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Leisure Fusion

Summary:

Kanawut Trapipattanapong, un omega de 25 años divorciado y con un hijo, encontró la oportunidad de trabajar como asistente del CEO de Suppasitoont; emocionado por el trabajo, busca escalar desde su puesto como asistente, impresionando a su jefe con su dedicación e interés, a pesar de ser estudiante de último año de universidad. Gulf se esfuerza lo más posible por lograr sus metas, siendo su hijo y carrera lo más importante para él en todo momento. Al menos hasta que se descubre a si mismo interesado en su jefe, desarrollando más que una simple admiración y respeto.

Suppasit Jongcheveevat, alfa y CEO de Suppasitoont; un hombre que desde joven se ha visto centrado en mantener la revista que su familia se encargó de sacar adelante, sin preocuparse por conseguir a un compañero de vida o herederos, siempre concentrado en su trabajo. Eso hasta la aparición de Gulf, quien no solo es una cara bonita, sino que también alguien demasiado inteligente. Su asistente llega a poner su vida de cabeza, ganándose su interés sin siquiera quererlo.

Gulf y Mew están interesados el uno por el otro, más prefieren ignorar esos sentimientos por algunos malos entendidos que se presentan entre ellos. ¿Conseguirán estar juntos?

Notes:

¡Hola! Si llegaste hasta aquí significa que ha captado tu atención mi historia y no quiero entretenerte mucho, solamente tengo que aclarar algunas cosas.

Soy prácticamente nueva en el BL Tai, por lo qué hay cosas que no sé más trato de investigar lo más que pueda. Si tengo algún error, les agradecería que me corrigieran en comentarios o por privado, como gusten, más NO acepto sugerencias respecto a que hacer y que no en mi historia.

Esta historia es totalmente mía, ha salido de mi cabeza y he utilizado a Mew y Gulf junto a otros personajes para recrear mis ideas. La historia de trasfondo de los personajes principales y secundarios se irán explicando y revelando a medida que avancen los capítulos, pero estoy abierta a recibir preguntas, con gusto explicaré y contestaré sus dudas.

Habrá drama, humor y posible angust, también smut, más todo se irá mostrando a su tiempo, es una historia larga, así que se avanza a un ritmo no tan lento, pero tampoco tan rápido.

Breve explicación. La historia se centrará en Mew y Gulf, en la forma en la que manejan su vida. Mew siempre centrado en el trabajo y familia; Gulf en su trabajo, familia y estudios. Ninguno busca pareja por distintos motivos, mucho menos se toman un tiempo libre. Aquí verán como otros intentan que ambos se relajen y busquen la felicidad fuera del trabajo, que piensen más en sí mismos.

"Leisure Fusion" significa: fusión de ocio.
Ocio: tiempo libre dedicado a actividades que no son trabajo ni tareas domésticas.

El título de la historia (y revista) quiere dar a entender que la historia va a correr alrededor de que MewGulf necesitan un tiempo libre, salir del entorno laboral y doméstico, darse un tiempo para ellos (independiente si estén juntos o no).

Creo que es todo lo que necesitan saber. En los capítulos pondré estos que sean necesarios para entender la historia, sin más que decir, ¡disfruten la historia!

(See the end of the work for more notes.)

Chapter 1: Prólogo

Chapter Text

Miró por tercera vez en 20 minutos hacia afuera de la habitación, tenía una vista perfecta del pequeño niño de cabello ligeramente ondulado y de color caoba claro, jugando con un montón de legos en el tapete de la sala. Desde el pequeño estudio que tenía montado podía oír al niño hacer ruidos con su boca, hablando tantas cosas que Gulf no era capaz de procesar en esos momentos. Era de noche, por lo que habían unas cuantas luces prendidas en la casa: sala, comedor y estudio.

Observa por unos largos segundos al niño, soltando un suspiro cuando decidió apartar la mirada. Agradece que Jai sea lo suficientemente independiente para estar sólo y tranquilo un rato, hablando de un niño de 5 años, es una bendición que sea tan tranquilo. Aunque le encantaría unirse a su hijo, jugar por las noches es una costumbre para ellos, sobretodo desde que sólo son ellos dos en casa. 

¿Qué es lo que impide a Gulf ir a jugar con Jai? Bueno, las montañas de trabajos y tareas no se harán solas, eso es un hecho. En su escritorio tiene su laptop encendida, esa que tiene casi la misma edad de Jai, además de varios materiales: hojas de muchos colores, tijeras, pegamento, cartulina. Dios, quien viera a Gulf creería dos cosas: que es un profesor de primaria o que tiene una papelería en casa. La verdad es que la última opción  se acerca más a la realidad, pero todos esos materiales son para sus trabajos manuales (carteles, maquetas, etc) que le dejan cada semana en la universidad. Y no, no está exagerando. Estudiar diseño gráfico tiene sus consecuencias.

Esta vez sacrifica su tiempo libre para terminar sus trabajos académicos, luego podrá prestar toda su atención a su hijo. 

Mientras se encuentra cortando unas imagénes recién impresas con un cutter, escucha como entra una llamada por Skype , por lo que suelta una pequeña queja. No era necesario que levantara la mirada a la pantalla, tenía una idea de quién se podría tratar a esas horas de la noche. Si no fuera su madre, seguramente sería su hermana para preguntar por su estado.

Efectivamente, el nombre de Grace se iluminaba en la pantalla.

No tenía de otra más que responder.

—Hola Grace.

—¿Estás trabajando? ¿Es algo de la universidad o del trabajo? ¿Dónde está Jai? ¡Quiero ver a mi sobrino!

—¡Grace, Grace! Una pregunta a la vez —elevó un poco la voz. Ama a su hermana, pero no cuando levanta la voz de esa manera.

—Oh, no seas escandaloso. Anda, ¿Dónde está Jai? ¿Está durmiendo ya? 

—Está en la sala… Sabes que no me gusta que esté dentro del estudio, demasiadas cosas filosas —muy aparte de sus palabras, Kanawut sabía que su hermana le pediría ver a Jai, por lo que no tendría de otra que llamar al pequeño—. ¡Jai! Ven aquí, tía Grace quiere saludarte.

Jai no tardó nada en soltar un grito de felicidad, parándose lo más rápido que podía y corriendo hasta la habitación donde estaba Gulf, quien extendió los brazos para recibir al niño. Lo cargó, sentándolo sobre una de sus piernas para su comodidad. 

—¡Hola tía Grace! 

—¡Hola cariño! No te he visto en dos semanas y ya te veo más grande. 

En ese momento comenzaron con una breve plática. Jai es un niño bastante conversador, sobretodo cuando se trata de sus familiares más cercanos. Gulf escuchaba todo con atención, mientras sus ojos pasaban de su hermana a su hijo, y de su hijo a la agenda que había sobre el escritorio. Leía los pendientes en la oficina, corriendo con suerte de no tener nada muy pesado por hacer, tenía que realizar un par de llamadas, pero serían hechas hasta mañana. Pronto Kanawut se vio sumergido en lo escrito en la agenda, dejando de escuchar a las dos personas que hablan por la llamada.

Encontró que tenía un pendiente. No ha recibido respuesta a un reciente e-mail que envió en nombre de Suppasitoont , compañía para la que trabaja. Se suponía que su jefe le llamaría ese día para hablar acerca de las aprobaciones de dos entrevistas y aún no obtenía siquiera un mensaje en respuesta. Trapipattanapong espera que la respuesta a las entrevistas ya estén en manos de su jefe, de lo contrario se retrasaría la sección de entrevistas de la revista y eso sólo implicaría más trabajo.

Debería llamar al señor Suppasit, quizás… 

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un par de palmadas en su mejilla izquierda. 

—¿Qué pasa?

—Gulf, te he llamado tres veces. ¿Qué tanto haces? 

Kanawut soltó un enorme suspiro, tallándose los ojos con la mano derecha, puesto que con la izquierda sostenía a Jai, cuidando que no cayera.

—Revisó unos pendientes del trabajo, debí recibir respuesta a unos correos,pero aún no tengo noticias de nada.

—¿Trabajo? Dios, ese Suppasit te lo deja todo a ti.

—No digas tonterías, soy su asistente personal, es obvio que debo encargarme de muchas cosas.

Gulf realmente no deseaba tener esa conversación con Grace, no de nuevo. El tema de su trabajo es, sin lugar a dudas, el más tedioso, sin importar con quien hable. Nadie estaba de acuerdo en que trabaje, estudie y además la haga de papá divorciado. Ha recibido cientos de comentarios y “sugerencias” respecto a que debería dejar el trabajo, aceptar la ayuda de su ex-esposo para los pagos de sus dos últimos semestres y dedicar el resto de su tiempo a cuidar de su hijo y conseguir otro alfa.

Dios, ¿quién quiere un alfa? Gulf no. Ni un alfa, ni un beta. Nada. Él está bien así, los únicos alfas que necesita son a su padre y ex-esposo, no más. 

—¿No has pensado en... ?

—No dejaré el trabajo para irme de fiesta o quedarme todo el día en casa, Grace. Se los he dicho muchas veces, trabajar ahí es una buena oportunidad.

—Eres asistente de un alfa, no trabajas en el área de diseño —en el rostro de la mayor se veía un ligero cansancio—. No quiero ser pesimista, tienes un gran talento en el área en la que quieres desempeñarte, pero recuerda que eres joven, tienes un hijo y… 

—Y un lazo roto. Un omega sin alfa y eso es lo de menos para mi, pero otros omegas y por supuesto muchos alfas me verán como algo inservible. Y no, eso no me impide nada, pero realmente no estoy interesado en encontrar una pareja. Tener un alfa implicaría modificar el entorno de Jai, que tenga que acostumbrarse y que un extraño invada nuestro territorio. Grace, los alfas no son receptivos cuando se trata de criar a un cachorro de otro alfa y no dejare a Jai de lado sólo porque crees que me siento solo en la cama algunas noches de la semana. Estoy bien con mi vida.

Por medio de la pantalla, Kanawut pudo ver como Nattarika ponía los ojos en blanco y se jalaba el cabello en señal de desesperación. Ambos son tan tercos, que hablar de temas que saben que generan una discusión es malditamente difícil. Ninguno tiene remedio, por lo que es mejor dejar ese tema en paz. 

—No quiero que busques un alfa, quiero que vuelvas a salir con tus amigos y convivir con la familia… Estás dejando de disfrutar la vida. 

—Disfruto la vida. Cuidando de Jai, saliendo adelante por cuenta propia. 

Parecía que la conversación iba a terminar, hasta que el teléfono de Gulf comenzó a sonar. Le resultó extraño, era algo tarde y solamente su familia habla tan tarde, inmediatamente lo tomó de un costado de la computadora, notando el nombre iluminado de su jefe. Definitivamente era la llamada que esperaba.

—Grace, tengo que colgar.

—Mh, está bien… Hablaremos mañana, por favor no te desveles.

No prometo nada. 

Grace fue la que colgó, tras mandarle un beso a Jai, que seguía sentado sobre la pierna de Gulf. Inmediatamente después de que la llamara finalizara, Gulf le indicó a Jai que fuera a la sala, para después contestar a la llamada de su jefe.

—¿Hola, señor Suppasit? 

Mew, sólo Mew. ¿Cuántas veces tengo que repetirlo, Gulf?

El nombrado soltó una risa nerviosa, sintiéndose avergonzado por el pequeño regaño que recibió tan sólo y contestó la llamada. La educación de Kanawut no le permitía “tutear” a su jefe.

—Lo lamento… ¿Qué se le ofrece? Nunca llama tan tarde

 


 

Sostenía el vaso sobre la mesa, moviendo suavemente el contenido con movimientos circulares. Entre pequeños lapsos de tiempo se llevaba el cristal a los labios, bebiendo poco a poco el contenido, sin molestarse en separar los ojos de su computadora. No sabe qué hora es, solamente que lleva alrededor de dos horas sentado detrás del escritorio recibiendo correos, respondiendo estos y revisando que todo estuviera bien en la administración de todas la áreas de la empresa. Todo el trabajo que se acumulaba debido a que están en la última semana del mes le está provocando un ligero dolor de cabeza.

Estiró el cuerpo aún sentado en la cómoda silla, sintiendo los tensos músculos de su espalda doler y un par de huesos tronar. Mierda, le encanta esa sensación. 

La puerta de su oficina se abrió de par en par, dejando ver a uno de sus amigos más cercanos entrar como si estuviera en su casa. Debe hablar con la recepción para que le prohiban la entrada a su piso luego de las 8:00PM. 

Suppasit Jongcheveevat, CEO de Suppasitoont suelta una maldición cuando observa a Noppakao Dechaphatthanakun entrar muy quitado de la pena, con el ceño ligeramente fruncido, mostrando una expresión de pocos amigos. Llega vistiendo de forma informal, por lo que Mew supuso la razón por la que Kao se encuentra esa noche ahí.

—¿Qué estás haciendo?

—Trabajando, es obvio.

—Habíamos quedado que iríamos a un bar hoy, ¡llevo una hora esperando que respondas mis mensajes! —exclama Kao, caminando hasta el escritorio donde golpeó con sus palmas con fuerza—. Aceptaría que canceles la salida por algo importante, como algún omega con el que fueras a verte, pero esto es inaceptable amigo.

Suppasit gruñe por las palabras de Kao, puesto que el tema que está por tocar no es de su agrado. Otra vez con lo mismo, quejas respecto a cómo está llevando su vida desde hace más de 5 años, ¿acaso no se cansan del tema? 

—¿No tienes redacciones que corregir? Estoy ocupado.

Nappakao además de ser amigo de Suppasit, también es su editor en el jefe de la revista. Mew sabe que Kao le ha entregado todo su trabajo a tiempo, pero aún así prefiere desviar el tema a cualquier otro.

—Sabes que todo mi trabajo está hecho, el viernes en la junta recibirás todo en perfecto orden. De seguro tu asistente te lo dijo —su expresión de fastidio cambió drásticamente, mostrando una sonrisa coqueta. Se paró derecho frente al escritorio y comenzó a rodearlo lentamente, ganándose una mirada curiosa por parte de Mew—. Hablando de él, ¿Cómo está el chico? ¿No ha preguntado por mi?

Los hombros de Jongcheveevat se tensaron en el segundo que Dechaphatthanakun lo tomó de estos. Ese tono que emplea es molesto, tan molesto que a Mew le dan ganas de golpearlo.

—Mi asistente no tiene porqué preguntar por ti.

—“Mi asistente”, alguien está siendo posesivo —Kao palmeó de forma un poco ruda los hombros de Mew, apartándose con una sonrisa divertida—. El chico no deja de mirarte con ojos ilusionados Mew, ¿debería hacer algo? Has dicho que no te interesa, podría ser mi oportunidad de sentar cabeza y así hacemos que Gulf deje de hacerse ilusiones.

Un gruñido se escapa de Mew, no es uno bajo fácil de ignorar, es uno fuerte, un gruñido de su alfa interior. 

—No digas estupideces si no quieres que te saque a patadas de mi casa. 

—¡Oh, diablos! Mild me advirtió que no tocara el tema de Gulf, pero no creí que reaccionaras así. 

—¿Qué te ha dicho Mild? —cuestionó inmediatamente, alzando las cejas y haciendo una mueca con los labios.

Antes de que Kao fuera capaz de responder, su teléfono sonó a la par de la computadora de Mew. Un correo entrante que estaba dirigido a ambos. Aquel e-mail era una respuesta que han estado esperando todo el día, debido a que dos entrevista de último minuto estuvieron por ser canceladas por un descontento de los entrevistados. 

—¿Estás leyendo esto? 

—Sí —respondió rápidamente, tomando su teléfono del escritorio al mismo tiempo que se ponía de pie. Nappakao lo observó con atención, mirándolo teclear en la pantalla táctil del móvil y cuando iba a preguntar, Suppasit se pegó el móvil a la oreja.

A Kao no se le hizo difícil sospechar a quién le estaba llamando.

—Mew, sólo Mew. ¿Cuántas veces tengo que repetirlo, Gulf? 

La sonrisa que se asomó por el rostro de Mew fue jodidamente brillante, su tono de voz fue mucho más suave que cuando le habló a Kao. Eso causó una sonrisa bastante divertida en Kao, más no hizo ni dijo nada, sólo observó.

—Sé que es tarde, perdón por llamar a esta hora —se disculpó antes de continuar. Había comenzado a caminar a paso lento por la oficina—. Recibí la respuesta acerca de las entrevistas, han aprobado que salgan en la revista. Así que necesitaba hablar contigo, tenemos una semana atareada; necesito que abras un espacio en la agenda para la próxima semana, debe haber un espacio libre y cuando lo encuentres agenda una reunión con el representante Saint Suppapong y Saint. 

Está bien, se… Mew. Está bien, deme unos minutos para revisar la agenda y le envió un mensaje para que me confirme si le parece el día y hora. 

—No te preocupes, mañana hablaremos del tema con calma —una risa se escapó de Mew, y esta vez causó que Kao se le escape una risa alta. Gracias a esto, Suppasit se paró erguido, mirando de reojo a Kao que no podía parar de reír por la expresión que tenía su amigo—. Em, bueno, hablamos mañana en la oficina. 

Descanse señor Suppasit —aquello se le había escapado al omega, eso lo notó al alfa por la disculpa que soltó después.

—Igualmente Gulf, no te desveles.

Tras colgar, guardó el móvil dentro del bolsillo. Relajó el rostro, tratando de dejar de sonreír antes de girar a ver a Noppakao, quien se notaba de lo más divertido.

—¿Cuál es la risa?

—¡Nada, nada! —exclamó, subiendo ambas manos en señal de rendición—. En vista que no saldrás de aquí hoy, me largo al bar, porque aún es temprano.

En menos de cinco minutos, Kao se despidió de Mew con tranquilidad, sin borrar esa sonrisa de su rostro, pero sin decir nada fuera de lugar. Eso lo agradeció Mew, puesto que realmente no quería discutir más con el otro alfa, mucho menos si el tema de conversación iba correr alrededor de su vida privada o de su asistente personal.

Miró su reloj que marcaba las 11:30PM. Definitivamente era hora de ir a dormir, porque sabía que, si volvía a sentarse detrás de la computadora, estaría hasta deshoras de la madrugada trabajando y eso lo pondría de mala en la mañana. Apagó el computador y tomó el vaso que contenía un poco de whisky y salió de ahí. 

Sin más se dirigió a su habitación, terminando en el transcurso el poco de alcohol que tenía. Se sentó con la cama, dejando el vaso en la mesita de noche junto a la cama, procediendo a desabotonar la camisa que llevaba puesta. Y en ese transcurso de tiempo, mientras se desvestía, pensaba en lo que sus amigos y familiares le decían. Debes relajarte Mew, toma un poco de tiempo para ti. Busca pareja, sal con tus amigos. Detesta eso, que traten de convencerlo de hacer cosas que, evidentemente, no quiere. Lleva tres años soltero y más de cinco enfocándose en su trabajo, su empresa.

No necesita pareja, tiene a su familia. ¿Tiempo libre? Definitivamente no. 

Suppasit Jongcheveevat está bien con su elección de vida, no necesita más de lo que tiene.

Chapter 2: Capítulo Uno

Chapter Text

—Cariño, termina todo tu desayuno, papá llegará pronto por ti —intenta sonar lo más amable y tranquilo posible, escondiendo la desesperación en su voz, porque gritarle a su hijo de 5 años no es una opción viable, no cuando este no tiene la culpa de que sea tan malditamente tarde para Gulf.

 

Las mañanas suelen ser tranquilas para algunos y un completo desastre para otros, quizás todo depende de la hora en la que despiertes y el número de actividades que tienes pendientes por hacer. En su caso, la mañana de Gulf está siendo un desastre total. El mantenimiento mantenido despierto hasta tarde terminando uno de los proyectos más importantes que debe entregar el fin de semana es la razón principal por la que su día iniciaba con el pie izquierdo, pero seguir aplazando el dichoso proyecto sería aún peor; descuidar las calificaciones no es algo que permanezca en sus planos. Ni hoy, ni nunca.

 

Va de un lado a otro en la casa, buscando lo necesario para el trabajo, así como las pertenencias de su pequeño, Jai, quien está sentado en la mesa comiendo aquel sándwich que Gulf logró preparar en tiempo récord. Tiene la suerte que la casa sea de un solo piso, con las habitaciones más cerca, además de que la idea de subir y bajar escaleras como un loco no resulta nada atractivo. Dejando de lado el tiempo y cansancio que se ahorra por no tener que subir a otro piso, también está la ventaja de poder vigilar a su pequeño hijo y cuidar que esté se mantenga seguro. Y no, Kanawut Trapipattanapong no es un omega sobreprotector con su cachorro, más bien su cachorro es demasiado hiperactivo en las mañanas —ya cualquier otra hora del día— como para dejarlo solo mucho tiempo.

 

En esos momentos, Gulf casi tropieza con la alfombra de la sala, cuando se disponía a tomar su chaqueta de mezclilla del sofá. Murmura un sin fin de malas palabras, esperando que su hijo no lo escuche. Al obtener la prenda, regresa rápido hasta el comedor para ver si Jai por fin terminaba su desayuno. Ver al pequeño castaño darle una última mordida al pan hizo sentir mal a Gulf; eso no era suficiente desayuno para su hijo, y la pregunta del niño es suficiente para confirmarlo.

 

—Papi, ¿puedo tener un vaso de leche? —mira con sus grandes ojos hacia Gulf, quien frunce el ceño con preocupación.

 

Mira el reloj sobre su muñeca, ¿en qué momento se hizo tan tarde? Estaba por dirigirse a la cocina por lo que su hijo pedía, cuando el timbre comenzó a sonar. 

 

Ambos saben inmediatamente de quién se trata, Gulf por la hora, Jai por instinto. Cambia su rumbo hacia la puerta principal, siendo perseguido por el infante que trataba de ir lo más rápido que sus piernas se lo permiten, mientras que el omega toma ventaja de sus largas piernas para llegar y abrir lo más rápido posible.

 

—Llegas justo a tiempo —exclamó relajando un poco sus hombros, al tiempo que se apartaba de la entrada para dejar entrar al hombre parado frente a él. Este se agachó antes de entrar por la puerta, tomando al niño en brazos con entusiasmo—. La casa está hecha un desastre, perdón. Jai acaba de desayunar, aunque no fue mucho, así que si puedes darle algo más te lo agradecería mucho. Nada de dulces, sabes como se pone cuando come mucha azúcar… —las palabras salían por si solas de la boca de Gulf. Eso ocurre cada que Kanawut está nervioso o va demasiado apurado.

 

Y mientras Gulf sigue hablando, el otro habla en voz baja con Jai; seguramente prometiendo que le compraría un helado tan sólo se despidan de Gulf. 

 

Kanawut camina para tomar su chaqueta y colocarla de forma correcta, pasándose las manos por el cabello en un intento por acomodarlo de la mejor manera. Toma todas las cosas que necesita, llenando sus manos con carpetas, un maletín con aún más papeles, las llaves de la casa y su celular. Todo eso lo hace sin dejar de indicarle al recién llegado lo que debe hacer con el niño.

 

Cuando voltea nuevamente hacia los otros dos, se da cuenta de que no está siendo escuchado en lo más mínimo. 

 

—¿Bright, me estás escuchando?

 

Bright fue atrapado haciendo caras graciosas a Jai, quien fue sentado sobre la mesa por su padre. Ante la llamada de atención de Gulf, Vachirawit se paró de forma correcta, con una sonrisa plasmada en los labios y una mirada divertida, escuchar al omega hablar sin parar siempre le ha causado ligera gracia y no porque Gulf fuera una burla.

 

—Gulf, sé que necesita Jai, no tienes que dar un discurso o un manual de instrucciones —tomó con cuidado al infante, bajándolo de la mesa—. Ve por tus zapatos, nos iremos en un rato —revuelve suavemente el cabello de Jai, antes de que este corra a su habitación. Sus ojos siguen al niño hasta que este se pierde detrás de la puerta abierta, vuelve su mirada a Gulf, que se ha parado justo frente a él con una mirada de desesperación.

 

Vachirawit Chivaaree, ex-esposo de Gulf. Bright viste un traje negro a la medida, con una camisa blanca bien fajada, una corbata color azul marina y unos zapatos negros bien lustrados. Un alfa de cabello castaño oscuro, que desprende un delicioso aroma a café y con su atractivo cautiva a cualquiera. Las personas más cercanas a Gulf muchas veces le preguntaron sus razones para dejar a ese alfa, tan bueno y considerado… Bueno, esa es otra historia.

 

—Tienes que relajarte.

 

—Por Dios, Bright. ¿Relajarme? La junta que se supone sería a las 11:00 se ha adelantado hora y media, voy malditamente tarde al trabajo, todo porque ocupe la noche para terminar un proyecto. Tengo muchas cosas que hacer y estoy seguro que tú también, así que me disculpo por hacerte venir a última hora, trataré de desocuparme temprano y recoger a Jai lo más pronto posible después del trabajo. 

 

En este punto de la conversación (más bien del discurso de Gulf), Bright tomó por los hombros de Gulf, dándole una pequeña sacudida para que dejara de hablar y pusiera atención. Porque cuando Kanawut se pone así, deja de escuchar a todos los que lo rodean.

 

—¡Gulf! Escúchame con atención: mantén la calma. Número uno, puedo cuidar a Jai el tiempo que sea necesario, no es molestia. Dios, es mi hijo también. Y número dos, ¿Al menos te estás escuchando? No puedes pasar por Jai, por dos razones: te queda demasiado lejos del trabajo y tu auto está averiado. ¿Esperas tomar una mototaxi de tu trabajo al mío y después otro transporte hasta aquí? 

 

Aunque no le guste mucho admitirlo, Bright tiene la razón. Soltó un pesado suspiro, relajando sus hombros tan sólo un poco, pensando que ahora tenía otra preocupación en mente. Maldice el momento en que su auto se averió, ahora tiene que coger una mototaxi al trabajo y Dios sabe cuánto le cobrarán hasta el centro de la ciudad. 

 

—Iré por ti después de que salgas del trabajo y te traeré a casa junto a Jai, ¿ok?

 

—No es necesario, puedes sólo traer a Jai a casa, yo… 

 

—No quiero peros, es más, sube tus cosas al auto, te llevaré al trabajo.

 

—¡Qué, no! 

 

—Vas tarde Gulf, ¿en serio prefieres esperar el transporte y atrasarte aún más para llegar al trabajo? 

 

Bright corre con la suerte que, desde que conoce a Gulf, de cuando eran amigos y antes de tener otro tipo de relación, siempre ha logrado convencerlo fácilmente. Esta vez, en lugar de obtener una respuesta negativa o excusas tontas, lo único que Vachirawit recibió de parte de su ex-esposo fue un suspiro en rendición.

 

En el momento que Jai salió del cuarto con sus zapatos puestos y una pequeña mochila sobre su espalda, Gulf tomó de la mano al infante, tomando camino hacia la puerta principal. Batalló un poco debido a todas las cosas que llevaba consigo, al menos hasta que Bright se apresuró a ayudarlo a cargar el montón de carpetas y agenda de Gulf. 

 

A la hora de subir al auto, las cosas de Gulf se colocaron en los asientos traseros del auto de Vachirawit, lo más lejos de la silla de seguridad donde Kanawut se encargó de colocar a Jai, quien se mantenía totalmente quieto y mirando con total atención al omega. Cuando Gulf se dio cuenta en la mirada atenta de su pequeño, le devolvió la mirada, al tiempo que le dedicó una cálida sonrisa. En el momento que Gulf ajustó el cinturón alrededor de Jai, este levantó sus manos hasta alcanzar el rostro de su papá, tirando suavemente de este hasta lograr dejar un pequeño beso en la mejilla de Gulf. Por su parte, el omega sonrió de par en par y no dudó ni un solo segundo en devolver el beso repetidas veces, dejando unos cuantos en las suaves y regordetas mejillas, uno en la punta de la nariz y el último en la frente del infante.

 

Después de aquel dulce momento cerró la puerta trasera con cuidado, para luego entrar en el asiento del copiloto. Bright ya se encontraba sentado detrás del volante, con el cinturón ajustado, también ha encendido el auto. Vachirawit está mandando mensajes en espera de que Gulf se coloque de forma correcta el cinturón de seguridad; se puede notar claramente que no es por asuntos de trabajo, todo por la cálida sonrisa que le dedica a la pantalla del móvil. 

 

—Así que, ¿cómo está Win? 

 

Bright comenzó a reír con un poco de nervios, dejó el teléfono de lado y arrancó el auto. El tema de su nueva pareja es el favorito de Gulf, todo por las reacciones del alfa. El castaño no asimila la idea de que Gulf quiera conocer a su actual pareja; Dios, son ex esposos, vaya que es extraño.

 

El camino a las oficinas de Suppasitoont fue tranquilo, Kanawut estuvo mucho más calmado, el hecho de que Vachirawit lo lleve hasta el trabajo es un golpe de suerte en esa desastrosa mañana. Entre pláticas, llamadas y una que otra discusión llegaron a su destino. El auto se detuvo justo frente al enorme edificio en el centro de la ciudad, colocando las intermitentes para bajar junto a Gulf, con tal de ayudarlo a bajar todas las cosas que lleva el Omega consigo ese día. 

 

—Gracias por traerme, te debo una.

 

—Solo invitame cenar la próxima vez que hagas Guay Tiew Moo* y seré tu chofer de tiempo completo. 

 

Gulf soltó una leve risa, dándole un par de palmadas en el hombro a Bright—. No me tientes —tras decir eso, se despidió desde afuera de Jai, quien agitó con mucha energía la mano frente a la ventana. El omega lanzó un par de besos hacia su cachorro, sonriendo de par en par cada que el pequeño repetía sus acciones. Volvió a mirar a Bright y sin pensarlo mucho se acercó a dejar un beso de despedida en la mejilla de este. Viejas costumbres que no se olvidan —. No le des dulces a Jai.

 

—¿Es una sugerencia? —preguntó con tono juguetón, mientras observaba a Gulf alejarse a paso algo apurado.

 

—¡Es una advertencia!

 

Con eso último Vachirawit soltó una carcajada, ingresando al auto para partir del lugar.

 

[...]

 

No hay que destacar el hecho de que Gulf entró con toda prisa a las instalaciones del edificio, tropezando con varias personas en su camino al elevador. Escuchó uno que otro saludo por parte de los trabajadores de otras secciones de la revista y de la bonita recepcionista, siempre sonriendo y siendo de lo más amable. Él apenas pudo corresponder a un par de saludos, inclinando su cabeza cuando pasó junto al director en jefe de la revista. Puede que no sea su jefe directo, pero procura siempre mostrar respeto a las cabecillas de abajo de su jefe.

 

Logró que alguien parara el elevador para él, agradeció más de una vez y soltó un enorme suspiro de alivio, picando el botón que indicaba que iba al último piso. ¿Qué hubiera sido de él si no entraba en el elevador? Dios, subir más de 50 pisos sería una jodida mierda.

 

—Alguien va tarde —una suave y cantarina voz lo hizo brincar, inmediatamente giró para mirar de quien se trataba—. Nunca llegas tarde, menos cuando hay una junta importante.

 

—Me quedé despierto hasta tarde terminando un proyecto. Desperté con el mensaje de que la reunión se adelantaba hora y media, ya te imaginarás cómo resultó todo después de eso.

 

—Tu casa debe estar de cabeza. 

 

—Ni lo imaginas, War.

 

War se limitó a reír, negando con la cabeza por todo lo que Gulf le contaba. Wanarat Ratsameerat es un par de años mayor que él, trabaja en la parte de diseño de la revista, siendo el principal diseñador gráfico; no es una coincidencia que Kanawut se acercara tanto a él, como estudiante de diseño gráfico se vio muy emocionado por el puesto que War tiene en la revista. Tanto Gulf cómo War dejaron de lado sus personalidades tímidas y lograron formar una amistad en tan poco tiempo (los dos meses que Gulf lleva trabajando ahí).

 

Gracias a que sólo habían 4 personas en el elevador (además de Gulf), no fue nada tardado llegar a su destino. Tanto él como War bajaron en el mismo piso, aquel en donde habían tan sólo unas pocas oficinas y dos salas de juntas bastante grandes; Wanarat ayudó a Kanawut con las cosas, ya que War no llevaba más que una enorme carpeta con los diseños que propondría ese día en la junta. Hay que destacar que Gulf moría de ganas por ver aquella carpeta, más se contuvo en su totalidad; en pocos minutos podría oír la presentación, no debe preocuparse.

 

—¿Pongo esto en tu escritorio o... ?

 

—Ahí está bien, tengo que revisar un par de cosas antes de… 

 

¿Gulf? Si eres tú, por favor pasa a la oficina. ¡Es tarde!

 

—… hablar con el jefe.

 

War se mordió los labios para no reír por la reacción que tuvo Gulf, ante el llamado que provenía de dentro de la gran oficina principal. Oh, el señor Suppasit debe estar enojado. El más bajo, que retuvo su risa con éxito, levantó sus pulgares frente a Kanawut, deseándole suerte en un susurro para después irse de ahí. 

 

Por su parte, Kanawut se encogió en el lugar donde se encuentra de pie, soltando un suspiro de lo más nervioso. El tono que su jefe está ocupando no era muy agradable, ¡y no es que le tuviera miedo! El señor Suppasit es de lo más agradable con Kanawut, más tiene algunos momentos en lo que, sin necesidad de usar su voz de mando, hacia temblar todo el edificio. Con pasos nerviosos se apresuró a entrar en la oficina, tomando únicamente la enorme agenda. Tocó un par de veces a la puerta, recibiendo una respuesta positiva para que pudiera entrar a la oficina. 

 

Dio un pequeño tropiezo cuando pasó por el marco de la puerta, murmuró una maldición con voz muy baja, mirando a todos lados en la oficina. Corre con la suerte de que sólo esté Suppasit en la oficina y no alguna otra persona. 

 

Suppasit Jongcheveevat, CEO de Suppasitoont, actual dueño de la revista Leisure Fusion . Alfa de cuna alta, soltero codiciado de Bangkok. Un sueño hecho realidad, si le preguntan a cualquiera, tanto omegas, betas y algunos alfas están de acuerdo con que ese era un gran partido. Gulf es parte de la lista de omegas que aprecian la belleza de su jefe, pero prefiere no decir nada al respecto.

 

—Por un momento creí que no llegarías a la junta.

 

—Lo lamento, tuve un par de inconvenientes para salir de casa.

 

Parado junto a un gran escritorio de madera se encuentra Mew, hojeando el contenido de una carpeta negra. Tiene el cuerpo ligeramente inclinado sobre el escritorio, mientras anota algunas cosas en las hojas dentro de la carpeta. Gulf se acerca a paso rápido, colocándose junto a su jefe con intención de ver que es lo que se encuentra haciendo, ya que pocas veces lo encuentra anotando cosas a lápiz y papel; eso normalmente es cosa de Gulf.

 

—No te disculpes, lo importante es que estás aquí. Las carpetas con la información de todo lo que se está contemplado para la revista de este mes están listas o al menos eso me dijeron, necesito que las revises y luego las lleves a la sala de juntas. Ya sabes el procedimiento, ¿cierto? 

 

Suppasit miró por primera vez a Kanawut, primeramente mirándolo directo a los ojos, para después darle un vistazo más completo de forma ligeramente disimulada. Relajó un poco su dura expresión, dedicándole una sonrisa ladina a Gulf. Acercó su mano hasta tocar ligeramente la tela de la chaqueta de mezclilla que Gulf llevaba.

 

—Bonita chaqueta —habla con voz calmada, sin apartar los ojos de la prenda, notando una pequeña mancha en la parte del pecho de la prenda—. Aunque está un poco sucia.

 

—¿En serio? —hasta ese momento se había mantenido mirando el atractivo rostro de Jongcheveevat, pero ese comentario lo hizo bajar la mirada. Jaló de la tela hasta encontrar la mancha y efectivamente, tenía una mancha de lo que parecía ser pintura roja. Oh, Jai. El niño había estado hace dos días pintando con los nuevos pinceles que Bright le había comprado, así que no es una sorpresa que esté manchado de pintura—. Diablos, no creo que salga… —bufó tras tratar de raspar la pintura seca de la tela.

 

Escuchó reír a Suppasit, sacándolo totalmente de sus pensamientos, que eran de los posibles detergentes que podría ocupar para tratar de sacar la mancha. Volvió a mirar hacia adelante, que suerte la suya de ser tan alto, así no tiene que levantar la cabeza para mirar el rostro de Mew.

 

Están cerca, no de forma invasiva, pero se encuentran bastante cerca. No es molesta esa cercanía, Mew es un jefe bueno y respetuoso, nunca acercándose más de lo debido, ni haciendo comentarios fuera de lugar. Un alfa parecido a Bright. 

 

Gulf sonríe de lado, ladeando ligeramente la cabeza.

 

—Tendré que lavarla luego —dando un paso hacia atrás, hizo un par de movimientos con los brazos para sacarse la chaqueta—. Revisaré las carpetas en mi escritorio, le avisaré cualquier cosa, señor Suppasit. 

 

Mew abrió la boca con intenciones de decir algo, más dudó demasiado, por lo que prefirió mantenerse callado. Hizo un ademán con la mano, señalándole a Gulf que podía irse a hacer su trabajo. No podían seguir perdiendo el tiempo, no cuando faltaban menos de media hora para la junta.

 


 

En el instante en que se quedó solo, no hizo más que relajar los hombros y pasarse una mano por el cuello en señal de estrés. La última semana ha sido la más pesada del mes, sobre todo por el problema con la entrevista de Suppapong, aunque ese problema está por arreglarse en un par de días, cuando tenga una reunión con él.  Además de ese tema, tenía un par de problemas con algunos de sus empleados de grandes puestos, aunque el problema sea que en realidad no sólo son empleados, sino que también son amigos. ¿En qué momento se complicó tanto ser el jefe?

 

Lleva estresado desde temprano, el tener que adelantar sus reuniones de hoy fue de lo más horrible; que Gulf no estuviera en oficina desde más temprano también fue un castigo. Su joven asistente, que aunque llevara poco tiempo trabajando para él, era la única persona que lograba aminorar la carga de trabajo. Ahora que Kanawut está en el mismo edificio que él, el peso sobre sus hombros sería menor. 

 

Mew caminó hasta el largo sillón en forma de L que tenía con vista hacia el gran ventanal de su oficina. Tomando asiento sobre el cómodo sillón negro, con los ojos puestos sobre el cielo azul, lleno de esponjosas nubes. Le gustaba esa vista, era agradable y le causaba una gran paz el sólo mirar por esa ventana. Agradece el buen gusto del diseñador que contrató cuando remodeló la oficina. 

 

Apoyó la cabeza en el respaldo del sofá, girando hacia la pared que separa la oficina del resto del lugar. Justo detrás de esa pared está el escritorio de Gulf, que debe estar con la nariz hundida en las carpetas de la junta. No, Suppasit no abusa de su poder sobre Kanawut, sabe que el chico puede aguantar las tareas que le da, Gulf lo ha demostrado desde que inició a trabajar. Si no fuera así, Mew no hubiera contratado a un aún estudiante universitario. 

 

Le daré unos días libres la próxima semana, por el esfuerzo que está haciendo. De seguro Gulf le agradecerá tener tiempo libre para los trabajos universitarios que debe tener pendientes. El propio Jongcheveevat supo lo que es trabajar y estudiar su carrera a la vez, y es consciente de lo pesado que se vuelven los  trabajos de últimos semestres.

 

Miró la hora en el reloj que adorna su muñeca, faltan menos de diez minutos para dar inicio a la junta, por lo que opta por ponerse de pie, caminando hacia el baño al final de su oficina, todo para verificar que todo esté en orden con su apariencia; últimamente ha estado desvelándose, de seguro debe tener las ojeras bastante marcadas en el rostro. Cuando su madre lo vea, seguramente se lo reprenderá. 

 

Tardó unos pocos minutos en el baño, dejando la puerta abierta mientras revisaba su reflejo en el espejo sobre el lavabo. Pasó su dedo medio bajo su ojo derecho, dejando una caricia sobre dónde comenzaba a notarse una sombra gris. Sin dejar de mirar su reflejo, toma del costado izquierdo del lavabo la loción que siempre mantiene en su oficina, colocándose un poco de esta sobre el cuello y pecho, cubriendo su aroma natural como acostumbra hacer cuando tiene juntas con su personal, todo para evitar molestias. Era una norma que tanto él como sus empleados deben cumplir, cubrir sus aromas para evitar escenarios problemáticos en algún futuro. 

 

Al regresar al centro de su oficina, alcanza a escuchar la voz de Kao, quien se oye bastante animado hablando con el asistente de Mew. Este último se aproxima lo más pronto a la pared que lo separa de los otros, escuchando ese típico tono coqueto que Noppakao utiliza desde que Suppasit lo conoce. Aunque parece que el editor trata de hablar en voz baja, Mew escucha con claridad lo que habla. 

 

—¿Cómo te ha tratado hoy? Escuché que llegaste tarde, de seguro Mew se estaba volviendo loco sin ti, Gulf.

 

—Está exagerando, el señor Suppasit estaba bastante tranquilo cuando llegué.

 

—¿No te regañó?

 

—Para nada, creí que lo haría. Después de todo debo estar aquí antes de que él llegue, así que quizás debí recibir un regaño.

 

Kao suelta una risa leve, el CEO puede imaginar la postura que Noppakao debe tener en esos momentos; inclinado sobre el escritorio de Gulf, apoyando las manos sobre la superficie de cristal y sin dejar de mirar al omega. Oh, mierda.  

 

—No creo que se atreva a regañarte, y si eso pasa, avísame y haré que… 

 

Antes de que siquiera pudiera continuar, Mew abrió la puerta de la oficina de par en par, saliendo mientras se ajustaba la corbata alrededor del cuello. Sus ojos estaban sobre las dos personas que charlaban. Estuvo en lo correcto al pensar la postura que Kao tenía, prácticamente inclinado sobre el escritorio, con Gulf sentado detrás de la torre de carpetas negras. Este último dio un brinco por la forma en que Suppasit abrió la puerta. 

 

—Kao, la sala de juntas está por allá —señala la puerta a unos cuantos metros de ellos—, te agradecería que dejes de distraer a mi asistente. 

 

—No se preocupe, he terminado con la revisión de las carpetas —Kanawut estaba haciendo un ademán para ponerse de pie—. Será mejor que las lleve a la sala de juntas, algunas personas ya se encuentran ahí. 

 

Tanto Suppasit como Noppakao observan a Gulf ponerse de pie, tomando las carpetas lo más rápido posible y yéndose a paso veloz a la sala de juntas. Mew, que atrapa a Kao mirando a Gulf sin perderse detalle, golpea la parte trasera de la cabeza del editor, ganándose una fuerte carcajada de su parte. No hace falta decir que a Kao le encanta poner de malas a Mew, sobretodo cuando se trata de Gulf. 

 

—Relájate hombre, sólo conversaba con él.

 

—Cállate y apresúrate. 

 

Tras decir eso, Jongcheveevat se encamina a la sala, teniendo un aspecto tenso y algo molesto. Si alguien que no es cercano a él lo llega a ver con esa postura, de seguro pensará que su estado de ánimo es gracias a la junta, pero Dechaphatthanakun conoce bien a su amigo. 

 

Kao vuelve a reír, negando repetidas veces con la cabeza mientras se apresura en alcanzar a Mew. Después de todo era hora de trabajar, los juegos podría dejarlos para más tarde. 

 

[...] 

 

La reunión de esa mañana había salido de maravilla, eso es algo que no se puede negar, todos los jefes de las distintas áreas estuvieron increíbles, Suppasit estaba sumamente orgulloso de que su personal supiera cómo dejarlo totalmente complacido cuando se trata de la revista: el diseño, los temas, la publicidad de otras marcas. Toda la revista es digna de permanecer entre las tres revistas más vendidas de Tailandia y eso se lo debe a su personal. 

 

La plática respecto a la nueva temporada fue puesta sobre la mesa, todo lo que amerita y el posible cambio de diseño en la portada de la revista. Ese era el tema que más le interesaba. Dentro de unos meses será el aniversario de la empresa y de la revista misma, por lo que se aproxima un gran evento que debe impactar a los medios de comunicación, las otras grandes revistas y empresas que son rivales de Suppasitoont. El área de diseño le entregó varios borradores de lo que podría ser la imagen de la revista dentro de varios meses, todo por el aniversario, así que tendría que revisarlos con tiempo y así poder elegir o mandar a que vuelvan a diseñar. 

 

Y como siempre, en el tiempo que estuvieron en la junta, Mew pudo sentir y observar cómo Gulf dudaba en si hablar o no. Kanawut parece tener ideas, pero prefiere no darlas a conocer por estar frente a toda la junta. Al menos eso quiere pensar Mew, y que no sea porque Gulf se sienta intimidado por cómo su jefe va a reaccionar. 

 

No lo culpa, todos saben cómo son usualmente los jefes Alfa cuando se trata de escuchar a un Omega. Y esa no es la impresión que quiere tener en Kanawut, claro que no. 

 

Quizás deba hablar del tema con él…, sus ojos bajaron a la hora que marca su computadora, son más de las cinco. Pero otro día, es hora de irse. 

 

La razón por la que había adelantado la junta fue por algo muy sencillo, su madre lo había invitado a cenar. Una cena familiar, con algunos amigos de más, debido a que llevan varios meses sin reunirse por más de treinta minutos, era de suma importancia asistir. Porque si algo es importante para Mew, se trata de la familia. 

 

Se encargó de apagar el computador, poniéndose de pie mientras veía que todo estuviera en orden sobre su escritorio. Caminó hasta el perchero que se encuentra entre el escritorio y la pared a su izquierda, tomando de este su saco azul, colocándoselo a medida que se dirigía a la salida. Llevaba solamente su celular con él, debido a que no tenía nada pendiente por el momento y de todas maneras regresaría el sábado por la mañana. 

 

Al momento de salir se encontró con Gulf hablando con dos personas del área de diseño. Les dedico una sonrisa a los tres presentes. 

 

—Oh, ¿ya se retira?

 

—Sí, tengo una cena familiar en unas horas, así que debo prepararme. Puedes irte a casa Gulf, te veré el lunes. 

 

Kanawut se mordió el labio inferior, guardándose esa sonrisa que amenazaba con mostrar su emoción al saber que estaría temprano en casa, podría jugar con Jai por un buen rato. 

 

—Está bien, gracias —juntó sus manos haciendo un pequeño Wai en agradecimiento. Debe llamar a Bright para que lo recoja antes. 

 

Suppasit se despide de los otros dos presentes, mirando un par de veces más a Kanawut, sonriendo ante ese brillo que había visto que se plasmó en sus ojos cuando supo que iría a casa temprano. Una parte de Mew le decía que se ofrezca a llevar a Gulf a casa, su instinto de alfa se lo está gritando. Y por otro lado, su parte racional le dice que se vaya y deje de pensar tonterías. 

 

Si Gulf se hubiera encontrado solo, seguramente Mew habría accedido a lo que su instinto le dice.

 

Será en otra ocasión. 

 

Chapter 3: Capítulo Dos

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

En el momento que su superior se fue por el elevador, se excuso con el beta y omega con los que hablaba, mintiendo sobre su necesidad de ir al baño. Caminó a paso apurado a los sanitarios y al estar dentro, verificó que estuviera libre de cualquier otra presencia; luego de eso, se apresuró en llamar a Vachirawit para informarle de su adelanto de salida. Se adentro en el último cubículo a medida que se llevaba el celular al oído para poder escuchar con atención. Kanawut corre con la suerte de que su llamada sea respondida al instante, escuchando a Bright hablar unos segundos con alguien, antes de dirigirle la palabra a él.

 

—Lo siento, ¿interrumpo? —murmura Gulf con voz nerviosa, lo que menos quería es ser un problema para Bright.

 

—Para nada, es sólo Mean. Prácticamente estamos compartiendo oficina, al menos desde que supo que traje a Jai conmigo  —Gulf pudo escuchar la voz del susodicho, hablaba en un tono más agudo, seguramente se encontraba jugando con Jai—. ¿Qué sucede? 

 

—Mi jefe se ha retirado temprano, por lo que puedo salir antes. ¿Puedes pasar por mi? Quiero aprovechar el tiempo libre para estar con Jai.

 

Del otro lado de la línea telefónica se escucha la risa de Bright, por ese tono tan risueño que estaba usando, Gulf podía deducir que el contrario estaba más que feliz por oír lo que dice. No le sorprendería que si Chivaaree está desocupado, este se una por unas horas a ellos. Esa podría ser una gran noche para el pequeño niño, que seguramente estaría de lo más feliz de tener a sus dos padres en casa.

 

Llego en 15 minutos —fue la respuesta que recibió por parte del contrario, seguido de una breve despedida que tenía el sonido de un beso de por medio. Eso último provocó una leve risa en Trapipattanapong, que después dejó salir una risa sarcástica e imitó el sonido de los besos.

 

—Conduce con cuidado Bright.

 

Al momento de decir eso, decidió salir del cubículo, sólo para para darse cuenta de que ya no se encontraba solo en el baño. Dos betas del área de redacción habían accedido al baño quién sabe en qué momento, ambos hablaban en voz baja entre ellos y lo miraban con curiosidad. No los conoce muy bien, quizás ha cruzado palabras con ellos un par de veces, pero sinceramente no sabe siquiera sus nombres, por lo que se limitó a saludar con una mano, sonriendo ligeramente antes de salir del baño lo más pronto posible.

 

Fue de regreso a su escritorio, ordenando todos los papeles que tiene en la superficie, colocando cada cosa en su lugar, en un perfecto orden. No regresará hasta el lunes a la oficina, por lo que debe dejar todo a como acostumbra, algunas veces recibe llamadas o mensajes de Mew, preguntando por algunos de los pocos documentos impresos que tienen y de los que se encarga Gulf, por lo que es preferible para él recordar donde deja cada cosa. Por último apagó el computador, tomando la agenda del centro del escritorio y aquel maletín que había llevado consigo ese día. Actualmente se siente mucho más liviano que antes, gracias a que su contenido fue retirado en el transcurso de ese día.

 

Cuando se aseguró de llevar todas sus pertenencias consigo, se encaminó a paso tranquilo al elevador, revisando con total calma su móvil, usualmente deja su celular de lado, solamente responde a mensajes y llamadas del trabajo, además de las de Bright y su madre, por lo que utiliza sus minutos de salida para mirar sus demás notificaciones. 

 

Fijó su atención en un recordatorio del calendario, tenía una cita médica dentro de una semana. Ir al médico no es algo que le encante, mucho menos cuando tiene que ver con respecto a su condición de Omega. No, no detesta ser un omega, le encanta serlo, porque de no ser así, su cachorro no hubiera nacido. El problema actual es el tema de supresores e inhibidores de olor, desde hace un año ha batallado demasiado con esos elementos que un omega soltero debe usar, más que nada porque se había acostumbrado a no necesitarlos. Estuvo entre 6 y 7 años en relación con Bright, por lo que el alfa se encargaba de suprimir su celo cada periodo y además de cubrir su aroma con el suyo; de hecho, aún después de Bright estuvo varios meses sin ocupar inhibidores y supresores, pero ahora la cosa era distinta. 

 

Cuando comenzó a trabajar para Suppasitoont en el contrato y en la misma entrevista le recalcaron mucho que sí es un Alfa u Omega soltero, se ven la obligación de usar los artículos necesarios para evitar problemas que tengan que ver con su subgénero: el acoso de los compañeros, la llegada del celo inesperada o el sólo hecho de llenar con fuertes aromas el edificio. Es comprensible, responsable y totalmente igualitario. El asunto con Gulf, es que su cuerpo estaba totalmente desacostumbrado, por lo que los supresores han tenido efectos secundarios en él. Al menos los inhibidores no le han causado problemas, los parches que cubren su nuca, justo donde antes se encontraba la mordida de Bright, son perfectos aunque algo costosos.

 

Pensar en el parche provoca una acción en él, tocó suavemente sobre el parche en su cuello con sólo dos dedos, debido a que tenía el celular en la mano.

 

Antes de llegar a la planta baja, el elevador se detuvo en el décimo piso. La puerta se abrió, dejando ver a War, que escribía a un ritmo rápido en su celular, mientras tararea una canción, totalmente distraído. A la hora de levantar la mirada se encontró con los ojos de Gulf, que le sonríe con amabilidad.

 

—Oh Gulf. ¿Ya te vas? —preguntó al mismo tiempo que entraba en el elevador. Recibió una respuesta positiva de parte del menor, a lo que sonrió—. Genial, ¿no quieres unirte a mi? Saldré con unos ex-compañeros de universidad, un par de tragos, nada excesivo. 

 

Kanawut sintió una pequeña emoción por la invitación, le agrada que Wanarat lo invite a salir, porque eso significa que hay confianza en ellos. El problema es que no podía aceptar la invitación.

 

—Agradezco que pienses en mí, pero debo llegar a casa temprano, ya he pedido que pasen por mi.

 

War frunció el ceño, apretando sus labios en una mueca de disgusto. Siempre es igual con Gulf, rechazando las invitaciones a reuniones o salidas a cenar, nunca ha recibido un sí por respuesta y eso es frustrante, además de extraño. ¿Cómo alguien tan joven siempre se abstiene de salir? Ha tenido muchas ganas de preguntar al respecto, pero teme que Gulf piense en él como un entrometido. 

 

—Siempre me dices que no —exclamó, formando un puchero con sus labios—. ¿Acaso tienes algún novio que no te deja salir? —en su voz no se escuchaba ningún tipo de burla, era una pregunta seria. No quiere pensar que Kanawut está pasando un mal rato por algún alfa idiota.

 

La reacción de Trapipattanapong fue de sorpresa, abriendo los ojos de más por esa extraña pregunta—. ¡Para nada, War! ¿Por qué crees eso? 

 

En ese punto de la conversación se encontraban ya saliendo en la recepción del edificio, caminando a la misma altura. Gulf recibía una mirada acusadora por parte de War, que trataba de conseguir en respuesta la razón por la que el menor no acepta sus invitaciones.

 

—Perdón, pero es extraño que nunca salgas. ¿Por qué no lo haces? Eres joven, puede que estés estudiando tu carrera, pero eso nunca ha sido impedimento para salir a divertirse un rato. 

 

—Me dices “eres joven” como si tú no lo fueras —exclama en burla—. Eres un año mayor, ¿o acaso debo llamarte de usted?

 

Aquel comentario causa una carcajada en War, que salta hacia Gulf para golpear suavemente el brazo de este con su puño. Eso último hizo que Gulf también ría con mayor energía. Se detuvieron justo en la entrada, donde War mantenía la mirada en la calle, mirando los autos pasar a una velocidad moderada; Kanawut también miraba hacia adelante, con un pequeño nerviosismo apoderándose de él. Con Wanarat presente, las probabilidades de que Bright junto a Jai y que War los vea. No quiere tener que dar explicaciones, puesto que actualmente nadie del trabajo sabe de ninguno de los dos.

 

Por unos momentos War se fijó en los movimientos de Gulf, la forma en la que movía una de sus piernas de forma ansiosa, como mira a todos lados y se mordisquea el labio inferior hasta dejarlo bastante rojo. Decidió dejar de lado sus dudas, sabe que el menor no soltará ni una palabra si le pregunta respecto a lo que sucede.

 

—Debo ir a tomar un taxi, nos vemos el lunes Gulf —se despidió, aprovechando la disminución del tráfico. Movió un par de veces su mano en despedida, cruzando la calle inmediatamente después.

 

En ese instante Trapipattanapong se relajó, encorvando un poco su espalda debido a lo tenso que se sintió por unos momentos. Se pasó la mano por el cabello, mojándose los labios y cerrando los ojos. Podía oír los autos pasar delante y a las personas caminar detrás suyo, el ruido de la ciudad rodeándolo.

 

El sonido de la bocina de un auto sonando lo hizo saltar. Miró a todos lados, hasta que notó un auto frente a él. Se hubiera asustado de no ser por el hecho de que conocía bien el vehículo que tenía enfrente. La ventanilla del auto fue bajando poco a poco hasta dejar ver a Bright, que mantiene una enorme sonrisa burlona. 

 

—¿Qué tal bonito ? ¿Necesitas quién te lleve?

 

—Déjate de juegos —exclamó, abriendo la puerta lo antes posible para entrar en el auto. Mientras se coloca el cinturón de seguridad, gira ligeramente sobre su asiento, buscando con la mirada a Jai, más no lo encontró sentado en su lugar—. ¿Dónde está Jai? ¿Lo dejaste con mi mamá?

 

Bright se mordió el labio inferior, conteniendo una risa nerviosa ante la clara expresión de confusión de Gulf. 

 

—Plan nos invitó a cenar.

 

—Eso no responde mi pregunta.

 

Había comenzado a avanzar a un ritmo lento debido al tráfico, esa zona de la ciudad siempre estaba llena de vehículos.

 

—Cuando íbamos a salir de mi oficina nos encontramos con Plan, quien llevaba a Suchart consigo. Hablamos un rato, me dijo que estaba regresando del supermercado y solamente pasaba para preguntarle a Mean sobre su hora de salida. La cosa es que cuando le dije a Jai que era hora de irnos, comenzó a decir que no quería irse, que Suchart acababa de llegar y quería jugar con él —la expresión de Bright era de una clara vergüenza, Vachirawit no sabe lidiar a la perfección con los berrinches de su hijo, mucho menos cuando está en un lugar público y eso lo sabe Gulf a la perfección. Y para este punto de la conversación, Kanawut se imaginaba perfectamente cómo fue la situación—. Entonces… 

 

—Entonces Plan se apiadó de ti, porque no sabes lidiar con los berrinches de tu hijo, así que nos invitó a cenar para que él se llevará a Jai con ellos y así evitar una escena de llanto. ¿Fue así o me faltó algo?

 

—Mm, en realidad Mean fue quien sugirió llevarlo con ellos.

 

Kanawut se llevó las manos al rostro, aguantando sus ganas de gritar por lo torpe que suele ser su ex-esposo, sobre todo cuando se trata de Jai. ¡Dios! No quería ir a casa de Phiravich y Rathavit, no porque se llevara mal con ellos, de hecho son bastante cercanos por sus hijos, pero lo que menos quería era ser una molestia para sus dos amigos. Aunque pensar en la posible deliciosa cena que Plan prepararía… Eso sí le abría el apetito.

 

No tenía de otra, decirle a Bright que llame para cancelar sería grosero, además que de todos modos tienen que ir a casa de la pareja para recoger a Jai. Y bueno, una cena entre amigos no es mala idea, después de todo tiene más de un mes que no los ve en persona, solamente hablan de vez en cuando por mensaje o cuando Gulf desea pedirle alguna receta a Plan para cocinar algo nuevo. Iba a relajarse, tener una charla amena con otro omega que también es un padre joven, hablar de los niños con gente que no fuera su familia, puesto que ese tema no lo sacaba en la oficina, mucho menos en la universidad. 

 

Pasaría una buena noche, de eso no hay duda alguna. Y bueno, se ahorraría el hacer la cena.

