña hizo una pausa como escuchando algo y volvió a hablar- Korra y Asami también lo sienten mami… ¡Pero es que en verdad quería saber más de ellas! Pero tú estabas ocupada con mi hermanita, papi llega para la cena y yo no quería esperar… lo siento mucho, mamá… -mencionó la infante, con un puchero al final.
La madre volteó los ojos y suspiró, decidiendo dejar pasar la situación. ¿Qué podía hacer si su nena lucía tan arrepentida y de paso incluso tenía la disculpa de dos más que, aunque no veía, seguramente lucían igual?
—Está bien, está bien, están disculpadas. Solo por favor no lo vuelvan a hacer. Aún no hemos revisado bien que cosas hay allí o si hay algo peligroso o pesado que esté mal colocado y pueda causar un accidente. No es un lugar para que los niños vayan solos, así que la próxima vez espera a que tu papá o yo estemos disponibles ¿Estamos de acuerdo?
—¡Sí mami! -exclamó animada la niña, aunque luego puso una expresión pensativa antes de volver a hablar- Oye mami…en el ático, dentro del baúl donde estaba el diario, hay un lindo par de muñequitas con varios accesorios ¿Crees que las podamos bajar? A mis amiguitas les gustan mucho las muñequitas, pero dicen que Ikki y yo les caemos tan bien que si queremos nos las pueden regalar.
Pema le dio la última cucharada de alimento a su hija y mientras esta masticaba puso un dedo en su labio, golpeándolo de forma pensativa, causando intriga en su hija mayor. Cuando pasó más o menos un minuto de suspenso, le dio una cálida sonrisa y asintió.
—Claro que sí, pero debo inspeccionarlas primero. Solo déjame terminar de lavar esto y vamos las tres a hacerlo ¿Vale?
Jinora aceptó dando saltitos de alegría mientras abrazaba el diario y la pequeña Ikki aplaudió saltando en su sillita como comprendiendo la situación. Cuando la mujer mayor terminó de lavar, sacó a la niña más pequeña de su silla y cogiendo la mano de su hija mayor fueron las tres al ático.
La habitación estaba polvorienta y ya que solo uno de los dos focos servía estaba algo oscura, sin embargo, no se sentía lúgubre, menos aún considerando el rayo de luz que entraba por la rendija de cortina corrida y caía singularmente sobre un cofre de tamaño mediano, de un rosa (quizás rojo en algún momento) raído por el tiempo, el cual pese a lo descuidado del lugar resaltaba por estar limpio. Su hija lo señaló como el indicado y ella le dejó encargada a su hermanita en brazos mientras lo habría para inspeccionarlo.
Dentro había un hermoso par de muñecas de porcelana visiblemente costosas, una de tez más blanca y otra más oscura, portando delicados vestidos con encajes y vuelos y con sus cabellos lustrosos siendo adornados bonitos sombreros. Levantó ambas viendo lo hermoso del detalle de las facciones femeninas y comprobando que pese al largo tiempo de existencia que seguramente tenían, estas estaban en perfectas condiciones. Antes de dejar a ambas muñecas en su puesto, se percató que debajo de ellas había dos cepillos para el cabello y gran cantidad de atuendos.
La mujer cerró el cofre y miró a sus hijas que parecían mirarla expectantes.
—¿Entonces…? - preguntó la pequeña Jinora, esperanzada.
Pema sonrió y asintió.
—Son realmente bellas, creo que Ikki es un poco pequeña aún para manipularlas sin riesgo a dañarlas, pero no veo ningún problema con bajarlas y que tú juegues con ellas y a su debido momento compartas con tu hermana. Jinora saltó feliz con su hermanita en brazos, pero repentinamente, como escuchando a alguien paró y giró la cabeza hacia la nada-Tras un momento se volvió hacia su mamá.
—Mami, mami, Korra y Asami dicen que debajo de los vestiditos hay algo que puede ser para Ikki, para que no se quede sin jugar.
La mujer sorprendida y curiosa asintió e inspeccionó de nuevo el baúl, sacando a las muñecas con cuidado colocándolas en su regazo y removiendo con delicadeza los cepillos y la ropita hasta encontrar ese “algo”. No sabía qué esperar exactamente, pero cuando lo tocó, supo que lo había encontrado. Pema sacó del baúl un pequeño peluche, algo viejo pero bien conservado, de lo que parecía ser un oso polar aunque tenía orejas y cola de perro. Pese al material, el osito-perrito de felpa estaba en tan buen estado como las muñequitas y sus accesorios. La conservación tan idónea de los juguetes intrigaba a la mujer, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por su hija mayor.
—Esa es Naga, mis amiguitas dicen que es la mascota de las muñequitas mami y que las muñequitas con Naga, al igual que Korra y Asami, son mejores amigas para siempre. – la niña hizo una pausa para escuchar algo y luego continuó hablando con su mamá- Dicen que Naga es una amiga fiel y suavecita que no se romperá, así que Ikki puede jugar sin problemas con ella mientras es chiquita y cuando crezca ya podrá jugar también con las muñequitas
Ikki aplaudió dando saltitos en los brazos de su hermana de la pura alegría mientras su atención pasaba entre el peluche y un punto en la nada; Jinora estaba igualmente feliz, aunque intentando controlar los movimientos de su hermana para que esta no se cayera, ni se le cayera el diario que había puesto por el momento bajo su brazo.
La mujer mayor asintió y sonrió ante la alegría de sus hijas mientras volvía a guardar todo en su lugar y cerraba el cofre, intentó retirar a la más pequeña de los brazos de su hermana mayor, pero Jinora se negó, aduciendo que ella podía bajarla sin problemas pero que en su lugar cogiera el diario para que no se le cayera. Pema aceptó el trato, cogió el diario de debajo del brazo de su hija, lo guardó en el cofre, lo agarró dando gracias a Raava de que por suerte no estaba muy pesado (Sino hubiera tenido que esperar a su esposo por su recientemente descubierto nuevo embarazo) y comenzó a bajar lentamente del ático, vigilando que sus retoños descendieran tras de sí con igual cuidado.
Las tres fueron a la sala, donde Pema colocó el cofre en el suelo y retiró de los brazos de su hija mayor a la más pequeña y se sentó en el sofá.
Jinora no perdió el tiempo e inmediatamente fue a abrir el baúl, sacando en primera instancia el peluche y dándoselo a su hermanita.
La pequeña lo cogió con una sonrisa, aunque sus ojitos ya mostraban el cansancio del transcurso del día, por lo que pronto, arrullada por su madre y abrazada al peluche de perro-oso, se quedó dormida.
Mientras su hija mayor sacaba los atuendos de las muñecas y con admiración los inspeccionaba, Pema fue a colocar a su hija dormida en la cuna, arropándola y dejándola acompañada de su nueva amiga de felpa, Naga. Luego volvió a la sala con su otra hija y cuando se disponía a encender el radio para escuchar alguna radionovela para matar el tiempo hasta que volviera su esposo, Jinora se acercó a ella y le extendió el librillo al que con tanto ahínco se había aferrado.
—Mami, Korra y Asami dicen que, aunque quieren que yo conserve el diario, también quieren que papi y tú lo lean para que también sepan más de ellas.
Sorprendida la mujer recibió el librillo y mientras su hija volvía a enfrascarse en sus nuevas muñequitas, comenzó a leerlo.
Pema, que de por sí era una mujer muy sentimental, inevitablemente sintió que el corazón se le apretaba, que la garganta se le contraía y comenzaba a derramar lágrimas mientras leía cada página anotada con el puño y letra de la infante de antaño.
Quizás por la edad, su pequeña aún no alcanzaba a ver la magnitud del trasfondo de las cosas escritas en el mismo, de la gravedad de la afección de la niña, de cuán difícil debió ser para ella y para sus padres, así como de lo importante que fue el vínculo que formó con la amiga que encontró en esa misma casa.
Cuando terminó era un mar de llanto mientras su mente analizaba cada aspecto de las vivencias planteadas en las envejecidas páginas, sintiendo empatía por aquellos adoloridos padres y rompiéndosele el corazón por el triste final de vidas tan jóvenes. Intentó disimular su estado anímico y evitar que su hija la viera así, pero Jinora de un momento a otro se le acercó para abrazarla con toda su fuerza mientras que, como leyéndole el pensamiento, la consolaba.
—No llores mami. Ese no fue su final, fue solo el inicio… El dolor de Asami se acabó y Korra nunca más estuvo triste por estar sola. Ellas finalmente se pudieron encontrar y abrazar. Desde allí no se han apartado, su amistad aún dura y durará por la eternidad.
La mujer sacó un pañuelo de su bolsillo mientras pensaba en lo dicho por su hija. Pensó en si debía corregirle, decirle que la amistad de las niñas iba más allá, relacionada a lo que ella intuía era un amor infantil, el primero y único de sus cortas vidas (En el caso de Korra, ni en vida) … pero quizás Jinora era muy joven para comprenderlo… quizás ni las mismas niñas lo llegaron a entender. Lo importante era que estaban juntas y nada las iba a separar.
—Jinny, cariño, agradéceles mucho a tus amiguitas de mi parte, tanto por el bello regalo que les dieron a ustedes como por permitirme saber su historia.
—¿Por qué no les agradeces tú mami? Ellas están aquí frente a ti, mirándote-contestó la niña, girando la cabeza con inocencia.
La mujer que anteriormente se hubiera erizado ante el comentario, esta vez simplemente asintió con una leve sonrisa. Ya le había dicho a su hija que ella, al igual que la mayoría de las personas, no podía ver a sus especiales amiguitas… pero si estaban allí, aunque no las viera, era meritorio que ella misma les agradeciera.
—Korra y Asami, pequeñas. Gracias por permitirme saber más sobre ustedes, gracias por estimar tanto a mis hijas y demostrarlo dándoles algo tan suyo, tan valioso y especial, y gracias por ser las guardianas de la casa y de toda esta zona. Ustedes ya son como miembros de nuestra familia, son buenas niñas y prometo que mañana, que es fin de semana, iremos a la ciudad a comprar un nuevo par de muñequitas como tanto les gusta, y las pondremos bajo aquel bonito árbol de jacaranda que ahora sé es la tumba de ambas.
Jinora comenzó a saltar de la alegría mientras una inexplicable pero agradable brisa sacudió las hebras castañas que se habían soltado de la coleta de Pema.
Al siguiente día, ya con su marido al tanto de toda la información y totalmente de acuerdo con el plan, fueron a la juguetería de la ciudad además de a un puesto de placas instantáneas que él conocía. Ya de regreso con los encargos y tras comer y bañar a ambas hijas dejándolas tomando la siesta, la pareja fue a aquel bello árbol de flores moradas.
Cubiertos por la agradable sombra del mismo, Tenzin, su esposo, con ayuda de un taladro comenzó a colocar la placa en la sólida corteza del árbol sin lastimarlo demasiado; mientras tanto, Pema se arrodillaba a la altura de las raíces y sacaba a las dos nuevas muñequitas de la funda de regalo sentándolas en el césped. Era una muñeca blanquita y otra morena, como homenaje a las obsequiadas a sus hijas, cada una con una bonita muda de ropa puesta y un cepillo de cabello además de que les había comprado como compañía un pequeño teddy bear blanco como la nieve. Cuando culminaron los arreglos, la pareja retrocedió y observó con una sonrisa cálida la escena.
El fresco viento movía a las delicadas flores soltando unas cuantas, lo cual envolvía en una atmósfera bella y plácida a las dos muñequitas y al peluche que yacían sentados en el césped, apoyadas al tronco del árbol como disfrutando del atardecer; y ese mismo tronco a la vez era adornado por una discreta pero visible placa de acero inoxidable que rezaba:
“Aquí yacen Korra y Asami.
Guardianas protectoras de esta casa y sus tierras circundantes.
Niñas muy buenas y amables.
Y mejores amigas por la eternidad.”
Al siguiente día, el peluche y las muñequitas ya no estaban en el lugar; pues según contó Jinora, las niñas, felices, se los habían llevado para jugar.
Notes:
¡Hola!
Okey, por fin llegué a los dos dígitos en este fic… ¡Hurra!
Esta idea, cuando se me ocurrió, pensé que iba a ser más corta… pero como siempre las cosas no son como una las planea.
Con todo espero que les haya gustado, al idearlo me pareció un concepto diferente, que si bien tiene un trasfondo triste también tiene una esencia tierna.Ahora, en la sección de preguntas que nadie hizo pero que quizás pensaron:
¿Por qué Pema no les devolvió sus juguetes “viejos” y les dio a sus hijas los nuevos? Ese no es la finalidad del escrito, hubiera sido una falta de respeto el descarte del regalo de las dos almas y esa no es parte de la doctrina Aerita que promulga la familia.
¿Por qué darles algo así dos fantasmas? Es una ofrenda común para las tumbas de los niños presentar juguetes, y a mi en lo personal me parece algo muy lindo porque es honrar su espíritu y la edad en que partieron de este mundo.
Y por último ¿Por qué siguen las niñas en este mundo si están en paz? Ningún asunto pendiente las ata a este plano, simplemente son niñas que se aman mucho y quieren seguir disfrutando de la compañía la una de la otra jugando, abrazándose, disfrutando del bosque y viendo amaneceres o atardeceres sin las limitaciones físicas que en su etapa mortal tenían. Ahora que tienen a Jinora y a Ikki disfrutarán aún más de los inocentes juegos. Quizás algún día partirán, solo si llegan a tener la certeza que en otro plano o realidad se encontrarán.
Creo que eso es todo, con gusto leeré sus opiniones.
Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 11: 11.- Nerd: Juicios errados
Chapter Text
11.- Nerd: Juicios errados
Korra llevaba afuera del departamento de Asami una hora, dando vueltas una y otra vez frente a su puerta y a susurros hablando sola.
Sabía que de seguro parecía alguna loca acosadora… ¡Pero no podía evitarlo! Le costó encontrar el valor para ir hasta allí con un ramo de flores (las cuales, dicho sea de paso, ya estaban un tanto maltrechas por estarlas apretando), pero aún no tenía el valor para llamar a la puerta de la omega y disculparse por su fallo.
En retrospectiva era irónico ¿Quién diría que ella, Korra Waterstone, la alfa estrella del deporte de RCU y capitana del equipo de Futbol, estaría desesperada por rogar el perdón de Asami Sato, omega genio, presidenta del consejo estudiantil, dirigente del equipo de mecánica automotriz y la nerd más nerd de todas las malditas nerds del mundo?
Inverisímiles los misterios del corazón.
De hecho, si hace medio año alguien le hubiera dicho que estaría perdidamente enamorada de esa mujer, de seguro hubiera golpeado a esa persona por estar desvariando y hablando sin razón.
Después de todo no puedes amar a quien odias… ¿Verdad?
Aunque al parecer del odio al amor hay un solo paso.
Sí, siempre supuso que su “odio” era injustificado porque en los 3 años que llevaban en la universidad, hasta hace seis meses nunca había intercambiado palabras con Asami Sato. Sí sabía quién era (¿Quién no lo sabría?) Pero no habían tenido contacto directo entre ellas… simplemente le caía mal y ya.
No sabía si era por esa aura de perfección que la rodeaba, por su aire de superioridad, por su abundante inteligencia que dejaría sintiéndose tonto a cualquiera, por lo absurdamente rica que era su familia o por el hecho de que su presencia siempre acaparaba la atención en cualquier lugar donde llegaba… Tal vez un poco de todo.
El punto es que, aunque tal vez estaba prejuzgando por un estereotipo, la chica le parecía una insoportablemente omega vanidosa, pretenciosa, ególatra, narcisista y que menospreciaría seguramente a cualquiera que no estuviera en su target económico o de inteligencia.
Nada más alejado de la realidad.
No supo la verdad hasta que se fueron conociendo cuando sus caminos se cruzaron.
Ella como capitana del equipo de box, y queriendo mantener su beca deportiva, dedicaba muchas horas al constante entrenamiento, lo que para su desgracia académica le restaba horas de estudio.
Normalmente en la mayoría de las materias no importaba, ella no era ninguna descerebrada, se consideraba medianamente inteligente y sus notas eran aceptables, es más, muchas estaban incluso por encima de la media… Todas menos estadística.
Maldijo a sus ancestros por tener dicha materia en su malla curricular… ¡¿De qué le servirían un poco de cálculos si iba a ser Terapeuta Ocupacional?!
Absurdo. Injusto. Detestable en verdad.
Desde siempre tuvo fallos con cualquier materia asociada a los números y estaba segura que iba a reprobar.
Tenzin, director de la facultad y consejero educativo, le dijo que, si no mejoraba sus notas, perdería la beca porque debía mantener un mínimo de puntaje para poder mantenerla. Esa información desconsoló a la Alfa porque si bien su familia no era pobre, no quería cargarles su responsabilidad universitaria y afectar así a la economía del hogar.
Le explicó a Tenzin que no era que no se esforzara, que en verdad tenía una dificultad con las destrezas numéricas y este lejos de regañarla, le dijo que entendía y le creía porque sus demás notas respaldaban su responsabilidad, y que por eso la quería ayudar.
Él tenía una conocida, hija de unos amigos y benefactores de la Universidad, que era muy buena con cualquier materia numérica o que involucre cálculos y análisis de datos, especialmente estadística, y que seguramente estaría presta a ayudar.
A Korra le pareció una maravillosa idea y le agradeció mucho por semejante oportunidad. Tenzin pidió un momento para mandar unos mensajes de texto y en menos de cinco minutos ya había hecho el contacto para Korra y creado su primera cita de estudios.
Solo cuando la alfa salió de la oficina, feliz por tener un apoyo que le ayude con sus notas, es que decidió ver el papelito que Tenzin le había dado con la fecha y hora del encuentro, además de la dirección y número de departamento, así como número de celular del contacto… El contacto que con pulcra caligrafía se leía como “Asami Sato”.
Fuck.
No negaría que pensó en declararse enferma y cancelar… incluso consideró cambiarse de universidad. Pero más allá de las ideas descabelladas, sabía que su única opción viable era no faltar.
Así que con el mayor desgano del mundo fue a verla… y para su sorpresa, ella no era lo que esperaba.
Dese el primer momento, la mujer que consideraba insoportable, no fue nada más que amable, incluso cuando ella misma estaba siendo algo seca y cortante. Pero la gentileza de la omega pudo derretir su inicial mala voluntad; y aunque seguía con las defensas altas a su lado, con el paso de las sesiones (tres por semana) se dio cuenta de que en verdad la mujer era un auténtico ángel terrenal.
Sí, era el maldito ser humano más inteligente que había conocido (Y más sexy, si cabía recalcar) pero también era muy humilde, graciosa y buena persona. Ni una sola vez, ni aunque Korra se equivocara por enésima vez, se había molestado con ella o la había hecho sentir tonta. Al contrario, era una excelente maestra que la apoyaba y la motivaba a comprender y salir adelante, tan buena profesora que con sus enseñanzas había logrado subir sus notas a niveles exorbitantes…Y por qué no admitirlo, también se había convertido en una magnífica amiga.
Agradeció mentalmente no ser de aquellas personas idiotas que hablaban mal de otros, esparciendo chismes y/o haciendo bullying. No, nunca actuaría así. Aunque en su momento Asami no fue santa de su devoción, nunca actuó en su contra, sea directa o indirectamente. Siempre guardó sus erróneos pensamientos en su interior.
Eso le permitió, una vez roto su prejuzgamiento mental, iniciar una fuerte amistad con la magnífica “Sami”, como ahora le llamaba. Viéndose prácticamente todos los días de la semana para acompañarse a estudiar o simplemente ver una película, comer, jugar o conversar. Es por eso que, al pasar tanto tiempo junto a un ser tan perfecto, para su corazón le fue imposible no encariñarse y transformar ese sentimiento amistoso en uno amoroso.
Al principio se asustó del cambio y sus defensas se volvieron a alzar. Supo que ella se dio cuenta, pero no lo podía evitar. Sin embargo, la magia de Asami Sato salió a relucir una vez más y pudo volver a ser la Korra de siempre con ella, aceptando para sí misma sus fuertes sentimientos hacia la omega.
El problema ahora era expresárselos a ella.
Sabía que Asami no le era indiferente, cuando estaban juntas algo especial entre ellas se sentía en el aire, solamente que nadie se había atrevido a cruzar la línea por temor a un desplante.
Y finalmente cuando se decidió a confesarse, cuando le dijo a todos sus compañeros de equipo que finalmente le diría a Asami lo que sentía y le pediría ser su novia, cuando todos los hombres y mujeres bajo su mando la habían vitoreado a la vez con que la molestaban con que “ojalá al estar de pareja se le pegara la inteligencia de la omega”, lo peor ocurrió… ¡Pero ella no tenía la culpa de aquel horror!
Ginger, la omega más popular y líder de las porristas siempre había estado encaprichada con Korra… pero esta nunca le había prestado atención. Es por ello que, a la salida de un entrenamiento, tras haber espiado la conversación de Korra con su equipo sobre sus planes de confesión, la pelirroja se le había arrojado a los brazos y besado con fervor.
Korra y el resto del equipo se quedaron fríos ante la acción, pero una vez que la capitana salió del shock, la alejó de sí misma y la encaró, regañándola por el atrevimiento en cuestión.
Ginger se hizo la tonta y coqueteó con Korra diciéndole que “Cualquier alfa estaría más que feliz de tener un beso de ella” e insinuándosele de formas más íntimas mientras lanzaba feromonas a diestra y siniestra. No obstante, la voluntad de Korra no claudicó y puso los puntos sobre las íes, aclarándole que no estaba interesada en ella, sino en otra omega y que si no dejaba de acosarla optaría por medidas más extremas.
Aquel disgusto fue el viernes y luego, tras una última reunión con Asami (Donde se sintió algo nerviosa por lo ocurrido y esta lo notó, pero le dijo que no era nada de qué preocuparse), pasó todo el fin de semana sin celular por estar en un paseo con sus padres. El lunes que volvió a clases y sintió a la gente cuchicheando más de lo a menudo, pero ya que se le había olvidado de una tarea ignoró ese asunto. Más tarde cuando fue a la casa de Asami para una de sus clases, fue cuando las cosas se tornaron verdaderamente extrañas.
La omega estaba algo fría y distante, y repentinamente le preguntó si le gustaba alguna chica, si tenía alguna novia o si había besado últimamente a alguien.
Korra entró en pánico. Claro que le gustaba alguien… ¡Ese alguien era Asami!… pero, aunque ya sabía que quería declararse, deseaba que ese momento fuera especial, por lo que esta no le pareció la ocasión ideal. En cuanto a lo otro, no sabía si lo de Ginger contaba como un beso o no ya que ella no correspondió ni incitó la situación; al final decidió negar todo lo cuestionado y ese fue el gran error.
El ambiente cambió mientras una silente Asami con una cara de poker sacaba su celular, buscaba en él algo y se lo daba a Korra. Cuando la nerviosa y confundida alfa tomó el aparato, su tez morena palideció de repente.
Pecó de ingenua, debió prever que aquella porrista se vengaría por el desplante.
La maldita pelirroja había filmado con una cámara escondida el hecho y había viralizado un video de ella y Korra besándose, uno que convenientemente cortaba la parte del rechazo hacia la omega.
Lo siguiente que pasó fue un borrón de tiempo incalculable lleno de tristeza para Korra. Asami le gritó que era una mentirosa y que no quería verla nunca más en su vida. Que no era solamente por el hecho del beso ya que sabía que no eran pareja, sino mas bien por la descarada mentira que le había dicho en su cara. Y finalmente la botó de su departamento, sin dejarla hablar y defenderse, mientras le decía que se lamentaba por haber creído que tenían química y pensado que era una alfa distinta.
Todo fue tan repentino y brusco que Korra se aturdió y no procesó bien la situación ni atinó a insistir que la dejara dar su versión, simplemente partió triste a su entrenamiento, donde casi no había podido hacer nada por la melancolía del momento.
Pero los miembros de su equipo la habían animado e instado a no rendirse sin luchar. Por ello estaba aquí un día después, dispuesta a disculparse por su mentira y rogar una oportunidad para poderse explicar.
Tras una última vuelta, la alfa tomó aire delante de la puerta de Asami, infló pecho y con paso decidido levantó el puño, dispuesta finalmente a tocar… pero para su sorpresa la puerta se abrió de par en par.
Asami estaba molesta. No, molesta es poco… ¡Estaba realmente furiosa! Desde la tarde de ayer con la mentira de Korra su departamento estaba lleno de sus propias feromonas furiosas.
Y es que ¿Cómo pudo ser tan idiota? Bien le habían dicho algunos del comité de estudiantes y de equipo de mecánica automotriz que no se enamorara de Korra. Que de seguro era como cualquier otra alfa deportista, una casanova que solo quería acostarse con cualquier omega bonita. Pero no, ella ingenuamente hizo caso omiso a tales comentarios, no queriendo juzgar a un libro sin primero leerlo.
Siempre había visto a Korra desde lejos con curiosidad, intuyendo con un sexto sentido que la chica tenía algo especial. Pero como nunca se había dado la oportunidad de conocerse y como también su mismo instinto le decía que a Korra le caía mal, dejó su curiosidad dormida hasta que el mensaje de Tenzin la volvió a despertar.
Aceptó de inmediato su petición, curiosa de como terminaría tan inesperada situación. Como previó, Korra no vino con la mejor actitud y parecía que, aunque no actuaba expresamente grosera ni decía ningún improperio, efectivamente ella no era santa de la devoción de la Alfa… pero algo tenía esa mujer que le decía que valía la pena ser su amiga, así que fue paciente y su bondad dio frutos, encontrándose con la alfa más linda, graciosa y dulce del mundo a la que ahora consideraba su mejor amiga.
Pero su corazón quería más que eso, ella se había vuelto su sol y quería confesarle sus sentimientos… al menos eso quería hasta que le mostraron ese video.
Sí notó rara a Korra el viernes anterior, pero supuso era por el viaje con sus padres. Por ello le cayo como un balde de agua cuando sus compañeros de ingeniería, en un taller extraordinario que tuvieron el sábado por un proyecto grupal, le mostraron aquel corto clip.
Asami se sintió tan estúpida, creyendo que tenían algo especial, aunque no fuera oficial. Sus compañeros tenían razón, Korra era como todos los demás alfas que solo querían jugar… fue idiota al confiarse y no prejuzgar.
Igual decidió dar una última oportunidad, preguntando las cosas cara a cara… ¡Y aún así la alfa eligió la mentira antes que la verdad!
Inadmisible, no quería saber nada más de ella en su vida… eso hasta hace un par de horas en que recibió una visita muy particular.
No todos los días todo el equipo de futbol de la universidad a la que asistes estaba reunido en tu departamento, abogando por su capitana. Era irónico como las feromonas furiosas de una sola omega aplacaban a todos los alfas, acallándolos mientras ella los acusaba de simplemente querer protegerla y justificarla. Pero el equipo se defendió y la siguió defendiendo, contándole lo que en verdad pasó y jurando en nombre de Raava que tenían la razón.
Asami comenzó a dudar, poco a poco se estaba dejando convencer. Pero su escepticismo era mayor. Por lo que el equipo decidió sacar a la luz su argumento final, la evidencia que todo lo esclareció.
El recinto tenía una cámara, justo apuntando a la dirección donde todo ocurrió y ya que Kuvira, mejor amiga alfa de Korra y subcapitana del equipo, era sobrina de Lin Beifong, la jefa de seguridad del campus, pidió una copia digital de lo sucedido a esa hora y en ese día y antes de ir donde Asami afortunadamente se la entregó.
La omega abrió los ojos de par en par al ver la cinta que, aunque no tenía audio denotaba el shock inicial de Korra y su rechazo posterior ante la situación. También registraba el hecho de que cuando todos se marcharon, la omega sacó un celular escondido en un armario deportivo.
Ya que el video no había grabado lo que Korra dijo, los miembros del equipo trataron de decirle lo más fidedignamente posible las palabras a la omega ofendida, y esta finalmente dejó atrás su enojo y en ella floreció la culpabilidad.
Tras prometerle al equipo deportivo que analizaría la situación con la nueva evidencia mostrada, los miembros se fueron del lugar, dejando a Asami sola con sus pensamientos y arrepentimientos de no dejarla a Korra hablar. Sí, la alfa no le había dicho la verdad… pero ese beso tampoco lo había buscado ella así que supuso que en eso se basaba su actitud dubitativa y nerviosa de aquel día.
Pensó en la situación y finalmente decidió que Korra merecía una segunda oportunidad, así como también merecía unas disculpas de su parte, pero cuando estaba dispuesta a salir a buscarla sea en su departamento en el entrenamiento, una presencia llamó su atención: Era la esencia de Korra, justo fuera de su puerta. Al observar por la mirilla se percató de que efectivamente era la alfa, la cual andaba de un lado al otro sin parar y soltando feromonas de preocupación.
Por haber estado ensimismada en sus pensamientos no sabía por cuanto tiempo la chica había estado allí, pero su estado causaba tanto gracia como preocupación ya que la chica de tanto ir y venir con un ramo de flores de un lado al otro haciendo gestos de habla pero sin emitir palabra alguna parecía que en cualquier momento abriría un hueco en el suelo o como mínimo dejaría en la alfombra la huella de su repetitiva caminata.
Decidió esperar a ver que hacía, pero cuando parecía que se había decidido, la alfa retomaba la caminata y su mental diatriba. No supo cuánto tiempo más pasó con Korra en su trajín y ella observándola, pero su ansiedad no pudo con ella y cuando vio que la alfa finalmente se decidió a tocar su puerta, ella la abrió para finalmente verla.
—¡A-Asami!- Exclamó Korra, sorprendida…- Yo no… tú… esto… Hola…-logró pronunciar, luego de por un rato balbucear.
—Hola Korra- respondió la pelinegra con igual timidez y nerviosismo.
Quedaron así por un rato, mirándose, hasta que Asami se dio cuenta de su descortesía y la invitó a pasar. Ya dentro la invitó a sentarse y cuando lo hicieron Korra recordó las flores que había llevado para Asami. Pensando que con dicho (algo maltrecho) regalo iría mejor la disculpa, se aclaró la voz y extendiéndole el ramo comenzó a hablar.
—Asami, yo quiero pedirte disculpas. Yo debí decirte la verdad, la verdad ese beso sí ocurrió, pero te juro por Raava que yo no coquetee con Ginger ni inicié el beso, ella fue la que se abalanzó hacia mi…
—Lo sé Korra.- intervino la omega, pero sus palabras fueron ignoradas por la impetuosa disculpa de la alga
—Y sé que es difícil creerle a una alfa, sé que normalmente se dice que las alfas y aún más las deportistas somos mujeriegas pero te juro que yo no soy así.
—Te creo Korra- volvió a comentar Asami, pero nuevamente Korra estaba tan metida en lo suyo que pasó por alto sus palabras.
—Y sí me gusta alguien, pero te juro que no es Ginger sino que eres tú de quien estoy enamorada y…
—¡KORRA! -exclamó Asami, logrando finalmente acallar a la castaña- te digo que lo sé y te creo y… espera un momento -La omega paró, rebobinando la cinta mental hacia las últimas palabras dichas por la alfa- Korra… ¿Acabas de decir que estás enamorada de mí? -susurró la omega, atónita.
Las mejillas de la ojiazul se oscurecieron severamente ante el reconocimiento de sus palabras. ¡Sin querer se había confesado! Pero ni loca se retractaría, ni aunque sintiera vergüenza y temiera ser rechazada negaría lo que su corazón sentía; no más mentiras.
—Sí Asami, estoy enamorada de ti. Lo he estado por mucho tiempo, pero solo recientemente recogí el valor suficiente para decírtelo. Quería proponerte que seas mi novia de una manera especial como tú te lo mereces… pero en su lugar pasó esta situación y yo lo arruiné, lo siento en verdad…
La cabizbaja castaña rehuyó la mirada de su acompañante mientras sentía como sus ojos ardían por las ganas de llorar; pero unas dulces, blancas y algo callosas manos acogieron su rostro y obligaron a su mirada de mar a toparse con la plácida pradera reflejada en los verdes orbes de la omega.
—Korra. Yo también estoy enamorada de ti -al ver cómo los ojos de la alfa se abrían ante lo confesado, la omega sonrió y comenzó a acariciar las morenas mejillas (ahora húmedas por lágrimas furtivas) con las yemas de sus dedos- También lo he estado por algún tiempo y quería buscar una oportunidad especial para decírtelo, pero sucedió esto y yo… yo lo siento.
—Pero Asami, tú no…
—No Korra, yo sí. Sí hice algo erróneo porque me ofusqué tanto que no te dejé ni hablar. Tus amistades del equipo de Futbol vinieron y me mostraron un video de las cámaras de seguridad mientras me relataban la verdad. -Korra se impresionó ante lo escuchado, no tenía idea de que su equipo la había venido a defender con bases sólidas, hizo una nota mental de agradecerles más tarde mientras escuchaba la dulce voz de la dueña de su corazón- Fui una idiota, mi enojo y celos obnubilaron mi raciocinio y no me dejaron escuchar tu versión; por ello me disculpo ya que nosotras ni siquiera éramos nada y…
La alfa negó con la cabeza y retomó la palabra
—No Asami. Puede que no hayamos sido algo formal, pero creo que prácticamente desde que me di la oportunidad de conocerte, de conocer a la verdadera Asami más allá de mis tontos prejuicios erróneos… mi corazón te ha pertenecido y ha sido fiel sin un solo día dudar. Además, si soy sincera… yo con ese video también hubiese dudado de mi misma si no hubiera estado en el lugar.
Una risilla salió de ambas mujeres y mientras el ambiente se iba sintiendo más ligero, Asami cogió las manos de la alfa entre las suyas mientras volvía a hablar.
—Entonces… ¿Aceptas mis disculpas? - susurró, acariciando los nudillos de la alfa.
—Siempre y cuando tú aceptes las mías por la mentira. Prometo que, si me das la oportunidad, nunca más te ocultaré la verdad.
—¿Si te doy la oportunidad? -cuestionó la ojiverde, con curiosidad.
—Claro. Si me das la oportunidad de ser mi novia… si aún me quieres, claro está…- susurró la alfa, dando una mirada tímida a la chica de tez blanca.
—Oh, ven acá mi tonta alfa.
Con una sonrisa Asami soltó las manos de la morena y jalándola del cuello de su chaqueta la atrajo a un necesitado beso, donde plasmó todo el cariño que en su corazón, por ella, se había con los meses generado. Tras minutos que parecieron horas, finalmente ambas por la necesidad de aire se separaron y jadeantes pero sonrientes se observaron.
—Eso fue… wow… asombroso. -mencionó Korra, con su sonrisa torcida iluminando la estancia- Entonces… ¿Eso significa que somos novias?
—Hmmm… sí, pero con una condición. -mencionó Asami, asumiendo una pose pensativa solamente para causar incertidumbre en la alfa. Cuando vio en la expresión de Korra que su objetivo se había cumplido y esta la miraba con gran expectación para que continuara, finalmente prosiguió- Debes confesar cuales eran los “tontos prejuicios erróneos” que tenías conmigo.
La alfa palideció y puso un rostro de horror que causó una carcajada en la omega. Korra mostró un pronunciado puchero ante eso, pero respondió de igual manera.
La alfa explicó cómo tenía una errónea idea preconcebida de cómo era la omega, creyéndola antipática o que seguramente se consideraba superior por su gran inteligencia, como una nerd ricachona y mimada.
Aunque intentó tener tacto en sus palabras, quiso plasmar la verdad por lo que inmediatamente después se disculpó por sus pensamientos, asegurándole que nunca dijo o hizo nada en su contra y que estaba muy arrepentida por su ignorante forma de pensar.
Korra temió que Asami se volviese a enojar; pero como siempre la omega la sorprendió y en vez de ofenderse, se rió.
Asami le comentó que suponía no le caía muy bien y en realidad comprendió la base de su pensamiento ya que por desgracia muchos en su medio eran como ella había descrito. Además, se mostró feliz de que Korra haya abierto su mente y corazón a realmente conocerla porque su presencia en su vida era como una brisa fresca.