 


 

Llegar a la casa de la familia Attachitsataporn-Kijworalak fue un recorrido relativamente rápido, contando con que Gulf hizo que Bright se bajara a comprar una botella de vino para acompañar la cena, puesto que otras veces que ha compartido mesa con Mean y Plan, estos siempre sacan de sus costosas botellas; además que llegar con las manos vacías a casa ajena es de pésimo gusto para Trapipattanapong. 

 

Recibió una “amenaza” de parte de Chivaaree, una muy floja a decir verdad. Qué Bright dijera que le cobrará la botella era mentira, sabe que no es capaz de hacer eso. 

 

En la entrada fueron recibidos por Phiravich, que se ha cambiado la ropa formal de trabajo y ahora porta un suéter color canela de diseño bordado y unos pantalones que parecen de pijama. Dios, quien lo vea vestido así, nota a kilómetros que es un padre de familia, uno totalmente domado por su esposa… o esposo. Y bueno, no hay forma de negar que eso sea cierto. 

 

Mean saluda de lo más animado, abrazando brevemente a Gulf y dándole un medio abrazo a Bright, nada muy afectivo, más deja notar ese cariño que le tiene a ambos. Los hace pasar.

 

Kanawut mira con atención sus alrededores, encontrándose con un par de juguetes en el suelo, manteniendo a cualquiera al tanto de que efectivamente hay niños en casa. En la mesa del comedor nota varios libros y libretas, además de hojas sueltas con apuntes, más de distrae de esto cuando escucha con claridad las risas de los pequeños en la planta de arriba de la casa, provocando una sonrisa en Gulf. No tuvo que preguntarle a Mean respecto de a donde se encontraba Plan, puesto que bien sabía que este debe estar terminando con la cena.

 

Yendo directamente a saludar, golpea con sus nudillos el marco de la puerta de la cocina, ya que Plan estaba de espaldas a él. Rathavit voltea rápidamente, mostrando una sonrisa de lo más agradable a la hora de ver a Gulf.

 

—Hola Gulf, ¿Qué traes ahí? —se toma la molestia de correr al lavabo para limpiar sus manos y secarlas con una toalla que dejó extendida sobre la tabla de mármol. Caminó hacia Gulf, que le extendió la botella de vino que Bright compró, inmediatamente la tomó con manos cuidadosa—. ¿Cómo supiste que justo estamos escasos de vino? Iba a mandar a Mean por una botella para acompañar la cena. 

 

—No quería llegar con las manos vacías, así que hice que Bright la comprara —respondió con total tranquilidad, mirando por encima del hombro de Plan para mirar con atención lo que preparaba—. Perdón por la molestia, no era necesaria la invitación para cenar.

 

—¿Cuál molestia? Te diré que hace unos días tenía pensado invitarte a cenar, estoy bastante cansado de lo mismo de todos los días, ¿sabes? Los chicos van a volverme loco. Además, tenemos tiempo sin vernos.

 

—He estado atareado con la universidad, el trabajo y Jai —suelta un suspiro cansado, pasándose una mano por el rostro.

 

—Puedo notarlo —contesta, dándole la espalda por unos breves segundos mientras sacaba dos copas para el vino—, deberías relajarte de vez en cuando. Esas ojeras se están volviendo cada vez más pronunciadas —señala al mismo tiempo que busca el sacacorchos de uno de los cajones. Con rapidez abre la botella y sirve en las dos copas, tendiendole una a Kanawut, quien la acepta gustoso y sin rechistar le da un trago. Bien, quizás Gulf no sea una persona de vinos –verdaderamente prefiere las cervezas–, pero cada que se encuentra con Plan disfruta de la amarga bebida tinta—. Quiero preguntarte algunas cosas para ponernos al día, espera un momento.

 

Kijworalak sale brevemente de la cocina, pero Trapipattanapong puede oírlo llamar a Mean con una voz que puede resultar mandona. Le ordena recoger la mesa, puesto que la cena está a punto de ser servida. Gulf ríe por el comportamiento de su amigo omega, tal parece que el que lleva el mando no es precisamente el alfa de esa casa, sino ese pequeño omega de carácter fuerte. En el momento que Plan regresa, se le ve sonriendo, como si disfrutara de lo dócil que es Mean en algunas ocasiones. 

 

Las preguntas de Plan comienzan bastante simples, todas acerca de la universidad, sus proyectos y el tiempo que le falta a Gulf para graduarse. Todo es respondido por Kanawut, que ha dejado el vino de lado para ayudar a llevar los platos servidos a la mesa. Platillos occidentales, spaghetti con una guarnición de carne, también hay un bowl con ensalada. Por esta clase de platillos Gulf adora visitar a la familia Attachitsataporn-Kijworalak. 

 

Con todo colocado en sus respectivos lugares, Gulf se encarga de llamar a los dos alfas, mientras Plan sube por los infantes. Al encontrarse todos en el comedor, Gulf se apresura a saludar a Suchart y Jai, quién lleno de emoción corre a los brazos de su padre omega. Se abrazan por unos segundos, los cuales Kanawut aprovecha para besar repetidas veces la cabeza de su hijo. En ese momento, Gulf nota una pequeña fragancia sobre el pequeño; un aroma que nunca antes había sentido. 

 

Quizás está siendo demasiado obvio, olfateando a su hijo mientras está de rodillas en el suelo, por lo que llama la atención de Vachirawit.

 

—¿Sucede algo? 

 

—Jai huele extraño… es un aroma frutal. 

 

Bright también olfateó sobre la ropa del niño, sintiendo claramente el aroma al cual se refería Gulf. Aquella charla llamó la atención de Suchart, que se acercó rápidamente hasta ambos adultos e hizo su mayor esfuerzo para oler algo.

 

—¡Oh, Jai huele a Perth! —exclamó con entusiasmo al descubrir lo que el otro olía.

 

Aún con esa clara respuesta, los padres del niño no estuvieron satisfechos, puesto que no conocían aquel nombre que el hijo de la pareja mencionaba. Plan se dio cuenta de aquello, por lo que decidió hablar para explicarle a sus amigos lo que Suchart decía. 

 

—Perth es mi sobrino —dice Rathavit, mientras toma de la mano a su cachorro para hacer que se siente a su lado derecho en la mesa—. Se está quedando con nosotros por la universidad, ya que no alcanzó cupo para quedarse en los dormitorios del campus.

 

Mientras todos escuchaban a Plan, tomaban asiento en la mesa, frente a sus respectivos platos. Gulf junto al otro omega y con Jai a su lado, su hijo puede comer solo, pero suele ayudar algunas veces; no quiere ensuciar la mesa de sus amigos o que el niño rompa algo por accidente. Bright, que estaba sentado en la cabeza de la mesa junto a Jai, se encargó de indicarle al niño como tomar el tenedor e indicando que podía comenzar a comer. Con Chivaaree ayudando, Trapipattanapong podía escuchar y mirar con atención a Plan.

 

—¿Está aquí?

 

—Ha salido por materiales, no debe tardar en volver —comenta Mean con los ojos mirando el reloj que colgaba en la pared a su derecha—. De hecho…, se ha tomado su tiempo, ¿hasta dónde fue?

 

—Hace unos minutos me dijo que venía en camino, ¿puedes dejar de actuar sobre protector?

 

Mean suelta un bufido, prefiriendo no seguir hablando. En su lugar, tomó un poco de spaghetti y comenzó a comer con una expresión enojada plasmada en el rostro. Tanto Bright como Gulf conocían ese comportamiento, no por haberlo visto precisamente en Mean, más bien porque es una reacción, un comportamiento natural en los alfas. No hay que ser inteligente para saber que ese aroma frutal pertenece a un omega, además que no saben el tiempo exacto que el dichoso sobrino lleva con ellos, seguramente lo suficiente para que el alfa de Phiravich lo tome como parte de su manada y comience a ser protector con él. 

 

Pero parecen evitar el tema, así que ninguno de los invitados son capaces de hablar al respecto. Más bien prefieren comer aquellas delicias preparadas por Plan. La plática es poca en la mesa, todo entorno al trabajo en el bufete de abogados donde trabajan Mean y Bright, mencionando la vida universitaria de Gulf y los trabajos que ha tenido Plan como chef. A veces se detienen para hablar con los niños y cerciorarse de que no se ensucien de más.

 

Pronto las conversaciones se dividen, ambos alfas comienzan a profundizar en el tema del trabajo, por lo que los omegas prefieren ir por otro lado. Aprovechando la falta de atención y la poca comida que queda, Kijworalak gira ligeramente su cuerpo para mirar frente a frente a Gulf, inclinándose a él para hablar en voz baja.

 

Y llegan las preguntas de trabajo. 

 

—Dejemos de hablar de mi trabajo y de tu universidad; cuéntame, ¿cómo te ha ido en Suppasitoont ?

 

Kanawut sonríe, apoyando su mentón sobre su mano—. Bastante bien, no puedo quejarme. Los horarios son muy buenos y mi jefe… 

 

—También está muy bueno.

 

—Escuché eso —gruñe Attachitsataporn, lanzándole una mirada severa a su omega, que le muestra la lengua en señal de burla.

 

Gulf niega repetidas veces con la cabeza. Ha escuchado a tantos omegas y betas suspirar por su jefe –Dios, vaya que ese hombre está bueno– que no le sorprende que Plan diga eso. 

 

—Es la verdad —vuelve a decir Plan al tiempo que se encoge de hombros—. Mew Suppasit es guapo, maduro… Admítanlo, es el Alfa

 

—Tiene un gran potencial como Sugar Daddy —esta vez es Bright quien abre la boca, sin medir sus palabras.

 

—¿Qué es un Suga Daddy

 

Los cuatro adultos pegan un brinco, han hablado de más con los niños presentes y Bright ha metido la pata. 

 

—No es nada cariño, ¿por qué no van tú y Jai a jugar? Dejen que los adultos hablen aquí. 

 

Las palabras de Mean son claras y eficaces. Es obvio que los niños no están interesados en quedarse en la mesa a oír cosas que claramente no entienden, por lo que estos no tardan en ponerse de pie y correr escaleras arriba, siendo regañados por el ritmo que llevaban. 

 

Vachirawit se disculpa repetidas veces, riendo de forma nerviosa. Lo único que recibe es una mirada desaprobatoria de Kanawut, quien no está nada sorprendido por lo torpe que resulta ser su ex-esposo. Hay cosas que verdaderamente no cambian. 

 

—Como sea, Bright tiene razón. Ese hombre es… todo. De seguro tiene un aroma delicioso, ¿lo has olido?

 

Gulf niega con la cabeza—. Usa inhibidores, como todos los empleados. 

 

Esa definitivamente no es la respuesta que Plan quería escuchar. Gulf está siendo sincero, puesto que jamás ha sentido el aroma de Mew, y no es como si estuviera interesado, para nada. Solamente se ha fijado en lo mucho que su jefe cuida de sí mismo, como evita cualquier cosa que tenga que ver con su lado Alfa. Algunas veces ha sentido un aroma a madera impregnado en la ropa de Suppasit, también en la silla de cuero que este tiene en la oficina. Esa mezcla de cuero y madera es bastante buena, al menos eso piensa Gulf.

 

—¿Y como es él? ¿Te ha coqueteado?

 

Esta vez, Kanawut casi se ahoga con el vino.

 

—¡No!

 

—Que va, aunque ese hombre le coquetee a Gulf, él no aceptará nada —comenta Vachirawit con fastidio—. Dice no querer novio por ahora. 

 

—Aguafiestas.

 

—Aunque quisiera un novio, no tengo tiempo para eso. Mucho menos aceptaría una cita con mi jefe, es poco profesional —la vergüenza se refleja en el rostro de Gulf, pensar en Mew coqueteándole provoca un cosquilleo en la boca de su estómago—. Además que dudo que se acerque con esas intenciones. 

 

—No estaría tan seguro —Plan hace una pausa, dándole un sorbo al contenido de la copa—. Hace unos años escuché que coqueteaba mucho con sus trabajadores omegas —muerde su labio inferior al pensar en aquellos viejos chismes de revistas. 

 

—Según sé, tuvo problemas con un empleado omega —habla Mean, más interesado en la charla—, hubo una demanda por acoso laboral. 

 

Para este punto de la conversación, Gulf chasqueo la lengua con fuerza, dejando notar su molestia ante lo que escuchaba. ¿Demandas por acoso? Su jefe era una buena persona, un buen alfa, alguien respetuoso y digno de admirar. No puede negar que le tiene aprecio a Jongcheveevat, puesto que este ha sido bueno y se ha comportado siempre de maravilla con él.

 

—Tonterías —exclamó con seguridad—. Mew Suppasit es un buen hombre, un excelente jefe. Por algo hay reglas tan estrictas en la empresa y él es el primero en poner el ejemplo —al terminar la oración, terminó de beber el contenido de la copa (lo cual era menos de la mitad). 

 

Los presentes se dieron cuenta que era mejor dejar el tema por un momento, todo por esa reacción por parte de Gulf. Puede que Mean y Plan no conozcan tan bien a Gulf, pero Bright sabe cuándo puede seguir hablando o no de algo con él. Chivaaree le hizo una señal discreta a Attachitsataporn, quien captó inmediatamente, poniéndose de pie con la excusa que debe mostrarle algunas cosas del trabajo en el despacho. 

 

Más pronto que tarde, los omegas se quedaron solos en el comedor. La mirada de Gulf está perdida en algún punto del lugar, mientras que Plan se encarga de servir un poco más de vino en ambas copas. 

 

—¿Cómo te está yendo con los inhibidores y supresores? —cuestiona el omega más bajo—. Lo último que supe es que encontraste que los parches te sirven más que los medicamentos. 

 

—Hasta el momento no he tenido problemas con los parches, son una maravilla y cubren la zona donde estuvo la mordida de Bright, no me quejo. El problema son los supresores —hizo una pausa, pasándose una mano en el rostro en señal de cansancio—; mi cuerpo los rechaza, actualmente llevo más de una semana sin tomarlos y… 

 

No continúo hablando, puesto que el sonido de la puerta abriéndose rápidamente y después siendo azotada los interrumpió. A paso rápido pasó un chico de estatura promedio, parecía de la misma estatura de Plan; fue fácil saber qué se trataba del antes mencionado sobrino del chef, puesto que con él había llegado también ese aroma frutal, más el aroma ahora se esparce de forma furiosa por el lugar. Para ambos omegas en la mesa es fácil saber que su aroma se ve claramente afectado por el actual estado de ánimo del muchacho. 

 

Plan se apresura a hablar, puesto que el recién llegado estaba a punto de correr escaleras arriba. 

 

—¿No vas a cenar? 

 

—No tengo hambre P' —se apresuró a decir, poniendo un pie sobre el primer escalón. En su voz se podía escuchar lo alterado que se encuentra. 

 

—Perth, ¿estás bien? 

 

No obtuvo respuesta alguna, simplemente el menor se fue corriendo escaleras arriba. Era más que obvio que el estado de ánimo del chico no era el mejor, no había que ser un genio para saberlo. 

 

—¿No deberías ir a verlo? 

 

—No me dirá nada, al menos no por el momento —suspiró Rathavit, que presionaba el puente de su nariz con sus dedos—. Enviaré a Mean a hablar con él en un momento, quizás él pueda sacarle algo. Ha estado extraño desde hace un mes, además de que sale demasiado de casa, se queda más horas en la universidad o al menos eso dice… Mean cree que puede que tenga algún novio, pero Perth jamás llega oliendo a alfa. 

 

—No tiene porque estar saliendo con un alfa. Quizás esté “saliendo” con un beta.

 

Plan se mantuvo en silencio, parecía pensar en las palabras de Gulf. Está preocupado, claro que sí. Después de todo, ahora es el “tutor” de Perth, junto a Mean, así que el chico se encuentra con esos estados de ánimo es de la incumbencia de ambos. 

 

—No creí que cuidar a un adolescente sería tan complicado, le he preguntado a mi mamá: “¿así era a esa edad?” —Gulf soltó una pequeña risa, negando a un ritmo suave—. Como sea, ¿qué me decías antes? Acerca de los supresores.

 

—Mi cuerpo los rechaza —volvió a repetir—, tengo la suerte de que mis ciclos de celo sean regulares. Dentro de unas semanas tendré que ausentarme si esto de los supresores no logro resolverlo. 

 

—¿Tienes cita médica? 

 

—Por supuesto, el próximo viernes tengo que asistir. 

 

[...]

 

La conversación continuó por un par de horas, hasta que Gulf se dio cuenta de que era hora de irse. No podía trasnochar, debía ir a la universidad al día siguiente y debía descansar lo suficiente, además de dormir a Jai temprano. Subió por el infante acompañado de Plan, que de igual manera debía arropar a Suchart, pronto pasaría de las 10:00PM, verdaderamente era tarde para los niños. 

 

Fue extraño no escuchar ruido en la habitación del pequeño Attachitsataporn, por lo contrario ambos escucharon el movimiento en la habitación que pertenecía –por el momento– a Tanapon. Y fue aún más extraño, encontrar a Suchart sentado en la cama, con medio cuerpo recostado sobre el costado derecho de Perth, quien estaba acostado de lado; mientras que Jai se encuentra sentado, con la espalda pegada a la cabeza de la cama, mientras que sus manos jugaban con los mechones castaños de Perth. No saben exactamente cuánto tiempo llevan ahí, pero se puede apreciar como el hijo de la pareja aún casada duerme profundamente, al igual que el dueño de la habitación. 

 

—¿Qué hacen aquí? —preguntó Kanawut con voz baja, acercándose para tomar en brazos a su hijo, vaya que pesaba. 

 

—Suchart dijo que su primo estaba triste —murmuró, dando un pequeño bostezo—. Dijo que su aroma se estaba volviendo triste, así que decidimos cuidarlo un rato.

 

El corazón de Kanawut se enterneció por las palabras de su hijo. Por esta clase de actos, Gulf está seguro de que Jai será un alfa, lo cual lo alegra muchísimo. 

 

Salieron rápido de la habitación para no despertar a los dos que hacían en la cama. La despedida fue corta, abrazos afectivos y un par de besos para el niño que está a punto de caer dormido en brazos de Gulf. 

 

El omega y su cachorro fueron llevados por Bright hasta la casa del primero, aunque hubo una corta discusión acerca de que sería más prudente que se quedaran con el alfa, debido a que Gulf actualmente no tenía cómo moverse a la universidad al día siguiente. Al fin de cuentas la discusión fue ganada por Kanawut, que argumentó que Grace estaría de visita el fin de semana, por lo que ella cuidaría al niño y además le prestaría el auto para moverse al campus. 

 

Ya en casa, Gulf logró relajarse por completo. Sacarse los zapatos mientras caminaba hacia la habitación de Jai, donde lo recostó con mucho cuidado de no despertarlo. Una vez de dejar al niño, se quitó todo lo que llevaba encima, la chaqueta ligeramente sucia de pintura y toda la demás ropa que utilizó ese día. Se lanzó a su cómoda cama, abrazando con fuerzas sus almohadas que solamente tenían su propio aroma impregnado. 

 

Pensó en cuando su cama tenía el aroma de Bright, cuando sus aromas se mezclaban y casi se volvían uno. No va a mentir, extraña la compañía en las noches. Extraña el aroma a alfa impregnándose en todos lados. 

 

Su mente voló al recuerdo del aroma que a veces se encontraba dispersado en la lujosa oficina de su jefe, de Mew. Era curioso el aroma que se combina con el cuero, ese pequeño aroma a madera, un aroma que le recuerda el bosque. Y Dios, ojalá ese aroma estuviera impregnado en la habitación de Gulf. ¡En el propio Gulf! 

 

Con ese pensamiento en mente, Trapipattanapong cerró los ojos y cayó profundamente dormido. Totalmente vencido por el cansancio y el vino que ingirió esa noche. 

 

Y esa noche Suppasit Jongcheveevat se coló entre sus sueños.

Notes:

¡Capítulo largo! Ha quedado muy extenso, más de lo que esperaba. Estoy bastante emocionada con este proyecto.

¿Qué les pareció el capítulo?
Espero que les gustara, además de que espero sus comentarios. 🥺❤️

Traeré el capítulo tres pronto, al menos eso espero.

Chapter 4: Capítulo Tres

Chapter Text

El fin de semana de Gulf fue bueno, más que nada bastante tranquilo; las clases en la universidad transcurrieron con calma, le asignaron pocos trabajos que entregar para la próxima semana y eso lo agradece demasiado. Fuera de eso, en casa las cosas iban de lo más normal posible; la visita de Grace acompañada de su madre fue de mucha ayuda con Jai, debido a que no podía dejar al niño solo en casa y llevarlo a la universidad sería un inconveniente —pasa más de 10 horas en el campus—. Aunque la visita de su madre (que no estaba contemplada) siempre implicaba recibir preguntas respecto a su vida amorosa, lo cual es tedioso. ¿Cuántas veces debe decirle a su familia que no está buscando pareja? Es suficiente con su hermana preguntando casi cada semana, que escuchar a su madre unirse al interrogatorio semanal es muy molesto. 

 

Pero qué más da, de todas maneras no puede quejarse y mucho menos ser grosero con su mamá y hermana. Escuchar y contestar es todo lo que puede hacer en esas situaciones y con suerte, ellas dejarían el tema por la paz en algún momento.

 

No puede quejarse mucho, realmente disfrutó del fin de semana, parece que todo estaba en perfecto orden después de una semana atareada. 

 

Por otro lado, no tuvo muchas noticias del trabajo ese par de días, lo cual fue un poco extraño y muchas veces se atrapó pensando en su jefe y lo raro que resulta no tener mensajes o llamadas de él por todo el fin de semana. Ok, quizás es algo malo que se esté acostumbrando a la presencia de Suppasit, de oír su voz a través del móvil, de recibir mensajes donde siempre se disculpe por molestarlo en sus días libres. ¿Cómo puede pensar en eso? Kanawut está tan afectado por eso, que más de una vez se encontró abriendo el chat que tiene con Suppasit, mirando cuando fue su última conexión, en espera de un mensaje, también revisa muy seguidamente sus mensajes de voz, buscando algún rastro de su jefe.

 

Todo eso está mal en tantas formas. ¡Debe disfrutar el fin de semana! Esas pocas horas que tiene libres después de la universidad; utilizar esas horas para cuidar de Jai o realizar tareas pendientes, ¡hacer algo de provecho! No pensar en el trabajo que no tiene.

 

Así también recibió noticias de su auto, que llevaba 4 días parado en el taller. El dichoso mecánico no había encontrado nada que le diera indicios del porqué el auto estaba fallando, eso hasta el domingo que recibió una llamada. Le dijeron muchas cosas, entre ellas que el mecánico se estaba dando a la tarea de buscar la pieza necesaria para reparar el vehículo y que con suerte recibiría una cotización con los precios de la pieza, para que Gulf diera la autorización de compra.

 

Siendo lunes por la mañana, todo estaba tan malditamente tranquilo y eso ponía nervioso a Trapipattanapong. Tenía un pequeño mal presentimiento, su parte omega se lo repetía una y otra vez, que algo pasaría ese día. Y si bien Gulf no es de las personas que siguen con fluidez y naturalidad sus instintos, está vez sabía que hay algo diferente, algo que no podía explicar.

 

En casa todo corrió con tranquilidad, Bright llegó temprano para recogerlos a ambos, puesto que habían quedado que haría de “chofer” de Gulf, hasta que repararan el auto de este. Tuvieron tiempo suficiente para tomar un buen desayuno y salir con calma de casa. El camino fue de lo más tranquilo, charlando con calma del posible itinerario que la ex-pareja tendría esa semana, deben ponerse de acuerdo sobre el cuidado de Jai; de igual manera escucharon al niño hablar algo somnoliento con sus padres, deseándole un buen día a Gulf a la hora que le tocó bajarse del auto. Kanawut se despidió con una abrazo de Vachirawit y lanzándole un beso a Jai.

 

Caminó con tranquilidad por el interior del edificio con rumbo al ascensor, saludando a un par de compañeros que le dedicaron una sonrisa amistosa. A pesar de ese mal presentimiento que se resguardaba en lo más profundo de su ser, Gulf tiene la esperanza de que será un día tranquilo, la agenda de Mew no está tan cargada como otros días, quizás hoy podría salir a almorzar con tranquilidad. 

 

Sólo estoy algo paranoico, se dijo a sí mismo a la hora de entrar en el ascensor. En pocas semanas entraré en celo, es la primera vez que sucederá desde que entré a trabajar, es normal que esté algo histérico. 

 

El tema del celo lo ponía nervioso, porque si los supresores que el médico le dé la próxima cita no funcionan, tendrá que estar muy pendiente para que su ciclo no se adelante o atrase. No quiere correr el riesgo de que su celo de inicio cuando esté en el trabajo o universidad. Mucho menos en el trabajo, eso implicaría problemas puesto que se supone que Gulf está tomando supresores de celo. Tendrá que hablar con Mew para conseguir un permiso para ausentarse los días de celo si llega a ser necesario.

 

Su llegada al piso fue rápida, puesto que sólo dos personas lo acompañaron en el elevador. Miró por todos lados, esperando encontrar a Mew o Kao rondando por el área desde temprano, pero no había ni un alma en el lugar. Con curiosidad mira la hora en su reloj, pensando que quizás era demasiado temprano, pero no es así; esa es la hora de llegada de Suppasit siempre puntual y muchas veces llega antes de tiempo. ¿Dónde está entonces?

 

Se sintió ligeramente preocupado, su omega le decía que algo raro estaba pasando. Primero que su jefe no manda ni un sólo mensaje el fin de semana y ahora no se encuentra en la oficina como acostumbra. ¿Qué pasa? 

 

Apresura su paso para llegar a su escritorio, encendiendo el computador y sentándose en su respectiva silla para darle una hojeada a la agenda. Un par de citas para esa tarde, además de unos cuantos pendientes que se arreglan con llamadas y correos electrónicos. Definitivamente será un día tranquilo, quizás hasta aburrido. Tal vez por eso su jefe se dé la oportunidad de llegar algo tarde a la oficina. 

 

Y así estuvo, sentado detrás de su escritorio revisando los pendientes por un corto tiempo y sus propios mensajes personales. Eso hasta unos 10 minutos más tarde, que las puertas del elevador se abrieron, dejando salir a Suppasit. 

 

Mew se veía relajado, quizás más de lo usual, pero todo parecía estar en orden, lleva uno de sus usuales trajes hecho a la medida, camisa negra, zapatos bien lustrados y esta vez no ocupa una corbata. Mantiene los primeros botones abiertos, dejando ver parte del blanco y suave pecho. Oh, Gulf se pregunta cómo alguien puede verse tan atractivo; ¡Mew siempre se ve mejor que un día antes! Eso debe ser imposible. (Al parecer, para Jongcheveevat era muy posible).

 

Gulf se fijó que además de la falta de corbata, el cabello de Mew estaba algo desaliñado, más no por eso dejaba de verse bien.

 

—Buenos días señor —saludó, colocándose de pie de forma inmediata.

 

—Buenos días Gulf —el tono empleado por Mew a la hora de hablar es más relajado que de costumbre, aunque en su rostro se nota un cambio, parece cansado, como si no hubiera dormido del todo bien la noche anterior. Era extraño, puesto que Suppasit siempre se ve de lo más pulcro posible, ahora se ve bastante diferente—. Perdón por el retraso. ¿No ha pasado nada importante? ¿Alguna llamada? 

 

Para este punto, Mew se encuentra parado justo frente al escritorio de Gulf, mirando directamente a su asistente mientras se abotona de forma correcta los botones de las mangas de su camisa blanca.

 

—Aún nada, estaba esperando a su llegada para realizar la llamada al representante de Suppapong Udomkaewkanjana para confirmar su asistencia a la cita de la tarde.

 

Suppasit guardó silencio por unos segundos, asintiendo a las palabras de su joven asistente mientras piensa en todo lo que debe hacer el día de hoy. Aún debe mirar los diseños propuestos para el cambio de imagen de la revista por su próximo aniversario. Recordar esto último mientras mira a Kanawut hace que tenga una pequeña idea. 

 

—¿Sabe qué? Acompáñame a la oficina unos momentos, necesito revisar los diseños que Wanarat me entregó.

 

Los ojos de Kanawut se iluminaron al oír aquello, vaya que tenía ganas de ver esos diseños puesto que reconoce que el trabajo de War es bastante bueno; por algo es el diseñador en jefe. En el instante que Mew se encaminó a la oficina, Gulf no tardó nada en seguirlo, tomando su celular y la agenda rápidamente. A la hora de entrar en la oficina, el menor se tropezó con sus propios pies, causando su casi caída en la oficina, y fue casi por el hecho que Jongcheveevat reaccionó rápido y llevó ambas manos hacia Trapipattanapong, con una sujetándolo por la cintura y otra sobre el pecho. 

 

Gulf hizo una mueca con los labios, frustrado por su torpeza que se combinaba con su emoción. Miró hacia su jefe, que se mostraba divertido de la situación presentada; y desde un ángulo llano, dónde Gulf mira desde abajo a Mew, ve una sonrisa divertida convertirse en un gesto sexi. A Suppasit se le ocurre humedecerse los labios, siguiendo con una mordida leve a su labio inferior.

 

El pobre asistente abrió los ojos con sorpresa y está seguro que si no fuera por los supresores de olor, su aroma a chocolate y rosas se hubiera dispersado por toda la oficina, cargado de feromonas. Abrió la boca, como si quisiera decir algo, pero lo único que salió de su boca fue un balbuceo, para después soltar una rápida disculpa. Respiró profundo, tratando de calmar su corazón a la par que retoma la postura. 

 

¿Qué es ese aroma? Vainilla y… 

 

Kanawut se mojó los labios y volvió a tomar una respiración profunda, siendo un tanto descarado a la hora de hacerlo, por lo que Suppasit lo notó inmediatamente. 

 

—¿Sucede algo? Además de que estuvo por caer encima mío —en el tono que empleaba no se escucha molesto, más bien curioso ante sus acciones.

 

—¡No, para nada! Solamente estaba… sintiendo su loción. Huele de maravilla —sonrió nervioso—, la loción —aclaró inmediatamente.

 

Mew arqueó las cejas con curiosidad, para después sonreír. Se dio media vuelta para caminar hacia el escritorio. Por su parte, Gulf se dio un momento para soltar una gran bocanada de aire y relajar sus hombros; sus acciones fueron descuidadas e impulsivas. Eso le pasa cuando hace caso a la voz de su omega. Se toma unos segundos antes de caminar hasta una de las sillas que están frente al escritorio, en donde Suppasit ya se encuentra encendiendo el computador y sentándose en su cómoda silla de cuero.

 

—Puedo mandarte una foto de la loción cuando llegue a casa —comenta con voz tranquila, con un pequeño deje de gracia acompañándolo—. Es muy bueno cuando quieres ocultar tu aroma natural, a mi me sirve.

 

—Gracias —murmura, dejando la agenda sobre el escritorio—, pero no me gustan esos aromas en mi… En todo caso, conozco a alguien que de seguro le gustaría.

 

No puede evitar pensar en Bright. A ese alfa si le gustaban esos aromas fuertes, además de que le sientan muy bien y seguramente le agradecería el detalle, puesto que cuando el abogado necesita ocultar su aroma por normas impuestas por el bufete, siempre termina batallando en encontrar algún perfume o loción que cubra por completo su aroma a café. 

 

En su distracción pensando en Chivaaree, no se dio cuenta de la mirada de su jefe Jongcheveevat, que sintió una gran curiosidad ante las palabras de su joven asistente. ¿Quiere una loción para alguien más? Bueno, no debería preguntarse eso, las opciones eran muchísimas: podía ser para su padre, primo o algún amigo de la universidad que tenga por ahí. (O un novio, pero esa opción no quiere pensarla por el momento). Realmente Mew no sabe mucho acerca de la vida personal de Gulf, sabe que tiene una hermana mayor y que está por terminar su universidad en poco tiempo, ¿qué más sabe? Nada. Absolutamente nada. No es que Suppasit sea una persona que le guste saber todo de sus empleados, sólo lo básico para preguntar por ellos y ser cortés. La cosa es, que siempre sabe cosas de más de los demás, sea por chismes que siempre corren en los pasillos de la oficina o por los mismos empleados que comentan de su vida privada en algunas ocasiones, pero de Gulf no ha escuchado nada de él; ni un chisme, un comentario. 

 

Nada de su vida privada es de mi incumbencia. Se regañó mentalmente, tecleando la contraseña de la computadora mientras niega repetidas veces con la cabeza.

 

—Usualmente le pido a Kao que revise conmigo los nuevos diseños, digamos que no tengo un buen ojo artístico cuando se trata de los diseños… Pero, como estás por graduarte como diseñador gráfico dentro de poco, pensé que sería bueno que me ayudarás a darle un vistazo a los diseños que Wanarat propone —miró de reojo la expresión que Kanawut tiene en esos momentos, se le ve emocionado, muerde su labio con uno de sus colmillos.

 

—Me encantaría ayudar, P’War tiene muy buenos diseños y cada que quiero verlos tengo que rogarle un poco —comenta, frunciendo ligeramente el ceño en señal de molestia. War usualmente le comenta cuando está trabajando en algún nuevo diseño, pero cuando Gulf le pide poder darle un vistazo, siempre se niega diciendo que “debe esperar a la próxima junta”. Por un momento se ve ilusionado, más luego su rostro se torna un poco más serio—. Aunque… no sé si sea el indicado para dar sugerencias, mucho menos para corregir el trabajo de War; él es el diseñador gráfico principal y yo… su asistente, jefe.

 

La mirada de Mew es un tanto confusa, se siente en la necesidad de regañar, pero al mismo tiempo quiere confortar a Gulf. 

 

—Ambos sabemos que eres más que un asistente, trabajas duro y te he visto en varias reuniones con intenciones de aportar ideas. Trato de darte una oportunidad para que me muestres tu potencial, ¿o acaso no quieres hacerlo?

 

—¡Claro que quiero, jefe!

 

—Y por favor, deja de decirme “jefe” o “señor”, puedes llamarme Mew —se pasa una mano por el rostro, luciendo agotado y es que así se sentía. ¿Cuántas veces le ha repetido a Gulf aquello?—. Cada que me llamas “señor” siento que envejezco un año más. 

 

—Perdón, estoy acostumbrado a dirigirme de manera formal a mis superiores y… mayores —lo último lo dice con algo de vergüenza—. No puedo simplemente llamarlo Mew, es descortés. 

 

—Entonces, ¿qué tal P’Mew? 

 

Kanawut no está muy convencido de aquello, lo expresa en su mirada, pero realmente no quiere seguir tocando ese tema con Suppasit. Pensó un poco, podía dirigirse a él como P’Mew cuando se encuentren solos, y seguir llamándolo jefe cuando se encuentren con algún tercero. Al final de cuentas, sólo lo hará para complacer la petición de su jefe. Observó a Jongcheveevat apoyando su rostro en su puño cerrado, sin apartar sus ojos de él.

 

—Ok, P’Mew —por un momento, el tono de voz que Gulf empleaba siempre con Mew cambió. Habló más agudo, más suave y mucho más amable; gracias a esto, el corazón de Suppasit dio un brinco e inmediatamente su cuerpo de hizo para atrás, casi pegando su espalda en el respaldo de su silla. Su reacción fue de lo más evidente, eso lo supo por la forma en la que Kanawut sonrió—. ¿Así le gusta? Debemos empezar a trabajar, aún tengo que hacer la llamada para confirmar la junta.

 

Abrió la boca, más no logró formular palabra por unos segundos—. ¡Eh, sí! Entre más rápido terminemos, más temprano podrás salir —rápidamente comenzó a buscar entre sus archivos más recientes la carpeta que War le había enviado hace dos días. Mientras él hacía eso, Gulf se puso de pie para rodear el escritorio, colocándose de pie junto al CEO y tener una buena vista de las propuestas de diseño.

 

Comenzaron con la revisión, primeramente viendo los diseños de forma superficial, dando un vistazo un tanto rápido a las propuestas, que en su totalidad eran cuatro. Mew comentaba acerca de los colores y los detalles que llaman su atención, mientras Gulf se mantuvo en silencio, mirando con atención los detalles que le señala el contrario, pero viendo un poco más allá de lo que alguien sin los conocimientos de diseñador se fijaría. 

 

De un momento a otro, Kanawut se inclinó junto a la silla de Suppasit alcanzando con una mano el mouse inalámbrico del computador. Accidentalmente sus dedos tocaron la mano de Mew, quien contuvo la respiración por unos segundos; los ojos del CEO viajaron del computador al cuerpo inclinado de su asistente. La forma en la que se inclinaba sobre el escritorio creando una bonita curva con su espalda. Están cerca, tanto que si Gulf no utilizara supresores de olor, seguramente Mew ya hubiera sentido su aroma natural pero lamentablemente no es así, es como si estuviera junto a un beta en vez de un omega. Aún a pesar de no sentir aroma alguno, Suppasit no es capaz de apartar sus ojos de la curva del cuerpo de Kanawut, que le parece tan jodidamente atrayente.

 

Mordió su labio inferior y apretó sus manos hechas puños, forzando su mente a dejar esos pensamientos poco decorosos. Ahuyente la idea de dejar caer sus manos sobre los costados de la cintura de Gulf, y vuelve su vista al frente, prestando toda su atención a lo que Trapipattanapong hace en el computador.

 

—Podría sugerirle cambiar los colores a los diseños, basándonos en la temporada en la que la revista celebra su aniversario. ¿Es el décimo quinto aniversario, cierto? Los colores en el diseño de la revista pueden variar en distintos tonos otoñales, metiendo un poco de plateado para simular el cristal.

 

Para ser sincero, Mew no comprende al 100% todo lo que sale de la boca de Gulf. ¿Otoño? ¿Cristal? Terminará por dejar que el menor tome las decisiones y le de sus sugerencias a War el mismo. Las sugerencias continuaron por un rato, dejando ver a flote ese lado serio y un tanto mandón de Kanawut; ahí se nota la pasión y empeño por su trabajo, tan serio y concentrado, no parece el asistente dulce que le sonríe con timidez a los demás.

 

La paz que se creó minuto tras minuto en la oficina pronto se ve interrumpida, puesto que por la única entrada se deja ver a Noppakao entrar como si fuera su propia oficina. Este no prestaba atención a los presentes, puesto que había entrado con los ojos puestos sobre la pantalla de su celular.

 

—¿Dónde está tu bonito asistente? Esperaba ser recibido con una enorme sonrisa de su par-... —se interrumpió antes de terminar su oración, puesto que alzó la vista y se encontró con la presencia de ambos hombres. La mirada de Suppasit era de clara molestia, el ceño fruncido y los labios sellados, mientras que la expresión de Kanawut era relajada, mostrando una sonrisa suave un tanto avergonzada—. Oh, aquí está.

 

—Buenos días, editor Noppakao —saludó Gulf, haciendo un pequeño Wai desde donde estaba detrás del escritorio.

 

—Buenos días Gulf, sabes que puedes llamarme sólo Kao —se acerca a paso moderado al escritorio, mirando únicamente la sonrisa del menor presente. Así fue hasta que escuchó a Mew aclarando su garganta—. Ah, y buenos días Mew.

 

—Te he dicho que toques la puerta antes de entrar.

 

—Lo recordaré la próxima vez —sonríe, molestando ligeramente a Mew—. ¿Qué están haciendo? Trabajando desde temprano, eh.

 

—Revisando los diseños para revista, además que debemos llamar para confirmar la reunión con Suppapong.

 

—Llamaré al manager desde el teléfono de mi escritorio, después iré al área de diseño para hablar con War —habla mientras rodea el escritorio, tomando la agenda de la superficie de madera—. Cualquier cambio o noticia que reciba le avisaré inmediatamente.

 

Suppasit se limitó a asentir a lo que Kanawut decía. Noppakao miró de reojo a Gulf, que caminaba a paso tranquilo por la oficina con dirección a la puerta, rápidamente volvió su atención a Mew, sonriéndole con bastante energía; acercándose al escritorio para tomar asiento en una de las sillas. 

 

—Te veo agotado, ¿cómo estuvo el fin de semana con Mild? 

 

—Se quedó todo el fin de semana en mi casa, ya te imaginarás cómo fue. 

 

Gulf, que aún estaba por salir de la oficina, escuchó con atención aquella plática ajena, se sentía curioso.

 

—Intenso.

 

—Muy intenso.

 

—No lo puedes culpar, después de todo llevaban más de 4 meses sin verse. Puedo sentir su aroma en ti.

 

A pesar de querer escuchar más de la conversación de los dos alfas, se vio en la obligación de salir de la oficina. ¿Mew pasó el fin de semana con alguien? ¿Quién es Mild? La curiosidad comenzó a picar la consciencia de Gulf, puesto que en todo el tiempo que lleva trabajando como asistente de Suppasit, jamás a escuchado el nombre de Mild, ni siquiera por parte de Kao, a quien siempre escucha mencionar nombres de distintos omegas.

 

Se llevó el dedo pulgar a los labios, mordisqueando su uña por unos segundos, quedándose parado justo del otro lado de la puerta ahora cerrada. Su omega interior le pide que permanezca ahí y escuche más de la charla ajena, pero su parte racional le dice que se deje de tonterías y siga con su trabajo. 

 

[...]

 

—Así que… encerrado en la oficina con tu asistente desde temprano, eh.

 

—Por favor, no empieces con tus comentarios fuera de lugar.

 

Jongcheveevat soltó un largo suspiró, pasándose una mano por el rostro en señal de cansancio. Y es que así se encontraba, físicamente cansado. No miente cuando dice que su fin de semana fue intenso, la llegada sorpresa de Mild significaba muchas cosas, entre ellas, perder su ciclo normal del sueño y pasar 24 horas con su amigo. 

 

No lo malentiendan, él adora a Suttinut enormemente, tantos años siendo amigos los ha unido demasiado y esos meses que el omega estuvo fuera fue la primera vez que se mantuvieron separados tanto tiempo. Para Mew era evidente que las cosas cambiarían y volverían a su rumbo normal ahora que Mild está de regreso. ¿Por qué? Bueno, Mild siempre se ha encargado de hacer que Mew se relaje aunque sea una vez por semana, que tome sus alimentos de la forma debida y que no se estrese demasiado con los asuntos de trabajo, en pocas palabras, se encarga de que Mew lleve una vida normal. 

 

Así que por obvias razones su fin de semana fue agotador, fue altamente interrogado sobre todo lo que hizo en ausencia del omega, pero el tema principal fue su asistente. Él le ha hablado de Gulf a Mild, puesto que este último estaba preocupado sobre quién había tomado el puesto de asistente de Mew, debido a que es demasiado temperamental y detesta cuando las cosas salen mal gracias a burdas acciones; por esa razón los asistentes le duraban poco tiempo. Pero vaya sorpresa con la que Suttinut se encontró cuando supo (gracias a Kao y en pocas ocasiones a Mew) que al CEO por fin le había durado más de un mes un asistente. La curiosidad de Mild hacia el asistente perfecto es enorme, tanto que se moría por conocerlo en persona; le insistió a Mew, trató de persuadirlo para que le hablara de Gulf o que por lo menos le diera su nombre completo, más lo único que recibió fue un regaño y una desesperada petición para que dejara el tema.

 

Suppasit no quería que Kanawut estuviera en boca de todos sus amigos, menos en la de Suttinut, a quien le encanta parlotear de cualquier asunto y más cuando se trata de la vida de Mew. Suficiente tenía con los molestos comentarios de Noppakao como para sumarle a otro más.

 

—Me gustaría saber cómo fue tu fin de semana con Mild, algo más detallado. ¿Qué te ha dicho? ¿Qué hicieron esos dos días? ¿Y la noche del viernes?

 

—¿Qué te imaginas? La cena estuvo animada gracias a Mild, ayudó a mi madre con el interrogatorio hacia mi vida personal y sobre cuándo presentaría a un omega a la familia —soltó un enorme suspiro—. El sábado salimos todo el día, me hizo ir a un bar a beber, todo con tal de emborracharme para sacarme algo de información sobre Gulf.

 

—Y no lo logró —habló Kao, riendo entre dientes—. En la madrugada me llamó, pidiéndome ayuda para sacarte información.

 

Mew alzó las cejas, no podía creer hasta qué punto podía llegar Mild para querer algo de información, que en realidad no era algo muy preciado.

 

—Oh, hablando de información. ¡Tengo un pequeño chisme que te podría interesar!

 

Esta vez, Suppasit le dirigió una mirada que refleja molestia. ¿Chismes? ¿En serio?

 

—No quiero oírlo.

 

—¡Por favor, sé que te va a interesar! Es algo que escuché del área de redacción.

 

—Escuchame Kao, no me gustan los chismes, mucho menos los que pertenecen a la oficina.

 

Kao volvió a abrir la boca con intenciones de seguir hablando, más el sonido del teléfono fijo de Mew lo hizo callar.

 

El editor soltó un resoplido, apoyando su rostro sobre su mano derecha y sin quitarle los ojos de encima a su amigo y jefe; detesta que Mew sea tan aburrido, sobretodo en esa situación. Aquella información que consiguió de sus empleados era muy interesante, algo que de seguro a su amigo le interesaria aunque sea un poco, pero como siempre, el trabajo es primero.

 

Se lo dirá, ya sea ahora o más tarde.

 


 

Gulf había tardado muy poco en realizar la llamada en confirmación de junta y cuando lo consiguió, se dirigió al área de diseño, que está un par de pisos abajo. Había mandado el archivo de los diseños a su correo personal de la empresa, así sería más fácil hablar con War de las sugerencias y de igual manera escuchar más de las ideas de War. Su llegada a las oficinas de diseño fue rápida, conocía a la perfección el lugar debido que en sus ratos libres se paseaba por las oficinas con el pretexto de hablar con Wanarat, aunque realmente quería conocer mejor el lugar donde desea trabajar.

 

Saludó animado a todos los que se encontró en su camino y al llegar a su destino saludó a War. 

 

—Me ha enviado el jefe para hablar de las sugerencias de los diseños.

 

Ratsameerat sonrió, pareciendo de lo más complacido con lo que escuchaba de la boca de Trapipattanapong—. ¿Al fin se te ha concedido trabajar con los diseños? 

 

—Solo vengo a dar sugerencias y observaciones —Gulf sentía un poco de vergüenza, no quería que War se enojara, aunque realmente no sería capaz de enojarse con él—, no tienes que tomarme en serio si no quieres.

 

—Que va, será interesante escucharte, siéntate.

 

En el instante en el que toman asiento, no dudan ni un segundo en comenzar a trabajar. 

 

[...]

 

Pasaron dos horas y media trabajando en el área de diseño, charlando y dando nuevas ideas en las que ambos estuvieron de acuerdo. Fue un trabajo sencillo, puesto que se llevaban lo suficientemente bien como para hablar y llegar a un acuerdo mutuo a la hora de elegir y dejar las ideas de ambos. Realmente disfrutaron ese tiempo juntos. 

 

Y hubieran pasado aún más tiempo hablando del tema, más Kanawut recibió una llamada por parte de Suppasit, quien le pedía regresar a su área y así poder ayudarlo con un par de trabajos pendientes y la preparación de la reunión que tendría después del almuerzo. 

 

Antes de retirarse fue detenido por War, quien parecía haber recordado algo muy importante en ese momento.

 

—¡Acabo de recordar…! Gulf, la gente del área de redacción comenzó a difundir una clase de rumor acerca de… 

 

—No me gusta meterme en chismes, War —lo interrumpió rápidamente, mirando la hora en su reloj en la muñeca, faltaba hora y media para el almuerzo, por lo que debe regresar rápido a su piso para terminar con sus pendientes y así poder tener su almuerzo completo—. Tengo que regresar, el señor Suppasit me necesita. 

 

—Es importante Gulf.

 

—¿Podemos hablarlo en el almuerzo? Con más calma, ¿ok? —Sin esperar una respuesta, se retiró de ahí—. ¡Te veo en un rato! —tras exclamar aquello apresuró su paso al elevador, aprovechando que sus puertas estaban abiertas por la reciente llegada del personal.

 

En el mismo instante en  el que se encontró de regreso en el piso, el teléfono fijo sobre su escritorio comenzó a sonar. Trotó hasta el escritorio, arrojó la agenda con su mano izquierda, mientras que con su mano derecha tomaba el teléfono para contestar a la llamada.

 

—Oficina de Suppasit Jongcheveevat, ¿Quién habla?

 

¡Hola! Debes ser el asistente de Mew, dime, ¿se encuentra en su oficina?

 

—Perdone, ¿con quién estoy hablando?

 

—Oh, lo lamento, habla Mild Suttinut. Amigo íntimo de Mew, ¿se encuentra él en su oficina? 

 

—Sí, aunque está algo ocupado. ¿Quiere dejarle un mensaje o que le pase la llamada?

 

—¡No, no! No le digas que llamé, estoy entrando en el edificio para verlo. ¡Gracias!

 

—Espere, ¿qué ha dicho? —su pregunta se quedó en el aire, puesto que lo único que escuchó como respuesta fue el sonido de la llamada finalizada. ¿Qué fue eso? En todo su tiempo trabajando para Mew, jamás había recibido una llamada así de extraña. Se preguntaba si debía avisarle a Suppasit acerca de la extraña llamada o quedarse callado como el desconocido le indicó a través de la llamada.

 

La voz de esa persona se escuchó tan suave y linda, además de escucharse de lo más confiado. Mild, es el mismo nombre que el editor Kao mencionó en la oficina

 

Dejó el teléfono en su lugar, caminando hacia la oficina para preguntar acerca de lo que debía hacer en esos momentos. Tocó un par de veces, hasta que le dieron una respuesta positiva para entrar. 

 

—¿Necesita ayuda en algo, P’Mew?

 

—Sí, tardaste más de lo esperado con Wanarat y yo me distraje con unos pendientes, estamos un poco atrasados… 

 

—Lo siento, me entretuve más de la cuenta.

 

—No te disculpes, acércate al escritorio.

 

Gulf acató a la petición rápidamente, notando que se encuentra haciendo Mew en esos instantes. Parece estar reorganizando algunos archivos físicos, pocos eran los documentos que el CEO guardaba personalmente en su oficina, normalmente se trataban de copias de documentos muy importantes, como contratos, balances y reportes; es bastante cuidadoso con esa clase de papeles.

 

—De casualidad... ¿tienes idea de donde guardé los contratos del equipo de publicistas? Me informaron que hubo problemas en el área de publicidad y estoy tratando de arreglar… 

 

—Todo lo relacionado con el área de publicidad está archivado en… —mientras hablaba rodea con paso tranquilo el escritorio, abriendo uno de los seis cajones llenos de papeles del escritorio de Mew— este cajón —sacó una de las cuantas carpetas del interior, colocado de cuclillas en el suelo.

 

Mew chasqueo la lengua, molesto consigo mismo por no recordar donde tiene sus propios archivos; desde que comenzó a confiar plenamente en su asistente, se ha dado el lujo de olvidar las cosas. Sabe qué Gulf recordará las cosas por él. Se acercó hasta Gulf, tomando la enorme carpeta de sus manos y dejándola en la superficie de madera, para después estirar una mano para ayudar a Gulf a ponerse de pie. Este aceptó la ayuda inmediatamente, agradeciendo en voz baja.

 

En el instante que Gulf estaba de pie, ambos se quedaron totalmente quietos. Uno frente a otro, Suppasit observando con detenimiento el rostro inexpresivo —por el momento— de su asistente, mientras Kanawut mantenía sus ojos fijos en los labios entreabiertos de su jefe. Luego de unos segundos, Gulf bajó la mirada hacia su mano que aún era sostenida por la mano de Mew; este último cayó en cuenta de eso en el momento que bajó la mirada para ver de igual manera sus manos juntas.

 

Los dedos de Mew se movieron suavemente, comenzando a entrelazar sus dedos con los ajenos. Y sus movimientos hubieran continuado, de no ser por el sonido de la puerta abrirse, acompañado de una molesta voz que tanto conocían.

 

—¡Mira a quién encontré en recepción! 

 

Inmediatamente Gulf reaccionó, dando dos pasos hacia atrás y girando ligeramente su cuerpo hacia la entrada de la oficina. En ese instante, un aroma bastante fuerte comenzó a inundar el lugar. Vainilla y chocolate blanco, un aroma similar a lo que Kanawut había olfateado en Suppasit horas atrás. 

 

—Oh, ¿interrumpimos? —y esa es la misma voz que escuchó del otro lado de la línea.

 

—Para nada —habló rápidamente Mew, pasándose ambas manos por su camisa negra. Hizo un ademán con su mano, llevándose está a su nariz, parece haber captado rápido el aroma—. Mild, te he dicho que…

 

—Inhibidores supresores cuando venga de visita. ¡Lo sé! Pero estaba de paso, vi la hora y creí que sería buena idea almorzar contigo, pero veo que estás ocupado —Suttinut miró con atención a Kanawut, que se mantenía totalmente al margen. El recién llegado le regaló una gran sonrisa al asistente—. Hola, debes ser Gulf. Hablé contigo por teléfono hace unos instantes.

 

Jongcheveevat dirigió sus ojos a Trapipattanapong, preguntando con la mirada si eso realmente había pasado.

 

—Ah… Sí —realizó un Wai—. Kanawut Trapipattanapong —se presentó.

 

—¡No seas tan formal! 

 

—Leve —la voz un tanto severa de Mew hizo reír al nombrado, Aclaró la voz, está vez dirigiéndose a Gulf—. Gulf, dejaremos los pendientes para después de la reunión con Suppapong, iré a almorzar con Mild y… —miró hacia Kao, que parecía no tener intenciones de irse de ahí— Kao. Puedes tomar un descanso. 

 

Gulf se quedó callado, mirando un tanto tenso a los tres presentes. Ese mismo molesto sentimiento que lo invadió en la mañana regresó, su omega se estaba alterando con la presencia de Kao y sobretodo con la de Mild y su fuerte aroma a omega. Omega soltero y sin marcar. Kanawut se llevó la mano al cuello, acariciando con sus dedos el parche que cubre su glándula de olor.

 

—Está bien, lo veré después del almuerzo P'M -... Señor Suppasit. 

 

Y tras decir eso, salió de la oficina.

Chapter 5: Capítulo Cuatro

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Dejó caer su pesado cuerpo sobre su silla giratoria, suspirando pesadamente cuando Kanawut salió de la oficina. Hundido en la silla miró a los dos presentes, Kao y Mild que siguieron con la mirada al menor y mantuvieron sus ojos fijos en la puerta por unos largos segundos. Hasta que se escuchó un grito de emoción de parte de Suttinut.

 

—¡Es…! 

 

—¿Lindo, hermoso, perfecto? ¿El omega perfecto para Mew?

 

—¡Sí, todo eso! —Dio un brinco en dirección al escritorio, golpeando la superficie plana con sus manos abiertas—. Suppasit Jongcheveevat, no me dijiste que tu asistente es así de encantador, aunque se ve muy tímido. ¿Acaso lo intimidas?

 

—Lo que intimida a Gulf es lo jodidamente caliente que es su jefe —interrumpió Noppakao, pasándose una mano por el cabello para acomodarlo un poco, por otra parte, Mild soltó una gran carcajada.

 

Mew sólo se lamentaba del momento en que se hizo amigo de esos dos, y del momento en que se le ocurrió presentarlos. Son una bomba juntos, una bomba de malos chistes y demasiado insistentes. Los aprecia, son grandes amigos y cuando se trata de trabajo ambos están centrados, pero en otras ocasiones son totalmente molestos. Hizo presión sobre el puente de su nariz, como si eso fuera a calmar la migraña que posiblemente le saldría en unos minutos.

 

—No intimido a Gulf —aclaró—. ¿Por qué diría que es encantador? Es mi asistente, no está aquí por ser encantador.

 

—Es cierto, el chico es bastante inteligente y trabajador —hablo Kao, cruzando los brazos sobre su pecho pareciendo de lo más serio, aunque solamente fue por unos segundos antes de que una sonrisa maliciosa adornara su rostro—. Aunque yo lo hubiera contratado sólo por su cara bonita.

 

Justo cuando Mew cree que Kao dirá algo sensato, lo único que logra es que el dolor de cabeza llegue antes. Paciencia Mew, ten paciencia, se repite una y otra vez, mientras se pone de pie, buscando entre sus bolsillos si lleva su cartera y celular con él. Al ser así, simplemente comienza su andar hacia la salida de la oficina.

 

—¿A dónde iremos? —pregunta Mew, dirigiéndose a Mild, quien no tardó nada en alcanzar a Mew para colgarse de su brazo con una gran sonrisa.

 

—¿Pagarás la comida?

 

—Solo la tuya. 

 

Noppakao soltó un sonido de clara indignación, siguiéndoles el paso a los otros dos. No le sorprende la declaración de Mew, se sorprendería más si en realidad este accediera a pagar también su almuerzo. Al salir a la recepción del piso, notaron que Gulf ya no se encontraba en su escritorio, al parecer Kanawut no había desperdiciado ni un segundo para irse a tomar su merecido descanso. Eso llamó la atención de ambos alfas, debido a que eran contadas las veces que Gulf abandona su área de trabajos, normalmente prefiere pasar sus ratos libres adelantando trabajo para así reducir lo antes posible la carga; parece que hoy era distinto.

 

—Se ha marchado rápido —observó Mew, frunciendo ligeramente el ceño.

 

—Sí, pensé que tendrías que pedirle que se fuera a descansar… —comenta esta vez Kao, quien parece que se le prendió el foco, puesto que se apresuró en darle un codazo a Suppasit en las costillas, ganándose un gruñido—. ¡Ah, aún tengo que contarte el chisme del momento!

 

Jongcheveevat puso sus ojos en blanco, creyó que Dechaphatthanakun se había olvidado del asunto.

 

—No quiero escucharte.

 

—Pero yo sí —exclama Suttinut—. ¿Qué es? ¿De nuestro círculo social o del trabajo?

 

—Trabajo.

 

—Esos son los mejores. 

 

Mientras ambos charlaban, Mew masajea el puente de su nariz con su mano libre (debido a que tiene a Mild colgando de su brazo derecho). Para este punto han entrado en el elevador, donde la charla entre los dos grandes amigos de Mew continua con bastante fluidez y él sólo permanece en silencio. Está pensando demasiado, los problemas en el área de publicidad lo agarraron desprevenido, jamás había tenido problemas con sus trabajadores de esa área, que suceda ahora es un golpe de mala suerte. 

 

Por un momento dejó el trabajo de lado, dejando que su mente pensara en su asistente, tan sólo por unos breves momentos. Habían tenido una clase de “momento” antes de la interrupción de Noppakao y Suttinut; no sabe exactamente cómo describir el mar de emociones que desencadenó el sólo tomar la mano de Kanawut. La cercanía, el tacto y la mirada tan profunda de Gulf hizo aullar a su alfa interior. Pero la llegada de esos dos apagó por completo las sensaciones que se desbordaron en su interior, es más, el solo aroma de Mild invadiendo su entorno fue de lo más molesto para Suppasit y él alguna vez había adorado ese aroma a chocolate blanco y vainilla que se escapa de Suttinut. Y por un momento, Mew creyó notar cierta incomodidad en la forma de actuar de Gulf, probablemente por lo mismo: el aroma a omega de Mild. Probablemente porque no está acostumbrado a la presencia de un aroma tan fuerte en el trabajo.

 

Le dedicó una mirada rápida a Mild, que parecía no tener intenciones de separarse de su brazo. Tenía que hablar seriamente con él, no podía solamente aparecer en la oficina sin utilizar, por lo menos, inhibidores de olor. Es consciente que el aroma de Suttinut es bastante bueno y eso podría tentar a los empleados alfas del edificio.

 

Mew y Mild bajaron del elevador en la recepción del edificio, mientras que Kao se quedó para bajar al estacionamiento, puesto que utilizarían su auto para moverse al restaurante. 

 

—Esperen en la entrada del edificio —indicó Noppakao, que buscaba en sus bolsillos la llave del vehículo.

 

Suppasit asintió, dando media vuelta para dirigirse junto a Suttinut a la entrada. Su trayecto a pesar de ser corto, se detuvieron constantemente, gracias a que más de una persona se detenía para saludar a Mild. Bueno, es obvio que el omega es conocido y querido en Suppasitoont, todos se detienen a saludar y sonreírle, a lo que Mild corresponde sin problema alguno, ¿Cómo no amar a Mild con esa personalidad tan encantadora? Es algo contrario a Mew, que si bien es amable y respetuoso con todos sus empleados, al ser un alfa impone algo de miedo, por lo que los demás prefieren mantener su distancia con él.

 

—Te encanta ser el centro de atención —murmuró Mew, que tiró del agarre que tiene Mild sobre su brazo, haciendo que apresure un poco el paso.

 

—Tengo tiempo sin visitar la empresa, es obvio que sería el centro de atención ahora que estoy de regreso —le dedicó una enorme sonrisa a Suppasit—. ¿Celoso por que soy el centro de atención?

 

Mew acercó su mano izquierda a la de Mild le sostenía el brazo derecho, para pellizcar suavemente el dorso de su mano, arrancando una leve risa del omega. 

 

—Celosos los que te ven colgado de mi brazo —bromeó. 

 

Suppasit no negar que adora a Suttinut, lo estima demasiado. Está claro que lo quiere como si fuera realmente parte de su familia.

 


 

Gulf se encontraba en la recepción, sentado hasta el fondo del gran área de espera, por lo que le fue imposible no ver la interacción de su jefe y ese pequeño omega, que en ningún momento se soltó del brazo de Mew, saludando y sonriendo como si estuvieran en una alfombra roja. Se veían bien, muy bien juntos , y no entiende porque le disgustó tanto verlos juntos. ¿Por qué siente un malestar tan grande en el estómago con sólo ver esa escena? 

 

Se siente mal por dentro, mas no lo refleja en su rostro debido a que se encuentra acompañado por War, que también estuvo de lo más atento en los dos individuos que salieron del edificio. Wanarat sonrió, girando rápidamente hacia Kanawut, notando que seguía mirando por donde la “pareja” había salido.

 

—Son bastante visuales juntos, ¿no crees? 

 

Gulf rápidamente apartó la mirada de la entrada, dirigiéndose a War—. Ah… sí, eso creo. ¿Conoces a Suttinut? —preguntó con curiosidad, colocándose de pie. Habían quedado de ir a la cafetería a unas cuadras de ahí para tomar el almuerzo.

 

—Cualquier persona que lleve más de un año trabajando aquí conoce a P’Mild —exclamó mientras se ajustaba el bolso sobre su hombro—. No sé exactamente desde cuando ellos, P’Mew y P’Mild se conocen, hace año y medio que entré a trabajar Mild estaba trabajando como asistente de Mew —han emprendido la marcha a la cafetería, mientras War explicaba todo lo que sabe exactamente de Suttinut.

 

—¿Asistente? 

 

—Sí, según sé, Mild trabajó como asistente de Mew por… dos años más o menos. Al parecer P’Mew no quería contratar a alguien, puesto que el asistente anterior a Mild había traicionado su confianza y puesto que en las únicas personas que confía plenamente es en P’Kao y P’Mild, y solamente P’Mild estaba disponible, entonces accedió a trabajar para él —la mirada de War se encuentra el frente, mirando el camino que están tomando. Se detuvieron brevemente en un cruce, esperando a poder cruzar—. Era bastante bueno, P’Mild es publicista, así que sabía cómo relacionarse con los socios, trabajadores, hasta artistas y modelos que han trabajado con la revista. A toda la empresa le agrada Mild.

 

Además de parecer el omega ideal, es el asistente ideal. 

 

He ahí el malestar en el estómago. Esa clase de pensamientos no le agradan, él no es alguien envidioso, jamás lo ha sido y sería una total estupidez comenzar ahora, además, ¿Por qué se siente así? Ni siquiera ha tratado con ese omega, no puede juzgarlo. Si lo que dice Wanarat es cierto, que Suttinut Uengtrakul es agradable y un excelente trabajador, alguien encantador; ¿Cómo podría Gulf tener algún sentimiento negativo hacia él? Tonto, tonto, no estás cruzando la secundaria.

 

Al no oír nada más acerca del tema, Kanawut prefirió dejar de preguntar el respecto. No quiere sentirse así, como enfermo del estómago cuando está por ir a almorzar con Wanarat. Respiró hondo, relajó sus hombros y se concentró totalmente en su camino hacia la cafetería. 

 

La llegada al local fue rápida, ambos omegas se situaron en una de las mesas en el interior del lugar cerca de la barra que los separa de donde preparan los alimentos. Ambos mantenían una pequeña plática con el tema de los diseños de la revista, mencionando que pronto también deberían diseñar las invitaciones y demás al evento por el aniversario, no sólo de la revista, sino de la empresa entera. Algo grande y elegante. Así continuaron hasta que llegó el momento de ordenar su almuerzo, ambos optando por un poco de comida occidental, algo no tan pesado, pero lo suficientemente satisfactorio para sobrevivir a la hora de salida.

 

Justo en el momento que Gulf estaba terminando de ordenar, War prácticamente brincó sobre su asiento, dirigiendo una mirada un poco extraña al asistente.

 

—Acabo de recordar que tenemos que hablar.

 

—¿Mm, de qué?

 

—Dios, Gulf. Te dije que debíamos hablar de un chisme que está corriendo por la oficina y no sólo por el área de diseño.

 

—Sabes que no soy de meterme en esa clase de cosas… 

 

—Gulf, esto es sobre ti.

 

Esta vez, Kanawut frunció el ceño. ¿Escuchó bien? ¿Un chisme de él? Eso es… confuso. No recuerda haber hecho algo que amerite que se cree un rumor acerca de él. Es tan reservado con sus detalles acerca de su vida privada, sus redes sociales son todas privadas y ni siquiera es muy activo en ellas, jamás ha hablado de más, así que, ¿de qué se puede tratar?

 

—¿De qué se trata?

 

—Pues… 

 

[...]

 

Mew casi se atraganta con el vaso de agua.

 

—¿Qué Gulf qué? 

 

—¡Tiene novio! Todos en el área de redacción están hablando de eso —Kao estaba claramente emocionado por lo que decía, y es que era la primera vez que Gulf era parte de uno de los chismes de la oficina, ¿Cómo no estar así?

 

El CEO limpiaba su boca con una servilleta, puesto que aquello lo había tomado por sorpresa y había escupido un poco del agua. Creyó haber escuchado mal, porque la sola idea de su asistente saliendo con alguien era… imposible de imaginar. No porque Gulf sea alguien poco atractivo, todo lo contrario, pero el menor aparenta ser tan dedicado a su trabajo y estudios, además de ser tan reservado. Definitivamente Gulf no parece del tipo de persona que deja sus deberes de lado para tener novio.

 

—Debiste escuchar mal… no creo que

 

—No escuché mal, también lo creí cuando caminaba fuera de mi oficina y escuché a dos de mis escritores murmurar entre ellos acerca de eso —se llevó su propio vaso a los labios, humedeciendo su boca antes de continuar hablando—. No podía quedarme con la duda, así que me acerque a preguntarles de qué diablos hablaban, ¡y lo soltaron todo! —golpeó su puño cerrado sobre su palma abierta—. Resulta que el viernes pasado escucharon a Gulf hablar por telefóno muy cariñoso con alguien en el baño, que si bien podría estar charlando con algún familiar o amigo, Gulf le mandó besos y se reía de forma un tanto risueña. Cuando lo vieron salir del cubículo, él se veía taaaan feliz. 

 

—Eso no prueba nada Kao.

 

—Esto no termina ahí —aclaró, haciendo callar a Mew nuevamente—. Luego de eso, fuera del edificio lo vieron esperar junto a War en la calle y justo cuando War se fue, un auto, bastante lujoso al parecer, se detuvo para recoger a Gulf y, según escuché, esta mañana el mismo auto lo dejó fuera del edificio. 

 

—¿Estás insinuando que Gulf pasó el fin de semana con alguien? —preguntó Mild rápidamente, ha estado escuchando aquello en total silencio y con muchísima atención, si se trataba del lindo asistente de Mew, él quiere saberlo todo.

 

—Estoy insinuando que Gulf tiene un novio con el que debe tener la suficiente confianza como para pasar el fin de semana con él. ¿Puedes creerlo, Mew? Sinceramente me parecía extraño que el chico no tuviera novio, digo, Gulf es muy atractivo, no es típico modelo de omega, pero eso no lo hace menos atractivo. Lo hace más exotico. 

 

—Ciertamente jamás había conocido a un omega que midiera más de 1.75 —mencionó Mild— y él parece ser más alto que ambos —señaló a los dos alfas.

 

Mild y Kao continuaron hablando, el editor mencionaba más cosas acerca de toda la información que consiguió, pero Mew había dejado de escuchar a sus dos acompañantes. Él intenta analizar la situación que Kao le había planteado, trata de pensar en las distintas ocasiones en las que Gulf pudo haberle dado algún indicio, alguna señal de que tuviera novio o que pareciera que alguien lo estaba cortejando… ¿Aún cortejan a los omegas? No es como si le llevara tantos años a Gulf, pero hay cosas que simplemente dejan de realizarse con el paso de los años. Aún así, con las dudas creciendo en su cabeza, Suppasit no conseguía encontrar algún indicio de que Kanawut esté en una relación. 

 

Pero hay algo.

 

Recuerda que esa mañana Gulf parecía interesado en el aroma de su loción, él insinuó que quería esa loción para alguien más, puesto que no le iban bien esas fragancias , pero conoce a alguien que sí.  Y hay que ser realistas, el aroma de su loción es algo que comúnmente utilizan los alfas para ocultar su aroma natural. 

 

De pronto, el alfa interior de Mew suelta un gruñido, uno lleno de enojo y dolor. No está a gusto con la idea de que su asistente tenga un novio; que alguien más pueda acercarse, que alguien impregne su olor en él. Frunció los labios con esa sola idea, porque definitivamente no le agrada el pensamiento que está cruzando en su cabeza en esos precisos momentos.

 

¿Gulf tiene novio?

 

[...] 

 

No fue un gran almuerzo para Gulf, eso es algo obvio. ¿Y cómo va a serlo después de oír todo lo que War le dijo? 

 

Parece ser que él era el nuevo tema de interés en la oficina, cosa que claramente no le gustaba. A Kanawut no le gusta llamar esa clase de atención, lo hace sentir ansioso; pensar en que los que lo rodean pueden estar hablando cosas a sus espaldas o que estén esperando a que haga algo mal para seguir haciendo más grande el tema. ¡Dios! ¿A quién le gusta estar en boca de todos? Saber que está en boca de todos. Que jodido estrés. 

 

Aún cuando no le gustaba escuchar lo que War le explicó, le agradece muchísimo que lo hiciera. No cualquiera va a decirte que hay un chisme de ti corriendo por la oficina, normalmente esperan hasta que el chisme se haga más y más grande, hasta no poder contenerlo más. Ahora sabe que puede contar con Wanarat para cualquier asunto, por más personal que sea.

 

Y por eso mismo, Kanawut se atrevió a contarle más acerca de su vida privada, dejando de lado la universidad y trabajo, era momento de abrirse respecto a su familia. La verdadera razón por la que prefiere no hablar respecto a que estuvo casado y que, además de eso, tiene un hijo es por los prejuicios de la gente. Ciertamente ha tenido muy malos tratos por parte de sus jefes anteriores cuando se enteran de su vida privada; los omegas divorciados, con un lazo roto y con un cachorro de pormedio es un blanco perfecto de burlas y ofensas. No es igual un omega soltero, sin marcar, o un omega actualmente casado, a uno que fue “abandonado” por su alfa anterior. De por si los omegas son tratados como inferiores, un omega en la situación de Gulf es degradado de una manera totalmente absurda. 

 

Pero Kanawut sabe que Wanarat no sería capaz de hacer algo como eso. 

 

Le habló con total sinceridad, tratando de no profundizar demasiado en detalles que, por el momento, eran totalmente inútiles de revelar. Mencionó su matrimonio de 4 años de matrimonio con Bright y habló de forma superficial de la relación que ambos mantienen hasta el momento, sacó a la luz el tema de Jai. Explicó que la persona que ha estado recogiéndolo del trabajo es precisamente su ex esposo, y que la llamada que seguro escucharon fue, efectivamente, una llamada con Bright. Totalmente sacada de contexto. 

 

—Necesito tu apoyo para terminar o al menos disminuir esos rumores. No me gusta estar en boca de todos, mucho menos en la oficina.

 

—No te preocupes Gulf, cuenta conmigo, pero… ¿Qué quieres que diga?

 

—Solamente di que es un amigo el que viene por mí, no menciones nada acerca de mi pasado con Bright, mucho menos menciones a Jai. No quiero que mi vida privada recorra toda la empresa, mucho menos que llegue a los oídos del Sr. Suppasit.

 

—Al jefe no le gusta meterse en chismes, así que no tienes que preocuparte por eso.

 

A pesar de que el almuerzo no fue en su totalidad bueno, a la hora de regresar al trabajo todo transcurrió con total tranquilidad, el tema del dichoso chisme no fue mencionado nuevamente. Todo se centró en el trabajo. La junta con Suppapong fue algo tensa, pero al final terminó por ser un éxito, al menos eso había expresado Mew, aunque sus palabras no reflejaban lo mismo que su expresión tan seria que portaba. Se preguntaba que pasaba por la cabeza de su jefe para estar tan serio, lo había visto tan relajado ese día, que su cambio de actitud era de lo más extraño para Gulf. 

 

Lo único que resultó, si bien no malo, sí incómodo, fue la presencia de Mild Suttinut en la oficina. Este omega tan amigable se la pasó dando vueltas por toda la oficina, yendo y viniendo en cada unos de los pisos, visitando las distintas áreas de la empresa, pero siempre regresando a la oficina de Mew. 

 

Él trató de sentirse cómodo con la presencia de Mild, en serio lo intentó un sinnúmero de veces, pero no lo lograba. Quizás se debía a que el mayor no está utilizando inhibidores, por lo que su dulce aroma se ha regado por toda la oficina. Ese ambiente que siempre está libre de aromas ahora está cargado de ese dulce aroma a chocolate y vainilla; simplemente no puede soportarlo.

 

Era como si su omega se sintiera amenazado, como si Suttinut estuviera invadiendo su territorio (lo cual es estúpido, porque ni siquiera es su territorio ). 

 

Pero verdaderamente no supo cómo sentirse justo una hora antes de su hora de salida. 

 

Se había mantenido en su escritorio, realizando un par de trabajos en el computador, tal y como Suppasit le había indicado hace quizás una media hora. Se vio en la necesidad de preguntarle algo a su superior, por lo que se puso de pie y rápidamente se adentra en la oficina, que tenía la puerta entreabierta. Siempre que la puerta está de esa forma, significa que puede entrar a la oficina sin problemas. 

 

No es una sorpresa la presencia de Suttinut, que se encuentra sentado en el sillón negro, con la nariz hundida en su teléfono; parecía de lo más entretenido, totalmente absorto de todo lo demás. Suppasit estaba en la misma situación, sólo que en lugar de mirar su teléfono, tenía los ojos yendo y viniendo del computador a los papeles impresos que tiene en su escritorio. 

 

Kanawut le dio una mirada curiosa al trabajo que su superior realiza, notando que los papeles eran los contratos que había buscado con anterioridad. 

 

—¿Necesita ayuda, señor? —cuestiona, sin apartar sus ojos de los contratos del área de publicidad.

 

—No, no te preocupes. ¿Qué pasa? ¿Terminaste con lo que te encargué?

 

—Por eso mismo estoy aquí —respondió con tranquilidad—, venía a preguntar si quiere que le envíe los archivos como documento de Word  o como PDF. 

 

—PDF está bien, confío en que todo esté impecable, envíalo a mi correo de la empresa y copia a los jefes de todas las áreas y socios mayoritarios de la revista. 

 

Gulf asintió continuamente, más se quedó parado junto al escritorio por tres razones: 1) quería saber si Mew le tenía algún otro trabajo, 2) de no ser así, volvería a ofrecer su ayuda para lo que sea que su jefe esté haciendo. Puede notarlo bastante estresado, por lo que no quiero sólo irse y dejarlo con todo el trabajo; para eso está él, para ayudarlo a aligerar la carga. Y 3) tiene la intención de pedir su permiso para ausentarse el viernes un poco antes de la hora de salida, puesto que tenía su cita médica. 

 

El alfa pareció darse cuenta de que el omega seguía ahí parado. Un suspiro se escapó de sus labios, relajó un poco su cuerpo y sonrió hacia Gulf.

 

—¿Necesitas algo más? 

 

—En realidad quería saber si usted necesita que haga algo más. Aún falta una hora para mi salida y he terminado con todos mis pendientes de hoy. ¿Necesita ayuda con lo que está haciendo?

 

—No realmente, creo que voy a tardar un rato haciendo esto, no quisiera retenerte aquí hasta tarde. Si quieres puedes retirarte, Mild me ayudará con esto de aquí. 

 

El nombrado separó la mirada del celular, volteando en dirección de los otros dos—. Oh, ¿eso es de lo que me hablaste en el almuerzo? —se puso de pie, caminando hacia el escritorio, que rodeo desde el lado contrario de donde estaba Gulf. Sin siquiera decir palabra, Suttinut tocó la pantalla del computador para girarlo levemente hacia él, comenzando a leer lo que se muestra en pantalla.

 

Mientras tanto, Mew continuó hablando con Gulf.

 

—Pues irte a casa a descansar.

 

Kanawut se sintió extraño. Su omega interior le grita que no debe irse, que debe insistir en quedarse junto a Suppasit y alejar al otro omega de ahí, pero su lado racional siempre gana. No hizo más que asentir a las palabras de su jefe, haciendo una pequeña y disimulada reverencia hacia ambos mayores para después caminar a la salida. 

 

Justo a mitad del camino, recordó lo del permiso.

 

—Oh, perdón que lo moleste otra vez —habló rápidamente, captando la atención de ambos—. Quería pedir un permiso para salir antes el viernes, tengo una cita médica dos horas antes de mi salida.

 

—Acabo de recordar… Gulf, las últimas dos semanas te he presionado más de lo usual, así que quería informarte que puedes ausentarte el jueves y viernes. No sé qué tan pesada esté tu universidad estos días, así que si quieres tomar esos dos días para relajarte y centrarte en tus trabajos, por mi no hay problema.

 

—Que considerado eres —exclamó Mild desde atrás de Mew, sonriendo de una forma que Gulf no entendía si se estaba burlando o realmente lo dice en serio—. No preocupes por tu jefe Gulf, yo puedo ayudarlo estos dos días que te ausentes.

 

Esa no es una opción que le agrade en lo absoluto a Kanawut. Siente como el estómago se le revuelve con sólo pensar que el antiguo asistente de su jefe se quede para reemplazarlo por tan sólo dos días. Su interior se agita y su mente le grita que no debe ausentarse, pero no está en posición de negarse a tener un par de días libres; se acercan sus parciales, que son demasiado pesados debido a que sólo son dos días de exámenes, así que debe estudiar y, además de eso, terminar con sus tareas. También podría pasar tiempo con Jai y hacer una limpieza profunda en toda la casa. 

 

Definitivamente no está en posición de rechazar esa oferta. 

 

Pone su mejor sonrisa, mirando directamente hacia Mild—. Gracias, P’Mild. Le tomaré la palabra, en verdad necesito ese tiempo libre.

 

Esta vez, en verdad se despide de ambos presentes. Aunque una parte de él deteste la idea de no ir a trabajar esos dos días, sabe que es la mejor opción para él. Debe ignorar esos extraños sentimientos y centrarse en lo importante, y por el momento eso era sus estudios y su pequeño cachorro. 

 


 

La semana se fue volando ante sus ojos, cuando quiso darse cuenta, ya había pasado uno de sus días libres y ahora estaba a mitad del segundo, era la hora de la comida, por lo que se encontraba terminando de preparar el almuerzo para Jai y Bright. Sí, Bright estaba ahí, totalmente dispuesto a robarle un poco de comida a su ex-marido, y bueno, a Gulf no le importa alimentar a un tercero. Ha cocinado Guay Tiew Moo como agradecimiento hacia Bright por estar haciendo de su chofer toda esa semana, no ha tenido noticias de su auto y no sabe hasta cuando Vachirawit seguirá disponible para llevarlo a todos lados. 

 

Después del almuerzo esperará un par de horas antes de ir con el médico, obviamente aprovechando la presencia de Bright para que este lo lleve hasta el consultorio y cuide de Jai en lo que termina su cita.

 

Sirvió tres tazones de aquella comida, uno de estos mucho más lleno que los otros. Chivaaree extendía ambas manos hacia Trapipattanapong, babeando por tener en sus manos aquel platillo lo antes posible. Agradeció enormemente a Gulf luego de colocar el tazón frente a él; aguardó tan sólo unos segundos a que Gulf tomara asiento antes de comenzar a degustar la comida.

 

Kanawut sonrió ante el gemido lleno de placer que se le escapó a Vachirawit tras tomar el primer bocado. Comenzó a comer, siendo un poco más lento que el alfa sentado frente a él, ya que debe estar pendiente de que Jai no ensucie su ropa mientras come de poco a poco. El tazón del niño tiene menos cosas que el de los dos adultos, debido a que Gulf es demasiado cuidadoso a la hora de alimentar a su hijo, así que procura que este coma de una forma balanceada, pero que disfrute de igual manera que los demás. Rió un poco al ver como Jai toma torpemente la cuchara y el tenedor, absteniéndose de usar los palillos como Bright y Gulf hacían.

 

—Lento —indica al notar como su hijo trata de meter demasiada comida a su boca. En el instante en que Gulf se estaba llevando el que es su tercer bocado a la boca, sintió su celular vibrar en su pantalón, para después comenzar a sonar. Soltó un suspiro, sacándolo de su bolsillo trasero para ver de quién se trataba. Al notar que era una llamada del trabajo, no pudo hacer más que responder—. No comas tan rápido —dijo rápidamente antes de responder a la llamada. 

 

—¿Quién es? —cuestionó Bright.

 

—Trabajo. ¿Sí, hola? ¿Sr. Noppakao, se le ofrece algo?

 

—¡Se supone que es tu día libre!

 

Gulf le lanzó una mirada molesta, mientras se ponía de pie y en susurros le pedía a Bright que vigilara a Jai. 

 

Perdón, ¿estoy interrumpiendo? —la voz de Kao tenía un ligero toque de curiosidad. Era evidente que había escuchado la voz de Bright.

 

—Es sólo un amigo, estaba por tomar el almuerzo —aclaró rápidamente, rezando por no recibir más preguntas curiosas—. ¿Necesita algo? No es usual que usted me llame.

 

Solo quería preguntar respecto a unos documentos de mi área. Sé que tienes todo perfectamente guardado en tu laptop, le pedí a Mew que te llamara, pero parece ser que no quiere molestarte, así que esta vez soy yo quien molesta.

 

—No es molestia, dígame que necesita exactamente.

 

La llamada fue bastante corta, sin indagar demasiado en otros asuntos, puesto que parecía que Kao tenía algo de prisa. Kanawut rápidamente soluciona las dudas de su superior, aunque tuvo un par de interrupciones por parte de Bright, que parecía no podía controlar a su propio hijo. Gulf tuvo que tener mucha paciencia para no gritarle a Bright.

 

En el momento que la llamada fue finalizada, el omega regresó a la mesa, donde apun le esperaba su tazón lleno de comida, aunque podía notar que hacían falta un par de ingredientes en su plato. Seguramente Vachirawit le ha robado uno que otro bocado. Aguantó sus ganas de regañarlo, por lo que prefirió terminar de comer y así prepararse para su cita.

 

Después de eso, todo corrió con total calma. Bright se encargó de darle un baño a Jai, que se había ensuciado un poco a la hora comer, gracias a que Gulf no estuvo pendiente de él. Mientras que Kanawut se encargaba de retirar el parche sobre su cuello, cuyo propósito era eliminar todo rastro de su aroma natural. Debía asistir a la cita sin ninguna clase de medicamentos y/o artículos que modifiquen su aroma o propia naturaleza. Pronto el aroma a chocolate y rosas de Gulf se adueñó de toda la casa, atrayendo al cachorro, que rápido corrió hacia su padre omega, con todas las intenciones de impregnarse del aroma natural de Gulf. 

 

Kanawut sonrió al tener a su hijo prácticamente pegado a su pierna, por lo que no dudó ni un segundo en tomarlo en brazos, Jai aprovechó esto para colocar su cabeza entre el hombro y cuello de Gulf, respirando así todo su aroma.

De pronto, el aroma a café  también comenzó a dispersarse por el lugar. Gulf rápidamente giró hacia Bright, que se encontraba guardando un par de juguetes, cajas de jugos y ropa extra en la pequeña mochila que pertenece a Jai. El alfa comenzó a soltar su propio aroma de forma inconsciente. Aquello causa gracia en Gulf, nuevamente las viejas costumbres florecen de manera inconsciente.

 

—Tiempo sin sentir tu aroma —se burla Kanawut, quien sólo obtiene una mirada confusa por parte de Vachirawit.

 

[...]

 

No perdieron más tiempo, subieron al auto del alfa con dirección al consultorio médico donde tenía Gulf su cita. Fue dejado justo en la entrada del pequeño edificio, mientras que Bright se iba con Jai a una plaza cerca de la zona, donde se encontrarían más tarde.

Camina directo a la recepción del pequeño edificio de instalaciones lujosas, saludando amablemente a la beta que yace sentada del otro lado de un gran escritorio redondo. 

 

—¿Tienes una cita?

 

—Sí, con el doctor Max Nattapol.

Chapter 6: Capítulo Cinco

Chapter Text

Era una visita con un solo propósito: averiguar qué carajos pasaba con su cuerpo. Ha estado rechazando todos los supresores que le han recetado, desde los más baratos hasta los más jodidamente costosos. Los últimos supresores que compró le sirvieron en un inicio, más no pasó mucho para que su cuerpo los rechazara, esta vez trayendo efectos secundarios. Mareos, dolores de cabeza, hasta vómito. Sí parecía un embarazo, pero eso es lo que menos se acerca a ser, puesto que lleva alrededor de un año sin tener relaciones sexuales con algún alfa. 

 

Su única solución era visitar a su doctor de confianza, un ginecólogo que también se especializaba en omegas varones como Gulf. Un alfa bastante atractivo ante los ojos de cualquiera, el propio Gulf se ha sonrojado más de una vez por lo estúpidamente atractivo que resulta ser el doctor. Sí, un alfa atiende las necesidades y problemas hormonales y / o sexuales de los omegas, Kanawut no estuvo convencido de dejar que un alfa desconocido se acerque a él, preguntando usualmente sobre su vida sexual y otros asuntos privados, pero luego de su primer visita , quedó encantado con la forma de actuar del médico. Jamás lo hizo sentir incómodo en ningún momento. 

 

Y bueno, ese es su tercer año acudiendo al Dr. Max Nattapol para que lo ayude con todos sus problemas de ahí abajo y problemas internos, como lo que es actualmente. El jodido problema con los supresores. 

 

Al abrir la puerta del consultorio, el aroma característico de los hospitales y consultorios médicos inundó las fosas nasales de Gulf. No hay ni un solo rastro de feromonas de alfa en el aire, ni siquiera de lociones. Solamente un aroma totalmente neutro. Gracias a todo eso, el aroma natural de Gulf pronto llegó al sensible olfato del médico, que se encuentra de espaldas a la entrada, limpiando pulcramente la camilla al fondo de la habitación.

 

—Tan puntual como siempre, adelante Gulf —la voz amable del doctor hace sonreír al omega, siempre sintiéndose de lo más cómodo en sus visitas—. ¿Cómo has estado? ¿Cuál es el asunto ahora? —Pregunta al mismo tiempo que se voltea, para así acercarse a su escritorio y sentarse en la cómoda silla.

 

—Lo hace sonar como si fuera mi culpa, Doctor —se queja bajito, frunciendo ligeramente el ceño. Ya ha tomado un asiento en una de las dos sillas frente al escritorio, suspirando con pesadez—. Podría estar mejor, los supresores han producido efectos secundarios y como usted dijo que si eso pasaba, suspender el medicamento, pues así lo he hecho.

 

Nattapol frunció el ceño, llevándose una mano a la barbilla para rascar la zona muy suavemente. Ha estado revisando el caso de Gulf por tres meses, han hecho análisis de todo tipo y hasta el momento no ninguna anomalía. 

 

—Es normal que tu cuerpo rechace los supresores cuando estás retomando el tratamiento, pero llevamos más de un mes tratando de encontrar el supresor adecuado y aún nada —señala el doctor, se escucha ligeramente frustrado—. Seré sincero, Golfo. Las únicas razones por las que tu cuerpo rechaza los medicamentos son: 1) que estés en estado de gestación, lo cual queda totalmente descartado gracias a los análisis de sangre, o 2) que la presencia de algún alfa esté alterando a tu omega, obligandote a rechazar toda clase de supresor. 

 

Kanawut suspira enormemente, pasando ambas manos por su rostro.

 

—¿Un alfa? No he tenido contacto de ese tipo con nadie, ni siquiera alguna beta —se queja—. El único alfa con quien tengo contacto es con Bright y mi padre, y dudo mucho que ellos están "alterando" a mi omega.

 

—Gulf, ya he mencionado antes que la abstinencia no es de mucha ayuda. Tu cuerpo está creado para procrear, diciéndolo de una manera menos profesional: para aparearse. Eres un omega joven, que estuvo casado y tuvo una vida sexual activa, según recuerdo lo que me decías en tus primeras citas. No puedes simplemente abstenerte a tener sexo e ignorar tu celo. 

 

¿Ah, no? 

 

—¿Entonces qué? ¿Salgo a la calle, a los bares en busca de sexo? —Gruñó, cruzándose de brazos—. No tengo tiempo para conseguir acompañantes sexuales y no quiero hacerlo. 

 

Diloknawarit suspiró con rendición. No es la primera vez que escucha a un omega decir algo así, hay demasiados omegas con carácter fuerte como Trapipattanapong, su propio esposo es parte de ese círculo de omegas. En el fondo sabe que no hará que cambie de opinión, y realmente no lo culpa.

 

—Okay. Descartando toda la posibilidad de un acompañante sexual —comienza a decir, mientras se gira sobre su silla, tomando de una cajonera detrás suyo un pequeño frasco de pastillas—. Creo que sabe que no eres el único omega que rechaza los medicamentos creados para suprimir su parte omega, he conseguido estás —señala el frasco anaranjado, golpeándolo sobre la superficie plana del escritorio—. Son nuevas, no han salido al mercado puesto que aún están a prueba. Hasta el momento no han tenido efectos secundarios y han funcionado con éxito en todos los omegas que lo han probado, pero como sabemos, no todas las personas son iguales. 

 

Max le tiende el frasco a Gulf, que no duda ni un segundo en tomarlo de la mano del médico.

 

—Voy a ser sincero, no sé si vaya a funcionar Gulf. Así que quiero pedirte que, si tu celo está cerca, te abstengas a salir uno o dos días antes de que se presente, o sólo no mantengas mucho contacto con algún alfa que pueda provocar tu celo.

 

Kanawut asiente repetidas veces, mirando con atención el pequeño frasco que permanece en su mano. Solamente tiene la mitad de pastillas en el frasco, las cuales son demasiado pequeñas, ni siquiera parecen supresores, ya que usualmente son de un tamaño considerablemente más grande. 

 

—¿Qué hay del tiempo de cada toma?

 

—Una vez al día, a la misma hora siempre. Conoces bien el procedimiento —continúa—. Creo que por el momento no estás tomando anticonceptivos, ¿cierto?

 

—Los suspendí desde que me separé de Bright.

 

—Bien, sigue así. Es recomendable no ingerir ningún otro medicamento que afecte a tu parte omega, con los inhibidores no hay problema, ya que utilizas parches.

 

—Entonces, ¿empiezo a partir de mañana?

 

Max asiente repetidas veces, hundiendo su espalda en el asiento—. ¿Cuándo es tu próximo celo?

 

—El lunes de la próxima semana. 

 

—Mm, quiero que el viernes vayas temprano a hacerte unos análisis, para comprobar si el supresor está haciendo el efecto deseado. Moveré un par de contactos para que los resultados estén listos a más tardar en la noche del viernes, así tendrás tiempo de prepararte si los supresores fallan, ¿ok?

 

Gulf murmuró un pequeño “está bien”, sonriendo enormemente ante toda la ayuda que recibió del doctor. Era una persona muy agradable, siempre deseó a ayudar a sus pacientes, por eso Kanawut le tenía tanta confianza. Tuvieron una charla bastante breve, tomando en cuenta que Max tenía más pacientes por atender y Gulf debería reunirse pronto con Bright y Jai.

 

Fueron quizás 5 minutos de charla de despedida, en lo que Nattapol acompañó a Kanawut a la recepción, agendando la visita del próximo viernes para los análisis pendientes. 

 

—Recuerda, nada de anticonceptivos si quieres que funcione —le recuerda rápidamente, mientras el omega comienza a alejarse.

 

—Entendido, Dr.

 

—Saluda a Bright de mi parte.

 

[...] 

 

Lo primero que hizo Gulf al salir, fue marcarle a Bright, informando que los alcanzaría en el centro comercial donde quedaron de reunirse. Caminó alrededor de cinco minutos, cruzando un par de calles bastante concurridas, mientras observaba como el sol comenzaba a ocultarse, además que la temperatura comenzaba a bajar poco a poco. Es temporada de lluvias, por lo que la temperatura desciende un poco más de lo usual. No le molesta, lo prefiere antes que el calor, pero en esos momentos solamente porta una camisa manga larga, no muy gruesa a decir verdad, por lo que comenzó a sentir el frío erizar su piel. 

 

Al entrar en el centro comercial, se dirigió rápidamente a la zona de los puestos de comida rápida. Siempre que salen con Jai, Bright termina llevándolo a McDonalds por una de esas cajitas para niños con juguetes incluidos. Al niño le encanta comer nuggets y jugar en las secciones para niños y bueno, a Gulf le agradaba tener a su pequeño feliz y tan sólo un poco mimado.

 

Encontró rápidamente a Bright, que permanecía sentado cerca del área de juegos, no apartaba la vista de Jai y mantenía su celular pegado en su oreja. Por la expresión tan serena y esa ligera sonrisa que se aparece en sus labios cada cierto tiempo, Gulf puede deducir que está hablando con Win. 

 

—Oh, está llegando Gulf —comenta Vachirawit con voz calmada—. ¿Quieres decirle algo? 

 

Kanawut sonríe, tomando asiento justo frente a Bright y dando un vistazo rápido hacia donde se encuentra su hijo jugando y conviviendo junto a otros niños.

 

—Win envía saludos.

 

—Quisiera saber cuando lo invitarás a cenar con nosotros, Win debe conocer formalmente a Jai —exclama Gulf lo suficientemente alto para que la persona del otro lado de la línea lo escuche—. Pon el altavoz.

 

Bright frunce el ceño, negando repetidas veces. Haciendo señas hacia Gulf para que se mantuviera callado, a lo que este reacciona riendo por lo bajo. Hace cuatro meses que conoce de la existencia de Win Metawin, un universitario de la carrera de economía unos años menor que ambos. Gulf aún no sabe perfectamente cómo Bright conoció a Win, solamente sabe que llevan dos meses como “pareja oficial” y el alfa no ha sido capaz de presentarlo con Jai. Bien, Kanawut no puede obligar a Vachirawit a presentarle a su nueva pareja, eso es muy raro, pero al menos debe presentarle formalmente a su hijo; Jai necesita acostumbrarse a la presencia de la nueva pareja de su papá alfa y así evitar posibles rechazos del niño hacia otro omega que no sea Gulf. 

 

La charla de Bright duró tan sólo un par de minutos más, hasta que la orden de hamburguesa y el paquete infantil estuvo listo. Se apresuró en recogerlo, mientras que Gulf caminaba hasta el área de juegos para llevar a Jai a la mesa.

 

—No debiste traerlo a comer aquí, recién comimos en casa —regañó el omega, que negaba repetidas veces con la cabeza mientras acomodaba al niño en la silla junto a él y ayudándolo a abrir la caja de nuggets.

 

—Jai quería nuggets.

 

—¡No es cierto! —exclamó el nombrado—. Pa dijo que quería comer hambur… ham… 

 

—¿Hamburguesa?

 

—¡Sí! 

 

—Pequeño traidor, dijiste que no le dirías eso a papá.

 

—Deja de decirle a Jai que me guarde secretos, eso no se hace. 

 

El alfa soltó una suave risa, pidiendo disculpas por enseñarle esa clase de comportamientos a su hijo. Aunque ambos saben muy bien que el infante no es capaz de ocultarle absolutamente nada a su padre omega, es tan apegado a Gulf, qué Bright algunas veces siente envidia. ¿Pero qué puede hacer? Es normal que los niños estén firmemente apegados a sus padres omegas, así que quejarse o sentirse mal por ello no es una opción viable.

 

Charlaron un rato, en lo que Bright y Jai terminaban con la comida, Vachirawit preguntó sobre qué le había dicho el médico a Kanawut. Aunque no estén juntos como esposos, como alfa y omega, Chivaaree siempre está pendiente de Trapipattanapong, al fin de cuentas su alfa interior lo considera parte de su manada, por muy estúpido que suene. Así que se preocupa por el uso de supresores e inhibidores que Gulf necesita, no quiere que este tenga algún accidente con un alfa, eso sí que le preocupa demasiado. 

 

Duraron alrededor de media hora ahí sentados, luego dieron una vuelta en la plaza, visitando algunos puestos en los que Gulf quería entrar. 

 

Hubo un momento en el que Gulf observó por unos largos segundos una camisa de un color rojo intenso, manga-larga y con un gran escote que seguramente le llegaría a la mitad del tronco. Esa clase de camisas que se utilizan para grandes eventos, como fiestas de clase alta, bodas o cosas por ese estilo. A Gulf simplemente le encantó, más no tenía la intención de comprarla. No la necesitaba, él no salía a fiestas, mucho menos asistía a eventos importantes, por lo que sería una tontería comprar aquella prenda, que seguramente terminaría al fondo de su closet sin nunca ser utilizada. 

 

Al final salieron del centro comercial algo tarde, llegaron a casa alrededor de las 8:30 PM, cuando Kanawut creyó que regresaría mucho antes a casa. Aún debía revisar de no tener deberes que hacer para la universidad, alistar una presentación que iba a tener el sábado y terminar un extenso ensayo para el domingo. Agradeció a Bright por milésima vez por todo lo que este estaba haciendo por él, ya que no era responsabilidad suya llevarlo a todos lados, más aún así se tomaba la molestia de ayudarlo más de la cuenta. 

 

El lado positivo de esa salida, era que Jai había regresado lo suficientemente cansado para preferir ir directo a dormir, en lugar de quedarse despierto jugando o viendo caricaturas. 

 

—Vendré mañana a cuidar a Jai, pero el domingo no podré venir, tengo una reunión con unos clientes y… 

 

—Está bien, no te preocupes. Veré si mamá puede venir a cuidar a Jai o quizás lo lleve con ella, no sé.

 

Bright soltó un pequeño suspiro, sintiéndose ligeramente aliviado.

 

—De todos modos, si necesitas ayuda y estoy disponible, no dudes en llamar, ¿ok? 

 

—No te angusties, puedo arreglármelas solo.

 


 

Ok, casi siempre puede arreglárselas solo. Solamente tiene problemas cuando parece ser que el mundo se vuelve en su contra, ¿Por qué le pasa esa clase de cosas? El sábado todo corrió con tanta tranquilidad, Bright cuidó de Jai a la perfección y Gulf no tuvo que preocuparse por otra cosa que no fuera la universidad; fue simplemente perfecto. ¡Pero, mierda! El domingo fue completamente diferente, un caos desde el momento que despertó. 

 

Su madre le había llamado por teléfono, diciendo que había amanecido demasiado enferma y que no podría cuidar al niño, su segunda opción para que cuide a Jai era su hermana, más ella estaba sumamente ocupada trabajando y su tercera opción era Plan, más tampoco podía hacerse compromisos por trabajo. Y aunque Plan le ofreció que su sobrino (Perth) podía cuidar de Jai, pero Gulf no quiso molestar. 

 

Entonces estuvo más de una hora tratando de conseguir alguna niñera, más no encontró a nadie, hasta que le llegó un mensaje de War. 

 

Mierda, War era su única opción y definitivamente en la única persona que podía confiar. No quiere tener que llamarle a Bright, que debe estar bastante ocupado con el trabajo, como para preocuparse por el hecho de no encontrar a alguien para cuidar de Jai. Nadie más sabe de la existencia de su hijo, todos los que saben están ocupados en esos momentos y aunque no quería molestar a Wanarat, se vio obligado a hablar con él y pedirle ese enorme favor. Por suerte, War pareció encantado con el favor, inmediatamente le dijo que sí, que no tenía ni el más mínimo problema para cuidar al niño, además que no vivía demasiado lejos de Gulf. 

 

Cuando escuchó el timbre, Gulf corrió a la puerta, encontrándose con War, quien cargaba con una mochila negra sobre sus hombros. 

 

—No sabes cuanto te agradezco esto, me salvaste la vida —exclamó Gulf, sonando bastante exaltado. No pueden culparlo, va demasiado tarde a la universidad—. ¡Jai, ven aquí! 

 

Ratsameerat se encoge ligeramente ante el grito de Trapipattanapong. Ese no era el mismo chico con el que trabaja toda la semana, el tímido y callado asistente del CEO de Suppasitoont. War da un vistazo a su alrededor, mientras se saca los zapatos en la entrada; es una casa de una sola planta, de un gran tamaño y bastante ordenada, puede sentir el aroma a chocolate impregnado por toda el área y un muy tenue aroma a café. Es fácil deducir que el aroma a chocolate es de Gulf y probablemente el olor a café sea del ex-esposo de este. 

 

Siguió al más joven por el lugar, llegando a la sala donde se encontraba de pie el infante. Jai corrió hacia Gulf, escondiéndose detrás de sus piernas y sin dejar de mirar a Wanarat. 

 

—War, él es Jai —palmeó suavemente la cabeza del niño—. Saluda, cariño —en el momento que Jai salió de detrás de Gulf para saludar, el omega continuó hablando—. War se quedará a cuidarte hoy, en lo que yo vuelvo de la universidad, ¿ok? 

 

El niño pareció dudar por unos momentos, mirando a su papá por unos segundos antes de volver a mirar al recién llegado. 

 

—’kay —murmuró, acercándose a War para tomarlo de la mano en un gesto de saludo—. Un gusto, me llamo Jai.

 

Wanarat soltó una suave risa por lo formal que el niño hablaba, se notaba un poco tímido, pero no demasiado—. El gusto es mío Jai, verás que nos divertiremos mientras tu papá regresa de la universidad.

 

Gulf soltó un gran suspiro, agradeciendo que su hijo no empezara con algún berrinche. Explicó lo más brevemente posible a War donde están todas las cosas que quizás necesite mientras cuida a Jai, donde se encuentran los juguetes, si debe o no darle golosinas o qué hacer si se porta mal. Aunque Jai no sea un niño problemático, más vale prevenir a War por cualquier cosa; uno nunca sabe cómo se comportan sus hijos cuando están con otras personas.

 

Salió de casa hasta que escuchó el claxon del Uber que había llamado. Despidiéndose del niño con un beso y con un abrazo de War, repitiendo una y otra vez lo agradecido que estaba por su ayuda.

 

Ahora Gulf puede ir a la universidad con más calma, sabiendo que dejó a Jai en buenas manos.

 


 

—Estoy entrando al campus que marca la ubicación que me enviaste y no veo el edificio que me describiste, Great —se queja Kao al teléfono, mientras maniobra con el volante del auto intentando estacionarse en uno de los lugares libres. 

 

Entonces no es el lugar Kao, ¿estás seguro que ahí te envió el GPS? —la voz de Great se escucha en todo el vehículo—. De seguro te perdiste. 

 

—No soy un idiota desorientado, la ubicación que me enviaste está mal —gruñe, golpeando el volante. Una parte él no quería estar ahí, realmente deseaba estar en su casa disfrutando de su único día totalmente libre que tiene, pero en su lugar está en un campus universitario que ni siquiera era el correcto. 

 

¡Pues baja y pregúntale a alguien! Es tu trabajo, no el mío. 

 

¿Por qué razón Noppakao está en un campus universitario a las 5:00 PM en lugar de su cómodo penthouse? Simple y sencilla razón. Un par de días atrás recibió una llamada de Great, que le informaba de tener a un perfecto candidato para ser el nuevo editor principal para el área de redacción. Se trataba de un recién egresado, que estaba terminando de dar sus prácticas para obtener su título. Aquello quedaba como anillo al dedo, debido a que hace un mes se habían quedado sin editor principal y Kao ha tenido que encargarse de esos trabajos y aunque no le molesta, si necesita ayuda con todo ese trabajo. 

 

Se supone que estaba ahí con la intención de investigar más a fondo acerca de la persona recomendada y hablar seriamente con él, para así poder saber si cuenta con él para empezar una semana de prueba en la revista. 

 

Pero, mierda. Hay demasiadas universidades en la zona y Kao está malditamente perdido en esos momentos. Tiene alrededor de 6 años que no pone un pie en las instalaciones de una universidad, sea la que sea, es claro que no recuerda exactamente donde están todas las universidades. 

 

—Enviame el nombre de la universidad en un mensaje, maldición. Veré a quién diablos le pregun… —Se inclinó sobre el volante del auto, entrecerrando los ojos en un intento por saber si sus ojos no le estaban mintiendo en esos momentos. Kao podía reconocer aquella silueta donde sea, esas piernas largas y delgadas, además de ese cabello negro alborotado—. Voy a colgar, creo que encontré a alguien que puede ayudarme.

 

Se apresuró en apagar el auto, tomar su teléfono y cartera, sin quitarle los ojos de encima a la persona que caminaba tranquilamente. Noppakao apresuró su paso, alcanzándolo en un par de zancadas. Iba a llamarlo, pero antes de poder, el contrario se detuvo para contestar una llamada. 

 

—¿Hola? ¿Qué pasa Bright? —hubo un pequeño silencio, antes de que Gulf volviera a hablar—. No, no dejé a Jai con mi mamá. Ella despertó enferma y Grace tenía trabajo que hacer hoy… Lo dejé con un compañero de trabajo.

 

Kao no se considera alguien chismoso, mucho menos metiche… Al menos no todo el tiempo. ¿Qué es eso que escucha? ¿Una pelea de pareja? Pero, ¿por qué? Continúa acercándose, dispuesto a tocar el hombro de Kanawut para llamar su atención sin ser escandaloso, ni con intenciones de alarmarlo. 

 

—Bright, no te preocupes, Jai está en buenas manos —suspiró, pasándose una mano por el rostro—. No me levantes la voz, Vachirawit. ¿Por qué te alteras? —esta vez, Gulf se escucha claramente molesto, cosa que Kao jamás había escuchado proviniendo del omega.

 

—¿Em, Gulf? —en ese instante, se atrevió a tocarle suavemente el hombro. La respuesta a su llamado fue inmediata, Kanawut giró de forma brusca, con el ceño fruncido y sin dejar de hablar por el celular.

 

—¡Nuestro hijo está bien, Bright! ¿Puedes entender e-...? ¿Señor Noppakao? —el ceño fruncido desapareció, poco a poco fue bajando el celular de su oreja y casi se olvida que está en llamada con Bright; de no ser por la voz de Vachirawit saliendo del otro lado de la línea telefónica, Kanawut no habría reaccionado—. Perdón Bright, t-te llamo más tarde. 

 

Noppakao alzó las cejas, mirando con una evidente curiosidad a Kanawut, que guardaba de forma torpe su celular en el bolsillo trasero de su pantalón. El pobre omega se está obviamente nervioso, su rostro refleja total preocupación y sus manos inquietas confirman que parece encontrarse en una situación muy incómoda para él, además de esos factores, el aroma a chocolate se ha empezado a sentir en el ambiente y aunque Kao jamás haya sentido el aroma de Gulf antes, en su interior sabe que ese aroma proviene de él.

 

—Perdón, ¿interrumpí algo? —cuestiona, cruzando sus brazos sobre su pecho.

 

—Para nada señor, ¿qué hace aquí? —en su voz se escuchan los claros nervios, sus manos se abren y cierran a un ritmo rápido. 

 

—Oh, no creas que estoy siguiéndote o algo, esto es una completa casualidad —responde—. Estoy algo perdido, busco el edificio correspondiente a la carrera de periodismo, iba a esperar indicaciones de la persona que me envió aquí, pero te pude reconocer desde el auto y pensé que tú podrías ayudarme.

 

Gulf no deja de rezarle internamente a Buda, una y otra vez, rogando para que Kao no haya escuchado su conversación con Bright. Pero, mierda, estuvo prácticamente gritando al teléfono, claro que Kao lo escuchó todo. ¿Acaso las cosas van a empeorar para él? Si Kao escuchó todo lo que salió de su boca, seguramente irá corriendo a decirle a Mew. Sabe perfectamente que Kao y Mew son confidentes, mejores amigos que seguro se cuentan todo, aunque una persona como Suppasit no sea de chismes, Noppakao sí lo es, así que todo terminará con la vida privada de Gulf siendo tema principal, no sólo en las áreas correspondientes a la revista, sino también de a toda la compañía. Solamente quiere que la tierra se lo trague y lo escupa en México o en cualquier otra parte lejos de Asia. 

 

—Sé dónde es, pero está prácticamente del otro lado de la universidad —guarda silencio por unos segundos, mirando con atención a su superior—. Puedo llevarlo hasta ahí, solamente déjeme entregar un proyecto a la sala de profesores y con gusto lo llevaré a donde quiere ir.

 

El alfa se mantiene callado por un momento, analizando la situación, mirando con atención la expresión cargada de nerviosismo del omega frente a él. Kao disimula toda esa curiosidad que lo está matando por dentro, por lo que simplemente asintió con una de sus típicas sonrisas que le lanza a Gulf cuando están en la oficina.

 

—Ok, te espero aquí, iremos en mi auto. 

 

Kanawut asiente repetidas veces, antes de apresurar su paso con rumbo a uno de los edificios cercanos al estacionamiento. Noppakao simplemente lo observó, para luego caminar al vehículo y apoyarse sobre el cofre de este, en espera del regreso de Gulf.

 

[...]

 

Esperó entre 5 y 10 minutos el regreso de Gulf, lo cual no fue mucho tiempo. Kao no tenía tanta prisa, puesto que tenía entendido que la persona que iba a ver trabaja hasta tarde y apenas iban a ser las 5:20 PM. Subieron al auto, manteniendo una charla muy breve acerca de la razón por la que Kao estaba en la universidad y de igual manera hablaron un poco sobre la vida estudiantil del omega. 

 

Kao quería mencionar aquello que ha escuchado de la llamada de Gulf, muere de ganas por saber qué carajos pasa , pero su lado racional le decía que no fuera un imbécil metido. En realidad, su lado racional suena muy similar a Mew cuando está enojado. 

 

Quizás si Gulf menciona primero lo de llamada… 

 

O si Kao descubre una manera de abordar el tema sin ser un idiota. 

 

Kanawut había dicho la verdad, respecto a que el edificio al que Kao debió llegar en un principio sí está del otro lado de la universidad; de no ser que se encontró al omega, probablemente Noppakao seguiría caminando y pidiendo instrucciones de como llegar al lugar. Una vez ahí, a pesar de que Kao iba a agradecer y seguir sólo, Gulf se ofreció cordialmente a llevarlo hasta las oficinas donde el alfa se dirigía. 

 

Esa caminata fue silenciosa. Noppakao podía sentir los nervios de parte de Kanawut y eso solamente le provocaba unas enormes ganas de hablar de lo que escuchó. 

 

—Es aquí —habló rápido Gulf—. Creo que me iré, tengo que tomar el transporte para volver a casa y… 

 

—¿No tenías auto? —interrumpió, alzando una ceja. Recordaba haber visto a Gulf llegar en auto cuando comenzó a trabajar para Mew.

 

—Está en el taller, se supone que me lo entregarán esta semana… 

 

—Ah, si quieres puedo llevarte a tu casa —ante la expresión que se plasmó en el rostro de Gulf, Kao supo que la respuesta iba a ser un rotundo no, más lo interrumpió antes de que lo dijera—. Si quieres que te lleve, esperame en el estacionamiento, me apresurare en hacer lo que vengo hacer —abrió la puerta, adentrándose lo más rápido posible.

 

—¡N-no tiene que-...! 

 

Antes de escuchar más, cerró la puerta.

 

Tal y como dijo, hizo todo aquello bastante rápido; habló con el profesor que había recomendado al chico para trabajar en la revista, además de obtener claras muestras del gran potencial del chico, obtuvo el número personal de este y una breve charla con él, que llegó a la oficina justo a tiempo para hablar con Kao. Todo fue excelente, no hay otra palabra para describirlo; la oferta de entrar con una semana de prueba fue, obviamente, aceptada y ahora solo quedaba informar en recursos humanos para hacer las cosas más fáciles para él, además de tener que avisarle a Mew. 

 

Miró la hora en su reloj, faltaban pocos minutos para que sean las 6, así que se preguntó si Gulf seguía ahí o había huido a casa. 

 

No le sorprendería, Kanawut tiene lo que parece ser un gran secreto, que quizás no quiera hablar con Noppakao, que no es nada cercano a él. Solamente es un superior en el trabajo, de ahí en fuera, ¿qué más es Kao? Le falta mucho para ser un amigo, eso es algo obvio. 

 

Seguramente debe estar camino a casa. 

 

Oh, sorpresa la que se lleva al llegar al estacionamiento y ver al omega. Que juega con las tiras de su mochila con un evidente estado de nervios al full. 

 

—No creí que siguieras aquí. 

 

—En realidad, quiero preguntarle algo, no me quedé para que me lleve a casa. 

 

Kao alzó ambas cejas, acercándose para quedar frente a Gulf—. Soy todo oídos. 

 

—Bien… —hace una pausa de un par de segundos, como si pensara muy bien antes de hablar, de soltar algo de lo que quizás pueda arrepentirse—. Cuando llegó, antes de que yo notara que estaba aquí, ¿me escuchó hablando por teléfono? 

 

Justo lo que quería oír. 

 

—Mm, sí. Estoy sorprendido, no tenía ni idea de que estás casado, mucho menos que tienes un hijo —soltó sin más, Kanawut le ha dado entrada para hablar del tema y no va a desaprovechar—. Digo, en realidad no tenía que saberlo, pero acaso no tienes ¿Cuanto? ¿25 años? No me esperaba eso.

 

—No, no. Está equivocado.

 

—¿Con tu edad?

 

—¿Qué? ¡No! —exclamó con exasperación, pero claro, jamás creyó tener que explicarle algo de esto al editor en jefe de la revista—. Escúcheme, no quiero generar malos entendidos y… 

 

—Mira, Gulf. Se nota que este es un tema un tanto extenso y, además de eso, demasiado privado para ti. ¿Por qué no dejas que te lleve a casa y así me “explicas” lo que sea que quieras explicar?

 

El omega parecía estar desesperado. No, no lo parece. Lo está. Él está muerto en desesperación, puesto que su idea de que nadie del trabajo se enterara respecto a su situación se fue directo al carajo. ¿Por qué la vida es así con él? ¿No es suficiente con el desbalance hormonal y su serio problema con su omega interno? No sabe lo que resultará hablar de aquello con Kao, solamente quiere intentar convencerlo de no decir nada en la oficina; no quiere chismes, ni cambios en su área de trabajo en la que poco a poco se está desempeñando. 

 

Y sí, aquello sería algo tardado. 

 

—Okay —soltó luego de un rato, suspirando con pesadez.

 

Noppakao puso su mejor sonrisa, haciendo un ademán invitando a Kanawut a subir al auto. Es muy curioso —chismoso, en realidad—, claramente quiere oír todo lo que salga Gulf, sin presionarlo a decir algo que no quiera. Se dedicará a escuchar y callar. Y aunque parezca que va a juzgarlo, no lo hará porque, ¿quién es él para juzgar? Simplemente es curioso respecto al tan cerrado y en ocasiones misterioso asistente de su mejor amigo.

 

Primero Kao colocó la dirección que Gulf le dio en el GPS, aquello haría más rápida y fácil la llegada a casa del omega. Luego, escuchó a Gulf suspirar por milésima vez en el tiempo que han estado juntos.

 

—Tengo que contarle muchas cosas personales, pero intentaré ser rápido… —comenzó, con la mirada puesta sobre la avenida, sin ganas de tener un contacto visual por el momento—. Supe que estaba embarazado un poco antes de cumplir mis 20 años, en ese entonces ya tenía una relación de 3 años con mi actual ex-esposo. Sin entrar en detalles, me casé, tuve a Jai y estuve casado por cuatro años. Digamos que Jai fue la razón por la cual tuve que pausar mis estudios, pero cuando Jai cumplió los 3 años volví a ingresar a la universidad, con ayuda de Bright que pagó prácticamente la mitad de mi carrera, hasta que decidí hacerme cargo, comencé a buscar trabajo y los conseguía… 

 

» El problema es que cada que entraba en un trabajo nuevo, los tratos no eran muy agradables. Sabían que era además de ser omega varón, era divorciado o “con un lazo roto”, como la gente suele decirlo. Aún estudiando la universidad, ya que no pude terminarla a tiempo gracias a mi embarazo no planeado. En resumen, mi vida socio-laboral era una basura —se llevó una mano a la nariz, tallándose el puente de la nariz—. Sufrí algo de acoso laboral en mi último trabajo antes de entrar a trabajar en Suppasitoont y fue horrible. Por lo que, cuando supe del trabajo como asistente de Khun Suppasit, mentí un poco en mi información personal a la hora de la entrevista. Sé que está mal, pero no quería ser degradado de alguna forma o juzgado por mi situación actual. ¡Y tooodo había estado bien! Hasta que los chismes en la oficina comenzaron, creo que malinterpretaron una llamada con Bright y ahora usted se entera de todo gracias a la llamada y- mierda, todo es tan difícil. 

 

A pesar de que las últimas frases de Gulf fueron dichas con una mayor velocidad, Kao entendió claramente. Diablos, el chico si que la tenía difícil. En lo personal, Noppakao tiene muchos amigos omegas, por lo que siempre ha escuchado esa clase de problemas: acoso laboral, la forma en la que son degradados o como simplemente dejan de tomarlos en serio. Él definitivamente no está de acuerdo con eso, puede que sea considerado un “don Juan” cuando se trata de omegas, pero jamás los hace sentir menos de lo que en verdad son.