La omega también pidió disculpas porque aunque en un primer momento no tuvo prejuicios hacia Korra (en su lugar tenía curiosidad), cuando sucedió esta situación sí comenzó a dudar y a maldecirse por hacer caso omiso a los múltiples juicios que más de uno le habían dicho sobre la castaña, donde la generalizaban como una típica deportista mujeriega y mentirosa.
Korra tampoco lo tomó a mal, dándole la razón de que muchos en su medio eran así, pero que por suerte, ella y sus verdaderos amigos eran diferentes y se apoyaban entre sí para luchar contra ese estereotipo tan tóxico que por desgracia muchos habían labrado y por eso lo habían generalizado.
Ambas finalmente se disculparon, aceptando sus errores y prometiendo tener una mayor comunicación y paciencia antes de asumir situaciones.
De todas maneras, estaban felices, porque pese a todo finalmente habían podido admitir sus sentimientos y concretar una relación de pareja más formal, de la cual, cuando Ginger se enteró, se puso a gritar.
Para desgracia de la pelirroja su venenoso plan para que Korra por presión social fuera suya, no funcionó. Y cuando fue a reclamarle a la castaña que “¿Qué tiene esa nerd que no tenga yo?” Korra simplemente respondió “Un buen corazón”.
Finalmente, por dicha humillación, además del hecho de que el video completo del rechazo a su beso se filtró, la omega optó por cambiarse de universidad; dejando a la pareja alegre y en paz en los primeros pasos de la que seguramente sería una duradera relación llena de amor y felicidad.
Chapter 12: 12.- Entrenadoras: Buena chica
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
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12.- Entrenadoras: Buena chica
—S-Sami… ¿Ya puedo? - mencionó la castaña entre jadeos y con esfuerzo, tratando infructuosamente de mirar sobre su hombro para observar a su amada alfa, pero fallando por lo agitada que estaba.
El sonio del silbato fue la antesala de una sonora nalgada que resonó en la habitación, la cual fue acompañada de un gemido y coreada por el murmullo de la húmeda fricción.
—Vamos cariño, sé que puedes hacerlo mejor que eso… ¿Color, amor?
—Verde, verde pero ya quiero… ¡Por favor, Sami!
Un nuevo sonido de silbato y nalgada invadieron la habitación mientras Asami finalmente detenía sus rápidas estocadas, quedando con su virilidad aún insertada en el canal de la omega.
—¿Cómo me llamaste? -mencionó, hundiendo sus uñas en la piel canela de Korra y con un tono frío que le erizó la piel a la omega.
La castaña hizo un sonido de frustración, tanto por el detenimiento de las embestidas como por su reciente fallo. Por su posición de presentación con el torso sobre la cama y las caderas levantadas para ser usada por su novia, seguía sin poder ver la expresión de esta, pero sus feromonas denotaban su molestia.
—L-Lo siento mucho, entrenadora Sato. Discúlpeme por favor.
La alfa asintió con un murmullo complacido y comenzó nuevamente a meter y sacar su duro falo, esta vez de manera más lenta y tortuosa, mientras hablaba.
—¿Y de esa manera quieres que te deje correrte? ¿Siendo tan irrespetuosa con la mujer que tan gentilmente está haciendo el favor de entrenar tu hambriento coño? -La alfa dio una estocada un poco más fuerte, sacando un gemido de su pareja y recalcando así sus palabras.
—D-Disculpe mi atrevimiento, entrenadora Sato. -Espetó una vez más la castaña, con algo de dificultad, mientras sus manos se aferraban a las sábanas. -P-Prometo que n-no volverá a pasar.
La pelinegra sonrió, se ajustó la gorra deportiva (uno de los únicos accesorios que usaba en ese momento, además del collar con silbato y un cronómetro) y siguiendo con sus embestidas bajó para besar la espalda de su pareja.
—Más te vale cariño, ya hemos hablado de esto. Tú eres la entrenadora de día para los chicos del colegio… pero de noche yo soy la que te entrena a ti para que tu delicioso coñito mimado no se venga tan rápido… -susurró con lujuria, mientras lamía a lo largo de su espalda de abajo hacia arriba- Deberías agradecerme, ¿No te parece? -preguntó con ironía, mientras mordía levemente uno de sus hombros.
—¡G-Gracias Entrenadora Sato! -gritó Korra, tras un gemido por la mezcla de sensaciones.
La pobre omega estaba decidida a resistir, pero la verdad era más fácil decirlo que hacerlo. Su novia era una mujer amorosa y respetuosa, fiel vocera de la igualdad entre alfas y omegas en todo plano y que siempre le hacía el amor de una manera maravillosa; pero en estos momentos, cuando entraban en personajes y Asami sacaba su lado más dominante, posesivo, sucio y agresivo, sentía el delirio erótico a flor de piel y le era inevitable correrse con rapidez.
Sabía que lo hacía por ella, porque amaba sentirse poseída por su alfa, estar a su merced, ser moldeada a su antojo y usada a su gusto; amaba todo eso porque sabía que podía confiar en Asami, porque sabía que podía entregarse a plenitud ya que siempre sería protegida por su amada pelinegra.
El golpe en su entrada por parte del nudo de Asami la hizo salir de su pensamiento de devoción y volver a la lasciva realidad, mentalmente maldiciendo la dulce y tortuosa situación.
Amaba ser anudada por su alfa, la hacía sentir tan llena y cálida con su semilla en su interior… el problema era que sabía que no podría evitar un orgasmo aún más rápido y atronador. Como leyendo su mente, la voz de su alfa volvió a llamar su atención.
—Veamos si pasas esta prueba de fuego, cariño. Si superas tu última marca antes de correrte con mi nudo, te recompensaré con una camada de cachorros en ese hermoso vientre…
Korra gimió de gusto y desespero ante las gloriosas palabras de Asami, llevaban poco menos de un año de casadas y ya habían hablado de la idea de tener sus propios hijos, considerando que estaban en una etapa estables de sus trabajos… La castaña estaba ansiosa por eso, por ser madres y ampliar su familia, por ello ¿Qué mejor premio para su omega interna que recibir la semilla de la vida de su amada pareja? Y más si venía con el mérito de enorgullecer a su entrenadora rompiendo un nuevo récord.
Definitivamente daría lo mejor de sí.
Las feromonas necesitadas, pero a la vez determinadas de Korra hicieron sonreír amorosamente a Asami, pero rápidamente agitó la cabeza para volver a entrar en el papel. Ya después cuando estuvieran anudadas se encargaría de profesarle su devoción y felicidad de formar una familia con su amada esposa… por ahora su alfa interna solo aullaba por la necesidad de complacer a su omega y de llenarla con su semilla hasta que esta estuviera contenta.
Sin salir de su interior cambió de posición, poniéndola de espaldas a la cama para poder penetrarla desde al frente y ver de primera mano su hermosa expresión cuando llegara. Las embestidas se hicieron más rápidas, cortas y constantes, martillando ya el nudo totalmente formado contra la hinchada intimidad. Tras un poco de esfuerzo, jadeos y gemidos de ambas partes, y con la ayuda de feromonas que calmaran y dilataran a su pareja, la entrada de la omega finalmente cedió recibiéndola en todo su esplendor.
Sin tiempo que perder, Asami activó el cronómetro al momento en que comenzó a hablar.
—Vamos cariño, se buena chica y enorgullece a tu entrenadora resistiendo cuanto más puedas.
Las embestidas eran mucho más cortas por la limitación del nudo, pero la profundidad y plenitud que sentía al tener tan lleno su canal recompensaban con creces y hacía a Korra jadear y gemir cada vez más y más.
Intentó llevar el conteo mental, pero la sensación del placer reprimido queriendo liberarse era demasiado abrumadora como para cumplir ese sencillo proceso cognitivo.
No supo cuántos segundos de martilleo y fricción pasaron, pero cuando sintió que su cuerpo ya no estaba pudiendo con tanto, más aún con la acumulación de los anteriores estímulos y orgasmos frustrados por los mismos, decidió rogar una vez más.
—Entrenadora, ya no puedo, en verdad necesito…. Necesito…
—¿Color, cariño? -Consultó la alfa, olfateando el ambiente y sintiendo el cambio, pero queriendo confirmación de voz además de olfativa y visual.
—A-Amarillo… pero ya tirando a rojizo… por favor permíteme correrme, entrenadora Sato…- exclamó, mordiéndose el labio al final para resistir.
Asami asintió y aumentó su velocidad mientras una de sus manos soltaba las caderas de la omega y buscaba su clítoris para darle un impulso extra.
—Te lo has ganado, cariño. Acaba para mí, mi buena niña.
Entre las embestidas que masajeaban deliciosamente su punto G y la estimulación en tu botón más sensible, la omega inevitablemente se corrió. Con un sonoro y lascivo grito comenzó a liberar toda la presión acumulada de las horas de burla de su alfa en un potente squirt que parecía interminable.
Y quizás así lo fue, porque cuando pareció detenerse, Asami finalmente se liberó dentro de sí y el sentir la palpitación deliciosa de su gran polla en compañía de la agradable calidez de su semilla pintando sus paredes internas y llenando su útero, se corrió de nuevo con igual potencia. Y una tercera vez vino para la omega y segunda para la alfa cuando decidieron renovar mordidas, nuevamente cayendo en orgasmos mutuamente potenciados.
No supo cuánto tiempo pasó, pero tras lo que parecieron horas, finalmente ambas se desmoronaron en la cama, jadeantes y sudorosas. Con la respiración entrecortada Asami las ladeó a ambas con delicadeza para no ser lastimadas en su anudamiento. Colocó una de las piernas de Korra sobre sus caderas para una mejor posición y comodidad de la omega y mientras acariciaba con cariño su muslo, reunió las fuerzas para preguntar.
—¿Cómo te sientes, amor?
Korra estaba recuperándose y aunque lucía cansada sonrió y respondió.
—Mejor que nunca, eso fue… asombroso… tú eres asombrosa -dijo entre jadeos, dándole un beso apasionado a Asami en los labios antes de separarse y continuar hablando, esta vez con un tono más juguetón- Y dígame, entrenadora… ¿Logré romper mi récord?
Asami rió levemente ante el interés de la omega en su juego, y tanteó entre las húmedas sábanas buscando el cronómetro. Agradeció mentalmente su acto reflejo de parar el contador para cuando Korra comenzó a correrse y con una sonrisa le mostró a Korra los números en la pantalla digital.
—Sí amor, sabía que romperías tu récord de resistencia anterior, felicidades mi buena chica… me siento orgullosa de ti y estoy segura que tu recompensa se verá en unos meses – susurró afectuosamente, dando caricias en el vientre lleno de semilla de su pareja y pasando su nariz afectuosamente por la marca del cuello de la misma.
Korra sonrió complacida y envolvió los brazos alrededor de su alfa. Su gesto fue correspondido con un protector abrazo y poco a poco fue quedándose dormida, exhausta por el cansancio que generó la lasciva experiencia, pero a la vez feliz y complacida, no solamente por la liberación obtenida, sino por saber que fue una buena chica que enorgulleció a su alfa y que junto a esta formarían una bella familia.
Asami siguió su senda onírica no mucho después, igualmente cansada por el esfuerzo realizado, pero sintiéndose realizada y plena tanto por estar literalmente dentro de lo más profundo de su omega, así como por poderla tener entre sus brazos, fantaseando que pronto su vientre estaría abultado con la nueva vida dentro, la cual sería una fusión del amor de ambas que aumentaría a niveles cósmicos el amor que por Korra sentía. Su último pensamiento fue el de sentirse en el mejor lugar del mundo, y que no cambiaría nada de su vida ya que adoraba proteger, cuidar, amar y entrenar a su buena chica.
Notes:
¡Hola!
Aquí una corta pero sucia actualización.
La del siguiente día también será con temática subida de tono, aunque con papeles invertidos en rol.
Yo amo el AlfaAsami/OmegaKorra así como el AlfaKorra/OmegaAsami así que me doy un poquito para todo jajaja.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 13: 13.- Sombrero tonto: Mi omega me gobierna
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13.- Sombrero tonto: Mi omega me gobierna
La acalorada competencia había iniciado hace horas, pero aún no había ganadores.
Era una contienda sin espectadores, únicamente presenciada por sus mismos actores.
¿Cómo había nacido la idea de aquella batalla campal? De hecho, era un hecho gracioso, por la necesidad de defender un orgullo sin igual.
-Flashback-
Fue en el cumpleaños de Bolin, cuando fueron a un popular Bar-Restaurant y vieron a su amiga Kuvira venir con un colorido sombrero en el que claramente se leía “Mi omega me gobierna”. Tras la risa grupal, esta tuvo que explicar a sus amigos que había perdido una apuesta íntima con su novia Opal (la cual lucía muy feliz y orgullosa). Es por ello que el tema de la quien “dominaba” en la relación salió a flote y aunque se detuvieron en aspectos del día a día como quien administraba el dinero o el orden del hogar, donde verdaderamente se enfocaron fue en el ámbito sexual.
“Es obvio que los alfas gobernamos”-había dicho el primo de Korra, Desna, su idea siendo seguida por su hermana gemela- “Efectivamente hermano. Es parte de nuestro ser y no es malo; de hecho, Bolin lo disfruta con nosotros por partida doble cada noche ¿O no es así, querido Koala nutria?”
El aludido, que estaba en medio de ambos hermanos, se había sonrojado, pero había asentido solemnemente. Sin embargo, antes de que pudiera hablar, otra voz interrumpió.
“Lo siento queridos, quizás eso suceda en las triejas pero en las parejas el alfa propone y el omega dispone” -Espetó Wu, siendo secundado por un gritillo de apoyo de Opal con una chocada de cincos con la mano. Luego continuó “Es decir que nosotros tenemos la sartén por el mango. El omega es quien manda, quien pone los límites. ¡Es más! Se ve nuestra superioridad cuando al momento de la muerte por snusnu, tenemos más resistencia que los alfas, que después de uno o dos orgasmos su varita mágica, ya se están ablandando”
Ante el comentario del moreno bajito, su novio refutó y la conversación volvió a avivarse, desviándose hacia las resistencias sexuales de cada miembro de la relación. Fue en una breve pausa que Kuvira se dio cuenta que dos de los miembros del grupo no habían hablado para nada por lo que no pudo evitar preguntar “¿Y ustedes qué, chicas? ¿Cuál de las dos tiene más resistencia y domina en la cama?”
Korra y Asami eran una pareja con dos años de casadas. Su amor era sólido e inconmensurable y aquella fortaleza sabían se basaba en el mutuo respeto e igualdad en sus dinámicas. Solían ser muy reservadas en su vida privada; sin embargo, la pregunta de su amiga las tomó desprevenidas, por lo que ambas en modo automático contestaron. La falla fue cuando al unísono exclamaron “Por supuesto que yo”, lo cual generó silencio en el grupo antes de generar un nuevo debate.
Comentarios iban y venían, apoyando a uno u otro bando de la relación, hasta que el tema quedó en el olvido cuando a la mesa llegó el pastel de cumpleaños.
Sin embargo, entre ambas chicas se quedaron mirando, sabiendo que aún había asuntos pendientes por tratar cuando estuvieran en un ambiente más privado.
Cuando la reunión acabó e iban camino a casa, el tema nuevamente salió a flote, pero lejos de generar discordia en el joven matrimonio, su espíritu competitivo salió a flote.
Entre comentarios irónicos y mordaces para molestarse y mutuamente retarse, llegaron finalmente a un acuerdo: Iban a tener una gloriosa maratón de sexo y la primera que alzara bandera blanca y pidiera parar por cansancio, usaría como penitencia un tonto sombrero como el que llevaba Kuvira… solo que esta vez sería en la comida que tendrían al día siguiente con toda la familia.
-Fin del Flashback-
—Entonces… ¿La deportista estrella de Ciudad República ya está cansada?
La alfa gruñó. Estaba algo cansada pero no lo admitiría, nunca lo haría. Su ego ofendido la motivaba a seguir casi tanto como la deliciosa figura de la omega que la retaba mientras estaba abierta ante sí, como la flor más bella.
Bufando agarró con determinación las blancas piernas de su esposa y se posicionó en medio de estas. Haciendo que una de las extremidades de marfil se afianzara a sus caderas, desocupó su mano para dirigir su ya muy utilizada, húmeda pero aún rígida virilidad hacia los pliegues mojados e hinchados de la pelinegra.
Mientras comenzaba a arrastrar la sensible punta de su falo por la resbalosa raja a son de burla, sacando jadeos de la mujer de ojos verdes que estaba en la cama, no pudo evitar responder a su afrenta.
—Ya quisieras, princesita. -sonrió la alfa, posicionando finalmente su glande en la entrada de la omega- Te lo digo, esta competencia no la voy a perder. Tú serás la que cederá primero y rogará parar para descansar.
La respuesta que la omega pensaba dar fue reemplazada por un gemido al ser penetrada nuevamente por aquel mástil de carne que comenzó a entrar y salir de su ser.
“Mierda, es tan grande…me llena tan bien…” -Pensó brevemente Asami, mientras su mente se volvía a alejar del pensamiento racional y los deseos de ganar, perdiéndose en la neblina de la excitación una vez más.
Dejarse llevar un rato no estaba mal… ¿verdad? Después de todo Korra era su adorada esposa… ¿Y qué omega no disfrutaría de tan magníficas embestidas?...
Los martilleos constantes eran increíbles, de profundidad asombrosa y un ritmo magnífico completado con los jugueteos de clítoris que la alfa hacía para enloquecerla y hacerla quebrar.
¿Cuánto tiempo llevaban en eso? No lo sabía.
¿Cuántos orgasmos había tenido? Estaba segura que el número era imposible de calcular.
Era innegable que Korra, además de devota esposa, era una amante espectacular… y por ello el cansancio ya estaba mermando en su ser ¿En verdad sería tan malo ceder y después de un magnífico último orgasmo pedir parar y abrazada a su alfa para descansar?... quizás… quizás… ¡No! ¡No podía hacer eso!
Ella definitivamente tenía que ganar.
—¿E-Eso es todo lo que tienes? – preguntó la mujer, entre jadeos por las embestidas. Sabía que sus gemidos de gusto contradecían a sus brabuconas palabras, pero no podía evitarlo… le encantaba hacer enojar a la alfa y sabía que por allí la podía hacer trastabillar.
Korra gruñó consternada por el pseudo insulto y entrecerró los ojos, todo sin dejar de embestirla. Su cuerpo estaba sudado por el esfuerzo y sabía que pronto volvería a correrse, después de todo su miembro hipersensible estaba llegando a su límite por la maratónica sesión… así que, si iba a venirse pronto, por lo menos le daría a su atrevida esposa una lección.
Paró sus movimientos, sonriendo para sus adentros cuando un sonido de desgano involuntario salió de los labios de fresa de Asami, y salió de su cálido canal. Expulsando sus feromonas alfa llamó la atención de la omega y con dominancia la agarró de sus cabellos instándola a arrodillarse y poniendo su palpitante polla frente al sorprendido rostro de su pareja
—Si tanto quieres usar esa boca, es mejor que sea en algo productivo, amor. -susurró con lujuria, mientras por el agarre de sus cabellos la acercaba decididamente hacia su falo.
Asami no dudó y gustosa abrió los labios para recibir su alimento favorito mientras sus pensamientos iban a la increíblemente buena jugada que había ejecutado la alfa.
Korra sabía que Asami amaba que la dominaran, sabía que amaba que su boca fuese usada para hacerle mamadas y que la situación la excitaba tanto que era capaz de sin estímulo llegar a fuertes orgasmos… situación contraproducente en este punto ya que ambos cuerpos estaban al límite y no sabían cuál orgasmo sería el decisivo para que alguna desistiera de la competitividad.
El mete y saca de Korra era abrumador, tanto por la sensación de su cálida polla como por su adictivo sabor. Sentía cómo su propio cuerpo se calentaba y el orgasmo se iba construyendo cada vez más rápido motivado por la vista del rostro excitado de Korra, mientras la agarraba y fuertemente del cabello la follaba por la boca sin piedad. Cada ve llegando más y más profundo… hasta que finalmente sus labios tomaron todo el eje y se posaron en la ingle de la alfa. Allí la omega no pudo más.
Con una garganta profundamente llena de la polla de Korra como tanto le gustaba, la ojiverde finalmente cayó por el abismo del orgasmo, demostrando el magnánimo efecto que su sensual esposa tenía en su cuerpo.
Su clímax duró durante algunos segundos en los cuales Korra siguió profundamente enterrada en ella. Sin embargo, la alfa la conocía muy bien, por lo que cuando intuyó que su pareja realmente necesitaría tomar aire o se desmayaría, finalmente salió de su interior, dejando un hilillo de saliva desde la comisura de los labios de Asami hasta su hinchada virilidad, que para su suerte había resistido la tentación de correrse en esa garganta mortal.
La omega lucía roja, agitada, sudada y jadeante, pero de las comisuras de sus labios se notaba una leve sonrisa mientras intentaba recuperarse, la cual hizo sonreír de oreja a oreja a Korra, no pudiendo evitar jactarse.
—Luces cansada, amor… ¿Qué tal si te rindes de una vez, te preparo un baño y tras eso descansas un poco?
La ojiverde bufó con ironía ante la tentadora pero insultante oferta. Recuperando lo mejor que pudo la compostura para evitar seguir jadeando, con tono digno y burlón exclamó.
—A nadie engañas querida, tú también te notas exhausta y este gran amigo de aquí se ve que necesita liberación… -exclamó mientras cogía el pene de Korra por la base y daba unas cuantas bombas que estremecieron visiblemente a la alfa. Asami rió ligeramente ante la reacción y continuó con su charla- Tan sensible… veamos si aguantas lo que sigue, amor.
Sin dar espacio a reclamos, Asami se levantó y empujó a Korra sobre la cama, posicionándose sobre ella a horcajadas y sobando su mojada intimidad a lo largo del sensible falo.
Korra gimió por el contacto, era tan tentador dejarse llevar por el delicioso estímulo… pero debía resistir, ella debía… sin embargo su pensamiento se obnubiló cuando su esposa dejó el jugueteo, levantó las caderas haciendo que el mástil de carne quedara orgullosamente erguido y comenzó a bajar lentamente sobre él, hundiéndolo hasta lo más profundo de su ser.
Ambas mujeres jadearon de placer con la penetración. La hipersensibilidad de sus cuerpos, en especial de sus partes más privadas, estaba a flor de piel y eso les hizo saber a ambas que esta era la prueba final. Que quien lograra sobrevivir al siguiente orgasmo sin pedir una pausa sería la ganadora indiscutible de la maratón sexual y con ello la perdedora tendría que ese tonto sombrero usar.
El pensamiento pasó a la vez por ambas cabezas, sabiendo que tenían mucho por perder renovaron las fuerzas… pero para consternación de Korra, Asami esta vez tenía la ventaja.
Fue un movimiento inteligente por parte de la omega en realidad… Korra amaba que Asami la montara y la dominara al ritmo que quisiera… era la forma más infalible para que ella rápidamente terminara.
Los movimientos de cabalgata no se hicieron esperar, suaves y tentativos al principio, pero rápidamente volviéndose rápidos, desordenados, descontrolados y salvajes. La habitación se llenó del delicioso sonido de los húmedos choques acompañados de los gemidos de ambas mujeres que disfrutaban ese momento; no obstante, Korra en un momento los acalló mordiéndose con fuerza el labio inferior.
Asami olfateó el ambiente y abrió sus ojos para observar el rostro de su pareja, sonriendo para sí misma al ver el producto de su esfuerzo. Sabía que cuando Korra dejaba de hacer sonidos lascivos y se mordía el labio para callarse, era porque estaba al límite, enfocando toda su energía en no correrse a mares.
—Vamos cariño… sé que lo deseas… -susurró entre jadeos, con la voz más seductora que pudo invocar- deseas darle todo de ti a esta vaquera ¿Verdad?... porque yo lo deseo, deseo sentir tu semilla… Vamos, terminemos con esto, vente para mí, mí semental…
Para la alfa fue simplemente imposible no sucumbir.
Un par de duros rebotes más bastaron para que Korra aflojara la mordida de su labio y profiriera un sonoro gemido mientras su virilidad vertía numerosas cuerdas de semen dentro de lo más profundo de su amada. El orgasmo de su esposa acarreó también un delicioso clímax en Asami, y los movimientos de sus paredes vaginales solamente aumentaron las sensaciones y la corrida de la castaña.
No supo por cuanto tiempo fue ordeñada por su omega que aún en el orgasmo seguía rebotando para no dejar nada en su interior, pero cuando finalmente terminó, Korra cayó totalmente rendida, con brazos flácidos en el colchón.
Con ojos cerrados y jadeando hasta más no poder Korra sabía que no podría más, pero aún así se negaba a dar su brazo a torcer. Con esfuerzo abrió los ojos mientras comenzaba a incorporarse apoyándose en sus hombros, pero la vista ante ella la detuvo.
Aún tras un potente orgasmo, aún tras las incontables horas de sexo, aún con el sobreesfuerzo sobre sus hombros y agitada por el cansancio… la desnuda, bella y sudorosa figura de Asami lucía portentosa y la observaba con una mirada depredadora y decidida.
“Esta omega será mi perdición…” -pensó la alfa con algo de temor, mientras veía a las uniones de sus pelvis y su mente velozmente calculaba si su cuerpo resistiría una vez más. “Vamos amiguito... Tú puedes, ¿verdad?” -Le habló mentalmente a su pene, fiel guerrero de esta batalla campal.
Sin embargo Asami, como intuyendo sus pensamientos, volvió a levantar sus caderas y a bajarlas, dando una última cabalgata que hizo a Korra gemir y volver a caer rendida en la cama.
Eso era todo, su titán había sido vencido y no podía decir que estaba defraudada de su labor, había caído como el más fuerte de los héroes en su misión.
—Yo… yo… necesito un descanso…me rindo… -susurró Korra derrotada.
Había pensado que la omega celebraría sobre ella. Pero fue sorprendida cuando el peso de su esposa cayó sobre ella estrepitosamente.
¡Asami también había sido derrotada!, solo que había logrado sobrevivir unos cuantos segundos más en su papel de dominante antes de que el doble K.O fuera palpable, para así asegurar su victoria apabullante.
—Eres una tramposa… -farfulló cansada la ojiazul- me hiciste creer que aún tenías energía… me siento engañada, me siento…
—Por favor quéjate en voz baja cariño -susurró la omega mientras se acurrucaba encima de su pareja y tapaba a ambas con una sábana- O mejor deja el refunfuño para después. Ambas necesitamos descansar, en especial tú porque te espera un interesante momento en la comida familiar.
Korra soltó un gruñido de desgano y Asami sonrió ante esto, porque, aunque sabía que la situación no le gustaba nada a su alfa, igual la estaba abrazando protectoramente y cumpliría su palabra.
Dentro del gran comedor de la mansión Sato reinaba un ambiente de silencio tenso que en cualquier momento parecía que podría romperse con el caer de una aguja al suelo… y para desgracia de Korra, esa “aguja” vino en forma de la gutural carcajada de su padre. ¡Cuanta traición de su propia sangre!
Seguida a la risa de Tonraq inmediatamente llegaron las de Senna, Yasuko y Hiroshi… ¡Incluso de la misma Asami! ¡De su propia esposa! Todos mientras la veían y señalaban el descaradamente ostentoso sombrero (Aún más colorido y grande que el que le habían visto a su amiga hace unos días) que rezaba “Mi omega me gobierna”.
Pensó que definitivamente mataría a Opal por llevar a Asami corriendo a comprar esa ridiculez… pero pronto su pensamiento cambió en que mejor se esforzaría más la siguiente vez para vencer a su burlona, pero amada esposa en el juego del placer.
Mientras tanto nada podía hacer más que hacer pucheros, suspirar y comenzar a comer mientras su familia biológica y política reía a sus costillas del tonto sombrero que le tocaba lucir hasta el anochecer.
Chapter 14: 14.- Cocina: Caliente
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14.- Cocina: Caliente
—Tierra llamando a Asami… hey, Asami… ¡ASAMIIII!
Dando un gritillo de susto ante el atronador llamado, la pelinegra separó el celular de su oreja. Lentamente, con ceño fruncido y un puchero en los labios se lo volvió a acercar mientras regañaba a su amiga que estaba en la línea.
—¡Me asustaste Opal! -Refunfuñó la afectada- ¿Por qué me gritaste?
—¿Que por qué te grité? ¡Porque era la única manera de llamar tu atención, pequeña pervertida!
—Oye, yo no…
—Ah, ¿Tendrás el descaro de negarme que nuevamente te quedaste mirando a tu contratista? -La pelinegra, incapaz de mentir, se sonrojó y calló, lo cual sacó una risa burlona de su amiga quien canturreando volvió a hablar -Quien calla otorga, querida.
—¡Es que es imposible no hacerlo! - se quejó Asami, mientras volvía a mirar a la mujer que estaba en su cocina instalando unos anaqueles- Tú la viste el otro día que me visitaste, Opal… ¡Está tan caliente! Tiene una piel de caramelo perfecta, un lindo corte en sus hebras de chocolate, una maravillosa sonrisa y esos músculos… Uff…
Asami se perdió nuevamente en sus libidinosos pensamientos hasta que otro grito de su amiga la sacó de su trance. Esta vez mejor no se quejó, pero igual su amiga al teléfono se burló.
—Sí, no puedo negarte que está como quiere. De hecho, el otro día también me fue imposible no echarle un ojo…
—¡Hey, tú tienes a Kuvira!
—Sí, y mi esposa es muy celosa y la amo mucho; pero una por estar casada no se vuelve ciega, Sami. Es más, te aseguro que si Vira la viera, también se quedaría embelesada, la contratista que te está haciendo esa remodelación de la cocina es simple y llanamente todo un monumento… ¿Cómo dijiste que se llamaba?
—Korra. Y ni que lo digas, mujer. El otro día hacía mucho calor y pidió quitarse la blusa y trabajar en sostén deportivo. Yo obviamente acepté sin problema y te juro que casi tuve una hemorragia nasal al verla. De solo recordar cómo las gotas de sudor caían entre sus senos y por esos abdominales hasta la V entre sus caderas…
—Límpiate la baba, Asami.
—¡N-No estoy babeando! -Exclamó, limpiándose la comisura de los labios… por si acaso, y agradeciendo mentalmente que fuera llamada normal y no videollamada para que su amiga no se burlara aún más.
—¿Y has pensado en lo que te dije ese día?
—¿Q-Qué cosa? -contestó algo distraída mientras bebía un poco de limonada para refrescarse. Después de todo Korra ahora estaba martillando, y por lo bien se veían sus brazos al hacerlo había aumentado el calor en su cuerpo algunos grados.
—¡Sobre invitarla a salir, claro!
Ante lo escuchado, la pelinegra escupió en aspersor su bebida y dejando su teléfono en la mesa comenzó a toser. Su pequeño espectáculo fue tan ruidoso que llamó la atención de Korra a lo lejos, la cual la vio con preocupación. Cuando la morena estaba a punto de venir a auxiliarla, Asami, mientras se limpiaba la boca con una servilleta, le hizo un ademan de que no se preocupara y le dio una sonrisa tranquilizadora. Solo así la morena correspondió la sonrisa (aunque aún visiblemente preocupada) y siguió trabajando.
La mujer suspiró aliviada y mientras cogía más servilletas para limpiar su desastre, volvió a llevar su teléfono al oído, escuchando la sonora risa de su amiga en la línea.
—No sabes cuanto te odio… -susurró con desprecio la pelinegra, causando más risas en su mejor amiga.
—Te juro Asami, no estoy allí, pero imagino que tuviste la misma reacción que la otra vez y me muero de risaaa jajajaja -Opal siguió riendo a costillas de su amiga por algún tiempo, sacando susurrantes insultos de esta. Lentamente se recuperó de sus carcajadas e intentando poner tono serio volvió a preguntar. – Pero ya en serio Sami… ¿Ya pensaste en hacerlo?
—Hmmm… no lo sé Op… ¿Y si me rechaza? ¿Y si es hetero?
—¿En serio Asami? Vamos por partes. Como primer punto: Estás caliente como la mierda. Y aún si no lo estuvieras eres tan inteligente, graciosa y con una personalidad tan vivaz que cualquiera se sentiría atraída por ti, cariño. ¡Y no lo digo solo porque seas mi BFF! Es la verdad sustentada por mi punto dos: ¿Acaso no me contaste que el otro día que te pusiste una blusa escotada, Korra no paraba de verte de reojo y de estar sonrojada?
La joven pelinegra se rió ligeramente ante el recuerdo, asintiendo con la cabeza, aunque su amiga no la viera. Korra efectivamente había estado roja como un tomate todo ese día y aunque se notaba que hacía un intento por mirarla a los ojos y no a sus pechos, se notó que a lo largo de las horas de trabajo perdió la fuerza de voluntad y terminó sucumbiendo.
—No solo eso Op -susurró la mujer, como contando un secreto, aunque su querida contratista estuviera lejos para escucharla- me olvidé de contarte que por estar viendo mis pechos cuando le llevé algo de tomar, la pobre se machucó el dedo con el martillo.
La risa de su amiga volvió a resonar por la línea ante lo escuchado y Asami también rió por lo bajo.
—¡Con más razón, querida! Imposible que te rechace, y aún si así fuera… ¿No crees que vale la pena arriesgarse? Después de todo una se lamenta más por lo que no hizo, pensando en las posibilidades; a por lo que hizo, pensando en las realidades.
Un agradable silencio se hizo entre ambas amigas mientras Asami cavilaba sobre el consejo recibido. No mentiría, sí había pensando en hacerlo… pero siempre se acobardaba por sobreanalizar el asunto:
Sus trabajos eran muy diferentes y ocupados.
Ambas, Korra con su trabajo de contratista y ella con su emprendimiento de pastelería casera, tenían los horarios copados.
¿Y si la chica tiene novia? ¿Si no le gustan las mujeres?
Podría ofenderse por su insinuación o sugerencia... o considerarlo acoso y lo que menos quería era incomodarla.
¿O si sí le gustaban, pero solo quería una follamiga para pasar el rato?
No es que fuese algo malo… pero Asami no era de esas, y por las veces que había charlado con la guapa ojiazul se había fijado que esta era muy ingeniosa, graciosa e interesante, además de malditamente atractiva, por lo que quería conocerla más a fondo y a largo plazo, no solo para un rapidito de un solo rato.
Sin embargo, hoy era el último día de la remodelación. Si no se atrevía hoy hasta que Korra terminara su trabajo, no lo haría nunca pues quien sabe cuando se toparía de nuevo en esta vida con la belleza de ojos azules y cabellos castaños.
Pero Opal tenía razón. Si no lo hacía se arrepentiría pensando en el quizás. Por ello, pese a sus inseguridades, tomó una decisión, justo a tiempo cuando vio a Korra sacudirse las manos y ver a su alrededor.
—Te llamo después Op, para contarte que pasó.
Escuchando un último gritillo de ánimo por parte de su mejor amiga, colgó la llamada, se levantó, guardó el teléfono en su bolsillo trasero y se fue acercando a la cocina, mientras veía como Korra estaba en cuclillas guardando sus herramientas.
“Fuck, en serio no sé si ella es hija de Raava, ya que su cuerpo es el de una diosa, o si es hija de Vaatu ya que es una tentación arrolladora…”
Pensó la ojiverde, mordiéndose el labio al ver los glúteos y la espalda de la mujer en dicha posición. Sin embargo, al entrar al recinto de la cocina trató de disimular lo hambriento de su mirada y prefirió distraerse mirando a su alrededor. Sobra decir que lo que observó simplemente le encantó.
—Korra… ¡Quedó preciosa!
La castaña terminó de guardar sus herramientas y con la caja en mano se incorporó, dándole a Asami una gran, hermosa y torcida sonrisa.
—¡Me alegra que le guste señorita Sato!
—Korra… -Asami dejó de mirar por el cuarto con felicidad, para centrar sus ojos con ceño fruncido en la ojiazul.
Korra al darse cuenta de su error, dejó la caja de herramientas sobre la nueva isla de la cocina y se rascó tras la nuca con nerviosismo mientras corregía.
—¡Asami! L-Lo siento mucho -Se disculpó, pues la hermosa clienta le había dicho que la tuteara y tratara por su nombre de pila, no por su apellido. Se sintió aliviada cuando el enojo de ese bello rostro desapareció, dando paso a una sonrisa. Eso la animó a continuar hablando- Te dije que los cambios que te sugerí en el diseño quedarían de maravilla. Ahora no solo tienes una cocina nueva y moderna para tu negocio de pastelería, sino que cada metro cuadrado es funcional y perfectamente diseñado acorde a tus necesidades. Todo sin dejar de ser estéticamente bella como tú… ¡Como tú lo solicitaste!
Korra se puso nuevamente nerviosa ante su desliz, sintiéndose agradecida de haberlo podido sobrellevar y camuflar, y esperando a que su clienta no se diera cuenta del pensamiento inconsciente que salió de sus labios
La verdad era que ella no creía en el amor a primera vista… pero desde el primer momento eso parecía ser lo que le había ocurrido con esta clienta, la cual se había convertido en su preferida y consentida.
Sí, había tenido clientas guapas antes… pero ninguna como Asami; porque no solo era lo endiabladamente preciosa que lucía siempre, con un rostro tallado por los mismos ángeles y un cuerpo de infarto. No, no solo era eso. Sino que la mujer, aparte de buen físico, era sumamente inteligente y agradable y su personalidad la había atrapado desde el primer instante.
Cada conversación con ella durante los dos meses de remodelación solo había acrecentado ese sentimiento, haciendo que Korra se diera completamente en cuerpo y alma a su proyecto, cumpliendo cada exigencia de la mujer y/o potenciándola o reformándola con sus conocimientos para darle un producto final que fuese perfecto.
Menos mal había funcionado, y Korra se sentía muy orgullosa de ello. Ahora solo esperaba no joder todo y sucumbir a lo que su corazón le gritaba que hiciera: Invitarla a una cena para poder conocerla en un plano más allá de ser clienta. Ya que por trabajo no había querido cruzar esa barrera, ahora que había terminado su corazón reclamaba que se confesara y una cita le propusiera.
Lo que no sabía la castaña, es que, para su suerte, Asami sí captó su desliz, y ese hecho fue el impulso final que necesitaba para actuar.
—Gracias Korra, la cocina quedó sumamente preciosa… -Asami tuvo que abstenerse de agregar “Como la mujer que la remodeló”, pero en su lugar se acercó y tomó con delicadeza las manos de la castaña, generando sus morenas mejillas se oscurecieran más- Te agradezco por tu trabajo… eres simplemente genial.
—N-No es nada, para mí fue un placer servirte, Asami… -Susurró la castaña, tragando grueso ante la cercanía y el toque de la alta belleza de piel de porcelana. Pensó que menos mal esta vez no estaba usando aquel escote matador, porque le sería imposible no quedarse fijamente viéndolos.
Asami negó ligeramente, y continuó hablando.
—Tonterías, debo agradecer porque sé que no fui una cliente fácil, pero aun así tu fuiste paciente, amable y proactiva. De hecho, ya que tú ya terminaste y yo cancelé de antemano por tu servicio… ¿Te parece que te de un agradecimiento por todo tu esfuerzo, como es debido?
—¡N-No tienes que hacerlo, Asami! -comenzó a tartamudear la ojiazul, no queriendo que la linda pelinegra que agarraba sus sudorosas manos pensara que había trabajado así para recibir algún pago extra. -No debes darme ningún otro pago, en serio no debes dar ni un centavo nada más. En verdad disfruté reestructurar esta cocina de cero para ti, creo que te mereces eso y más... -Confesó de corazón. Sabía que la mujer se esforzaba mucho con su emprendimiento y por ello a escondidas había puesto de su propio dinero para mejores acabados y electrodomésticos. Algo que nunca le diría a nadie, pues solo lo había hecho para verla sonreír y prosperar con su negocio que era su pasión.
La mujer más alta volvió a negar y su agarre se apretó un poco para dar énfasis a sus palabras.
—No es nada monetario, Korra. De hecho… ya que tu trabajo culminó y ya no soy tu clienta, yo… yo quisiera invitarte a cenar… ya sabes, para inaugurar la cocina cocinándote algo rico y así agradecerte por tu arduo esfuerzo… además porque… bueno… porque la verdad es que quiero conocerte un poco más… Claro, solo si estás de acuerdo.
Las cartas estaban echadas.
El balón había sido lanzado y estaba en la cancha de Korra.
Las manos de Asami estaban frías por la ansiedad, pero aún así no las retiró de las de la morena. Sí, estaba nerviosa y cada segundo esperando una respuesta parecía eterno… pero no se arrepentía de haber preguntado. Debía sacar eso de su interior, su corazón ahora estaba expuesto, pero al menos obtendría una respuesta para saber si seguir anhelando a la mujer de ojos de océano o de plano debía rendirse por no ser su interés correspondido.
No obstante, para regocijo de su ansioso corazón, no tuvo que esperar mucho tiempo.
Una sonrojada Korra demoró solamente segundos en captar el verdadero significado de tales palabras, y cuando lo procesó rápidamente su rostro sorprendido se transformó en uno sonriente y quizás con demasiado ímpetu respondió en un alegre grito.
—¡Claro, me encantaría eso, Asami! -Tras su explosión de felicidad, su rostro cambio a vergüenza, sonrojándose aún más mientras continuaba con una actitud más controlada- Digo… sería un gusto. Además… si soy sincera… yo también estaba por invitarte a cenar porque quiero conocerte más…
La timidez de la fuerte morena, su sonrojo, su sonrisa avergonzada… todo hizo que Asami asintiera sonriente, mientras que su pecho se llenada de un cálido gozo producido por la anticipación de lo que intuía sería el comienzo de algo bueno, de algo que duraría y sumaría positiva y perennemente a su vida.
Chapter 15: 15.- Famosa: Predestinadas
Notes:
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15.- Famosa: Predestinadas
No sabía cómo había terminado allí, pero lo único que le quedaba era correr.
Era irónico cómo cambiaba la vida en un santiamén.
En un momento estaba dando un concierto en Ba Sing Se, Capital de la República Tierra, siendo el evento principal de un mega evento patrocinado por la ciudad en honor a la conmemoración del bicentenario de su fundación; y al siguiente, cuando acabó de interpretar las canciones acordadas con el organizador y cumplió con las horas del contrato, el público quiso más de ella y enloqueció a tal punto que todo se tornó un caos.
Su equipo de seguridad se esforzó por protegerla, pero de alguna manera había terminado separándose de sus guardaespaldas y huyendo desesperada de sus locos fanáticos que a este punto no sabía si eran en verdad seguidores de su música o simplemente malandros que intentaban secuestrarla y pedir recompensa o hacerle cualquier cosa perversa.
Tal vez fue culpa de su equipo de seguridad… Se supone que estaban allí para protegerla a capa y espada, ¿no? Aunque en realidad no podía culparlos, ella vio como sus dos amigos, Bolin y Mako, guardaespaldas personales y jefes de seguridad, habían hecho todo por protegerla; pero la multitud había enloquecido y había sido ella que en el pánico del momento se había descarrilado de la ruta de emergencia que le habían dicho
Quizás fue su culpa por haber aceptado dar un concierto en el sector bajo de la ciudad. Aquel anillo era mundialmente conocido como un sitio lleno de inseguridad, pero ella pensando que su seguridad personal y la de la municipalidad sería suficiente, accedió sin pensar que algo de tal magnitud podía pasar.
Mientras seguía huyendo, a su mente vinieron las preocupadas palabras de su manager y mejor amiga Opal, recomendándole que no fuera a aquel sitio… Pero algo en su interior le dijo que debía ir, algo la motivó a aceptar. No supo si era el pensamiento de que no todo allí debía ser maldad, o que debía darle a aquella población con tantas carencias un momento de felicidad… no lo sabía, pero ahora las consecuencias de sus actos las debía pagar.
Podía escuchar a la multitud corriendo acercarse y eso la hizo angustiarse y acelerar el paso por las silenciosas calles nocturnas de pésimo alumbrado.
Lo bueno es que había pensado rápido y al poco tiempo de empezar a correr se había quitado los tacones para correr con mayor sigilo y velocidad (secretamente agradeció aquellos años practicando atletismo en la secundaria); lo malo era que no conocía el lugar donde estaba y en cada vuelta por callejones sucios y con charcos de líquidos cuyo origen prefería no pensar, sentía que se adentraba cada vez más en las fauces del lobo.
¿Cómo terminaría esto?
¿Finalmente la secuestrarían? ¿Le robarían? ¿La violarían? ¿La matarían?
Ella sabía algo de defensa personal, no era una niña de papá y mamá… pero sabía que sus conocimientos en un entorno extraño y con una turba de intenciones desconocidas a sus espaldas, donde seguramente muchos estarían armados, no servirían mucho en realidad.
Cada ve más cerca estaba el sonido y los ruidosos pasos.
El pánico y la carrera la hacían sudar frío y tener el corazón en la boca, sensación que empeoró cuando al voltear en una esquina se topó con una reja que bloqueaba su paso.
—Mierda…-susurró lo más callada posible.
Su mente trabajando a mil analizó las opciones. Podía salir del callejón para seguir corriendo a otro lado como había hecho otras veces en su carrera… pero esta vez estaban muy cerca y no creía poder esquivarlo.
O podría intentar pasar la reja, saltando.
Determinando que esa era la única opción viable tiró los zapatos de tacón hacia el otro lado y comenzó a intentar treparla; sin embargo, sus ahora sucios pies se habían lastimado demasiado por correr descalza en esas calles mal pavimentadas y desaseadas. Con un quejido de dolor que intentó acallar, bajó lo poco que había subido y entró en aún más pánico al escuchar más de cerca los gritos.
Temblando sacó su celular e intentó volver a llamar Bolin y Mako, como lo había intentado hacer algunas veces en su huida; no obstante, el maldito dispositivo parecía haberse inhibido pues no registraba señal que le permitiera comunicarse, transmitir su ubicación y pedir auxilio.
La luz de la luna fue oculta por unas nubes, oscureciendo completamente el callejón, por lo que agradeció que al celular le quedara al menos un 5% de batería y lo usó para alumbrar y ver si en la reja había algún agujero por donde pudiese pasar. Para su buena fortuna, entre tanta desgracia, sí lo hubo, y con dificultad pasó a través de él, no sin antes lastimarse el brazo, las piernas y deshilacharse la ropa por el metal retorcido del rededor.
Sin tiempo que perder recogió sus zapatos y emprendió nuevamente la huida, iluminando con el celular sus pasos para evitar tropezar como tantas otras veces lo había hecho en esa maratón improvisada que le había tocado experimentar.
Brevemente se sintió aliviada, pues los sonidos de la multitud se alejaron; sin embargo, la alegría duró poco ya que en cuestión de minutos ya la estaban alcanzando por otro lado. Era obvio, ellos seguramente eran moradores y conocían el barrio, por lo que sabían que atajos tomar para alcanzarla.
Para su desgracia, eso la ponía en aún mayor desventaja pues encima estaba cansada y lastimada; y aunque no pareciese posible, su mala suerte se agudizó cuando su teléfono, de repente, se apagó.
La cantante maldijo por lo bajo, llena de frustración y por la inoportuna ausencia de correcta luz mientras corría en aquel horrible sector, nuevamente tropezó, esta vez resbalando y cayendo sobre lodo.
Asami estaba a punto de llorar de la impotencia y el miedo, estando a oscuras, a dolorida y lastimada por doquier… pero de repente el cielo aclaró, y la luna se volvió a ver mientras una voz femenina a su espalda preguntó.
—O-Oye… ¿Estás bien?-murmuró la extraña, levantando un brazo en su dirección.
La pelinegra se erizó por completo y se recogió hacia la pared más cercana alejándose de la voz y abrazando sus piernas con temor de que finalmente la habían alcanzado… pero finalmente la luz le permitió enfocar a quien le había hablado.
Una mujer, de tez morena, cabello castaño, ojos azules y en silla de ruedas la miraba con gesto preocupado, estaba acompañada de un pequeño cachorro blanco que estaba amarrado a uno de los brazos de la silla y que desesperadamente quería acercarse a Asami a olfatearla.
La visión de la extraña mujer, pareciendo iluminada por la luz de luna le dio un breve momento de quietud, pero su shock no le permitía responder, por lo que la mujer volvió a hablar con una voz tenue que intentaba apaciguarla.
—Hey… tranquila, no te haré daño. Solo quiero saber si te puedo ayudar en algo.
Asami tenía un nudo en la garganta y siguió sin poder responder, pero cuando había tragado grueso y puesto el suficiente esfuerzo mental para hacerlo, sus pensamientos fueron bloqueados por los pasos y ruidos de sus perseguidores.
El terror debió inundar nuevamente el rostro de Asami mientras miraba con terror en la dirección de donde venía el ruido, pues la desconocida frunció el ceño mirando en la misma dirección y de inmediato volteó su vista hacia la mujer en el suelo, extendiendo su mano y observándola con determinación mientras con voz seria por tercera vez le volvía a hablar.
—Ven, sígueme, yo te ayudaré.
La mente de la ojiverde nunca había trabajado tan de prisa como en esa noche.
Su primer pensamiento fue la duda. No conocía a esa mujer aparecida de la nada, y que estuviera en silla de ruedas no la hacía inofensiva. ¿Quién sabe si era como ellos? ¿Si solo quería engatusarla para drogarla y entregarla a esos tipos? ¿O si ni siquiera necesitara esa silla de ruedas y solo estuviera fingiendo?
Pero algo, algo dentro de sí le dijo que tenía que seguirla.
No supo porqué quería hacerle caso a esa vocecilla interior, después de todo fue esa misma voz la que la había llevado hasta esa penosa situación... pero debía hacerlo, no estaría en paz si no seguía su intuición.
Asami asintió y tomó la mano que la mujer con discapacidad le ofrecía para ayudarla a ponerse de pie, sintiendo de inmediato una electricidad recorrerla al primer contacto. Supo que la desconocida también lo había sentido, pues abrió sus orbes azules de par en par; pero sabiendo que el tiempo apremiaba, ambas tuvieron que dejarlo pasar.
La mujer la guió por unos metros más, cruzando dos callejones hasta llegar a una pequeña y desvencijada casa. Le quitó los zapatos que traía en la mano, le dio una llave y la instruyó a entrar, cerrar con llave y a no abrir la puerta hasta que ella se lo dijese.
Las voces estaban prácticamente a la vuelta, y la urgencia en los ojos azules de su rescatista le hicieron a Asami correr el riesgo y adentrarse en la vivienda desconocida.
La desconocida se alejó nuevamente después de eso, dejando todo brevemente en silencio, pero muy poco tiempo después escuchó volver con el rechinar de su silla y el jadeo del cachorro, encontrándose casi a la par con los sonidos de los perseguidores que estaban a pocos metros.
Casi sintió que las piernas se le aflojaban cuando los murmullos estuvieron fuera de la casa, y gracias a la ventana semiabierta pudo escuchar las palabras que el viento arrastraba.
—Por aquí debió haberse ido…
—No la veo, solo está la inválida del barrio con su cachorro feo.
—Oye huerfanita ¿Has visto a una chica guapa, pelinegra, de ojos verdes y que sí camina? Ella es la única A…
—Qué va, ¿Para que le preguntas a la tonta esa? De seguro además de tener discapacidad física, también tiene retardo mental.
—Si, déjala. Ha de ser estúpida la inculta esa y no ha de saber ni de qué hablamos
—¡Hey chicos! Se fue por acá ¡Encontré sus zapatos!
—Genial, no debe andar lejos ¡Vamos!
Inmediatamente el ruidoso grupo se alejó y el silencio reinó en la noche.
La desconocida dejó pasar unos minutos, y solo cuando se sintió segura de que no volverían, avanzó a la puerta de la casucha y tocó.
—Oye… el peligro pasó, ya puedes abrir la puerta.
Asami se quedó quieta por un momento, procesando lo ocurrido, pero unos toquecillos de la desconocida en la madera la espabilaron y abrió la vieja puerta.
La extraña entró y por muy extraño que fuese para Asami, dado todo el momento anterior y el trato despectivo que escuchó de primera mano fue víctima la mujer, esta vino feliz, con una sonrisa torcida iluminando su rostro mientras entraba a la casa con su cachorro saltando de alegría.
—Listo chica, ya se fueron y estás a salvo. No tienes de qué preocuparte.
Asami solamente alcanzó a asentir mientras ligeramente sollozaba de la pura felicidad por haber escapado de dicha situación. La desconocida dejó que se recupere a su ritmo, y cuando Asami se vio más tranquila, volvió a hablar.
—No pareces de este barrio, al menos no te he visto por aquí. Debes estar perdida así que de seguro no sabes lo peligroso que es este sector, más aún de noche. Tahno y su pandilla hacen de las suyas siempre por desgracia y como es una comuna pobre las autoridades no hacen mucho por nosotros que digamos. Te recomiendo que te quedes hasta que amanezca, si te parece, claro…
La desconocida acotó lo último visiblemente incómoda, al ver el rostro nuevamente dudoso de la mujer perseguida, pero esta volvió a cambiar su semblante a uno de aceptación mientras lentamente asentía y encontraba finalmente su voz para hablar.
—G-Gracias… -susurró con voz algo grave por el cansancio y la sequedad.
La castaña abrió los ojos y la sonrisa volvió a su rostro.
—Vaya, yo pensé que eras muda… pero tienes una linda voz- señaló sorprendida mientras se rascaba la nuca en un gesto avergonzado- Y no te preocupes, creo firmemente que los seres humanos estamos para ayudarnos, más aún cuando estamos pasando una desgracia. – afirmó mientras extendía su otra mano- Por cierto, soy Korra ¿Y tú eres…?
Asami se sorprendió. Sabía que estaba muy desaliñada, pero no creía que estuviese en un estado irreconocible por lo que era raro que alguien no supiese quien era. Después de todo ella era Asami Sato, La cantante y modelo estrella de Ciudad República, Reina del Electric Pop y mundialmente famosa por sus 3 Grammys y 2 Billboard Music Awards.
Su mente que no dejaba de sospechar había pensado que la mujer la había rescatado por reconocerla, ya sea por ser fan o para pedir alguna recompensa… por lo que fue impresionante saber que simplemente la ayudó por querer hacer un bien, hacer lo correcto.
—Asami. Soy Asami -susurró levantando su mano para estrechar la de la extraña, pero rápidamente hizo una mueca de dolor.
La adrenalina estaba bajando, por lo que ahora todos los daños colaterales de su huida se estaban sintiendo cada vez con mayor ímpetu y la observadora extraña, ahora conocida como Korra, se dio cuenta de eso.
—Hmmm… estás herida Asami. Pero por desgracia estás muy sucia como para curarte. -habló, más para sí misma, mientras observaba el estado completo de la ojiverde; hasta que finalmente la volvió a mirar a la cara-Ven sígueme.
Con el cachorro ahora en su regazo, Korra avanzó por el estrecho recinto en su rechinante silla de ruedas y Asami la siguió mientras echaba finalmente un vistazo alrededor.
Desde fuera vagamente se había fijado que la casa era “humilde”, por decirlo de alguna manera; pero ya más tranquila, al observar el interior, pudo constatar su apreciación.
La vivienda definitivamente era pobre, su pequeño tamaño, prácticamente un monoambiente con paredes sin enlucir era una prueba de ello. Vio a la chica acercarse a un envejecido tocador que estaba al lado de la cama, abrirlo con dificultad y sacar lo que parecía ser un vestido. El cachorro, ya libre de la correa en algún momento que no pudo precisar, se había bajado y corrido a un raído almohadón que estaba a los pies de un sillón parchado; por lo que la ojiazul puso las prendas sobre su regazo y avanzó una corta distancia hacia la única habitación del diminuto domicilio.
—Este es el baño, como ves no te puedes perder ya que es el único cuarto de aquí -indicó sonriendo mientras le daba la ropa a la nueva amiga que había hecho- Allí hay una lavacara con agua, lamentablemente no he tenido para pagarla y me la cortaron, pero de seguro te alcanzará para bañarte. Cuando lo hagas y te pongas esta ropa, sales y te sientas en el mueble para curarte.
Sin dar opción a reclamos, la mujer rodó lejos con su silla, a buscar algo en el rincón de la casa que Asami identificó como la cocina. No queriendo ceder a la tentación de quedársela viendo fijamente, la pelinegra entró al baño y cerró la puerta. Este era aseado sin duda, pero pequeño, muy pequeño y básico.
Asami no era quejumbrosa ni superficial; simplemente que, viniendo de alta sociedad, era imposible no comparar su mansión con aquel baño estilo spa de amplia tina, versus la carencia que aquí existía. No obstante, lejos de incomodarse se sintió agradecida y con cada jarra de agua fría pero revitalizante que se echaba para limpiarse (intentando ahorrar para que no se desperdiciase) pensaba en lo buena gente que era su improvisada anfitriona, al compartir de lo poco que tenía.
Con dificultad por los dolores de las heridas se bañó y vistió, fijándose que en verdad lo recibido era un vestido, uno con un corte y diseño en verdad muy muy bonitos. A su salida del baño vio a Korra en su silla de ruedas, acomodada frente al sillón y con dos tazas y dos platitos que no combinaban encima de una pequeña mesilla de tres patas, pues la cuarta había sido reemplazada por una pila de cuadernos para sujetarla.
—De seguro estás hambrienta y sedienta, aquí encontré unas galletas e hice café para ambas. Lo siento, pero esta semana le tocó comer proteína a Naga -señaló la castaña a la cachorra que roía un hueso, acomodada en su cojincillo maltrecho- por lo que esta es la comida para estos días. Siéntete libre de comer cuantas quieras, Asami, en la despensa hay otra caja. Cuando terminemos te curaré las heridas con el botiquín de enfermería.
La pelinegra asintió, sintiéndose repentinamente hambrienta. Supuso que su cuerpo le pedía a gritos reponer con comida algo de la fuerza invertida en la carrera. Ambas cayeron en un cómodo silencio mientras comían su café u galletas de sal. Cuando culminaron, Asami se ofreció a dejar los platos en el lavadero de la cocina que había visto en el rincón, pero Korra descartó la acción indicándole que descansara. La castaña se llevó los platos y tazas y volvió pronto con un botiquín de plástico que visiblemente había tenido mejores años, lo abrió y cogiendo alcohol, agua oxigenada, algodón y vendas comenzó a curarla.
La mujer comenzó inspeccionando los brazos y manos de su visita, curando los raspones que veía y vendando los que más profundos parecían. Luego pasó a las piernas repitiendo el mismo proceso, hasta llegar a los pies donde volvió a abrir el botiquín para sacar unas pinzas y comenzar a sacar vidrios y piedras que habían sido incrustados en las heridas de las plantas de los pies.
Asami había tratado de estar tranquila, dando solo un siseo cuando el alcohol la tocaba y ardía. Pero cuando Korra comenzó a maniobrar sus pies con la pinza el dolor aumentó, por lo que para distraerla de la incomodidad y dolor la morena comenzó a hablarle.
Así fue conociendo un poco más a ese especial pero desdichado ser humano.
Supo que tenían casi la misma edad, solo le ganaba a la ojiazul por un añito, nada más.
Supo que era una estudiante de último año moda, corte y confección; pero que tras un accidente de tránsito con su familia hace dos años en el cual sus padres murieron y ella había quedado parapléjica sin posibilidad de rehabilitarse por no tener dinero suficiente para las terapias. Además, tuvo que dejar la carrera, vender la casa y como chatarra el carro dañado para pagar las deudas de la hospitalización y funeral de sus padres, y mudarse a ese sitio pues tenía el alquiler más barato y era eso o ir a un refugio.
Supo que descartó la opción del refugio porque un día en el que planeaba quitarse la vida había rescatado de una bolsa de basura a Naga, la pequeña cachorra que se había vuelto su mejor amiga.
Supo que su padre había sido enfermero y por eso sabía curar, que su madre era modista y de allí había nacido su amor por confeccionar; por ello el vestido que ahora estaba usando Asami era una de sus últimas creaciones antes de caer en desgracia y que se lo dio (porque sí, se lo estaba regalando) porque era la única ropa nueva que le quedaba y en recompensa por ver dañado el vestido tan bonito que antes llevaba.
Supo que su novia la había dejado por verla discapacitada y pobre; y que sus actuales ingresos, bajos pero que al menos alcanzaban para que Naga y ella comieran, eran por remendar costuras a vecinas o por ir al mercado y trabajar haciendo encomiendas en su silla de ruedas.
Y supo que supo todo esto, porque mediante su historia Korra quería incentivarla.
Porque sí, la morena sin conocerla ni saber de su fama, sin saber lo que le había pasado ni intentar averiguarlo, respetando la privacidad de cualquiera que pensase que eran sus actos y sin emitir ningún juicio de antemano, comenzó a motivarla diciendo que ya vendrían días mejores, que una mala racha la tenía todo el mundo, y que no decayera, que podría salir adelante y si necesitaba ayuda o un lugar en el cual quedarse, podría contar con ella.
¿Ese ser humano era real?
¿Cómo alguien con tal historia y carencias podría tener un corazón puro y solo querer dar, dar y dar?
Ante tanta bondad en una sola mujer, la garganta de Asami se apretó y le fue imposible no llorar. No pudo explicarle a su anfitriona cuál era la razón, por lo que esta asumió que era por el trauma de lo vivido y del dolor, así que encima le cedió su cama para que durmiese, mientras ella con dificultad se acomodaba a pocos metros en el sillón.
Mientras caía en el reino de los sueños por el cansancio físico y mental, Asami pensó que si bien esa era la cama más dura en la que había dormido, también era la más cálida y llena de cariño que cualquier ser humano pudiese otorgar.
—Hey Asami…¡Despierta!
La cantante se despertó, algo confundida y adolorida. No sabía qué hora era, pero lo primero que vio al levemente abrir sus orbes verdes fue la sonrisa de la mujer morena, y allí recién recordó todo lo que había vivido la noche anterior.
—Korra, buenos días… -susurró, con un bostezo perezoso.
—Tardes, mas bien -rió la castaña. El comentario hizo a la somnolienta mujer abrir de par en par los ojos.
—¿Qué hora es? -preguntó preocupada.
—Es la 1 pm – indicó la chica y mientras se inclinaba hacia el tocador, cogía algo que había puesto encima. -Te intenté despertar al irme a trabajar pero parecías muerta, mujer. Me fijé que sí respirabas así que me fui tranquila pensando que solo estabas cansada. Ten, toma esto, te ayudará.
Asami se sentó y recibió una nueva taza de café con un platito de galletitas de sal y una pastilla.
—Necesitas comer algo antes de tomarla. Es Ibuprofeno, te ayudará para el dolor. Ayer te la iba a dar, pero se me había acabado y tuve que ir a comprar.
Asami asintió mientras comenzaba a comer. Su mente brevemente pensó en no tomar una medicina extraña dada por una prácticamente desconocida… pero algo tenía Korra que hacía que su precaución saliese por la ventana. Después de todo, si la mujer quisiera hacerle algo malo, hubiera aprovechado mientras dormía. Tal vez por eso su cerebro descartó la breve preocupación y tras culminar su sencillo desayuno-almuerzo, tomó la medicina. Poco después agradeció y mientras Korra llevaba todo a la cocina, una pregunta se le ocurrió.
—Korra… ¿De dónde sacaste el dinero para la medicina?
La castaña paró brevemente sus movimientos antes de colocar las cosas en el fregadero y virarse para ver a su visitante mientras se rascaba el cuello.
—No te preocupes por eso, no robé si eso te preocupa. Nunca haría eso… -se comenzó a excusar la mujer, pero fue interrumpida por la ojiverde.
—No es eso, no pienso mal de ti, Korra. Sé que te conozco por corto tiempo, pero aún así siento en el fondo de mi corazón que auténticamente eres una buena persona. Es justamente por eso que no quiero aprovecharme de ti y que gastes dinero en mi…
La ojiazul negó y sonrió.
—No te preocupes, todo está pagado. Hice un trueque con Pemma la farmaceuta a cambio de unos mandados. Por ello también hay otras pastillas de ibuprofeno más, además de una nueva botella de alcohol, algodón y vendas; estos implementos se acabaron ayer que te curé y hoy debo volver a hacerlo para que todo en ti esté bien. -Asami iba a replicar que no debía haberse esforzado tanto por ella, pero la castaña volvió a hablar- ¡Ay cierto! ¡Casi me olvido! ¡Naga, saca la funda!
La pequeña cachorra ladró de alegría y avanzó a la parte de atrás de su silla de ruedas, sacando una funda plástica y dándosela a su dueña. Esta le agradeció dándole unas palmaditas en la cabecita blanca y sacó de la funda el contenido, entregándoselo a Asami.
—¿U-Un cargador? -preguntó, sorprendida.
Korra asintió y sacó de su propio bolsillo el celular de la mujer.
—Sí, ayer lo dejaste tirado en el suelo y lo recogí. Pensé que estaría dañado y lo llevé con un amigo mío llamado Kai que vende repuestos y hace arreglos… Es medio bribón a veces… ¡Pero no te preocupes!, es muy confiable con sus amistades y me dijo que está bien tu celular, que solo le falta carga a la batería. Por ello te compré un cargador. ¡Aprovecha que tengo luz! ¡Esa sí la logré pagar a tiempo! -dijo riendo mientras le entregaba el dispositivo a la pelinegra.
—¿T-También hiciste un trueque por esto? -susurró Asami y Korra asintió.
—Sí, de hecho, tengo que volver a salir. Debo coserle unos pantalones a Kai a cambio de eso y también me dio para pagar el agua, pero debo hacerle unos mandados como pago. Vuelvo en unas cuatro horas ¿Sí? Espero que tener de vuelta tu celular te ayude en algo, Asami. Ya sea para animarte o para lograr solucionar la situación en la que estás. -Sonrió la mujer, mientras se alejaba con la cachorra hacia la puerta, pero fue detenida por la voz de Asami.
—¿Por qué haces esto? -cuestionó confundida -No me conoces. Puedo ser una ladrona, una aprovechada que quiere robarte lo poco que tienes.
Korra calló unos segundos y lentamente viró su silla de ruedas para ver a su interlocutora.
—¿Por qué no lo haría? -preguntó, sonriendo levemente- Algo dentro de mí, una vocecilla me dice que te ayude… así como algo me dijo que saque a pasear a Naga por aquel callejón ayer a esa hora anoche. Es como que nuestro encuentro hubiese estado predestinado ¿Sabes?… y solo siento que debo y quiero hacerlo, porque algo en mi interior me dice que aparte de ser bonita y seguramente muy inteligente, eres una buena persona y no te mereces la noche de perros que seguramente pasaste... Así que no te preocupes por nada ¿Vale? Quizás es muy pronto, pero ya te considero mi amiga y estoy aquí para apoyarte.
La pelinegra asintió, esta vez logrando resistir sus lágrimas y retomando la palabra.
—¿No te molesta que me quede aquí hasta que se cargue el celular?
Korra negó con la cabeza y volvió a hablar.
—Mi casa es tu casa, Asami. Quédate aquí cuanto quieras o cuanto necesites. Es más, me sentiría más aliviada si no sales por hoy al menos. Vi a Tahno y su pandilla por el mercado molestando… y no quiero que te vuelvan a perseguir. Más tarde que vuelva y te cambie las vendas trazaremos un plan de cómo ayudarte a salir segura de aquí.
Asami asintió nuevamente y se despidió de la bonachona y bonita mujer la cual esta vez se fue sola, pues su mascota decidió quedarse a descansar en el vetusto almohadón.
En su ausencia Asami puso a cargar su teléfono muerto, pero rápidamente se olvidó del mismo pues se dispuso a poner su granito de arena en el domicilio. Korra no era para nada desaseada, pero sí algo desordenada, por lo que la cantante comenzó a ordenar la pequeña casita, además de limpiar un poco en lugares donde Korra por su discapacidad no podía acceder, barrer y lavar con el agua recogida los platos que habían quedado sucios. Cuando terminó se fijó que Naga, se había levantado y estaba comiendo roquetas de un platito. Se fijó en su plato de agua y al parecer se la había acabado, por lo que se agachó a servirle más.
La cachorra bebió agua y como agradecimiento al gesto de Asami, comenzó a lamer sus manos; así fue como comenzaron a jugar. En algún punto la pequeña perrita se cansó y se quedó dormida en el regazo de Asami. Esta, sentada en el suelo, se entretuvo acariciándola mientras pensaba en Korra y en todo lo que sabía de su vida. Sus pensamientos volvieron al presente cuando se percató de que estaba al lado de la mesita de tres patas, junto a los cuadernos que reemplazaban la cuarta.
Maniobró con cuidado para no despertar a la cachorra y sacó uno de los cuadernos, comenzando a ojearlo e impresionándose por lo que encontró. Cada página estaba repleta de bocetos, hermosos bocetos con diseños de bellos vestidos y trajes que nunca antes había visto. Su tiempo transcurrió revisando cada uno de los cuadernos de esa pila abandonada, regocijándose más por el arte encontrado.
Indudablemente esto era obra de Korra, puesto que en cada arte estaba su firma… ¡Era impresionante cómo no solo era un alma noble y una chica bonita, sino que también era una mujer por demás talentosa!
—Tanto talento desperdiciado, sin poder aprovechar su potencial…-susurró Asami, mientras acariciaba a Naga.
De repente la cachorra despertó y saltó emocionada en dirección a la puerta mientras Asami escuchaba el típico sonido rechinante de la oxidada silla de rueda, lo cual la hizo abrir los ojos.
El tiempo había volado, las horas habían pasado y Korra finalmente había vuelto a su casa, por lo que la pelinegra rápidamente ordenó los cuadernos que había dejado a su alrededor y los volvió a apilar para que volviesen a ser el apoyo extra de la mesilla. Ni bien terminó, Korra entró y la saludó con una sonrisa que sin duda correspondió.
Ambas mujeres entablaron una conversación, incluso a través de la puerta del baño cuando Korra fue a asearse; esta prosiguió cuando, al salir, Korra curó las heridas de Asami nuevamente y también cuando prepararon juntas el típico café con galletas de sal. Incluso, tras darle la cena a Naga, se fueron al mueble a comer y seguir conversando.
Asami se planteó si contarle sobre su identidad… pero la verdad el tema no había salido a flote y si era sincera disfrutaba ese extraño sentimiento de anonimato, de que una persona la apreciara y quisiera apoyarla o conocerla más allá del velo del interés generado por su fama. Por lo que decidió simplemente dar detalles esporádicos de su vida, sin sacar a luz su secreto.
Estaban amenamente charlando con Korra comentándole sobre las pocas personas que eran sus amistades, Asami contándole a breves rasgos sobre su familia y amigos, y ambas tratando de idear un plan para camuflarla y que saliera de aquel sitio, cuando unos ruidos en la puerta captaron la atención de ambas; sin embargo, no alcanzaron a reaccionar ya que la puerta se abrió de golpe, dejando entrar a una gran cantidad de hombres y mujeres con uniformes negros, armados hasta los dientes.
—¡Alto todos, Interpol! ¡Secuestradores, liberen pacíficamente a la Señorita Sato o…! -El hombre paró sus gritos al fijarse que la persona a la que supuestamente iban a liberar de presuntas cadenas, cuerdas o amenazas armadas que inhibían su libertad, en realidad estaba (si bien sorprendida por la intromisión) tranquilamente sentada en un mueble viejo tomando café con una mujer en silla de ruedas.
El hombre bajó su arma y se rascó la mejilla, extrañado por la escena. Miró a su alrededor y sus compañeros de equipo se encogieron de hombros, por lo que optó por sacar la radio de su cinturón, explicando brevemente la peculiar situación y llamando a su jefe para que entrara al campo de acción.
—En el nombre de Raava, ¡¿Qué está pasando aquí?! -comenzó a vociferar una mujer de mediana edad, con dos cicatrices en la mejilla derecha.
—De hecho, eso debería preguntar yo – cuestionó Korra, saliendo de su estupor y dejando la taza de café en la mesilla para agarrar y calmar a Naga que estaba ladrando a todos los extraños de la casa- ¿De dónde salieron ustedes? ¿Y de dónde sacan eso de secuestradores? Además, saben que no tengo reemplazo para esa puerta ¿Verdad? Espero en serio no la hayan dañado, la delincuencia por aquí es demasiado severa para andar en la noche sin el hogar asegurado.