 

No puede decir que comprende aquello, puesto que jamás le ha tocado —ni tocará— pasar por eso, pero está totalmente del lado de Gulf, si se trata de esos asuntos.

 

—Me imagino que la razón por la que me dices todo eso, es porque no quieres que Mew se entere. 

 

—Sé que K’Suppasit no es mala persona, pero no quiero que gracias a todo esto él vaya a tomar un trato diferente conmigo. Puede que piense que no podré con todo el trabajo o que comenzaré a descuidar todo para cuidar de mi hijo… No quiero eso.

 

Se habían metido tanto en la conversación, que no notaron que ya estaban frente a la casa de Gulf. Continuaron hablando dentro del auto.

 

—Escucha Gulf —comenzó Kao—, tú eres el mejor asistente que le he conocido a Mew, creo que él te aprecia a pesar del poco tiempo que llevas trabajando y te tiene demasiada confianza. No sé cómo reaccionaría Mew al enterarse de esto, quizás si cambie la forma en la que te trata.

 

—Por favor, no le diga nada de esto a Mew.

 

—No lo haré, no te preocupes por eso —acercó una mano a Kanawut, dándole un par de palmadas en el hombro—. ¿Alguien más sabe de esto?

 

—Mm, pues… 

 

Antes de siquiera poder continuar, un par de golpes en el cristal llamaron la atención de los dos en el interior del auto. Miraron hacia fuera, encontrándose con War, que cargaba a Jai con algo de dificultad. Trapipattanapong ahogó un grito, rápidamente se sacó el cinturón de seguridad y bajó del auto.

 

—Sintió tu aroma desde dentro de la casa, no dejaba de insistir en salir a verte, perdón —explicó Wanarat, mientras dejaba que Kanawut tomara al niño. Asomó ligeramente su cabeza, mirando al interior del automóvil—. Oh, señor Noppakao —hizo un pequeño Wai, saludando con amabilidad.

 

La pregunta de Kao fue respondida en ese instante. Le sonrió a War, antes de bajar del auto para terminar la conversación con Gulf, que ahora cargaba con el niño en brazos. 

 

—Entonces, ¿solamente Wanarat y yo lo sabemos?

 

—Sí —respondió rápido—, y espero que así se quede por un tiempo. 

 

—Trataré de ayudarte, porque los chismes acerca de que mantienes una relación con alguien ya llegaron a los oídos de Mew. Veré si puedo disminuirlos un poco… 

 

—Se lo agradezco mucho. También por traerme hasta acá —dirigió sus ojos a War, que se mantenía al margen de todo—. A ti también War, por cuidar de Jai. 

 

—Fue un placer Gulf, Jai es un buen niño —miró la hora en su reloj de muñeca—. Debo apresurarme, tengo que tomar transporte para ir a casa. 

 

—Ah, yo puedo acercarte a tu casa Wanarat, no te preocupes.

 

El omega pegó un brinco, mirando por unos segundos a Kao que parecía despreocupado, para después mirar a Gulf, que solamente se encogió de hombros. Aquello era como un “acéptalo, qué más da”, de parte de Kanawut. Wanarat rápidamente asintió, corriendo al interior de la casa por sus cosas.

 

Pronto Gulf se despidió de ambos, teniendo que bajar al infante al suelo puesto que pesaba demasiado para seguir con él en brazos. Ahora que está nuevamente solo, suspira con pesadez. ¿Por qué le suceden esas cosas a él? No entiende porqué la vida simplemente quiere ponerle las cosas tan difíciles, ¿cuál es la necesidad? ¿Qué mal hizo en su vida pasada? Verdaderamente quisiera cambiar su suerte, más parece ser que está destinado a pasar por diferente clase de dificultades. Siente la pequeña mano de Jai jalar su pantalón, por lo que baja la cabeza para mirar al niño. Se encuentra con ese par de lindos ojos, que lo hacen sonreír en cualquier situación.

 

—¿Estás cansado, papi? 

 

Bueno, quizás la vida no sea tan mala con él después de todo.

 

—No tanto… Vamos, ¿qué tal si hacemos galletas? 

 

El niño salta de emoción y apresura a su padre omega para entrar a casa. 

 

Con Jai haciéndole compañía, todo lo demás en su vida puede esperar.

Chapter 7: Capítulo Seis

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El despertador sobre la mesita de noche a su lado izquierdo sonó a la misma hora de todos los días, bastando solamente con tres pitidos para que Mew abriera los ojos y la apagará inmediatamente después; no le agrada el ruido que emite el despertador como para dejarlo sonar por más tiempo del necesario. 

 

Observó por unos cortos segundos el techo blanco de su habitación, pasándose una mano por el cabello antes de sentarse sobre su cómodo colchón. Pasa su mirada por toda la habitación, donde todo está en perfecto orden y hay un silencio total, a duras penas se logra escuchar el sonido que emite el aire acondicionado mientras lo mantiene encendido. Rasca suavemente con sus uñas la zona de su pecho, dejando el lugar ligeramente irritado. 

 

Parece pensar demasiado el levantarse de la cama, sintiendo que su cuerpo le dice que puede quedarse un poco más en casa; que quizás no sea necesario el ejercicio matutino o el desayuno especial que le toca ese lunes. Y si bien su alfa interior parece estar un poco de acuerdo en quedarse en cama, la otra mitad de sí le exige levantarse y hacer su rutina completa, como todas las mañanas. Al momento de salir de la cama hace un par de estiramientos, aflojando sus músculos tensos y huesos algo atrofiados; su espalda emite un sonido bastante fuerte, que si estuvo acompañado de seguro recibiría comentarios al respecto.

 

Pero no está acompañado, como de costumbre. 

 

Camina por toda la habitación hasta su closet, yendo directo a la zapatera donde yacen sus zapatos deportivos, para después tomar una playera blanca y chamarra deportiva del mismo color. Bueno, antes de tomar la chamarra se cuestiona si en realidad debía ejercitarse esta mañana, no tenía los ánimos suficientes para bajar al gimnasio del edificio o lidiar con alguna de sus coquetas vecinas de otros pisos. ¿Debía ejercitarse? No, ha hecho bastante ejercicio en todo el mes, no se saltó ni un solo día. Quizás si se tomaría la mañana libre.

 

Deja la ropa y zapatos deportivos en su respectivo lugar, pasando directamente a tomar ropa interior y a elegir el traje que se pondrá ese día para ir a la oficina. Poco después se encaminó al baño para darse una buena ducha antes de salir de casa. 

 

Se permitió pasar más tiempo del usual bajo la regadera, dejando que el agua se llevara el jabón luego de lavarse el cuerpo y cabello; en su cabeza hay muchas cosas, en su mayoría cosas que tienen que ver con el trabajo, otras sobre su familia, debe visitar a sus padres para ver que tal se encuentran y en algún punto pasó la invitación que le llegó el fin de semana a la oficina: un evento benéfico donde las grandes empresas, algunas marcas y grandes familias asisten, unos para demostrar su “acto caritativo del año”, otros para negociar y pocos para hacer una aparición más formal ante el ojo público. La familia Jongcheveevat siempre es invitada, para ser más precisos, el representante de la empresa. Mew ha sido invitado desde hace 6 años, su última asistencia fue hace 5 años, para las demás ocasiones siempre le pide a Kao que vaya en nombre de la empresa y, obviamente, de la revista. Es curioso cómo a pesar de ser dueño de una gran revista, se niegue a ser parte del ojo público. 

 

Su problema con ese tipo de eventos es lo que dice usualmente la invitación. 

 

Suppasit Jongcheveevat y acompañante.

 

Era una polémica, llevar o no pareja siempre llama la atención de todas las personas. Si llega solo, los medios soltaran especulaciones respecto a que sigue sin encontrar a alguien; y si lleva a alguien, los medios no tardarán en acosar a la persona que sea su acompañante. Ninguno de los resultados le gustaba realmente, así que su mejor opción es no asistir y quedarse en casa trabajando en lugar de perder el tiempo.

 

Aunque está vez tenía un inconveniente y es que el contrato con el equipo de publicidad está por terminar, además que ha tenido una serie de problemas con esa área; por lo que quiere asistir al evento con intenciones de encontrarse con uno de los CEO que tienen los mejores equipos de publicistas de Bangkok y enviar a un tercero para hacer negocios no es profesional.

 

¿Realmente debo conseguir un acompañante? Se preguntaba, secando su cabello con una de las toallas dobladas en el baño. Salió de la regadera y se paró frente al enorme espejo sobre el lavabo, mirando con detenimiento su rostro, estirando con sus dedos las arrugas que se forman junto a sus ojos, son prácticamente nada, pero se han empezado a notar y marcar con el tiempo. Hace un gesto de desaprobación, dejando de lado el cómo se ve su rostro para pasar a cepillar sus dientes.

 

Se toma su tiempo en vestirse, asegurándose de que camisa esté impecable y sin arrugas, sus pantalones que se ajustan a la perfección al hueso de su cadera y zapatos perfectamente lustrados. No piensa dos veces antes de aplicarse la loción que se encarga de cubrir su aroma natural, la que asegura que su aroma no va a escaparse y evite cualquier clase de incidente. Si bien Mew puede controlar a la perfección todo lo que tiene que ver con su alfa interior, prefiere estar seguro de que no ocurrirá ni un solo desliz en el trabajo. 

 

Y aún mientras prepara un desayuno rápido, su mente sigue dando vueltas por el asunto del evento. ¿Qué debo hacer? En otras circunstancias le diría a Mild, pero Kao se adelantó a eso. Noppakao y Suttinut siempre se ponen de acuerdo para esta clase de cosas, apoyándose cuando no tienen parejas para asistir… Aunque usualmente ellos terminan saliendo de los eventos con alguien diferente.

 

—Para ellos es tan fácil —gruñó en voz alta, apagando la estufa de un rápido movimiento. 

 

Algunas veces se siente algo celoso de esa facilidad que tienen sus dos mejores amigos para conocer a alguien en un dos por tres y él simplemente no ha salido con absolutamente nadie desde… 

 

El timbre del celular lo saca de sus pensamientos. Justo a tiempo. 

 

Un par de mensajes de Kao, parece ser que había madrugado más de lo usual y ha llegado mucho antes a la oficina. Aquello lo hizo prestar atención a la hora en la pantalla del móvil, notando que falta media hora para su usual llegada a las instalaciones. No tiene prisa, vive cerca del centro de la ciudad donde están las oficinas, por lo que se toma su tiempo para terminar el desayuno, lavar los utensilios usados y volver a cepillar sus dientes. 

 

Una vez que se cercioró de llevar todo consigo, tomó el elevador privado del penthouse con destino al estacionamiento. 

 

Otro largo día de trabajo lo espera. 

 

[...]

 

Esta vez no pasó por recepción, más eso no le evitó encontrarse con empleados de distintas áreas. Saludó con amabilidad, dedicándoles una sonrisa sincera a quienes entraban en el elevador, que por suerte no fueron muchos. Como de costumbre, se quedó completamente solo en el elevador unos dos pisos antes de llegar a su oficina. Antes de que las puertas del elevador se abrieran, Mew dio un vistazo a la hora en su reloj de muñeca. 

 

Probablemente Gulf ya está aquí

 

Se pasa una mano por su cabello, en un tonto intento por peinarlo un poco más, aunque realmente no era necesario. ¿Para quién se arregla? 

 

La pregunta duró muy poco tiempo en su cabeza, puesto que en el instante que las puertas se abrieron, escuchó la clara risa de Gulf llenando todo el lugar. Y por alguna razón, siente una ligera paz interior con solo oírlo reír; aunque se siente un poco curioso por saber la razón por la que su asistente personal ríe tan temprano por la mañana. Camina con tranquilidad, hasta que divisa a Gulf sentado detrás de su escritorio y sobre el escritorio se encuentra Kao, que habla animadamente con Gulf.

 

¡Vamos Gulf, responde la pregunta!

 

¿Para qué quiere saber eso Phi?

 

¿Phi? ¿Le acaba de decir Phi?

 

—Simple curiosidad, ¿es guapo? Porque vamos, tú eres guapo así que él debe… 

 

—¿Quién es guapo?

 

Los dos que se encontraban hablando dieron un brinco, mirando rápidamente hacia Mew. Kao bajó de un solo salto del escritorio. El alfa frente a Mew se pasó ambas manos por encima de la ropa, como si limpiara la superficie blanca y con una expresión que parecía que Noppakao no mataba ni a una mosca. Suppasit alzó una ceja, en espera de una respuesta a su reciente pregunta.

 

—Buenos días señor Suppasit —saludó rápidamente Gulf, colocándose de pie de forma casi inmediata—. El señor Noppakao me preguntó acerca de un primo…, eso es todo.

 

—¿Señor? ¿Qué no era Phi

 

Kanawut se tensó por completo, abriendo la boca más no emite ni un solo sonido. Se mordió el labio inferior con fuerza, sin conseguir soltar palabra alguna para aclarar eso. El tono de voz que utilizó Suppasit era brusco, podía decirse que molesto y mierda, ¿por qué le preocupaba que Mew utilizara ese tono con él? Bueno, jamás le había hablado de forma grosera o brusca, así que aquello era algo totalmente nuevo para él.

 

Por otro lado Noppakao observó con los ojos bien abiertos a Mew, tenía unas enormes ganas de hacerle un par de señas para que dejara ese tono de voz tan grosero y se comportara lo más neutral posible, pero aquella reacción por parte de Suppasit solamente le provoca un poco de gracia. Sabe que Mew tiene una debilidad por Gulf , pero esa manera de reaccionar no es normal.

 

Kao se mueve de su lugar, acercándose a Mew para darle un par de palmadas sobre el hombro—. ¿Qué es esa actitud tan agresiva, amigo? Solamente vine a saludar… —sonríe hacía Suppasit.

 

—Vuelve a tu oficina, Kao.

 

Suppasit no se quedó para esperar a que Noppakao dijera algo, simplemente siguió de largo hasta entrar a su oficina. No se encuentra de humor para recibir más comentarios de parte de su amigo y definitivamente no quiere continuar con una charla con ninguno de los dos. 

 

Se talló el rostro en el momento que cerró la puerta de la oficina, relajando sus hombros que en algún momento se habían tensado. 

 

—¿Por qué demonios estás tan enojado? —le habló en voz alta a su alfa interior, que ha estado gruñendo desde que escuchó a Kao y Gulf hablar tan animados.

 

Están actuando extraño, no me agrada. ¡Y a ti tampoco!

 

—Kao sólo está coqueteando como siempre y Gulf simplemente está siendo… amable.

 

Le estaba devolviendo el coqueteo.

 

Mew chasqueo la lengua, ignorando a su lado alfa que parecía que no iba a dejar el tema por la paz. No podía permitirse pensar mucho del tema, puesto que terminaría estresado y no prestaría la atención necesaria al trabajo. Y eso si que no debe pasar.

 


 

Kanawut miró bastante extrañado a Noppakao, preguntando en silencio qué rayos acababa de pasar. ¿Realmente Mew le habló de esa manera? Está algo en shock (por no decir que mucho), porque su jefe puede parecer alguien rudo, pero en realidad es alguien muy amable y comprensible. Rasca su nuca con algo de nervios y preocupación, volviendo a tomar asiento detrás de su escritorio, más preocupado de lo que en verdad debería estar.

 

Frunce el ceño hacia Kao, debido a que este comenzó a reír de forma poco discreta. ¡Un poco más fuerte y de seguro Mew lo escucha! Levanta su mano lo suficiente para pellizcar el brazo de Noppakao, que suelta una queja aún entre risas. 

 

—¿De qué te ríes? ¡K’Mew puede salir otra vez y llamarme la atención!

 

—Ese hombre prefiere regañarme a mí, que decirte palabra alguna, ¿no lo viste?

 

—Se enojó conmigo por estar perdiendo el tiempo —Gulf hizo un puchero.

 

—Gulf, ¿en serio no lo ves? Mew se enojó porque está celoso.

 

Kanawut tose un poco incómodo por lo que dice Noppakao—. Debería regresar a su oficina, P’Kao.

 

Por su parte, Kao tiene unas enormes ganas de explicarle a detalle a Gulf cada una de las razones y señales de que Mew está interesado en él. ¡Mierda! ¿Acaso no lo ve? Hay que ser ciego para no verlo: la mirada oscurecida de Suppasit, ese ceño fruncido y qué decir del tono de voz empleado. Quien conozca bien al CEO de Suppasitoont sabe que está claramente celoso.

 

Pero Trapipattanapong no conoce a la perfección a Jongcheveevat. Él conoce solamente a la persona trabajadora y dedicada que es y quizás conozca un poco del Mew social, pero nada más eso. Kao y Mild sí conocen cada una de las facetas de Mew, en especial esa faceta que sale a flote cuando alguien le atrae lo suficiente para celarlo. 

 

Es mejor no decir nada, no debe faltar mucho para que Gulf se dé cuenta de lo obvio. Se encoge de hombros, haciendo un Wai hacia Kanawut en señal de despedida.

 

[...]

 

Aquella actitud un tanto grosera de Suppasit se esfumó por completo cuando llamó a Gulf a la oficina. Como si no hubiera pasado absolutamente nada, le habló con ese tono de voz amable y mirada suave, explicando varias cosas con tranquilidad y en su defecto preguntando por cómo pasó sus días libres. Fue totalmente otra persona en esos momentos.

 

Decidió no prestarle mucha importancia a aquello, realmente no quiere tener cosas innecesarias en mente. 

 

Tuvo una charla bastante tranquila y algo corta, puesto que había mucho que hacer debido a que era inicio de semana. Jongcheveevat le pidió de favor ir al piso donde se encontraban los estudios de fotografía y grabación, para hablar directamente con la gente de producción y con los diseñadores encargados de esa área debido a las recientes entrevistas que han realizado en el lugar. Aunque aquello no le correspondía a Gulf, Mew alega que confía lo suficiente en él para dar seguimiento a que todo esté yendo en orden. Y bueno, a Gulf no le molestaba bajar a ver que tal iban los trabajos en esa área de la revista.

 

Además de su visita a los estudios, visitó el piso de War para charlar un poco con él, además de dar seguimiento a los diseños de la revista. También volvió a agradecerle respecto al día anterior y su ayuda para cuidar a Jai.

 

—En serio, te agradezco mucho tu ayuda.

 

—No tienes que seguir agradeciendo, Jai es un buen niño.

 

—No te agradecí lo suficiente gracias a la presencia de P’Kao —menciona, recordando inmediatamente que War había sido llevado a casa por Kao—. Hablando de eso… ¿Él te llevó hasta tu casa?

 

—Sí —contestó con simpleza—. Le dije que podía dejarme en una parada de autobús, pero él insistió en llevarme hasta mi casa. No me negué porque así me ahorraba el pasaje y puedo ocuparlo hoy para volver a casa. 

 

Gulf asintió, estuvo atento a la respuesta de War y al oírlo tan tranquilo y natural, simplemente decidió no tomarle mucha importancia al tema. La charla dejó de ser tan personal para abarcar los temas del trabajo; ambos intercambiaron propuestas de diseño, información investigada por separado y volvieron a sus respectivas labores. Kanawut no podía pasar mucho tiempo ahí, puesto que debe volver a su puesto y continuar su trabajo. Estaría revisando las propuestas de War mientras trabaja con lo demás que tiene pendiente. 

 

En ningún momento pensó en aquello que Noppakao le había dicho. No es que se le hubiera olvidado, esa clase de insinuación no es fácil de eliminar de su cabeza, pero se mantuvo tan concentrado en el trabajo que no se permitió meter algún otro asunto que no fuera trabajo. Y es que cuando Gulf se concentra en algo, no hay fuerza que lo haga distraerse de su trabajo y/o actividad.

 

Estuvo tan metido en su trabajo, que se dio cuenta de que era hora de almorzar cuando Kao llegó a ver a Mew con el pretexto de salir a comer. 

 

—¿Saldrás a comer?

 

—Mm, iré al área de diseño.

 

—Oh, ¿almorzarás con Wanarat?

 

—Sí —contestó inmediatamente, colocándose de pie mientras cierra la sesión del computador de la empresa—. En realidad trabajaremos y pediremos algo a una cafetería cerca de aquí. —Tomó un par de cosas de su escritorio, el bolso donde llevaba sus cosas personales y en lugar de irse directamente, da media vuelta con dirección a la oficina de Suppasit, fue seguido por Kao que iba a entrar a la oficina. Gulf toca un par de veces antes de entrar, sonriendo hacia su jefe que está sentado detrás de su escritorio—. P’Mew, pasaré mi hora de comida con War en el área de diseño, por si se le ofrece algo.

 

Suppasit mira detenimiento a Kanawut, sonriéndole de regreso.

 

—Está bien, te llamo si necesito algo de ti.

 

Gulf asintió, dando media vuelta y esquivando a Kao para poder irse lo más pronto posible. Va a aprovechar todo el tiempo posible, entre más rápido ayude a War a terminar con el trabajo, más tiempo libre tendrá los próximos días. Se despide de forma discreta de Noppakao, para después correr al elevador.

 

Por su parte, Kao sigue con la mirada a Gulf para después continuar su camino hacia el interior de la oficina de Mew. Este ha vuelto a hundir el rostro en la pantalla del computador, ignorando por completo la presencia de su amigo. Esta clase de acciones son las que le muestran a Kao que Mew es el mismo de siempre; ese con el que estudió preparatoria y se escapaban de casa en las noches para ir de fiesta. Las expresiones de Mew cambian dependiendo de la compañía, y cuando ellos dos están solos, Suppasit parece la misma persona que fue antes de encargarse de la empresa familiar.

 

Y porque verdaderamente conoce a Suppasit, sabe que estaba ardiendo en celos en la mañana. Porque el joven asistente no llama a sus superiores con un “Phi”, menos con ese tono suave y algo berrinchudo que utilizó horas atrás. 

 

—¿Iremos a comer o me harás la ley del hielo hasta mañana? 

 

Jongcheveevat chasquea la lengua, sin dejar de hacer click con el mouse de la computadora y sin molestarse en mirar a Dechaphatthanakun.

 

—Tomaré eso como un: “Pide la comida a la oficina, estoy demasiado amargado y celoso para salir a un restaurante”.

 

—¿Quién está celoso? No digas estupideces.

 

Kao suelta una risa nada disimulada, mientras niega continuamente con la cabeza. Saca su celular para marcar a uno de los restaurantes cercanos con servicio de entregas, más específicamente, al que siempre habla cuando Mew se encuentra en ese estado de enojo y obvio rechazo hacia Noppakao.

 

No hay mucha charla entre ellos en esos minutos. Simplemente se escucha a Kao hablar con el restaurante y ordenar comida suficiente para que ambos se lo terminen en esa “hora libre” que tienen. En algún punto, Mew se aleja tan sólo un poco de su escritorio, sin ponerse de pie de su cómoda silla de cuero. 

 

El editor ha tomado asiento en el cómodo sillón que hay en el centro de la oficina, sentándose a sus amplias como si estuviera en el mismo sillón de su departamento. Sabe que no hay problema en acostarse de esa forma en el sofá de Mew, pues ambos están completamente solos en esas cuatro paredes. Hasta podría dormirse, pero la luz natural entrando por la enorme ventana frente a él no lo deja dormir con tranquilidad. 

 

El silencio era bueno, más que nada para Mew que parecía tratar de relajarse y pensar con claridad, en lugar de dejar pensar a su lado alfa. Pero vaya que aquello le duró poco, y es que la puerta de su oficina se abrió de par en par, haciendo un ruido molesto para los oídos de ambos alfas. Ellos pegaron un salto en sus respectivos lugares, frunciendo el ceño hacia el recién llegado a la habitación.

 

Frente a ellos apareció Mild, con el cabello desaliñado, lleva ropa deportiva por alguna extraña razón y parece que acaba de correr un maratón. Todo eso llama la atención de ambos alfas, que parecen alarmados con la apariencia de su amigo omega. Parece que lo han intentado asaltar o hacer algo aún peor. Mew se pone de pie inmediatamente, frunciendo el ceño con evidente preocupación.

 

—¿Qué pasa? ¿Estás bien?

 

—Estoy bien, estoy bien —repite con voz agitada. Para este punto, Kao se ha puesto de pie con intención de caminar hacia Mild—. Tuve un fin de semana bastante agitado y me encontré con alguien hoy, nada de qué preocuparse.

 

—¿Entonces, por qué parece que corriste un maratón?

 

—Porque se supone que iba a ir al gimnasio, pero ahí me encontré con alguien a quien no quería encontrarme y he salido corriendo de ahí. ¿Ok? Además, recordé que tengo información sumamente importante… ¡Mew! —apuntó hacia el CEO, que frunce el ceño en señal de confusión—. Debo hablar contigo. 

 

—¿Qué sucede?

 

—¿Recuerdas que te dije el viernes que tenía una cita con el médico? Bueno, tuve una cita con mi ginecologo de confianza.

 

Mew parpadea un par de veces, para después hacer una mueca extraña con los labios. Él no quiere oír lo que le dijo un ginecologo a su amigo, esos son asuntos privados.

 

—Ok, no es por ser grosero, pero esa clase de asuntos no me incumben… 

 

—¿Acaso estás embarazado? —exclamó Kao, con los ojos bien abiertos. Mirando a Mild desde todos los ángulos posibles, en busca de alguna señal de que Mild esté subiendo de peso.

 

—¡No digas tonterías! Agende una cita porque me tocaba un chequeo de rutina, estuve fuera por mucho tiempo, tuve muchas relaciones sex-... 

 

—¿Puedes ir directo al punto, Mild? —interrumpe Mew, porque realmente no quiere escuchar a Kao y Mild hablar de lo mucho que Mild tuvo sexo mientras estuvo fuera de Bangkok. Esa clase de conversaciones no son exactamente algo que debían hablar en su área de trabajo.

 

—Bien, bien. La cosa está así: llegué antes de tiempo a la cita, así que tuve que quedarme en la recepción a esperar —hace una pausa, mientras camina en dirección a la pequeña mesa junto a la pared contraria a la de la ventana, donde hay una jarra llena de agua y un par de vasos de costoso cristal—. Todo tranquilo, ¿no? Nada del otro mundo —se encoge de hombros mientras se sirve un vaso repleto de agua—. Hasta que escuché pasos que provenían del consultorio del guapísimo Dr. Max, y yo, como la persona educada que soy iba a acercarme para saludar, ¡pero, oh sorpresa! —hace un ademán con su mano izquierda, abriendo su palma frente a su cara—. Nuestro querido asistente Kanawut acompañaba al Dr. Max hacía la recepción.

 

En el momento que Suttinut había comenzado a hablar, Suppasit lo había dejado de escuchar con tanta atención, pero escuchar el nombre de su asistente lo hizo dejar de lado su ignorancia, mirando con completa atención a su amigo. Se puso de pie y rodeó con paso tranquilo el escritorio, apoyándose en una de las esquinas de este. Por otro lado, Noppakao abre los ojos de más, frunciendo el ceño hacia el omega que se está tomando el contenido del vaso en su mano. Aquello no iba por un buen camino, si Mild está tan agitado para contarle lo que está contando en esos momentos, es porque escuchó algo digno de informarle a Suppasit y en persona. 

 

—¿Y qué? ¿Lo saludaste?

 

—No quise hacerlo. Creo que no le agrado mucho al chico, así que preferí no hacerlo. Pero lo que verdaderamente importa en estos momentos no es si me acerqué o no, sino lo que escuché. Justo cuando se estaban despidiendo, escuché claramente al doctor decirle a Gulf: “Nada de anticonceptivos si quieres que funcione”.

 

—¿Qué?

 

—Que va, seguro escuchaste mal —comienza Kao, tratando de calmar la situación. ¡Mierda! Se supone que le prometió a Gulf evitar que los rumores continúen creciendo y sobre todo, que estos no llegarán a los oídos de Mew. A él le gusta molestar a Mew, se divirtió bastante verlo celoso esa mañana, pero eso fue una broma, lo que habla Mild no es una broma, es algo que en realidad ocurrió—. Quizás ni siquiera era Gulf —intentó calmar la situación. 

 

—¡Era él! Y también escuché con bastante claridad. Además, después de eso, el Dr. Max le dijo que le saludara a un… un tal… 

 

Kao cerró los ojos, cruzando los dedos para que Mild no soltara ese nombre.

 

Que no diga Bright, por favor que no lo diga.

 

—¡Bright! Sí, eso.

 

—Debe ser el alfa con el que está saliendo —murmuró, pasándose una mano por el cuello. De pronto se siente estresado y su alfa interior está prácticamente gruñendo; todo su esfuerzo por mantenerse relajado se fue directo a la mierda al escuchar todo lo que Mild acaba de decirle.

 

—¿Saliendo? Perdón pero, si Gulf fue al doctor para suspender sus anticonceptivos entonces ese alfa debe ser algo más que un simple novio. 

 

—Por Dios, ¿qué están insinuando? —pregunta Kao, escuchándose ligeramente desesperado por la situación. ¡Mierda! Él no debería estar lidiando con eso—. Además, sea lo que sea que pase con Gulf no debe ser motivo para que algo cambie… ¿Cierto, Mew?

 

Suppasit parece no estar prestando la mínima atención a lo que Noppakao dice, simplemente está en completo silencio, pensando con detenimiento todo eso. ¿Entonces qué? ¿Gulf tiene novio? No, no es un simple novio. Parece que Kanawut está pensando en tener hijos con ese alfa. ¿Su prometido tal vez? Todo eso está causándole un horrendo dolor de cabeza. 

 

—Quizás deba preguntarle… 

 

Kao maldice en silencio, tratando de pensar en algo para solucionar aquello sin que parezca que se trae algo entre manos. Eso es jodidamente complicado, ya que al principio era un metiche de lo peor y ahora que parezca que evade el tema será demasiado sospechoso, sobretodo ante los ojos de Mild. 

 

Mira con falsa atención su celular, fingiendo sorpresa por algo. 

 

—Oh, creo que debo ir por la comida a recepción, ¡ya regreso!

 

Tras decir eso, sale a paso rápido de la oficina con dirección al piso de diseño. Debe hablar con Gulf de esto. Si puede ayudarlo para evitar que sea un manojo de nervios cuando Mew lo tome desprevenido con la pregunta, mejor que esté enterado e ideando un plan para que nadie más se entere de todo eso que le dijo en la universidad. 

 


 

Han pasado 3 días desde aquella tarde donde Mild derramó información demasiado importante sin realmente saber las repercusiones que tendría en la vida de Gulf. No es culpa de Suttinut, él realmente quiere que ese chico le dé una oportunidad a su amigo, pero si Kanawut en realidad tiene pareja, Suppasit continuará hundido en su soltería por toda la eternidad. 

 

¿Y cómo han ido las cosas? Pues… no han estado mal, pero tampoco pueden considerarse la mejor semana para Gulf. Realmente agradece tener a Kao de su lado, puesto que este le informa si algo está yendo mal, si debe inventarse algo para evitar levantar sospechas y cosas por el estilo. Por el momento no ha tenido problemas, solamente el miércoles que a Noppakao se le escapó un comentario frente a Suppasit, referente a su aroma natural.

 

Se encontraban en la oficina de Mew, tomaron el almuerzo en ese lugar mientras trataban de solucionar el problema de los publicistas. La única opción que tenían era despedir a los actuales publicistas, pero sería un serio problema para toda la empresa. Y mientras la charla iba por un rumbo totalmente profesional, cuando terminaban la comida y Gulf abría un pequeño postre que consiguió en la cafetería, Kao soltó un comentario que hizo a Gulf tensarse y a Mew fruncir el ceño.

 

—Mm, ¿tus inhibidores están fallando? Huele demasiado a chocolate —exclamó Noppakao, mientras se llevaba un bocado de sushi a la boca. 

 

Por otra parte, Gulf casi se ahoga con una rebanada de pastel. Fue cuando comenzó a toser que Kao se dio cuenta de que había metido la pata.

 

—¿Cómo sabes a qué huele Gulf?

 

Corrieron con suerte, ya que Noppakao no se puso nada nervioso. Al contrario, actuó como usualmente lo hacía alrededor de Suppasit, presumiendo un logro totalmente soso.

 

—El fin de semana me encontré con Gulf saliendo de su universidad —comentó sonriendo hacia el omega—. Él no estaba usando inhibidores, así que pude sentir su aroma. Chocolate y rosas, ¿no? —se humedece los labios, lanzando una sonrisa coqueta—. Tu aroma sigue impregnado en mi auto.

 

No hay que ser un genio para saber cómo se comportó Suppasit después de oír eso. Prácticamente corrió a Noppakao de su oficina, con un absurdo pretexto de que había encontrado un par de cosas que no le gustaban en más de un artículo para la revista. Y aunque el enojo de Mew duró todo el día, por lo menos Kao ayudó a aminorar los problemas para Gulf. 

 

Actualmente era jueves, a un día del gran evento de caridad al que Mew fue invitado. El tema del acompañante lo tiene bastante estresado, porque él ha confirmado su asistencia sin especificar si llevaría a alguien consigo. La idea de llevar a Mild fue descartada hace mucho y no tenía ganas de decirle a su madre o hermana para que una sea su compañía, solamente obtendría regaños por no conseguir “una verdadera pareja”. Y tuvo una idea, una que no quiso alimentar hasta que Kao le dijo.

 

—¿Por qué no invitas a Gulf? 

 

—No digas tonterías… Es mañana en la noche, seguramente debe tener otros planes. Y tiene novio.

 

—Corrección, tú crees que tiene novio. No le has preguntado en ningún momento. Además, ¿Quién dijo que era esa clase de invitación? Es tu asistente personal, los medios no soltarán especulaciones por ir acompañado de tu asistente. A lo mucho hablarán de tu ya conocida soltería.

 

—No me es conveniente llevar a un empleado desde lo que sucedió , Kao.

 

Noppakao bufa en alto, mostrando su evidente molestia.

 

—Debes olvidar eso y salir del hoyo —exclama—. Invita a Gulf, ¿qué es lo peor que puede pasar? El “no” ya lo tienes. Pero, ¿y si dice que sí? —sonríe—. Quizás si te dice que sí, por fin tendrás el valor y la oportunidad de confesar todo eso que mal te guardas.

 

Aunque la respuesta de Mew haya sido chasquear la lengua, la idea que Kao le había dado era bastante buena. Su amigo tenía razón; El “no” ya lo tiene. ¿Y si recibe un sí? La sola idea le pone los vellos de punta. Sobre todo porque en el transcurso de la semana por fin terminó de aceptar que siente una fuerte atracción por su asistente, ¿y cómo no? Con ese rostro algo redondo, esos ojos cafés tan perfectos y esos bonitos y abultados labios color cereza que tanto lo vuelven loco en las noches que se atreve a pensar en él. Y qué decir de todo lo demás que hacen a Gulf tan atractivo. Esa personalidad tímida, pero en ocasiones dominante, ese cuerpo delgado.

 

—Sus piernas, joder —Suppasit gime en medio de su oficina. Se toma del cabello con desesperación, regañándose por pensar en esa clase de cosas en horas de oficina. Por suerte está sólo en su oficina. Había hablado con Kao hace ya unas 6 horas, cuando este vino a invitarlo a almorzar, más denegó la invitación.

 

Miró la hora en su reloj, frunciendo los labios con disgusto. Es hora de la salida de varios trabajadores entre ellos la de Kanawut.

 

Su pierna se mueve de arriba abajo en un ritmo rápido y casi desesperante.

 

Al diablo, voy a invitarlo. 

 

En ese mismo instante que pasó por su mente aquel pensamiento, se pone de pie rápidamente, yendo con paso decidido hacia el exterior de la oficina. Está tan determinado que olvidó por un segundo que permitió que Gulf se fuera al área de diseño con War. Aún así no se molestó, ni se sintió menos determinado, en lugar de eso, corrió hasta el elevador para poder encontrarse con Gulf lo antes posible.

 

Bajó hasta el piso de diseño, esperando encontrarse rápido con Kanawut pero fue todo lo contrario, simplemente se encontró con Wanarat guardando sus pertenencias para irse a casa.

 

—Wanarat, perdón que moleste.

 

—¿Sucede algo K’Suppasit?

 

—¿Dónde está Gulf?

 

—Oh, bajó hace unos minutos, dijo que se iría antes por asuntos personales.

 

Jongcheveevat suspira con un poco de pesadez, le agradece rápidamente a War antes de regresar a tomar el elevador. Dudó demasiado entre ir por el elevador o por las escaleras, debido a que el elevador es algo tardado, pero ir por las escaleras implicaría sudar y eso no estaba en sus planes. Tiene suerte de que las personas que lo acompañan van directo a la planta baja, sin detenerse. 

 

Corre con suerte, vaya que sí. Llega bastante rápido a la planta baja, donde hay más gente de la que espera ver en esos momentos. Es normal que se sorprenda, él siempre baja antes o después de la hora de salida, por lo que nunca se encuentra con tanta gente como ahora. Aún con toda esa gente, se las ingenia para encontrar a Kanawut. No es difícil, el chico destaca por su gran estatura. 

 

Rápidamente llega a Gulf, que está con la mirada puesta en su celular y de espaldas a Mew. 

 

—Gulf.

 

El nombrado gira rápidamente, encontrándose con su jefe parado justo frente a él. El omega frunce un poco el ceño, confundido por ver al CEO parado frente a él, parece un tanto agitado por la rápida caminata que dio (y probablemente también por el nerviosismo que lo está llenando en esos instantes).

 

—P’Mew —lo llama en voz baja, sonriéndole de lado—. ¿Qué pasa? ¿Necesita algo?

 

—No me avisaste que ya te ibas… quería preguntarte algo. ¿No tienes prisa?

 

—Para nada… ¿Qué quiere preguntarme?

 

Por primera vez en mucho tiempo, Suppasit se siente verdaderamente nervioso con ese par de ojos hermosos mirándolo fijamente. Toma una respiración profunda, abriendo la boca para comenzar a hablar.

 

—Hay un evento mañana y quería saber si tú podrías… 

 

Sus palabras se vieron interrumpidas por algo. El cuerpo de Gulf fue sacudido, alguien lo había empujado hacia adelante, haciéndolo soltar un quejido. 

 

—¡Papi! —Una voz aguda los hizo mirar hacia abajo. Un pequeño niño se ha colgado de una de las piernas de Gulf de lo más emocionado.

 

¿Le acaba de decir… papi?

Chapter 8: Capítulo Siete

Chapter Text

Se despidió antes de War debido a que recibió una llamada de Bright, que le dijo que el tráfico fuera del edificio era una locura y que debía bajar rápido o tendría que dar una vuelta muy larga. Aunque le dijo a Bright que buscara un lugar donde estacionarse y él se encargaría de salir a buscarlo, prefirió apresurarse de todas maneras; sabe que Jai viene con Bright y su hijo es algo insoportable cuando se trata de esperar en el auto, sobre todo cuando sabe que está por ver a su papá después de un largo día de trabajo.

 

Al momento de estar en el lobby del edificio, saca su celular para mensajear a Bright y saber donde se encuentra, salir a la calle en hora pico y quedarse quieto en medio de la cera es una pésima idea, siempre terminará siendo insultado por gente recién saliendo del trabajo y con un horrendo humor. 

 

Justo cuando envía el mensaje, mientras observa cómo aparecen los tres puntos que indican que la otra persona está escribiendo, escucha como una voz bastante conocida lo llama desde atrás suyo. Inmediatamente se da media vuelta, encontrándose con su jefe que tiene una apariencia algo desaliñada en esos momentos, más no deja de verse tan bien como de costumbre. No puede evitar dedicarle una sonrisa, girándose de forma correcta para verlo directamente a los ojos.

 

—P’Mew. ¿Qué pasa? ¿Sucede algo?

 

—No me avisaste que ya te ibas… quería preguntarte algo. ¿No tienes prisa?

 

Sí, en realidad sí la tiene, pero de su boca simplemente sale una negación—. Para nada… ¿Qué quiere preguntarme?

 

Por algún motivo se siente nervioso, algo en la mirada de Suppasit lo pone nervioso y solo le dan ganas de comenzar a moverse de un lado a otro. Algo le dice que su jefe no quiere hablar con él precisamente de trabajo; el lenguaje corporal de Mew lo delata demasiado, La manera en la que toma una respiración exageradamente profunda antes de poder soltar palabra alguna.

 

—Hay un evento mañana y quería saber si tú podrías… 

 

Antes de seguir escuchando, siente como alguien lo chocó desde atrás, empujando su cuerpo ligeramente hacia adelante, un poco más de fuerza y hubiera terminado tropezando con su jefe. Una sensación bastante familiar lo invade, pero realmente se preocupa cuando escucha fuerte y claro grito de una voz bien conocida.

 

—¡Papi!

 

Sus ojos van rápido hacia la pequeña presencia que se cuelga de su pierna, encontrándose con una enorme y esperanzada sonrisa y ese par de ojos que conservan un brillo de inocencia en ellos. Pronto se siente realmente preocupado y fuera de sí, ¿qué hace su hijo ahí? ¿No debería estar con Bright?

 

Esa última incógnita lo hace mirar hacia atrás suyo, buscando con la mirada a su ex-esposo. Él debe… 

 

—¡Jai! Por Dios, te dije que no me soltaras la mano, ¡hay demasiada gente! —Vachirawit hizo acto de presencia, tomando a Jai del brazo con un poco de brusquedad. El alfa se ve claramente enojado, aunque en él también se ve un rastro de pena y preocupación.

 

—¡Pero papá! —exclamó el niño, tirando del agarre que su padre alfa tiene ejercido en su brazo—. ¡Papi está aquí! Hola papi… 

 

—Bright… ¿Qué haces aquí?

 

—Lo lamento mucho, Jai dijo que tenía que ir al baño urgentemente y… 

 

—¿Es tuyo?

 

Esa pregunta llegó a los oídos de la ex-pareja, haciendo que ambos voltean hacia el frente para encontrarse con la mirada más que sorprendida del CEO de Suppasitoont . Se ve sorprendido y por un momento, Gulf creyó ver que su jefe estaba horrorizado con lo que estaba viendo.

 

Por primera vez Gulf se siente aterrorizado por ser descubierto de esa manera, siente vergüenza ante la extraña mirada que tiene Mew hacia él. El rechazo de un alfa. Esa clase de rechazo que tuvo constantemente en sus distintos empleos antes de llegar a trabajar para Suppasit. Pero no puede negar lo que es cierto, no puede negar algo de lo que está profundamente orgulloso y eso es su cachorro.

 

Baja su mano hasta acariciar la cabeza del niño, quien le sonríe y se aferra más a su pierna. Le devuelve la sonrisa.

 

—Sí, es mi hijo —mira hacia arriba, encontrándose con una expresión imposible de leer. ¿Qué es eso? ¿Decepción? ¿Enojo? ¿Molestia? 

 

Hay un breve silencio, donde Mew no sabe qué decir y donde Gulf solamente está esperando un comentario por parte de su jefe. La tensión es notada por Bright, que no se ha atrevido siquiera a presentarse de la forma correcta, quizás porque en el fondo sabe que es mejor no meter las manos en ese asunto que se está formando en esos instantes. 

 

—Lamento haber interrumpido, me llevaré a Jai —habla Vachirawit con voz neutral, agachándose para tomar a Jai en brazos y que sea más fácil llevarlo de regreso al vehículo—. Te espero en el auto —murmura hacia Gulf, aunque lo ha dicho lo suficiente alto para que Jongcheveevat lo escuche.

 

—No, no se preocupe. Pueden irse juntos.

 

—¿No tenía algo que decirme? —pregunta rápidamente Kanawut, que sin pensarlo se atreve a tomar a Suppasit del brazo.

 

—No es nada Gulf —murmura, tratando de poner su mejor cara en esos momentos. Coloca su mano sobre la de Kanawut, apretándole suavemente—. Lo están esperando, hablaremos mañana —retira de manera suave la mano de Gulf de su brazo, dándole un par de palmadas en el dorso de su mano y sonriendo algo forzado. 

 

Fue la despedida más jodidamente incómoda para Gulf, que aún después de que Mew se despidiera, se quedó observando cómo se retiraba a paso tranquilo, regresando al elevador. Salió de su trance gracias al llamado de Bright, que le tocó suavemente el brazo para llamar su atención y apresurar el paso. 

 

En el momento que estuvieron en el auto de Bright, este se disculpó innumerables veces, puesto que sabía exactamente qué Gulf no quería revelar nada de su vida privada en el trabajo y acababa de meter la pata bastante profundo. Mierda, prácticamente se presentó ante el jefe de Kanawut de una manera poco convencional, y aunque quizás no era toda su culpa, podía sentir como el estado de ánimo del omega se ve claramente afectado por lo acontecido. 

 

Aún así, la respuesta de Gulf ante las disculpas de Bright fueron de lo más neutrales y tranquilas.

 

—Está bien Bright, no fue tu culpa —empezó a decir, mostrando una sonrisa algo triste—. Tarde o temprano tenía que salir a la luz, tener un hijo no es algo que pueda ocultar tan fácilmente —gira su cabeza hacia atrás, observando a Jai que se mantenía en total silencio en su asiento especial—. Y no es algo que debí ocultar, seguramente obtendré algún regaño mañana, debido a que mentí en mis papeles acerca de mi estado civil.

 

Vachirawit suelta un suspiro e intenta mantener la calma, no pensar en el tema… pero el estado de ánimo de Kanawut en el trayecto a casa fue de lo más preocupante. Nunca había visto a Gulf mostrándose tan… ¿decaído? ¿triste? No sabe qué palabra ocupar exactamente, quizás preocupado sea la palabra correcta. Recuerda que en la preparatoria hubo una charla con respecto a los estados de ánimos de los Alfas y Omegas, y lo que verdaderamente indicaban. 

 

No tiene muchas cosas claras, pero de lo que recuerda, es que no debe dejar sólo a un omega si este se encuentra con un bajo estado de ánimo. Es preferible que una persona cercana y/o a quien este acostumbrado se quede a cuidarlo. Y no quiere llamar a la madre de Gulf y hacerla preocuparse por el estado de su hijo. 

 

Al llegar a casa del omega, Bright se ofreció a preparar la cena y ayudar con las labores del hogar que estaban pendientes, mandando a Gulf a descansar por esa vez. Este no rechisto, simplemente aceptó aquella oferta de parte de Bright y fue directo a darse una larga ducha de cuerpo completo, sin tener que preocuparse por el cuidado de Jai esa noche. 

 

La cena fue ligera para Kanawut, que a pesar de alegar que no tenía mucha hambre, Vachirawit se las ingenio para convencerlo de terminar todo lo que le sirvió en el plato. Así como se encargó de hacer la cena, también se encargó de bañar y dormir al niño, que con suerte cayó totalmente rendido después de la ducha. 

 

Mientras salía de la habitación del niño, se topó con el aroma a chocolate de Gulf que comenzó a adueñarse de toda la casa. Era un aroma cargado con el estado de ánimo del omega, triste y preocupado; Bright no dudó nada en ir a verlo, encontrándose con su ex-pareja acurrucado en el lado derecho de la cama, abrazando con fuerza una de las almohadas y con el cuerpo cubierto por una gruesa sábana. Si uno le presta la atención suficiente, puede notar como entre ratos el cuerpo de Gulf tiembla un poco.

 

¿Se sintió rechazado por su jefe? Fue la única pregunta que pudo formular su cerebro y en realidad era la única respuesta lógica que tenía Bright en esos momentos. La cosa es, ¿Por qué? Según tiene entendido Kanawut no tiene ningún tipo de relación con su jefe, más que laboral. Pero en algunos casos no es necesario que exista una relación o contacto íntimo para que esta clase de cosas pasen. Esto parece ser algo más, algo que tiene que ver directamente con el omega y alfa de Gulf y Mew. 

 

Eso realmente explicaría la manera de reaccionar de Gulf cada vez que hay un comentario negativo hacia Suppasit Jongcheveevat; como la vez pasada, mientras cenaban con Mean y Plan, piensa con detenimiento, mientras rodea la cama para sentarse del lado contrario a donde se encuentra Gulf. Se sacó el cinturón que le ceñía la cadera con fuerza, se aflojaba el pantalón de vestir que llevaba ese día y por último desabotona los dos primeros botones de su camisa. Los zapatos quedaron fuera desde que llegaron a casa.

 

Con sumo cuidado tomó un lugar en la cama, acomodándose de lado mirando hacia Gulf. Este pudo sentir la presencia del alfa cuando terminó de acomodarse en la cama, por lo que asomó la cabeza de debajo de la sábana para mirar a Bright. Obtuvo una cálida sonrisa, a la que respondió acercando más su cuerpo al del alfa. No era precisamente Gulf el que actuaba, era su omega que por primera vez en mucho tiempo ganaba una batalla contra el lado racional de Kanawut. 

 

Por favor, quédate toda la noche —murmuró en tono suplicante, deshaciéndose de la almohada para poder aferrar sus manos a la camisa azul de Bright.

 

—No te preocupes, no me iré —tras decir eso, soltó poco a poco su aroma a café, en un intento de calmar el estado de ánimo de Gulf. Como si le susurrara “todo está bien”, mientras acariciaba la espalda del omega, creando suaves círculos en toda la extensión.

 

Tuvo suerte de que esta vez, aquello funcionara a la perfección.

 


 

Noppakao salió a la hora habitual de su oficina, ya cuando sabe que la recepción se encuentra menos concurrida y puede moverse con calma por todo el edificio; no se molestó en despedirse de Suppasit, con un mensaje informando que se irá a casa es más que suficiente. Fue directo al estacionamiento, sin detenerse en ningún otro piso y con mucha suerte, sin toparse con nadie en su camino. 

 

Buscó con tranquilidad su auto y cuando lo encontró, simplemente subió y dando un bostezo encendió el motor. No tenía ni un plan para pasar lo que queda del día, tampoco tiene trabajo pendiente, puesto que las próximas revisiones serán entregadas el lunes. No tiene más que hacer, solamente preparar el traje que ocupará en el evento de mañana… De ahí en fuera, ¿Qué va a hacer encerrado en su casa? Duda mucho que Mew acepte ir por un trago y verdaderamente no tiene muchas ganas de llamar a algún otro amigo o conocido.

 

Está saliendo del estacionamiento, girando frente al edificio cuando alcanza a ver a varios trabajadores saliendo por la puerta principal, entre ellos logró reconocer a Wanarat, que se ajustaba la mochila sobre el hombro, dispuesto a cruzar la calle. No dudó ni un segundo en hacer sonar el claxon un par de veces.

 

Captó inmediatamente la atención de War, que giró un poco confundido hacia el auto de Kao; pareció no reconocer al auto en un principio, más cuando lo reconoció se apresuró a acercarse a la ventana del auto. Noppakao bajó el cristal de la ventanilla para poder hablar con Wanarat.

 

—¿Vas a casa? —preguntó sin rodeos, sonriendo ligeramente.

 

—Sí… ¿Necesita algo?

 

—Sube, te llevo —dijo sin más, presionando un botón en el volante para quitar los seguros de las puertas. 

 

—Oh, no es necesario. El autobús que me lleva a casa está por llegar, en serio… No quiero molestar.

 

—¿Quién molesta? Me estoy ofreciendo, no me estás pidiendo el favor —suelta una leve risa, apresurando su mano hacia la puerta del copiloto para abrirla—. Anda, sube. Antes que comiencen a gritarme por no moverme del camino.

 

War miró hacia todas partes, esperando no estar captando la atención de alguno de sus compañeros de trabajo; pero eso es imposible, puesto que están justo frente a la entrada del edificio y probablemente varios lo han visto ahí parado, frente al bien conocido auto del editor e inversionista de la revista. El sonido del claxon de otros autos apresurando a Noppakao hicieron que Wanarat suelte un suspiro de resignación, accediendo al automóvil lo antes posible.

 

Se colocó rápidamente el cinturón de seguridad, puesto que Kao no esperó mucho para comenzar a avanzar en el tráfico. 

 

Hubo un silencio bastante cómodo al principio, corrían con suerte que el tráfico no era tan pesado como es costumbre. Y aunque el silencio era cómodo y la música de la radio era buena, War no pudo quedarse con la duda que lo acechaba en la cabeza.

 

—¿Por qué se ofrece a llevarme? —preguntó, sin poder mantenerse callado por más tiempo.

 

—Mm, no hay motivo en particular. Te vi ahí parado, tu casa me queda de paso así que no me cuesta nada darte un aventón. 

 

Wanarat suelta una risa floja, mirando por la ventana del auto sin decir más. Aquella risa llamó la atención de Noppakao, que alzó las cejas mirando por menos de un segundo a su acompañante, preguntando qué era tan gracioso ahora.

 

—¿Cuál es la risa? 

 

—Nada, no es nada.

 

—Ajá…De algo debes reírte.

 

War suelta un resoplido, mirando hacia Kao con bastante diversión plasmada en su rostro.

 

—No es por ofender, pero usted tiene una mala fama en la oficina, ¿sabe? Todos sabemos que suele coquetear con las chicas y con los omegas… En ocasiones betas. Así que me es un poco creer que simplemente quiere “darme un aventón”.

 

—¿Por qué? ¿Acaso quieres que te coquetee?

 

El omega soltó una carcajada, riendo de forma en la que el alfa frunció un poco el ceño—. No, no. Lo que quiero decir es que, mientras no tenga intenciones de ese tipo conmigo, no tengo ningún problema con aceptar sus… “invitaciones”. 

 

Noppakao, que había estado atento a todo lo que Wanarat le decía no sabía exactamente cómo sentirse con toda esa información que acababa de recibir. ¿Ofendido? ¿O simplemente debe ignorarlo? Ciertamente no puede sentirse ofendido, porque todo eso que War le está diciendo es totalmente cierto. Sabía perfectamente que todo eso es real, es la fama que siempre ha tenido, pero jamás alguien se había dicho directamente. Al menos no tanto como se lo acaba de decir Wanarat.

 

Se quedó callado por mucho tiempo, analizando en su totalidad las palabras de War para saber qué diablos decir. Ni siquiera se dio cuenta cuando estaba entrando en la calle donde vive Wanarat, fue hasta que volvió a escuchar al omega hablar que se dio cuenta de ese detalle. 

 

—Justo aquí —habló con voz divertida—. Espero que no se haya ofendido por lo que dije.

 

—No, para nada… 

 

War le sonrió, quitándose el cinturón de seguridad con tranquilidad y colocando nuevamente su mochila sobre su hombro—. Gracias por ahorrarme el pasaje P’Kao, lo veré mañana. 

 

En el momento que War bajó del auto y cerró con cuidado la puerta, Kao se vio con intenciones de decir algo, parece que al fin se le había ocurrido algo que no sonara tan patético. Estaba presionando el botón para bajar la ventanilla del auto, cuando su celular comenzó a sonar de manera insistente. Tuvo que moverse sobre el asiento para lograr sacar el aparato de su bolsillo trasero; en la pantalla del móvil se iluminaba el nombre de Mild, cosa que llamó bastante su atención.

 

—¿Hola? ¿Qué pasa Mild?

 

Kao, necesito que vengas al departamento de Mew, pero ya.

 

—Siempre que me llamas es por Mew, ¿Dónde quedó nuestra amistad? —se burla un poco, recostando su espalda en el asiento y mirando sí War ya ha entrado a su casa.

 

¡No estoy jugando! —para este punto, Noppakao se dio cuenta que algo andaba mal con Suttinut. Lo escucha agitado, realmente preocupado y eso definitivamente no es normal—. Vine a verlo a su departamento simplemente para hablar de la propuesta de trabajo que me hizo, pero la recepcionista no me dejó ir por el ascensor privado… Tuve que subir por el otro ascensor y cuando llamé a la puerta de Mew comencé a escuchar demasiado ruido y gruñidos. ¡Como si hubieran soltado un animal salvaje en su departamento!

 

—¿Estás seguro que es el departamento de Mew? —preguntó, esta vez escuchándose más serio que antes.

 

—Claro que sí, estoy del otro lado de la puerta y puedo sentir su aroma a cuero y madera que se filtra de ahí dentro, ¿Puedes escuchar el ruido?

 

Sí, sí puede escuchar. Detrás de la voz desesperada de Mild, se alcanzan a oír algunos estruendos, golpes, cosas siendo arrojadas, hasta un par de maldiciones que son efectivamente de parte de Suppasit; conoce a la perfección su voz.

 

—Escúchame bien, Mild. No vayas a intentar entrar hasta que yo esté ahí, ¿entiendes? —se sentó de forma correcta en el asiento del auto, asegurándose de tener bien colocado el cinturón de seguridad antes de apresurarse en hacer andar el auto.

 

¿Estás muy lejos del departamento? ¡No quiero esperar tanto! Mew podría… 

 

—No sabemos qué le pasa a Mew, por lo que no sabes qué puede hacer si te ve dentro de su territorio . Mejor evitemos un incidente, ¿ok? No estoy tan lejos, llego en menos de 10 minutos. 

 

Kao alcanza a escuchar un suspiro cargado de preocupación de parte de Mild, seguido de un murmuro diciendo “de acuerdo”. Aún con esa respuesta que obtuvo, no puede estar precisamente tranquilo; sólo una vez ha visto a Mew en un estado de descontrol y esa vez las cosas estuvieron bastante tensas entre ellos dos. Era un problema cuando un alfa quiere entrar al territorio de otro y este se encuentra en un estado de descontrol, las cosas tienden a tornarse violentas. Noppakao realmente espera no tener que recurrir a la fuerza bruta para calmar su actual estado.

 

No colgó la llamada con Suttinut, quiere estar a tanto por lo menos escuchando que ocurre del otro lado de la línea. Puede escuchar ruidos amortiguados de vez en cuando, probablemente el departamento de Mew debe estar de cabeza en esos momentos. 

 

Golpea con los dedos el volante, comienza a estresarse cada vez que le toca un semáforo en rojo y se ve forzado a detenerse, suelta varias maldiciones y más de dos veces hizo sonar el claxon con tanta insistencia, que otros conductores le gritaron una serie de improperios. Los ruidos del otro lado de la línea y el tráfico lo estaban estresando en sobre manera. 

 

—¡Maldita sea, avancen! —bufó con fuerza, golpeando el volante con las manos mientras maniobraba para rebasar a dos autos.

 

Corrió con la suerte de encontrar un lugar donde aparcar el auto, justo frente al edificio de donde se encuentra el departamento de Mew. Tomó su celular y cartera del auto y se apresuró a bajar lo antes posible; pasó rápido por la recepción, apenas saludando a la recepcionista y yendo directamente al elevador. 

 

Tardó menos de 5 minutos en llegar al piso de Suppasit, donde se encontró con Mild parado a unos cuantos pasos de la puerta del departamento. En el instante que Suttinut vio a Noppakao, se acercó rápidamente para jalar de su brazo, diciendo que debía apresurarse. Creyó que se escucharía aún los estruendos que provenían del interior del departamento, más el pasillo se encontraba en un profundo silencio, solamente se escuchaba la acelerada voz de Suttinut, que no deja de rogarle a Kao para que actúe de una vez por todas.