La mujer mayor recién llegada enarcó una ceja e iba a contestar, pero en eso Asami carraspeó y todos en la habitación volcaron en ella su atención.
—Korra, esta es Lin Beifong. Amiga de mi familia, tía de mi mejor amiga de la cual te acabo de comentar y Jefa de Policía de Ciudad República. Lin, esta es Korra, y no es ninguna secuestradora… de hecho es mi valiente salvadora. Sin ella quien sabe qué sería de mi a esta hora.
El rostro de la morena se sonrojó y comenzó a rascarse la nuca mientras una avergonzada sonrisa salía de sus labios; sus palabras desestimando tales honoríficos adjetivos fueron ahogadas por el sonido del equipo de rescate saliendo del recinto al ver que la situación de peligro nunca había existido y luego por los llantos de un hombre pelinegro de ojos verdes como bosque.
—¡ASAMIIII! – gritó el chico, mientras se abalanzaba hacia la pelinegra y la levantaba en brazos, haciéndola girar para luego pararla en el suelo y abrazarla- ¡No estás muerta, ni secuestrada, ni en camino a algún otro país por trata de blancas!
Otro hombre, este más delgado, alto y calmado, con ojos ámbar y cabello negro, habló gesto serio y una ligera sonrisa en la comisura de sus labios.
—Lo que Bolin quiere decir es que los del equipo que acaban de salir nos contaron que no estás en peligro.
Separándose de Bolín, la ojiverde asintió y sonrió.
—Sí, he estado bien, todo gracias a Korra… -mencionó, sonriendo una vez más a la morena, aunque luego desvió su rostro hacia los hermanos y Lin, intrigada por algo- A todo esto… ¿Cómo me encontraron?
—Por esto. -Lin sacó un dispositivo donde se mostraba en un mapa, una señal parpadeante. - Por fin recibimos la señal de tu GPS. ¿Por qué no te habías comunicado antes?
—¿Mi GPS? -preguntó al aire, pensativa. - Oh mierda ¡Cierto! ese día al parecer mi celular se inhibió por lo que no podía llamarlos y encima poco después la batería se acabó. Pero Korra me consiguió un cargador y puse a cargar mi celular… solo que, por pasarme jugando con Naga y conversando con Korra, lo dejé olvidado en realidad…
Ante lo escuchado, los tres recién llegados enarcaron una ceja extrañados, lo cual hizo sonrojar un poco a la cantante. Después de todo ¿Qué persona que quisiera volver a su vida cotidiana llena de lujo y fama olvidaría su medio de escape?
El ladrido alegre de Naga por escuchar su nombre y el de su dueña de boca de Asami sacó a todos del ambiente enrarecido en que habían caído, y Lin continuó con su explicación.
—En fin… inmediatamente de recibir la señal ideamos un plan con refuerzos que pudiesen controlar la turba de aquel día, pensando que ellos eran los que te tenían retenida; y vinimos acá en cuanto pudimos, a rescatarte.
—Estamos felices de que estés bien -intervino Mako, aliviado- que no haya pasado nada más grave, que hayas encontrado a alguien que sí pudiese ayudarte y… bueno… en realidad queremos pedirte disculpas por no poder protegerte en la situación que se generó – terminó el hombre, con gesto entristecido.
—Sí Asami. Es más, mi hermano y yo hemos decidido entregar nuestros cargos y renunciar porque no fuimos lo suficientemente hábiles; pero te pedimos que aún nos permitas ser tus amigos… -habló nuevamente el lloroso ojiverde, siendo apoyado en un silente asentimiento por su hermano.
Asami negó con la cabeza y estiró sus brazos para incluir en un solo abrazo a ambos hermanos.
—No se preocupen chicos. Sé que hicieron todo lo posible por cuidarme, como siempre, y no aceptaré su renuncia. Ustedes son los mejores guardaespaldas y nunca dejarán de ser mis amigos y casi hermanos.
Ambos hombres sonrieron y abrazaron una vez más a la pelinegra. Cuando se separaron esta sintió una mirada fija en ella, era Korra.
—¿Guardaespaldas? ¿Eres alguna especie de celebridad? ¿Alguien famosa? -cuestionó sin entender muy bien de qué iba todo el asunto.
Inmediatamente Asami se sintió mal por no haberle comentado a Korra quien era, pero antes de que pudiese hablar y excusarse, Lin interrumpió.
—Claro que sí chica, ella es Asami Sato, Cantante con disco de Oro, de fama mundial y multimillonaria por su éxito musical. -La mujer mayor se acercó y estiró su mano hacia la joven en silla de ruedas. Cuando Korra tomó su mano, la estrechó y continuó hablando- Como Jefa de Policía de Ciudad República, Jefa de Operaciones especiales de la Interpol y amiga personal de la familia Sato permíteme agradecerte por tu loable labor. Te aseguro que serás recompensada por tu buena acción.
Korra hizo una mueca que duró solo un segundo, pero supo que Asami la vio por su gesto de preocupación.
No podía evitarlo, era mucho para procesar en realidad. La persona que pensó en desgracia, tan pobre como ella o quizás más, en realidad era una mujer pudiente y de fama internacional. Se sintió de cierta manera burlada ¿Por qué Asami no se lo contó? Sí, no llevaban ni 24 horas de conocerse, pero ella en verdad había sentido una especie de conexión… pero la chica le había mentido, entonces quizás solo era su impresión.
Tonta ella por ilusionarse y pensar que alguien tan bonita y con un aura tan especial como Asami podría ser su amiga; ahora con la verdad ante sus ojos sabía que eso nunca sucedería, eran de mundos tan diferentes que de cierta manera dolía.
En retrospectiva debió haberse visto ridícula ofreciéndole su poquedad a alguien que lo tenía todo. La vergüenza comenzó a consumirla lentamente, se sintió abrumada y pensó en botar a todos de su humilde hogar. No le importaba incluso si la puerta estaba dañada, así sea con la escoba la trababa con tal de estar sola y poder tranquilamente todo pensar… Pero una mano en su hombro la hizo reaccionar.
Asami la observó, con una mirada dulce pero no condescendiente. Por el contrario, transmitía mucho cariño, sincera disculpa y profundo agradecimiento. El contacto prolongado entre el verde y el azul le hizo no ser consciente de que ya había terminado el apretón de manos con La Jefa Lin y que tanto ella como los dos hombres se habían disculpado y retirado para darles privacidad. Estando solas junto a Naga una vez más, la suave voz de Asami finalmente se hizo escuchar.
—Lamento no haberte contado quien soy. Estaba asustada, al principio dudé porque por mi fama es que todo esto ocurrió; pero luego simplemente estaba feliz de que no me conocieras, de saber que tu dulce trato y ganas de ayudar provenían no del interés, sino de la verdadera bondad… y no quería que eso terminara… -La ojiverde, con destellos de lágrimas en la comisura de sus ojos, se acuclilló y cogió ambas manos de la castaña entre las suyas antes de continuar- Korra, sé que esta amistad está en ciernes… pero también sé que tanto tus sentimientos como los míos son legítimos. No quiero que esto termine aquí y nos separemos, yo deseo que profundamente nos conozcamos.
—P-Pero es imposible… -contestó la morena, entristecida, a punto de llorar- Tu debes partir seguramente a tu vida y yo no tengo dinero para comprarme un celular y poder hablar contigo y así continuar con nuestra amistad…
—No entiendes, querida Korra. -Interrumpió Asami, apretando sus morenas manos para transmitirle fuerza- Sin ti estoy segura de que no estaría viva. No sé que magia del destino nos quiso juntar, pero también estoy segura de que estábamos predestinadas a conocernos, hacernos amigas y ayudarnos mutuamente. Y es por eso que quiero que cojas tus cosas y me acompañes. Quiero que vengas conmigo, en mi mansión hay suficiente lugar para ti y para Naga.
La ojiazul ya no pudo evitar llorar, mientras negaba frenéticamente.
—Y-yo no puedo, sería abusar de tu bondad, no quiero caridad, no quiero tu dinero, solo deseo tu amistad.
—Korra, no es caridad. Tú me ayudaste de corazón y así mismo yo te quiero ayudar. Cada quien aporta desde la medida de sus posibilidades y tú diste incluso más de lo que tenías, todo para hacerme sentir bienvenida. Por favor no rechaces mi propuesta, acá tendrás una casa con comodidades, servicios básicos y alimentos para ti y tu perrita, te apoyaré para que termines el último año de tu carrera logrando tu sueño y el de tus padres y pagaré las terapias necesarias en este maldito mundo para que puedas recuperar tu movilidad. Korra, tienes un corazón inmenso, has pasado por mucho, no te niegues esta oportunidad… yo como amiga, solo quiero tu bienestar.
Las lágrimas fluían por las mejillas de ambas y tras un tiempo de silencio en la habitación esperando una respuesta, Korra finalmente asintió.
—P-prometo pagarte todo, prometo...
—No Korra, no me debes nada. Mereces eso y más. -sonrió mientras quitaba las manos de las de la castaña y procedía a secar las lágrimas que brotaban de sus orbes de mar. Su mente recordó la conversación de hace unas horas, donde había estado en la otra cara de la moneda. Ahora comprendía ambas partes de la experiencia- Además… podrías considerar esto como un trueque ¿Sabes? …-indicó con un tono más alegre, intentando levantar el ánimo de su nueva amiga.
—¡C-claro! yo puedo limpiar la casa y hacer los mandados…
—Nada de eso. Tú tienes magia, tú tienes talento. -Indicó mientras se giraba un poco y ponía sus manos en la pila que ayudaba a sostener la mesilla-Digamos que pequé de curiosa y descubrí tus bocetos. Sí, el vestido que me regalaste era una buena muestra de cuan talentosa eres, pero estos diseños son tan espectaculares… Que estoy ansiosa por ponérmelos.
Los ojos azules se abrieron de par en par ante lo escuchado y un rubor oscureció sus húmedas mejillas.
—¿H-Hablas en serio?
—Asami Sato siempre habla en serio -confirmó con determinación -Quiero que seas quien diseñe y confeccione mi vestuario para conciertos y todo tipo de actos. Te conseguiré al principio los materiales necesarios, tendrás un cuarto en la mansión para que puedas usarlo como estudio y pagaré un precio bien merecido por tu espectacular trabajo. Pero no te preocupes, tengo la certeza de que incluso antes de que te gradúes tendrás muchas solicitudes de trabajos. Eso sí, siempre serás mi modista personal ¡Es parte del trato! -Sonrió y guiñó un ojo que hizo reír finalmente a la castaña- Tienes un don para esto Korra, estoy segura que triunfarás; solo necesitas el empujón inicial, nada más.
Korra asintió, aún llorando, pero esta vez de felicidad por la oportunidad que la vida le estaba dando en forma de este ángel llamado Asami Sato.
Mentalmente pensó en sus padres, agradeciéndoles a ellos y a Raava por seguramente haber intervenido y mandado a esta nueva amiga a su vida, con un corazón puro que a cualquiera encantaría.
Finalmente, después de tanta desgracia, las buenas acciones hechas de corazón trajeron bienaventuranzas a su vida, todo por medio de una amistad que con gran cariño cultivaría.
Ellas no lo sabían, pero destino las había unido, y nunca se separarían.
Notes:
¡Hola!
Al fin llegué al día 15. Espero avanzar más rápido porque quiero hacer en un flufftober Korrasami el siguiente mes.
Sí, soy masoquista jajajaja.
Espero les haya gustado este shot con moraleja.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 16: 16.- Cafetería: Casanova
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
16.- Cafetería: Casanova
—Bienvenido a la cafetería Raavaatu, ¿En qué puedo ayud…? ¡Ah!
Al darse cuenta de quién habían entrado, la mujer morena dio un gritillo ahogado y detuvo su típico mensaje de bienvenida para cada cliente, rápidamente huyendo a la parte de atrás del local por la puerta de empleados y chocándose de frente con su compañera de trabajo.
—Korra, ¿Qué te he dicho sobre no correr tras la barra o en el almacén? ¡Casi me haces botar la pila de vasos! -Gruñó una mujer de tez blanca, con un distintivo lunar bajo su ojo y mirada acusadora. Paró su reniego al acordarse de algo y se puso nerviosa por ello- ¡N-no me digas que es otra cucaracha voladora!
Korra negó abruptamente y en gritos silenciosos, habló.
—¡Kuvira, e-es ella! -exclamó nerviosa.
—¿La cucaracha? -preguntó, enarcando una ceja, aún con aprehensión.
—No idiota, ¡Es ESA cliente! ¡ELLA! ¡La chica del café estilo Sokka y del Gran-Gran pastel de acelga!
Balanceando la pila de vasos descartables que llevaba, Kuvira observó a través de la escotilla de la puerta y sonrió al ver confirmación visual de lo referido por su mejor amiga y compañera de trabajo.
—Oh sí, definitivamente es ella… -murmuró de forma cantarina.
—¿Puedes ir a atenderla, por favor? -suplicó Korra- Sabes que cada vez que la atiendo comienzo a balbucear, le doy por demás el cambio y encima termino regalándole algo con su pedido… ¡Si Tenzin me pilla de nuevo, me terminará descontando todo el sueldo o despidiendo!
Kuvira rió por lo bajo ante la perorata de su amiga, y al ver su ceño fruncido y puchero por la burla recibida, su risa solamente aumentó. Tras unas cuantas carcajadas más, finalmente se calmó, reacomodó la pila de vasos que tenía entre sus brazos (que casi se le habían caído por la risa) y retomó la palabra.
—Oh, vamos Korra… ¿No que te gusta mucho esa chica?
—¡Pues claro! Me gusta mucho… ¡Por eso me pongo toda nerviosa delante de ella!
—Pero si huyes de la situación, ¿Cómo conseguirás su número y entablar una conversación? - regañó Kuvira con tono maternal, mientras negaba con decepción la cabeza.
—Yo pues… ¡No sé, mujer! Igual, aunque saliera a atenderla no sabría que decirle.
—No te preocupes por eso. Como sabes soy una increíblemente buena, gentil y considerada amiga.
—Y sobre todo muy humilde… -susurró Korra, girando los ojos.
—¡Por supuesto! -se jactó, ignorando la ironía- Así que, sabiendo de antemano tu problema he creado una solución. Por favor, revisa el bolsillo delantero de mi pantalón.
Extrañada por la solicitud, Korra se encogió de hombros e hizo lo que su amiga le pidió.
—¿Una foto tuya y de Opal en Bikini en la playa? Mira Kuvira, ya te he dicho que no eres mi tipo y que no le hago a los tríos…
—¡Eso no, tarada! -exclamó ruborizada, para luego carraspear y volver a hablar con solemnidad- Además esa fue idea de Opal, no mía, ya te lo dije… ahora guarda eso donde estaba y revisa el otro bolsillo.
Riendo por lo bajo Korra hizo lo que su amiga le pidió y del nuevo bolsillo sacó un papel que con curiosidad desdobló
—¿Las mejores frases para conquistar… polillas?
—Pollitas, analfabeta.
—¡Hey! No tengo la culpa de que tu caligrafía sea una mierda -reclamó con un puchero- Además… ¿Para qué quiero yo conquistar pollos?
Kuvira hizo su mayor esfuerzo para no lanzarle los vasos encima y en su lugar solamente volteó los ojos y explicó.
—Pollitas, o sea chicas. Y la clienta que está afuera- hizo una señal con la cabeza y continuó- es una de ellas. Así que ve y aviéntate unas de esas frases Kor.
La morena comenzó brevemente a chequear la lista escrita en el papel y conforme más leía, su rostro más se contorsionaba en una mueca de extrañeza. Sin terminar siquiera de revisar aquello, se atrevió a cuestionar a su amiga.
—Eh, Kuvira… yo sé que no sé mucho de cosas del amor ya que nunca he tenido novia y eso, pero… ¿Estás segura de que esto funcionará? -preguntó con recelo e incredulidad.
—Tú lo has dicho Kor, no sabes, así que déjalo todo en mis manos y confía en mí. ¿Cómo crees que conquisté a Opal? Funcionará, 100% real no fake amiga. -Mencionó con confianza Kuvira, para luego cambiar su expresión a una retadora- ¿O me dirás que, aún con ayuda en mano, tienes miedo? Qué pena, no sabía que una cobarde…
—¡Y-yo no soy cobarde! -Espetó la morena, inflando pecho y cachetes de la pura indignación -Soy algo tímida porque esa clienta es muy linda, se ve que es inteligente y huele a jazmines recién cortados…-su mente se estaba dejando guiar por el corazón ilusionado así que espabiló agitando la cabeza y se reencausó- ¡Pero no tengo miedo alguno! ¡Puedo hacer esto sin problema!
—¡Esa es la actitud, casanova! -exclamó Kuvira, mientras le entregaba la pila de vasos a su amiga y se sacudía las manos- Ahora deja atrás esa timidez por la chica linda y ve a darle tu mejor sonrisa conquistadora. Las frases son buenas, pero debes tener confianza al decirlas para que hagan su magia. ¡A darle Korra!
Dándole una palmada en el trasero, la mujer del lunar obligó a su amiga a avanzar por la puerta de metal y volver a salir a la barra. Casi se tropieza y hace caer los vasos por la impresión del movimiento brusco; pero poco le habría importado, puesto que ni bien entró al recinto su mirada azulada se cruzó con los hermosos ojos verdes de la sonriente clienta.
Korra tragó grueso y temblorosa se agachó para colocar las pilas de vasos en los gabinetes ocultos tras la barra y así hacer algo de tiempo.
Pese a exudar confianza en todos los campos de su vida, el del amor era la excepción a la regla. Siempre se había considerado incapaz de coquetear, así como de saber cuando le coqueteaban; quizás por eso, pese a tener 22 años, nunca había tenido una novia. En sí nunca había sido algo que le importara en realidad, pero desde que esa clienta en particular comenzó a venir a su trabajo tres veces por semana desde hace medio año, su mundo había trastabillado.
Quería hablarle más allá de tomar el pedido y entregárselo. Hablarle de verdad y no con balbuceos nerviosos y sonrojos furiosos. Quería pedirle su número, quería conocerla y llegar a ser digna de ser vista como amiga o algo más por aquellos lindos ojos de selva.
Sin embargo, el nerviosismo siempre la atacaba ante su hermosa presencia…Pero, con la lista ganadora que le dio su mejor amiga no podía fallar ¿Verdad? Solo debía esforzarse y decir lo escrito, aunque no colindara con su forma de ser… ¡Eso no importaba! debía tomar al toro por los cuernos y confiar ciegamente, tanto en la ayuda brindada, como en sí misma, para así poder a la chica de cabellos de cuervo conquistar.
Tomando una gran bocanada de aire finalmente se giró, observando nuevamente el rostro bonito de su crush, e intentando eliminar el temblor de su voz, habló.
—H-Hola bienvenida a la Cafetería Raavaatu.
—Hola Korra -saludó con delicadeza la mujer, dando una sonrisa. Korra como siempre se sintió feliz de que la belleza ojiverde se hubiese aprendido su nombre sin necesidad de leer el gafete de su uniforme. -Me podrías dar por favor…
—¿Un Café Sokka y un Gran-Gran Pastel?
La sonrisa de la clienta se amplió un poco ante lo escuchado, y con tono juguetón habló.
—Oh, veo que alguien está buscando ganarse una buena propina.
—Jeje, nada de eso… -se explicó, rascándose la nuca como un tic nervioso- solo que es tu pedido de siempre, y una llega a recordar las cosas de su cliente favorito… ¡Digo! ¡D-Del más frecuente! Sí, eso, frecuente. -tartamudeó e intentó cambiar de tema- ¡S-Se ve que te gusta bastante esos dos especiales de la casa!
Asami se cubrió con delicadeza la boca con la mano mientras reía levemente entre dientes, decidiendo dejarle pasar el lapsus a la visiblemente nerviosa morena. Después de todo se alegraba de poder tener una decente conversación con ella.
—Que puedo decir… No hay mejor café con Leche que el Sokka y el pastel Gran-Gran tiene un toque tan casero y delicioso que me recuerda al que me hace mi mamá cuando voy a visitarla en las vacaciones de la universidad.
Korra asintió embelesada ante la dulce voz de su interlocutora, feliz de saber así sea un poquito más de su vida e imaginando como sería seguir escuchándola hablar en una cita ideal a la luz de las velas. Su mirada hacia ese perfecto rostro de labios de cereza duró hasta que la vio carraspear y despertó de su fantasía, con un sonrojo en el moreno rostro.
—¿Estás bien, Korra?
La mirada escrutadora en aquel bonito rostro fue el impulso que necesitaba Korra para ejecutar el plan.
Debía hacerlo, debía ser valiente. Ser toda una casanova. ¡Era ahora o nunca!
—Y hablando de tu mamá… ¿De casualidad ella tiene una flor? Porque tú eres una linda florería.
Asami abrió los ojos sorprendida y se hizo un silencio sepulcral entre ambas. La mirada de Korra que antes intentó ser coqueta, cambió poco a poco a una asustada por darse cuenta de que lo dicho.
—Mierda, así no era…-susurró para sí misma y luego volvió a hablarle la chica- Lo que quería decir era que, si tu mamá tiene una florería… ¡porquetúeresunalindaflor!- habló apresuradamente la barista.
La ojiverde inclinó ligeramente la cabeza, sin entender del todo lo que había dicho la bonita chica, pero para no ser descortés contestó a lo que sí entendió.
—Eh… no. De hecho, ella es doctora. Y mi papá arquitecto, por si te lo preguntabas también.
Korra se palmeó mentalmente la frente.
“Ok, primer intento fallido… pero solo es de lanzar otra bala verbal”-pensó mientras asentía y se giraba a preparar el pedido… al menos en apariencia, porque lo que estaba haciendo en realidad era leer la lista de frases y pensando en cual quedaría bien ahora para asociarla.
—P-pues ya que tu mamá es doctora, ojalá tú sepas dar respiración de boca a boca… ¡Porquealvertemehequedadosinaliento.!
Asami volvió a entender a medias por la rapidez de la última frase y esta vez sí lo expresó.
—Okey, no te estoy entendiendo muy bien porque hablas muy rápido… pero no sé dar respiración boca a boca, yo estudié ingeniería como mi papá… ¿Por qué? ¿Te sientes mal y necesitas que llame a una ambulancia? -cuestionó preocupada.
Un segundo palmeo se hizo presente en la mente de Korra mientras calmaba a la clienta indicando de que nada pasaba y que solo era curiosidad. En silencio terminó de hacer el Café Sokka y mientras cogía el Gran-Gran pastel pensó en su siguiente línea. Agarró la bebida con el bocadillo, y finalmente se giró para lanzar su ataque combinado
—Hola me llamo Korra, pero tú puedes llamarme está noche. ¿Y tú te llamas Google? Porque tienes todo lo que necesito.
Con un creciente sonrojo en las mejillas, ojos de la pelinegra brevemente se abrieron de par en par; comprendiendo el trasfondo de esta y de las otras frases dichas, que ahora ya se habían aclarado en su mente.
No obstante, cambió su gesto y entrecerró sus verdes orbes observando un misterioso papel que le pareció ver a la morena leyendo con ahínco, y luego desviando su mirada detrás de la misma y observando finalmente a la que supuso era la causante de todo.
Por la escotilla de la puerta de servicio estaba asomado el traviesamente sonriente y curioso rostro de Kuvira, compañera de clases y novia de su mejor amiga.
“Esa perra maldita…le dije que me gustaba su compañera de trabajo, que me ayudara con ella pues parecía siempre ponerse nerviosa y huir… ¡Pero a esto no era a lo que me refería!” -pensó, insultándola de diversas y pintorescas maneras en su mente, mientras meditaba cómo reaccionar ante las pésimas frases de la morena.
Aunque…Secretamente se preguntó qué otras tendrían para decir, y algo dentro de sí la hizo querer darle cuerda para seguir. Por ello decidió hacerse la tonta y proseguir.
—Mi nombre es Asami Sato, no Google… Y no entiendo ¿Para qué quieres que te llame de noche? -cuestionó con un rostro inocente. - ¿Qué me quieres decir, Korra?
“Asami… se llama Asami. Qué nombre tan bonit… espera… ¡¿No me entendió?!” -se gritó Korra, mentalmente. Pensó que esa combinación de frases dichas sería suficiente; pero por lo visto debería seguir usando la lista de forma creativa y poniendo su mejor actitud decidida, aunque se estuviese muriendo de vergüenza. Quizás así funcionaría la magia de la que hablaba Kuvira. Dejó el pedido de Asami frente a ella y con determinación exclamó.
—Lo que quisiera decirte es que me tienes que comprar un diccionario, porque desde que te vi, me quedé sin palabras. Que tienen que llamar a la Chief Beifong, porque me has robado el corazón. Que si ser sexy fuese un delito, te pasarías la vida encarcelada. Y que si tu pusieras el conejo y yo el arroz, buena paella podríamos hacer las dos. -Exclamó la ruborizada ojiazul, moviendo las cejas de arriba hacia abajo.
“Sí, de seguro estas frases y mi expresión sexy serán irresistibles”- pensó la castaña.
“Ok, esto es mejor… o mas bien, peor de lo que esperaba…” -Pensó una sonrosada Asami, sintiéndose elogiada, pero muriendo por reírse a carcajadas por las frases trilladas escuchadas. Sin embargo fue fuerte, conteniendo todo tras una máscara de poker que esperaba No se resquebrajara mientras escuchaba- “Pero algo me dice que puede mejorar o empeorar aún más…”- Entrecerró los ojos y con seriedad volvió a hablar.
—Eso es muy interesante… ¿Qué más tienes que decirme, Korra? -Preguntó, enarcando una ceja con expresión retadora.
“¿Qué más tengo que decirle? ¿Lo que he dicho no es suficientemente claro? ¡¿Qué más quieres de mi, mujer!” -pensó frustrada la ojiazul, renegando mentalmente de lo difícil que era coquetear. Pero no se rendiría y usaría toda la artillería que le quedaba para la batalla final.
Se giró para tomar la lista y se tomó un par de segundos para coger valor. Posteriormente se giró y avanzó hasta el borde del mostrador para quedar cara a cara con la bella clienta, tomó aire y leyendo la lista exclamó a toda voz.
—¡Quisiera ser bronceador para derretirme en esa piel! ¡Quisiera ser mariachi para tocarte la cucaracha! ¡Quisiera ser pirata, para descubrir tu tesorito! ¡Quisiera estar a dieta para comerte la papaya! ¡Quisiera usar tus lindas piernas de collar y tus bonitos zapatos como aretes! ¡Y finalmente que las rosas son rojas y el viento las mueve, yo quiero ser el 6 y que tú seas mi 9!
Korra terminó su declaración jadeante por el esfuerzo, los sonidos de ella recuperando el aliento era lo único que cortaba el silente ambiente de la cafetería. Recién allí Korra se fijo en que había la posibilidad de que hubiese más clientes escuchándola, brevemente miró a su alrededor y se alivió de que no fuera así, estaba desértica la estancia.
No obstante, eso no le simbolizó ningún alivio, pues la penetrante mirada de Asami la estaba enloqueciendo y sentía que en cualquier momento se desmayaría de los nervios.
¿Se había equivocado en algo? ¿La magia no había surtido efecto? Ahora que lo pensaba las últimas frases eran algo atrevidas… okey, muy atrevidas… ¡¿Cómo rayos en su sano juicio ella había accedido a decir aquello?!
“Oh no, ahora no solo me odiará, sino que me denunciará por acoso sexual…”- pensó, temerosa de la reacción de Asami.
No obstante, antes de que se pudiera disculpar o huir nuevamente, la expresión impertérrita de la guapa pelinegra comenzó a romperse y una pequeña sonrisa se asomó entre sus labios, dando paso enseguida a una más grande y a sonoras carcajadas que inundaron la cafetería Raavaatu.
La visiblemente incontenible risa de Asami desinfló a Korra. Por un lado estaba contenta de no ser denunciada, encarcelada y perder su trabajo (¡Hurra por no tener antecedentes penales!) Pero por otra parte, se sintió más avergonzada que nunca y supo que por intentar aplicar consejos externos que no iban con ella, en vez de coger valor por sí misma con sus propias palabras había arruinado cualquier oportunidad de entablar una amistad o algo más con la pelinegra.
Korra suspiró con tristeza y se acercó a la caja, sacando el dinero necesario para pagar el pedido de su propio bolsillo.
—No te preocupes por el pago, esto va por cuenta de la casa. Disculpa mi atrevimiento y el mal rato, le prometo que nunca más ocurrirá algo así, señorita Sato. Gracias y tenga buen día.
Giró sobre sus talones cabizbaja y se dispuso a regresar al área de solo empleados, pero no pudo llegar muy lejos pues sintió un detenimiento en su muñeca.
Comenzó a girar poco a poco, observando primero una pálida mano sujetándola, siguió el camino subiendo su mirada hasta un brazo estirándose sobre la barra y finalmente el resto del cuerpo de la clienta de la cual estaba enamorada. Ya no estaba riendo, mas bien la recibió con un rostro un tanto apenado, pero con una pequeña sonrisa conciliadora.
—Hey, no tan rápido ¿Sí? -Asami la soltó cuando Korra finalmente se giró por completo y la observó de frente. La pelinegra carraspeó para reordenar sus ideas y continuó- Mira, disculpa por reírme, solo digamos que me fue inevitable ante la creatividad de tu monólogo, no fue con la intención de herirte.
—N-no te preocupes… entiendo que fue algo un poco alocado lo que dije… -admitió la morena, rascándose la nuca con vergüenza.
Asami asintió con una risilla pequeña y continuó.
—Indudablemente, pero en realidad creo que entiendo el trasfondo de tus palabras y las apoyo… Korra, tú también me gustas.
Las mejillas de la castaña se oscurecieron violentamente por lo escuchado, y no pudo evitar que una enorme sonrisa torcida iluminara su rostro enamorado.
—¡¿E-En serio?! Dime que es en serio porque tú me gustas mucho y en verdad quiero conocerte mejor.
Nuevamente la pelinegra asintió y le dio una sonrisa juguetona a su interlocutora.
—Yo igual Korra, por eso ¿Te parece si en vez de saltar a lo del bronceador, el tesoro, la cucaracha y la papaya, mejor acordamos tomar un café e ir poco conociéndonos a ver qué pasa?
Esta vez fue el turno de la barista para asentir muy feliz, y la clienta rió por su entusiasmo, sintiendo su corazón cálido. Ambas mujeres intercambiaron números para concretar mejor la cita y seguir conversando, y tras eso Asami se marchó dándole un beso de despedida a Korra en la mejilla y dejándola con una sonrisa en los labios.
Korra no podía creer su buena suerte, por fin su crush le había hecho caso, y antes de que pudiera ir a agradecerle a su mejor amiga por la lista de consejos, recibió un mensaje de Whatsapp del nuevo número agregado a su teléfono.
Asami Google Sato ❤️ :
Mi querida casanova, algo me dice que tu compañera de trabajo te dio aquella hoja de donde se notaba sacabas esas frases tan extrañas. Te adelanto que ella es la novia de mi mejor amiga y que le comenté de antemano que me gustabas y quería acercarme a ti, así que si tú le dijiste lo mismo te jugó una broma. Por mi parte le contaré a mi BFF para que le quite los “Beneficios sexuales” por un año, como tú desees darle escarmiento ya queda en tus manos.
Deseo con ansias esa cita contigo, creo que seremos muy cercanas en poco tiempo.
Besos.
Korra sonrió mientras releía el mensaje un par de veces más. También sonrió cuando lo guardaba en su bolsillo, destensaba sus hombros, hacía crujir sus nudillos y alistaba los puños mientras avanzaba a la trastienda a darle una lección a su muy bromista compañera.
Luego le agradecería porque igual su estúpida influencia ayudó a que todo se diera… pero mientras debía darle una paliza por jugar con ella. Todo con una tontarrona sonrisa en los labios, pensando en la futura cita con la linda clienta.
Notes:
¡Hola!
La idea de este shot la tuve hace unos días, pero se concretó cuando en mi grupo de whats les hicimos una actividad con frases curiosas para coquetear. Mezclé esas ideas trilladas, alterándolas un poco y con algo de contenido de la web y aquí está.
Espero les sacara una sonrisa, déjenme saber qué les pareció.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 17: 17.- Roommate: La Espía
Notes:
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Chapter Text
17.- Roommate: La Espía
Korra abrió la puerta principal con mucho sigilo y la cerró de la misma manera. Era de vital importancia la cautela para no ser descubierta si quería saber el secreto que su compañera de cuarto escondía.
Ellas habían sido compañeras desde inicios de año, y ya iban más de 8 meses viviendo juntas en el campus. Al principio se sintió algo aprehensiva. “¿Vivir con una alfa siendo ella una omega? Que locura, por Raava ¡De seguro solo acarreará desastres y debería asegurar la puerta para evitar un abuso de su parte!”. Al menos eso le había dicho su madre, pero Korra quiso dar el beneficio de la duda pues nunca había conocido a esa chica y sería injusto preconcebir una conducta solo en base a su estatus (Además los dormitorios eran mixtos para fomentar la unión y respeto entre las jerarquías, por lo que poco o nada hubiera podido hacer para quitársela de encima).
Para su dicha, ella había tenido razón e incluso su madre ahora admitía su error. Asami era la mejor compañera de cuarto que cualquiera podía desear. Era una alfa amable, graciosa, considerada, respetuosa y muy ordenada; que además cuidaba a Korra de otros alfas cuando su celo se acercaba. Todo sin ser dominante con ella, siempre mostrando modales y educación adecuada.
En poco tiempo se habían hecho amigas formando la dupla perfecta, tanto así que el grupo de amigos en común que habían hecho las molestaban comparándolas con un viejo matrimonio por la armonía con la que juntas vivían.
Pero había algo, Korra lo sabía. En el último mes Asami se había comportado de una forma un poco extraña.
Sabía que no era su celo, pues ambas tenían un calendario para no incomodar a la otra con feromonas, siempre estar abastecidas de supresores y cuidarse las espaldas mutuamente en caso de que alguna persona extraña quisiera ingresar y aprovecharse de la vulnerabilidad de sus situaciones.
No, eso no era… era algo más que no entendía. Que hacía que Asami se hubiese alejado significativamente de ella. Ya no veían películas en la sala por las noches, Asami ponía cualquier excusa para mantenerse al margen y mejor encerrarse en su cuarto, con algo de música de fondo que le impedía a Korra saber que estaba adentro pasando.
También había dejado de salir con ella y sus amigos, solamente iba cuando Korra no podía, de lo contrario prefería quedarse encerrada en su cuarto… ¡Siempre en ese maldito cuarto!
No estaban en exámenes y que ella supiese tampoco estaba pasando por algún proyecto importante, por lo que su actitud era injustificable y Korra estaba harta de ese trato que incluso no había cambiado ni aunque más de una vez la omega le había preguntado si había hecho algo malo para molestarla o si quería que pidiera un cambio de cuarto.
Asami simplemente negaba todo y desestimaba su preocupación, pero igual el hielo en su actitud anteriormente cálida la hería con cada día que pasaba. Después de todo era difícil ya de por sí estar enamorada de la alfa y resignarse a nada más que ser su mejor amiga… pero ahora con su rechazo, sin tener por lo menos las dulces muestras de afecto amistoso, sentía que su vida se oscurecía.
Es por eso que, aunque siempre había respetado la privacidad de la alfa, así como Asami respetaba la de ella, estaba decidida a ingresar a su habitación y descubrir lo que sea que estuviese pasando. Algo le decía que, al pescarla in fraganti, obtendría las respuestas que tanto ansiaba para que la situación finalmente se solucionara.
Caminó con sumo cuidado, sintiéndose toda una espía y agradecida de que había dejado a Naga con Bolin para que ella y Pabu jugaran el fin de semana, así nada ni nadie la delataría en su llegada. Mantuvo su olor al mínimo y cuidó de no chocar con nada en la oscuridad, mientras avanzaba a la única fuente de luz en ese momento: La puerta entreabierta de su compañera de departamento.
Se elogió mentalmente por el plan que había ideado. Le había dicho a Asami para salir con los chicos de su grupito y esta, como últimamente lo hacía, había rechazado la invitación porque prefería quedarse en su cuarto. Korra le dijo que volvería de madrugada y pensó que eso le daría a la alfa la confianza necesaria para bajar la guardia y no poner seguro en su habitación.
Dicho y hecho, su especulación fue certera, y ahora finalmente se acercaba a descubrir cual era la causa de todo ese misterio.
Conforme avanzaba comenzó a escuchar unos sonidos extraños, todo gracias a que esta vez no había música que cubriera los ruidos en el cuarto. Cuando estuvo lo suficientemente cerca se percató de que parecían ser gemidos y jadeos, lo cual hizo levemente sonrojar a la omega pensando que quizás no había sido tan buena idea espiar a su compañera de cuarto.
¿Sería que Asami estaría allí con una omega? Pero no sentía ningún olor ajeno a ellas en el ambiente… pero aún así podría ser una beta o algo así.
La sola posibilidad de encontrar a su crush, mejor amiga y compañera de vivienda fornicando con alguien más la hizo sentir dolor en el pecho y un vacío en su estómago que la quiso hacer vomitar.
Como lo que menos quería era ver a Asami en esa situación con alguien más, pensó en irse a beber a algún bar antes de ponerse allí a llorar; pero un susurro la hizo detenerse en seco y aumentar su sonrojar.
—Oh sí, sigue así Korra, sí…
Había escuchado bien, ¿verdad?
Asami había dicho su nombre, no el de alguien más.
La curiosidad pudo contra la prudencia y decidió asomarse por la puerta entreabierta para mirar, y la vista que obtuvo le secó la boca y humedeció su intimidad.
Frente a ella Asami estaba entre sentada y acostada sobre su cama apoyada en una pila de almohadas y semidesnuda, con la blusa puesta, pero con sus pantalones y bragas recogidos al nivel de sus tobillos, dejando así expuestas sus largas piernas de porcelana, y sobre todo, su virilidad que orgullosamente se alzaba.
Aun a la distancia Korra pudo apreciar lo grande y gruesa que era, así como lo húmeda que estaba por el precum que la lubricaba, todo gracias a los movimientos que la alfa se estaba prodigando mientras se masturbaba y volvía entre jadeos a nombrarla.
Korra agradeció que las feromonas de excitación de Asami fueran tan potentes que ocultaran las propias, pues la vista de su crush tocándose en su nombre, pensando en ella y de aquel atrayente mástil de carne enorme y necesitado por su causa le había hecho perder el control de su aroma, humedecer más sus bragas y salivar de forma necesitada.
Por el hipnotizante vaivén de una de las manos en aquel delicioso falo y los murmullos invocándola, a Korra le tomó un par de minutos darse cuenta de donde estaba la otra mano de la alfa. Estaba en su rostro de ojos cerrados y expresión sumamente lasciva, sosteniendo algo que a la omega se le hizo familiar de forma inmediata.
—S-son mis bragas… -susurró a la nada- las que me saqué y dejé en el tacho de ropa usada antes de bañarme y fingir salir hasta la madrugada…
Lejos de sentirse ofendida o violentada, la omega interna de Korra se sintió sumamente elogiada y caliente al ver a la alfa de la cual estaba enamorada, olfatear sus interiores y fantasear con ella mientras se tocaba.
Tanto fue para ella el candor del momento, que le fue inevitable sucumbir a sus propios deseos. En modo automático bajó sus jeans junto con sus interiores y sin perder el tiempo, estando allí de pie espiando a su compañera de cuarto, llevó una de sus manos a su húmeda vulva, estremeciéndose por lo sensible y mojada que estaba.
Sus dedos comenzaron a jugar consigo misma esparciendo la humedad desde su hinchado clítoris hasta su entrada, ambos extremos ansiosos de ser complacidos por aquella alfa. Así mismo su mano se introdujo en su blusa y brasier para amasar uno de sus pechos y apretar un pezón entre los dedos para mayor placer.
Mientras miraba a la pelinegra y escuchaba sus lascivos sonidos y sucias palabras, comenzó a aumentar la velocidad a la par de la alfa, alternando entre generar una deliciosa fricción en su sensible botón y dar algunas necesarias bombas de penetraciones con dos dedos en su interior; todo mientras fantaseaba despierta con que era aquel anhelado falo el que la estiraba y que llenaría con cálida semilla su interior.
Contrario a la alfa y para no ser atrapada espiando en una posición tan comprometedora, ella debía permanecer callada; pero estaba tan necesitada que para lograrlo se mordió el labio inferior hasta lastimarlo y sentir el sabor del hierro por la emoción del momento.
La velocidad aumentó más en Asami y por ende en ella misma, por lo que sus piernas comenzaron a flaquear y querer derrumbarse; para evitarlo abrió más la rendija de la puerta y se apoyó en la pared del pasillo contraria a esta para tener una mayor estabilidad sin aminorar su visibilidad.
El jadeo de su esfuerzo ya era algo más sonoro, pero por gracia de Raava era aplacado por los sonoros gemidos de la dueña de aquella habitación.
—Más… solo un poco más, estoy tan cerca Asami… lléname por favor… -susurró, mientras acariciaba su seno con ahincó y su mano errática autofollaba desesperada su hinchada raja.
—S-sí, amor… toma todo… toma toda mi semilla… ¡K-Korra!
El corazón de Korra, que ya de por sí latía a mil por hora, aumentó aún más su ritmo cuando escuchó el gemido final de Asami gritando su nombre y la vio llegar.
La alfa había bajado las bragas de la omega, que previamente había estado oliendo, a la cabeza de su palpitante polla; y cuando se corrió lo hizo sobre el delicado material, impregnando las abundantes cuerdas blancas en el azul encaje.
La sola visión, en conjunto con sus autoestímulos, arrastró a la castaña a su propio orgasmo abismal; el mejor que en sus veinte y tantos años había tenido.
La reacción en cadena fue tan gratificante, que la ojiazul finalmente cayó al suelo, exhausta y jadeante por el esfuerzo, pero con una sonrisa de inmensa satisfacción iluminando su rostro… la cual lamentablemente cambió a una expresión de terror al darse cuenta del descuido que había cometido.
Por su excitación y obnubilada por las alfa feromonas de su compañera de cuarto, no midió consecuencias y había abierto la puerta de Asami de par en par; dejándose a sí misma totalmente expuesta, sentada en el suelo con su intimidad palpitante y húmeda a la vista de la alfa que poco a poco abría los ojos y enfocaba la mirada.
El silencio inundó nuevamente la casa, solamente interrumpido por los jadeos mientras las dos intentaban recuperar una respiración más normal; todo sin dejar el contacto ocular entre ambas, el cual reflejaba sorpresa, culpabilidad, pánico y vergüenza, todo bañado con tintes de deseo que la vista contraria generaba.
La omega no sabía qué sucedería a partir de este momento, cuando finalmente la realidad de lo pervertido que ambas habían hecho tuviera que ser conversada; pero pensó que sucediera lo que sucediera, al menos había disfrutado de la mejor y más erótica escena de su vida, disfrutándola al máximo a la par de que había descubierto la causa del misterio del alejamiento de Asami y de sus enigmáticos encierros…
Quizás si tenía suerte, al igual que sus deseos, sus sentimientos también serían correspondidos, y esta sería la inusual apertura de una nueva etapa como compañeras de departamento.
Notes:
¡Hola!
Al fin pude volver a sacar dos capítulos seguidos… pero no me confío, yo soy mi peor enemigo.
Ahora veamos cuánto me demoro en idear y plasmar el siguiente tópico, deséenme suerte y espero que este les haya gustado.
Este capítulo te lo dedico a ti MoonGrey, por haber elegido la dinámica AlfaAsami/OmegaKorra del mismo, aunque no sabías la trama creo que quedó bien con ese estilo.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 18: 18.- Reencarnación: Irónico infortunio
Notes:
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18.- Reencarnación: Irónico infortunio
Una llama furiosa salió de la boca de la alta pelinegra, a lo que sus acompañantes se estremecieron, sin embargo después de su arrebato se volvió a sentar en su oscuro trono y a masajear sus sienes.
—Mako, dime por favor que es una broma…
—Lo siento mucho, oh ama de las Tinieblas. -susurró el joven demonio- Desearía darle esa alegría, sin embargo, no quiero que me decapite por mentiras, mi Lady.
La reina gruñó por lo bajo y con un movimiento de una de sus garras pidió su bebida. Un Whisky de fuego fue entregado de forma inmediata por el mismo lacayo.
Bebió su trago con porte y distinción, pero aún así acabándoselo más rápidamente de lo habitual, pues la situación lo ameritaba.
Después de todo, no todos los días Asami Sato, Ama de las tinieblas, Reina del abismo, Señora del Inframundo y contenedora de la esencia del espíritu del mismísimo Vaatu, se topaba con la noticia de que su alma gemela, la mujer por la que en su pasada vida terrenal había hecho un pacto y cedido su espíritu al mal para asegurar una eternidad a su lado… resultaría ser la actual reencarnación de Raava, su némesis, su antítesis, su más gran enemiga y la que simbolizaba todo lo contrario que ella representaba.
¡¿Qué maldito juego del universo era ese?! ¿Sería que incluso sobre sus magnánimos poderes habría alguna otra entidad controlándolas como piezas de ajedrez y riéndose de su irónico infortunio?
¿Sería que esto había sido obra de la anterior reencarnación de Vaatu? Como un malvado juego de palabras, grosero y tortuoso, donde “Una eternidad a su lado” sería una eternidad peleando.
¿O mas bien sería esta obra de la anterior reencarnación de la santurrona de Raava? Como uno de sus aburridos y enigmáticos planes que conllevaría a algo estúpido como aminorar el mal del mundo, limpiar su corazón o lograr finalmente un verdadero y armónico equilibrio entre el bien y el mal…
Misteriosos son los caminos de Raava, rezaba el dicho. Misteriosos y absurdos, hubiera añadido.
—¿Ella ya lo sabe?- Preguntó a Kuvira, su otra lacaya de confianza.- ¿Sabe quién es? ¿Sabe quien soy? ¡Nuestra historia pasada?
—Según nuestras investigaciones aún no sabe nada, mi Lady. -Respondió con su gesto impertérrito- La información la obtuvimos de Bolin y Baatar.
—¿Los que en la vida pasada fueron el hermano de Mako y tu novio?-Cuestionó enarcando una ceja, mientras su cola terminada en punta de flecha se movía de un lado al otro.
La demonio de lunar bajo el ojo se sonrojó levemente, pero siguió manteniendo su profesionalismo.
—Sí mi Lady. Dado que usted nos dio autorización para retomar los vínculos que creamos necesarios pese a la casta actual del individuo, Mako y yo hemos retomado nuestra relación con ellos, fraternal para ellos y amorosa para nosotros, respectivamente hablando.
—Ellos forman parte del actual ejército de Raava, pues despertaron antes que su pareja del letargo espiritual al igual que muchos de los otros guardianes celestiales de los que usted ya sabe. -intervino el demonio varón- Aunque mi hermano Bolín indica que ella aún no sabe nada de eso, parece que recién se está manifestando sus poderes y anda aún confundida por lo que le está sucediendo. Una muestra de lo que le digo es que las alas no han salido.
La Reina vio de reojo sus propias alas de escamas negras e intermembranas carmesíes, mentalmente preguntándose qué opinaría Korra de ellas en comparación con las níveas que seguramente a futuro ella tendría. Descartó rápidamente la inseguridad y continuó.
—¿Hay alguna forma de traerla a nuestro camino? Mi objetivo es desposarla y hacerla Reina consorte de este mundo.
—Lo veo difícil, Ama. -Retomó la palabra Kuvira- Muchos guardianes espirituales están al pendiente de ella, cuidándola 24/7 para que nada le suceda hasta que ella pueda defenderse sola.
—Amon pasó el reporte esta mañana. Ella siempre es vigilada y vive incluso en los aposentos del arcángel Tenzin y su divina familia, en la Zona Laghima del mundo espiritual.-completó la información, Mako.
Asami apretó los puños, siendo víctimas de su furia el brazo de su trono así como el vaso que ahora yacía en el suelo, roto. Lacayos de menor jerarquía se acercaron rápidamente a limpiar todo.
—Eso es sin duda es un punto en contra. Pero, aunque difícil, no es imposible. Si aún no le han salido las alas, aún hay tiempo. -Aseguró la fúrica Reina, con una inhumana voz áspera y ronca.
Los lacayos principales presentes, así como los de baja clase que esperaban expectantes una orden de su señora, hicieron silencio mientras ella pensaba.
Debía actuar rápido si quería recuperar a su pareja y darle forma como una de los suyos, a su antojo.
La relación entre divinos e infernales, sea amorosa, de amistad o familiar normalmente no se daba, salvo honrosas excepciones (como las raíces de vidas pasadas) y obviamente teniendo de antemano la autorización de los entes dominantes de cada casta.
Estos seres en relaciones híbridas seguían teniendo sus fidelidades marcadas, pero a la vez entraban en una especie de clan neutral donde las informaciones brindadas, ayudas o carencias de estas eran las mismas para ambos lados y solamente una guerra entre bandos es lo que degeneraría en la separación de los clanes neutrales de híbridos o de plano en el aislamiento total de estos para no tomar partido. De la misma manera, si en una relación amorosa híbrida se generaba prole, esta, por la mezcla de su naturaleza ambivalente, nacería humana y ya dependería de dicho individuo qué facultad cultivar y hacia qué lado de la balanza declinar.
No obstante, para los líderes de castas, como lo era ella misma y como lo sería Korra cuando despertara en su totalidad, no se aplicaba tal libertad. Era inconcebible que se diese entre ellas un escenario de relación híbrida amorosa, o al menos eso es lo que había leído en cientos de pergaminos y libros antiguos. De hecho, no había registro de un acontecimiento parecido desde el tiempo de los gigantes Raava y Vaatu originales. Quizás por todo el caos extra que se generaba si la relación fracasaba, es que el asunto era Tabú para ambas partes.
Por eso debía apurarse en su cometido.
A diferencia que ella, Korra no había hecho ningún pacto, sino que había sido elegida por la mismísima Raava para portar su espíritu…
En retrospectiva debió ser por eso no había podido encontrarla ni en su etapa fetal, de niñez o adolescencia. Su pareja de antaño debió haber estado protegida por un aura bloqueadora que solamente se había debilitado en este momento de metamorfosis espiritual, en que sus propios poderes se estaban manifestando.
Si no era ahora, sería muy tarde. Debía evitar que la fusión de Raava con la esencia de su amada se volviera estable y sólida… Una vez que las alas florecieran en la espalda de su alma gemela, la unión de Raava y ella sería inquebrantable… así como para bien o para mal lo era la de Vaatu y ella.
La reina dejó su posición pensante, adoptando una actitud decidida, y todos los presentes, sabiendo lo que vendría, agacharon cabeza con solemnidad mientras se hincaban en una rodilla.
—Mako y Kuvira, díganles a Amon y a Tarrloq que alisten a los mejores y más silentes guerreros de sus clanes de esbirros.
—¿Qué hacemos con la fracción restante? Preguntó curiosa, Kuvira.
—Hmmm… En cuanto al clan de Unalaq, divídanselo. Si encuentran demonios en resistencia porque maté al infeliz de su jefe, mátenlos también. Aquí quien no es fiel a la Reina del abismo, no sirve y será empalado. Cuando hayan terminado la limpieza también preparen a los mejores guerreros sobrantes. Saldremos todos al amanecer rumbo a la casa del arcángel en el mundo espiritual.
Los fieles sirvientes asintieron y en una nube de azufre desaparecieron. Por su lado Asami se reacomodó en su silla y extendió sus alas en todo el portento de su lúgubre envergadura. Sabiendo lo que tenían que hacer aún sin una orden, los lacayos de bajo rango se acercaron inmediatamente a ella, untando sus alas y cola con finos aceites costosos, así como puliendo los negros cuernos de la Señora del Infierno para que quedaran lustrosos.
Mientras era atendida como la Reina que era, en su ritual de acicalamiento previo a la acción, Asami en su interior pensó en la mujer a la que iba a rescatar de aquellos aburridos entes de bondad.
Ella conocía a su amada mejor que cualquier ser divino, sabía que sus almas estaban destinadas, que solamente se sentirían plenas al completar sus presencias…aunque Korra todavía no la recordara ni lo supiera.
Solo esperaba actuar oportunamente y que su plan funcionara de secuestro/rescate funcionara, antes de que sus caminos irremediablemente se contradijeran y separaran.
—Korra, solo espero llegar a tiempo, mi amada … -susurró para sí misma, perdida en sus recuerdos y añoranzas.
La orden estaba dada y al amanecer finalmente tendría una respuesta a las ansias de su alma.
Notes:
¡Hola!
Me costó mucho, muchísimo escribir algo para este día. Supongo que simplemente no estaba inspirada, porque nada me convencía.
La idea que aquí se plasmó fue tomando forma conforme la escribía, así que disculpen si no es muy clara… aunque de cierta manera me pareció interesante para plantearla. Si tiene aceptación podría pensar en armar una secuela para otro día de este fic.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 19: 19.- Héroe: Valiente
Notes:
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19.- Héroe: Valiente
Esta era una misión que muchos considerarían imposible, pero no ella, no Korra, la mejor guerrera de aquellas tierras. Ella sabía que vencería, después de todo no solo su vida estaba en juego, sino también la de su amada.
Oh, su amada… aquella doncella de cabellos de cuervo y mirada de bosque; aquella dama de aroma a jazmines y toques de seda… La dueña de sus pensamientos y sentimientos; la Ama y Señora no solo de ese reino, sino también de su mente y de su cuerpo.
¿Cómo podría fallarle? ¡Imposible! Daría su vida por su Reina, lucharía hasta derramar la última gota de su sangre por ella.
Con gallardía levantó su espada, su fiel Naga, una gloriosa y afilada arma blanca como la nieve, que demostraba su portento al santificarse con la sangre de los enemigos vencidos. El valor fluyó por sus venas mientras apuntó en dirección a la bestia mortal que enfrentaría en esta ocasión.
Su capa se agitó con el viento aciago, preludio de la legendaria batalla que se avecinaba. La tensión reinaba en el aire, una hipócrita calma antes de la tormenta, antesala de lo inevitable.
Tanto la heroína ojiazul como la hórrida bestia se miraban fijamente, analizándose con detenimiento, sabiendo que solo una de ellas saldría viva de aquella contienda y que el más mínimo fallo o la más ínfima distracción sería el acabose de alguna de las partes.
No obstante, Sir Korra nunca había sido conocida por ser muy paciente, y menos aún por ser cobarde. Para la guerrera morena una ofensiva táctica, fuerte e inquebrantable era la mejor defensa, por lo que se dispuso a dar el primer movimiento que desencadenara finalmente la contienda.
Con suma valentía se dispuso a ejecutar su táctica; ella definitivamente conquistaría este nuevo desafío, nada ni nadie podría interrumpir su concentración en el combate, la gloria de la victoria haría enorgullecer a su Lady Asami y…
—¡Korra, por amor a Raava! ¡Quítate la sábana de nuestra cama que estás usando como capa y mata con la escoba que tienes en la mano a la maldita cucaracha de una vez por todas, antes de que me dé algo! -Exclamó una voz desde el marco de la puerta.
La morena se estremeció ante los repentinos gritos, y acto seguido se desinfló con un puchero ofendido mientras se giraba levemente para ver a su esposa.
—Oh, vamos Sami, por favor. No me cortes la viada y me hagas salir del personaje -Declaró ofendida, aumentando su puchero y cruzándose de brazos- Si ando arriesgando mi vida en esta peligrosa y asquerosa misión, por lo menos debería hacerlo con estilo ¿No crees?
—¡Mata-a-la-maldita-cucaracha-AHORA! -gritó la pelinegra, aún asomándose a medias por el marco de la puerta.
La castaña se estremeció nuevamente ante la atronadora orden de la pelinegra. Desde que su esposa había entrado al último trimestre del embarazo estaba con las emociones más a flor de piel, tendiendo incluso a la falta de paciencia y mal carácter. Suspiró y refunfuñó en voz baja, mientras se giraba nuevamente hacia su enemigo insecto.
—No sé por qué tanto escándalo. Solo hay que ser valiente, es una tonta cucaracha y ya está hasta acorralada, simplemente queda darle con la escoba y…
Sin embargo, su frase quedó incompleta ante lo el horror visto.
Aprovechando su distracción la cucaracha de repente se había movido, acercándose más, y como si fuera poco, su tórax pareció dividirse, sacando de su escondite un par de delgadas…
—¡ALAS! ¡ESA COSA TIENE ALAS! -exclamó Korra, horrorizada. -¡DEBEMOS HUIR ASAMI, ES UNA CUCARACHA VOLADORA! ¡ESAS COSAS SON DE VAATU! ¡COGE LAS LLAVES DEL SATOMOVIL, YO AGARRARÉ LAS MALETAS Y…!
No obstante, un nuevo ruido fuerte interrumpió su frase… pero este fue más aterrador que el anterior. No era el sonido de la voz de su amada, pero mandona esposa; esta vez provenía de la puerta al ser azotada.
Con miedo dirigió lentamente su mirada hacia la puerta, confirmando lo que temía: Estaba cerrada.
—¿A-Asami…? ¿C-Cariño? -preguntó con una voz temblorosa pero que intentaba ser positiva- ¿Qué estás haciendo? M-Me puedes abrir para salir ¿por favor?
Su respuesta fue el sonido de una silla siendo arrastrada y, para su horror, lo que asumió era el ruido al ser puesta para atorar la puerta.
—Lo siento amor, no puedo arriesgarme a que se escape la cucaracha -habló finalmente Asami, tras la madera que servía como barrera entre el territorio seguro y el campo mortal que se había vuelto el baño de la casa- Mátala y te dejaré salir, caso contrario siempre te recordaré y le hablaré bien a nuestros hijos sobre ti, contándoles cómo valientemente diste tu vida para protegernos. -finalizó con solemnidad, mientras acariciaba su vientre abultado.
Korra tragó saliva sonoramente, sabiendo que rogarle a su pareja era caso perdido… y volvió a tragar al darse cuenta que nuevamente había cometido el error de distraerse y olvidarse de su enemigo.
Fuera del baño Asami solo podía escuchar los gritos de guerra y terror de su amada esposa, todo entre escobazos y lo que suponía eran cosas rotas.
Sabía que la culpa igual era de Korra por hacerse la heroína valiente y andar tonteando, por en vez de aprovechar su ventaja, actuar de fanfarrona… aún así, mientras acariciaba su vientre embarazado, le pedía a los espíritus inteligencia y tino para su esposa; solo así no quedaría viuda por una maldita cucaracha voladora.
Notes:
¡Hola!
Ok, sí, sí… Me he atrasado mucho… han sido unas semanas algo intensas ¿Ok? Y lo peor es que la que sigue será algo de lo mismo, al menos la mitad. Veamos igual si la creatividad se abre paso.
La idea base de este shot la había anotado hace algunos días, pero no tenía creatividad para escribirla hasta hoy. Espero que, pese a lo corto, les haya gustado.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 20: 20.- Villanas: Alianza
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
20.- Villanas: Alianza
—¡¿Qué hace ESA tipa aquí?!
Dos mujeres se encontraron cara a cara, lanzándose miradas mortales; cerca de ellas y observando el acontecimiento, una chica pellizcaba a su novio culpándolo de haber provocado dicha situación.
—¡Bolin! -dio un gritillo susurrante, la menuda castaña ojiverde- ¿No te dije que iba a invitar a Asami?
—¡Ouch, Op, eso dolió! -refunfuñó el hombretón con un puchero, acariciándose el brazo donde había sido pellizcado- Sí, pero yo también te dije que invitaría a Korra, sabes que es mi mejor amiga y a ti también te cae muy bien.
—¡Lo sé! Korra es un amor y la adoro… pero Asami es mi mejor amiga y sabes que tenerlas a ambas en nuestra fiesta de Halloween es como una bomba de tiempo.
—Y más considerando como vienen vestidas… ¿Te olvidaste que te dije que le dijeras que NO viniera de villana?
—Sí… No…Espera, espera, espera… ¿Eso no te dije yo que le dijeras a Korra?
—Pero si acabas de decir que me dijiste... que… eso… ¡Ah! ¡Estoy muy confundido!
—Ya, ya mi Peter Pan, yo estoy igual… – consoló Opal, al bonachón hombre vestido de verde- ¿Sabes? Creo que no sacaremos nada buscando culpables aquí. Por lo visto ambos nos confundimos y no vale llorar sobre la leche derramada.
—Sí mi campanita, solo queda cuidar que entre ellas no se maten…
Ni bien terminó su frase, la pareja se erizó al escuchar un nuevo grito de guerra entre las chicas; como ellos, muchos otros también las estaban viendo.
No era para menos, después de todo ambas tenían una historia que muchos conocían: Ambas se habían peleado por el amor de Mako, hermano mayor de Bolín; y aunque las dos fueron bateadas cuando el hombre se ennovió con su otro amigo Wu, en vez de tener resentimiento hacia alguno de los dos chicos, la rencilla entre ellas había aumentado a su máximo esplendor (aunque técnicamente ya no tenían motivos para ello).
Era casi como si disfrutaran hacerlo y como si ser enemigas o contrincantes estuviera trazado en sus destinos; su conexión era una malvada batalla perpetua entre ellas, lo cual era palpable con los atuendos que en ese momento traían puestos.
La fiesta de Halloween de Bolin y Opal era una de las celebraciones más populares entre sus conocidos (Junto con la de Navidad en la Casa de Tenzin y Pemma y la de Año Nuevo en la Casa de Kya y Lin); esto debido a que siempre había una temática para los disfraces con los que se los asistentes irían y concursos de categorías con diferentes premios.
Este año la temática fue de Disney, y los anfitriones habían organizado diferentes secciones de concursos, como la de mejor disfraz low cost o con materiales reciclados, el disfraz más sexy, mejor disfraz grupal, mejor disfraz de pareja, mejor disfraz de monstruo o animal y por su puesto… Mejor disfraz de villano.
Para desgracia de los presentes (o quizás fortuna, a muchos como a Bumi no les importaba tener un chismecito que comentar en los siguientes días) las dos controversiales mujeres vinieron vestidas como villanas, listas para a toda costa ganar dicha sección. Y justamente en base a sus atuendos es que los intercambios verbales, no muy amistosos, dicho sea de paso, estaban floreciendo.
—¡Vas a perder, Korra!
—Es Korruela, para ti. Aprende a entrar en personaje, Asamléfica.
—¿Entrar en personaje? Pero si Eres Cruela y se nota que esa tintura de cabello solamente es temporal… Una verdadera Cruela se hubiera esforzado más en su apariencia.
—No todos somos artificiales como tú. Yo sí soy natural y valoro el color real de mi cabello como para someterlo a tal maltrato de tener que pintármelo a cada rato como otras…
—Ja, ja, ja, la envidia te corroe porque sabes que mi cabello es natural y mucho más bonito que el tuyo…. Aunque menuda hipocresía ¿Osa hablar de naturalidad la que usa lentes de contacto azules?
—Es mi color original de ojos, niña ricachona. Pero no sé si podría decir lo mismo de los tuyos… seguro son tan falsos como tu maquillaje.
—¡Hablas de falsedad cuando ese ni siquiera es un dálmata! ¡Es un Samoyedo al cual le has dibujado puntos negros!
—Mi Naga es multifacética, puede ser lo que quiera ser y se la ve genial ¿No es cierto, amiguita? -La cachorra entre sus brazos ladró en confirmación y la ojiazul volvió a hablar- Aunque debo reconocértelo Asamléfica, es admirable que hayas salido con ese detalle tuyo tan natural que tienes. Es el complemento perfecto para tu disfraz, y me alegra que lo hayas decidido mostrar.
La ojiverde enarcó una ceja en confusión.
—¿A qué te refieres, maniaca pseudoasesina de dálmatas falsos?
—A tus cuernos, por supuesto… ¡Van de maravilla con tu traje! ¿Son los que te puso Kuvira o los que te puso Iroh?
—¡Oh, perra hija de…!
Tras las palabras de Korra la multitud al unísono emitió un sonoro “UHHHH”, lo cual terminó por romper a la normalmente ecuánime Asami. No obstante, antes de que pudiera abalanzarse sobre la morena con el claro objetivo de dejarla calva, los delgados brazos de su mejor amiga se enroscaron a su alrededor y la jalaron hacia atrás, mientras Bolin llamaba la atención de todos con su potente voz.
—Oh vaya, eso sí que es espíritu de competencia y meterse en el papel ¿No? ¡Pero mejor vamos todos a bailar! ¡Súbele a la música, Kai!
—El joven con traje azul tipo aristocrático y una especie de amarronado pelaje rodeando su igualmente oscuro tono de piel, alzó un pulgar con garra en señal de confirmación mientras ponía a todo volumen Thriller.
Los asistentes pronto olvidaron la contienda y se distrajeron con la famosa canción, hecho que la pareja agradeció, pues cada uno pudo llevarse a su mejor amiga por su lado, calmarlas y cuidar de mantenerlas separadas por el resto de la fiesta (aunque no podían evitar que se vieran con odio de un extremo al otro de la sala).
Sin embargo, sabían que no podían hacer eso eternamente y más temprano que tarde el concurso de disfraces por categorías comenzó.
Las primeras competencias no tuvieron inconveniente alguno; el premio al mejor disfraz low cost fue para el papá de Korra, Tonraq (Comprensible habiendo elegido a Tarzán e improvisado su falda de piel de la Tribu Agua como Taparabos); y el disfraz más sexy lo ganó la sensual versión de Jazmin por parte de Kya (para consternación de su esposa Lin, que intentaba cubrirla de posibles lascivas miradas).
Por otra parte, el mejor disfraz grupal fue ganado por Los Increíbles, interpretado por Tenzin y su familia (menos Jinora, que siendo Bella ganó el mejor disfraz de pareja con Kai... hecho que no le gustó mucho a Wu, que interpretaba a Megara junto con su Mako-Hércules); y el mejor disfraz de monstruo o animal fue indudablemente para Bumi, con su excelente interpretación de Mike Wazowski.
Fue así como únicamente quedó el premio a la categoría de Villanos, con las dos acérrimas enemigas mortales intentando ganarlo.
Spooky Scary Skeletons sonó de fondo mientras ambas mujeres hacían las mejores caracterizaciones de sus papeles de villanas. No obstante, ambas eran tan buenas en sus interpretaciones que encontrar una ganadora era un trabajo complejo.
Los aplausos de los asistentes estaban tan parejos para ambas contrincantes que decidieron someter la situación a una votación secreta más formal, con todo y papelitos en una caja de pañuelos improvisada como urna… ¡Y aun así empataron!
Ante la situación, Opal y Bolin hablaron, susurrándose posibles soluciones. Finalmente se decidieron por una opción que, con suerte, si todo salía bien, quizás mejoraría las cosas entre las dos chicas y por ende para todos.
—¡Muy bien damas y caballeros! Creo que la decisión es clara… Campanita, hazme los honores, por favor.
—Claro que sí mi Peter Pan… Quien gana la categoría de Villanos de Disney en esta noche de Halloween, y con ello accede a una cena para dos en la noche especial de Stand Up de Sokka en Kwon's Cuisine es… ¡Korra…!
Con un grito de júbilo la ojiazul interrumpió a la anfitriona, comenzando a canturrear a viva voz burlas hacia su némesis, mientras los asistentes comenzaban a aplaudir.
—¡Ja! ¡Te dije que mi disfraz era mejor, niña rica! ¡Te gané! ¡Te gané! ¡Te…!
Pero antes de que pudiera jactarse más, la voz de Opal volvió a levantarse sobre los ruidos de la habitación.
—¡Kor, no he terminado! -Opal carraspeó mientras veía a su amiga quedarse como estatua en su baile de celebración y cuando todo se calmó, continuó. – Como decía, quien gana la categoría de Villanos de Disney en esta noche de Halloween, y con ello accede a una cena para dos en la noche especial de Stand Up de Sokka en Kwon's Cuisine es… bueno, son… ¡Korra y Asami!
—¡Y la cena para dos la deberán compartir entre ambas! ¿No es emocionante? ¡Felicidades! -Completó Bolin, con gran algarabía que intentaba camuflar el nerviosismo de su improvisado plan con Opal.
Por algunos segundos que parecieron horas, la habitación quedó en completo silencio; ni siquiera el pequeño bebé Rohan con sus balbuceos tiernos, ni la cachorrita Naga con sus ladridos adorables parecieron querer interrumpir la tensión del momento. Solo cuando ambas mujeres procesaron lo escuchado finalmente gritaron.
—¡¿QUÉ?!- exclamaron al unísono.
Korruela y Asamléfica se miraron con iguales gestos anonadados, que pronto cambiaron a disgustados.
—Oh, deben estar bromeando… ¡De seguro aquí hay una confusión! -refunfuñó Korra.
—Para mi desgracia, estoy de acuerdo con ella- indicó señalando a la otra villana ganadora con el pulgar- ¿Están seguros que contaron bien esos votos?
La pareja anfitriona cedió la cajita a sus amigas y estas ávidamente comenzaron a contar los votos, esperando encontrar un error de conteo. Sin embargo, el ansiado fallo no apareció, quedando reafirmado el empate de nuevo. Esto solo reavivó su confrontamiento.
—¡Esto no puede ser posible! ¡Debe haber un desempate! -exclamó Asami.
—Ese fue el desempate, Sami. -explicó Opal- Saben bien ambas que en las votaciones estaban a la par, por eso les hicimos a todos votar.
—No Korra, no someteremos a todos a una nueva votación- intervino Bolin, al ver que su amiga tomaba aire y abría la boca- ¡Menos a una pública, para que los amenaces con tus puños si no votan por ti!
Korra visiblemente se desinfló, hizo un puchero con ceño profundamente fruncido y comenzó a refunfuñar por lo bajo hasta que la voz de Asami nuevamente captó la atención de todos.
—Bueno, ya que no hay más desempate, creo que es obvio lo que tiene que suceder… Una de las dos debe renunciar al premio…
—Nunca pensé estar de acuerdo contigo, niña rica; pero sí es lo más lógico…-intervino Korra, acariciando a Naga mientras asentía con ojos cerrados.
—Y esa debe ser Korra. -Completó tranquilamente la ojiverde, cruzándose de brazos.
—Sí, y esa debe ser… oye, espera… ¡¿Por qué yo?! Tú eres rica ¡Podrías pagarte una cena allí cualquier día!
—Sí, pero el cupo para el Stand Up de Sokka está agotado desde inicios de mes, no alcancé a comprar la entrada y me encantaría verlo en escena, dicen que es excelente comediante y este es el único espectáculo que dará en Ciudad República. -explicó la pelinegra, encogiéndose de hombros antes de señalar a su adversaria- Por otro lado, Sokka es del sur como tú y amigo de tu familia… ¿No es así estimados Señor y Señora Waterstone? -Al recibir una confirmación verbal por parte de los padres de Korra, la ojiverde continuó- ¿Ves? Entonces, de seguro podrás pedirle sin problema que te de un espectáculo privado de su show.
—¡Pero no sería en Kwon's Cuisine! -se quejó la morena- ¡Y en verdad deseo probar la comida de allí! Si fuese allí, con lo que como vs mi salario, nunca podría recuperarme financieramente de esa inversión. ¡Así que la cena gratis es la única opción!
Ambas mujeres se dieron desafiantes miradas, sin interrumpir el contacto visual, hasta que una voz las llamó.
—Si me permiten intervenir y ya que Asami nos sacó a colación-Comenzó a hablar Senna con tono amable, alisando su vestido amarillo de Jane- Creo que la única solución es que ambas vayan juntas a esa cena, como Bolin y Opal propusieron en un principio.
—¡Pero mamá…! -comenzó a renegar Korra, pero fue interrumpida por su padre.
—Vamos Korra, sabes que es verdad. Además, quizás les sirva para algo más. Ya es hora de que dejen esta absurda rivalidad porque ya no tienen pretexto ni motivo real para pelear. -expuso el fornido hombre de taparrabo.