 

Buscó entre sus bolsillos del pantalón su cartera, donde tenía la tarjeta-llave del departamento de Suppasit. Hace bastante tiempo que el mismo Mew le había entregado aquella tarjeta, con la finalidad de no tener a Kao tocando a su puerta insistente cada que este iba a visitarlo. Noppakao estaba agradecido por tener aquella llave, de no ser así terminaría por forzar la puerta y eso probablemente enfureciera aún más a Suppasit.

 

Kao miró hacia Mild, que casi lo empuja para poder entrar al departamento antes que él.

 

—Tú no entras —sentenció, dando media vuelta para empujar a Mild lejos de la puerta.

 

—¿Qué? ¡No juegues!

 

—No estoy jugando, no sabemos en qué estado se encuentra Mew y no voy a arriesgarme a que algo salga terriblemente mal por tu sola presencia, ¿ok? Vete a casa.

 

—No me iré a casa hasta que vea si Mew está bien.

 

Noppakao suelta un enorme suspiro, sabe que Suttinut no querrá irse aunque le digan las razones más válidas e importantes para que lo haga—. Entonces te quedarás aquí fuera hasta que me cerciore que no corres algún riesgo.

 

Mild verdaderamente quería negarse a las palabras de Kao, pero se vuelve consciente de que el alfa no cambiará de parecer. Pocas son las veces en las que se puede apreciar a Kao con una actitud seria o preocupada, puesto que normalmente este es bastante relajado y se deja llevar con facilidad. Esta vez es un tema serio, o eso parece ser. Termina por rendirse, dando un par de pasos atrás para darle a entender a Kao que permanecerá en el pasillo mientras él se encarga de todo.

 

Ante aquello, Noppakao vuelve a girarse hacia la puerta, esta vez abriéndola de par en par para poder entrar. Y con solo mirar el interior del departamento es suficiente para hacer preocupar al editor. 

 

Lo primero que debe verse al entrar al condominio de Mew es una cómoda y elegante sala de estar, con unos muebles grises claros con cojines de color azul que hacen un juego perfecto con todo lo demás, hay un par de lámparas, una mesa de centro, un par de masetas de interiores y un enorme televisor colgado en la pared frente al sofá. Y sí, todo eso está en la sala, más no de la manera usual.

 

El sofá parece haber sido empujado con fuerza de su lugar habitual, una de las lámparas está hecha pedazos en el suelo, el cristal de la mesa de centro se esparce en miles de pedazos en el suelo y hay tierra de las macetas de Mew acompañando los cristales rotos. Es como si un tornado hubiera arrasado con todo, salvando únicamente el televisor plano en la pared. 

 

Kao comienza a caminar con pasos lentos hacia lo que queda de la sala, totalmente sorprendido por lo que ven sus ojos. El hogar de su mejor amigo siempre ha sido uno de los sitios más pulcros que visita, además de la oficina; algo anda verdaderamente mal. Puede sentirlo con solo olfatear a su alrededor: el aroma de Mew se esparce por todo el lugar, se puede sentir los malos sentimientos en ellos, la quizás frustración y un evidente enojo, puesto que el aroma a madera que predomina en Mew es distinto.

 

Huele como si hubiera un jodido incendio forestal. 

 

Se ve forzado a llevarse una mano al rostro, cubriendo su nariz y boca en un intento por no terminar vomitando ante el fuerte aroma. Apresura su andar, cruzando la sala para ir a la cocina, de donde se escuchan un par de ruidos, el cristal chocando contra la superficie de mármol de la isla de la cocina.

 

—Mew, amigo… ¿Estás a-...? 

 

No logra terminar siquiera la frase, cuando algo sale disparado en su dirección. Corre con suerte de alcanzar a esquivarlo.

 

Un vaso se hace trizas contra la pared.

 

—¡¿Qué mierda Mew?! 

 

—¿Qué haces aquí? —gruñe—. Largo, no quiero ver a nadie.

 

Suppasit Jongcheveevat está en la cocina, apoyado contra el lavaplatos. Tiene una botella de whisky a medio terminar en la mano derecha y su ropa está completamente fuera de lugar. Se le ve verdaderamente mal, sus ojos que usualmente son de un profundo color café ahora son de un amarillo brillante, esto gracias a que su alfa parece tener el control de él. 

 

Su cuerpo se estremeció con solo observar esa imagen. Ha pasado un tiempo desde que observó esa mirada en su amigo, ahora sabe cómo pueden terminar las cosas esa noche.

 

—Puedo ver que no quieres que esté aquí, no tengo intenciones de permanecer mucho tiempo, pero necesito que me digas qué está pasando, ¿ok?

 

—Vete al diablo Kao —murmuró, dándole un profundo trago a la botella en su mano. 

 

—Amigo, solo dime que… —comenzó a decir, dando un paso hacia Mew.

 

—¡No voy a decirte nada! ¿Acaso eres idiota? —vociferó, arrojando la botella a los pies del otro alfa, del invasor como lo llama su lado alfa—. ¡Lárgate de mi casa! 

 

—¡¿Cómo mierda quieres que me vaya si estás actuando como un puto demente?!

 

Mew cubre su rostro en señal de desesperación. Al retirar sus manos del rostro, las aprieta en puños y de forma rápida se acerca a Kao, quien se mantiene firme en su lugar. No se permite mostrarse asustado o débil ante la presencia tan imponente de Suppasit, puesto que eso le daría más ventaja de la que ya tiene.

 

Ahora están cerca, tanto que si alguno de los dos se inclina hacia adelante sus narices terminarán chocando entre ellas. Ambos mantienen el ceño fruncido. Por unos segundos Kao se cuestiona si debería dejar que su alfa intervenga, porque las cosas pueden terminar jodidamente mal para ambos.

 

—Largo de aquí —volvió a gruñir entre dientes.

 

—¿Qué te pasa? Hace un par de horas estabas completamente normal.

 

—¡No te incumbe Kao! Lo que me pase es asunto mío, si quiero destruir todo mi maldito departamento es mi problema, no el tuyo.

 

—Pero-

 

Lo próximo que siente Noppakao es un fuerte escozor en su rostro. Mew ha estrellado su puño cerrado contra la mejilla izquierda de Kao, volteándole el rostro al editor; tras el golpe, Kao siente como un par de manos lo sujetaron del traje que aún lleva puesto.

 

—Deja de ser un jodido entrometido y ve-... 

 

Esta vez, la agresión vino de Kao, que con una mano tomaba uno de los brazos de Mew, mientras que con la otra le propinaba un golpe directo, impactando en el lado derecho del rostro de Suppasit, justo entre el labio y la mejilla. El dueño del condominio suelta inmediatamente al contrario, dando un par de pasos atrás por el golpe recibido, no hay que resaltar que no estaba preparado para ese golpe.

 

—Escúchame bien, estoy harto de esa actitud de mierda que tienes —gruñó Noppakao, que se pasaba una mano por la ropa, alisando la tela de su traje. Cuando Mew lo miró a la cara, notó como sus ojos ahora eran de un intenso color rojo—. No sé que te pasó para que te pusieras como un puto demente, pero no voy a soportar sus mierdas. ¡Por mi parte, destruye todo lo que tienes! Te estás comportando como aquella vez que ese omega te engañó y te hizo la vida miserable, y la verdad, no quiero repetir eso contigo. ¡Así que vete a la mierda! 

 

Y tras gritar aquello, Kao pateó uno de los pedazos más grandes de vidrio, dirigiéndose a la salida para irse de una buena vez de ahí. Si continúa discutiendo con Mew de esa manera tan irracional, seguramente terminarían matándose a golpes; hablará con él en otro momento. 

 

Al salir del departamento azotó con fuerza la puerta, sobresaltando a Mild, que seguía esperando respuestas de lo que ocurría. 

 

—¡Kao! ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Cómo está Mew?

 

Noppakao gruñe, mirando con el ceño fruncido a Suttinut. Intenta calmar a su alfa interno, quien estuvo por salir y hacer actuar como un completo salvaje a Kao, más logró contenerse.

 

—Vámonos.

 

—¿Qué? No, no podemos… 

 

—Escúchame Mild, Mew no está en condiciones para que hablemos con él, ¿comprendes? Me golpeó y mi lado alfa está vuelto loco, me siento amenazado. Y no creo que tu lado omega aguante el estado de Mew. 

 

Suttinut se mordió el labio inferior, mirando con detenimiento al alfa frente a él, podía notar sus ojos aún rojos, aunque de color menos intenso que antes. Parte de él quiere quedarse y esperar a poder entrar para ver a Mew, pero por otro lado sabe que Kao tiene razón. No puede entrar ahora y tampoco sería bueno para él esperar toda la noche hasta que Mew se encuentre en condiciones para recibirlo y hacerlo hablar.

 

Suspira con pesadez, accediendo a irse de ahí. Mañana a primera hora del día regresará para poder hablar con Suppasit y verificar que todo esté en orden.

 


 

Kanawut se veía terriblemente mal en la mañana y en realidad eso no es su culpa, más que nada es culpa de su lado omega. Este se las arregló para nublar todo rastro de lógica en Gulf, causándole ese horrible estado en el que se hundió toda la noche; sollozó entre los brazos de Bright durante horas, su cuerpo temblaba como si estuviera expuesto a bajas temperaturas y además de eso, un horrendo dolor se apoderó de todo su ser. ¿Qué le había ocurrido? Jamás en sus 10 años siendo Omega se sintió de esa manera. De las contadas veces que su omega tomaba el control de su cuerpo, nunca le había hecho eso: hacerlo sentir como una completa basura. Y todo eso lo asustaba bastante.

 

Todo lo que le ocurrió en la madrugada resultó en algo malo, era obvio que eso tenía que pasar. Cuando recuperó el control de su cuerpo, sintió el pesar de pasar esa mala noche. El cuerpo le duele a horrores, tiene migraña y su rostro se ve jodidamente mal. Es como si hubiera estado fuertemente enfermo o como si tuviera una resaca después de ingerir alcohol en cantidades que pueden resultar dañinas para su salud. O más bien se sentía de ambas maneras. 

 

Aún sintiéndose de la peor manera posible —tanto física como mentalmente—, se esforzó para levantarse de la cama, darse una buena ducha y prepararse para ir a trabajar. Su lado omega no lo va a derrotar, claro que no. 

 

No quiso despertar a Bright, pero este se levantó inmediatamente después, cuando sintió que Gulf se movía en la cama. Como no pudo volver a dormir, ayudó a preparar el desayuno y a despertar y preparar a Jai, ese día el infante sería llevado a casa de los padres de Kanawut para pasar el día entero, así que debía preparar un par de mudas de ropa extra por si el infante se ensuciaba o cualquier otro inconveniente. Después de comer el desayuno preparado por el alfa, este llevó a Gulf al edificio de Suppasitoont

 

La llegada fue bastante temprana, el motivo era más que nada por el hecho de que Bright debe ir hasta su condominio para darse un baño y prepararse para ir a su propia oficina. Tenía cita con un cliente ese día, así que debía estar presentable y claro, sin el aroma de Gulf que se impregnó a él la noche anterior.

 

—¿Has traído abrigo? Están pronosticadas lluvias hoy —preguntó Vachirawit, una calle antes del destino de Kanawut. 

 

—No, se me ha olvidado por completo —se quejó, frunciendo los labios ligeramente. 

 

Bright miró por el retrovisor hacia atrás, verificando si tenía algo para que Gulf se llevará. Y sí, tenía una sudadera azul marina, la había dejado en el auto el fin de semana, por suerte se había olvidado de bajarla. Al estacionarse frente al edificio Bright se apresuró a tomar la sudadera del asiento trasero, dándosela a Gulf.

 

—Me la devuelves al rato. 

 

El omega simplemente agradece las atenciones del alfa, que bien podría zafarse fácilmente de todo eso, ellos ya no eran una pareja, mucho menos un matrimonio y aún así Bright siempre estaba presente para ayudar a Gulf en cualquier que este necesitara. Se despidió de Bright dándole un fuerte abrazo, agradeciendo en silencio toda su ayuda y obviamente obtuvo una respuesta positiva, pudo sentir el brazo de Vachirawit rodear su espalda para corresponder al abrazo con la misma fuerza; después simplemente llevó una mano al rostro del omega, acariciando su mejilla con sumo cariño. Tras eso, Gulf se despidió de Jai lanzándole besos y bajó del auto segundos después.

 

Ingresó a las instalaciones a paso tranquilo, saludando a la recepcionista que le sonríe amable como todos los días y en ese momento creyó que todo estaría de lo más tranquilo, más pronto sintió varias miradas extrañas, las cuales eran difíciles de ignorar puesto que todas las personas estaban en su campo de visión. Pronto se sintió ansioso, de lo más expuesto posible; las manos comenzaron a sudarle y lo único que atinó a hacer fue apresurar el paso al elevador y mantener la cabeza agachada.

 

No te alteres, todo está en tu cabeza Gulf… No pasa nada.

 

Comenzó a darse ánimos, apresurándose en presionar el botón del elevador. Lo único bueno de estar más temprano de lo usual es la falta de personal en esos momentos, así que terminó por subir completamente solo en el elevador. En el interior de aquella caja de metal se relajó, apoyando la espalda en el frío aluminio y mirando su reflejo en el espejo.

 

Se ve fatal, con ojeras más marcadas de lo usual y su piel se nota más pálida. Todo es gracias a esa mala noche que pasó y a su estúpido lado omega, que se deja ganar por cualquier cosa. Le pasó antes, la primera vez que se sintió juzgado por tener un hijo a temprana edad, a haberse casado y un par de años después divorciado de un buen alfa; todos lo apuntan con el dedo, juzgando y creando chismes sobre su vida. Esa etapa fue de lo más horrible para Gulf, pero lo superó y ahora no puede permitirse caer en el hoyo nuevamente.

 

Le frunció el ceño a su propio reflejo. 

 

—Mantente con la cabeza en alto Kanawut. Nada ni nadie te va a hacer menos, no otra vez. 

 

Endereza su espalda, intenta relajar todos los músculos de su cuerpo y vuelve a tener la mirada de siempre. No va a dejarse vencer por los malos pensamientos de su parte omega, quien quiere que se adentre en la depresión y se vuelva alguien débil. Y eso no lo va a permitir. 

 

Llega al piso de la oficina de su jefe con la cara en alto, mostrándose lo más tranquilo y relajado que podía. 

 

No hay nadie a la vista, más sabe que P’Mew ya se encuentra en el lugar, puesto que la puerta de la oficina de este se encuentra entreabierta. 

 

Deja sus pertenencias en su escritorio, ajustando las mangas de la sudadera de Bright a su cadera y se acerca a tocar a la puerta de la oficina. No puede permitirse ignorar a Suppasit, puesto que eso solamente haría las cosas más incómodas para él. Evitar a su jefe sería solamente aplazar lo inevitable. Respira profundo y cuando recibe una respuesta positiva para entrar, simplemente lo hace.

Chapter 9: Capítulo Ocho

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El ambiente dentro de la oficina de Mew es extraño, o al menos así lo siente él. Quizás sea debido a que no está entrando la cantidad de sol usual por la ventana, esto gracias a la cantidad de nubes que cubren el cielo, por lo que solamente provocan que la oficina sea un poco sombría. Y no era todo, pero había algo que Kanawut simplemente no podía explicar y la verdad, prefería ignorar.

Detrás de su escritorio se encuentra Suppasit, que para sorpresa del omega este no tiene su típica apariencia, parece que no hay rastro de ese elegante porte y su rostro se ve claramente cansado. ¿A qué se debe eso? Mew parece no haber dormido en toda la noche y qué decir del tremendo moretón que tiene en el rostro. El omega interno de Gulf se sintió preocupado, le estaba prácticamente rogando para que se acercara a preguntarle que le ha pasado al alfa, además que le sugiere correr a él para mostrarle su preocupación y también para ofrecerle su ayuda incondicional. 

Pero no puede hacer eso, sería poco profesional y totalmente fuera de lugar.

Limita sus acciones a dar los buenos días y mira con suma preocupación el rostro cansado del CEO—. Buenos días P’Mew.

—Buenos días —responde segundos después, dirigiéndole una mirada rápida a Kanawut—. Llega más temprano de lo usual, ¿a qué se debe?

—A nada en particular… —murmura, dudando si acercarse más al escritorio de Suppasit—. Aunque la verdad quería hablar con usted, por lo de ayer y… 

Antes de poder continuar, observa el rostro de Jongcheveevat contraerse en una horrible mueca, frunce el entrecejo y arruga la nariz, mostrando una expresión de asco. Se lleva una mano al rostro, en un intento poco discreto por tapar su boca y nariz. Gestos que no pasan desapercibidos por Gulf, que pronto se siente demasiado extraño. 

—¿A qué huele? —gruñe Suppasit, mirando con el ceño claramente fruncido hacia Kanawut, que hace un mayor esfuerzo por olfatear aquello a lo que se refiere su jefe. Lo único que llega a la nariz de Gulf es el aroma de la loción que lleva el CEO y el aroma a… 

Baja su mirada a la sudadera que lleva amarrada en la cadera, prenda que tiene impregnado fuertemente el aroma a alfa de Bright. Ese es el único olor que siente, además de la loción. ¿Es eso lo que siente Mew? 

—Debe ser mi sudadera, yo… 

—Sácala de aquí, no aguanto ese olor —gruñe.

Sí, Suppasit Jongcheveevat le acaba de gruñir a Kanawut, luego de darle una orden. Porque eso fue, una orden con la que empleó un tono de voz de lo más grosero, cosa que jamás había sucedido antes. Abre la boca para disculparse, más se ve interrumpido por la voz del alfa, parece ser que no había terminado de hablar.

—Sabes perfectamente que no me gusta que traigan aromas de ese tipo a la oficina, está en el reglamento —continúa hablando, y se escuchaba de lo más jodidamente molesto, que Gulf se siente atacado—. Saque esa prenda de mi oficina, no quiero que ese aroma se quede impregnado aquí.

Gulf frunció aún más el ceño, apretó sus dientes y sus manos se volvieron puños. Oh, no, ¿en serio había escuchado eso? La mitad de él está en un increíble shock, mientras la otra mitad se está llenando de enojo por dos sencillas razones; 1) la clara ofensa hacia el aroma de quién en algún momento fue su pareja y hasta la fecha es alguien a quien aprecia muchísimo y, 2) lo jodidamente hipócrita que se escucha el alfa, ¿qué los aromas de ese tipo están prohibidos? ¿Qué no le gusta? Por Dios, Mild estuvo llegando a la oficina sin usar inhibidores, Gulf tuvo que soportar por al menos una semana el aroma a vainilla y chocolate blanco, y no es que no le agradan esos olores, más bien a su omega no le agradaban para nada, pero eso no es su culpa. La cosa es que, él se mostró de lo más incómodo y tuvo que soportar ese aroma, pero su jefe parece no poder aguantar un tenue aroma a café por unos segundos.

Aún con ese enojo creciendo desde su interior, se esforzó para mostrar una sonrisa amable, asintiendo ante la petición tan grosera de su jefe. No debe mostrarse molesto, no debe ser un imbécil. Debe conservar su trabajo para terminar su último semestre de universidad y poder postularse para un buen trabajo de diseñador gráfico. Con su buen historial académico espera conseguir un buen empleo, sea para la revista de K’Suppasit o en algún otro lugar de buen renombre. 

Hizo una reverencia hacia su jefe, disculpándose por las molestias que causó antes de dar media vuelta para salir de la oficina e ir a sentarse detrás de su escritorio. Se quitó la sudadera de la cadera, mirando con detenimiento la prenda entre sus manos; olfateó un poco, sintiendo el aroma de Bright impregnado en la prenda. Definitivamente olía demasiado al alfa, pero eso no es culpa de Gulf. Además, el aroma a café de Vachirawit siempre lo hace relajarse, quizás porque está profundamente familiarizado con él. El aroma a Bright es como estar en casa y eso mantiene a Gulf en una muy buena zona de confort.

Hundió el rostro en la suave tela, suspirando con pesadez e intentando mantener la calma. Buscando relajación. 

Saca su rostro de la prenda cuando escucha el teléfono sobre su escritorio comenzar a sonar; inmediatamente cambia su semblante a uno más serio y profesional, respondiendo a la llamada—. Oficina de Suppasit Jongcheveevat —contesta de forma automática, dejando la sudadera sobre su regazo y utilizando su mano derecha para encender el computador sobre su escritorio.

—Buenos días Gulf, habla Kao.

—Uh, buenos días Phi, ¿a qué se debe su llamada?

No creí que respondieras, es bastante temprano —comenta el hombre del otro lado de la línea—. Quería preguntarte si Mew se encuentra en su oficina justo ahora.

A Kanawut le pareció algo extraña la pregunta, usualmente Noppakao sabe donde está Mew o de igual manera habla directamente con Suppasit para preguntar sobre su paradero—. Sí, K’Suppasit está en su oficina. De hecho, no sé a qué hora llegó, porque yo recién llego y él parece que ha estado ahí dentro desde hace un buen rato. 

Ok, ok. No le digas que te llamé, iré en unos 30 minutos a hablar con él. 

Inmediatamente después de esa frase la llamada fue terminada por Noppakao y Kanawut no hizo más que fruncir el ceño, ¿Qué fue esa llamada tan rara? Usualmente el editor suele ser más efusivo a la hora de hacerle llamadas, siempre sonando tan amable, que está llamada rápida y sin comentarios fuera de lugar hizo que Gulf se sintiera bastante extraño. Aunque prefirió no continuar dándole vueltas a asuntos en los que no tiene que ver; tampoco le apetece seguir pensando en la mala actitud de su jefe. Cualquier cosa que suceda con la vida privada de otras personas no es asunto suyo, y aunque quería hablar con Suppasit respecto a lo ocurrido el día anterior, era mejor esperar a que su jefe fuera quien iniciara la conversación acerca de ese tema. 

Intentó relajarse en su asiento, abriendo el e-mail de la oficina para verificar que todo esté en orden, que no tenga ningún pendiente y de ser así, se iría al área de diseño para darle una visita a Wanarat. La fecha del evento de la revista está cada vez más próximo y el lunes le presentarán a la junta general de la revista los diseños, para que sean aprobados por Suppasit. 

Estuvo por mucho tiempo sentado en su escritorio, esperando recibir alguna indicación por parte del CEO o responder llamadas que nunca llegaron, le parece curioso que ese día las cosas en la oficina estén tan apagadas. ¿Acaso es porque es viernes? ¿O quizás por la hora tan temprana? 

Suspiró con pesadez, sin pensar en nada en particular, cuando las puertas del ascensor se abrieron, dejando ver Kao, que vestía una camisa blanca y un pantalón de vestir negro. Era normal verlo sin un saco puesto, lo que no era normal es el horrendo moretón que se forma en su rostro. En su mejilla izquierda se ve una mancha de un fuerte color rojo, una similar a la que le vio a Mew junto a la mejilla.

A diferencia de como reaccionó con Suppasit, esta vez se permitió mostrarse preocupado, poniéndose de pie para acercarse a Noppakao, con los ojos bien abiertos y el ceño algo fruncido.

—Phi, ¿Qué te pasó en el rostro? —preguntó, parándose justo frente a Kao y alzando una mano con intenciones de tomar de tomar el rostro del contrario, más se abstiene de hacerlo.

—No es nada, tuve un… asunto —contestó Kao, forzando una sonrisa en un intento por mostrarse lo más normal posible, aunque la sonrisa se volvió una mueca de dolor—. ¿Mew está ahí dentro?

Gulf frunció un poco el ceño por la manera en que Kao evadió el tema, cuando a su superior siempre le gusta hablar de más. Aún con el ceño fruncido, dirigió una mirada rápida a la oficina de su jefe, asintiendo a la pregunta de Noppakao. 

—No ha salido de ahí —señaló—. Él también tiene un golpe en el rostro —comentó, volviendo a mirar a Kao.

El alfa suelta un resoplido—. Si, bueno… El "asunto" tiene que ver con él.

Ya se lo esperaba, ¿para qué mentir? Que su jefe y el editor lleguen con ese aspecto, tan cambiados de personalidad de un día a otro hace las cosas más que evidentes; algo pasó entre esos dos y eso solamente ponen a Gulf más curioso que antes. Se abstiene a decir otra cosa, simplemente se dio media vuelta para regresar a su sitio de trabajo y continuar perdiendo el tiempo. ¿Qué más puede hacer? Solo esperar a que War llegue a las instalaciones para poder hacerle compañía un rato.


Su llegada temprana a la oficina fue totalmente intencional, no le importó no haber dormido en toda la noche, haber amanecido apestando a alcohol y que su penthouse estuviera hecho un desastre. Corre con suerte de tener un buen aguante al alcohol, de no ser así habría llegado ebrio a la oficina. La razón por la cual llegó temprano es fácil de adivinar, y es que no puede permitir que sus empleados lo vean de esa forma; con casi todo el rostro pálido a excepción del parche rojo donde se está formando un moretón. En resumen, es un total y completo desastre, cosa que sus empleados no deben notar.

Tenía una fuerte migraña, no encontró ni una sola aspirina en su departamento y eso no era una sorpresa, puesto que todo era un completo desastre. Al llegar a la oficina buscó entre los cajones de su escritorio y en el baño de su oficina, más no había ni una sola pastilla en toda su bendita oficina. 

Para un punto de la mañana el dolor de cabeza había aminorado, trató de mantener la cabeza fría y no pensar en la persona que lo hizo salir de control total la noche anterior. 

 

Gulf, Gulf, Gulf.

 

Gulf tiene un alfa

 

Gulf tiene un hijo .

 

Kanawut Trapipattanapong tiene una familia formada. 

 

Toda esa información cayó de golpe sobre él, y aunque quizás esos asuntos personales verdaderamente no le incumben. ¿Realmente debió haberse enterado antes? ¿Realmente su asistente debió informarle acerca de su estado civil? No, no, aquello no le correspondía en lo más mínimo. En el momento que se encontró en su casa, perdió la noción de todo, su alfa lo dominó toda la noche lo hizo salirse de sus casillas por completo; tuvo que llamar directamente con el personal de limpieza del edificio donde vive para conseguir que limpien todo su departamento, tendría que pagar extra por la limpieza, pero no tenía tiempo para hacerse cargo él mismo de su desastre. Tiene que estar en la oficina y luego debe regresar para prepararse para el evento de esa noche.

Mantuvo la cabeza fría hasta que su asistente hizo acto de presencia en la oficina. Mew apenas y quiso fijarse en la presencia de Kanawut, tan solo trató de escuchar con atención lo que estaba tratando de decirle de forma un tanto tímida, puede sentir sus movimientos un tanto dudosos. Y de pronto, un aroma llegó a su nariz. Un aroma que lo hizo fruncir el ceño, mostrando un evidente disgusto ante el aroma que venía acompañando a Trapipattanapong. 

Un evidente aroma a alfa, uno que solamente provocó que la migraña lo atacara nuevamente. Ese era el aroma del alfa que vio ayer junto a Gulf. Olía a café negro, algo que puede ser bastante agradable para muchos y posiblemente bastante agradable para el omega parado en su oficina. 

Como era de esperarse, su alfa se salió un poco de control, se apoderó de su lengua y habló por hablar, cuando se dio cuenta había sido de lo más grosero. Con sus palabras, con su tono de voz. Se arrepintió totalmente por su comportamiento luego de ver a Gulf salir de su oficina. 

Hundió su cuerpo en su silla, llevándose las manos al rostro y presionando sus dedos sobre el puente de su nariz. Giró sobre su asiento, mirando la pared que está detrás de su escritorio, tratando de pensar con claridad todo lo que ha sucedido en menos de 24 horas. No, todo lo que ha pasado desde hace semanas gracias a esos sentimientos encontrados hacia Kanawut. En primer lugar, ¿cómo se permitió dejarse domar por su alfa de esa forma? No habla de los sucesos de las últimas horas, más bien de todas esas semanas; de forma discreta su alfa se fue metiendo en su cabeza, dejando en él grabada las razones por las que su asistente era tan perfecto para él. Esa era una de las ocasiones en las que odiaba ser un alfa de cuna alta, algunas veces su subgénero es tan fuerte que ni él puede controlarlo o siquiera saber cuándo este lo controla a él.

Se mantuvo tan absorto en sus pensamientos, que se dio cuenta bastante tarde que Noppakao había hecho acto de presencia en su oficina.

—Déjame ver cómo te quedó la cara —escuchó decir a Kao, arrancándole un suspiro a Mew. Este no quiso rechistar, simplemente giró sobre su asiento para mirar cara a cara a su amigo; observó cómo fruncía el ceño para después sonreír sin disimulo—. No se ve tan mal, quizás debí golpearte más duro —se burló, acercándose al escritorio para tomar asiento en una de las sillas.

—Que gracioso —murmuró. Fijó su atención en el golpe de Noppakao, haciendo una mueca por la forma que estaba tomando el moretón—. Lamento lo de ayer, no era yo en ese momento, me dejé dominar por… mi alfa. 

—No tienes que decirlo, lo vi y lo sentí —bufó, cruzando los brazos sobre su pecho—. Amigo, no es la primera vez que vivimos esa clase de situación, ¿cierto? Me arriesgué a salir herido, entré en tu territorio cuando tu alfa no quería siquiera verme.

Hubo un breve silencio, uno que resultó demasiado incómodo para ambos, puesto que aún se puede sentir lo tenso que se encuentra Suppasit por la situación de ayer. Noppakao no podía mantenerse en ese silencio, tenía que hablar y preguntar la razón por la que su amigo salió completamente de sus casillas el día anterior. Lleva alrededor de 5 años desde aquel incidente y que esto vuelva a ocurrir después de tanto tiempo lo tiene bastante nervioso. ¿Qué es? ¿Acaso esa persona regresó a su vida, hizo acto de presencia después de todos los problemas que le trajo a su amigo? En realidad esa opción no la cree tan posible, después de todo ese tiempo, no cree que el efecto vaya a ser el mismo.

—¿Ahora sí me dirás qué sucedió?

Suppasit rodó los ojos, negando repetidas veces con la cabeza. No quiere hablar del tema, más que por él, por Kanawut; comenzar a divulgar la vida personal de su asistente es algo que definitivamente no va a comenzar a hacer. Aquello es un tema que no saldrá de su boca. 

Cerró los ojos, volviendo a hundir la espalda en el asiento de cuero—. No puedo hablar de eso.

—Y dale con lo mismo —exclamó con desesperación, golpeando con las palmas abiertas el escritorio de Mew. No siendo brusco, pero si captando de mala gana la atención de Suppasit—. Somos amigos de años Mew, hemos pasado muchísimo juntos como para que vengas a guardarme secretos, ¿no crees? Como lo de hace cinco… 

—¡No…! —se calló inmediatamente, cerrando los ojos con fuerza—. No menciones eso, no compares lo que está sucediendo ahora con lo que sucedió en ese entonces, ¿ok? Son temas completamente diferentes.

—Pues no lo parece, porque tu actitud es exactamente la misma que tuviste antes. 

Suppasit soltó un largo suspiro, no podía negarle eso a Noppakao porque efectivamente su forma de actuar estaba siendo muy similar a la que adoptó en ese entonces , pero no era lo mismo . No se atrevería a comparar una situación con la otra, porque no se parecía en nada. 

—No tengo porque darte explicaciones de lo que me sucede. No se las doy a mis padres, no tengo porque dartelas a ti.

—Actúas como un niño Mew.

—No —gruñó, frunciendo aún más el ceño que antes—. Tú actúas como un niño: todo quieres saber, te encanta meterte en mi vida personal cuando ni siquiera te estoy pidiendo ayuda. ¿Acaso no entiendes, Kao? No eres mi jodida niñera, mucho menos eres mi psicólogo como para tener que platicarte todo lo que me pasa —nuevamente se estaba enojando y el dolor de cabeza no lo estaba ayudando a mantener la calma—. No quiero tu opinión, ni tus consejos, no quiero nada de ti porque no deseo que te metas en mi vida personal. ¿Te quedó claro o necesito volver a explicarlo?

En el rostro de Mew podía verse con claridad todo ese enojo, parece que está a punto de estallar. Si le prestan la atención suficiente a Suppasit, se puede notar como en su cuello se marca una larga vena, en señal de enojo. Y bueno, no es el único que está por perder la paciencia, porque Noppakao está igual o más enojado que Mew, se nota en su expresión seria, en cómo sus ojos no tienen el usual brillo de amabilidad que siempre tienen; está claro que Suppasit no es el único cansado de esa situación, Noppakao está igual que él.

Porque sí, Kao es un jodido metiche, pero no todo el tiempo es por las mismas razones. Puede que se la pase molestando a Mew la mayor parte del tiempo, pero eso es porque Kao busca hacer que su amigo se relaje, que deje de estar tan tenso todo el tiempo; y esta vez busca respuestas por el simple hecho de estar sumamente preocupado por el estado en el que está.

Pero él también ha comenzado a cansarse de que siempre sea lo mismo con Jongcheveevat. 

—¿Sabes qué? Tienes toda la razón —murmuró, poniéndose de pie lentamente—. No tengo derecho a meterme en tu vida, pero tengo todo el derecho a preocuparme por mi mejor amigo. ¡Pero olvídalo! Por mi parte, puedes irte al carajo. 

Suppasit suelta una risa floja, dándole una mirada cansada a Noppakao.

—No actúes así… 

—Te recuerdo que tienes que asistir al evento, como CEO tienes que hacer acto de presencia. Con o sin pareja. Tenemos que conseguir un equipo de publicistas lo antes posible, y según sé, hoy asistiran buenas opciones para contratar. Puede que Mild pueda encargarse de la parte de redes sociales, pero ambos sabemos que eso no es todo y que Mild no podrá hacerse cargo de todo solo. Necesitamos un equipo completo.

Mientras Kao dice todo eso, se dirige a paso tranquilo a la salida de la oficina, puesto que no quiere estar ni un solo segundo más ahí dentro o todo terminará en pelea, eso es seguro.

[...] 

No puede negar que le dolieron las palabras de Kao, porque en realidad fue así. Se siente mal por ocultarle las cosas a su amigo, aunque Mew fuera alguien muy reservado cuando se trata de temas personales, él siempre termina contándole las cosas a su amigo y compañero. Eran prácticamente hermanos y cuando discutían no podían evitar herirse mutuamente. Suppasit tendría que disculparse antes o durante el evento, después de todo sería extraño y muy estúpido mantenerse enojados.

Pero aunque quiera, sabe que no debe contarle su motivo de frustración y enojo. ¿Cómo reaccionaría Kao? Podría reaccionar de varias formas: reírse de él, decirle que lo veía venir desde hace mucho o regañarlo por volver a caer en la misma historia. “Enamorarse” de su asistente. Entre comillas, porque aún no puede clasificarlo como enamoramiento. 

O más bien se niega a clasificarlo de esa manera.

Negó con la cabeza repetidas veces, regañándose por todo lo que está pasando. Y es solamente su culpa, bajó la guardia, dejó caer los muros que tanto le costó construir y dejó pasar a su asistente con todo y alfombra roja.

Necesito una aspirina, fue lo único que logró pensar. Se pasó una mano por el rostro, poniéndose de pie para salir de su oficina. Él mismo irá a la farmacia a buscar algo para calmar esa molesta migraña. Camina directamente para salir de su oficina, arreglándose el saco para salir; debe por lo menos estar presentable si se encuentra con mucha gente abajo.

En el instante que salió de la oficina, lo primero que hizo fue mirar hacia el escritorio de su asistente con toda la intención de decirle a dónde va; más lo que vio fue algo que lo confundió en un principio y después le revolvió el estómago.

Kanawut tenía la cabeza hundida sobre el escritorio, no, para ser más específicos tenía la cabeza hundida en aquella sudadera azul que apestaba a alfa. Gulf estaba inhalando aquel aroma de la prenda de ropa; estaba prácticamente abrazado a la prenda con tanta fuerza que Suppasit apretó los puños con fuerza. Carraspeó con fuerza, captando la atención del omega inmediatamente. 

Rápidamente Gulf recuperó la postura, arreglando su cabello con ambas manos y en su rostro se notaba una ligera ensoñación. 

—S-Señor Suppasit, ¿se le ofrece algo? —preguntó rápido, sentándose derecho y arrojando la sudadera debajo de su escritorio. 

Suppasit mantiene el ceño fruncido, sin apartar la mirada de Kanawut en ningún momento.

—En realidad, sí —cruzó los brazos sobre su pecho—. Cómo lo veo tan aburrido y sin nada que hacer, necesito que me consigas unas aspirinas.

—¿Aspirinas? ¿Se siente mal…? 

—Sí, vaya a la farmacia —saca su billetera del bolsillo de su pantalón, sacando su tarjeta para lanzarla sobre el escritorio de Kanawut de manera grosera—. Ya que parece que tiene mucho tiempo libre. 

Y de inmediato se dio media vuelta para entrar de regreso a su oficina.


No hay que ser un genio para darse cuenta que Gulf no solo se siente ofendido, sino que también está sumamente molesto. Jamás había tenido tantas ganas de gritarle a su jefe, a ese alfa que hasta ahora está sacando su lado arrogante y grosero; como cualquier otro alfa promedio. ¡Mierda, mierda y más mierda! Nunca creyó que se sentiría de esa manera hacia su jefe, pero tampoco creyó que su jefe se comportaría de esa manera tan… horrenda. ¿Qué sucede? ¿Qué diablos pasó entre la noche de ayer y la mañana de hoy? Suppasit siempre había sido tan lindo, amable… Todo un caballero, ¡vaya! En la cabeza de Kanawut no hay una explicación lógica para el comportamiento tan estúpido de su jefe. 

Actualmente Gulf se encuentra saliendo del edificio con una expresión de sumo enojo. No se parece en nada al Gulf de todos los días; a esa persona sonriente, con ojos dulces y expresión tímida la mayor parte del tiempo, pero ahora no, ahora Kanawut tiene el ceño fruncido, labios sellados. Trae un aura intimidante con él, que cualquiera que se atraviese en su camino pensaría que se trataba de un alfa malencarado. 

En realidad trata de mantener la calma, tranquilizar la torrente de sentimientos que se están desembocando en su interior. La caminata de a la farmacia sería su terapia, caminar y respirar profundo y sin estar cerca de su jefe, porque si se hubiera mantenido cerca de Suppasit por más tiempo seguramente le habría lanzado una serie de improperios a ese hombre. 

Hizo lo que su jefe le mandó a hacer, comprar las dichosas aspirinas para que se deshaga de la migraña. (Y ojalá también se deshaga de ese humor de mierda que lo acompaña). 

Cuando salió de la farmacia parecía estar mucho más relajado que antes, dejó de fruncir el ceño de forma tan dura. Suspirando largamente, sacando todas las malas vibras, los malos pensamientos; todo ese enojo que solamente lo hará enfermar. Apenas dio dos pasos fuera de la farmacia, cuando alguien chocó con él, no fue algo brusco, más lo tomó desprevenido, ocasionando que las pastillas se le resbalaran de las manos y cayeran al suelo.

—¡Ah, lo lamento! Fue mi culpa —escuchó una voz suave, pero masculina hablarle y segundos después observó a alguien agacharse frente a él, tomando la caja de aspirinas para devolverselas—. Creo que esto es tuyo. 

Kanawut levantó la mirada, encontrándose con el rostro amable de un total desconocido que le extiende la caja de pastillas. Inmediatamente las toma de la mano del desconocido. 

—Gracias, pero también fue mi culpa —contestó rápidamente—, no estaba viendo por donde iba.

Se sorprendió un poco recibir una sonrisa demasiado amable, seguida de una risa bastante suave y divertida proviniendo del desconocido; por la apariencia del hombre frente a él, parecía ser un alfa, más por su actitud y la falta de aroma le dio indicios de que probablemente se trate de un beta. Kanawut le devolvió la sonrisa, haciendo un pequeño Wai en agradecimiento. 

 

[...]

 

En su regreso a la oficina se topó con Wanarat, con su usual apariencia y humor de todos los días y eso era algo que Kanawut agradeció; al menos alguien estaba actuando como todos los días. El omega de menor estatura lo ayudaría a calmar su fatiga, espera tener la oportunidad de pasar todo el día ayudando a War con cualquier cosa que tenga que ver con los diseños y así evitar a Suppasit junto a su mala actitud. Charló con el diseñador el tiempo que estuvieron juntos en el elevador y claro que no pudo faltar el comentario de War hacia la apariencia algo demacrada de Gulf. ¡Y no podía culparlo! Con esas ojeras y rostro serio sólo hace más evidente que Trapipattanapong no se encuentra del todo bien y nadie mejor que Ratsameerat para darse cuenta de ello.

—¿Vendrás a mi área para ayudarme con unos diseños? Tenemos que entregarlos en la próxima junta y eso es el próximo viernes. 

—Déjame entregarle esto a K’Suppasit y te alcanzo en tu oficina, ¿bien?

Fue directamente a la oficina de Mew, siendo más precavido regresando la sudadera de Bright a su escritorio para no molestar a su jefe con el aroma a café. Toca a la puerta antes de entrar, como de costumbre, y entra a la oficina cuando recibe una respuesta positiva de parte de su jefe. Se acerca directamente al escritorio, dejando la caja de pastillas en la superficie de madera y junto a la caja dejó la tarjeta de Suppasit. 

—Aquí tiene las aspirinas y su tarjeta —señaló ambas cosas con su dedo índice—. Ah —rebuscó en el bolsillo, sacando la nota que le habían entregado en la farmacia—, esta es la nota de la compra.

Suppasit le echó un vistazo rápido a Gulf, para después tomar las aspirinas y la tarjeta para guardarla de regreso a su cartera; regresa su mirada a su asistente, intenta sonreír, más no lo hace. Mantiene su rostro serio, parecía analizar a Gulf mientras abre la caja de pastillas y saca una del empaque. Se lleva la pastilla a la boca, pasándola por su garganta solo con saliva. 

—¿Cómo está la agenda de hoy? —pregunta el CEO, mientras regresa sus ojos a la pantalla de su computador—. ¿Alguna junta… cualquier cosa?

—En realidad tiene la agenda bastante libre —señaló, juntando sus manos y comenzando a frotarlas un poco—. Solamente estamos en espera de un par de confirmaciones para las entrevistas y sesiones fotográficas para la próxima edición de la revista, y claro, la junta de la próxima semana para la decisión para la renovación del diseño de la revista y organización del evento para celebrar el aniversario de la empresa en octubre.

Mew asintió ante las palabras de Gulf, dándole una mirada larga y atenta a su asistente. Tenía el presentimiento de que la charla no había terminado ahí, podía notar que Kanawut quería decir algo más. Suelta un suspiro, apoyando el mentón sobre su puño cerrado. 

—¿Tienes algo más que decirme?

—Sí —respondió inmediatamente, balanceando su cuerpo de un lado a otro y dando una sonrisa tímida—. Quería decirle que iré al área de diseño, Wanarat y yo estamos dando unos últimos detalles para tener toda la próxima semana libre.

Suppasit frunció ligeramente el ceño, para después soltar una risa algo disimulada—. No, no. Necesito que te quedes en tu puesto —observó a Gulf abrir la boca, más se apresuró en continuar hablando—. Puede que la agenda esté despejada, pero necesito que me hagas un par de favores.

—¿Favores? —su voz salió un poco más alto de lo usual, causando que Suppasit frunciera el ceño—. Perdón, pero esta es la primera vez que me dice que necesita… “favores”. Y bueno, estoy aquí para facilitarle las cosas pero-

—No hay pero que valga, Gulf. Lo necesito aquí, presente para lo que sea que yo necesite, ¿o tengo que recordarle que está aquí para ser mi asistente? No como diseñador.

Kanawut abre los ojos un poco más de lo normal, mientras comienza a aguantar sus ganas de fruncir el ceño y mandar al carajo a su jefe en ese mismo momento. Apretó los puños y los volvió abrir un par de veces en un intento para calmar ese inmenso coraje que estaba creciendo en su interior. Forzó una sonrisa, asintiendo una vez.

—Tiene razón, K’Suppasit. Regresaré a mi puesto, permiso —realizó una reverencia, dispuesto a retirarse lo antes posible.

—Espera —se apresuró—, te informo que esta noche me acompañará al evento. 

Esta vez, Gulf no pudo evitar exclamar lo que pensaba. 

—¿Está noche? No, no, no, lo siento pero esa clase de eventos no son lo mío, no me corresponde, además que tengo un compromiso hoy en la noche con mi familia y-

—¡No, no! Yo lo lamento, pero no fue una pregunta, lo que dije fue una afirmación, un comentario que le hice. Debe acompañarme esta noche, eres mi asistente y tienes la obligación de acompañarme, además que no estás en posición de poner excusas, no estoy nada contento con que haya mentido en su entrevista —sentenció, golpeando con sus palmas abiertas el escritorio—. Te enviaré la dirección y hora a tu correo en un momento, y vaya bien vestido. Es todo, regresa a tu puesto.

Tras decir eso Suppasit regresó la mirada al monitor de su computador, continuando con lo que sea que estuviera haciendo antes de la llegada de Gulf. Lo único que pudo hacer Kanawut en esos momentos, fue salir de la oficina de su jefe.

 

[...] 

 

No hay que recalcar que el día de Kanawut fue de lo más horrendo, más que nada por los tratos de Suppasit hacia su persona; jamás lo había tratado de esa manera, en ninguna circunstancia. No importaba su estado de ánimo, Mew nunca lo había tratado mal, pero ese día fue totalmente diferente, como si fuera otra persona. Y mientras Kanawut se sentía furioso, con ganas de gritarle sus verdades a ese alfa, su omega interior estaba muriendo en vida, por las mismas razones: Mew Suppasit.

Lo peor para él fue que el día pasó de lo más lento, tortuoso. ¿Por qué a la vida le gusta torturarlo de esa manera? Un dolor insoportable se instaló en su estómago desde que salió después de esa discusión con el CEO y realmente no sabe la razón por la que ese malestar llegó a él. Se encontró en un debate, preguntándose si aquel malestar es por el desayuno que Bright le preparó o si eran las pastillas que el doctor Nattapol le recetó la semana pasada. Es que está jodido, que todo se le junte de esa manera en un solo día, en el mismo día que su jefe se comporta como un patán.

Y aunque las únicas personas con las que podía quejarse de la situación en la que está estancado, War y Kao, no estaban junto a él. War tenía que encargarse de los diseños él solo y Kao estaba del mismo humor que Mew, con esa expresión llena de frustración, de enojo, así que Kanawut no se atrevió a molestarlo.

Así que al final de su jornada laboral, cuando Vachirawit pasó por él por fin pudo liberar toda esa furia que tenía contenida. 

En el instante que Gulf subió al auto, Bright pudo ver y sentir que el omega no estaba nada bien, su estado de ánimo le recordaba a cuando estaban casados y Gulf se enojaba con él (por motivos válidos, claro). Por lo que Vachirawit no pudo evitar preguntarle a Kanawut qué pasaba.

—Parece que alguien tuvo un mal día, ¿Qué pasó? —preguntó luego de escuchar como Gulf azotaba la puerta y gruñía.

—¿Qué pasó? Suppasit Jongcheveevat, eso me pasó —gruñó, cruzándose de brazos mientras Brigth arrancaba el auto—. No sé qué mierda le sucedió hoy, toda la semana actuó con normalidad, siendo el ser perfecto de siempre, pero hoy, ¡hoy fue un imbécil! No, no, un perfecto imbécil.

Vachirawit miraba con genuina sorpresa y confusión, hace muchísimo tiempo que no escuchaba esa clase de lenguaje de parte del omega. ¿Cuándo fue la última vez que Gulf se comportó de esa manera? Realmente no lo recuerda con claridad, de lo que está seguro es de que la última vez que Gulf habló de esa manera fue antes de que Jai siquiera fuera concebido, puesto que desde que se volvieron padres, Gulf adoptó una personalidad más formal. Pero ahora estaba dejando salir ese florido lenguaje que tiene.

—Tranquilo, relájate un poco… 

—¡Es que no puedo! Me trató como si fuera menos que él, me mandó a hacer cosas que no me correspondian, ¿sabes que me hizo? Me mandó por unas aspirinas a la farmacia; no me dijo: “Por favor, manda a pedir esto a la farmacia”. No, el señor me lanzó su tarjeta de débito al escritorio y me dijo que fuera hasta la farmacia por sus putas aspirinas. Y eso no es todo, claro que no, me mandó a recoger su traje que se pondrá esta noche para un evento. ¡Ah, pero no le bastó con comportarse como un imbécil! Me amenazó. 

—¿Qué hizo qué? —exclamó Bright, frunciendo el ceño y mirando de reojo a Gulf. Eso sí que no le gustaba nada, ¿quién se cree ese alfa?

—Sí, dijo que tengo que acompañarlo esta noche a su evento de mierda , porque “es mi obligación como su asistente” y que no estaba en posición para quejarme porque “no está nada contento por haberle mentido”. ¿Quién diablos se cree? Me trató como si fuera una secretaria, ni siquiera me dejó ir al área de diseño para ayudar a War con lo que debemos terminar. 

Para este punto de las quejas de Gulf, Bright ya se encontraba bastante furioso con el jefe de su ex pareja. ¿Qué mierda? Él jamás había permitido que nadie tratara así a Gulf, lo protegía desde antes de que fueran novios y lo continuó protegiendo hasta después de su divorcio, porque Kanawut merecía respeto, como cualquier otra persona sin importar si es alfa, beta u omega. Al enterarse que Suppasit lo trató de esa manera lo hizo sentir muy enojado. ¿Dónde quedó ese jefe perfecto? Ese que era digno de admirar para Kanawut. Mierda, parece que Suppasit Joncheveevat resultó ser otro alfa promedio, con complejos de superioridad.

Hubo un breve silencio, donde parece que Gulf se había tranquilizado. Es claro, luego de soltar toda esa furia y frustración que reunió todo ese día, quejarse era lo menos que podía hacer. 

—Imagino que no irás al evento —señaló Chivaaree, mirando a Trapipattanapong con más detenimiento, aprovechando estar parados por un semáforo en rojo. 

—Claro que iré.

—¡Pero…! No puedes, ese hombre se comportó como un imbécil, ¿en serio irás a cumplirle el capricho? Porque eso es lo que es, un capricho.

—Tengo que ir, no quiero perder mi puesto por un berrinche, la paga es muy buena y lo sabes.

—Sabes perfectamente que no tienes que trabajar mientras terminas la universidad —gruñó el alfa—. Yo puedo ayudarte con lo que necesites.

—Pero no quiero. No quiero volver a depender de ti, la única persona que depende de ti y de mi es Jai, no quiero ser una carga. Además que pronto serán las inscripciones para la escuela de Jai, no podemos perder mi fuente de ingresos.

—Bien, entonces iré contigo.

—Claro que no, iré solo y no está a discusión. Puedo cuidarme solo.

Otro silencio se instaló en el auto, esta vez uno más incómodo por la situación. 

—Desvíate, necesito pasar al centro comercial.

—¿Para qué?

—Suppasit dijo que debo ir bien vestido y así será. Ya sé que me pondré para dentro de unas horas.

Bright notó esa mirada llena de determinación en Gulf, por lo que no puedo hacer nada más que suspirar y asentir a sus palabras, desviando su ruta actual con dirección al centro comercial. 


Suppasit miraba la hora en su reloj con demasiada frecuencia, golpeando su pie repetidas veces en el mármol brillante en el que estaba parado. La desesperación lo iba a hacer pedazos, estaba en el lobby del salón donde se llevaría a cabo el evento, esperando impacientemente la llegada de su asistente, aunque tan solo habían pasado 5 minutos desde su llegada al lugar; se supone que Kanawut debía estar ahí a la misma hora que él. 

No le agradaba estar esperando en el lobby, puesto que con cada minuto que pasaba más y más gente llegaba. Varios empresarios habían comenzado a llegar, algunos deteniéndose a saludar a Mew, mientras que otros simplemente se limitaban a mirarlo con enorme sorpresa. No los culpa, Suppasit lleva mucho tiempo sin asistir a esa clase de eventos, él simplemente hacía donativos desde la comodidad de su oficina y en el evento su nombre era simplemente mencionado por su “gran caridad”, pero esta vez se tomó la molestia de estar presente. Lo malo del asunto es que está completamente solo, fuera del evento donde sabía que al entrar, sería presa de varios fotógrafos que lo esperaban con ansias para tener varias fotografías de Suppasit Jongcheveevat asistiendo completamente solo al evento de caridad más importante de todos los años. 

Por eso mismo no entraba aún, no quería entrar solo y tampoco dejaría que Kanawut entrara por cuenta propia, puesto que eso sería dejarlo en las garras de prensa y no podía permitir eso.

—¿Cuánto más va a tardar este chico? —bufó, sacando su celular del bolsillo interno de su saco, dispuesto a llamar.

Esa noche Mew portaba un saco negro con el interior de color blanco, cosa que se notaba por la forma en la que estaba abotonado, con un pantaló de vestir negro y una camiseta de botones del mismo color. Tiene la mayor parte de los botones de la camisa desabrochados, dejando ver su pecho pálido. Aquella pinta le sentaba de maravilla, es más que claro que saldría en varias páginas de internet y quizás en un par de revistas solamente por su vestimenta de esa noche.

Justo en el instante que estaba haciendo la llamada, gira su cuerpo hacia la entrada del lugar, notando la presencia de Gulf, que iba pasando por las dos enormes puertas, acompañado de un hombre que sostuvo un paraguas sobre Kanawut hasta que se encontró dentro del lugar. Desde ahí Suppasit pudo ver como su asistente le agradecía al hombre por ayudarlo, para después continuar caminando hacia él.

Mew observó a Gulf de pies a cabeza, aunque no podía ver mucho puesto que portaba una larga gabardina color beige que lo cubre hasta la mitad de los muslos. Lo único que lograba apreciar con claridad son los pantalones que son de exactamente el mismo color de la gabardina y unos sneakers blancos con un poco de plataforma. Pronto el omega se encontraba parado justo frente del alfa, mirándolo directamente a los ojos, mostrando una dulce sonrisa y una mirada enternecedora.

—Tardaste.

—Siete minutos de retraso, no es para tanto K’Suppasit —respondió con voz suave, sin dejar de sonreír—. Está lloviendo demasiado fuerte, Bright tenía que conducir con cuidado.

El alfa contuvo sus ganas de fruncir los labios al escuchar el nombre de la pareja de Gulf, simplemente se limitó a asentir en respuesta. 

—Bien, ahí dentro hay mucha gente, así que no quiero que te separes de mí en ningún momento —comentó con voz calmada—. Entrando habrán varios fotógrafos, querrán tomarnos varias fotos antes de entrar, es algo que no podemos evitar. 

Gulf asintió, sin eliminar esa sonrisa risueña—. No tengo ningún problema.

No hubo más charla, Suppasit le señaló a Kanawut que caminara junto a él. Al principio pensó en tomar al menor del brazo, como si quisiera que todos supieran que ambos vienen juntos, más se abstuvo a hacer aquello. 

Con solo pasar por la entrada del salón vieron el área donde se encontraban los fotógrafos, una pared montada con varios logotipos de las asociaciones involucradas con la organización del evento y una alfombra roja que se dirige a la zona donde se encuentran todos los invitados. 

En el instante que entraron, varias miradas se posaron en ambos, creando algunos murmullos que Suppasit trataba de ignorar completamente. Esperaron unos segundos en lo que los fotógrafos terminaban con las fotografías y vídeos, además de algunas preguntas, ambos reconocieron a los fotógrafos que trabajan para Suppasitoont, que estaban haciendo su trabajo. 

Cuando fueron invitados a pasar, Mew colocó su mano en la espalda baja de Gulf para hacerlo caminar delante suyo, deteniéndose en el centro de la zona para las fotografías. Hubieron un par de fotografías al principio, hasta que uno de los fotógrafos preguntó en voz alta si Kanawut podía quitarse la gabardina. La respuesta de Gulf fue positiva, pidiendo una disculpa por olvidarse de sacar aquella prenda de sus hombros.

Dirigió una mirada rápida a Mew—. ¿Puede ayudarme con esto? —preguntó con voz amable.

Era obvio que Suppasit no podía decir que no, mucho menos a esa mirada tierna y voz suave. Giró sobre su propio eje, indicando a Gulf que se dé la vuelta para ayudarlo con la prenda. Kanawut se desabotono la gabardina e hizo los brazos hacia atrás, permitiéndole a Suppasit sacarla.

En ese segundo, el alfa miró con sorpresa a su asistente, mientras escucha como las cámaras vuelven a tomar más y más fotos. Y como no, si Kanawut llamó la inmediata atención con la camisa roja que lleva puesta.

Kanawut porta una camisa de un rojo intenso, con un escote en la parte de adelante que llega hasta la mitad de su torso. Desde la posición en la que está Suppasit ver dentro del escote, notando un tentador lunar que tiene en el pecho, aunque su mirada sube pronto centrándose en el cuello descubierto del omega, donde para su sorpresa está libre del típico parche que siempre cubre su cuello. 

¿No tiene marca de reclamo? 

Se ve obligado en apartar la mirada cuando Gulf se dio la vuelta, mirando directamente a los ojos de Mew, esta vez Kanawut tiene una mirada diferente, una mirada retadora y sobretodo llena de seguridad. Pocos segundos después, sus ojos volvieron a tener ese brillo dulce e inocentes.

Gracias, P’Mew —susurró suavemente, bajando la mirada hacia los labios de su jefe , antes de girarse hacia las cámaras para terminar con las fotos.

En ese momento, Jongcheveevat supo que iba a ser una larga noche la que le esperaba.

Chapter 10: Capítulo Nueve

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Era la primera vez en mucho tiempo que a Gulf le gustó ser el centro de atención. No le importa si era por su vestimenta, apariencia o solamente porque es el acompañante de su jefe, a quien todos conocen como el CEO soltero más codiciado de Tailandia; simplemente le encantó como las cámaras lo apuntaban a él y como algunos entrevistadores intentaban hacer preguntas, más se abstuvo de responder cualquiera de estás. Se supone que está ahí para ser apoyo de Suppasit en los negocios que quiere hacer esa noche, no para ser la razón por la cual todos hablaran toda la próxima semana. Quizás sus fotos comiencen a rondar por Twitter, Facebook o IG, más nadie sabrá exactamente de quién se trata y eso le daba un poco de seguridad.

 

Bueno, no únicamente disfrutó las fotografías, también disfrutó de la expresión que se plasmó en el rostro de Suppasit cuando se sacó la gabardina. Bien, Gulf no era una persona que suele vestirse así, por el simple hecho que nunca ha tenido un excelente gusto por la moda, ni tampoco era una persona que se preocupe mucho por ese tipo de cosas. Para él es suficiente tener dos pantalones de vestir, cuatro pantalones de mezclilla, playeras sencillas y un par de camisas de abrochar para ocasiones especiales. Por lo único que se preocupa de su guardarropa, con sus zapatos, de los cuales tiene muchos pares en sus respectivas cajas. 

 

Y por eso de ser una persona recatada, es comprensible la sorpresa que presenta Mew en esos momentos. 