Tanto Tonraq como su esposa se habían mantenido al margen de la disputa de su hija con la chica Sato; pero en realidad ambos pensaban que lo que ocurría entre ellas era simplemente un choque de personalidades y falta de comunicación; que si superaban eso en realidad serían buenas amigas y Asami aportaría positivamente a la vida de su hija, puesto que parecía ser una buena y centrada chica.
Korra se calló y simplemente profundizó tanto su puchero como su ceño. Asami la vio e internamente el gesto le pareció tanto gracioso como extrañamente adorable. Dejando de lado el último pensamiento se decantó por reírse ligeramente de la mujer regañada por sus padres, pero la voz de sus propios progenitores, que había olvidado también estaban en la fiesta, la puso rígida.
—Oh, tú no te salvas, señorita. -exclamó Yasuko, su tono serio discordante con su atuendo de la Patita Daisy- Eres igual de testaruda y por lo mismo tienes igual de responsabilidad en este embrollo entre ustedes. Imagina que tan ilógica es su afrenta que ni siquiera se pueden poner de acuerdo para ir a una simple cena con show que beneficia a ambas de igual manera; que en vez de conciliar empáticamente un bien común con ganancia para las dos, prefieren que una pierda.
Asami bufó en desacuerdo ante lo escuchado, pero al ver la ceja de su madre enarcarse, carraspeó y recuperó el buen comportamiento. Para evitar más tensión, Hiroshi carraspeó mientras se reajustaba su sombrerito azul y corbatín; inmediatamente, con tono conciliador, intervino en la conversación.
—Lo que los padres de Korra, tu madre y yo queremos decir, cariño, es que todos los que estamos en su círculo las amamos… pero ya estamos cansados de sus irracionales disputas. Así que ya es momento de que pongan de su parte y se arreglen finalmente. Quieran o no. Así no sea por ustedes, sino por todos a su alrededor. -Un sonido de murmullos secundando lo escuchado inundó la estancia, haciendo saber a las jóvenes que lo que decía el Señor Sato era apoyado. Pero al ver a ambas chicas dudosas, finalmente el hombre disfrazado del Pato Donald añadió- Ambas son “villanas” ¿no? -expresó, señalando los trajes de ambas- Entonces ¿Por qué no, en vez de luchar entre ustedes, se alían por una buena causa, mujeres?
La idea quedó flotando en el aire mientras ambas mujeres se observaban, esta vez no con ceños fruncidos, sino analizándose.
Los presentes estaban en silencio, mirando de un lado al otro a ambas chicas, como en un juego de ping-pong, para ver qué finalmente sería lo que decidirían.
Por su parte, en la mente de ambas rondaban pensamientos similares. Las palabras de ambos pares de padres eran, aunque no quisieran aceptarlo en voz alta, irremediablemente certeras. ¡Ni ellas mismas ya recordaban por qué peleaban! Prácticamente ya era solamente una tóxica costumbre… una que quizás convendría ser cambiada.
Las villanas desviaron sus miradas al suelo y tras un tiempo incalculable cavilando lo escuchado, ambas, irónicamente al unísono pese a su “enemistad”, susurraron.
—Está bien…-las miradas de las dos se alzaron al escucharse y orbes de bosque y mar se encontraron sorprendidos. Sintiendo un impulso conectándolas nuevamente, ambas volvieron inconscientemente a coordinar sus vocablos- Aceptamos.
Todos los presentes vitorearon la decisión conciliadora de ambas y tras recibir indicaciones de la reservación por parte de los anfitriones, la fiesta continuó.
Un mix de Electro Swing con temática de Halloween animó a los asistentes, haciéndoles mostrar sus mejores pasos de baile. Todos bailaban alegremente, menos las dos villanas, que se observaban fijamente de un extremo a otro de la fiesta.
Lo interesante era que esta vez sus miradas no eran de odio o desprecio… en realidad, en ambos orbes pululaban destellos de curiosidad y expectación, mezclados con algo de miedo ante lo desconocido de la nueva situación.
Era extraño para ambas sentirse así, tan fuera de sus pensamientos comunes de disputa, abriendo poco a poco la mente a posibilidades o alternativas todo mientras se observaban como si se viesen verdaderamente por primera vez en todo este tiempo.
Algo dentro de ellas les decía que este paso que acababan de decidir tomar, cambiaría mucho en sus jóvenes vidas… Y quién sabe, quizás su conexión verdadera no fuese la pelea; tal vez esta “Alianza de villanas” demostraría que sus caminos sí estaban fuerte e irremediablemente entrelazados, pero de una manera jamás esperada.
Notes:
¡Hola!
Este es otro que me costó por demás estructurarlo, pero ya que estamos en octubre, una alusión a Halloween no viene mal.
Creo que no quedó tan mal, con todo pido disculpes ante algún fallo o choque en la trama, la idea base evolucionó y tuve que cambiar/completar algunas cosas que ya había escrito, conforme avanzaba.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 21: 21.- Carreras: Revancha
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
21.- Carreras: Revancha
—¿No me digas que la Gran Asami Sato tiene miedo de que la venza?
La alfa dejó de lado la normal pulcritud de sus modales e hizo una trompetilla desprestigiando lo dicho por su novia.
—¿Miedo yo? Por favor Korra, ¿Te olvidas quién soy? -indicó inflando pecho mientras se señalaba a sí misma, con un gran orgullo que rozaba en ego- Soy Asami Sato, ganadora por tres años consecutivos del Campeonato mundial de Fórmula 1.
—Oh, disculpe usted. Permítame reformular mi pregunta. -indicó Korra con un fingido tono solemne y tras carraspear, retomó la palabra con pícara voz- ¿Acaso la gran Asami Sato, ganadora por tres años consecutivos del Campeonato mundial de Fórmula 1, tiene miedo de que su omega, que dicho sea de paso ni siquiera sabe andar en bicicleta, la venza?
La ojiverde quería voltear los ojos ante la ironía del tono de su pareja, pero en su lugar solo bufó mientras en su mente refunfuñaba de la absurda situación.
—Yo no le temo a nada que involucre a la conducción- finalmente habló, sintiéndose levemente ofendida porque su novia siquiera dudase de sus capacidades - hasta ahora no se ha construido un vehículo que no pueda conducir…
—Entonces demuéstralo, Sami.
—Pero Kor-Kor, es solo un juego… ¡Ni siquiera usa vehículos verdaderos!
—Con mayor razón, ¿no? Más fácil para ti ya que más de una vez me has dicho que has practicado en simuladores, así que esto debería ser simplemente un juego de niños para ti…
Asami refunfuñó en voz baja porque sabía que su novia tenía razón. Como parte de su entrenamiento, además de conducir varias clases de veloces vehículos, había practicado en varios simuladores; por ende, esto no debería representar un mayor reto ¿Verdad?
Era solamente un tonto juego para niños, y aunque era sospechosa la insistencia de su omega en jugar algo donde obviamente le ganaría… no tenía nada que perder. No era como que ella, con tanta experiencia de su parte, fuese a perder o algo por el estilo.
Es más, de seguro sería pan comido para alguien con su pericia y humillaría a su pareja en la pista.
La alfa se envalentonó y descartó sus dudas preguntándose mentalmente el motivo siquiera de haberlas tenido. Bueno, ya no importaba, ganarle a su novia y verla hacer pucheros mientras refunfuñaba por perder en algo que ella misma había pedido jugar sería sumamente divertido.
—Está bien amor. Si tanto quieres que patee tu lindo y moreno trasero, hagámoslo.
La sonrisa ladina de Korra no se hizo esperar y mientras colocaba el disco de Mario Kart en el Wii, susurró sin que su novia escuchara “Es tu funeral…”.
—¡Malditos sean los putos caparazones azules de mierda!
La risa atronadora de Korra inundó la sala de estar mientras el Mii de Asami volvía a caer, por enésima vez, a la lava ardiente.
Mientras Lakitu sacaba a su avergonzado avatar de dicha penosa situación y su novia entre risas malévolas se hacía acreedora al primer lugar, como en las últimas 7 rondas, Asami tuvo un flashback.
La ojiverde recordó repentinamente por qué había estado tan reacia a jugar.
Kuvira, su gran amiga y eterna rival de F1, tras pasar un fin de semana junto a su novia Opal y la familia de esta, le había aconsejado con mucha seriedad: “Asami, si alguna vez alguien quiere jugar a Mario Kart contigo… no aceptes, huye, rápido. Ese juego es del diablo. No hay habilidades que valgan porque cuando parece que vas a ganar... siempre saldrás perdiendo, sea por un caparazón, una bala con ojos o con una simple cáscara de banana…”
Cuando Asami iba a preguntarle si estaba bien o necesitaba un psiquiatra pues lo que decía no tenía sentido, Kuvira puso un dedo sobre los labios de la mujer para acallarla y continuó “No, no estoy loca. Ahora no lo entiendes y espero que por tu bien no lo hagas nunca. Solo acepta mi maldito consejo para que no sufras como yo. No he podido comer mi típica fuente de potasio desde que jugué con Opal y su familia, y encima ahora tengo pesadillas donde finalmente voy ganándote en el campeonato de Fórmula 1… pero me lanzas un caparazón azul y pierdo. Eres mi rival, pero ante todo eres mi amiga, así que prométeme, Asami, prométeme que me harás caso, no subestimarás ese juego endemoniado y te mantendrás alejada de jugarlo… ¡Promételo!”
Aún preocupada por la salud mental de la mujer de la eterna trenza, Asami asintió para que se tranquilizara, y esta, tras volver a recalcar su recomendación (Y de paso recomendarle tampoco jugar UNO, por situaciones parecidas) finalmente se calmó. Fue así como el hecho había quedado simplemente enterrado en sus recuerdos… hasta ahora que comprendía el verdadero peso del mismo.
La celebración de la pantalla la sacó de su burbuja y vio como el Mii de Korra encabezaba el podio, celebrando con algarabía, para poco después mostrarse en la pantalla los puntajes acumulados de todos los participantes.
¿La buena noticia? Al menos le ganaba a Birdo.
¿La mala? Le ganaba por 1 punto, Birdo tenía 0.
Simplemente inaceptable.
—¡Revancha! -exclamó la pelinegra, indignada. A la mierda las recomendaciones de Kuvira, si ya estaba metida en esto no renunciaría.
—¿Segura, Amor? ¿No te has cansado de perder ante tu omega chocando contra vacas, siendo tragada por la lava, atropellada por camiones y cayendo como bólido desde el espacio hacia la tierra?
—¡RE-VAN-CHA! -exclamó entre dientes rechinantes, mientras su ceño fruncido que denotaba su competitividad activada.
Korra rió por lo bajo mientras le hacía caso a su alfa y ponía otra ronda de carreras en pantalla. Esta iba a ser una noche divertida y larga.
Ella se había prometido a sí misma no volver a caer en lo mismo… no desde aquella fatídica noche de sábado de hace aproximadamente de 10 años, donde había perdido garrafalmente su honor contra su entonces novia y ahora esposa en todas las carreras de Mario Kart que habían jugado.
Entonces… ¿Cómo era que estaba con uno de los controles de la switch, esperando a que su esposa abriera la versión más actual de Mario Kart en dicha consola?
Unos animados gritillos vinieron de su derecha y ella miró de reojo, sonriendo ante la vista.
Cierto, sus hijos, sus amados Hirraq y Sennsuko. Era la típica noche familiar de juegos y los gemelos habían rogado por carreras de Mario Kart. Por más que Asami estaba reacia, dio alternativas y se negó… al final terminó aceptando jugar con ellos… porque… bueno… ¿Qué alfa podría negarles la felicidad a sus cachorros? Más cuando habían heredado aquel convincente puchero de su omega para convencerla.
Asami suspiró al ver la intro del juego salir en la pantalla y a sus hijos charlando sobre cual personaje elegirían para la carrera. Mientras eso sucedía, Korra se sentó a su lado y dando una palmadita en el muslo de la alfa, llamó su atención sonriendo y susurrando con cariñosa diversión.
—¿Lista para la revancha después de 10 años y nuevamente ser pateada en tu lindo trasero blanco, mi amada alfa?
Asami volteó los ojos ante el careo de su esposa, pero sonrió negando con la cabeza y le dio una mirada decidida.
—Sigo siendo la campeona invicta de Fórmula 1 por más de una década, esta vez caerás, mi amada omega.
Las palabras con tono retador y animado hicieron sonreír a la ojiazul la cual se lanzó a darle un amoroso beso en los adorados labios rojizos de su esposa. Mientras, los cachorros, ajenos a la interacción competitiva de sus madres y haciendo sonidos de incomodidad ante sus muestras de afecto, las instaban a elegir a sus personajes para iniciar el juego
Mientras veía a su esposa hablar con sus hijos pidiéndoles “consejos para ganarle a su sire”, la sonrisa de Asami se ensanchó. Esta definitivamente sería una larga noche y perdería tanto o más que hace 10 años (considerando que ahora sus cachorros también estarían jugando); pero sabía que valdría la pena cada segundo de frustrante carrera y pérdida de honor en competencia. Todo sea por crear lindos recuerdos con su amada familia y ver en sus rostros alegría.
Notes:
¡Hola!
El consejo de hoy es que no jueguen Mario Kart ni UNO, un caparazón azul y un +4 pueden romper amistades, relaciones e incluso desestabilizar familias…
Ok no, pero aténganse a las consecuencias jajaja.
Ya solo quedan 10 capítulos más… y aquí ya les incluí un beso Korrasami que me estaban pidiendo desde el anterior cap.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 22: 22.- Risas: El retorno de la Casanova
Notes:
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22.- Risas: El retorno de la Casanova
—¡Esta es la noche! Lo lograré… ¡Sé que lo lograré!
Korra se animó a sí misma frente al espejo del baño, antes de respirar profundo, coger valor y volver a su cita con Asami.
Esta era la salida número…bueno, en realidad no llevaba la cuenta. Solo sabía que habían sido muchas y cada una era perfecta por el simple hecho de pasar tiempo con la pelinegra.
Llevaban un poco más de seis meses en estas citas de ensueño (que incluían dos meses de noviazgo); entretenidas salidas ya sea al cine, a restaurantes, o simplemente a ver a los tiernos pato-tortugas nadar en el parque.
Citas llenas de enamoradizas miradas, tímidas tomadas de mano, cálidos abrazos y dulces besos; todos aquellos gestos que sacaban a relucir el cariño que se tenían mutuamente y que rápidamente iba creciendo.
Pero faltaba algo, Korra lo sentía… lo sentía en su cuerpo, en especial con cada beso.
Sí, sabía que, tras su pequeña gran vergüenza del inicio de su coqueteo, habían quedado en ir poco a poco conociéndose, viendo qué pasaba y no saltar de una a la cama… pero la verdad sea dicha, estaba loca por intimar con aquella mujer divina.
Cada caricia llena de pureza encendía su piel anhelante de toques más profundos. Cada inocente beso la hacía añorar contactos más profundos y carnales.
Con el paso de las salidas y amorosas interacciones le era imposible dejar de soñar con que esos rojizos labios y suaves manos la exploraban a libremente, dando rienda suelta a los más lascivos gustos; o con ser bendecida con la sola visión de su maja desnuda personal, y probar de las mieles de su intimidad.
Definitivamente quería, deseaba y necesitaba hacer el amor con su novia, sino sentía que iba a explotar.
La pregunta del millón era… ¿Cómo?
Había intentado decírselo muchas veces, tratar de sacar el tema a colación… pero la verdad era que se moría de vergüenza y terminaba tartamudeando, sonrojada y cambiando de tema en cada ocasión.
Pero hoy eso iba a cambiar, porque había decidido otra estrategia aplicar.
Ya que las palabras directas y las conversaciones serias definitivamente no eran lo suyo, más aún para cualquier cosa que se relacionara al coqueteo, se había decantado por la única opción que le quedaba; aquella que, así sea bajo engaño a su ingenuidad y como broma de Kuvira, le había permitido el privilegio de conocer a esa hermosa ojiverde que en la mesa 7 la esperaba: Cortejarla con trilladas, inapropiadas vergonzosas frases baratas.
Sí, no era lo ideal… ¡Pero era la única opción que le quedaba! Así al menos Asami sabría sus deseos de forma poco ortodoxa, pero sin duda más clara; y si no estaban en la misma página… bueno, al menos la pelinegra se reiría mientras la cacheteaba.
—Vamos, Korra, no por nada te preparaste para esto durante una semana. -Se susurró a sí misma la castaña, mientras avanzaba hacia la mesa donde el camarero servía el postre- Esta es tu oportunidad, es esta noche o nada.
La morena finalmente llegó a la mesa y mientras se sentaba fue recibida por la cálida sonrisa de su bella acompañante.
—Me alegra que volvieras. Recordé cuánto te gusta la tarta de chocolate de este restaurante, así que me aseguré de reservarte una porción.
Korra sonrió, no solo por el delicioso postre (¡En verdad era adictivo!), sino por la gentileza y consideración de su novia. Era simplemente perfecta y lo buena que era con ella solo la hacía ante sus ojos más deseable y tentadora.
Korra agradeció y ambas comieron en un cómodo silencio, solo intercambiando miradas juguetonas llenas de cariño inmenso. Sin embargo, pese a todo el amor que sentía, Korra estaba nerviosa por lo que iba a hacer… no obstante ella no era miedosa, así que se llenó de valor y finalmente tomó la batuta para iniciar la conversación.
—Asami, ya que estamos comiendo un postre y este está lleno de calorías, debo confesarte que… Muero de ganas por ejercitarnos juntas, agitarnos hasta jadear y sudar mucho junto a ti… -indicó moviendo las cejas, cual conquistadora.
Por su parte la pelinegra enarcó una de las suyas y cuestionó.
—Korra, ¿Insinúas que estoy gorda?
La morena palideció ante lo escuchado, ¡Eso era lo que menos quería dar a entender! Entre balbuceos intentó rápidamente excusarse y salvar el plan que desde el inicio parecía iniciar mal.
—¡No, no, no! ¡Para nada Asami! Yo solo… es que… Lo que quiero decir… es que…. -la castaña carraspeó antes de exclamar- ¡Que tu ropa me da miedo, Sami! ¡Quítatela!
—Okey… ahora insinúas que tengo un mal sentido de la moda…
“Mierda, mierda, mierda”- pensó Korra, al borde de un colapso mental. Pero no se iba a rendir así nomás.
—No, tu ropa es perfecta, tienes un gran sentido de la ropa… por otro lado la mía está algo viejita y… y creo que me fui por otro lado ya… -sabiéndose perdida por esa línea, pero intentando salvar el tema de la vestimenta, Korra carraspeó nuevamente y se animó a tirar otra frase- Oye Sami, ¿A qué hora llegas normalmente a tu casa? Es para empezar a quitarte mi ropa, dulzura…
—Para empezar a… ¿Qué? -cuestionó con expresión confundida la Pelinegra- ¿Esta es una forma de decirme que quieres que te devuelva el suéter azul con capucha que me prestaste el otro día? Porque yo te pregunté y me lo regalaste. Si tanto te molestaba me lo hubieras dicho, Korra.
La morena, extrañada por la respuesta, re analizó mentalmente lo dicho y abrió los ojos de par en par al darse cuenta de su error.
—¡No! ¡La frase era para “empezar a quitarte la ropa”! ¡No mi ropa! sería tonta si hiciera eso, con lo que me gusta verte con mi suéter y hasta te queda mejor a ti que a mí… -la última parte de su frase fue prácticamente susurrada. La ojiazul sabía que estaba perdiendo la batalla, pero aún le quedaba una última carta bajo la manga. Así que, tras un tercer carraspeo, lo volvió a intentar. - Hey chica sexy… ¿Sabías que, según el pronóstico del clima, deberías estar en tu cama ahora?
—Korra… si lo que intentas decirme es que te estoy aburriendo tanto que quieres que me vaya a casa, se directa y franca. -espetó la ojiverde, con un visible ceño fruncido y tono molesto.
Aunque parecía imposible, Korra palideció aún más. Nuevamente había metido la pata confundiendo un “mi” con un “tu” y ahora sí había terminado de arruinar la velada. Cabizbaja se revolvió los cabellos, totalmente frustrada por su mala suerte, pero cuando estaba a punto de disculparse con Asami y salir corriendo del restaurante a meter la cabeza bajo tierra como los avestruces, una risilla leve llamó su atención.
Lentamente alzó la cabeza y se encontró a la dueña de sus suspiros, tratando infructuosamente de reprimir una sonrisa. La mujer al verse descubierta, no pudo resistir más y desató sonoras risas que hicieron a muchos comensales girar a verlas. La repentina atención hizo que Asami contuviera un poco su diversión, pero siguió riendo por lo bajo.
Solo cuando la atención se dispersó de ellas, pudo comenzar a intentar contestar las interrogantes prácticamente grabadas en el rostro de su amada.
—Lo…lo siento, cariño… Pero es que eres tan fácil de molestar…- susurró, tratando de recomponerse más de su ataque de risa.
—¿Sami? ¿Qué está… de qué estás hablando? -tartamudeó, confundida.
La cara de la ojiazul era un poema, y aunque su novia quería volver a reírse mientras apretaba las mejillas oscuras y besaba ese adorable puchero que se estaba comenzando a formar en los labios caoba de Korra, se abstuvo y prefirió confesar su triquiñuela.
—Verás Kor-Kor… Lo sé todo.
—¿Lo sabes… todo? A qué te re… -al ver a la pelinegra enarcar una ceja y mirarla con un brillo perspicaz, supo de lo que hablaba. Sus morenas mejillas se sonrojaron, pero por vergüenza decidió hacerse la desentendida. – N-No sé a qué te refieres… ¡Pero qué buena cena…! y que rico estaba el postre, ¿Verdad? ¡Y que buen clima hace ahora!
—Korra… -al ver a su pareja desviar la mirada, cogió su mano para llamar la atención; mientras frotaba el pulgar sobre sus nudillos, retomó la palabra- Oh vamos, querida… eres pésima ocultando cosas ¿Sabes? Más aún si las búsquedas las realizas en mi laptop y te olvidas de cerrar las pestañas…
Si sus manos no hubieran estado entre las de su novia, la castaña se hubiera palmeado la frente de la frustración por su descuido. En su lugar, solo gimió por ser tan distraída en sus actos. El quejido junto con las expresiones que estaba poniendo la ojiazul casi hicieron reír a Asami, pero puso todo de su parte para no avergonzar más a su pareja (al menos por ahora) y esperó hasta que esta se calmó un poco y habló sola.
—Entonces… ¿Qué opinas de que tú y yo…? bueno… eso.
—¿Que qué opino, mi Kor-Kor? -repitió Asami, con un deje juguetón- Veamos…creo que sería mejor si lo digo en tu idioma ¿No?
—¿Mi idioma? -la observó ladeando la cabeza, mientras cuestionaba confundida la castaña. Que ella supiera el mismo idioma hablaban ambas.
—Sí querida, oíste bien, en tú idioma. -Repitió la pelinegra y agarrando con mayor firmeza las manos de Korra, con un tono coqueto le susurró- Korra, opino que deberías traer un túper porque te voy a dar hasta para llevar. Que te voy a hacer el amor tan rico, que me vas a pedir la receta sin dudar.
—¡A-Asami! -La morena pegó un gritillo susurrante mientras su sonrojo aumentaba exponencialmente. Quiso quitar las manos, pero su novia no la dejó; mas bien las atrajo hacia sí misma y con tono maliciosamente sexy continuó.
—¿Qué sucede, Kor-Kor? ¿Acaso te extraña que desde hace tiempo yo también tengo ganas de que te den ganas de quitarnos las ganas con muchas ganas? Porque sí, cariño, tú y yo tenemos indudablemente algunos orgasmos pendientes.
—Y-yo… no me esperaba…-comenzó a tartamudear la ex morena, ahora roja cual tomate; pero fue interrumpida una vez más por su pareja, que se las había ingeniado para disimuladamente moverse con todo y silla hasta estar a su lado.
—Oh vamos, amor, yo solo quiero que estés feliz… felizmente desnuda en mi cama. -Le indicó, guiñando un ojo y casi haciendo desmayar a la ojiazul- tú sabes bien que te quiero… y si nos vamos pronto de aquí te diré en qué posición.
—S-Sami…-la morena apenas podía hablar de la conmoción, hecho que aprovechó gustosa su novia para continuar con la dulce tortura, esta vez con un toque extra de picor.
—Aunque debe ser un pecado contra Raava tenerte tantas ganas, porque así estuvieses a mi lado, debajo o encima mío, no importaría nada… -volvió a susurrar con gran deseo, mientras lentamente acercaba su tentadora boca al oído de la castaña. Finalmente quedó a escasos milímetros del mismo, exhalando cálido vapor con cada pesada respiración mientras continuaba- Vamos ahora a mi departamento, querida, que el sexo alarga la vida y yo quiero hacerte inmortal, amada mía. -Terminó de hablar, finalizando sus palabras con una sensual lamida al contorno de la atrayente oreja.
La pelinegra supo que su táctica había surtido efecto, no solo por el nuevo gritillo de su novia que atrajo miradas, o por el estremecimiento entero del tonificado cuerpo moreno que había marcado pronunciadamente los antojables pezones de su castaña adorada.
No. Fue el hecho de que Korra se levantara intempestivamente haciendo caer la silla por detrás y de repente la acogiera en brazos, cargándola de forma nupcial, lo que en verdad confirmó la magnitud de sus encantos.
Mientras era llevada por los fuertes y morenos brazos hacia el Satomovil que las llevaría al ansiado y carnal encuentro, Asami mentalmente agradeció tres acontecimientos:
Uno, haber visto aquella búsqueda en su laptop.
Dos, haberse aprendido algunos de esos coqueteos baratos.
Y Tres, haber pagado la cuenta de antemano.
Notes:
¡Hola!
Un capítulo más al fin... ¡La esperanza de terminarlo pronto es cada vez más reluciente para mí! Este capítulo debo agradecérselo a MoonGrey, pues hace algún tiempo me dio la idea de hacer una continuación del capítulo 16 (No te preocupes si llegas a leer esto y no lo recuerdas, ni yo me acordaría si no fuese porque lo anoté jajaja). Originalmente serían solo los coqueteos malos y bobos de Korra para divertir a Asami, pero para darles alguito de trama lo puse así.
Y lo siento, el smutt propiamente dicho tendrá que esperar a otra trama, unos cuantos capítulos más jajaja.
El siguiente capítulo está prácticamente terminado, solo me falta darle un cierre. Lo cual es bueno porque ando algo copada en inversión de tiempo y neuronas con lo del anteproyecto de la tesis.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 23: 23.- Océano: La extraña niña con ojos de mar
Notes:
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23.- Océano: La extraña niña con ojos de mar
—Te aseguro que te encantará, mi pequeña gato-búho.
—No lo sé, mami… los libros dicen que el mar es grande.
—Vamos pastelito, no hay nada de qué preocuparse. Además, ya sabes nadar. ¿Qué mejor manera de demostrar tus habilidades?
Asami asintió a su benévolo padre, pero tragó grueso mientras con el avanzar del Satomovil a lo lejos veía, algo dudosa, la masa azul creciendo.
Las gráficas de los libros no le hacían justicia a lo que veía.
El océano no era simplemente grande… ¡Era enorme!
Increíble pensar que incluso lo que veía, solo era una mínima porción de la magnitud del mismo.
La pequeña niña de 10 años miró anonadada la aparentemente infinita extensión de agua, mientras su mamá y papá desempacaban las maletas del Satomovil para su mes de vacaciones.
Por el arduo trabajo de sus padres en la empresa familiar, y por la tendencia de los tres a preferir el clima frío a las cálidas costas, era la primera vez que tenía contacto con el océano.
Era asombroso, muy hermoso… pero a la vez tan aterrador…
—Hipnotizante ¿No?
Una pequeña pero alegre voz, susurrando a su lado, la espabiló. La pequeña pelinegra se apartó un poco para encontrar a una muy sonriente niña que nunca antes había visto.
Era un poco más bajita que ella, con cabello castaño, piel canela y unos grandes ojos azules que resaltaban al igual que la blanca sonrisa algo desdentada.
—¿Quién eres tú? -cuestionó la turista, algo a la defensiva por la sorpresa de aquella extraña niña.
Sin embargo, antes de que la niña desconocida respondiera, la voz de Yasuko, su mamá, interrumpió.
—Oh querida, tú debes ser Korra, ¿No?
La pequeña dejó de mirar a Asami y enfocó sus llamativos ojos en la mujer adulta.
—Sí, ¡La misma que viste y calza! -exclamó con orgullo la morenita- Aunque ahorita esté descalza jajaja. -acotó al sentir la arena entre los dedos de sus pies. Después de su broma vio de forma pensativa al adulto frente a ella. -Tú eres la amiga de la que tanto ha estado hablando mi mami, ¿Verdad? La señora Yusoka… Yosako…
—Yasuko, sí, esa soy yo. -Indicó la pelinegra mayor, riendo ligeramente ante los intentos y vitalidad de la niña- Y esta es mi hija, Asami.
Yasuko colocó una mano sobre el hombro de su hija, alentándola a saludar; esta, tímidamente, levantó una mano con un ademán de ‘Hola’.
La ojiverde mayor no se impresionó por el cohibido gesto. Su pequeña era una buena niña, muy bondadosa y extremadamente inteligente para su edad… pero eran justamente esos atributos, en conjunto con la carga del apellido Sato, los que la hacían blanco fácil de bullying y la habían llevado a aislarse para no estar rodeada de falsas amistades que solo la buscaban por el mero interés de los padres, pero hablaban mal a sus espaldas.
Comprendía que la inseguridad de su retoño era fruto de las malas experiencias a tan corta edad. Es por eso también que habían hecho este viaje, su marido y ella esperaban que el tiempo aquí la ayudaran a cambiar.
Para su gusto, lo que sucedió a continuación le hizo pensar que efectivamente ese cambio positivo se podía dar.
Korra, al ver el saludo escueto de la otra niña, se lanzó con gran jovialidad a abrazarla. Asami se quedó petrificada al principio; sin embargo, con el tiempo se aflojó y correspondió con timidez al intempestivo gesto. Cuando se separaron, la castaña exclamó.
—¡Un gusto conocerte, Asami! ¡Nunca he tenido una mejor amiga, así que desde hoy seremos las mejores del mundo mundial! ¡Ven, te mostraré el mar!
Y con eso, se la llevó.
Yasuko vio como su hija, con cara sorprendida y sonrojada, era arrastrada por el pequeño huracán castaño y rió.
—Bueno, al menos no le huyó, aunque pensé por poco que lo haría. -Se acercó Hiroshi a su esposa, sonriendo al haber visto la escena de lejos.
—¿Bromeas? ¡Nadie escapa de Korra! -Exclamó un fornido hombre, acercándose a la pareja.
—¡Tonraq! Que gusto verte, amigo mío. -Dijo alegremente el magnate, abrazándolo con cariño.
—El gusto es mío Hiroshi y Yasuko, no nos vemos desde que nos mudamos. -mencionó, mientras saludaba a la esposa del magnate con un igualmente cariñoso abrazo. – Por cierto, no se preocupen, Korra conoce muy bien el lugar por lo que su niña estará bien yéndose con ella.
—Uff, menos mal – mencionó aliviado Hiroshi. Y sí, sé que Isla Ember es todo un paraíso, pero no negaré que me alegra que el siguiente mes vuelvan a Ciudad República.
—Sí, a mí también me alegra porque por fin podremos pasar tiempo con ustedes, como en los viejos tiempos – sonrió Tonraq.
—Ni tan como en los viejos tiempos, ahora ambos tenemos un par de angelitos a nuestro cuidado que tomar en cuenta para nuestros planes -acotó Yasuko.
—“Angelito” no es una manera en que describiría a Korra -añadió una mujer recién llegada, que salió sorpresivamente de la espalda de Tonraq- “Diablillo” Es un término más acorde a ella.
—¡Senna! -Gritó Yasuko, lanzándose a abrazar a su eterna mejor amiga- Te he extrañado tanto…
—¡Y yo a ti mi Yasu! -Profirió la mujer castaña, abrazando a su amiga con efusividad- Los vi desde la ventana y mandé a Korra a recibirlos y decirles que entraran, pero por lo visto ella tuvo otros planes- mencionó, observando a su niña corriendo a lo lejos y arrastrando a la otra- Esa es tu pequeña ¿No? Cuando vuelvan nuestras pequeñas, debes presentármela.
—Sin duda. Y sí, Korra tuvo otros planes y se la llevó a conocer el mar.
—Oh, esa pequeña ama el océano- intervino Tonraq, mientras su esposa saludaba a Hiroshi con un abrazo- Es por ella de hecho que conservaremos esta casa para vacacionar. Es un lugar privado, seguro, y el mar no es muy bravo.
—Y si todo sale como planeamos por teléfono, ellas serán mejores amigas y podremos venir juntos a veranear.
—Llegas tarde Sen, tu hija ya declaró a mi hija como su mejor amiga.
La castaña mayor pegó una fuerte carcajada y sonriente negó con la cabeza.
—Tal como lo esperaba. Sin conocer a tu hija, pero solo sabiendo que viene de ustedes, suponía que le caería bien a mi Korra a primera vista.
—Es una pequeña muy extrovertida ¿No? -preguntó Hiroshi con curiosidad.
—Sí, pero no es solo eso -respondió Tonraq- Ella es muy perceptiva con la gente y no tiene filtro alguno, por lo que siempre actúa con lo que le guía su instinto y corazón, más que con la razón.
—Sí- apoyó la esposa del fornido y barbado castaño- Ella es como el océano, vivaz, fuerte e implacable. Es una niña muy inocente, pero con gran sentido de justicia y honestidad. Por lo que, así como no tiene pelos en la lengua para decirle a alguien que se aleje, que le cae mal, que no quiere su amistad o que lo que hace es erróneo y actuar a consecuencia defendiendo sus ideales y a quienes la necesiten si es necesario; también es muy sincera y leal cuando alguien le cae bien… aunque es la primera vez que declara a alguien su mejor amiga, además de a Naga, su cachorra. Debió sentir algo muy especial en Asami… -Razonó.
—Sí, se nota que tu hija es muy expresiva y me alegra que haya tenido ese magnetismo con la mía… ¿Sabes? Asami parecía asustada, pero se dejó abrazar y hasta correspondió al gesto. Ella es muy inteligente y creo que de cierta manera percibió algo bueno en tu pequeña, aunque su timidez y autodefensas no la dejan soltarse como lo haría una infante de su edad.
—El tiempo ayudará, cariño. -La animó Hiroshi- Con un mes aquí junto a Korra estoy seguro que ella se abrirá.
—Y seguramente será una colaboración mutua y la pequeña Asami en cambio ayudará a nuestra Korra a ser más calmada y centrada. -espetó esperanzado, Tonraq.
—Pides mucho, cariño. Con que cuando nos mudemos y vayan juntas a la escuela, Asami la ayude a comprender mejor las matemáticas y ya no saque rojos, me basta.
Tonraq resopló desilusionado y los cuatro adultos rieron, viendo como sus niñas se alejaban hacia la orilla de la playa mientras ellos comenzaban a entrar con las maletas a la casa.
¿Por qué no se zafaba del agarre de esa extrañamente efusiva niña?
¿Por qué no la había apartado del abrazo y encima le correspondió?
No era por compromiso porque era hija de la amiga de su mamá. Su madre sabía que ella no gustaba que los otros niños invadieran su espacio personal, y sólo se sentía cómoda si sus padres la abrazaban; por lo que más de una vez había rechazado a inversores o personas de negocios que en las galas o recaudaciones a la que sus padres asistían habían querido saludarla de manera tan íntima, dando siempre la mano o empujando y poniendo mala cara si era necesario.
Pero con esta niña… Korra… no se sentía mal.
Quizás era que la tomó por sorpresa… pero no creía que fuese solo eso… era algo en la niña, irradiaba tanta alegría sincera y bonachona que, aunque la cohibiera, le fue imposible rechazarla.
Era como rechazar la calidez del sol estando allí en la playa.