 

En los últimos segundos que posó frente a las cámaras, sintió una mano caer sobre su espalda baja, empujándolo de forma suave para que caminará fuera de la zona de los fotógrafos. Dieron varios pasos, hasta que se encontró lo suficientemente lejos de la zona y mientras Mew se aseguraba de que nadie los escuchara hablar a esa distancia.

 

—¿Qué te sucede? —Murmuró entre dientes Suppasit, manteniendo el ceño fruncido.

 

—¿Hice algo mal?

 

—Dando un espectáculo como ese con la gabardina —agitó la prenda que aún en sus manos.

 

No di ningún espectáculo, simplemente hice lo que ellos pedían: sacarme la gabardina para que pudieran tener buenas fotos. ¿Es ese el problema? —Hizo una pausa, esperando que suppasit le diera una respuesta en esos segundos, más al no obtener nada, continúa hablando con ese tono tranquilo y suave—. Creí que Phi me trajo aquí para ayudarlo en todo y según sé eso incluye que se vea bien ante la prensa, después de todo, ¿no lleva varios años sin asistir a estos eventos? Debe dar una buena impresión y creo que tener un acompañante con buena imagen ayudaría, ¿no es así?

 

Jongcheveevat se queda sin hablar, simplemente suelta un suspiro cargado de resignación. Sabe que Trapipattanapong tiene razón en todo lo que dice, debe estar tranquilo y mantener la calma ante todo. Además, ¿Por qué se enoja? No debería molestarle en lo absoluto cualquier cosa que Gulf haga, pero parece ser que su alfa interior no termina de entender las cosas. Él no es quién para hacer esa clase de escenas, mucho menos para reclamarle por algo como llamar la atención de esa manera. Aquello es trabajo del alfa de Gulf, no suyo. 

 

Él no tiene marca de reclamo, por lo tanto no tiene alfa. La molesta voz de su parte alfa se hizo presente en su cabeza, recordando aquel dato obvio que acababa de obtener al ver el cuello totalmente liso y libre de cicatrices de Kanawut. ¿Dónde se supone que está la marca de reclamo de su esposo? Es normal que después de casarse o incluso antes los omegas sean marcados por su pareja alfa, así que le parece bastante extraño que Gulf, being alguien que tiene hasta un hijo, no porte marca alguna.

 

Analizar ese detalle lo hizo olfatear un poco, por lo que a su nariz llegó un suave aroma a chocolate que se combinaba con los demás aromas del lugar. Sabe que es el aroma de Gulf, no entiende cómo es que se siente tan seguro de ello, pero lo sabe.

 

Mientras Suppasit se mantiene nadando en esas olas de pensamientos, Kanawut tiene los suyos propios. En realidad, está bastante satisfecho con la reacción que su jefe tuvo, como lo dejó sin palabras. Su lado racional le dice que es su orgullo, que parece sentirse satisfecho con dejar a ese alfa sin comentarios, mientras que su lado omega está saltando de alegría, cantando en su cabeza que esa reacción que obtuvo fueron celos, puros y magníficos celos. Y realmente esa última razón le gustaba mucho más, le revolvía el estómago como aquello que muchos llaman “mariposas en el estómago”, aunque eso no se atreve a pensarlo, mucho menos a decirlo en voz alta. 

 

—Tienes razón, lo lamento.

 

No se preocupe —respondió con todo suave, extendiendo su mano para alcanzar la prenda que Suppasit aún trae por él, mirando directamente el rostro de su jefe, notando que se había colocado un poco de maquillaje para cubrir el golpe que vio esa mañana . Cuando estuvo por tomar su gabardina se vio interrumpido por un movimiento algo brusco de su jefe.

 

Mew ha movido su cuerpo en un ángulo de 90 ° gracias a que escuchó una voz femenina llamarle, inmediatamente miró hacia donde esta proviene. Gulf también mira hacia la mujer que se encuentra de pie frente a Mew, manteniendo una estupenda sonrisa y un atractivo de nivel superior.

 

—¡Mew Suppasit! ¿En serio eres tú? 

 

—Min —la llamó, sonriendo suavemente—. Sí, ¿sorprendida?

 

—Pero claro que sí, ¿hace cuánto que no te veo en un evento social? —La mujer se acerca lo suficiente para besar la mejilla de Mew en saludo, abrazándolo brevemente por la espalda con bastante cariño.

 

—Hace mucho en realidad —murmuró aún cuando se encontró devolviendo el abrazo. 

 

Tras separarse del abrazo, ella miró hacia la izquierda de Suppasit, encontrándose con la mirada curiosa de Kanawut. Este no se perdía detalle de la reunión de lo que parecían ser viejos amigos. 

 

Suppasit recibió una mirada de la mujer frente a él, haciendo que se diera cuenta inmediatamente de lo que ella quiere. No es muy difícil saberlo, no con esa expresión de curiosidad que tiene plasmada Min en el rostro. Giró ligeramente su cuerpo hacia Gulf y estiró su brazo hacia él, colocando suavemente su mano sobre la mitad de su espalda para invitarlo a acercarse un poco más.

 

—Min, te presento a Gulf —habló con voz suave, sonriendo hacia la mujer frente a él y luego sonriendo hacia su acompañante—. Es mi… 

 

—Kanawut Trapipattanapong, asistente de K'Mew —se presentó por su cuenta, haciendo una reverencia hacia Min, que le sonreía de forma risueña.

 

—Pero que chico tan lindo —exclamó Min, recibiendo una mirada desaprobatoria de parte de Mew, haciéndola reír—. ¿What? ¿Me dirás que no es lindo? —Bufó, acercándose un poco más a Kanawut, estirando su mano derecha hacia él en manera de saludo—. Peechaya Wattanamontree, pero puedes llamarme Min.

 

El omega asintió hacía la mujer mientras le daba la mano por unos breves segundos. Era agradable, a simple vista Gulf se podía dar cuenta de eso; cualquier otra persona lo hubiera mirado mal o le hubiera hecho preguntas incómodas respecto a qué diablos hacía un asistente en esa clase de eventos y en su defecto, le habrían preguntado a Suppasit la razón por la que trajo a su asistente y algún omega para presentar como una potencial pareja. Y bueno, Peechaya lo elogió de forma amable y bastante… prudente, si podía llamarlo así. 

 

Hubo una breve charla entre Mew y Min, hablando de cosas totalmente triviales hasta que la mujer fue llamada por alguien más. Peechaya se despidió rápidamente de ambos, dirigiéndoles una sonrisa amable antes de alejarse de ahí y perderse entre toda esa gente.

 

De la boca de Suppasit se escapó un suspiro, captando inmediatamente la atención de Kanawut. Parecía bastante tenso y Gulf no estaba seguro de la razón por la que se veía así; ¿Algo salió mal en esos pocos minutos de charla? No, no debe ser eso. Aquella mujer nunca hizo alguna pregunta incómoda o imposible de responder, siempre actuó con respeto y sobretodo amabilidad, ¿entonces qué es? La curiosidad le picaba, más no se atrevía a preguntar.

 

—¿Qué se supone que haremos? —Preguntó curioso, pensando que sería mejor distraer a su jefe de lo que sea que esté pensando. 

 

—Por el momento, esperar a que Mild llegue. Él conoce a la mayor parte de los relacionistas públicos, además de que él también será parte del equipo… 

 

Kanawut está seguro de dos cosas en ese momento, y ambas cosas estaban conectadas. Que si hubiera estado bebiendo algo habría terminado por escupirlo todo o simplemente su hubiera atragantado con la bebida, todo porque esa noticia no le agradó en lo absoluto. Su omega le provocó un horrible malestar en el estómago y si no tuviera suficiente autocontrol habría vomitado lo poco que comió en casa antes del evento. No le gustaba la idea de tener que ver a Suttinut todos los días en la oficina; colgándose del brazo de Suppasit como si fueran la pareja del momento. Eso le revolvía el estómago, provocaba que las ganas de vomitar regresen inmediatamente. ¿Qué diablos le sucede a su omega?

 

—No sabía que P'Mild empezará a trabajar en Suppasitoont… —murmuró por lo bajo, aunque lo dijo lo suficientemente alto para que su jefe alcanzara a oirlo.

 

—No pensé que necesitarás saberlo.

 

Esa fue una respuesta rápida y sencilla, bastante cortante, nada a como acostumbraba a escuchar de parte del alfa que tenía enfrente. Ese acto le hizo recordar la razón por la cual había estado furioso la mayor parte del día y no solo eso, sino que también, frunció el ceño apretando sus manos vueltas puños. Trato de mantener la calma, respirando de forma profunda siendo lo más discreto posible puesto que aún tenía enfrente al hombre que lo estaba haciendo perder la calma. 

 

—Bueno, tiene razón, no tengo porqué saberlo, después de todo solo soy su asistente, ¿cierto? —Frunció el ceño, mirando directamente el rostro serio e imperturbable de Mew. 

 

Suppasit abrió la boca, como si tratara de decir algo en su defensa. En realidad eso no es lo que quiso decir, pero tal vez no utilizó las palabras y tono de voz no fueron los correctos a la hora de responder lo que Kanawut dijo. Antes de poder soltar palabra alguna, el timbre de un celular lo interrumpió, al mismo tiempo que un par de hombres se acercaban con intenciones de abordar a Mew. 

 

En el momento que ellos estaban frente a ambos, Gulf cambió su expresión de molestia por una más suave, tocando suavemente el antebrazo de Mew.

 

—Disculpe un momento P'Mew, tengo que responder una llamada —y mientras dice aquello, muestra la pantalla de su celular, en la que se ilumina el nombre “Vachirawit” junto un emoticon de un balón de fútbol adornando el nombre. Tras eso, Kanawut realizó una reverencia en dirección a los dos hombres para después alejarse de ellos.

 

[...]

 

El nombrado CEO de Suppasitoont no apartó la mirada de su asistente, mientras se alejaba y contestaba a la llamada; realmente tenía ganas de tomar a Kanawut del brazo para que se quedara a su lado, más mantuvo su calma y sobretodo a su alfa interior bajo control. Perder los estribos en un evento social, lleno de gente de su "mismo nivel", reporteros y fotógrafos es definitivamente una muy mala idea hacer un jodido escándalo por sus celos irracionales, porque eso era mejor quedarse en su lugar. 

 

—Wow —aquella exclamación hizo que Mew volteara enseguida hacia los dos parados frente a él, esperando con sus miradas llenas de juicio y también escuchar comentarios sarcásticos acerca de todo el tiempo que tenía sin poner poner un pie en eventos sociales. Más con lo único que se encontró fue con ese par mirando con descaro total en dirección a Gulf, que no había detenido su paso—. Eres digno de admirar Suppasit, eso de desaparecer por 5 años del ojo público luego de todas esas acusaciones… y aparecer presumiendo a ese lindo omega. 

 

—¿Disculpa? 

 

—Vamos, ¿nos vas a decir que ese no es tu omega? Porque si es así… 

 

-¿What? ¿Si es así qué? —Gruñó, frunciendo el ceño hacia ambos alfas—. Es mi asistente personal, no un objeto al cual vengo a presumir y para aclarar: no es mi omega —bufó. 

 

Un silencio bastante incómodo se presentó entre los tres alfas, los dos recién llegados se sintieron claramente amenazados ante el tono de voz que Suppasit empleó con ellos. Si bien no ha soltado ni un solo improperio, no hay que ser muy listo para darse cuenta que un comentario erróneo podría enfurecer al CEO. Es sorprendente que Mew no comenzará a soltar su aroma natural por todo el lugar; cualquier otro alfa lo habría hecho.

 

Los hombres no tardaron nada en disculparse con Suppasit, excusándose poco después para alejarse del alfa. Realmente no se sintieron cómodos después de las palabras y la evidente molestia que se presentó en Mew. Era mejor alejarse y dejar que el tema muriera antes de crear problemas en el lugar. 

 

Al encontrarse sólo, inmediatamente comenzó buscar con la mirada al omega con su mirada. ¿En qué momento se alejó tanto de él? Kanawut había salido por completo del campo de visión de Suppasit y eso no le gustaba parada; no quería dejar a su asistente solo y vagando por el evento, no cuando conoce lo molestos y entrometidos que pueden llegar a ser toda esa gente rica. Comenzó a caminar por el salón en busca de Gulf, mirando con atención a cada persona que pasaba frente a él, en un intento por encontrar a su asistente en algún lugar. No debe ser realmente difícil encontrar al chico, ¿cierto? Kanawut resalta fácilmente entre todas esas personas, sobre todo por su gran estatura. 

 

Tardó más de 5 minutos en encontrar a su asistente, quien recién terminaba su llamada y parecía con intenciones de regresar al lugar donde había dejado al CEO. Parece que no vio a Jongcheveevat caminar hacia él, o al menos eso cree este, puesto que Trapipattanapong se detuvo frente a uno de los meseros que lleva consigo una bandeja con copas de posiblemente algún licor de precio alto; sin mucho que pensar tomó una de las copas, sonriendo hacia el mesero para luego llevarse la copa a los labios. 

 

Mew no pensó demasiado las cosas, simplemente se apresuró en acercarse. Pronto se encontró frente a Gulf, que bebía con tranquilidad el contenido de la copa con suma tranquilidad o así fue hasta que Mew se encontró frente a él. 

 

—Perdón por-

 

—¿Dónde estabas? ¿No te dije que no te alejaras? —exclamó entre dientes, mientras tomaba por la muñeca al omega, quien inmediatamente soltó una queja ante el agarre—. Se supone que debes mantenerte cerca de mi, no irte a responder llamadas así como así.

 

Kanawut frunció enormemente el ceño, tirando del agarre que Suppasit había ejercido sobre él—. Era una llamada de mi ex-esposo, ¿debería no responderle cuando puede ser algo referente a mi hijo? —soltó con la voz cargada de molestia, sin medirse a la hora de decir lo primero que se le viene a la mente. Y realmente no se da cuenta en ningún momento. 

 

Suppasit abrió los ojos enormemente, mostrando una clara expresión de molestia que Kanawut ni siquiera pudo notar por estar mirando hacia otro lado. ¿En serio había escuchado bien? ¿O solo era su mente que lo hacía escuchar lo que realmente deseaba? Parpadeó varias veces y cuando estuvo por decir algo, volvió a ser interrumpido como hace unos minutos, pero esta vez por dos conocidos bastante cercanos a Mew.

 

—No lo puedo creer, ¿Gulf? —la voz perfectamente conocida de Noppakao. 

 

Tanto Gulf cómo Mew voltearon, encontrándose con la llegada de nada más y nada menos de Kao y Mild. Suttinut portaba una camiseta rosa, con el primer botón abierto, un pantalón de vestir color hueso y unos zapatos del mismo color de sus pantalones; por otro lado, Noppakao parecía haberse puesto de acuerdo con Gulf, puesto que llevaba un pulcro traje rojo, con una franja que viaja desde sus hombros hasta el final de las mangas del saco, debajo de esté porta una camisa negra de cuello de tortuga. 

 

Ambos realmente se ven de maravilla, eso nadie es capaz de negarlo. 

 

En ese momento, Kanawut se sintió realmente aliviado de la presencia de Noppakao y Suttinut, puesto que no cree poder soportar ni un solo segundo más acompañado solamente con Suppasit. No aguantaría esa actitud tan horrenda que su jefe había admitido, las cosas comenzaban a calentarse y no de una buena manera. Era preferente permanecer acompañado por terceros , ¿y qué mejor compañía que la de Kao? Él ayudará a alivianar la situación. Kao mantenía una una sonrisa bastante cálida y enorme, les sonreía ambos, parecía mucho más relajado que en la mañana, esa mañana parecía que podía golpear a alguien. 

 

—Pero mira que tenemos aquí —exclamó, mientras se soltaba del agarre de Mild para acercarse mucho más rápido—. Estoy tan acostumbrado a verte con pantalones de mezclilla y playeras que esto si que me sorprende Gulf. Déjame verte bien, anda, da una vuelta para mí. 

 

Gulf no puede evitar reírse por lo bajo, negando repetidas veces con la cabeza, aún así, acató a la petición del editor; dio una suave vuelta, presumiendo entre risas su atuendo. Realmente se sentía bien con su apariencia esa noche y eso no va a cambiarlo Mew con su actitud de mierda. Es increíble como su autoestima puede subir con solo ropa bonita, un peinado y un poco de maquillaje y brillo labial. Y no solo está siendo observado por Kao, sino también por Mew, con quien cruzó miradas cuando estaba dando la vuelta y de igual manera está siendo observado por Mild; quién se ve claramente fascinado con Gulf. 

 

—¡Wow! ¿Dónde conseguiste esa ropa? —preguntó rápidamente, acercándose aún más para tomar del brazo a Kanawut, siendo bastante cuidadoso a la hora de tomarlo—. Me encanta la camisa, ¡el color te queda genial! Te ves increíble.

 

El menor de los cuatro presentes se vio sorprendido, para después mostrarse un poco avergonzado. Que uno de los omegas que para él tiene mucho estilo le diga aquello le sube el ego, tan solo un poco—. Gracias P’Mild —murmuró, sin saber cómo más sentirse, además de apenado. Su omega no acepta al omega de Suttinut, pero un halago siempre es bien recibido—. A mi me gusta su camisa.

 

Mild le dedicó una gran sonrisa, mientras sus dedos frotan suavemente la tela roja de la camisa de Gulf.

 

—¿Qué tal si tú me das el nombre de la tienda donde compraste la tuya y yo te doy el nombre de donde compré la mía? —en respuesta, Kanawut asintió repetidas veces—. ¡Perfecto! Me agrada que Mew te invitara a venir, así no tendré que soportar a estos dos tontos yo solo. 

 

Kanawut no puede evitar reírse un poco, mordiéndose el labio inferior para calmar sus ganas de reír más fuerte. Puede sentir la mirada de su jefe sobre él, lo que provoca un poco de nervios en él, pero intenta mantenerse lo más calmado posible; parte de él sabe que con la presencia de los dos recién llegados todo puede ir con mucha más calma. 

 

La tensión anterior se ha disipado luego que Mew saludara de forma correcta a Mild y Kao, para después adoptar una conversación más formal. Hablan de la razón por la que realmente están ahí, que es conseguir a un relacionista público, alguien bueno y de confianza para reemplazar al equipo anterior, alguien que esté de acuerdo en trabajar en equipo junto a Mild. Tenían una idea de qué publicistas están presentes en el evento, ese día habían investigado a fondo cuáles eran los mejores relacionistas de todo Bangkok y Kanawut se había memorizado varios nombres y rostros de estos. Hasta ese momento Gulf reconoció a un par de ellos caminando por el salón. 

 

Sigue sin querer estar ahí, preferiría mil veces estar en casa de su madre, comiendo de los deliciosos platillos que ella prepara, conviviendo con su familia y descansando luego de una semana emocionalmente agotadora. Pero, ¿qué opción tiene? Trabajo es trabajo. 

 

—¿Conoces a muchos publicista P’Mild?

 

—Muchos sí. Que sean buenos… muy pocos —hizo una ligera mueca, mirando a su alrededor con una copa en la mano—. Conozco a la mayoría, en realidad creo que a todos y si soy sincero, los que son realmente buenos están trabajando en el extrajero —pareció pensativo por unos momentos, hasta que comenzó a negar con la cabeza. 

 

—Necesitamos movernos y encontrar a los que están aquí, hay que abordarlos y saber quién estará interesado en trabajar con nosotros —señaló Suppasir, cruzándose de brazos. 

 

—Podemos ir en parejas —comentó Kao, para luego sonreír—. Yo quiero ir con Gulf —alzó la cejas repetidas veces, ganándose una risa por parte del menor.

 

—Gulf es mi acompañante, si él irá con alguien, será conmigo.

 

—¡Oh, vamos! ¿Estás viendo como venimos vestidos? —señaló la ropa de Kanawut—. Parece que vamos a juego, los fotógrafos se volverán locos. 

 

—Él viene conmigo, fin de la conversación.

 

La risa de Suttinut y Noppakao es imposible de ignorar por Suppasit y Kanawut, los dos primeros parecen estar disfrutando más que nadie de los pequeños celos de su amigo, además que también están disfrutando de estar en ese evento benéfico; es claro que Mild y Kao son totalmente diferentes a Mew y Gulf, mientras a ellos les encanta los eventos, a los dos últimos parece que los han traído a la fuerza. Y en realidad, esa es una realidad. Suppasit asiste por cuestiones profesionales, mientras que Kanawut asiste por obligación laboral con su jefe.

 

Tal para cual. 

 

La idea de separarse en parejas fue tomada, por lo que no tardaron mucho en tomar un rumbo distinto. Y mientras dos de ellos estaban comenzando a disfrutar la noche, los otros simplemente imploraban porque se acabara aquella tortura lo antes posible.


Noppakao prestó demasiada atención al alfa y omega que se iban en dirección contraria a ellos, caminaban cerca pero sin ser nada invasivos, en realidad no parecían nada cercanos. No termina de creer que Suppasit realmente haya invitado a Kanawut al evento, ¿en qué momento? En realidad creyó que el enojo y descontrol de su mejor amigo la noche anterior había sido causa del asistente, una parte de él le decía que el chico había rechazado a Mew, pero ahora no sabe qué pensar exactamente. ¿Ese par estaba bien? Porque en realidad no se veían exactamente muy cómodos con la compañía del otro. 

 

—¿Crees que estén peleados? 

 

La voz de Suttinut sacó a Kao de sus pensamientos, parece que no es el único que notó la tensión entre esos dos. Miró hacia Mild, que era mucho más discreto que Kao; el omega simplemente saludaba a quienes conoce, sin apartarse del costado del alfa. 

 

—Eso parece —respondió, soltando un suspiro bastante pesado—. Se ven algo incómodos.

 

—Y tampoco ayudas molestando a Mew, ¿sabes? Estoy seguro que nuestro querido Mew debe estar muriendo de ganas de volver a golpearte la cara —tras decir eso último, Mild presionó su dedo índice en la mejilla de Kao, justo donde está el golpe del día anterior.

 

Noppakao soltó un leve gemido de molestia, chasqueando la lengua segundos después. 

 

—Mew se comporta como un perro rabioso cada que me acerco a Gulf, esté o no coqueteando con él —golpeó la mano de Mild lejos de su rostro, frunciendo ligeramente el ceño, aunque luego se vio forzado a sonreír a un par de conocidos—. Trato de empujar a esos dos a que se den cuenta de esa mutua atracción, y en realidad no me has ayudado mucho desde que llegaste, Mild. 

 

El nombrado frunció el ceño, mientras dejaba la copa vacía sobre una de las bandejas que llevan los meseros. 

 

—¿Disculpa? —preguntó sumamente ofendido, deteniendo su caminata para colocarse justo frente a Kao—. He estado actuando como un insoportable empalagoso con Mew, solo porque a ti se te ocurrió y está bien, en algunas ocasiones soy yo actuando pegajoso con él, ¡pero ahora es por Gulf! Y él realmente me odia.

 

—No te odia.

 

—No me soporta, puedo sentirlo cada que estoy cerca de él. Si él no usara inhibidores todo el tiempo, de seguro su aroma se volvería amargo o algo así —suspiró pesadamente.

 

—Hoy no lleva inhibidor de olor, usualmente lleva un parche en el cuello —señala sobre su propia nuca—. Además, no me imagino el aroma de Gulf amargo. Él tiene un aroma tan delicioso, seguramente hasta cuando se enoja huele a… 

 

—¡Mierda! 

 

—¡Hey! No seas grosero Mild.

 

—¡No, idiota! —Suttinut se movió un poco hacia la izquierda, como si estuviera escondiéndose de algo o más bien, de alguien—. Acabo de ver a alguien que no esperaba encontrarme aquí.

 

—¿En el evento? 

 

—En realidad, no esperaba encontrarlo en Bangkok —Kao frunció el ceño, haciendo un movimiento con intención de voltear hacia atrás, más fue detenido por las manos de Mild—. No voltees —exclamó entre dientes, apretando el brazo de Kao con fuerza—, ¿tienes que ser tan obvio?

 

—Oh, vamos, quiero ver de quién huyes.

 

Noppakao tomó del brazo a Suttinut, acercándolo lo suficiente para hacerlo pasar el brazo por debajo del suyo. Se mostró bastante relajado, dando media vuelta para mirar en la misma dirección donde Mild había estado mirando. Observó con atención a todas las personas que hay a su alrededor, un número bastante grande a decir verdad, no sería fácil reconocer a la persona de la que huye Mild.

 

—Dame una pista, ¿es un ex?

 

—Tuve un par de encuentros con él cuando estuve de viaje —Mild parecía no querer profundizar demasiado en el tema, de hecho, esa respuesta es probablemente la más corta y vacía que Kao ha recibido de Mild en todos esos años que llevan de conocerse, pero prefirió no insistir en el tema. 

 

Mantuvo su vista al frente, buscando entre la gente alguien que sea del gusto del omega, lo cual es algo difícil, puesto que Suttinut no suele fijarse en el físico, sino en otra clase de atracción. Ok, Mild puede tener una vida sexual activa, con diferentes hombres, pero escuchar “un par de encuentros con él” significa que hubo algo más… profundo. Alguien que cumpla las expectativas y quizás algo más.

 

Vio a un posible candidato, un hombre que se ve un par de años mayor que ellos, pero bastante decente. Por su apariencia parecía ser alguien con quien Mild compartiría más de una noche, así que terminó por señalar de forma discreta.

 

—¿Es el de playera blanca con saco azul?

 

El publicista buscó con la mirada a quien Kao mencionaba, encontrando rápido a quien se refería, más rápidamente negó con la cabeza.

 

—Cerca, el que está detrás suyo.

 

Siendo aún más atento, Noppakao buscó a la persona a la que Suttinut se refería. Lo encontró, aunque se sorprendió demasiado al ver al hombre.

 

¡Mierda! ¿Me estás jodiendo Mild? ¿Él? —ante su sorpresa, Kao perdió totalmente la discreción, terminando por apuntar de forma obvia al hombre—. ¡Ese hombre puede matar a alguien de un golpe! 

 

—¡Shh! No grites, ¡y baja el dedo! —regañó, tomando la mano de Noppakao para que dejara de apuntar en dirección al hombre. 

 

El dichoso hombre, centro de conversación de esos dos amigos cercanos, parece que le zumban los oídos o que tiene alguna clase de 6to sentido; cuando menos se lo esperan este levanta la mirada en dirección a ellos, primero mostrándose neutral, más pronto pareció reconocer a Mild. El desconocido alzó las cejas, para después sonreír en dirección a Suttinut.

 

Este quería que la tierra se lo tragara, soltó una risa nerviosa antes de girarse hacia Kao—. ¡Maldita sea Kao! ¡Es tu culpa!

 

—Tranquilizate amigo, estás llamando la atención… —murmuró el editor, colocando una mano sobre el brazo derecho de Mild, sin dejar de mirar discretamente sobre el hombro del omega—. No te quiero alterar, pero el grandote viene para acá. ¿Acaso quedaron en malos términos? 

 

Todo lo contrario, maldición. 

 

—Sígueme la corriente, ¿sí? —soltó de pronto Kao, cambiando por completo su semblante a uno más tranquilo, ahora con una mirada suave, casi podía decirse que enamorada. Su mano derecha subió hasta el rostro de Mild, mientras la izquierda bajaba del brazo del omega hasta quedar suavemente sobre su cadera—. Tienes algo en la cara, cariño.  

 

—¿Qué-...?

 

—¿Mild? 

 

El nombrado inmediatamente miró sobre su hombros, encontrándose a poca distancia del hombre de quién quería huir en esos precisos momentos, más trató de mostrarse lo más tranquilo y sereno posible. Sonríe de forma risueña, mostrando los dientes y cerrando los ojos antes de girar su cuerpo por completo en dirección al hombre. Aún con la mano de Kao deslizándose por su cadera.

 

—Aa… —exclamó—. Te vi de lejos, pero no creí que fueras realmente tú. Pensé que habías dicho que no regresarías a Tailandia en un largo tiempo. 

 

—Tampoco esperaba regresar pronto, surgió un trabajo de último minuto para un viejo amigo y no pude decir que no —la mirada amable del recién llegado pasó de Mild a Kao, dándole una mirada algo analitica, alzando una ceja cuando se fijó en el agarre sobre la cadera de Mild—. Perdona, no me he presentado. Pattarabut Kiennukul.

 

Kao le dedicó una sonrisa leve, de igual manera le da una mirada analitica bastante extensa antes de responder al saludo.

 

—Noppakao Dechaphatthanakun —hace un Wai en señal de saludo—. Pero puedes decirme Kao, los amigos de mi Mild son mis amigos.

 

Pattarabut alzó las cejas ante las palabras de Noppakao, mirando de forma furtiva hacia Suttinut, que se ve de lo más cómodo con el brazo de Kao volviendo a su lugar inicial. No puede hacer más que sonreír.

 

—Oh, ¿ustedes…?

 

—Estamos juntos —responde rápido Kao.

 

Ambos alfas se miran por unos segundos; segundos que a Mild le parecen jodidamente eternos. ¿Qué pasa con su suerte? De todas las personas que pudo encontrarse esa noche, ¿tenía que ser él? Lo peor del caso es que estaba siendo acompañado por Kao, que solamente haría las cosas más difíciles e incómodas.

 

Va a ser una larga noche.


Ha pasado quizás hora y media desde que comenzó el evento, realmente no lo sabe con exactitud. Lo que sí sabe, es que han hablado con más de 50 personas, ha sido presentado con la mitad y mientras que la otra mitad lo ha ignorado por completo; eso último no le molesta, pero si le parece bastante descortés, más al final solamente era gente rica con aires de grandeza. 

 

También sabe que lleva, al menos, 5 tragos de lo que sea que sirvan en esas copas, puede que no sea mucho, pero no sabe que contienen, quiere pensar que es alguna bebida fuerte, porque sus mejillas se han sentido cada vez más calientes con el paso del tiempo o más bien, en medida que se terminaba otra copa.

 

Por el momento no han habido más “roces” con su jefe, más que una pequeña discusión en la que lo hizo poner en modo avión su celular, todo para no tener más molestas interrupciones de llamadas o mensajes insistentes. Obviamente Gulf se dio a la tarea de avisar a Bright que apagaría el celular, con la finalidad no causar preocupaciones si su ex esposo le llama y no responde a él. 

 

Miró hacia su jefe, que estaba terminando de hablar con una pareja de alfas, cosa que causó una gran curiosidad en Kanawut. Pocas veces ha escuchado de esa clase de bodas arregladas entre alfas, pero aquellos dos que tenía enfrente eran el tema de los últimos dos meses en las revistas y redes sociales, luego de anunciar su compromiso públicamente en la inauguración del Spa Bamboo Secrets de uno de los alfas. Tawan Vihokratana y Thitipoom Techaapaikhun, la pareja de alfas más popular del momento, y al parecer, conocidos de Suppasit. Ese par se ven bastante simpáticos, de hecho entre ratos le dirigían la palabra a Gulf siendo de lo más amables con él. También eran corteses y evitaban hacer preguntas incómodas tanto para su jefe, como para él.

 

Estaba disfrutando de la charla, más el líquido ingerido esa noche hizo el efecto esperado: debía ir al baño. 

 

—Disculpen un momento —habló con voz suficientemente alta, mirando directamente a su jefe. Se acercó al oído de Suppasit—. Iré a los sanitarios, vuelvo enseguida —susurró, antes de apartarse. 

 

Mew únicamente asintió al aviso de su asistente, continuando con la charla que mantenía con la pareja. 

 

Kanawut se se dirigió hacia los sanitarios, guiándose por un letrero que marcaba la ida a la cocina y los sanitarios. Camina con calma, tratando de mantener la mirada en cualquier punto vació con intención de no encontrarse con ninguna mirada de algún desconocido. 

 

En el trayecto a los baños se sintió ligeramente extraño, un calor creciendo en la boca de su estómago. Eso era extraño, no se había sentido así en toda la noche. ¿Será el alcohol? No recuerda haber tenido ese tipo de reacción antes, y en realidad cuando bebe, lo hace en gran cantidad. Al llegar al baño lo primero que hizo fue ir directamente a los lavabos, abriendo la llave de agua fría para poder mojarse el rostro, quería aliviar el calor que se instalaba en su cara. 

 

Miró su reflejo, notando como sus mejillas tenían un suave color carmín creciendo en ellas y ni qué decir de sus orejas, que estaban bastante rojas. 

 

Sacó su celular de su bolsillo delantero, desactivando el modo avión para revisar si tenía algún mensaje o llamada de Bright; debía decirle que todo estaba bien, sin problemas y que seguramente dentro de una hora más podría ir a casa. 

 

Tan solo desactivo aquella función de su celular, los mensajes comenzaron a llegar de forma masiva. Tenía mensajes de Bright y del grupo de chat de su familia, pero lo que más llamó su atención fueron los mensajes de su médico de confianza. Tenía unos 5 mensajes del Dr. Nattapol y dos llamadas perdidas del mismo. ¿Qué pasó? No era normal que su doctor le marcara, mucho menos a esa hora, pues ya pasaban de las 11:00PM. Entró rápidamente al chat y lo que leyó lo dejó totalmente atónito. 

 

Inmediatamente corrió a encerrarse en uno de los cubículos, mientras que con manos temblorosas marcaba el número de Max. 

 

Por suerte la llamada fue atendida inmediatamente. 

 

—¿Hola?

 

Gulf, no creí que me devolvieras la llamada. Pensé que ya estarías durmiendo.

 

—No, no…Tenía desactivado los datos móviles. Perdone la hora, pero ¿lo que me dice por mensaje es cierto?

 

Sí, y disculpa por mandar esa información hasta ahora, pero tuve un día ocupado y hasta hace poco tuve tiempo de revisar mis correos —se escuchó un largo suspiro del otro lado de la línea—. Los supresores no están haciendo efecto, tu cuerpo se niega a aceptarlos y aún no tengo en claro la razón. ¿Estás bien? ¿No has presentado efectos secundarios? Debes permanecer en tu casa hasta que tu celo pase, recuerda que… 

 

—Tengo un problema ahora —murmuró, sintiendo como comenzaba a agitarse.

 

¿Qué pasa? ¿Está todo bien?

 

—Khun, p-pensé que los supresores estaban sirviendo y… no estoy en casa —el calor en el centro de su estómago comenzó a hacerse más fuerte, y enseguida se presentaron un leve dolor que lo hizo sentarse sobre el WC—. Estoy en un evento con mi jefe. Creo que estoy entrando en celo. 

 

Antes de poder continuar hablando, el ruido de alguien entrando al baño lo hizo saltar. No necesitaba más gente en el baño, necesitaba salir de ahí lo antes posible. Necesitaba a Mew ahí, su omega interno le decía que debía estar con Suppasit, que él lo protegerá de cualquier cosa y de cualquier persona. 

 

Gulf, debes encontrar a alguien que te ayude a salir de ahí, corres demasiado peligro estando fuera. Debes llamar a Bright o-

 

Kanawut dejó de escuchar la voz de Nattapol, colgó la llamada para poder marcar al numero de su jefe. No estaba seguro que este contestara a su llamada, puesto que no ha visto que su jefe tome su celular para absolutamente nada. Comienza a maldecir por lo bajo cuando lo único que escucha son los timbres en espera de una respuesta. Tiene que salir de ahí y encontrar a Suppasit.

 

Se arma de valor luego de tomar varias respiraciones profundas, volviendo a marcar al número de Suppasit, no podía darse por vencido. Rápidamente sale del cubículo, emprende camino hacia fuera del baño, ignorando al hombre que se está lavando las manos en uno de los lavabos; aún así pudo sentir la mirada del desconocido sobre él. 

 

Cuando va saliendo se topa con otros dos hombres, que lo miran como si fueran devorarlo en ese mismo momento. Es cuando escucha que alguien lo llama, que comienza a desesperarse. 

 

Por favor, Phi, responda, súplica en sus pensamientos, sintiendo que está por llorar. El cuerpo ha comenzado a dolerle, el calor se ha expandido por todo su cuerpo y su aroma a chocolate y rosas comenzó a escapar de su cuerpo con mucha más intensidad. Está por salir al área donde se encuentran todos los invitados, cuando siente un agarre sobre su muñeca. Inmediatamente pega un brinco, girándose para ver quien lo estaba deteniendo en su desesperado escape.

 

—¿Por qué tanta prisa, cariño?

 

—Su… Suélteme, por favor —alcanzó a pronunciar entre tartamudeos.

 

El desconocido respiró profundamente, llenando sus pulmones del aroma cargado de feromonas de Gulf. Un aroma que estaba invitando a cualquier alfa que esté cerca de Kanawut.

 

—¿Por qué no me acompañas? Puedo ayudarte con tu problemita. 

 

—¡Que me suelte! —alzó la voz, jalando fuertemente del agarre del alfa. Puede que sea un omega, pero tiene suficiente fuerza para soltarse del flojo agarre del desconocido. 

 

Lo único que se le ocurre es correr, confiando en la poca fuerza que le queda en las piernas. Le cuesta algo de trabajo esquivar a toda esa gente, busca desesperadamente a Mew, chocando repetidas veces con hombres y mujeres, recibe maldiciones pero eso no hace que se detenga.

 

Para su mala suerte, se tropieza y termina cayendo al suelo, apenas y alcanzó a cubrir su rostro, de lo contrario habría terminado con la nariz rota o algo peor. Se queja por lo bajo, sintiendo todas las miradas de los presentes sobre él, y pronto sintió un fuerte tirón, alguien lo estaba levantando a la fuerza. 

 

—Ven aquí —escuchó un gruñido—. ¿Creíste que te escaparías? —susurró cerca del oído de Gulf. 

 

—¡S-Suélteme! 

 

Forcejeo sin parar, tratando de sacar fuerza para poder liberarse de las manos del alfa. Podía ver cómo todos a su alrededor miraban atónitos la escena que se estaba armando, pero ninguno hacía nada. Estaba siendo jaloneado frente a un gran número de personas, pero nadie hacía absolutamente nada. 

 

Pronto un fuerte aroma a cuero y madera llegó a la nariz de Gulf; jamás había sentido ese aroma, pero su omega interior chilló de felicidad con solo sentirlo. De un momento a otro es liberado del agarre, lo cual lo hizo tropezar y por poco volver a caer al suelo. Miró al frente, encontrándose con una amplia espalda vestida por un saco negro. 

 

Dijo que lo soltaras.

 

Las piernas de Kanawut temblaron, tal y como las de muchos de los presentes en el salón, se escucharon suspiros y gruñidos de diferentes personas y de igual manera, la mayor parte de los presentes dieron un par de pasos atrás. La voz del alfa era potente, algo que Gulf nunca había escuchado antes; era una voz que hacía temblar a los propios alfas.

 

—Jódete, Suppasit. ¿Qué no sabes cómo es esto? Es mio. Yo lo vi prime-... 

 

Antes que siquiera pudiera terminar la oración, el puño cerrado de Jongcheveevat se estrelló en el rostro del desconocido. Seguramente quedarían marcados los anillos que Suppasit llevaba en su mano derecha. Ese solo golpe bastó para hacer retroceder al tipo frente a él.

 

—¡Vuelve a decir otra mierda alfista y juro que te tiraré los dientes! —gruñó con intenciones de dar un paso al frente para volver a golpear al contrario, más se vio detenido por las manos de Gulf. Inmediatamente giró la cabeza para ver a Kanawut, lo cual causó que su mirada se ablandara y que entrara en razón por unos segundos. 

 

Gulf se veía totalmente desaliñado, su rostro húmedo, mejillas sonrojadas y ojos llorosos, pero no eran solamente los ojos húmedos, sino el color que la mirada café había tomado de un momento a otro. Sus iris brillan con un color oro rosa. 

 

Phi… N-necesito ir a casa —alcanzó a susurrar, aferrándose con toda la fuerza que le quedaba al brazo derecho de Mew.

 

Obviamente el alfa no fue capaz de llevarle la contraria al omega que se aferra a él, temblando y llenando el lugar con su fuerte aroma. Su parte racional y su alfa le gritan que debe sacar a Gulf de ahí y llevarlo a cualquier lugar donde no esté rodeado de alfas. Sin importarle la presencia de los demás, giró totalmente su cuerpo para tomar a Gulf en brazos, soltando sus feromonas para cubrir al omega con su aroma y así evitar que más alfas sigan acercándose a él. 

 

Utilizó la gabardina de Gulf para cubrir al mismo, comenzando a caminar con paso ligeramente veloz entre la multitud. Fue un problema en la salida, puesto que ahí se encontraban todos los fotógrafos; pudo sentir el flash de las cámaras golpear su cara pero no le importó, al menos así fue hasta que uno de los fotógrafos se paró frente a él, tomando fotografías y haciendo preguntas. Aquello provocó furia en Suppasit, que inmediatamente empujó con su costado al camarógrafo, tirando la cámara al piso. 

 

Ya había hecho una escena al golpear a ese alfa, romper una cámara no desviará la atención de la prensa. Mañana sería la comidilla de todo el país. 

 

Quería maldecir en voz alta, más las suaves quejas de Gulf le robaron toda la atención. Podía ver como el omega tenía la respiración cada vez más agitada, como temblaba en sus brazos y como soltaba suaves gemidos. Definitivamente había entrado en celo.

 

A este paso terminaré entrando en celo igual que él, pensó frunciendo el ceño. Pidió al valet parking que le trajera su vehículo lo antes posible, tenía que llevar al omega a un lugar donde esté seguro. 

 

Cuando su auto estuvo frente a él, se apresuró en meter a Gulf en el asiento del copiloto, para después apresurarse a darle la vuelta al auto entrando al auto lo antes posible. 

 

—¿A dónde te llevo? Dime Gulf, entre más pronto lleguemos mejor —mientras tanto decía aquello que se inclinaba sobre el asiento del copiloto, ayudando a colocar el cinturón de seguridad. En el momento que estaba por regresar a su lugar, sintió un par de manos ajenas tomar su rostro; levantó la mirada, encontrándose con esos ojos que brillaban en ese tono rosa, causándole un estremecimiento. 

 

- Lléveme con usted, Khun Suppasit —susurró con voz jadeante, bajando la mirada a los labios del alfa.

 

Y como era de esperarse, Kanawut fue dominado por su parte omega. Terminó juntando sus labios abultados con los contrarios, aplastandolos en un húmedo beso.

 

Oh, mierda.

Chapter 11: Capítulo Diez

Notes:

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Su subconsciente le susurraba que cerrara los ojos, que apagara todas sus defensas y se dejará guiar por esos cálidos y esponjosos labios que lo besaban lentamente; mantuvo los ojos abiertos, dejando mostrar su sorpresa por tan sólo unos breves segundos antes de que las suaves manos de Gulf dejaran sus mejillas para enredarse en su cabello, haciendo presión para atraerlo a él. 

Al final se dio por vencido, se dejó vencer por esos suaves labios que rozaban con los suyos de forma tan deliciosa; cayó totalmente en los encantos de esa cara bonita, ojos brillantes y labios jodidamente atrayentes. ¿Cómo es que duró tanto tiempo sin caer en la tentación? Quizás solo necesitaba un empujón, un impulso. Y este era su impulso.

La mano derecha de Suppasit se posó sobre la mejilla de Kanawut, correspondiendo al beso de forma suave al principio, moviendo los labios al mismo ritmo que el omega había marcado en un principio. Los labios de ambos se abrieron, los dientes de Gulf se aferraron al labio inferior de Mew, ocasionando que este último soltara un suspiro cargado de placer y es que, mierda, en verdad se estaba calentando. Su desesperación y deseo se vieron reflejados cuando no pudo resistirse a meter su lengua en la boca ajena; se encontró con la lengua contraria, acarició el paladar de Kanawut con la punta de su lengua y succiono suavemente el labio inferior del omega.

Pasaron unos largos segundos antes de que Mew volviera a abrir los ojos, lo cual quizás fue un error o una salvación, puesto que en el instante que los abrió, se encontró con la mirada color rosa de Gulf. Eso lo hizo recapacitar inmediatamente, porque aquella no era la mirada amable que su asistente suele tener, eso lo desconcertó demasiado. Se quedó estático por unos segundos, sin saber exactamente qué hacer; no se movió de su posición hasta que sintió movimiento sobre la altura de su cadera. Un par de manos traviesas intentaban arreglárselas para deshacerse de su cinturón con desesperación.

—Gulf, detente —murmuró, bajando la su mano derecha para tomar las manos del menor y apartarlas de su pantalón—. No estás en tus sentidos, debo llevarte a algún lugar seguro antes de que puedas arrepentirte de algo.

—Jamás me arrepentiré de hacer algo para ti, Phi —susurró suavemente, con la voz más jodidamente dulce que Suppasit ha escuchado en su vida—. Haría cualquier cosa por ti —tras decir aquello, volvió a cerrar los ojos e intentó acercarse nuevamente al rostro de Mew, más este lo detuvo. 

Suppasit se alejó lo suficiente de Kanawut, necesitaba poner una distancia o terminaría cayendo en esa trampa mortal. Que Dios lo aparte de la tentación, porque él puede perder la cabeza en cualquier segundo. Sobre todo cuando la tentación en el asiento de al lado, quejándose con jadeos y respiraciones pesadas, sumando ese delicioso aroma a chocolate que ha comenzado afectar su cuerpo; su pantalón se siente más apretado de lo usual y eso sí que es molesto.

Para este punto Mew se dio cuenta de que no obtendrá alguna dirección de parte de Gulf, así que lo único que se le ocurre es ir a su propio condominio. El penthouse de Mew no queda muy lejos de la zona, y si bien parece ser su mejor opción, también podría ser una pésima idea. 

Se sentó de forma correcta sobre el asiento del conductor, colocándose el cinturón de seguridad y asegurándose que su compañero aún lleve el cinturón puesto de forma correcta. Por más que la idea de tener a Gulf intentando montarse encima suyo, en busca de otro contacto, de un beso o de cualquier otra cosa que Mew estuviera dispuesto a darle. Dios, y Suppasit en verdad está dispuesto a darle muchísimas cosas; su alfa ha comenzado a hacer una enorme lista de las cosas que quiere hacerle a Kanawut. ¡Mierda! Su subgénero comienza a salirse de control, más bien… comienza a buscar obtener el control de su mente y cuerpo. 

Titubea un poco antes de saber si encender el aire acondicionado del auto o bajar los cristales. Encerrarse en el vehículo con ese fuerte aroma que desprende del cuerpo de Gulf va a volverse loco en poco tiempo; definitivamente tendrá que bajar los cristales. Presiona los botones para bajar los vidrios, dándole una mirada rápida al omega que se queja en su asiento, intenta quitarse el cabello que se le pega en la frente y se abanica el rostro con la manos; Kanawut está ardiendo, su rostro está completamente rojo y su mirada está cargada en deseo. Y a Suppasit le encantaría ayudar a calmar todas esas sensaciones que están atacando su sistema. 

No pienses en estupideces Suppasit, debo llevarlo a un lugar seguro. Arriesgarse a seguir en medio de la calle con un omega en pleno celo, corre muchos peligros; después de ese escándalo que acaba de armar en el interior del salón, los medios no tardarán nada en enterarse y tardarán mucho menos llegar para intentar sacar más fotografías de ambos “escapando” en el auto. Las especulaciones deben estar resonando en el salón, las malditas fotos llegarán a internet y todo será aún peor; todo es tan malditamente difícil. Ser parte del “ojo público” es una jodida mierda. No puede tener ni un solo momento de privacidad y en verdad no puede soportarlo. Y tampoco quiere que su asistente termine siendo la comidilla de todo Bangkok, que pierda su privacidad sería una completa mierda, sobretodo cuando Gulf parece esforzarse en mantener un perfil bajo.

Abandonó sus pensamientos de forma inmediata, concentrándose en conducir al único lugar donde él, siendo Suppasit Jongcheveevat, la opción más viable para ambos era ir a su propio penthouse. Y tiene que lograr mantenerse bajo control, si no quiere que las cosas se vayan al carajo con Kanawut, antes de tener la oportunidad de aliviar los malos entendidos que se han formado entre ellos. Apretó las manos alrededor del volante, sintiendo ese delicioso aroma a chocolate y rosas colándose en en sus fosas nasales; aroma que solo lo hace querer permanecer con el omega.

Gracias a la hora fue fácil recorrer las calles de Bangkok, lo único que los retrasó tan solo unos minutos fueron los semáforos, que solamente fueron un par, pero eso no impedía que se desesperara con cada uno de ellos. ¿Cómo no hacerlo? Si cada vez que se desconcentraba, regresaba su atención al cuerpo que no dejaba de retorcerse en el asiento de al lado, eso lo estaba poniendo muy nervioso (por no decir caliente ). Cada que sus ojos dirigían su atención a la abertura de aquella camisa roja que le sentaba de maravilla a Kanawut; desde ese ángulo podía ver con claridad los lunares que se repartían por ese plano pecho y, mierda , podía ver uno de los pezones que son de un suave color rosa. Ver como roza suavemente con la tela roja le seca la garganta. La respiración pesada y los gemidos que se escapan de la boca de Gulf tampoco son de mucha ayuda, solamente lo hacen pensar en miles de escenarios, donde los gemidos fueran más intensos y causados únicamente por él. 

Al momento de llegar al estacionamiento del edificio departamental, Suppasit se estacionó en su lugar designado, por suerte bastante cerca del elevador de acceso exclusivo para los que se alojan en el edificio; elevador que daba directamente con el interior del departamento del CEO, solamente funcionaba con la tarjeta-llave de la puerta de su departamento. Todo eso era un golpe de suerte ante esa situación. No tendría que lidiar con encuentros incómodos con sus vecinos o con el guardia de seguridad que se quedaba en el lobby todas las noches, luego de que la recepcionista se retiraba a su hogar.

Bajó del auto y lo rodeó rápidamente, abriendo la puerta del copiloto y así poder ayudar a Kanawut a bajar.

—Vamos Gulf. 

—Phi… Tengo mucho calor —murmuró entre quejidos, mientras sus manos jalan de la tela de la camisa, sacándola del interior de sus pantalones—. ¿Dónde estamos? —preguntó, mirando a su alrededor. Gulf está confundido, demasiado podría decirse. El calor del celo y probablemente el aroma que desprende de Mew lo tienen demasiado mareado como para saber qué diablos está ocurriendo a su alrededor.

—Estamos en el estacionamiento del edificio departamental en el que vivo. No sé donde vives, y llevarte a un hotel sería muy descuidado de mi parte —explicó con voz calmada, sacando de su cartera la tarjeta de acceso para utilizar en el elevador—. ¿Puedes caminar? 

Kanawut observa con atención a Suppasit, parpadeando un par de veces antes de asentir repetidas veces. La respuesta silenciosa alivió un poco a Mew, debía tener el menor contacto con su asistente; no sabe realmente cuánto tiempo más va poder soportar antes de que su alfa pueda más que él y termine cediendo el control a sus más bajos instintos. Y tener que cargar el caluroso cuerpo de Gulf podía llegar a ser su perdición. Aún así, ayudó al omega a salir del vehículo, no quería arriesgar que su asistente terminara de bruces en el suelo. Conoce perfectamente lo inestables que llegan a ser los cuerpos de los omegas cuando se presentan en celo. 

A paso regular caminaron hasta el elevador, una vez dentro Mew utilizó la tarjeta de acceso para poder marcar el piso al que se dirigía. Suppasit mantuvo su brazo envuelto en la cintura de Kanawut, que por unos momentos se mantuvo en total y completo silencio, con la cabeza agachada y sin moverse. Aquello provoca curiosidad en el alfa. Después de lo jodidamente inquieto que estuvo en el auto, ¿ahora se mantiene tan calmado? Toda esa situación lo pone demasiado nervioso. Posó su mirada en la pantalla que marca el piso en el que estaban. Cuando solo quedaba un piso, Mew se sintió algo aliviado.

—Ya casi llegamos —murmuró en voz baja.

En el momento justo que el elevador se detuvo y las puertas se abrieron a un ritmo lento, hubo un cambio muy drástico en la situación que se estaba dando en el lugar. El cuello de Mew fue rodeado de forma rápida y brusca por un par de largos brazos y sus labios chocaron con los suaves y abultados labios de Gulf. Kanawut lo tomó totalmente desprevenido, por lo que cuando se lanzó sobre Suppasit, este terminó chocando su espalda contra la superficie de metal del elevador, justo a un lado de los botones de este; fue atrapado en un beso desesperado, lento y profundo que volvería loco a cualquier persona. ¿Cómo no? Cuando un hombre tan jodidamente hermoso como Kanawut Trapipattanapong se lanza a tus brazos, totalmente caliente en busca de un beso tan malditamente perfecto. Las propias piernas de Jongcheveevat lo amenazan con fallar, más logra mantener la postura. Sus manos van directamente a engancharse alrededor de la cintura del menor, apretándolo con tanta fuerza contra su cuerpo, que logra arrancarle un gemido de los labios. 

Mierda, mierda, mierda.

El sonido de las puertas del elevador volviendo a cerrarse alertaron a Mew, que rápidamente llevó su mano más próxima a la salida del elevador a una de las puertas que se cerraban. Movimiento que activó el sensor e hizo que las puertas volvieran a abrirse. Se adentraron en el interior del departamento con pasos bastante torpes, llegando hasta la mitad de la sala, antes de que Mew optara por cargar el liviano cuerpo de Gulf. Lo invitó a rodear su cadera con ese par de largas piernas, mientras que él lo tomaba por la retaguardia con fuerza. Sus dedos se enterraban en la tela beige de los pantalones de Kanawut.

Tuvieron que tomar un descanso de los besos, puesto que estaban tan desesperados por sentir el tacto uno del otro, que les costaba respirar entre los besos. Aunque ese descanso fue aprovechado por Gulf, que no dejó sus manos quietas y rápidamente comenzó desabotonando el saco de Suppasit, para después pasar a la camisa la cual tiene ya varios botones sueltos, lo que es bastante bueno para ambos.

Suppasit, que no ha dejado de caminar con dirección al sofá más grande, se deja caer sentado sobre este, dejando a Kanawut sentado sobre su regazo. La posición actual hace más fáciles los movimiento del omega, que comienza con un suave movimiento de caderas, de atrás a adelante, creando una suave fricción que los hace suspirar a ambos; sus miembros se rozan aún capturados por las capas de ropa. Es frustrante pero a la vez excitante, sienten que pueden perder la cordura en cualquier momento, pero al parecer los juegos previos los calienta demasiado a ambos. 

Las manos del menor entran en contacto con la tibia piel del pecho del alfa, recorriendo toda la extensión de su pecho con sus dedos, enviando suaves descargas en todo el cuerpo de Suppasit. Esos roces se sienten tan bien, tan suave al tacto… Mew podría acostumbrarse a esas manos, a esos roces, a esos labios que lo besan con tanta intensidad y a la vez con suma suavidad. 

Suppasit definitivamente podría acostumbrarse a todo lo que tenga que ver con Kanawut Trapipattanapong.

Mew comienza a inclinarse en dirección a Gulf, con toda la intención de volver a besarlo con la misma intensidad con la que se han besado antes, más se ve interrumpido por un largo zumbido, que proviene del celular del omega. El aparato cayó en algún momento del bolsillo del pantalón de Gulf, por lo que ahora yace en el sofá, justo a la derecha de Mew. El sonido hace salir a Suppasit del trance en el que había entrado cuando comenzó a besar a Kanawut. Inmediatamente gira su rostro hacia el aparato, apresurando su mano para tomarlo del sofá. 

En la pantalla del móvil se refleja el nombre de “Vachirawit”. 

Leer ese nombre en la pantalla hace que frunza el ceño, aunque no se siente tan molesto como esperaba estarlo. ¿Será por lo que escuchó horas atrás en el evento? Según entendió, Bright es en realidad el ex-esposo de Gulf, no su esposo actual. Aún no está 100% seguro de haber escuchado bien, pero prefiere no ponerse a debatir consigo mismo del tema. Esposo o no, ese hombre es alguien importante en la vida de Gulf, de eso no hay duda. 

Mientras analiza si responder o no a la llamada, siente los tibios y húmedos labios de Kanawut posarse sobre la superficie de su cuello, donde comenzó a repartir suaves y mojados besos por toda la zona, cosa que hizo que la piel de Suppasit se erice por completo. Actualmente Mew es consciente de que debe parar con esa situación, porque la persona que tiene sobre las piernas no es su asistente, sino su lado más primitivo que busca satisfacer sus bajos instintos. Eso es lo que hace el celo; te nubla los sentidos, hace que dejes de pensar con claridad y en consecuencia, logra que hagas cosas de las que puedes arrepentirte más tarde.

Tardó demasiado divagando en sus pensamientos, por lo que el celular dejó de sonar en algún punto, y en ese instante Mew tomó una clara rápida decisión: No puede mantenerse cerca de Kanawut ni un solo minuto más.

Tengo que llevarlo a la habitación. 

Gulf se removía sobre su regazo, queriendo llamar la a atención de Mew nuevamente. Los besos en el cuello pararon, en su lugar Kanawut miró directamente a los ojos a  Suppasit, manteniendo el ceño ligeramente fruncido.

—Phi… No me estás prestando atención —lloriqueo.

El mencionado sonrió de lado, escuchar ese tono de voz tan berrinchudo de parte del omega que tiene sobre las piernas es, simplemente, un deleite para sus oídos. No respondió a la queja de Gulf, en su lugar, volvió a tomarlo con fuerza para así levantarse con este en brazos.

—Te llevaré a mi habitación —murmuró suavemente contra el cuello de Gulf.

Y mientras se dirige a la habitación, intenta idear algo para mantener a Gulf en la habitación y estar lo más apartado posible de él. 

Creo que voy a necesitar algo de ayuda. 

Claro que escuchó todo ese escándalo que se había formado en el salón y había alcanzado a ver muy poco, tan solo a Mew salir del lugar con Gulf en brazos. Diablos, todo eso estaba tan mal. Sabe perfectamente que Mew lleva bastante tiempo tratando de mantener un perfil bajo, no captar la atención con asuntos personales, solo para hacer salir adelante Suppasitoont y la revista. Y bueno, siendo Suppasit el dueño directo de una revista de ocio, es consciente del impacto que los chismes, noticias y más pueden tener en los grandes empresarios y en consecuencia, sus empresas. 

Todo eso le preocupa a Mild. ¿Cómo no? Estuvo presente cuando la estabilidad emocional de Mew lo abandonó por completo, cuando el mundo se le estaba viniendo abajo y no quiere que su mejor amigo vuelva a pasar por eso nuevamente. 

Aún con todos esos malos pensamientos en mente, no fue tras él cuando lo vio huir del lugar. No sabe cuál será la reacción de Suppasit si se presenta frente a él. Lleva a un omega en celo en brazos, un omega por el que tiene sentimientos encontrados y eso podría hacerlo reaccionar de mala manera si algún tercero se acerca con intenciones de interferir en la situación.

De todos modos, la preocupación no se iba a disipar en ningún momento, al menos no pronto. Por lo que su única y mejor opción era llamar al teléfono de Suppasit; hablar con él lo haría sentir más tranquilo. Mira hacía Kao, que se nota igual de preocupado que él, pero piensan exactamente lo mismo. Presentarse frente a Mew en esos momentos sería una imprudencia total.

—Voy al baño, intentaré comunicarme con Mew por teléfono —explicó con calma, dando media vuelta en dirección a los sanitarios. 