La pequeña pelinegra estaba tan sumida en sus pensamientos que no supo que había llegado a la orilla hasta que los vestigios de las olas mojaron las puntas de sus pies. Bajó la mirada a los mismos, viendo como la espuma se retiraba de sus dedos expuestos por las sandalias, retrayéndose con el mar y dejándola con la sensación de humedad hasta que nuevamente el ciclo se repitió, esta vez siendo la ola más grande y su vestigio mojándola en los pies un poquito más.
El agua fría la erizó. Considerando el fuerte sol no sabía que se sentiría así. Levantó la vista hacia el cielo, tapándose un poco los ojos como protección, para saber si era tan fuerte como se sentía o si había nubes cercanas que permitirían ocultarlo y que el agua se enfriara, pero al mover la cabeza hacia arriba su mirada fue nuevamente captada por el mar.
La infinidad del océano era hipnotizante y tenía tal portento que la ponía algo nerviosa.
—No debes temerle ¿Sabes?
La pequeña ojiverde salió de sus pensamientos, espabilando ante la extraña pero bonita niña que no soltaba su mano.
—Y-yo no le temo… -tartamudeo, intentando infructuosamente lucir segura, y haciendo poco a poco contacto visual con su interlocutora.
—Hey, vamos. No hay nada de qué avergonzarse. El miedo es normal y no tiene nada de malo porque todos le tememos a algo. Por ejemplo, yo le temo a los rayos… y a las cucarachas voladoras… ¡O peor aún! ¡A las cucarachas voladoras que lanzan rayos! - la morenita se erizó del espanto; no obstante, continuó hablando- Pero el mar es un amigo. Papi y mami me explicaron que no se le debe temer, solamente se le debe respetar. Él es libre, sin cadenas, actúa como quiere y cuando quiere; pero si lo respetas, te cuidas y lo cuidas, ambos pueden convivir en paz.
La pequeña ojiverde quedó impresionada ante la inesperada sabiduría proveniente de alguien con aún más corta edad que ella. Era extraño, pero presentía que todo lo que decía esa niña de rebeldes cabellos castaños era certero, por lo que simplemente asintió sin cortar el contacto visual.
Era inevitable, su presencia era simplemente envolvente e hipnótica, casi mágica, justamente como el mismísimo océano que enjuagaba los pies de ambas.
No obstante, de cierta manera, también era algo abrumadora como la bravura del mar; pero cuando comenzaba a sentir nervios nuevamente por la mutua mirada ininterrumpida y por tener su mano sudada entre las falanges morenas… la niña le sonrió, y con ello su corazón brincó sin parar.
Era una sonrisa semidesdentada y encima, torcida; pero estaba tan llena de pureza y sincera amistad, que con todo y sus imperfecciones, se le hizo la más perfecta que había visto jamás (Incluyendo las de su mamá y papá).
Sin dudarlo, la niña ojiverde correspondió el gesto, con una sonrisa de corazón; mientras por primera vez en lo poco que llevaban de conocerse (Y por primera vez en general con cualquier infante) apretaba por cuenta propia la mano morenita, instándola a caminar juntas y comenzando a hablar.
—¿Me enseñarías… me enseñarías a dejar de temerle al océano?- cuestionó con algo de vergüenza, pero mucho más valor que antes- Se ve tan bonito, quiero poder en él nadar.
Korra asintió efusivamente mientras sonreía de oreja a oreja. Era tan la alegría en su ser que comenzó a caminar de espaldas, viendo a los ojos de Asami de forma directa, sin importarle ni un ápice el riesgo de caerse y tropezar.
—¡Claro que sí! ¡Te dije que desde ahora eres mi mejor amiga! ¡Es mi deber ayudar para que luego juntas en el mar podamos jugar! Verás que una vez que te acostumbres, será divertidísimo. Lo primero que haremos es…
Asami se encontró con las mejillas doliéndole de tanto sonreír ante la algarabía de las ideas que relataba su nueva amiguita, con la cual habló sin parar mientras jugueteaban con la arena y espuma de mar, hasta que sus familias las llamaron para cenar.
Cuando caminaban de regreso a la casa de playa, con los colores del atardecer iluminándolas, la pequeña pelinegra observó de reojo a aquella niña inquieta que en menos de 24 horas había cambiado para bien su realidad.
Sus impresionantes orbes, aún con el naranja y cobre bañándolas, lucían como espejos de mar. Lejos de asustarse o abrumarse por la infinidad, bravura y pureza fielmente reflejada en aquellas prístinas cuencas, se sintió dichosa de conocerla, agradecida con sus padres por a ese viaje traerla y esperanzada por lo que cada día de aquellas vacaciones le trajera.
Notes:
¡Hola!
Amo los Korrasami infantiles, son tan tiernos… sorry not sorry.
Este originalmente iba a ser el capítulo 1 y lo tenía un 90% escrito, pero preferí posponer la idea hasta este tema. Espero haya sido de su agrado.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 24: 24.- Mascotas: La mascota ideal
Notes:
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24.- Mascotas: La mascota ideal
—Vamos chica, siéntate… ¡Eso! Ahora acuéstate… ¡Bien hecho!
Asami sonrió satisfecha ante las acciones obedientes de su mascota mientras a su mente venía el pensamiento de que, si sus padres la vieran en este momento, quizás estarían tanto impresionados como orgullosos; todo debido a que más de una vez habían dudado de que pudiera cuidar a una mascota por sí misma y mantenerla a salvo.
Bueno, bueno, si lo admitía, su incredulidad tenía coherente sustento; después de que su pez terminara sin querer en la licuadora, sus canarios en las fauces de diversos gatos y su gato momificado en la secadora, era normal la desconfianza y que como padres quisieran ahorrarle más dolor y traumas al prohibirle tener más mascotas.
Pero ella siempre había sido una chica que amaba a los animales y sabía que solo era cuestión de encontrar a la mascota ideal. Aquella que se adaptase a sus exigencias y pudiese ser entrenada como quisiera.
Para su grata sorpresa y gran suerte, ya estando en sus treintas y cuando ya se había olvidado de buscarla, la pudo encontrar.
—Ahora es tiempo de rodar, cariño. -volvió a ordenar la ojiverde. Pero cuando su mascota no cumplió con la orden, enarcó una ceja y volvió a hablar- Oh, vamos, sabes que si no cumples no tendrás tu recompensa... Y tú quieres tu recompensa ¿Verdad? -Al ver su emoción ante la palabra con “R” Asami volvió a sonreír mientras repetía su orden- Entonces rueda para mí, cosita linda… ¡Eso! ¡Excelente! ¡Bien hecho, querida!
Asami se acuclilló al nivel de su mascota y comenzó a acariciarla con gran cariño detrás de las orejas y debajo de la barbilla, todo mientras la elogiaba con amorosas palabras y veía gustosa cómo aquella linda criatura se rozaba contra sus manos, ansiosa por más de sus mimos, besos y abrazos.
Tras un rato complaciéndola, finalmente se volvió a levantar, cogiendo la correa que brevemente había dejado en el suelo y alisando los pliegues de su falda.
—Ven bonita, te lo has ganado.
La pelinegra jaló la correa, que iba sujeta a un lujoso collar en el cuello de su mascota, y esta fielmente la siguió hasta el mueble donde su ama se sentó, esperando atentamente frente a ella por cualquier nueva instrucción.
La obediencia de su mascota no pasó desapercibida por Asami y ahora sintió orgullo por sí misma. Al principio esa misma pequeña diablilla había sido difícil de entrenar… tan desordenadamente ansiosa… pero ahora era un modelo de disciplina. Oh sí, sin duda merecía ser recompensada… pero como una chica educada, su mascota adecuadamente lo debía solicitar.
—Ahora mi perfecta chica… ruega, pide adecuadamente tu añorada recompensa. -Una serie de gemidos lastimeros mezclados con ansiosos jadeos salieron de su protegida. Se notaba que quería tanto su recompensa y estaba desesperada rogando por ella, pero no era suficiente. Quería más. -No cariño, esta vez quiero que uses tus palabras, mi dulce pequeña, tienes permiso para hablarle a tu ama.
Sin perder el tiempo, la hambrienta mascota habló.
—Deme por favor mi recompensa, ama. ¡Se lo suplico! me he portado bien para caer en su gracia y que me permita devorar aquel manjar. Tenga piedad y déjeme con mi lengua esa miel probar…
La dulce desesperación y ansiosa angustia cargada de deseos libidinosos en la tersa voz de su mascota hicieron calentar aún más el corazón de Asami (además de otra parte de su ser que estaba por demás mojada). Finalmente, estando contenta con dichas palabras, dio una lasciva sonrisa, asintiendo mientras abría sus piernas en una clara invitación a su amada.
—El banquete está servido, te lo has ganado, ahora ven aquí mi hermosa Korra y devora todo lo que te está ofreciendo tu ama.
La castaña sonrió relamiéndose los labios, mientras con embeleso observaba su exquisito premio.
La intimidad de Asami estaba tan hinchada y húmeda como la suya propia. Lista para ser comida, plenamente disponible para saciar su profunda sed con el exquisito sabor proveniente de lo más recóndito de su ser.
A gatas, como una buena mascota, avanzó; siempre siendo guiada por la correa que tan obedientemente seguía y que su dueña portaba con sumo dominio y elegancia.
Su dueña…sí.
Asami era su dueña.
La dueña de su corazón, de sus deseos y pasiones más bajas.
Si a su yo de hace algunos meses algún amigo le hubiera dicho que terminaría así, a cuatro patas, “vistiendo” solamente un par de lindas orejas afelpadas, un plug anal terminado en una hermosa colita peluda, y un fino collar que estaba unido a la cadera y engalanaba su moreno cuello… bueno, se habría reído a mares después de golpear a aquel sujeto por su loco atrevimiento.
Pero aquí estaba, sin vestigios de vergüenza alguna, deleitándose con el aroma celestial de la excitación de su amada, olfateándola como un animal hambriento lo haría y hundiéndose con desespero para probar aquella ambrosía mientras sus uñas se afianzaban a los suaves muslos y la arañaban.
No le importaba ser desordenada, algo salvaje o parecer desesperada… Después de todo era una mascota ¿No? Un animal domesticado pero que igual tenía puro instinto a flor de piel. Solo guiada por el deseo de satisfacer sus necesidades y potenciada por los gemidos que su ama profería ante su lengua ávida y dedos profundamente hundidos.
¡Como amaba esos sonidos!
Aumentaban su propia humedad al punto de dejarla al borde del orgasmo mismo. Además, su incremento progresivo, junto con la presión de la cabeza jalando sus cabellos contra aquel húmedo centro, y el tirón desesperado de la cadena, significaban una mayor recompensa para sus sentidos.
Finalmente, el regalo dentro del mismo regalo llegó. Cada espasmo que sintió de su dueña, cada contracción de su canal alrededor de sus falanges, cada nueva gota de glorioso néctar, fueron medallas de honor para su orgullo.
Solo cuando dejo totalmente limpia a su amada novia, sin desperdiciar ni una sola gota de aquel valioso obsequio que le había dado, apartó el rostro de la aún palpitante intimidad y miró expectante el rostro de su señora.
Amaba sus expresiones durante la construcción y el clímax mismo; por eso, como de costumbre, la había observado con adoración mientras se la comía. Pero sus gestos post orgásmicos no solo eran endemoniadamente sexys… sino también tiernos generadores de calidez en su pecho.
Ahora venía una de las partes que más le gustaban… (aunque dicha sea la verdad, todo para ella era exquisitamente bueno).
—Oh mierda, Korra… lo hiciste tan bien, amor… Ven acá, mi hermosa mascota.
Asami jaló la cadena, atrayéndola a su rostro, y como tomando algo indiscutiblemente suyo, un objeto de su entera propiedad, besó a su mascota con furia pasional, sintiendo la humedad en la periferia de los carnosos labios morenos y su propio sabor mezclado en un coctel de ensueño.
Después de todo, no era mentira.
Korra era suya y de nadie más.
Era su amiga, su novia, su amante, su amada y su mascota.
Ella era su todo y cada día le agradecía a Raava por tenerla en su vida… así como le agradecería a su chica por el orgasmo ahora.
Sin dejar el ansioso beso, reubicó a la castaña para que estuviera a horcajadas sobre ella y colocó una de sus manos entre la necesitada intimidad de la ojiazul y sobre su propio pubis, con dos de sus largas falanges levantadas y listas para penetrarla.
Se separó del beso sonoramente, sonriendo ante la expresión necesitada de Korra mientras sus dedos jugueteaban recolectando el líquido de los hinchados labios morenos y jugando con sus rizos negros. Sin dejar de tentarla y con voz aún ronca por el propio clímax anterior, susurró.
—Ahora termina de ser una buena chica para mí y cabalga mis dedos como una puta hasta correrte, amor.
Korra gimió con las solas palabras, incluso antes de sentir las dos delgadas pero largas falanges penetrarla. Si bien ambas sabían que en sus juegos la morena respondía más a los elogios y afectos que a sus antónimos, Asami había aprendido bien como activar su lado más pecaminoso y cuando usar pequeñas muestras de charla sucia para llevarla al borde de la locura.
Los dedos dentro de ella, hundidos hasta los nudillos, la hicieron sentir un cierto alivio. Ser llenada por la pelinegra era una experiencia que rayaba en la dicotomía por ser relajante y excitante a la vez. Pero una vez que sintió una nalgada para que comenzara a moverse, el relax se fue y solo sintió la excitación más y más crecer conforme el rito aumentaba y las deliciosamente lascivas palabras de Asami en su mente, cuerpo y alma se grababan.
—Vamos cariño, sé que amas ser follada por mis dedos como toda una puta. Dale más duro y rápido, lo quieres y te lo mereces. Hoy fuiste una linda perrita para mí, ¿sabes?, tan bien portada y servicial… ¿Qué serás la siguiente vez, cariño? ¿Mi zorrita personal? Como sea, eres perfecta… no importa qué animal desees personificar, cariño, siempre serás mi mascota ideal.
Las palabras en combinación con los desesperados rebotes de la castaña sobre los blancuzcos y ahora empapados tres dedos de su novia, la llevaron a un punto tan alto de placer que no resistió más y finalmente se rompió.
Los jadeos constantes y sonidos de placer entre monosílabos apenas descifrables se transformaron en un sonoro gemido final, mientras las paredes aterciopeladas de la ojiazul se apretaban furiosas contra los dedos que las habían provocado.
Korra no pudo moverse más y cayó hacia adelante, siendo abrazada por Asami con su mano libre, mientras que con la otra la ayudaba a bajar del orgasmo, con un movimiento de meter y sacar más suave de sus dedos, hasta finalmente dejarlos quietos dentro de su novia, tal como a ella le gustaba.
Después de un tiempo incalculable, recibiendo tiernos susurros de elogio, besos de mariposa y caricias en el cabello por parte de su amada mientras recuperaba el aliento y regularizaba su ritmo cardiaco, finalmente estuvo lista para que Asami saliera; por lo que comenzó a erguirse para sentarse nuevamente a horcajadas, esa fue la señal para que lentamente la pelinegra sacara sus dedos de ella.
Asami vio sus dedos, y en sí toda la mano hasta la muñeca cubierta del sabroso producto de la excitación de su amada y se vio extremadamente tentada a llevársela a los labios para poder probarla… pero ya habría tiempo para ello, por ahora había tenido una mejor idea para ser ejecutada.
Afianzó nuevamente con dominio la correa, llamando así la atención de su ruborizada y desastrosa novia mientras estiraba su mano hacia ella.
—Este desastre lo provocaste tú, así que debes solucionarlo. Ahora lame todo y deja mi mano limpia como la linda cachorrita que eres, mi querida mascota ideal…
Los ojos de Korra se abrieron ante la petición, pero no dudó en cumplirla y con afán se lanzó a aquella mano, lamiendo y chupando cada delicada falange con ahínco e inconsciente seducción.
Asami la observó casi sin parpadear, sintiendo su excitación volver a construirse dentro de sí. Korra no lo sabía, pero apenas terminara de limpiarla, ella era quien se la iba a comer, más tiempo sin probarla no podía resistir.
Y tras eso seguramente se repetiría indefinidamente el placentero círculo vicioso de dar y recibir.
En definitiva, esa noche, ninguna de las dos iba a dormir.
Notes:
¡Hola!
Ok, aquí está el escrito smutt para quienes lo deseaban.
¿Es mucho? ¿Es poco? ¿No es lo que esperaban? Sorry not sorry.
Desde hace un tiempo tenía planeado escribir algo así en este día, ¡Vamos que el tema daba para esto! Para algo sano con mascotas ya tengo mi fic de “No me gustan los perros” que está a dos capítulos de terminarse jajaja.
Menos mal a mi vida llegó la grata inspiración para escribirlo (a la cual inmensamente agradezco), mezclando quizás por demás algunas cosas y como siempre la idea evolucionando conforme escribía… pero creo que no quedó mal.
Consideré hacerlo omegaverse… pero al final dije Naaa. Así que cualquier cosa imaginen a Asami Alfa si gustan de la dinámica; y si no, creo (pero no aseguro) que en el día 29 o 31 podría escribir algo así. No sé, habría que ver de qué mood estaré y si me inspiro de nuevo para ello.
En fin, como siempre espero les haya gustado y gustosa leeré sus comentarios; estamos cada vez más cerca de la meta.Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 25: 25.- Transformación: Opciones
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
25.- Transformación: Opciones
Aún en su desesperación, Asami analizó sus opciones; las cuales, para su desgracia, no eran muchas ni las más alentadoras.
Quería golpear algo por no poder evitar que esto sucediera y quería llorar a mares por lo acontecido; pero sabía que no sacaría nada más que lastimarse con lo primero y su cuerpo no estaba lo suficientemente hidratado para lo segundo.
Además, posiblemente en el último año había gastado todas las lágrimas que su cuerpo podía haber generado.
Un sonido a pocos metros llamó su atención y mientras apuntaba la única linterna con batería que le quedaba, empuñó con mayor fuerza su espada. Sabía que no serviría de mucho, pero hace una semana se habían acabado las municiones y ahora esta era su única defensa.
Para su suerte (si es que había alguna en esa pesadilla viviente) no era nada más que un trozo del techo de aquel túnel abandonado en el que estaban, desmoronándose por el paso del tiempo, como sus propias esperanzas.
Suspiró aliviada, pero no bajó la guardia. Aún estaba en una compleja situación: Estaba cansada, no había comido en una semana y no había encontrado una sola gota de agua apta para consumo humano en tres días.
Lo peor de todo es que no era la única, y que todo lo relatado no era ni por asomo su principal problemática.
Un quejido de dolor a su lado la angustió y, pese al riesgo, soltó con premura su única arma y la linterna para asistir a la fuente del mismo.
—Korra, cariño… finalmente despertaste…
—S-Sami… ¿Q-Qué sucedió? ¿D-Dónde estamos?... ¡Ouch!
Un nuevo gemido de dolor provino de los morenos y resecos labios cuando Korra intentó incorporarse, la tormentosa punzada proviniendo del espacio entre su cuello y hombro. Asami inmediatamente la detuvo y la hizo descansar nuevamente sobre el montón de tierra donde la había acomodado.
—No debes moverte cariño, estás lastimada… Quédate quieta ¿Sí?
—¿Lastimada? ¿Pero de qué…? -preguntó Korra, dirigiendo la mano contraria del lado lastimado hacia la herida que por la localización no podía ver. Su acción fue cortada a rajatabla por su esposa, que capturó su mano en el aire.
—N-no te toques… no es nada, amor… -Susurró la pelinegra, intentando ocultar su nerviosismo con una alentadora sonrisa, pero sin mirar directamente a los ojos de su amada. Solo a sus manos unidas, las cuales poco a poco bajaba – Es solamente una pequeñez, creo que aún quedan unas gotas de alcohol en la botella de la mochila que pueden ayudar…
Asami soltó la mano de su esposa y bajó la mochila de sus hombros. Pero cuando se dispuso a buscar lo que necesitaba, fue Korra quien la detuvo con la mano de su lado sano.
—Sami, mírame. -Al ver que tras un momento Asami no cumplía su suave petición, Korra cambió su tono a uno más severo. -Mírame ahora, Asami. Mírame y dime que mi herida no es nada, que es solo una pequeñez.
Lentamente la mirada desgastada de bosque se topó con la del cansado mar, y no pudo mentir más.
La escueta sonrisa tambaleó hasta formar un tembloroso puchero y de los iris verdes comenzaron a brotar aquellas lágrimas que parecían ya imposibles de sacar.
Korra tragó grueso, suponiendo su verdadera realidad.
Dejó la mano de su amada y esta vez ella no la detuvo mientras llevaba la mano al origen del punzante dolor que aquejaba su cuerpo. Allí lo sintió.
La viscosidad de la sangre coagulándose.
La ahora conocida textura del tejido proximal rápidamente descomponiéndose.
La carne lacerada.
Y las marcas, las inconfundibles marcas de dientes.
La sola corroboración de la realidad despejó su neblina mental y trajo a ella un flashback de cómo se habían quedado sin provisiones y estaban muriendo de sed y hambre, pero una horda rondaba cerca de su escondite y era imposible salir sin que significase una sentencia de muerte. No obstante, algo la impulsó a armarse con una de las dos espadas, que gracias a Raava habían logrado conseguir, y salir a buscar alimentos entre escombros o por lo menos lograr cazar ratones.
¿La fuente de su valentía o falta de conciencia?
(Dependiendo del lente que lo viera)
Fácil, con cada día sin alimento su pareja palidecía más y más.
De por sí, antes de esa situación apocalíptica que había traído el mal de Vaatu al mundo, Asami había sufrido de anemia moderada; y dicha enfermedad solo se había agravado con los hechos que desde hace un año tenían que lidiar.
El día anterior la pelinegra había llegado hasta el punto de desmayarse por la debilidad… y ella no dejaría sufrir a su esposa más.
Debía cartas tomar y conseguirle comida y bebida inmediatamente… Pero como había dicho antes, era una sentencia de muerte.
Los no muertos seguían cerca.
Los no muertos la habían avistado.
Ella corrió con todas sus fuerzas, alejándolos del escondite de su amada, intentando escapar para su misión completar y luego volver a la improvisada casa. Ya había matado una rata y entre los escombros milagrosamente había conseguido un par de botellas de agua que, si las racionaban bien, podía durar una semana.
Debía ser suficiente por ahora, al menos la comida alcanzaría para su amada; ella estaba más fuerte y podía esperar un par de días a que otra presa apareciese.
No había contado con que sería un día de mala suerte.
Los no muertos la persiguieron.
Los no muertos la acorralaron.
Dejó muchos atrás y cuando no pudo seguir escapando, peleó valientemente con los que quedaron… pero, aunque parecía estar ganando, al final fueron demasiados.
Un no muerto a ella se había abalanzado.
Un no muerto la había marcado.
Desde allí todo se había tornado borroso. Parecía haber podido liquidarlo y a trompicones escapar de los dos más cercanos que la seguían atormentando, pero cada vez su cuerpo se sentía más pesado.
Con una mano había presionado la bolsa de caza que colgaba de su hombro sano mientras que con la otra se apoyaba en su espada, usándola como bastón para no tropezar y quedar tirada a merced de la horda que a lo lejos estaba escuchando.
Se acercaban, lo sabía. Pero ella debía poder seguir, llevarle lo necesario a su amada y…y lo inevitable sucedió.
La debilidad de su cuerpo la hizo trastabillar y caer. El dolor y el ardor que provenía de la mordida era insoportable, desesperante. Consideró clavarse su propia espada para terminar con algo tan agobiante… pero Asami la necesitaba, no quería morir, no sin verla nuevamente.
En eso, no sabiendo si era producto de alucinaciones por el dolor, vio a un ángel de piel blanca, aunque sucia; de cabello negro, aunque polvoriento y enmarañado; de una belleza gastada pero innegable para cualquier humano; corriendo hacia ella, gritando su nombre y luego sujetando su mano.
Sonrió pensando que, si allí terminaba su vida, al menos había visto al ser más maravilloso del universo; y todo se puso negro tras ese último recuerdo.
Un fuerte sollozo hizo a su mente volver a la escena actual. Su amada esposa, la mujer con la que había jurado estar en las buenas y en las malas, lloraba a cántaros, y ella no lo podía aguantar.
No resistía ver a su ángel salvador, que aún estando enfermo fue a auxiliarla de su suicida misión, sufriera más por la culpa de su bonachona, pero imprudente y unilateral, decisión.
Se limpió su propia sangre de los dedos en la ropa y estiró su mano sana para enjuagar las lágrimas de la manchada piel de porcelana. Al sentir los cálidos y callosos dedos, Asami se aferró a la mano de su amada, restregando su rostro en ella sin dejar de llorar.
Korra la dejó decantar sus emociones un poco, pero sabía que el tiempo apremiaba. Con la experticia de un año en aquel decadente vestigio de la antiguamente cosmopolita Ciudad República, sabía que, donde quiera que estuviesen, la horda pronto las encontraría…
Y aún si ese no fuese el caso, sus minutos de igual manera estaban contados.
Con delicadeza comenzó a apartar la mano de entre las temblorosas de su musa y aguantando el dolor se descolgó el bolso de caza para entregárselo.
—Cariño- comenzó a hablar la castaña, con voz áspera y agotada- Aquí hay una rata y dos botellas de agua. No es mucho, pero es lo que pude conseguir. Tendrás que cazar algo para comer en un par de días, pero sin mí el agua al menos te puede durar hasta dos semanas…
—Korra, no…- sollozó Asami, pero fue interrumpida por su pareja.
—Ve hacia el norte, como habíamos planeado hacer cuando la horda se alejará. El mapa está en la mochila y si el dato de los sobrevivientes con los que nos habíamos topado hace un mes es cierto, allí hay una comunidad en la que estarás segura. -Terminó indicando mientras seguía estirando su mano para que su esposa tomara el bolso. Al ver a esta abrazarse a sí misma y negarse a tomarlo, suspiró y con resignación retomó la palabra. - Asami, por favor…
—No, Korra… yo, yo sé que podemos salir de esto… solo debemos tener paciencia y esperanza, debe haber una cura. Hace medio año, antes del ataque al centro de estudios biológicos, habían personas que estaban investigando y decían estar a punto de conseguirla… verás que estarás bien mi amor y todo volverá…
—¡ASAMI! -El grito de Korra espabiló por completo a la ojiverde de su crisis. La ojiazul se sintió culpable de su exabrupto, pero tenía que hacerla reaccionar y aterrizar a la cruel realidad. Aún así, para sus siguientes palabras, trató de estar más calmada- Amor, dime ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que me encontraste?
Asami no contestó, era una pregunta trampa. Sabía de qué hablaba Korra.
La transformación se efectuaba normalmente en cuestión de segundos si el ser estaba demasiado debilitado y como máximo dentro de las primeras 2 horas si estaba en mejores condiciones antes de la contaminación del cuerpo… Y su pareja debía intuir que estaba al límite de ese tiempo.
Era verdad y se maldijo por ello, por no ser más rápida y llegar a tiempo.
La había sentido moverse de su lado, pero pensó que simplemente iba a hacer sus necesidades; era curioso como el cuerpo, aún en esa carestía, seguía generando desechos. No obstante, al no sentirla volver tras unos minutos, se preocupó.
Reunió fuerzas para incorporarse y al no ver su espada y bolsa de caza supo a que se había ido; por lo que no perdió el tiempo y cogió las pocas cosas de ambas, guardándolas en la mochila, y tras colgársela cogió su espada y salió del refugio mientras que con cuidado comenzaba a buscarla.
No estaba siendo muy efectiva ni rápida, su estado débil le jugaba en contra, pero al menos había podido escabullirse de algunos no muertos sin ser vista por ellos.
Siguió el rastro dejado por su amada, después de todo, con tanto tiempo juntas, ya conocía cómo actuaba y operaba… pero cuando finalmente la encontró, se horrorizó. Korra sangraba y estaba apenas sosteniéndose de su espalda, mientras a unos metros la horda se aproximaba.
Corrió hacia ella y la auxilió, confirmando su más profundo temor.
Ella había sido mordida… pero no había tiempo para la histeria o el temor.
La adrenalina a tope por la situación le permitió, aunque con dificultad, cargar a su desmayada pareja; y aunque por desgracia tuvo que dejar una de las espadas, por cuestión de logística y peso, al menos habían podido perder a la horda… por ahora.
Con dificultad y tomando ciertos descansos pudo llevarlas a ambas a relativamente buen recaudo, un túnel abandonado y en decadencia, pero que al menos les daba un techo y no les permitía estar en campo libre para ser vistas por los no muertos.
Pero todo ese traslado había llevado tiempo.
—Eso pensé…-susurró Korra, no necesitando más confirmación que la atormentada mirada de su pareja. Le extendió nuevamente el bolso y esta vez Asami, cabizbaja, lo aceptó- Ahora, ya sabes lo que viene, amor.
Sí, Asami lo sabía, pero eso no significaba que lo quisiera. Lamentablemente habían tenido que hacerlo en el pasado con muchos amigos, tanto de los que tenían previo a la catástrofe como a los hechos en el transcurso de ese horrido viaje. Pero pese a todo, nunca se imaginó tener que con su esposa ejecutar dicho acto piadoso pero deplorable.
—No puedo, amor…-susurró Asami, limpiando las lágrimas y mucosidad producto de su fuerte llanto, con la manga de la harapienta blusa- no puedo matarte.
Korra cerró los ojos y asintió. Era algo que de antemano había supuesto que sucedería.
—Entonces, cariño, dame la espada y vuelve en 5 minutos para llevártela…-susurró con tono tranquilo, uno que lejos de calmar a su pareja la enfureció por su aparente quemeimportismo.
—¡¿Estás loca?! ¡¿Qué mierda te pasa?! ¡No te das cuenta que no quiero matarte ni que te suicides?! ¡¿Cómo puedes estar tan relajada?! ¡Maldita sea, Korra! ¡Vas a transformarte en uno de esos… de esos monstruos! ¡Me vas a dejar y yo… yo… yo sin ti no…!
La frase no pudo ser completada por una nueva ola de llanto.
Korra, lejos de enojarse por el ataque de furia hacia su moribunda persona, sintió una profunda pena. Con dificultad abrió sus brazos y Asami sin dudarlo se acurrucó entre ellos, intentando no topar el lugar lastimado.
—Está bien, mi vida. Sé que eres más inteligente que yo, sé que en toda la odisea que debió ser ponernos a salvo pensaste ya en las posibles acciones. Dime, mi amor, tus opciones.
Efectivamente, la cansada pero siempre productiva mente de Asami había pensado sin parar hasta determinar que solo había cuatro claras opciones a tomar, las cuales a su pareja le comenzó a explicar.
1.- Matarla.
2.- Darle un arma para que se suicide.
3.- Dejarla, irse y que la transformación hiciera lo suyo.
4.- O…
La ultima opción, la que recientemente había completado el cuarteto, la que había venido a su mente tras analizar que hacer las otras tres le era sencillamente imposible.
—¿Estás segura, mi ángel? -susurró Korra, sabiendo de antemano la respuesta.
—Totalmente, no tengo ni un ápice de duda- respondió Asami, dejando el bolso de lado y enfocándose en abrazar a su esposa.
—Sabes que no estoy de acuerdo y que preferiría cualquiera de las tres opciones anteriores con tal de saberte bien… ¿Verdad?
—Lo que no entiendes es que, sin ti, simplemente no lo estaré. Además, no seas hipócrita, amor… tú hubieras llegado a la misma conclusión en mi lugar.
Aunque lamentándose un poco por el dolor y con lágrimas saliendo de sus ojos por la mísera y raramente íntima situación, Korra río por lo bajo, mientras abrazaba a su esposa y acariciaba sus cabellos.
—Sabía que dirías algo así, Sami… y es verdad. Yo estaría haciendo lo mismo que tú en estos momentos.
La pareja se quedó en un cómodo silencio de aceptación por unos momentos. El dolor en Korra y el llamado del desvanecimiento querían vencerla, pero resistió para poder aprovechar con su amada hasta el último momento. Asami volvió a hablar y eso le permitió apartarse un poco mentalmente de aquella mortuoria sensación.
—Lo siento porque el producto de tu viaje no vaya a ser aprovechado…-se disculpó, pensando en la comida cazada y el agua.
—No te preocupes, cariño. Quizás alguien más lo encuentre tiempo después y le sirva. Además, se podría decir que dentro de poco estaremos a mano ¿No? Lo que pasará… pido también disculpas de antemano porque no será bonito…
—Supongo que es una forma de decirlo… -Meditó la ojiverde antes de volver a hablar- ¿Sabes qué es lo bueno? Que aunque seguramente al principio duela, dada la condición en la que estoy seguro será todo más rápido que en ti.
—Ay mi adorada Sami- susurró la castaña, negando con la cabeza levemente- solo tú podrías ver algo bueno en todo esto…
Korra apartó un poco a su esposa, dándole una sonrisa torcida, la cual fue dulcemente correspondida.
Ambas estaban inconscientemente llorando cuando se acercaron para darse un último profundo beso. Un encuentro de labios amoroso pero agridulce, con lágrimas que provenían tanto de la pena por la situación, como de la resignación y de la satisfacción al saberse juntas incluso en ese nuevo paso que tendrían que dar.
El beso fue interrumpido por un quejido de dolor de la morena, cuya piel rápidamente estaba palideciendo. Un sudor frío la comenzó a recorrer y los reconocidos espasmos musculares estaban comenzando… la transformación estaba iniciando.
Asami se colocó a horcajadas sobre su esposa y la abrazó contra sí, con todas sus fuerzas, hundiendo el rostro de ella entre la zona de su cuello y hombro derechos, mientras le susurraba sin parar.
—Aquí estoy, amor. En la salud y en la enfermedad. Aunque la muerte nos quiera separar estaremos juntas, juntas hasta el final, juntas por la eternidad.
Con un último mutuo “Te amo” susurrado, el dolor finalmente apareció en el hombro de Asami.
Mientras aferrada a su esposa sentía el llamado del desvanecimiento, con la transformación rápidamente haciendo mella en su ser; pudo reconocer a lo lejos nuevamente el sonido de la horda aparecer.
Al menos esta vez no habría nada que temer.
Notes:
¡Hola!
Esta originalmente iba a ser una continuación del capítulo 15… Pero ya que el capítulo anterior fue XXX, decidí equilibrar la balanza con algo trágico. Además, con el tema del día quería algo de Halloween o monstruos, por la cercanía de dicha fecha (y porque no creo poder actualizar Click este año por falta de tiempo y creatividad para plasmarlo).
Como ya he escrito con respecto a ellas con relación a lobos y vampiros, pensé que hacía falta un ser nuevo para transformarlas… solo que la idea se fue lejos de lo terrorífico y más a lo sentimental para intentar hacerlos llorar.
Quizás no da taaaanta pena como el capítulo 10 (Que cada vez que recibo una notificación de que lo comentan, leo partes y hasta yo me pongo nuevamente a sollozar) pero creo que está al mismo nivel de sensibilidad que el mismo capítulo 15.
Aunque, como siempre y así sea en una doble tragedia, me incliné por un final juntas… es que, en mi corazón irremediablemente romántico y absurdamente idealizador, no las concibo a la una sin la otra.
Por cierto, quiero agradecer a MoonGrey por ayudarme con la música para poder escribir esto. Sin sus idóneas recomendaciones no podría haber entrado en el mood para hacerlo.
Espero que les haya gustado. Si se les apretó la garganta o empañaron los ojos, déjenmelo saber (Y sino también, para saber que debo ser más trágica la próxima vez).Saludos,
Le chat et l’abeille.
Chapter 26: 26.- Espacio: El espacio de la resolución
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
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26.- Espacio: El espacio de la resolución
—¿Estás segura de que esto funcionará, Jinora?
Cuando la adolescente iba a contestarle a su hermana, su hermano menor interrumpió, respondiendo con ímpetu en su lugar.
—¿Por qué le preguntas a ella? ¡Este fue mi plan y claro que funcionará!
Ikki volteó los ojos y volvió a ver a su hermana, pero esta simplemente se encogió de hombros y asintió resignada.
Mientras los tres jóvenes maestros aire se alejaban del lugar, Jinora se puso a pensar: Si bien no estaba en absoluto segura que ese plan dudosamente estructurado funcionase… no había otra cosa más por probar.
Lo que estaban haciendo, era para un bien mayor… ¡Quizás hasta mundial! Después de todo estaban hablando de la estabilidad emocional y sentimental de El Avatar.
“Sí, todo es por el bien de Korra… y el de Asami también” -pensó la hermana mayor del trío, y era verdad, pues la situación ya se había tornado de castaña a oscura y resultaba insostenible en la actualidad.
Todo había comenzado tras el regreso de Korra después de sus tres años de ausencia radicando en la Tribu Agua del Sur para recuperarse de las heridas infringidas por Zaheer. Su vuelta había sido bien recibida por todos sus amigos en Ciudad República. Incluso los ciudadanos, los medios y hasta el mismo Raiko estaba contento de tenerla nuevamente en la prolífera poli… pero había una persona a la que por lo visto su regreso, a la par de felicidad, causaba otros sentimientos.
Asami, la heredera de Industrias Futuro, aquella chica que se había vuelto una aliada imprescindible para la resurgente Nación del Aire y prácticamente era un miembro honorario de la misma… no había por lo visto perdonado por completo la nula comunicación que El Avatar tuvo en esa etapa de su vida.
Claro que ellos no lo supieron de inmediato; de hecho, pensaron que, tras el casi secuestro del Príncipe Wu, del cual Korra les había contado aquella noche al volver de la reunión con sus amigos, parecía que ella y Asami habían limado asperezas… pero no fue así.
Solo el pasar de los días sacó a la luz la situación real.
Cada vez que Asami visitaba la isla y por A o B motivo se mencionaba el periodo de ausencia, ella y Korra terminaban discutiendo así sea por la más pequeña cosa.
De la misma manera, cada vez que la Maestra de los Cuatro elementos iba a la ciudad, volvía totalmente enfurruñada por las peleas que tenía con la que otrora había sido (y que en el interior aún consideraba) su mejor amiga.
La situación, aunque lamentable, había sido aguantable en un principio… pero ya cuando Asami dejó de ir recurrentemente a la isla y Korra pasó de los refunfuños a la tristeza, el aislamiento y la agresividad al más mínimo confrontamiento, sabían que esto debía parar… y que esta era una misión para ellos.
Después de todo Korra no solo era El Avatar, y la reencarnación de su abuelo… No. Ella era prácticamente su hermana mayor y la amaban con todo el corazón. Y Asami había ayudado tanto a su familia y era tan linda con ellos que ya no podían concebir no verla y convivir con tan querida miembro honorario de su familia.
Pero por Raava, ¡Ellos ya habían intentado todo y nada había funcionado!
Habían mandado cartas y regalos fingiendo ser la una con la otra (causado lamentablemente aún más fricción).
Habían tratado de razonar con ambas partes (ninguna les hizo caso).
El resultado era por desgracia siempre el mismo: ellas seguían ignorándose y cuando por fuerza mayor se topaban, terminaban peleando. Ellos estaban cansados de presenciarlo.
Incluso desesperados habían intercedido a los espíritus para que les ayudaran… pero estos, al igual que sus padres, les habían dicho que no se inmiscuyeran, que era asunto de ellas, que como se querían al final todo resultaría bien, que no se preocuparan.
Inconcebible.
¿Cómo no preocuparse por el bienestar de las dos figuras más importantes de la ciudad que eran prácticamente de la familia?
¿Cómo no querer solucionar esa fricción estando a las puertas de un ataque de Kuvira?
No, no, no. Ellos no debían rendirse, debían esforzarse más y tratar de ayudar.
Fue allí cuando a Meelo se le ocurrió ESE plan.
Analizando el asunto, ellas lo que necesitaban era hablar hasta solucionar todo, conversar en un lugar que no les diera opción a escapar para que de esa manera trascendieran de los conflictos de sus propios puntos de vista y por fin entre ellas recuperaran el equilibrio y la paz.
Por ello, “El espacio de la resolución” era la idónea opción. Una habitación especial y tradicionalmente utilizada por los nómadas en los Templos del Aire para que sus miembros limen asperezas a toda costa. Este antiguo método se copió y adaptó al templo de la isla en su creación en tiempos de Aang teniendo como principio base forjar unidad, aunque gracias a Raava nadie había tenido que llegar al extremo de usarlo… hasta la actualidad.
El último pensamiento de la mayor de los tres hermanos era que esperaba ese método en verdad funcionase… no solo por el bien de sus dos amigas, sino para no tener que explicarle a su padre que por culpa de ellos tendrían que buscar un nuevo cabecilla para la empresa más importante de las Cuatro Naciones y, sobre todo, un nuevo Avatar.
En retrospectiva, Korra sabía que debió prever que había gato encerrado.
Los tres jóvenes maestros aire (que tanto amaba como hermanos pero que ahora quería matarlos) se habían portado muy misteriosos últimamente y las razones para llevarla hasta allí habían sido por demás confusas e ilógicas… pero ella primero había asumido que era su culpa por la apatía y desazón que le provocaba la situación con Asami, que por eso no estaba prestándoles la debida atención. Grave error.
Ahora, estaba encerrada con el motivo de sus conflictos internos y no era nada agradable el cómo la fulminaba culpándola con la mirada.
—No me mires como si fuese la única culpable, tú tienes tu propia parte de la tarta en esta fiesta, Sato.
Escuchó un bufido como respuesta y, aunque pensó no tendría más sonidos de ella, la dulce y acusadora voz de la CEO más importante de Ciudad República, resonó entre las cuatro paredes que las encerraban.
—No he dicho nada, Avatar. Pero si vamos a hablar de esto, sí, creo que es tu culpa. Yo ya ni vengo aquí y tú vives con ellos… ¡Debiste saber que planeaban algo!
—Pues no, ser Avatar no me hace lectora de mentes -respondió con saña, no queriendo admitirle que había estado demasiado distraída y meditabunda por su problema con ella como para pensar bien las cosas- Y tú que eres tan inteligente debiste intuir que meterte en una habitación extraña no iba a traer nada bueno… es más, como bien dices ya ni vienes a visitar la isla ¿Cómo fue que te atrajeron?
La CEO se quedó rígida cual piedra y sudó frío.
No, no le confesaría a Korra cómo la atrajeron diciendo que el Avatar estaba gravemente herida pidiendo verla, y que ella, obnubilada por el amor y la preocupación, había dejado de lado cualquier buen juicio, indicio o precaución, todo por estar a su lado. No, prefería beber jugo de cactus antes de admitir tal humillación.
—Yo, bueno… ¡Son muy convincentes y eso no viene al caso! El punto es cómo por todos los espíritus saldremos de este sitio - Estuvo a punto de tartamudear al verse atrapada por la pregunta, pero en cuestión de segundos se recuperó y desvió la conversación.
Ambas mujeres continuando discutiendo y culpándose, pero al final desviaron las llameantes miradas matadoras que se habían estado propinando y se hizo un tenso silencio mientras cada una cavilaba sus asuntos y buscaba salidas a dicha habitación… pero aquello parecía ser imposible. El cuarto parecía una austera y extraña fortaleza impenetrable.
Una fortaleza impenetrable que comenzaba sonar, vibrar y…. no, no puede ser posible. Debía estar alucinando… ¿Verdad? Pero su esperanza de la pérdida de cordura (que, para esta situación, hubiese sido preferible) se vino abajo cuando la melodiosa voz de su secretamente adorada pero externamente odiada Avatar, llamó su atención.
—S-Sato … ¿Soy yo o las paredes se están moviendo y el cuarto se está haciendo más pequeño? - susurró con creciente temor
—Créeme que me gustaría tanto decir que eres solo tú, Avatar… pero no, yo también lo veo… -respondió con igual tono bajo, y tragando saliva al ver el lento movimiento de las barreras de concreto que las estaban encerrando.
—¡¿Qué rayos es este sitio?! -exclamó la morena, comenzando a entrar en pánico.
—No lo sé, tú eres la de las vidas pasadas, ¡Si no las hubieses perdido quizás lo sabrías! - respondió con igual desesperación. Sin embargo, apenas profirió dicha frase, se dio cuenta de su error.
Korra se puso rígida y su mandíbula se apretó. Asami supo de inmediato que había tocado una fibra sensible para la que en el fondo aún consideraba su mejor amiga, y para su desgracia lo constató al escucharla hablar con un tono dolido de voz.
—¿Acaso no te basta con recriminarme la ausencia de estos años? ¿Ahora también me recriminarás por la pérdida del vínculo con los avatares pasados? Sabiendo que en ninguna de las dos ocasiones fue realmente mi voluntad que sucediera la atrocidad desencadenante de esos hechos…ese es un golpe bajo hasta para ti, Sato.
La CEO se sintió culpable, la congoja en su pecho era realmente grande ya que ella sabía en el fondo que Korra tenía toda la razón. No obstante, las heridas podían más, el resentimiento por la casi interminable espera no era algo que sencillamente pudiera superar; por ello, en vez de disculparse, prefirió seguir discutiendo con el Avatar.
Los comentarios sarcásticos iban y venían a diestra y siniestra, argumentos sobre ausencias, impulsividad, exceso de trabajo, indiferencia o cualquier falencia que entre ellas se hayan notado y que sirvieran como puñales para ganar la contienda.
Cada palabra, cada grito y ademán enojado y recriminatorio aumentaba exponencialmente con los movimientos de las pareces encerrándolas, lo cual las llevó a idear y descartar planes aún mientras seguían batallando entre ellas.
—Debe haber un interruptor secreto, o bloque trampa que sirva para desactivar el mecanismo diabólico de esta habitación… -caviló la CEO mientras desesperadamente tanteaba por las paredes de la ahora más corta habitación.
—Esas son tonterías que salen solo en las Varrickmovies. Debería entrar en estado Avatar y acabar con esto de una vez…
—Y con ello seguramente acabarías también con nuestra existencia. Algo tan poderoso, pero aún un poco inestable por lo que me dijiste, liberado en un espacio tan pequeño, sencillamente no es buena idea.
Cada mujer estuvo encerrada en su idea, por lo que la discusión nuevamente se avivó con mayor ímpetu, generando un mayor movimiento en la premura del acorralamiento de las paredes, hecho que llamó la atención a Asami.
—Shhh… cállate. -solicitó Asami, de repente. Hecho que no le hizo gracia al Avatar.
— ¡Oye, no me estés callando, Sato!- expresó furibunda, dando un puchero.
—No, en serio Korra, calla y mira. -Ante la seriedad del tono de la CEO, Korra hizo lo que se le pidió y tras unos largos segundos, finalmente la morena exclamó.
—¿Paró?
—Sí. Cuando nosotras…
—Cuando nosotras peleamos, el cuarto se achica e intenta aplastarnos.
—Exacto, pero cuando callamos todo se detiene y ya no intenta matarnos…-completó la CEO.
Ambas mujeres se sumergieron en otro silencio sepulcral, intentando captar algún movimiento de las paredes de aquella misteriosa habitación, pero nada. Fue nuevamente Korra quien, sin pelos en la lengua, rompió el silencio expresando lo que ambas pensaban.
—Muy bien. Descubrimos que discutiendo las paredes se van cerrando y callando todo se detiene. No soy claustrofóbica pero incluso yo estando en este espacio tan reducido me estoy comenzando a sentir un poco sofocada así que… ¿Cómo saldremos de aquí?
—Eso es justamente lo que estoy tratando de dilucidar…- susurró Asami, más que nada para sí misma.
Este era un enigma como los que tanto le gustaban resolver a la ojiverde. Pero sentía que más que buscar una explicación de la mecánica de aquellas misteriosas paredes (la cual suponía se resumiría en la siempre confiable "Magia Espiritual"), necesitaba dejar de lado esa curiosidad innata y en verdad concentrarse en cómo salir de allí.
Cavilando y cavilando su ágil mente llegó a una conclusión "Lógica" (o lo más lógica que se podría tener en dicha situación); sin embargo, su orgullo no quería aceptar que esa sería la solución.
Aún así, teniendo ya la posible respuesta en la punta de la lengua, le fue imposible no compartirla con la mujer morena que estaba visiblemente nerviosa a su lado, pero también esperanzada de obtener de ella una milagrosa solución.
—Creo tener la respuesta, es tan sencilla como compleja a la vez... -viendo a su contraparte dar un asentimiento y tragar saliva esperando atentamente a que prosiga, continuó- Si peleando las paredes se cierran y callando se detienen... entonces haciendo las pases... deben abrirse y liberarnos finalmente.
Nuevamente silentes. Al menos no era discusión, punto a su favor.
Korra volvió a tragar grueso, estando en shock. Pese a su ímpetu adolescente, que dicho sea de paso aún duraba hasta ahora en su etapa de joven adulta, no se consideraba una persona orgullosa. Incluso podría decirse que era humilde, todo gracias a las enseñanzas tan duras que la vida le brindó.
Pero de allí hasta hacer las paces con Asami después de como la pelinegra injustamente la había tratado... No, simplemente no.
No era orgullo... ¡Era amor propio!
Hacer las paces significaría disculparse por algo de lo cual no tuvo control.
Ella no quiso quedar parapléjica.
Ella no quiso abandonarla.
Ella en verdad hubiera dado todo por haber estado bien y podido seguir con el plan mental que tenía... aquel de que, cuando venciera a Zaheer, tomaría el valor necesario para a Asami invitarla a salir.
Pero no. La vida, la maldita vida la había obligado a otro camino seguir.
Korra apretó el puño que hasta el momento no sabía que estaba formando y sintió que las lágrimas de sus orbes de mar comenzaban a salir.
No, ella no se disculparía por eso. No era su culpa...
Pero... pero...
"Pero sabes que hay cosas que sí estuvieron bajo tu control... que pese a tu difícil situación podías haber actuado de otra manera... con más empatía y consideración"- La voz de Raava, desde su interior, habló.
Y como siempre, tenía razón.
Korra sabía que quedar en ese deplorable estado no fue su elección... pero también conocía a la perfección que su actuar no fue el adecuado en dicha situación.
Por mucho que fuese justificado por el mal estado físico y psicológico en el cual había quedado, fue por demás desconsiderada con sus padres, con sus amigos y sobre todo con Asami; aquella mujer que no solo había ganado un puesto en su corazón como "mejor amiga", sino que los sentimientos hacia ella habían evolucionado y crecido a tal punto en que, cada día en el sur lejos de ella, era lo que más le dolía.
Cuanto se había arrepentido de no aceptar su oferta de acompañarla... la distancia había hecho todo más oscuro y difícil para su alma atormentada.
Pero aún pese a todo lo vivido, a haber sido herida y haberla herido, a lo dicho y no dicho... sabía que en el fondo aún la amaba.
Como camarada, como amiga, como mejor amiga y como el "algo más" que nunca pudo ser, pero que aún tenía la esperanza de que, con el tiempo, se concretara.
Sí, ella había sido una estúpida por no escribirle, por no compartir su destrozado corazón con la única persona a la cual anhelaba.
No se culpaba, habían sido tiempos confusos y difíciles; pero si pudiese volver en el tiempo lo corregiría... y ya que no era posible eso, con sinceridad se disculparía.
Mas cuando Korra respiró profundo y abrió sus labios para por fin comenzar con las disculpas que sabía Asami se merecía, unas disculpas aún más profundas y sinceras que aquellas que en el día de su reencuentro pudo dar... la voz algo quebradiza pero no por eso menos perfecta de su acompañante, rompió el silencio sepulcral.
—Korra... yo... yo lo siento. -El rostro de incredulidad de la morena hubiera resultado gracioso en otro contexto; no obstante, el corazón de Asami por fin se había envalentonado a proferir las palabras que tanto le habían costado admitir. -Lo siento por todo lo que te he dicho.
—Asami, no tienes que...
—No. -Interrumpió la pelinegra, colocando un dedo sobre los labios de la castaña antes de bajar nuevamente su mano- Sí tengo que. No te mereces toda la mierda que te he lanzado desde que has vuelto... y yo lo sé. Sé que no fue tu elección salir herida y necesitar tanto tiempo para recuperarte. Solo que... te extrañaba tanto y estaba tan herida... y aún me siento de ambas maneras, incluso teniéndote aquí a mi lado...
—Eso es porque, de cierta manera, sí merecía algo de duras palabras, Asami... -al ver la expresión confundida en el tristón rostro de porcelana, Korra continuó- si bien como dices, no fue mi elección nada de eso, sí lo fue el aislarme y mantenerme así. Mi intención no fue nunca lastimarte… pero al no responderles... al no responderte… no consideré tu sentir...
—Pero no fue tu culpa, sé que estabas tan rota...
—Sí, Asami. Pero eso no me daba el derecho de, con mi silencio, romperte también a ti. -Afirmó la ojiazul con determinación, mientras en una muestra de aún mayor valor y compromiso, se atrevió a coger las manos aperladas entre sus falanges caoba. - Y por eso lo siento, Sami. Lo siento mucho por no ser una buena amiga para ti en aquel momento y haber lastimado tu corazón...
—Yo también lo siento, por molestarme y culparte por algo que estaba fuera de tu control…
Ambas mujeres, aún agarradas de las manos, se dieron tímidas sonrisas. Los orbes esmeralda y lapislázuli estaban en tan íntima conexión que ninguna se fijó en el leve cimbrar del suelo a su alrededor. Dando un ligero apretón a las bonitas manos blancuzcas, Korra la palabra retomó.
—Ya que por desgracia ni ser el Avatar me da la facultad de devolver el tiempo, aunque ganas no me faltan para poder actuar diferente, solo puedo decir que aquí estoy para ti. Asami y que aquí me quedaré. Que pase lo que pase ya no huiré.
—¿Finalmente me dejarás apoyarte? -cuestionó aún dudosa, pero esperanzada. Su sonrisa se ensanchó un poco más al ver el efusivo asentimiento de la castaña.
—Tanto para dejarme apoyar como para apoyarte cuando lo necesites. Porque pese a todo, para mi sigues siendo mi mejor amiga y yo te a... a-apoyaré siempre y en todo lugar porque para mí eres alguien muy especial.
Korra logró carraspear y a duras penas lograr ocultar los sentimientos que su corazón moría por vociferar. Para su buena suerte Asami pareció no darse cuenta, pero evidentemente las palabras habían calado de buena manera en ella, ya que en sus ojos de bosque comenzó a lloviznar.
El movimiento de acercamiento físico esta vez vino por parte de la CEO. La cual en un abrir y cerrar de ojos se abalanzó a abrazar a la querida y mejor amiga que tanto había extrañado. A la mujer con quien tanto había soñado, a su amada secreta con quien nuevamente sentía podría a futuro tener algo.
Sí, para las dos aún faltaba tiempo y sanación, pero el perdón mutuo a ambos corazones liberó.
Con el peso desechado de ambos espíritus que nuevamente danzaban unidos, las paredes del recinto nuevamente se movieron. Esta vez no para aprisionarlas por sus pleitos, sino para liberarlas por su amoroso gesto.
Ambas mujeres no se dieron cuenta del cambio a su alrededor y de la reaparición de la puerta hasta minutos después, todo por estar perdida en la mutua calidez.
Mientras finalmente salían de aquel misterioso cuarto, por sus mentes nunca pasó encontrar la explicación de la horrida, situación pasada ni atrapar a los culpables de dicho terror. En su lugar se enfrascaron en elegir un lugar para poder ponerse cómodas y conversar, por lo que acordaron ir a Narook's y de allí a donde la noche las quisiera llevar.
A lo lejos, ocultos entre las ramas de unos árboles, siendo camuflados por las frondosas copas y lémures voladores que a diestra y siniestra iban y venían sin parar, tres hermanos maestros aire veían triunfantes como había funcionado su magnánimo plan.
—¿Ven que “El espacio de la resolución” fue la solución? ¡Nunca dudé de nuestro plan!
—Y entonces Meelo ¿Por qué casi te orinas en los pantalones cuando las chicas se pusieron a discutir y parecía que las iban a aplastar?
Mientras sus hermanos menores discutían, Jinora suspiró contenta, ignorándolos y viendo a las dos chicas alejarse, con los espíritus rodeándolas en paz.
Algo dentro de sí le decía que, con su quizás algo imprudente y traviesa idea, habían ayudado a abonar el que sería a futuro el más hermoso campo de rosas que el amor pudiese crear.
Notes:
¡Hola!
A los tiempos que paso por aquí. La verdad la vida últimamente ha estado un poco agitada y entre la nueva rutina y la falta de creatividad no había tenido cómo completar este escrito.
Creo que salió algo trillado, sí, pero de cierta manera bonito y con moraleja de que el perdón y el amor son una gran fuerza ♥...
Una gran fuerza que no utilizo porque soy malosa y rencorosa buajajajajaja.
En fin, ya en serio, cada vez falta menos de este fic que sí que me ha costado escribir… ¡Ni más me apuntaré a retos mensuales! ¡Y ni yo misma puedo confiar en mis palabras! jajajaja
Agradezco un millón de veces a MoonGrey por incentivarme a escribir... así sea para no perder contra el monstruito de turno en la página que me mostró. Sin ti seguiría con este día estancado, así que eres realmente genial.
Ahora sí me despido, ojalá que la procrastinación de no querer hacer la tesis o la planificación terapéutica de mis pacientes de las prácticas me dé algo de creatividad para terminar rápido los días que faltan.Saludos,
Le chat et l'abeille.
Chapter 27: 27.- Una Cama: Orgía Improvisada
Notes:
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Chapter Text
27.- Una Cama: Orgía Improvisada
Las ruedas de la moto de Asami derraparon cuando casi choca con un autobús, pero lejos de amedrentarse y recapacitar, retomó su camino dejando atrás al enojado conductor.
Poco le importaba eso... de hecho, poco le importaba algo que no sea llegar a su casa lo más pronto posible.
La casa que compartía con su novia, Korra.
La novia que en ese mismo momento la engañaba en su incipiente hogar.
Apretó las manos alrededor de las manijas de la moto y rechinó los dientes con rabia mientras aumentaba la velocidad.
Seguramente, si no la apresaban en lo que faltaba de trayecto por violar cualquier límite de velocidad creado en la humanidad, mañana por la mañana amanecería con un gran listado de multas descontadas de su cuenta bancaria, generadas por los sistemas automáticos de velocímetros para la seguridad vial.
Pero nada de eso importaba, no importaba el dinero perdido ni el riesgo de su propia seguridad.
Ella debía saberlo... debía corroborar con sus propios ojos si era verdad.
Si Korra la engañaba en realidad.
Sintió una constricción en el pecho de solo pensarlo, un dolor punzante que iba aumentando.
Es que ¿Cómo sería siquiera eso posible?
Era irrisorio, inconcebible.
No por falta de oportunidades, seguramente. Korra era muy guapa y había notado más de una vez que hombres y mujeres de ella no apartaban cándidas miradas.
Pero esa mujer solo era coqueta con ella, por lo demás era el epítome de la rectitud y la decencia.
Entonces... ¿Cómo es que se encontraba en la cama con dos mujeres ahora? ¡Palabras dichas por su propia boca!
Las tripas de Asami se retorcieron de desagrado, y eso junto con la velocidad le hizo dar ganas de vomitar; no obstante, aguantó y no aminoró el paso.
A su mente vino el chat que había tenido con su novia hace menos de 15 minutos, donde en medio del flirteo ligero que esporádicamente habían manejado durante el día, ella había confesado tan fresca y campante su traicionero acto.
Korbear ❤️: Amor, ¿Ya vienes a casa? Es tan injusto que tuvieras que ir a la empresa hoy sábado... ¡Te he extrañado tanto!
Lo siento mucho mi Kor-Kor, fue una emergencia.
Hubo este accidente laboral... menos mal no pasó a mayores, pero aun así queda papeleo médico que como representante de la compañía debo verificar. Creo que demoro un par de horas más...
Korbear ❤️: Mucho tiempo, ¿No puedes designarle el trabajo a alguien más? Van tres fines de semana seguidos ya :c...
No, lo siento por arruinar de nuevo nuestros planes sabatinos, cariño... Te recompensaré apenas llegue, lo prometo. ;)
Korbear ❤️: No te preocupes Sami, sé que tu trabajo es importante... ¡Pero sin duda cuento con esa recompensa! Después de todo, desde que saliste de casa, te hemos estado extrañando y ansiosamente tu regreso esperando.
... ¿Hemos?...
Korbear ❤️: Claro, amor. Julia, Juana y yo. La verdad sea dicha, y aunque me de vergüenza admitirlo, casi no hemos salido de la cama, más que para comer... ¡Es que me has puesto tan caliente con tus mensajes, que me ha sido imposible no tocarlas pensándote!
Estás… ¡¿tú estás tocándolas?! ¡¿A ambas?!
Korbear ❤️: Claro Sami, inevitable sucumbir al placer... pero queremos más. Por eso quiero que ya vengas, nosotras solas no nos bastamos, te necesitamos en la cama ya.
A dicho mensaje, por el shock, no había respondido. Solo había atinado a, en modo automático, dejar todo en manos de su secretaria Opal y, tras decir que no la molestaran hasta el lunes, salir volando como alma que lleva el diablo.
Un trayecto de 40 minutos hecho en lo que seguro serían 20... si sus cálculos no fallaban... y nunca lo hacían, al igual que su intuición.
Y eso era lo que no comprendía. Su intuición le decía que Korra nunca la engañaría... ¡Pero ella misma había confesado estar en la cama durante todo el día con dos chicas! ¡Y encima, por los nombres, parecían ser dos exóticas latinas!
¿Las habría metido a la casa cuando ella se fue a la oficina?
¿Las tendría ocultas bajo la cama o en el cuarto de visitas?
¿Qué tan descarada podría ser su chica?
Y la pregunta del millón...
¡¿Desde cuándo su novia estaba interesada en los tríos?!
Se suponía que, en una noche de copas, donde hablaron de situaciones hipotéticas relacionadas a temas candentes, habían tenido dicha conversación y ambas habían concordado en que sería insoportable ver a alguien que no fuese una de ellas mismas, dando placer a la contraria. Simplemente no podrían concebir ver a su amada en brazos de una extraña.
Entonces... ¿Cuándo conoció a esas latinas? ¿Desde cuándo se acostaban? ¿Y en verdad pretendía que se sumara a la causa, transformando aquel infiel trio en una orgía improvisada?
Finalmente, y tal como lo había calculado, llegó en 20 minutos, siendo lo más sigilosa posible al parquearse y entrar en casa para atrapar a Korra en el lascivo acto.
Aunque no es como si lo necesitara, la muy infame incluso la había invitado.
Una sinvergüenza, una total descarada, bien le había dicho su mamá en la niñez que debía cuidarse de las aguas mansas... ahora tendría que decirles a sus padres que debían quitarla del álbum de fotos y de las postales familiares porque seguro esto conllevaría al término de su amoroso viaje.
Ella no podría perdonarle a Korra una traición... "Si te lo hace una vez, te lo hace dos", pensó. Esa siempre había sido su máxima desde que su ex, June, la traicionó.
La diferencia es que a Korra la amaba con todo el corazón... ¿Podría perdonar un desliz, una infidelidad en nombre del amor?
Pero... ¿Y si no era algo del momento que pudiese dejar atrás? ¿Y si lo que Korra quería ya no era una relación de dos, sino una poliamorosa asociación?
Tantos pensamientos tumultuosos a la vez marearon a la pelinegra mientras silentemente subía las escaleras hacia la habitación que compartía con su pareja.
Un incipiente dolor de cabeza ganaba terreno con cada paso y el desbocado corazón que parecía haber subido a sus tímpanos, estaba latiendo inmensamente agitado.
Finalmente, estando delante de la puerta tomó aire y giró la manija, temerosa pero decidida a que, si fuese necesario, terminaría el noviazgo con el amor de su vida.
No obstante, muy contrario a la horrida imagen mental de un trio lascivo que la estaba atormentando, al abrir encontró a su pareja sola sobre la cama, semidesnuda, únicamente vestida con unas bragas, mientras parecía estar en una llamada.
—Entonces ¿Simplemente se fue? ¿Así de la nada? -La castaña pareció recibir una respuesta decepcionante a través de la línea y retomó la palabra- ¿Hace cuanto se fue?... Hmmm ya veo... No, no dejaré mensaje, creo que optaré por llamarla directamente. Me preocupa que le haya pasado algo a ella o a mis suegros. Gracias por todo, Opal.
La morena colgó la llamada, pero inmediatamente anduvo en su teléfono y comenzó otra, asustándose cuando el conocido tono del teléfono de Asami sonó a sus espaldas. Sin embargo, inmediatamente el rostro sorprendido cambió a uno feliz al ver a la ojiverde que tanto había extrañado y por la que se estaba preocupando.
Asami apenas pudo procesar que Korra había estado llamando preocupada por ella, cuando recibió el abrazo de su novia, sintiendo el torso desnudo de su amada a través de su fina ropa. Aunque confundida, inevitable fue corresponder al cariñoso acto. No obstante, cuando su sonriente novia se apartó, recordó el motivo por el que estaba allí y comenzó a pasar la vista de un lado al otro por toda la habitación.
La ojiazul extrañada, iba a preguntar qué buscaba, pero su recién llegada pareja se adelantó.
—¿Dónde están?
—¿Quienes? -cuestionó confundida, la morena.
—Esas, las tipas con las que has estado todo el día... con las que me engañas. -Ante lo dicho, Korra abrió la boca y los ojos de par en par, pareciendo un pez fuera del agua; pero antes de que pudiese salir de su estupor, Asami continuó- Escucha, sé que he estado un poco ausente últimamente, pero te amo infinitamente y me duele mucho que en vez de decirme lo que sucede, cómo te sientes y conversarlo abiertamente, hayas llegado al extremo de meter a nuestra casa a dos rompe hogares suripantas.
Separándose definitivamente del cuerpo de su amada, Korra seguía boqueando, impresionada por la confrontación. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que procesara lo escuchado y una sonrisa comenzara a formarse en sus labios mientras profería carcajadas que sonoramente iban aumentando.
Asami enrojeció de la indignación tal como Korra de la mera diversión por la situación; no obstante, al abrir los ojos y observar el visible enojo en el bonito rostro de su amada, intentó recomponerse un poco. Por lo que, entre risas, preguntó.
—¿Tú... tú en verdad crees que te estaba engañando, amor?
"¡¿Y se atrevía a llamarla Amor después de todo?! Si ahora esas tipas seguro eran su amor… No. No aceptaría un cuarteto, orgía, o como quiera que se llamase dicha libidinosa formación".
—¡Pues claro! -contestó más indignada- Tú me dijiste por teléfono que estabas con unas tipas, con una tal...
—Julia y Juana- Korra completó.
"Oh, genial, ahora me restriega los nombres de esas inmigrantes" -pensó mientras enrojecía más por la ira y se cruzaba de brazos. Pero antes de poder continuar peleando, Korra agregó.
—En serio no lo recuerdas... ¿Verdad? -cuestionó, enarcando una ceja.
—¿Recordar qué? -preguntó a su vez Asami, devolviendo el gesto de la ceja.
—A Julia y a Juana, Sami.
Asami bufó con incredulidad y declaró, algo exasperada.
—Oh Korra, créeme que recordaría si me hubieses mencionado antes a las mujeres con las cuales me estás traicionando.
Korra parecía estar a punto de volver a echarse a reír, pero se controló y continuó explicando con mucha paciencia y cariño.
—Amor, hace mucho tiempo, cuando recién iniciábamos los coqueteos de nuestra relación y jugábamos a verdad o reto, me retaste a confesar algo vergonzoso pero verdadero… ¿No recuerdas lo que te dije en aquel momento?
El ceño fruncido de Asami pasó a una expresión pensante.
¿A qué se refería Korra y por qué recordar eso era tan importante?
Pero la luz en su mente pareció encenderse cuando un recuerdo apareció de repente.
Estaban ella y Korra, haciendo videollamada y ante su reto la morena, había confesado algo avergonzada.
“¿Quieres saber algo vergonzoso de mí? Bueno, aquí va. La verdad sea dicha, tengo para mis senos un nombre particular…”
Al ver por la pantalla que la cara de Asami mostraba tanta confusión como curiosidad, Korra cogió valor y sacó de golpe la tirita de la herida, para hundirse en la vergüenza sin más.
“En resumidas y directas palabras: Cada una de mis tetas tiene nombre propio. La derecha se llama Julia y la izquierda se llama Juana. Y cuando estoy sola a ambas las quiero, las mimo y las nombro como si de personas reales se trataran.”
Oh mierda, era verdad… ¡Korra tenía toda la razón!
¿Cómo había podido olvidar tan importante información?
¡Le dolieron por días el estómago y la cara después de haberse reído tanto por tal revelación!
Además de que se ganó unos buenos golpes de su en ese entonces “amigovia” por burlarse de ella en cada ocasión.
Supuso que los cinco años transcurridos desde eso, tuvo algo que ver en olvidar aquel pequeño gran detalle.
Asami suspiró y su enojo comenzó a bajar al instante, siendo reemplazado por la vergüenza de saber que había lanzado injurias a su pareja y creado una tormenta en un baso de agua por sus cegadores celos abrumantes.
Tímidamente, con un susurro apenado, comenzó a hablar.
—kor-Kor… Yo me había olvidado… lo siento mucho, amor… no debí reaccionar así y dudar de ti… soy una idiota, una estúpida, una…
Su discurso de auto lamentación terminó cuando recibió un profundo beso de su amada. No supo cuánto duró, pero cualquier tiempo era poco, los labios de Korra le encantaban. Sin embargo, no tuvo tiempo de retomar el contacto, pues Korra se apartó sonriendo y hablando.
—No digas esas cosas, no estoy enojada… Incluso debo confesar que esto me ha parecido divertido… y hasta un poco caliente que te preocuparas tanto y me celaras. Solo no lo vuelvas a hacer, nunca dudes de que mi amor por ti es más grande que nada.
Asami se ruborizó por la gran vergüenza, pero no pudo refutar nada. En su lugar carraspeó y pidió una confirmación que, aunque obvia, la necesitaba.
—Entonces… ¿No me engañas ni tienes interés en estar en algún tipo de relación sexual o afectiva con más personas a parte de mí?
La ojiazul sonrió mientras sus ojos se volteaban. Inmediatamente abrazó a su pareja y entre besos mariposa en las mejillas, amorosamente la confortó con la seguridad que anhelaba.
—No, nunca lo haría, mi Sami. Solamente tengo ojos para ti ¿O por qué crees que acepté esta bonita sortija que en mi anular se encuentra alojada?
Asami bajó la vista a las manos de ambas que ahora se encontraban unidas, donde las sortijas en sus respectivos anulares resaltaban. La muestra palpable de que la pedida de mano de hace un mes fue aceptada, y que su novia era también su prometida y en un futuro no muy lejano sería su esposa adorada.
Sonrió ante la calidez de amar y sentirse amada, prometiéndose a sí misma no volver a dudar, sino preguntar antes de actuar desesperada.
—Te parece que, ya que por fin estoy aquí ¿Armar una maratón de películas, pizza y helado para este fin de semana? Sé que no es la cita que teníamos programada, pero…
Nuevamente un beso la acalló; no podía quejarse, así daba gusto ser silenciada.
—Amor, lo que sea, mientras sea a tu lado, será la mejor cita que una mujer podría haber deseado.
Ambas sonrieron, sintiéndose afortunadas de que en esta vida se hubieran encontrado. Así prosiguieron su noche, entre TV, comida rica y mimos amorosos que no tardaron en de tono estarse elevando.
Sin duda, una cita perfecta, tal como lo estaban deseando.
Notes:
¡Hola!
Ok esto me ha costado… ¡Pero finalmente solo me faltan cuatro!
Esta idea nació de algo que me comentó mi mejor amiga hace tiempo y fue inevitable querer plasmarla en algún escrito cómico. Por lo mismo es dedicado este capítulo a ella también, ya veré si se lo envío para que lo lea o lo dejo a la suerte de si alguna vez lo encuentra jajaja.
Y como siempre un final dulce, porque eso le falta a la vida.
¡Feliz navidad a todos!... y por si acaso no postee antes del 31… ¡Feliz año nuevo también!Saludos,
Le chat et l’abeille.
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