Caminó a paso tranquilo, sin querer captar la atención de ninguno de los otros presentes en el evento. La gente sabe que es alguien muy cercano a Mew, por lo que no faltaría la persona que se atreva a acercarse a él en busca de obtener información sobre Mew y Gulf. Y Mild definitivamente no está dispuesto a decir palabra de la vida personal de Suppasit, además de que en realidad no sabía nada de lo que había pasado ahí, solamente lo mismo que los demás presenciaron minutos antes. 

Una vez que se encontró en el baño y se cerciore de estar completamente solo, sacó su celular de su bolsillo trasero y se apresuró en marcar el número personal de Mew. 

“El número que usted marcó se encuentra apagado o fuera de servicio”. 

Suttinut soltó un pesado suspiro. No le sorprende que la llamada no entrará al celular de Suppasit. Lo conoce, y cuando se trata de hacer negocios se desconecta por completo de cualquier distracción, una de estas serían las llamadas interrumpiendo charlas importantes y con la prisa con la que había salido del evento es normal que se olvide de volver a encenderlo. Mira la hora que se refleja en su propio celular: Mew a salido del lugar hace unos 5 minutos, si este se dirige a su penthouse puede que llegue en unos 10 minutos más. Mild debe esperar para intentar volver a llamar al celular de Mew y si eso no funciona, llamaría al teléfono fijo que Mild sabe que Mew tiene en su oficina en casa. 

Se acerca a los lavabos, donde abre la llave de uno de estos para lavarse las manos de forma compulsiva. El estrés se está acumulando en su espalda y eso lo molesta demasiado. Pensar tanto lo pone así y en verdad lo odia.

El sonido de la puerta principal de los baños abriéndose lentamente lo saca de su ensimismamiento, mira a través del espejo de quién se trataba y cuando reconoce el reflejo de la persona, su espalda se vuelve aún más tensa que antes. Rápidamente aparta la mirada, volviendo los ojos hacia sus manos bajo el chorro de agua. 

—Te tomó tiempo separarte de tu amigo —la profunda, pero suave voz de Aa logra erizarle la piel. A lo que Mild maldijo internamente—. Pensé que no podría tener una charla más… personal contigo. 

El tono de voz que Pattarabut emplea es tan conocido por Suttinut, que este puede ser capaz de predecir de qué se puede tratar esa “charla personal”, que Aa tanto anhela tener. Mild tiene que darse palabras de aliento en su cabeza y sobretodo calmar a su parte omega que amenaza con salirse de control en cualquier momento. Sonríe de lado, soltando un resoplido con aires de diversión, mientras sacude sus manos encima del lavabo para deshacerse del exceso de agua sobre su piel. Su mirada regresa al espejo, encontrándose rápidamente con el más alto, que ha caminado de la puerta, al centro del lugar. Ahora está justo detrás de Mild.

—Pudiste acercarte cuando estaba con Kao, no veo el problema —respondió con naturalidad, usando su típico tono tan despreocupado, que Aa casi se lo cree.

Casi.

En un pequeño lapso de tiempo, tal vez dos o tres segundos, mientras que Mild se daba media vuelta para mirar directamente a Aa, este último se acercó con solo dos zancadas. Y es que este hombre debe medir casi el 1.90, con dos únicos pasos es capaz de invadir el espacio personal de Suttinut. La reacción del omega intentar echarse para atrás, mas la barra que sostiene los tres lavabos se lo impiden; no tiene escapatoria, su única forma de librarse de la cercanía del alfa es moverse hacia la derecha, pero se ve obstruido por uno de los brazos de Aa, que aprovecha la posición para atrapar a Mild con su cuerpo.

—No estás saliendo con él, ¿o me equivoco? —directo al punto. 

Dios, Aa —murmuró Suttinut, girando la cabeza a un costado para no mirar directo al rostro a Pattarabut. Están demasiado cerca y el pobre y acelerado corazón de Mild no podría soportar mirarlo de frente—. Eso no es de tu incumbencia. 

Una suave pero profunda risa le causó escalofríos a Mild, quien estaba haciendo todo lo posible para no morderse el labio.

—Lo es… Has estado huyendo de mí.

—¡Yo no...! 

—Lo haces. No respondes a mis llamadas, no lees siquiera los mensajes que te he dejado las últimas semanas, no fuiste capaz de despedirte de mí antes de que volvieras a Tailandia. Y en verdad no comprendo, nos la pasamos tan bien en nuestra estadía en Europa, ¿o ya lo olvidaste? —tras esa pequeña pregunta, Aa acercó su dedo pulgar a los labios de Mild, acariciando el abultado labio inferior, que se encuentra ligeramente húmedo por la salida del omega—. Lo divertido que fue escaparnos de las convenciones —empujó con sus dedos el rostro de Suttinut, haciéndolo mirar al frente y, en consecuencia, mirarlo a él—, las largas caminatas nocturnas —cada que hablaba, cortaba más la distancia entre ellos, pronto la pierna izquierda de Pattarabut se encontró abriéndose paso entre las piernas de Suttinut—, los desayunos en la cama que me encargaba de pedir al restaurante del hotel… 

Aa, yo-

¿Qué tal todas esas veces que desordenamos las sábanas de las habitaciones? ¿Te olvidaste de eso? 

Para este punto de la conversación, sus respiraciones se volvieron rápidas e irregulares; el propio corazón de Mild golpeaba con tanta fuerza su pecho, que creyó que se le saldría en cualquier momento. La tensión sexual era jodidamente fuerte, tanto que para la mala suerte (buena tal vez) de Mild, su mente dejó de funcionar con claridad y no pudo evitar lanzarse sobre Aa, juntando los labios en un cálido y necesitado beso. El alfa inmediatamente correspondió al beso, rodeando con ambos brazos el delgado y pequeño cuerpo del omega, las medidas de sus cuerpos eran una ventaja: Pattarabut es tan alto y fuerte, mientras que Suttinut es mucho más bajo y suave, al alfa se le hacía tan fácil manipular el cuerpo del omega y a este último le encantaba en sobre manera. 

Las manos de Aa no tardaron en descender desde la espalda de Mild, directamente a los suaves glúteos de este. Un gemido fue amortiguado por los labios del más alto, debido a la satisfacción que recorrió el cuerpo del más bajo al sentir ese par de grandes manos rodear y apretar su trasero con ligera fuerza. ¡Gloria de Dios! Ha pasado menos de un mes sin sentir esa emoción recorrerle el cuerpo entero. Sentir como Aa lo levanta del suelo con tanta facilidad y lo deja sentado sobre la barra forrada en mármol es simplemente perfecto. Abre las piernas para que Aa pueda meterse entre ellas, dándoles a ambos una mayor comodidad y sobretodo accesibilidad, en esa posición es más fácil para Mild alcanzar a Aa, puesto que no le queda tan alto. Se separaron unos segundos, descansando del beso y permitiendo a sus pulmones respirar con normalidad, aunque los labios del alfa no tardaron mucho en descender al cuello expuesto del omega, acercando su nariz lo más que podía a la glándula de olor donde se desprendía ese delicioso aroma a vainilla y chocolate blanco que tanto le encanta a Pattarabut. 

Los besos y lamidas en el cuello lo hacen suspirar de placer, sus manos se aferran con fuerza a la camisa blanca que Aa lleva esa noche. Mild abre los ojos por unos momentos, mirando en dirección a la puerta.

—L-la puerta… 

—Está asegurada, no te preocupes por eso.

Mild suelta un resoplido cargado de diversión, ese hombre siempre parece ir un paso adelante que él y eso le causa muchísima gracia. Dejó que desabotone su camisa rosa, dejándole el camino libre para hacer lo que se le plazca con él. 

Los besos y caricias continuaron por un largo rato, pronto la piel del omega comenzó a tomar un ligero color rojo, debido a los roces sobre las diferentes zonas. Mild comenzó a utilizar sus manos, apresurándose en hacer exactamente lo mismo que Aa hace unos momentos, deshacerse de los botones que le impedían acariciar la piel ajena. 

Uno. Dos. Tres botones fuera, suficientes para dejar expuesto el fuerte pecho de Pattarabut, aunque no era suficiente para Suttinut; quería más, mucho más. Realizó un movimiento hacia Aa, buscando que sus labios volvieran a juntarse, más se vieron interrumpidos por el sonido del celular del omega. Y aunque Aa parecía importarle poco el sonido, Mild no logró ignorarlo con tanta facilidad, no cuando conocía ese timbre en específico. Es el tono que tiene predeterminado para sus amigos más cercanos, entre ellos Mew y Kao; la llamada podía ser de Kao, quizás lo esté buscando o tenga información acerca del paradero de Mew.

—Espera… —murmuró, colocando una mano sobre el pecho de Aa, consiguiendo detenerlo por unos breves segundos en lo que Mild tomaba su celular del bolsillo delantero de su pantalón. Cuando consiguió tenerlo fuera, el alfa volvió a tomar su lugar, atacando el suave pecho del omega. A este último le tomó un poco concentrarse en la pantalla del móvil, más cuando vio de quien se trataba, respondió inmediatamente—. Mew, Dios. Que bueno que llamas, ¿qué diablos sucedió hace unos minutos, eh? Saliste huyendo con Gulf en brazos, ¿están bien?

Mild, no tengo mucho tiempo. Estoy teniendo un serio problema. 

—¿Qué pa-...? ¡Mh! —los dientes de Aa apresaron su pezón derecho entre ellos, usando la punta de su lengua para jugar lentamente con él—. ¡Oye, deja de hacer eso! —recibió una tenue risa en respuesta.

Por favor Mild, dime que no te agarré en plena “movida”... 

—En realidad… —bajó la mirada, encontrándose con los ojos lujuriosos de Pattarabut sobre él, que le sonrió al recibir atención. Poco a poco comenzó a descender hasta llegar a la altura de los pantalones de Mild—. Mierda, sí me agarras en mal momento. 

Te necesito aquí. Gulf entró en celo, no está en todos sus sentidos. Tuve que traerlo a mi casa y no sé qué hacer.

Bueno, las palabras “Gulf” y “celo” hicieron entrar en razón a Mild.

—¡Qué! —aquella exclamación alarmó un poco al hombre entre sus piernas—. Mew, si el chico entró en celo debiste llevarlo a su casa, ¡no a la tuya! ¿En qué estabas pensando? ¿Acaso no tiene él un alfa?

No tuve opción, no tengo la menor idea de donde vive y cuando le pregunté se lanzó a besarme, ¿qué se supone que hiciera? ¿Dejarlo en la calle a su suerte? 

—Ok, ok, tienes razón… —un suspiro salió de sus labios—. Iré enseguida y, por favor, mantente lejos del chico. No sería bueno si tú también entras en celo.

Gracias Mild, no sabes cuanto te lo agradezco. 

Suttinut no dijo mucho más, tan solo se despidió y le aseguró a Mew que estaría lo antes posible con él. Volvió a meter su teléfono de regreso al bolsillo, dirigiendo una mirada a Pattarabut, que dejó de moverse hace bastante rato. Ahora estaba arrodillado frente a Mild, con la cabeza descansando sobre el muslo derecho del omega; apenas había desabrochado el pantalón de este, pero entendió rápido que aquello definitivamente no iba a continuar. 

—Tengo que irme —se apresuró a decir, mientras apuraba sus manos a abotonar su camisa y después el pantalón.

En lo que el omega hacia aquello, el alfa volvió a colocarse de pie y de igual manera se abotonó la camisa de forma correcta. Justo cuando Mild estaba por bajar de la barra, Aa lo apresó con sus brazos sobre esta.

—Aa… —susurró antes de sentir un suave roce en los labios.

—No te escaparás de mí tan fácilmente, ¿entiendes? —habló en voz baja y sin separarse mucho del contrario—. Te llevaré a donde necesites ir. 

Iba a quejarse, definitivamente iba a hacerlo, más no tenía las fuerzas, ni el tiempo para comenzar una discusión. Se limitó a chasquear la lengua.

—Como quieras.

Tras eso, empujó al alfa lejos de él y bajó de un salto de la barra. 

En su interior agradeció la interrupción de Mew, gracias a él no terminó cogiendo en un baño público con la persona de la que huyó. Porque sí, huyó de Aa cuando este comenzó a meterse demasiado en su vida; cuando sintió que realmente podría acostumbrarse a amanecer en los brazos del hombre todos los días.

Él no quiere un alfa, no quiere estar atado toda su vida a Aa, ni a ningún otro hombre. Mucho menos quiere depender de alguien más.

“Le tienes miedo al compromiso, pero no voy a rendirme ante eso, Suttinut”

Vete al diablo, Pattarabut .

Fue demasiado complicado para Mew lograr que Gulf se quedará completamente solo en la habitación Batalló para poder sacarse las manos del omga de encima y después huir de la habitación lo antes posible. Tuvo que dejar su saco en las manos de Kanawut, quien pareció estar satisfecho con la prenda, puesto que estaba cargada del aroma de Jongcheveevat y eso lo relajaba muchísimo. Dejar la prenda fue su única opción viable.

Se alejó lo más posible de la puerta de la habitación, tomando camino a la sala. Observó a su alrededor, viendo cómo las cosas habían regresado a su lugar a excepción de la mesa de centro y el par de macetas que destruyó la noche anterior, debía reemplazar la mesa de centro de la sala y tal vez compraría un par de nuevas macetas para llenar esos espacios vacíos; además de que su madre preguntaría por las cosas faltantes cuando llegue de visita.

Hizo la llamada a Mild lo más rápido posible, aunque se sintió realmente incómodo al escuchar ese gemido que se escapó a su amigo. Dios, lamenta interrumpir a Mild en pleno… bueno, ya saben, pero la situación en la que estaba metido no puede esperar ni un segundo más. Y se sintió aliviado al recibir una respuesta positiva de parte de Suttinut. Ahora sí que le debía una grande a Mild.

Dejó caer su cuerpo en el sofá más grande, el mismo en el que se había sentado minutos atrás con Gulf sobre sus piernas, por lo que el celular del omega está justo junto a él. Lo mira de reojo, pensando en la llamada que entró al aparato hace unos cuantos minutos; lo más seguro es que ese alfa vuelva a llamar, sino es que ya lo hizo. Se atrevió a tomar el móvil, presionando el botón de encendido para poder ver las notificaciones; no se equivocó, hay dos llamadas perdidas y varios mensajes que, por mala suerte, no podía leer. Desliza las notificaciones para eliminarlas de la barra, dejando ver el fondo de pantalla. Reconoció a Gulf aunque se veía mucho más joven, sostenía a un bebé de quizás un año, lo tenía sentado sobre sus piernas. Sus ojos estaban puestos sobre el niño, mientras que el infante miraba al frente y se metía un dedo en la boca.

No pudo evitar sonreír ante la imagen, esos instintos paternales parecen florecer con solo mirar la fotografía. Aunque esa repentina felicidad se ve interrumpida. 

Una llamada entrante y como era de esperarse, pertenecía a Bright.

Esta vez Suppasit no dudó en responder. 

¡Gulf! ¿Dónde estás? ¿Por qué no respondes a las llamadas? Me tienes demasiado preocupado y Mae comienza a sospechar. ¿Estás b-...?

—Él está bien, K’Vachirawit. No tiene de qué preocuparse.

¿Quién habla? 

—Suppasit Jongcheveevat, jefe de Gulf.

Perdón K’Jongcheveevat, ¿dónde está Gulf? No es por ofender, pero me sentiría más tranquilo si pudiera hablar con Gulf.

—Lamento decirle que Kanawut se encuentra un poco indispuesto, pero como dije, no tiene de qué preocuparse. No voy a hacer nada malo.

Del otro lado de la línea puede escucharse una risa entre nerviosa y sarcástica. 

Escúcheme bien, Suppasit. No nos conocemos, hemos estado uno frente al otro por cuanto, ¿2 minutos quizás? Todo lo que conozco sobre usted es gracias a lo que se habla en redes o en la propia prensa, pero sobretodo, sé de usted gracias a Gulf. Puede que Gulf confíe en usted plenamente, puede que él le tenga aprecio, pero usted es un alfa: somos alfas. Conocemos mejor que nadie a nuestra raza. Así que no puede pedirme que permanezca tranquilo sabiendo que quien fue mi omega entró en celo y ahora está solo con un alfa puro como acompañante. Vuelvo a preguntar, ¿dónde está Gulf?

Mi omega. 

Si antes Mew no podía siquiera tragar a Bright, ahora está seguro que no podría estar más de 5 minutos con ese alfa en una misma habitación. 

—¿Quiere saberlo? Bien:  Gulf está en estos momentos en mi habitación, recostado en mi cama y cubriendo su cuerpo con mi aroma. 

Antes de siquiera dejar que Bright respondiera, colgó la llamada. Mantuvo presionado el botón de apagado por unos segundos hasta que el aparato se apagó por completo. Sin más, dejó caer el móvil sobre el sofá, como si no hubiera ocurrido nada en esos momentos. 

Estiró su cuerpo sobre el sofá, alzando los brazos sobre su cabeza. 

Suppasit estuvo rodeado en un total silencio por quizás unos 15 minutos, hasta que el sonido del elevador abriéndose lo hizo reaccionar. Sabe que se trata de Mild, de eso no tiene duda. Rápido se pone de pie y camina en dirección al omega. 

Ahí estaba Mild, con un par de bolsas que pertenecían a la farmacia que se encuentra a unas cuantas calles del edificio. 

—En serio te debo una.

—No te preocupes, me salvaste de hacer algo de lo que probablemente me arrepentiría después —respondió rápidamente, mientras buscaba con una mano entre una de las bolsas, sacando dos cajas de pastillas—. Ten, esto es para ti.

Mew tomó rápidamente ambas cajas, leyendo lo que dice cada una—. ¿Supresores? ¿Inhibidores? 

—Sí, son especiales para alfas así que toma una pastilla de cada uno.

—Mi celo vendrá dentro de dos meses, no lo necesito.

—Mew, sabemos perfectamente que te atrae el muchacho. Si no vas a tomarte las pastillas entonces toma las llaves de mi departamento y vete a dormir allá, lo que menos necesito es que entres en celo y te vuelvas loco, ¿ok? —no dejó de caminar mientras hablaba con Mew, ni siquiera se molestó en voltear a verlo. En ese instante está sacando un vaso de la alacena de Suppasit y va directamente al dispensador de agua, lo llena hasta la mitad. Tras hacer eso, miró directamente hacia —. ¿Está en tu habitación?

—Mh, sí —murmuró al tiempo que imitaba a Mild, sirviéndose un vaso de agua para beber aquellas pastillas. Por el tono de voz que Mild había empleado con él supo que no estaba jugando al decirle aquello, y Mew no tenía intenciones de irse a otro lado, no mientras Gulf se mantuviera ahí—. ¿Qué traes ahí?

—Supresores de celo, en inyección. 

Suppasit, que estaba tomando la segunda pastilla, casi se ahoga al oír aquello.

—¿Inyección? ¿Sabes cómo poner eso? —cuestionó rápidamente.

—Claro que sé, de no ser así no la hubiera comprado.

Para este punto Mild se encontraba parado frente a la puerta de la habitación, miró hacia Mew, observándolo con detenimiento. Le dedicó una suave sonrisa.

—No te preocupes, Gulf está en buenas manos.

—Lo sé, por algo fue que te llamé a ti. ¿A quién más llamaría? ¿A Jom? Es alfa.

—Ambos sabemos que soy tu única opción porque no confías en nadie más, y aunque tu hermana fuera omega, de todas formas me llamarías a mi.

Tras decir eso, Suttinut abrió la puerta de la habitación, frunciendo ligeramente la nariz por el fuerte aroma a omega. Soltó una gran bocanada de aire antes de adentrarse en la habitación, cerrando la puerta detrás suyo y colocando el pestillo inmediatamente después. 

Jongcheveevat observó la puerta cerrada por unos largos segundos, sin saber exactamente qué hacer ahora. En su cabeza no dejaban de rondar distintas preguntas, entre estas había una en específico: ¿Qué siente Gulf por él? Mew en ningún momento tomó uso de sus hormonas para atraer al omega de Gulf, no buscó invitarlo a acercarse de la manera en que se había acercado. ¿Entonces qué pasó? Es consciente que los omegas tienden a mostrarse asustados cuando un alfa que no quieren o no los atrae intenta acercarse a ellos, pero Kanawut prácticamente se le había lanzado encima cuando tuvo oportunidad.

Pronto, una sonrisa muy disimulada se asomó en el rostro de Mew.

Tal vez… Le guste aunque sea un poco. 

Y con solo ese pensamiento, el alfa interior de Suppasit brincó de felicidad. Puede que la suerte le sonría aunque sea un poco. 

Notes:

He tardado muchísimo en actualizar, lo sé. Marzo fue un mes complicado para mi. Mi laptop se averió, tuve exámenes en la universidad y mi vida fue un desastre casi todo el mes. ¡Pero aquí tienen!

Aún es muy pronto para que Gulf y Mew se enreden, pero no crean que todo esto no desatará mucha más situaciones candentes entre este par. Habrán más broncas y más por fin aclararan las cosas entre ellos, ¡estoy muy emocionada!

¿Qué les pareció? ¿Les gustó? ¿Qué más quieren que suceda? Espero estén tan emocionados como yo.

¡Hasta el próximo capítulo!

Chapter 12: Capítulo Once

Chapter Text

Cuando despierta, Gulf está totalmente desorientado. Le duele todo el cuerpo, siente las piernas y los brazos sumamente pesados y está demasiado somnoliento; todo está borroso para él, tarda un par de minutos en notar que algo está malditamente mal con él y todo lo que lo rodea. Sus ojos viajan por toda la habitación, intenta reconocer el lugar más resultante ser inútil, en verdad no sabe dónde está. Por un segundo cree que puede ser una habitación de hotel, pero descarta esa posibilidad al ver algo que lo inquieta mucho. A alrededor su hay ropa, y no se refiere a su ropa, no. Aunque las prendas que porta en ese momento no son suyas; hay un sin fin de prendas que lo rodean, además de un par de sábanas revueltas de una forma muy… peculiar. 

Kanawut reconoce de qué se trata. 

Es un nido.

Su omega interior debió haber hecho aquello cuando el lado racional de Gulf se estaban durmiendo. Estira su brazo para tomar la prenda de ropa más cercana, acercándola a su rostro para respirar el aroma que se impregna en la prenda. 

Huele a madera y cuero.

Oh, él conoce ese aroma. Si bien antes no estaba seguro de que era el aroma natural de Mew, lo confirmó ayer que lo sentí sin ninguna clase de colonia o inhibidor que intentara tapar ese fuerte aroma a alfa.

Con solo pensar en ayer, una torrente de recuerdos atacó la cabeza confundida de Kanawut. Y ninguna de las imagénes que se cruzaban por su mente lo que hacían sentir tranquilo, más bien lo hacen desesperar más. Pensándolo bien, ¿todo eso ocurrió ayer? Comenzó a buscar por todos los lados de su celular, buscaba con sus manos entre la enorme cantidad de prendas y sábanas que tienen impregnado el olor a cuero y madera; es tan fuerte que parece que Suppasit estaba en la habitación con él. Pronto se colocó de rodillas sobre la cama, lanzando las prendas por todos lados más no conseguía encontrar nada.

—¿Dónde diablos está? —Bufó, estaba por lanzar una de las mullidas almohadas, cuando escuchó el sonido de una puerta abriéndose. Giró el torso hacia donde provenía el sonido, esperaba encontrarse con Mew, pero en su lugar se encontró con Mild.

—Nos despertamos bravos —exclamó Suttinut. El aspecto de leve lo deja en evidencia, es fácil de conocer que acaba de despertar y que no durmió muy bien que digamos—. Oh, debes tener hambre y sed, aquí tengo un par de botellas de agua —dio media vuelta, regresando al lugar de donde salió. Kanawut se sintió demasiado curioso y confundido, más que nada curioso. ¿Qué hace Mild ahí? De los pocos y borrosos recuerdos que pasan por su mente no recuerda haber visto a Suttinut en ningún momento. No pudo evitar seguir al otro omega, walking a paso algo apurado en dirección a la puerta abierta. Puerta que conectaba la habitación principal con un enorme closet, exageradamente grande a decir verdad; la ropa ni siquiera era suficiente por lo que aunque algunos espacios vacíos, también hay una gran cantidad de ganchos tirados en el suelo, 

En medio de lo que Gulf ahora denomina como vestidor, hay un sofá para dos personas. Puede visualizar un cojín en uno de los extremos y una manta color blanco arrugada en el centro del sofá. Miró hacia Suttinut, que caminaba de regreso con una bolsa de plástico en la mano de donde sacó una botella de agua sin abrir.

—¿Cómo te sientes? ¿Tu celo se ha disipado? —Preguntaba con voz suave, acercando la botella a Gulf para que este la tomara.

—P'Mild… ¿Desde cuándo estás aquí? Y dónde… 

—¿Dónde está Mew? —Completó la pregunta—. Bueno, no sé a qué hora llegué exactamente, pero fue hace una noche, sábado en la madrugada. Oh mar, ayer.

—¿Ayer? —Su salió voz un poco más elevado de lo esperado—. ¿Que día es hoy? 

—Domingo, fue difícil lograr contrarrestar tu celo, tuve que aplicar dos dosis de supresores inyectados —Kanawut se llevó la mano derecha en dirección a su brazo izquierdo, tocando debajo de su hombro, ahora que lo pensaba, sintió una pequeña molestia en la zona . Es consciente de los lugares en los que se aplican esas inyecciones—. Perdón si te lastimé o si te incomoda utilizar inyecciones, pero no tenía muchas opciones, sobretodo teniendo a un alfa puro del otro lado de la puerta, eh.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Gulf, provocando que se le erizara la piel. La mención de Mew le ponía los nervios de punta, y con mucha razón. Es capaz de recordar las cosas que pasaron durante el evento y aunque después las cosas se ponen algo turbias en su cerebro, es consciente de algunas de las cosas que su omega hizo hacer cuando estaba tomando el control de su mente y cuerpo.

Besos, caricias, gemidos, palabras

Joder, recordaba pocas de las frases que salieron de sus labios y en verdad se sintió avergonzado. 

“Jamás me arrepentiré de hacer algo para ti, Phi. Haría cualquier cosa por ti ”

Otro escalofrío más.

Decidió volver su atención a Mild, alejándose lo más posible de esos tormentosos recuerdos—. Entonces es domingo —murmuró, abriendo la botella de agua en sus manos para darle un largo trago—. Dios, estuve inconsciente más de 24 horas.

—Tu cuerpo luchó contra los supresores… Tu omega interior no quería que tu celo se suprimiera, pero al final perdió. Aunque sí fue un poco tardado.

El universitario soltó un largo y pesado suspiro, se permite relajar sus hombros por un pequeño momento. Esta vez estando un poco más relajado, se da a la tarea de mirar con atención la ropa que lleva puesta: consiste en una camisa blanca de algodón y un pantalón de pijama que está siendo sujetado con los cordones del mismo. La ropa no es suya, evidentemente, la camisa le queda visiblemente grande y el pantalón sólo se queda en sus caderas por obra de los cordones, de no ser por estos lo más seguro es que los pantalones estuvieran en el suelo. Una pregunta comenzó a rondar en la cabeza: ¿Quién le cambió la ropa? Esa duda comenzó a ponerlo nervioso, caminó hasta el centro del vestidor, tomando asiento en el cómodo sillón, jugando con la botella de agua que Suttinut le había dado. 

—¿Quién me…? —Mordisqueó su labio inferior, mirando con un poco de vergüenza a Mild, quien permanece de pie frente a él—. ¿Quién me cambió la ropa?

El publicista alzó las cejas en dirección a Gulf, segundos después comprendió la razón por la que se notaba tan nerviosa por preguntar. Comprende el sentimiento de nervios o quizás de preocupación que debe estar sintiendo Kanawut en esos momentos.

—No te preocupes, Mew no ha entrado a la habitación. Desde que te dejó en la habitación no ha vuelto a entrar. Así que, fui yo quien se encargó de cambiar tu ropa, lo cual fue muy difícil teniendo en cuenta que mides unos 10 cm más que yo —se burla un poco, acercándose al sofá para de igual forma tomar asiento junto a Gulf, aunque mantuvo su distancia para no hacer sentir incómodo al otro. Hay tan solo unos breves segundos de silencio, hasta que vuelve a animarse a hablar—. Debes querer darte una ducha, también debes tener hambre —apoyó sus manos sobre sus rodillas, impulsando su cuerpo para ponerse de pie nuevamente—. El baño está detrás de esa puerta —señaló—. Tiene todo lo que necesitas y por la ropa no te preocupes, mandé a Mew a comprar ayer un paquete de boxers nuevos y ropa de tu talla. Iré por la ropa y te la dejaré en la cama, ¿te parece?

Le dedicó una suave sonrisa a Kanawut, le iba a dar la espalda a Gulf cuando este lo detuvo. 

—¡P'Mild! —El nombrado volteo inmediatamente, un poco sobresaltado por el grito—. ¿Tú podrías… Ayudarme a deshacer el nido? —En su voz se escucha un pequeño deje de vergüenza—. No quisiera que P'Mew lo viera… 

Suttinut miró con ligera sorpresa a Kanawut, más inmediatamente accedió a lo que pedía.

—Claro, yo me encargo de arreglar todo. 

Tras un pequeño agradecimiento por parte de Gulf, Mild salió del vestidor mientras que Gulf se dirigía al baño. Quería darse una ducha larga y pensar con claridad todos los sucesos recientes, también debe prepararse mentalmente para enfrentar a su jefe. Debe afrontar las consecuencias de sus acciones y sobre todo, afrontar lo que su jefe vaya a decir de él cuando lo vea cara a cara. 

Tan solo espera que sus acciones no vayan a tener repercusiones en su trabajo.

 


 

Su fin de semana ha sido de lo más pesado, ¿y cómo no? Ha tenido problemas con mantener bajo control a su alfa, ha cuestionado varias de sus acciones (apagar el teléfono de Kanawut es una de ellas) y su insomnio lo ha estado matando por dos días, pero, ¿Cómo dormir cuando tiene al que parece ser el omega perfecto para él luchando contra su celo? Sus ganas de irrumpir en su propia habitación y ayudar a Gulf a lidiar con su celo han estado presentes todo el fin de semana, más ha tomado uso de todo su autocontrol para mantenerse lo más lejos posible de su habitación. Estuvo durmiendo en su oficina, utilizando un viejo colchón inflable que tenía guardado para visitas, ya que dormir en la sala es algo que dejó totalmente descartado cuando el dulce aroma a rosas y chocolate comenzó a filtrarse debajo de la puerta de la recámara, 

Se salir de su oficina hace tan sólo unas horas, cuando se fijó que el aroma de su asistente ya no estaba por todos lados y podría mantener bajo control a su alfa interior que, a estas alturas, debe estar durmiendo por la cantidad de supresores que ingirió el día de ayer. Fue directamente a la cocina en busca de algo que desayunar, aunque su usual hora para desayunar ya pasó hace un par de horas. Sacó del refrigerador cuatros huevos, para después buscar entre los gabinetes la olla que utiliza para hacer huevo cocido. Terminaba de verter la cantidad de agua suficiente para poner a hervir los huevos, cuando escuchó con claridad la puerta de la habitación ser abierta.

Los claros pasos que se dirigen hacia él llaman su atención. Pronto se encontró con Mild entrando a la cocina.

—Oh, ya estás despierto.

—Técnicamente no he dormido nada en estos dos días, solamente me mantuve encerrado, lejos de…

—¿La tentación? 

—Muy gracioso —bufó—. ¿Qué haces fuera? 

—Bueno, no es por alarmarte pero “la tentación” acaba de recuperar la conciencia y está tomando una ducha en tu regadera.

Suppasit pasó saliva por la garganta, tratando de mantener sus pensamientos en paz, pero la sola idea de Kanawut desnudo bajo la regadera le provocó un estremecimiento. Ahora se da cuenta que no es necesaria la presencia de su alfa interior para pensar en esa clase de cosas. Humedece sus labios y aclara suavemente su garganta.

—Entonces… ¿Puedo entrar a mi habitación ya? 

—¡Ja, ja, ja! No me hagas reír —exclamó Mild—. Lo que vas a hacer es un muy buen desayuno para los tres, porque Gulf debe estar muerto de hambre después de casi dos días sin comer. 

El alfa no podía dar queja alguna, sobre todo porque Suttinut tiene toda la razón; Kanawut debe tener bastante hambre, después de tanto tiempo sin probar más que barras de proteínas que Mild se encargó de comprar y beber litros de agua. Los estros de los omegas suelen ser más cansados que los de los alfas, por el simple hecho que suelen tener una mayor duración de días, dependiendo mucho de la persona y la fuerza de control que tenga sobre su omega. Por suerte los supresores fueron de gran ayuda, de no ser por estos, Mew no está seguro de cuánto tiempo habría permanecido Gulf bajo los efectos del celo. 

Se limitó a suspirar pesadamente, dando media vuelta para mirar los cuatro huevos que había sacado del refrigerador minutos antes. Ahora debería que ingeniárselas para preparar un desayuno decente para Kanawut. 

¿Le gustaran los panqueques? Fue lo único que pudo pensar en esos momentos, mientras buscaba entre sus estanterías la harina e iba hacia el refrigerador en busca de leche, tocino y mantequilla. Era algo fácil de hacer, no tan laborioso y seguramente sería suficiente para calmar el hambre de Gulf. 

También debe mantener la calma y dejar durmiendo a su alfa, ahora con todas esas hormonas totalmente drenadas de su cuerpo será más fácil hablar y aclarar todo con Gulf.

O al menos eso espera.

[...]

A los 10 minutos Mew ya tenía el desayuno listo, había colocado platos, vasos y cubiertos en la mesa, una torre de panqueques con tocino a un lado, al igual que había sacado la miel de la despensa para acompañar el desayuno. Está por regresar a la cocina en busca del jugo que Mild se había encargado de comprar el día anterior, cuando escuchó que la puerta de la recámara ser abierta. Dirigió su mirada hacia donde proviene el ruido, encontrándose inmediatamente con Gulf.

Kanawut iba saliendo de la habitación con la ropa que el mismo Suppasit había conseguido en la tienda más cercana. Consistía en una camisa manga larga roja y unos pantalones de mezclilla holgados. Cruzaron miradas por unos breves segundos, hasta que Gulf realizó un Wai , murmurando un suave “buenos días” hacía Mew, quien no pudo evitar sonreírle.

—Ven a sentarte, debes tener hambre —fue lo primero que logró articular el CEO, señalando la mesa—. Iré por el jugo de naranja. 

El omega asintió lentamente, se ve claramente avergonzado y nadie lo puede culpar en ningún momento. Porque, mierda, después de lo sucedido cualquiera está en su derecho de sentirse avergonzado. Si por él fuera, hubiera preferido escapar del penthouse y no volver a mirar a Mew durante un largo tiempo, pero no puede hacer eso. Porque Mew es su jefe y Gulf no está dispuesto a perder su trabajo bien pagado por algo que no pudo controlar ni prevenir. 

En un total silencio caminó hasta la mesa, tomando lugar en una de las esquinas, frente a uno de los platos aún vacíos. Su estómago gruñó con sólo ver aquella torre de esponjosos panqueques, que parecían estar por derrumbarse, se le hacía agua la boca. El olor de los panqueques y el tocino le hacen cosquillas en la nariz, humedece sus labios. Aún con toda esa hambre, quería esperar que a que Mew regresara al comedor y que Mild también se uniera al desayuno.

Cuando Mew regresó al comedor, dejó el jugo junto al plato de panqueques y tomó asiento en la cabeza de la mesa, junto a Gulf. 

—Toma todos los que quieras —exclamó, mientras tomaba un tenedor y con este, dos de los esponjosos panqueques y los colocaba en el plato de Kanawut. Mantuvo una sonrisa suave, lo cual hacía que sus ojos se volvieran aún más rasgados; aunque esa expresión duró muy poco tiempo, gracias a que las dudas comenzaron a abordar su cabeza—. Eh, ¿si comes esto, verdad? Por… Porque si no es así puedo preparar algo más, no es ningún problema, en serio.

Gulf soltó una ligera risa, mientras se rascaba un poco su antebrazo izquierdo. Esa actitud nerviosa de Mew era algo totalmente nuevo y le resultaba bastante… linda esa faceta.

—Está bien Phi —murmuró—. Si como panqueques, solamente estaba esperando que tú comenzaras.

No te preocupes por mi, debes estar hambriento después de dos días sin comer. 

La respuesta que recibió fue una pequeña risa cargada de vergüenza, mientras Kanawut alcanzaba con una mano la miel y vertía un poco sobre los panqueques. Estaba llevándose el primer bocado, cuando los pasos veloces de Mild irrumpieron el lugar. 

—¡Oh, diablos! Eso se ve delicioso.

—Entonces siéntate, hay suficiente para los tres —habló Mew, al mismo tiempo que tomaba un poco de tocino.

—Me encantaría, pero acabo de recibir una llamada y tengo que irme lo antes posible —exclamó cuando se dirigía al sofá donde tenía una mochila con sus cosas; mochila que le pertenecía a Mew, pero se la había sacado del closet para poder meter sus pertenencias y hacer más fácil el llevarlas—. Buen provecho, nos vemos mañana en la oficina. Eh, Mew —el mencionado alzó una ceja, mirando con curiosidad a Suttinut—, ¿me acompañas a la puerta?

—Estoy-

—¡Acompañame! 

Suppasit pegó un brinco en su silla, frunciendo el ceño hacía Mild. Comenzó a murmurar un repertorio de cosas, mientras se ponía de pie y alcanzaba al omega. 

—¡Adiós Golfo! Buen provecho.

—Adiós Phi, y gracias por tu ayuda. 

—No hay de que —tras eso, Mew empujó suavemente a Suave por los hombros, haciendo que apresurara el paso a la salida. Abrió la puerta y se hizo a un lado para dejar el paso libre para Suttinut, más este no salió al instante—. Ok, escúchame Mew. Sé que odias que cualquiera se meta en tu vida privada, sobre todo cuando se trata de tu vida amorosa, pero… Es evidente la atracción que sientes por Golfo, creo que para este punto es imposible negarlo.

-Templado… 

—Lo que quiero decir es… habla con él, ¿si? Es posible que le gustes a Gulf y él parece ser un buen chico.

—Hay muchas cosas que se interponen entre él y yo —murmuró—, debo… aclarar todo con él antes de atreverme a dar otro paso. 

Con solo escuchar esas palabras de parte del alfa fue suficiente para hacer sonreír a Mild enormemente. Eso es lo que quería escuchar, aunque sea un poco de determinación de parte de su amigo. Alzó sus pulgares arriba y murmuró varias palabras de apoyo antes de girar sobre sus talones y salir del departamento. 

Mew se quedó parado en la entrada por unos segundos, primero mientras veía un leve irse de ahí por el elevador y después se tomó un par de segundos más frente a la puerta cerrada. Intentó mantener la calma, relajar su mente y cuerpo, además de darse cuenta de un par de palabras de ánimo para recuperar esa confianza que perdió hace unos años. Tiene un largo tiempo sin tratar con un omega de forma… sentimental, así que acercarse a Gulf podría resultar algo difícil en esos momentos. Debe esforzarse para que todo salga bien y no termine arruinándolo como en ocasiones anteriores.

Comenzó su camino de regreso al comedor, donde se encontró con Kanawut sirviendo jugo en ambos recipientes, para después llevarse uno de estos a los labios para beber del jugo de naranja. Cuando Suppasit se acercó a la mesa, Kanawut lo miró y sonrió en su dirección.

—¿Sabe bien? —Preguntó Mew, era lo mejor que se le ocurrió para iniciar una conversación y así no caer en un silencio incómodo con su asistente.

—Mucho Phi, están realmente deliciosos.

Suppasit se sentó aliviado de oír eso, mientras también se llevaba un bocado a la boca con tranquilidad. Hubo una conversación neutral, tomando temas lo más alejados posible de la vida personal de ambos, así como también lo que ocurrió la noche del viernes en el evento; están avergonzados, Gulf más que Mew, y es evidente que este último no quiere terminar incomodando al omega. Tan pronto como terminaron de desayunar, Kanawut agradeció por la comida y se puso de pie, primero tomando el plato y vaso que ocupó, para después inclinarse hacia Mew, con intenciones de tomar los trastes que ocupó este. 

—Espera —exclamó Suppasit, tomando por la muñeca a Kanawut—. No tienes que llevarlo, yo lo haré. 

Aunque el omega interior de Gulf se encuentra dormido (gracias a todo lo que pasó el fin de semana), siente como algo en su interior salta de emoción ante el contacto de la amplia mano de Mew alrededor de su muñeca. Por un segundo creyó que el plato y el vaso se le iban a resbalar de las manos.

—N-no se preocupe Phi, puedo hacerlo… Además, usted ha hecho mucho por mi en estos días. 

Esa simple oración provocó un cambio en el rostro de ambos, porque eran conscientes de todo lo que ha pasado en “estos días”. Suppasit sent que era el momento perfecto para comenzar a hablar del tema y dejar los nervios a un lado, no podría evitar hablar de eso, porque si lo hacían, provocarían una mayor incomodidad cuando el tema saliera a flote sin siquiera quererlo. Aún con la idea de hablar del tema en mente, el silencio que se generó en ambos fue aprovechado por Kanawut, que huyó en la dirección a la cocina con los platos y vasos usados en las manos. 

El alfa no tardó nada en seguirlo, fue tras de él, colocándose a una distancia prudente en lo que el Omega colocaba los trastes usados en el lavaplatos y comenzaba a fregar estos. Es obvio que está intentando evitar mirar en la dirección del alfa, no se atreve a encararlo y es comprensible, pero Mew no piensa dejar ir la oportunidad que tiene entre manos en ese momento. Sus ojos se plasmaron en la espalda de Gulf, recorriendo con su mirada la delgada figura; observar la silueta de la cintura estrecha provocó una sensación de náuseas en su estómago, no de mala manera, solamente los nervios saliendo a flote. Tuvo que apartar la mirada para poder mantenerse bajo control, ya que en sus pensamientos comenzaba a rondar la idea de estrechar esa bonita cintura con sus brazos y llenar la nuca de Kanawut con suaves y húmedos besos.

—Gulf, quería preguntarte si… ¿recuerdas lo que sucedió? —El ruido del cristal golpeando el lavabo se hizo presente, a Gulf casi se le resbala un vaso de las manos—. Probablemente no quieras hablar del tema, pero… 

—Lo Phi —habló lo suficientemente alto para que Mew escuchara, aunque no parece tener la intención de darse la vuelta—. Es difícil olvidar una situación tan… vergonzosa —mientras hablaba, estaba terminando de colocar los vasos a un costado del lavaplatos, para dejarlos secar. El sonido de la llave siendo cerrado nervioso a Mew, las palabras que salieron de la boca de Gulf lo hicieron sentir un poco mal, sobretodo por el tono tan apagado que este estaba empleando—. Desde que desperté he pensado en la en la que lo metí en el evento. Fui un tonto e irresponsable, no quiero que piense que todo fue a propósito, yo… 

En ese instante, los nervios de Mew se disiparon. ¿Está escuchando bien? Frunció el ceño, mirando desde atrás como Gulf apretaba las manos en puños sobre el lavabo, parecía estar temblando. 

Mew creyó que recibiría un reclamo, por haber estado por sobrepasarse con el chico, por haberlo tocado, besado y deseado cuando Gulf se encontró en un estado de debilidad gracias al celo. ¿Pero que está escuchando en su lugar? A su asistente culparse de lo sucedido. 

-Golfo… 

—Lo siento mucho Khun. Hice una escena en el evento del viernes, usted terminó golpeando a alguien, los fotógrafos hicieron fotos de lo ocurrido, lo puse en una mala situación todo gracias a un descuido y, aún después de todo, me ayudó, me trajo a su departamento y cuidó de mí. Me comporté mal, fui caprichoso y… 

-¡Golfo! ¿Qué tonterías estás diciendo? 

Para este punto, Mew ha tomado del brazo a Gulf y lo girar para verlo cara a cara. En el rostro de Kanawut se refleja una expresión avergonzada, sus ojos están ligeramente irritados y bastante brillosos, parece estar a punto de llorar. Eso alarmó demasiado a Suppasit, definitivamente esa no era la reacción que esperaba, mucho menos quería que su asistente se echara toda la culpa de lo ocurrido. Él sabe que fue un descuido, algo accidental que ninguno esperaba que sucediera. 

—Perdón… probablemente ahora piense lo peor de mi.

—Oye, oye, cálmate un poco, ¿sí? —Suavizó su agarre, bajando su mano desde el antebrazo de Gulf, hasta la muñeca de este, being lo más cuidadoso y suave posible—. Nada de lo que sucedió fue tu culpa, ¿okay? A cualquiera puede pasarle. Además, ¿por qué pensaría mal de ti? —Mientras su mano izquierda está sobre la muñeca de Gulf, su mano derecha ha subido hasta acariciar la mejilla de este, evitando que aparte la mirada.

—Porque salte sobre usted apenas tuve oportunidad, me ofrecí y lo besé, y dije cosas que de seguro lo haría tener otras ideas sobre mi.

—Te dejaste llevar. 

—¡Me dejé influenciar por mi omega! 

No eres el único que se dejó influenciar por su subgénero, también me dejé llevar.

—Pero hice mal Phi, no debí caer en mis bajos instintos y deseos de mi omega.

Mew en serio quería golpear a Gulf, darle una palmada en la frente y hablarle en alto para hacerlo entender que aquello no era su culpa. el propio Mew se ha visto totalmente nublado por su lado alfa, el incidente del jueves es un claro ejemplo que hasta los más puros alfas suelen perder el control. Aunque no es consciente de cómo se lleva Gulf con su lado omega, jamás sería capaz de culpar por algo como lo que ocurrió la noche del viernes. 

Se tomó unos segundos para respirar profundo, calmar su estado de ánimo y también para darse un pequeño regaño. ¿Qué le pasa? Ni porque su alfa está dormido puede mantener su estado de ánimo bajo control. Así se da cuenta que no es su alfa el que lo hace hacer estupideces o pensar en cosas indebidas cuando se trata de Kanawut, sino es él mismo. Se trataba de esa parte impulsiva que hace mucho tiempo se había encargado de poner en una caja bajo llave, más de alguna forma ha logrado salir de ahí y hacer de las suyas para dominar su mente. 

—Deja de disculparte, no quiero oír ese tono lastimero y tampoco quiero ver esa cara triste, ¿ok? —La mano derecha de Mew acarició suavemente el rostro de Gulf—. Jamás pensaría mal de ti. Y sé que mi comportamiento antes del evento fue el de un idiota, pero estoy teniendo sentimientos encontrados desde que… ese alfa se presentó en la oficina. 

En ese momento, Gulf reaccionó, ignorando todos los pensamientos negativos que se presentaron en su cabeza antes. Alzó las cejas y su mirada no se apartó del rostro de su jefe, sintiendo una curiosidad infinita en esos momentos. ¿Qué quiere decir Mew con eso?

La mirada curiosa de Gulf incitó a Mew a continuar con lo que decía. Ya no había vuelta atrás, era ahora o nunca. 

—Probablemente no debería hacer esto, porque no quiero que pienses mal de mi, pero tengo que decirte algo… —tomó una respiración profunda, tratando de darse el valor para continuar hablando—. Había estado toda la semana intentando comprender los sentimientos que llevo dentro, traté de empatizar con mi alfa y ese comportamiento que ha estado teniendo cada que te encuentras a mi alrededor y —se mordió el labio inferior, mirando directamente a los ojos de Kanawut. Oh, mierda, vaya que esa mirada lo pone nervioso—, tengo sentimientos encontrados hacia ti. 

—¿Sen… Sentimientos? ¿Cómo-?

—Me gustas, Gulf. Me atraes demasiado y no sé desde hace cuanto tiempo pero después de pensarlo tanto, sé que me gustas demasiado —Kanawut parecía querer decir algo al respecto, más Suppasit continuar hablando—. Y puede que no me creas, que pienses mal de mi, porque soy tu jefe y esta clase de cosas no deben pasar, pero lo digo en serio. Además, ¿cómo no caer a los pies de alguien como tú? Tan atractivo, decidido, con esas ganas de salir adelante; eres un excelente omega, más sobretodo eres una excelente persona, según lo veo. Haber descubierto de la manera en que pasó que tienes o tenías a un alfa en tu vida me tomó por sorpresa y me hizo actuar mal, yo-

Antes de poder continuar con todo ese palabrerío que comenzaba a volverse de lo más extraño y sin sentido, las manos de Kanawut tomaron su rostro con delicadeza, ganándose su total atención en cuestión de segundos. Sus palabras quedaron atoradas en su garganta y miró directamente a los ojos del omega.

- Por favor, para de hablar —Mew pasó saliva al escuchar la suave voz de Gulf—. Es… muy lindo de tu parte Phi, tus sentimientos y todas esas palabras, pero no me conoces. No nos conocemos —murmuró con voz lastimera—. Estuve casado, tengo un hijo pequeño, a quien no puedo dejar de lado por… un enamoramiento que no sé cuánto va a durar.

—No te estoy pidiendo que dejes todo por mí —murmuró—, no quiero que cambies nada de ti. Lo que quiero es —subio su mano izquierda para tomar una de las manos que sostiene su rostro con suavidad, la alejó suavemente para así poder dejar su casto beso en la palma ligeramente húmeda— conocerte. Quiero saber quien es Gulf, no Kanawut Trapipattanapong, mi asistente; quiero conocer a Gulf, el estudiantes de universidad, el padre, amigo y, si me es posible, amante. 

—¿Qué pasará con Jai…? 

Mew soltó una suave risa—. Te quiero a ti, con todo el paquete completo. Y si tengo que convencer y acoplarme a un niño pequeño, lo haré.

En los ojos de Kanawut se reflejó un brillo lleno de ilusión y esperanza, por el iris se asomó ese precioso color oro rosa que reflejaba a su omega interior. Eso quería decir que le gustaban las palabras de Suppasit, le gustaban demasiado. 

Acercó su rostro al ajeno, desviandose un poco de los labios para depositar un suave beso en la mejilla de Jongcheveevat. Acción que arrancó un suspiro lleno de placer de la boca del alfa, parecía estar a punto de ronronear.

—Todo será a su tiempo, nada de apurarnos y saltarnos pasos, ¿ok? —Apoyó su frente con la del contrario, dedicándole una suave y tímida sonrisa.

—Será al ritmo que tú decidas, Gulf.

Chapter 13: Capítulo Doce

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

«Hablemos de lo que ha hecho estallar las redes sociales este fin de semana… —la mujer en pantalla golpeó los papeles que tenía en las manos sobre su escritorio, sin dejar de mirar directo a la cámara—. Como muchos sabrán, uno de los más grandes eventos de caridad fue llevado a cabo la noche del viernes, donde grandes familias, empresarios y famosos de Tailandia hacen acto de presencia, y quizás deberíamos hablar acerca de las grandes donaciones, pero esta vez nos centraremos en alguien en específico: Suppasit Jongcheveevat.

¡Así es! Después de 5 años, Khun Suppasit, hijo mayor de la familia Jongcheveevat, actual CEO de Suppasitoont hizo acto de presencia en un evento social. Y si eso no es suficiente para llamar su atención, hay que recalcar que llegó acompañado de un atractivo Omega, que se especula es unos cuantos años menor que él. Hay que admitir que se ven bastante estéticos juntos, el muchacho misterioso posee un enorme atractivo visual y qué decir del estilo y porte que tiene —en la pantalla se reproducen varias fotografías que le fueron tomadas al omega. 

Todos están hablando del atrevimiento de Mew al aparecerse después de las acusaciones de acoso sexual y abuso físico que se presentaron en su contra, adermás de las demandas por difamación, robo y violación a su contrato laboral que presentó en contra de su en ese entonces asistente y pareja. Presentarse con el omega misterioso el viernes fue una bomba, ¡las redes están que arden! Sobre todo por la manera en que Suppasit cerró la noche, ya que horas más tarde hubo una especie de incidente, cuando nuestro omega misterioso entró en celo y las cosas se salieron un poco de control… Gracias a que otro alfa, considerado también un gran empresario intentó aprovecharse de la situación del omega, pero por suerte Suppasit actuó rápido y salió en defensa de su acompañante. Lamentablemente no poseemos videos del momento exacto en el que empezó todo, pero sí un par de fotos que los fotógrafos que trabajaban ese día en el evento… »

 

 

Noppakao salió inmediatamente del video que se reproducía en la computadora de su oficina, soltando un gruñido cargado de molestia. ¿Qué creen los medios para exponer de esa manera un tema tan delicado? Solamente harán que se creen especulaciones y provocaran que los reporteros vuelvan a acosar a Suppasit y eso si que lo molestaba. No quiere que su amigo vuelva a caer en lo mismo, no ahora que las cosas parecen ir tan bien para él. Tampoco quiere que acosen a Kanawut. El chico se ha esforzado tanto para mantener un bajo perfil, para que ahora le suceda esto.

Y Kao no solo está enojado por la situación de los medios de comunicación, sino también porque no ha sabido absolutamente nada de su mejor amigo en esos días. ¡Ni siquiera Mild le ha dicho algo! Se siente totalmente excluido de la situación, cuando él es quien ha estado empujando a Mew para que se atreva a dejar salir sus sentimiento, además de que es el más sabe de la situación de Gulf. ¿Cómo es que ahora es un “cero a la izquierda”? Vaya que eso lo molesta. 

Ha intentado innumerables veces llamar al celular de Mew y Mild, lo único que recibió fue una respuesta de lo más corta por parte del omega. Un “todo está bien”. ¿Todo está bien? ¿En serio? ¡Mierda, digan algo más! La desesperación se lo está comiendo vivo, al igual que el trabajo. Al no estar Mew en su puesto, Kao se vuelve el encargado inmediato para ver por la empresa, cosa que no le molestaba, porque él podía ser igual o más responsable que Suppasit, pero la incertidumbre lo estaba matando en esos momentos; verdaderamente no está en lo que debe y eso únicamente lo cansa más de lo debido. 

Mira por la ventana de su oficina, que si bien no es tan grande como la de Mew, si es de un tamaño considerable. Hay bastantes nubes en el cielo, quizás llueva por la tarde o de pérdida en la noche. Su mente divaga por unos minutos, intentando desviar su atención de todos esos asuntos que lo han estado atormentando desde la noche del viernes. 

Pronto, su celular comenzó a vibrar sobre su escritorio, notificando la llegada de un par de mensajes. Inmediatamente toma el aparato con su mano derecha, desbloqueando la pantalla y yendo directamente a la aplicación de LINE. Se llevó una enorme sorpresa al notar que los mensajes eran de Jongcheveevat. 

Kao prácticamente saltó de su cómoda silla, leyendo dos veces los mensajes de Suppasit. Solo hay uno que verdaderamente le interesaba. 

“Baja a recepción, estoy aquí”

Eso sí que lo tomó desprevenido. ¿Cómo no? Es domingo por la tarde, hay muy pocos empleados laborando en las oficinas, como en el área de diseño, donde según sabe solamente está Wanarat, que si bien este podría trabajar en casa, por algún motivo se ha presentado ese día en las oficinas. Prefirió no cuestionar más las razones por las que Suppasit se presentó ese día, en su lugar se apresuró en tomar el elevador. Tenía muchas preguntas por hacer y no iba a desaprovechar la oportunidad de bombardear a Mew con todas ellas. 

Se apresuró en salir de su oficina, encontrándose con un par de escritores que terminaban de escribir la última entrevista que la revista hizo, les anunció que iría a recepción por un rato y que después regresaría a darle un vistazo al trabajo que están realizando. Presiona el botón para llamar al elevador, puede notar como la flecha brilla anunciando un descenso, espera con tranquilidad, golpeando el piso con la suela de su zapato izquierdo. Cuando la puerta del elevador se abre, en el interior se puede ver a War buscando algo en los bolsillos de la mochila que siempre trae con él. En el rostro de Kao se posa una sonrisa bastante leve, aclara la garganta para captar la atención de War; este levanta la mirada inmediatamente.

—Oh, Khun —saludó, realizando un wai—. Creí que no venía los domingos.

—No suelo hacerlo —respondió al mismo tiempo que entraba en el elevador—. Pero como Mew me ha dejado a cargo y también debo cerciorarme de un par de asuntos de mi área, preferí venir a terminar un trabajo y revisar otras cosas en persona. Y por favor, solo dime Kao.

Wanarat negó repetidas veces con la cabeza, regresando su atención a su mochila para seguir buscando en su interior. Al cabo de unos segundo, Wanarat logró encontrar lo que buscaba: su celular. Revisó rápidamente las notificaciones, hasta que encontró una que captó su atención, lo suficiente para hacerlo soltar una leve exclamación.

—¿Gulf está aquí?

—¿Ah? —Noppakao volteó hacia Wanarat, alzando las cejas—. ¿En serio?

—Me envió un mensaje hace unos minutos, dice que subió a la oficina de K’Suppasit a buscar algo y que bajará al área de diseño —murmuró War, mientras movía sus dedos en el teclado para responder el mensaje.

¿Acaso vinieron juntos? Se preguntó Kao inmediatamente. Que Mew y Gulf estén ahí al mismo tiempo es una clara señal de que llegaron juntos. Eso le responde algunas dudas, pero también le crea otras. ¿Mew y Gulf pasaron el celo de Gulf juntos? De solo pensar en esa situación le crea una extraña sensación en el estómago, no una mala, más bien un sentimiento de calma y un poco de felicidad. Se siente feliz de que exista la probabilidad de que Mew se abra a otra persona que no sean sus familia, Mild o al mismo Kao. 

También siente tranquilidad. 

Si ellos llegaron juntos, entonces ninguno se metió en problemas, además de que las probabilidades de que tengan problemas entre ellos se vuelven casi nulas. Tal vez el que Kanawut entrara en celo no fue algo tan malo, después de todo.

—¿Volverás a subir? —cuestionó Kao, mirando como los números que marcan los pisos descendían segundo con segundo. Cada vez más cerca de llegar a la recepción.

—Sí, pero primero iré a comprar algo para almorzar, muero de hambre. 

No hay más charla entre ellos, cuando el elevador llega al piso destinado, ambos bajan y caminan a la par. Kao busca con la mirada a Mew, volteando a todas partes sin tener mucho éxito. ¿Dónde…? 

—¡Phi, ¿ese no es K’Suppasit?! 

Sus ojos viajan en dirección a donde Wanarat punta, y lo que sus ojos captan lo descoloca por completo. 

A unos cuantos metros se puede ver a varias personas intentando acercarse a dos hombres, para ser más específicos, dos alfas que parecen tener un altercado. Se puede reconocer inmediatamente el rostro enfurecido del CEO Jongcheveevat, que tiene tomado por la camisa a otro hombre, hombre que Kao no conoce, es un total desconocido; bueno, lo es por muy poco tiempo, cuando escucha a Wanarat mencionar un nombre, ligeramente conocido para él. 

“Bright”.

Ese nombre se ha escapado de War, por lo que la cabeza de Kao se esfuerza por recordar dónde diablos había oído ese nombre. Fácil, el asistente del CEO fue quien le proporcionó ese nombre.

—Maldita sea —exclamó, apresuró el paso, mirando a War por última vez—. ¡Llama a Gulf!

Estaba a nada de llegar a ambos alfas, le faltaba quizás metro y medio, cuando escuchó un fuerte gruñido, seguido de la voz de alfa que Mew tanto mantiene callada. 

—¡Él no es tú omega! —lo siguiente que Kao vio, fue como Suppasit le daba un fuerte empujón a Vachirawit y a continuación, su puño cerrado se estrellaba en el rostro del abogado—. ¡Es mío!

Y el verdadero problema comenzó.


Han tenido que hacer una parada en las oficinas, gracias a que Suppasit necesitaba revisar un par de cosas y, si era posible, hablar con Noppakao para ponerse al día de lo que se perdió antes de poder llevar a Kanawut a casa. El fin de semana fue bastante duro para ambos, fue verdaderamente una montaña rusa de emociones, teniendo en cuenta de que tanto su alfa como omega estuvieron por tomar el control total de ambos, los actos impulsivos como besos y roces, la conversación un poco incomoda y la confesión en la cocina. Definitivamente es demasiada carga emocional, pero ambos están mucho más cómodos luego de aclarar esos malos entendidos, aunque aún les quedaba mucho por hablar.

Kanawut ha aprovechado para subir buscar un cargador de repuesto que al parecer siempre mantiene en su escritorio, debido a que su celular se había quedado sin batería —obra de Mew, aunque eso no lo sabe Gulf—, también aprovecharía a revisar si Wanarat está en el área de diseño, con intención de ponerse al día con los posibles avances que el diseñador tuvo el sábado. Mientras que Suppasit esperaba con paciencia en la recepción del edificio la llegada de Noppakao, aunque se había tomado su tiempo para mandarle el mensaje pues quería darle un poco más de tiempo a Kanawut para hablar con Wanarat y cargar el móvil, debía hablar un par de cosas con Kao, ponerse al día con lo que ocurrió el sábado y, si era posible, saber un poco más de lo que ocurrió después de que huyera del evento con Kanawut. Se había mantenido totalmente desconectado, así que no estaba al día con absolutamente nada.

Revisa con tranquilidad los correos sin leer, manteniéndose bastante centrado en ello que no se fijó en la presencia de alguien, que se acercaba a paso veloz a él. Fue hasta que sintió un fuerte y amargo aroma a café que se preocupó de alzar la mirada. Frente a él apareció nada más y nada menos que Vachirawit, que se veía claramente furioso, además de que el aroma lo delataba.

—¿Dónde está? —exclamó Bright cuando estaba a menos de un metro de distancia de Mew—. ¿Dónde carajos está? —gritó aún más fuerte que antes, mientras apresuraba sus manos para tomar de la camisa a Suppasit—. Si no me dices donde está, juro que tus empleados, ni seguridad podrán detenerme de darte la golpiza de tu vida.

—Suéltame —gruñó Suppasit, manteniendo el ceño fruncido y reaccionando rápido para tomar las muñecas de Vachirawit, tirando del agarre para conseguir liberarse—. ¿Qué te crees para venir a amenazarme en mi propia empresa?

—¡Qué mierda te crees tú! Me colgaste cuando llamé a Gulf el viernes, no pude comunicarme con él por dos días y estoy más que seguro que eso también fue obra tuya —señaló con su dedo índice el rostro de Suppasit—. Si me entero que te aprovechaste de Gulf mientras estaba en celo, yo-

—¡No digas estupideces! —alzó demasiado la voz, aun conteniéndose de utilizar su voz de alfa en contra de Vachirawit—. No voy a soportar que venga a levantarme falsos en mi propia empresa.

—¿Y entonces qué? ¿Debo creer en tus palabras, aún conociendo toda esa mala fama? ¡Jódete, Suppasit! Puede que tu apellido sea de mucho renombre, pero todas las cartas están en tu contra, ¿lo sabes, cierto? Porque te pregunto, ¿a quién apoyaría la prensa si levanto una denuncia en tu contra por acoso laboral? —la mirada de Suppasit se oscureció, supo en ese instante a donde estaba yendo esa conversación—. Dime, ¿A quién le creerían? ¿Al abogado padre de familia que busca proteger a un omega o al hombre que fue acusado por acoso sexual y abuso físico por su anterior asistente?

La última oración de Bright fue suficiente para sacar a Mew de sus casillas, hizo un brusco movimiento con las manos, tomando por el cuello de la camisa a Bright, que mantiene su mirada llena de seguridad y superioridad; no pierde su porte de alfa y, mierda, eso enfurece aún más a Mew. 

—Deberías pensar antes de hablar, Vachirawit. Estás metiéndote en territorio prohibido —habló con voz ronca y muy baja.

—No tengo miedo de tus amenazas —murmuró, sus ojos brillaban con un color plata—. Haría cualquier cosa por el bien de mi familia, de mi omega.

Es frase, esas últimas palabras fueron la gota que derramó el vaso. La paciencia y serenidad de Suppasit se terminó en el instante que escuchó a Bright insinuar que Gulf era su omega. Aquel enojo que se había formado en el interior de Mew despertó a su parte alfa, que había estado dormido por los efectos de los supresores. Ahora estaba despierto. El color chocolate de sus ojos se esfumó en un solo instante, pronto sus ojos brillaban en color rojo, de igual forma sus colmillos usualmente escondidos se asomaron y un fuerte gruñido salió desde lo más profundo de su ser.

—¡Él no es tú omega! —su voz de mando hizo temblar a todos los alfas y omegas presentes en el edificio. Movió con velocidad sus manos, empujando a Vachirawit con tanta fuerza, que este estuvo a nada de caer de bruces al suelo—. ¡Es mío! 

No supo en qué momento su puño se estampó contra el rostro de Bright, que esta vez sí cayó al piso, más no parecía estar dispuesto a darse por vencido. Mientras Mew se lanzaba encima de Bright para continuar con los golpes, este se apresuró a defenderse, devolviendo el puñetazo en dirección al rostro de Mew. Los golpes, gruñidos y voces llenas de terror y desesperación dominaron en lugar en menos de 5 segundos. Suppasit y Vachirawit se empujaban, rodaban por el suelo, ambos intentando someter al otro a base de golpes. Hubo momentos en los que Bright lograba quedar encima de Mew, pero este no tardaba en darle la vuelta a la situación, atestando más y más golpes en el rostro y cuerpo de Bright. 

Ninguno hacía caso a las voces que los rodean, ni siquiera parecían escuchar los gritos de Noppakao, que había intentado en repetidas ocasiones meter las manos e intentar separarlos de una buena vez por todos, pero nada funcionaba.

Ambos podían escuchar muy a lo lejos a Kao mencionar el nombre de Gulf, más hicieron caso omiso a aquello. 

—¡Mierda! ¡Mew, entra en razón! —gritaba Kao, que logró acercarse sin recibir golpes y tomó a Mew por el brazo derecho, cuando intentaba volver a golpear a Bright—. ¡Compórtense como personas civilizadas! ¡Están en una jodida recepción de oficinas! 

Tomó uso de toda su fuerza, jalando del pesado cuerpo de Mew hasta que logró separarlo del cuerpo de Bright, quien se limpiaba la sangre que le resbalaba por la quijada. Ambos se ven igual, ojos cargados de furia, colmillos fuera, aromas a alfa flotando en el lugar y sangre resbalando de sus rostros y puños, y definitivamente aún no están conformes con la situación. 

El primero en mostrar eso fue Vachirawit, que aprovechó el respiro para reponerse unos segundos de los golpes, comenzó a ponerse en posición para volver a atacar.

—¡Esto no te incumbe, alfa mediocre! —vociferó Bright—. Esto es… entre ese intento de hombre y yo.

—Vete a la mierda —gruñó el CEO, sacudiendo su cuerpo para liberarse del agarre de Kao—. Aquí el intento de hombre eres tú, viniendo a territorio ajeno con ese montón de especulaciones, ¡no sabes nada! Eres un mocoso intentando actuar como hombre. ¡Ni siquiera puedes proteger a quien fue tu omega! Pero claro… por algo él prefirió dejarte. 

—¡Cállate! —esta vez, Bright no pudo contenerse. Se abalanzó sobre Mew, haciéndolo caer al suelo con tanta fuerza, que un gemido de dolor se escapó de sus labios—. ¡No sabes nada de mí, ni de Gulf! ¡No tiene permitido hablar de nuestra relación! 

Justo cuando los golpes iban a volver a empezar, un fuerte llamado hizo quedar estático a Bright y descolocó por completo a Mew. Era la voz fuerte y agitada de un omega, parecía confundido y, tal vez, bastante molesto. Los alfas involucrados en la pelea inmediatamente miraron en dirección de donde proviene esa voz, Kao también los imitó. 

Los tres se encontraron con la imagen de Kanawut, que respiraba de forma pesada, sus mejillas estaban teñidas con un fuerte color rojo, aunque lo que más resaltaba en esos momentos era el ceño fruncido y mirada severa. Bright miraba con los ojos bien abiertos a Gulf, como si hubiera visto a un fantasma; la mirada de Mew no era muy diferente, se notaba sorprendido con la presencia de Gulf, sobretodo por la forma en la que se había presentado frente ellos, utilizando su voz de omega, que usualmente los omegas utilizaban para suplicar, consolar o calmar a los alfas, pero Kanawut la estaba utilizando de manera distinta. 

—¡Vachirawit Chivaree! —exclamó con todas sus fuerzas, en un instante su pudo apreciar como el nombrado se tensaba por completo. Gulf se acercó lo suficiente a ellos para tomar por el brazo a Bright y jalando de él para hacer que se ponga de pie—. ¿Qué demonios pasa aquí? —bufó entre dientes, mirando con sumo enfado el rostro maltratado de su ex-pareja.

—¡Yo…! Estaba preocupado, no pude comunicarme contigo en dos días y comencé a desesperarme. Vine a ver si estabas aquí, pero solo me encontré con este intento de-

—Viniste a mi empresa a amenazarme y gritar especulaciones sobre mí —vociferó Suppasit, que con ayuda de Kao se ponía de pie—. Ni siquiera preguntaste de manera adecuada. Solamente gritaste y creaste un jodido espectáculo frente a todos. 

—¡Eres el menos indicado para hablar! El viernes ni siquiera me permitiste hablar con Gulf, ¿Cómo esperabas que reaccionara? ¡Me dijiste que Gulf estaba en tu cama...! 

—¡Bright, ya cállate! —gritó con todas sus fuerzas Kanawut—. Este no es lugar para decir todas esas cosas, ¿Que no ves? Estamos en el lugar donde trabajo, mis compañeros están viendo todo —habló entre dientes, mientras jalaba del brazo de Bright. Por unos momentos, Bright miró fijamente a Gulf, para luego bajar la mirada mostrándose bastante avergonzado; ante esa reacción, Gulf suspiró. Dejó de mirar a Vachirawit para ver a Suppasit, que no se perdía detalle de lo que ocurría—. Lo siento, Phi. Creo que será mejor que me vaya con Bright a casa.

Una parte de Mew quería convencer a Gulf de quedarse, porque el propio Mew quería encargarse de llevar a Gulf a su casa, ser él quien lo cuidara. Pero su lado racional sabía que pedirle a Kanawut quedarse y dejar que ese alfa se fuera por su cuenta, sería generar una discusión nuevamente y eso solamente provocaría más problemas. 

Terminó por suspirar totalmente resignado, mostrando la mejor sonrisa que podía poner en esos momentos. Quiso acercarse, quería por lo menos acariciar ese bonito rostro en el que aún había un rastro de enfado, más contuvo sus ganas.

—Está bien… —habló con voz calmada—. Puedes ausentarte mañana, si así lo quieres; han sido unos días pesados para ti.

Kanawut sonrió, mordiendo de forma discreta su labio inferior—. No se librará tan fácil de mi, K’Suppasit —susurró con intención que solo Mew fuera capaz de escucharlo—. Lo veré mañana. 

Ambos se dedicaron una sonrisa sincera como despedida.

Mew mantuvo una expresión serena en su rostro luego de que Gulf se diera media vuelta, pero este último inmediatamente comenzó a murmurar un montón de cosas hacia Bright, parecía estar reprendiéndolo por la actitud que Vachirawit había tomado momentos antes.

Cuando Gulf abandonó el edificio, Kao se atrevió a acercarse a Mew, apretando uno de los hombros del CEO. Al obtener la atención de Mew, Noppakao le dirigió una mirada cargada de curiosidad que hizo salir a Suppasit de ese ensoñamiento en el que había caído con solo hablar con Gulf. Aclaró su garganta, dirigiendo una mirada a todos los presentes que aún lo estaban mirando. Una mirada severa fue suficiente para hacer que todos se apresuraran en irse de recepción: algunos saliendo del edificio y otros corriendo al elevador para regresar a sus puestos.

—Amigo, tienes que decirme qué mierda ocurrió después del evento —exclamó Dechaphatthanakun sin molestarse en ocultar la sorpresa en su rostro—. ¿Al menos has visto las noticias?

—No, pero recibí muchas llamadas de mi madre —suspiró—. No necesito ver las noticias para saber que deben estar diciendo. Lo que necesito, es ponerme al día y hacer los preparativos para la próxima junta —se llevó una mano al rostro, haciendo una mueca por el dolor que comenzaba a extenderse por su rostro—. Maldición… 

—Vamos a mi oficina, debes curarte ese rostro.

Suppasit se limitó a asentir en respuesta, haciendo un ademán con las manos para que Noppakao fuera el primero en avanzar hacia el elevador. Jongcheveevat sabe que no se salvará de contarle la verdad a su mejor amigo, así que era mejor hacerlo de una vez por todas a tener que soportar un constante acoso de su parte.

A pesar de todos los problemas causados, los golpes y palabras ofensivas que recibió, no está precisamente molesto. 

Quizás porque las palabras y la sola presencia de Kanawut lo mantenía verdaderamente tranquilo.

Lo llenaba de serenidad. 

 

Notes:

Capítulo más corto de lo usual. Tomen esto como un comienzo para lo que se viene próximamente; otra clase de dramas, problemas y escenas de pareja para MG. ✨

Espacio para anunciar que estoy preparando la historia de BrightGulf, todo lo que ocurrió con ellos antes de esta historia. Básicamente será una precuela, ¡espérenla!

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Chapter 14: Capítulo Trece

Chapter Text

Después de ese fin de semana tan… agotador, Gulf creyó que tras “solucionar” sus asuntos con Mew y hablar claramente con Bright respecto a la escena tan escandalosa que armó en la recepción de Suppasitoont, el inicio de semana sería más tranquilo. Bueno, Kanawut jamás había estado tan malditamente equivocado con algo. Cuando se apareció el lunes por la mañana en la entrada principal de las oficinas, se encontró con el guardia de seguridad discutiendo con quienes parecían ser fotógrafos, periodistas y reporteros que venían de empresas vecinas y cadenas de televisión que insisten en querer entrar a hablar con el CEO de Suppasitoont. Aquello fue sorprendente y algo intimidante para Kanawut, por un segundo sus piernas le temblaron con solo pensar en pasar entre la multitud, corriendo el riesgo de ser reconocido por alguien y que se le fueran encima con preguntas lo hicieron sentir totalmente asustado, tanto que por un segundo creyó que sería mejor regresar al auto con Bright e intentar mejor entrar por el estacionamiento. Más corrió con suerte en esa ocasión, la llegada de Wanarat junto a dos betas del área administrativa, War jaló inmediatamente de Gulf, hablando de forma normal con él, mientras se abrían paso entre la gente, quienes por suerte ignoraron a los cuatro y siguieron discutiendo con el guardia.

Una vez en las instalaciones todo fue relativamente más tranquilo, lo único que lo tuvo estresado fueron las miradas llenas de dudas, murmullos y demás. El chisme del desastre que ocasionaron Bright y Mew en recepción se volvió tema principal de las oficinas. No era sorpresa que cada uno de los distintos departamentos ya se habían enterado de todo, después de todo era de esperarse que se volviera un chisme a voces.

Cuando por fin se encontró con Suppasit en la oficina principal, fue inevitable tener que hablar respecto al tema. Khun Suppasit se encontraba aún más estresado que Kanawut, al igual que mucho más preocupado, no por sí mismo, sino por su asistente. Era de esperarse esa clase de reacción, también el nivel de estrés totalmente superior con el que Mew estaba lidiando, para Mew es imposible pasar desapercibido por ende los reporteros, fotógrafos y demás no han dejado de molestarlo, en las redes sociales no de ha dejado de hablar de él y el omega misterioso. Sabe que la prensa no descansará hasta tener todas las pistas que los lleven a conocer la identidad de Kanawut y eso lo tiene nervioso. 

Con el paso de los días Mew se tranquilizó de la seguridad de Gulf, quien le informó que no había tenido problemas al entrar a las oficinas desde el lunes que comenzó todo, también ha mantenido a Mew al tanto de como va su vida privada, ha tenido suerte en lo que va de la semana, nadie cercano a él le ha llamado para preguntar al respecto de la situación, parece ser que ni su familia, ni amigos cercanos se han topado con sus fotografías junto a Suppasit cuando entraron al evento. Su privacidad sigue intacta y espera que se mantenga así por unos cuantos días más antes de verse obligado a comenzar a dar explicaciones respecto a lo sucedido. No quiere ni imaginarse lo que sus padres y hermana dirán cuando se enteren de lo sucedido; la casa de sus padres se volverá una locura cuando eso suceda. Por otro lado, Suppasit vaya que ha tenido problemas; ha estado evitando toda llamada de su madre y hermana menor, también tuvo que huir en repetidas ocasiones de la prensa, porque no está dispuesto a hacer pública su vida privada. 

Han pasado tres días, todo está tranquilo para Kanawut y todo es algo desastroso para Suppasit, pero entre ellos las cosas van… bastante bien, a decir verdad. Aunque sus interacciones se han limitado debido a que no quieren correr el riesgo de ser atrapados por la prensa, el ambiente entre ambos es mucho más sereno, sin problemas, ni más secretos que guardar. Hablaron con claridad de varias cosas, como el tema de Bright; Gulf aclaró todo lo que tiene que ver respecto a su ex-esposo, alegando que tanto Vachirawit como Suppasit se habían comportado de mala manera, se provocaron uno al otro y ocasionó que el asunto se hiciera un poco más grande. El tema de Bright fue tomado el mismo lunes, pero fue hasta el martes que Gulf tocó otro tema que lo tuvo algo incómodo. 

Debido a que Mild llegó a las oficinas para hablar con Mew respecto al trabajo, las preguntas del omega de menor estatura con respecto a “cómo estaban” entre ellos fueron rápidamente puestas sobre la mesa. Y aunque Gulf parecía más relajado con la presencia de Suttinut, este aún pudo sentir cierta incomodidad y no logró aguantarse las ganas de preguntar al respecto. 

—Creo que mi omega estaba celoso —fue la respuesta—. Reaccionó negativamente cuando P’Mew llegó hace unas semanas con el aroma de P’Mild impregnado, creí que ustedes dos… tenían algo —fue lo que logró explicar, sintiéndose claramente avergonzado.

—¡Oh, no! No tienes nada de qué preocuparte. Siendo sincero, Mew y yo tuvimos una relación hace mucho tiempo, pero no funcionó, no somos muy compatibles —se rió Mild—. Hemos sido amigos desde hace mucho tiempo, así que por eso soy un poco pegajoso con él, pero si eso te molesta puedo parar de hacerlo; después de todo Kao y yo hemos estado intentado impulsar a Mew a dar el primer paso contigo y no quiero que mi comportamiento les genere problemas.

Fue un alivio total para Gulf escuchar esa aclaración, lo hizo sentir mucho más tranquilo. Más tarde pasaron por completo al tema del equipo de publicidad, debido a que al parecer no habían logrado salir adelante con el plan de encontrar a algún publicista, la charla comenzó a girar entorno a eso, hasta que Mew pareció recordar algo. 

—Ahora que lo recuerdo, si logré hablar con un publicista —comentó, mientras servía un vaso con agua para Kanawut, que se lo había pedido como favor ya que Suppasit también se estaba sirviendo un poco—. ¿Lo recuerdas Gulf? Hablamos con él un poco antes de hablar con Tawan y Thitipoom. ¿Cuál era su nombre?

—¡Oh, lo recuerdo! Era… Pattarabut Kiennukul. 

Aunque ninguno de los dos se dieran cuenta, los ojos de Mild se abrieron de manera exagerada, mirando con demasiada incredulidad a Gulf en esos momentos. ¿Había escuchado bien? 

—Hablan de… ¿Aa Pattarabut? 

—Así es Phi, ¿lo conoces? —A pesar de que los nervios de Mild se dispararon, no pudo evitar asentir en respuesta—. ¿Y es bueno en su trabajo? 

—Estuve investigando un poco el domingo y leí muchas cosas buenas sobre él, creo que lo invitaré a venir el viernes antes de la junta, así si acepta podré presentarlo de forma oficial. ¿Puedes ser tú quien lo contacte, Mild?

Puede que ni Gulf ni Mew se den cuenta, pero Mild está deseando mil y un cosas para que aquello que Suppasit le dice sea una broma o tan solo parte de su imaginación. ¡Es que solo a él le pasan esas cosas! Se juró a sí mismo que evitaría por completo a ese alfa tan… odioso, para que ahora Mew le saliera con aquello. Que suerte la suya, joder. Sea cual sea su situación, no podía simplemente negarse a las peticiones de Suppasit, no sería nada profesional de su parte y tampoco sería de apoyo colocarle mil excusas para no contactar a Pattarabut. Tendría que aguantarse, no hay de otra. 

—Lo conozco —respondió con voz neutral, tratando de parecer lo más tranquilo y sereno posible—. Lo contactaré inmediatamente, Pattarabut es un excelente relacionista público, será de gran ayuda en la empresa. 

No hubo más charla respecto al tema, simplemente Mew se mostró mucho más relajado; tenía casi solucionado ese tema, ahora solamente tenía que lidiar con el desastre que es su vida personal en esos momentos e intentar mantener una “relación normal” con Gulf. 

Y tomando el tema de la relación que ha comenzado a formarse entre ambos. No hubo demasiados cambios los primeros tres días de la semana, el ambiente entre ellos, cuando se encuentran solos ha comenzado a tornarse más… relajado. Se comparten más sonrisas, Kanawut se ha esforzado lo más posible en dejar de llamar “Khun” a Suppasit, también pasan casi todo el día juntos en la oficina de Mew y toman el almuerzo entre charlas y risas. Intentan conocerse más a fondo, las charlas son más largas y poco a poco se van enterando de la vida personal del otro, aunque todas las charlas giran entorno de la actualidad y algunas cosas de hace un par de años, debido a que tienen un mínimo conocimiento de cosas del pasado del otro que podía resultar una charla incómoda, así que prefieren no profundizar demasiado, al menos no por el momento. 

La cosa fue un poco diferente el jueves, cuando Gulf se encontró con un bonito ramo de flores justo encima de su escritorio cuando llegó por la mañana. Había creído que su jefe no era esa clase de alfas, de los que regalan rosas o chocolates, pero vaya sorpresa con la que se encontró. En este caso no eran exactamente rosas, más bien eran tres grandes y amarillos girasoles rodeados por otros tipos de flores, haciendo que estos resaltara de la forma más hermosa posible. Se tomó un segundo para intentar recordar cuándo fue la última vez que alguien le dio flores: el mes pasado, Bright y Jai compraron un bonito ramo de flores el 12 de agosto*. 

Pero esta vez es algo distinto, no es un regalo por ser buen padre, ni por alguna fecha importante en el calendario. Mew le ha dado un ramo de girasoles porque quiso, porque le nació y eso hace sentir a Gulf más que bien.

Acarició con sus dedos los petalos amarillos, sonriendo ante lo suave que resultan ser al tacto. Mantuvo su atención en el ramo, hasta que escuchó la puerta de la oficina de Suppasit abrirse, en seguida levantó la mirada encontrándose con el rostro sonriente de su jefe. 

—Buenos días.

—Buenos días Phi.

Mew fue acercándose poco a poco a Gulf, su mirada en ningún momento se apartó, sus ojos miraban directamente a los ojos de Kanawut. Diciendo todo y a la vez nada.

—¿Te… gustan las flores? —la voz de Suppasit salía suave y bajita, no era necesario levantar mucho la voz, debido a que había tomado el atrevimiento de acercarse más de lo usual, sus cuerpos estaban a pocos centímetros de distancia y qué decir de sus rostros.

—Me gustan —respondió Kanawut, utilizando el mismo tono suave y bajo de voz. Mantenía una tonta sonrisa plasmada en el rostro. Por un segundo, Gulf notó como la mirada intensa de Mew se desviaba en dirección a sus labios, los miraba con intensidad, cosa que lo hizo sonreír aún más. Sin previo aviso, cortó esa distancia que los separaba, juntando sus labios en un suave y casto beso que apenas duró unos 2 segundos—. Son muy bonitas, gracias P’Mew.

El nombrado soltó un largo suspiro, manteniendo los ojos cerrados y una leve sonrisa que podría hacer temblar a cualquiera.

—¿A qué se deben las flores? —preguntó poco después, mientras daba un paso hacia atrás en busca de colocar un poco más de distancia entre ellos; no quería que cualquier persona los atraparan en aquella situación. Tomó la agenda que siempre llevaba consigo y su teléfono para llevarlo consigo, más en ningún momento apartó la mirada del rostro lleno de satisfacción de Suppasit.

—Nada en especial —respondió con simpleza—. Pasé junto a una florería y recordé tu aroma a rosas —sonrió suavemente—. Simplemente creí que sería un lindo detalle traerte flores…

A Kanawut le brillaron los ojos con solo escuchar esas palabras. Una enorme calidez se extendía por todo su pecho al saber que Suppasit se acordaba con mucha facilidad de él. ¡Se siente en la gloria misma! Ambos caminan hacia la oficina del CEO, una vez que se encontraron dentro de la oficina, Gulf se dirigió hacia el escritorio de Mew, tomando asiento en una de las sillas frente al escritorio, dejando la agenda y teléfono sobre este. 

—Revisé la agenda antes de venir y en realidad no tiene nada pendiente, solamente debe hablar con P’Mild y confirmar la reunión con Pattarabut. Así que… 

—Tenemos el día libre —terminó Mew la oración, mientras tomaba asiento en la silla que está junto a la de Gulf—. De hecho, ayer en la noche hablé con Mild y me confirmó la visita de Pattarabut y… según escuché, terminaste tu trabajo en el área de diseño, ¿no?

—¡Sí! Desde el lunes y no es por nada, pero hicimos un excelente trabajo, sé que le encantará el nuevo diseño —tras decir aquello, guardó silencio por unos segundos antes de que le surgiera una duda—. Hey, Phi, si ya sabía, ¿por qué no se tomó el día libre?

Una enorme sonrisa se formó en el rostro de Suppasit, acercó su mano a la de Kanawut, tomándola suavemente. Frotó los nudillos de Gulf con su dedo pulgar.

—En realidad, quería invitarte a desayunar —comentó con voz tranquila—. He querido hacerlo toda la semana, pero la prensa no me ha dejado en paz y no quiero incomodarte con todo eso… Hemos tenido suerte de que no han descubierto tu nombre, así que no quiero arriesgarme a que eso ocurra —no dejó de acariciar la mano del omega, así como no apartaba los ojos de este—. Deseaba comenzar a cortejarte desde el inicio de semana, darte la atención que mereces y no he podido hacer nada, me siento algo inútil por eso…

Trapipattanapong suspiró ante esas últimas palabras de Jongcheveevat. Él no cree que P’Mew sea un inútil, todo lo contrario; ese hombre es uno de los alfas más buenos y perfectos que ha conocido hasta el momento. No entiende cómo pueden decir tantas cosas  negativas hacia Mew, si desde que lo conoce ha sido la descripción de alfa perfecto que cualquier omega busca en una pareja o al menos así lo cree Gulf. Y a pesar de que tuvieron un inicio de semana bastante pesado, Mew se encargó de prestar atención y tratar de manera atenta a Gulf, con pequeños detalles que si bien no son la gran cosa, si hacen la diferencia. 

—Mew, no necesito nada en grande para darme cuenta de tu cortejo, ¿comprendes? —sonrió—. Y me encantaría desayunar contigo, sea donde sea.

Para este punto, Mew se sentía un poco más tranquilo. Saber qué Gulf estaba bien y cómodo lo pone de buenas y hace que sus ansias y su mismo alfa guarde la calma; quizás no deba preocuparse tanto, es consciente de que Gulf es una persona sencilla, de buen corazón y sobretodo comprensible, Mew no debe ser tan paranoico. 

Le explicó que le encantaría llevarlo a algún restaurante elegante, más no quería arriesgar su privacidad yendo a algún lugar público donde serían el blanco perfecto para reporteros y/o paparazzis, por lo que había optado por contratar a un chef profesional. En realidad Gulf estuvo demasiado tentado a decirle que no era necesario tanto gasto, pero prefirió no hacerlo, no quería apagar la emoción del alfa en esos momentos. 

El plan era simple, ir al penthouse de Suppasit y ser atendidos por un excelente chef que, según entiende Gulf, ya se encuentra en el edificio donde el CEO vive,  esperando la confirmación de este para subir y comenzar a preparar un gran y delicioso desayuno para ambos. 

En el instante que Gulf pareció estar de acuerdo con todo, se prepararon para salir inmediatamente. Mew tomó sus pertenencias, que solamente consistían en su teléfono y cartera, mientras que Gulf guardaba su agenda y celular en la mochila que llevaba consigo esa mañana, además de tomar el bonito ramo de girasoles, no podía dejarlo ahí, las flores se marchitarán si hacía eso. No había siquiera alcanzado a encender el computador, así que no tardaron demasiado en dirigirse al elevador. Una vez dentro del ascensor, mantuvieron una breve charla, hablando sobre como habían estado el día anterior tras llegar cada quien a su respectiva casa, Suppasit hasta preguntó por el pequeño Jai y —un poco de mala gana— por Bright; es de más decir que no le agrada el ex-esposo de Gulf, más no puede expresar eso puesto que es consciente de que Vachirawit es alguien importante en la vida de Kanawut. No le queda de otra más que intentar “tragarlo”. 

Bajaron directamente al estacionamiento, era mejor no toparse con nadie que fuera a correr con el chisme de que se fueron junto a cualquier lado. No podían confiar 100% en sus empleados, tan solo en Kao, Mild y War, quienes en realidad son bastante buenos para guardar secretos. 

Cuando se encontraron en el estacionamiento, Kanawut miró a todos lados en busca del auto de Suppasit, más antes de siquiera poder encontrarlo, un auto que ya conocía se estacionó junto frente a ellos. Del interior salió Noppakao, que se quitaba unos lentes oscuros de la cabeza y sonreía con algo de picardía. 

—Buenos días tortolos —saludó, mientras se acercaba a la “pareja” frente a él—. ¿Listos para su escapada? —preguntó con voz cargada de gracia.

—¿P’Kao? —Gulf observó como Kao extendía una mano en dirección a Mew, quien le entregaba sin decir nada la llave de su auto. Volteó hacia su jefe, mostrándose un poco confundido.

—Intercambio de autos —dijo con algo de simpleza Mew. 

—Así corren menos riesgo de ser perseguidos por algún paparazzi —terminó de explicar Kao, guiñando un ojo en dirección a Gulf, pronto volvió sus ojos a Mew—. Cuidado con mi auto, eh. Sabes que no me gusta prestarlo… Lo que hago con tal que te distraigas del trabajo —exclamó, hizo un ademán de despedida con la mano mientras tomaba rumbo al elevador.

Suppasit agradeció en voz alta, mostrando una sonrisa que Gulf nunca había visto. Era cálida y amistosa, quizás también un poco juguetona; una sonrisa que se le da a un buen amigo. Ver esa sonrisa hizo sentir muy bien a Gulf.

—¿Nos vamos?

Kanawut asintió inmediatamente, dirigiéndose al vehículo. No podía esperar para pasar un excelente día junto a Suppasit Jongcheveevat.

 


 

Tardaron alrededor de unos 30 minutos en llegar a su destino debido al tráfico de esa mañana, algo bastante usual, la gente suele salir de sus casa a esa hora y el tráfico se vuelve una locura fácilmente. Aún con la tardanza, no tuvieron problemas para llegar al edificio; sin interrupciones, ni nadie siguiéndolos. Subieron del estacionamiento a recepción, donde tomaron el ascensor que los llevará directamente al penthouse de Suppasit. 

—Espero que te guste la comida occidental, escuché que este chef se especializa en ella, me lo recomendaron mucho —comentó Mew, justo cuando la puerta del elevador se abría en el piso de Suppasit, quien hizo un ademán con sus mano invitando a Gulf a ser el primero en entrar—. ¿Quieres algo de beber? 

—Un vaso de agua estaría bien. 

Mew asintió en dirección a Gulf, para después tomar camino hacia la cocina. En esos segundos de soledad, Gulf caminó hacia el sofá más grande de la sala, donde dejó caer su mochila y luego tomó asiento junto a esta, manteniendo el ramo de girasoles sobre su regazo. Observó todo a su alrededor, sin notar ningún cambio en el lugar, todo estaba tal cual lo recordaba. Con la diferencia de que ahora había una maceta bastante grande con una hermosa planta de hojas enormes, Gulf nunca pensó que su jefe fuera una persona de plantas, era curioso. 

Luego de unos cuantos segundos, Mew apareció con el vaso de agua que Kanawut había pedido, tomando asiento junto a él para darle el vaso de agua. Este último agradeció por la bebida e inmediatamente después le dio un buen trago. Está un poco nervioso, estar con Suppasit, en su departamento y casi del todo solos lo pone así, siente que es algo más íntimo, algo a lo que no creyó llegar en ningún momento. 

Es extraño.

Mientras bebía del vaso, su celular comenzó a vibrar un par de veces en su bolsillo, por lo que se apresuró en dejar el vaso de agua sobre la mesa de centro e inmediatamente después revisó de quien se trataba. No fue sorpresa ver que las notificaciones se trataban de nada más y nada menos que Bright, que al parecer le acababa de enviar dos imágenes. Sonrió al ver que se trataba de dos fotografías de Jai junto a Suchart. Ambos niños se encuentran jugando en lo que Gulf reconoce como la oficina de Bright. 

Para este punto, Mew notó la sonrisa llena de felicidad de Gulf, por lo que se atrevió a preguntar—. ¿Qué es?

—Bright me envió unas fotos de Jai jugando con un amigo suyo. Mira —se inclinó un poco hacia Mew, acercando lo suficiente su celular para que este mirara las dos fotografías—, él se llama Suchart, es hijo de un compañero de Bright. Son buenos amigos y yo me llevo muy bien con su esposo omega —explicó brevemente—. Me parece curioso que estén en las oficinas del bufete, usualmente Suchart se queda con su padre omega en casa —comentó, mirando con suma curiosidad la pantalla del móvil. Antes de volver a comentar algo de la fotografía, cayó en cuenta de que aún lleva consigo el ramo—. Oh, Phi. ¿Tienes algún recipiente para poner las flores? Temo que si sigo llevándolas de un lado a otro terminen por marchitarse pronto. 

—Creo que tengo un florero de cristal, iré por él… 

—No te preocupes Phi, puedo ir por él yo. ¿Dónde está? 

Mew no lo pensó demasiado, le indicó a Gulf el lugar donde supone que tiene guardados un par de jarrones que ocupa de vez en cuando que su madre lleva adornos florales a su casa. 

Al entender dónde se encuentra aquello, Kanawut se dirige a la cocina con el ramo de flores en las manos. Va sin pensar en nada en especifico, simplemente camina repitiendo en su cabeza el lugar donde se encuentran los floreros. Al entrar en la cocina, siente un delicioso aroma que hasta cierto punto lo parece un poco familiar, le gusta la comida occidental, aunque en las ocasiones que las ha comido es cuando visita la casa de la familia Attachitsataporn-Kijworalak, la deliciosa comida de Rathavit no puede ser comparada con ninguna otra comida que Kanawut haya probado. 

Escuchó el movimiento de quien debe ser el chef en la cocina, por lo que Gulf volteó inmediatamente hacia él, dispuesto a saludar de forma cordial—. Buen día- —antes de que pudiera terminar de saludar, se encontró con un rostro extremadamente conocido, que por poco y se le resbalan las flores de las manos.

La persona frente a él está igual o más atónita que él, sus ojos pequeños se han abierto lo más que le es posible y ha dejado por completo de hacer su tarea anterior. ¿En serio está viendo bien? ¿No es una alucinación? 

—¡¿Gu-...?! 

—¡Sh-hh! —le hizo señas con su mano libre para que no alzara demasiado la voz—. ¿Plan? No puede ser que tú seas el chef que P’Mew contrató. 

—¿Qué haces aquí Gulf? Según tengo entendido esto es un desayuno romántico para Khun Suppasit y su… —No continuó, en su lugar Rathavit soltó un grito ahogado mientras su rostro reflejaba una enorme sorpresa, que segundos después se transformó en una sonrisa—. ¡Novio! ¡Estás…! 

—¡Plan, baja la voz! —exclamó entre dientes.

—¡Estás saliendo con tu jefe! —aunque bajara la voz, el tono de emoción y sorpresa es imposible no reconocerlo—. Mierda, mierda… Iba a llamarte ayer en la noche, quería saber si tu sabías acerca de la pareja de Suppasit, ¡y resulta que eres tú! —apuntó de forma acusadora el rostro de Gulf, que se notaba bastante avergonzado por la situación—.  Hace dos semanas me dijiste que nunca te meterías con él. 

—Han… Han pasado muchas cosas en estas dos semanas —murmuró Gulf, mientras le daba la espalda a Rathavit para buscar en uno de los gabinetes alguno de los floreros que Mew le dijo que tenía—. ¿No has visto las noticias? Pensé que ya lo sabrías… 

—Dios, no —se quejó—. He estado tan ocupado, tengo una situación muy tensa con Perth y no he tenido tiempo para absolutamente nada, rechacé varios trabajos, hasta ayer que Suppasit me contactó —volvió rápidamente a su tarea, volteando hacia la estufa para revisar lo que tenía al fuego—. Escuché que ocurrió algo en el evento de caridad del viernes, algo con el acompañante de Suppasit… —volteó hacia Gulf—. ¿Acaso tu…?

—Yo fui el acompañante de P’Mew —murmuró, mientras llenaba el florero hasta la mitad con agua de la llave—. Fue un caos, te contaré todo después pero ahora… —volvió a mirar hacia Plan—, no comentes nada respecto a esto, mi familia aún no se ha enterado de esto o al menos eso creo. La prensa tampoco sabe quién soy así que… 

Antes de poder terminar con su oración, Mew se hizo presente en la cocina. Tenía el ceño ligeramente fruncido y miraba a ambos omegas con demasiada curiosidad. Gulf sonrió un poco en dirección del alfa.

—¿Qué pasa Phi?

—Te estabas tardando mucho, así que vine a ver si todo estaba bien.

—Sí, es solo que —se le escapó una risa nerviosa—, el chef resulta ser amigo mío —comentó—. Es el esposo del compañero de trabajo de Bright. 

Suppasit abrió los labios en forma de “o”, asintiendo a la explicación de Kanawut. Su expresión cambió por completo debido a que cae en cuenta de lo que está sucediendo. Mierda, ahora un amigo de Gulf se acaba de enterar de lo que sucede entre ellos; aunque no se mostraron cariñosos frente a Plan, es más que seguro que este ha sacado sus propias conclusiones, después de todo Mew ha sido cero discreto en decirle que quería un desayuno tranquilo y un poco romántico. 

—Lo lamento entonces, ¿interrumpí su charla?

—Para nada, Khun —se apresuró Plan a hablar—. Gulf solamente me estaba pidiendo discreción, no quiere que demasiada gente se entere de quién es en realidad para usted, les haría las cosas difíciles y eso lo entiendo —miró en dirección a Gulf—. No te preocupes amigo, nadie sabrá nada, al menos no de mi. 

—Gracias Plan.

—¡No agradezcas! Mejor regresen a la sala, platiquen a gusto y hagamos como que nada ha pasado, ¿ok? Pronto estará listo el desayuno. Ustedes solo… disfruten su desayuno romántico que yo me encargo de que la pasen excelente.

La pareja le agradeció al chef inmediatamente, antes de regresar a la sala. Gulf en verdad agradece en sobremanera que Plan sea tan buen amigo, sabe que puede confiar plenamente en él; aunque aún está algo preocupado. Todo aquello se estaba volviendo un secreto a voces, no le sorprendería que pronto su familia se enterara de todo y empezaran a lloverle las preguntas. 

Nunca creyó que intentar volver a salir con alguien sería tan complicado. ¿Desde cuando las citas son algo tan tedioso? 

Pero si lo piensa bien, vale la pena intentarlo con Mew. Después de todo, parece que ambos están totalmente fuera de práctica cuando se trata de las citas. 

Chapter 15: Capítulo Catorce

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Aún después del breve drama que se formó, el desayuno y el resto del día fue bastante bueno. Luego del desayuno Rathavit se despidió de la pareja y se marchó del penthouse, dejando completamente solos a Kanawut y Suppasit, quienes pasaron un par de horas más entre charlas casuales y quizás una hora hablando respecto al trabajo y de la junta que se llevaría a cabo al día siguiente.

Tal vez la presencia de Plan causó un poco de incomodidad en Gulf, más todo eso fue por muy poco tiempo, gracias a que Mew se encargó de que se olvidara de todo lo que los rodea. Suppasit tiene algo… mágico, ante los ojos de Kanawut. ¿Qué es? ¿Qué hay de especial en ese hombre que hace que Gulf se olvide de todo? Aún no logra saberlo, simplemente no ha sido capaz de averiguarlo; espera hacerlo, en algún momento. Todo a su paso. 

En fin, el desayuno fue simplemente perfecto, Gulf se sintió tan cómodo que por un instante creyó que todo era parte de una especie de sueño. Un perfecto sueño que lo hacía querer detener todo a su alrededor para así poder quedarse justo en ese momento, donde todo está tan bien. Pero bueno, él no es ningún mago como para poder hacer algo como eso, así que solo debe disfrutar el momento y lo hizo. Fue hasta más tarde que se vieron interrumpidos, su “burbuja encantada” reventó: hora de volver a la realidad. 

Kanawut recibió una llamada que, aunque quisiera, no podía ignorar. Nada más y nada menos que Bright Vachirawit, tan oportuno como siempre. (Mew comienza a creer que el otro alfa tiene alguna especie de radar que le avisa cada que ellos están juntos). (Vaya mierda).

A decir verdad, fue una llamada muy breve, nada de qué preocuparse o al menos eso pudo deducir Suppasit, que en ningún instante dejó de observar las expresiones del omega. Cuando este finalizó la llamada, Mew se apresuró en preguntar: 

—¿Todo bien?

-Si. Solo Bright avisando que irá a casa junto a Jai antes de tiempo; parece ser que es un día bastante tranquilo para él también. —Responde Gulf con simpleza, mostrándose bastante tranquilo y… un poco ansioso. 

Mew lo notó, oh, claro que lo hizo. No necesito olfatear a Gulf para saber que este muere de ganas por regresar a casa y pasar un buen rato jugando con su pequeño cachorro. Y no lo culpa, ni le causa ninguna especie de conflicto, después de todo, Jai siempre será prioridad para Kanawut. Un cachorro siempre será prioridad para un omega. 

Sonrió hacía su contrario, al mismo tiempo que alcanza a tomar la mano de este con la suya sobre la mesa. 

—¿Quieres que te lleve a casa?

-¡Oh! N-no Phi, no es ... no quiero interrumpir nuestra cita, yo ... Nosotros-

—Hemos pasado tiempo suficiente aquí —interrumpió con voz suave y amable—. Creo que podemos continuar con nuestra cita en tu casa. Claro, si eso te parece una buena idea, ¿Qué dices?

¿Cómo ese alfa puede ser tan malditamente perfecto? Cuando Gulf cree que Suppasit Jongcheveevat no puede ser mejor, este parece empeñarse en sorrenderlo, es un hombre de ensueño: la perfección andante. 

Por obvias razones Gulf no fue capaz de ocultar su emoción y felicidad. Una enorme y preciosa sonrisa se plasmó en su bonito rostro, se ve tan malditamente feliz que a Mew le fue imposible no devolver la sonrisa. 

—¿Puedo tomar esa sonrisa como un sí?

—¡Sí, claro que sí P’Mew! —exclamó con todas sus fuerzas, cosa que solo hizo que el alfa riera, contagiado por esa felicidad extrema que se desprendía de Gulf. 

Tras aquello, ambos hombres se pusieron de pie y fueron a buscar sus respectivas pertenencias. Kanawut se aseguró de tener todas sus cosas en la mochila que llevaba consigo, al igual que tomó el ramo de girasoles del recipiente, mientras que Suppasit se dirigió a su recamara para colocarse ropa un poco más cómoda (además de que ir a casa de Gulf con un traje hecho a la medida sería extraño). Aunque en realidad solo se deshizo del saco y la camisa blanca, se colocó una camisa manga-larga cuello de tortuga color roja. Algo sencillo que solamente Mew era capaz de hacer ver elegante. 

Verificó si su cartera permanecía en su bolsillo del pantalón, al igual que la llave del automóvil de Noppakao; le debe una muy grande a Kao, de no ser por él su primera cita con Gulf no hubiera sido posible. 

Al salir de su habitación se encontró con Gulf, que parecía más que listo para salir de ahí e ir a casa. El lado omega de Kanawut hace que este resplandezca o al menos eso es lo que Mew alcanza a ver cada que lo tiene enfrente.

Caminó hasta el omega, estirando una mano su dirección para alcanzar a tomar la mochila de este. 

—¿Nos vamos? —cuestionó con voz risueña.

—Vamos. 

 


 

Bright tenía… una situación en casa de Gulf. O algo así, no estaba muy seguro de que otra manera poder llamarlo.

Llegó a casa de Kanawut más temprano de lo usual, todo debido a que las cosas en el bufete de abogados estaban algo… tranquilas, si el hecho de no haber mucho movimiento se le puede llamar tranquilo y no desesperante, todas esas altas y bajas que se han presentado en lo que va del mes, ni mencionar los pocos casos que el propio Bright ha tenido. No le agrada tener tanto tiempo libre, se ha desacostumbrado a tanto tiempo para él sólo. No lo malinterpreten, ese tiempecito extra lo ayuda a tener más oportunidades de pasar largos ratos con su hijo y también tiene mayor oportunidad de atender su relación con Win pero, mierda, tiene otras responsabilidades con las que necesita dinero. Ayuda a Gulf con los gastos del hogar y todo lo que tenga que ver con Jai, además de que se encarga de sus propios gastos que genera en su departamento. Así que, definitivamente no tenía tiempo para holgazanear.

Pero ese no es el tema.

Cuando llegó a casa de Gulf, lo primero que hizo fue indicarle a su hijo que se quedara en la sala jugando donde pueda verlo, mientras que él se encargaba de preparar algo para que ambos comieran y dejar un poco para Kanawut, cuando regresara a casa. Pasó alrededor de 10 minutos en la cocina, hundido en sus pensamientos, entre ratos miraba hacia la sala cerciorándose de que todo estuviera bien con Jai, que suerte que su hijo sea tan tranquilo, al menos cuando se encuentra en casa. Su teléfono sonó y debido a que lo había dejado en la mesa, tuvo que dirigirse al comedor para saber de quién era la llamada. 

El nombre Kana se ilumina en la pantalla del celular. ¿Una llamada de Gulf? Es raro, el omega prefiere mandar mensajes, sobretodo cuando está en horas laborales. Dejando de lado sus dudas, toma el celular de la mesa y responde a la llamada. 

—¿Hola? ¿Sucede algo? Nunca llamas cuando estás trabajando —mientras responde a la llamada camina de regreso a la cocina, yendo directamente al refrigerador para verificar si hay algo de tomar, para acompañar la comida. Hay limonada preparada y una botella de refresco, suficiente para acompañar la comida—. ¿Ah, vienes a la casa? —dirigió su mirada a su muñeca, observando la hora—. Es algo temprano, ¿todo está bien? —puede escuchar a Gulf reír un poco del otro lado de la línea. Justo cuando Kanawut está explicando qué es lo que sucede, escucha el timbre sonar. Frunce el ceño y le hace una seña a Jai para que se quede donde está, puesto que el niño se había puesto de pie para correr a la puerta—. Espera, ¿qué dijiste?

Justo cuando hizo la pregunta, abrió la puerta. 

Oh, mierda. 

Que estoy yendo con P’Mew, quiere conocer a Jai. 

Bright no respondió nada, al menos no inmediatamente. Estaba demasiado ocupado tratando de sonreír y parecer lo más normal posible, aunque en realidad apenas logró alzar una mano para saludar de forma silenciosa a las dos personas que tenía enfrente. 

—Eso es… genial. Perdón tengo que colgar, te mando un mensaje enseguida. 

Del otro lado de la puerta se encontraban la hermana y madre de Gulf, ellas se veían tan serias. Colgó la llamada y guardó el celular en su bolsillo.

—Mae, P’Grace.

—Nong Bright, ¿nos vas a invitar a pasar? —la dulce voz de Nongnuch llegó a los oídos de Vachirawit. 

Rápidamente se quitó del camino, dejando pasar a las dos mujeres sin decir palabra. En el instante que ambas entraron, Jai saltó hacia los brazos de su tía, siendo bien recibido por un fuerte abrazo y varios besos en las mejillas. Grace llevó al niño hasta su madre, para que este también saludara con un abrazo a su abuela. Vachirawit aprovechó la distracción de ambas mujeres para regresar a la cocina y apagar a la estufa, donde tenía haciendo Tom Kha Kai*, también sacó su celular nuevamente para textear rápidamente a Gulf; debe saber que su madre y hermana están aquí. Y justo cuando iba a regresar a la sala, se encontró cara a cara con Nongnuch, que se acercaba a paso tranquilo hasta la estufa; olfateo un poco sobre la sopa para después tomar el cucharón y probar un poco del contenido.

Sonrió en dirección a Bright—. Mejoraste bastante tu cocina —comentó la omega, riendo un poco por lo bajo—. Recuerdo cuando no podías estar en la cocina sin la supervisión de Gulf, aunque él también era un desastre. 

Bright no pudo evitar sonreír, recordar aquellos tiempos le hacía mucha gracia. 

—Bueno, sus lecciones y las de mi madre ayudaron bastante.

—Es bueno saberlo.

Nongnuch guardó silencio, mientras se movía silenciosamente por la cocina. Aquello causaba un poco de ansiedad en Bright. Tenía demasiadas ganas de preguntar qué pasaba, ¿a qué se debe la repentina visita de la madre de Gulf? No lo malentiendan, Bright adora a esa mujer como si fuera su propia madre, pero no es muy usual que está se aparezca, así como así en casa de su hijo. 

—Mae… ¿A qué se debe su visita? Sabe que Gulf llega un poco más tarde.

—Lo sé —hizo una pausa, mirando brevemente por la ventana de la cocina que daba con el pasillo lateral de la casa y la barda que dividía el terreno de la casa de Kanawut con la casa vecina—. Vine aquí para esperar a Gulf, no sabía que te íbamos a encontrar aquí —Chivaaree asintió al escuchar eso, no le sorprendía, es bien sabido que la madre de Gulf tiene una copia de las llaves—. Quiero hablar con Gulf, respecto a… lo que ha estado en las noticias los últimos días y claro —buscó entre su bolso su celular y cuando lo consiguió tener fuera lo desbloquea y muestra la pantalla—, están estas fotos que Grace encontró en Twitter. ¿Sabes algo al respecto?

Se lo esperaba, oh, claro que se lo esperaba, ¿cómo no? La familia de Gulf se había tardado bastante en preguntar respecto a esas fotografías que le sacaron. Todos los medios estaban intentando conseguir información acerca de Gulf, en realidad no solamente los medios, sino también la gente que no tiene nada más que hacer que meterse en la vida de los demás. Era imposible que la familia de Gulf no supiera nada al respecto, de hecho, le sorprende que el padre de Gulf no esté presente en esos momentos. Aunque pensándolo bien, cuando algo malo ocurre o pasa cualquier cosa que pueda ser capaz de preocupar al padre de Gulf, Nongnuch hace todo lo posible para que su dulce esposo no se entere de nada. 

¿Qué se supone que debe decir ahora? No puede simplemente hacerse el loco, como que no sabe nada, pero tampoco está en posición de hablar con la madre de Gulf del tema. Eso es asunto de Gulf y nada más, no puede simplemente meterse en ese terreno y terminar jodiendo la situación. 

—El que sepa o no algo de… esto, no significa que vaya a decirle, Mae. Todo eso es asunto de Gulf, no mío.

Es la primera vez que Bright le responde de esa forma a la mujer que aún después de haber terminado su relación amorosa sigue llamando madre, él verdaderamente respeta a esa mujer, no solo por ser la madre de Gulf, sino que la respeta como alfa. Sí, aquella mujer es una alfa, aunque quizás no lo aparente a simple vista, cuando llevas tanto tiempo de conocerla como lo hace Bright, hace que sea más fácil darse cuenta de que es una alfa. Una a la cual hay que mostrarle todo tu respeto.

A pesar de creer que ha metido la pata con su respuesta, puede ver como una sonrisa comprensiva se aparece en el rostro de la mujer. Parece satisfecha con la respuesta de Bright. 

—Entonces, esperaré a que Nong Gulf llegue para que él me explique qué está pasando. 

Tras esa respuesta, Nongnuch se acercó a Vachirawit para dar un par de palmadas sobre el brazo de este, para después pasar de él con dirección a la sala, donde se encontraban Grace y Jai, que parecían tener una divertida conversación mientras jugaban con el montón de juguetes del pequeño de solo 5 años.

Al encontrarse solo en la cocina, Bright inmediatamente volvió a tomar su celular, mirando con ansiedad la pantalla. Había alcanzado a mandar un mensaje a Gulf, pero este aún no se molestaba en responder o siquiera a ver el mensaje. Dios, Gulf, ve el jodido mensaje. 

“¡MaeNuch está aquí! Si no quieres que Suppasit sufra, será mejor que no te presentes con él”.

Si Gulf no ve el mensaje a tiempo, las cosas se pondrán demasiado tensas en esa casa.

 


 

Kanawut estaba disfrutando tanto del viaje a casa, hablando plácidamente con Suppasit que, para cuando prestó atención al mensaje que había en su celular, era jodidamente tarde. No va a negar que el corazón se le detuvo cuando leyó el mensaje de Bright y qué decir de su mirada altamente sorprendida que puso cuando estaban llegando a la tranquila colonia en la que vive y lo primero que ve es el auto de su madre estacionado frente a su casa. Mierda, mierda y más mierda. Él sabía que tarde o temprano debía enfrentarse a su familia y explicar lo que está sucediendo en su vida, pero en verdad esperaba que fuera más tarde que temprano. No está listo, no está nada listo para enfrentar la mirada llena de dudas de su madre, él realmente preferiría hablar con su padre antes que con su madre. 

Pero es demasiado tarde, ya no hay vuelta atrás. 

Lo único que sí puede impedir, es que su madre y hermana ataquen a P’Mew con sus preguntas, eso sí que puede evitarlo. 

Oh, ahora sí que se sentirá mal por lo que hará. 

—Phi, detén el auto —exclamó cuando se encontraban a dos casas de llegar a su destino. 

—Uh, la dirección que me diste dice que es más adelante —comentó Suppasit con voz calmada, se ve algo confundido—. ¿Sucede algo Gulf?

—Bright me acaba de decir que mi madre y hermana están en casa y siendo sincero, eso no es nada bueno Phi —explicó con un ligero nerviosismo—. No he hablado con ellas, por lo que deduzco que están aquí porque se enteraron de lo que sucedió el viernes en el evento. Si entro a casa con usted, lo más probables es que… no sea bien recibido. 

Kanawut es consciente del fuerte carácter de su madre alfa, sobretodo cuando se trata de temas que implican una relación no bien vista. Varios recuerdos vienen a su cabeza, de cuando él y Bright anunciaron que estaban esperando un bebé, su madre actuó de forma grosera y despectiva hacia Bright y este no fue bienvenido en su casa hasta que se unieron en matrimonio. Mamá Trapipattanapong sí que tiene mal carácter cuando se trata de sus hijos omegas. Gulf definitivamente no quiere que Mew pase un mal rato, seria incomodo, para ambos.

—¿Por tu madre? ¿A ella no le agrado o…?

—Phi, mi mamá es una alfa. Debe estar preocupada por lo que me sucedió en el evento y enojada porque no le dije nada de eso, ni… esto —murmuró, riendo un poco al momento de referirse a lo que tenían. Aún no tiene idea de cómo llamarlo, más es consciente de que ahí hay algo—. Ella probablemente reaccione muy mal si entramos juntos. 

—Comprendo: madre alfa sobreprotectora. 

—En resumidas cuentas. 

Ambos compartieron una leve risa.

Y mientras Mew soltaba un suave suspiro, Gulf simplemente lo observó por unos segundos, para después aprovechar ese momento de relajación; inclinó su cuerpo hacia el alfa, se acercó lo suficiente hasta alcanzar a besar los labios de este. 

Suppasit sintió que el aire abandonaba su sistema respiratorio, las manos le temblaron y por un momento no supo cómo reaccionar. Fue hasta que Kanawut comenzó a separarse, con intenciones de regresar a su posición anterior en el asiento, entonces Mew reaccionó. Empujó sus labios contra los de Gulf con insistencia, haciendo el beso aún más largo, pero igual de dulce, sin ir más allá de lo suave y tierno. 

Tan solo unos cuantos segundos duró el contacto y cuando se separaron, la risa nerviosa de Gulf se adueñó del ambiente, cosa que hizo sonreír a Mew. 

—Gracias Phi, por todo. Fue una cita hermosa. 

—Gracias a ti Gulf, por la oportunidad.

Fueron breves al momento de despedirse, otro leve beso en los labios y más sonrisas tímidas. Kanawut bajó del auto con su mochila en la espalda y abrazando el ramo de girasoles contra su pecho, tenía una sonrisa divina plasmada en el rostro; se sentía como si flotara en las nubes, aunque esa sensación únicamente duró el trayecto que caminó hasta su casa.  

Justo cuando se encontraba atravesando su jardín, la puerta principal se abrió de par en par, dejando ver primero a su madre que mantenía una mirada seria, detrás de ella se asomó Jai, quien corrió con emoción hasta los brazos Gulf, emocionado con la llegada de su padre. Sacudió el cabello de su pequeño brevemente, saludando de esa forma debido a que llevaba consigo el ramo y no quería arruinarlo por nada del mundo. Las flores llamaron no sólo la atención del pequeño, que daba brincos con intención de alcanzar a ver mejor el arreglo (aunque no logró nada), sino también captó la atención de su madre. Ella había fruncido el ceño, sus ojos estaban cargados de curiosidad. 

Una vez que se encontró frente a frente con su mamá, hizo una ligera inclinación hacia ella, mostrando sus respetos y saludando de forma debida. Se quedó inclinado por unos segundos, hasta que su madre le acarició el cabello y soltaba suavemente su aroma natural: un suave aroma jazmín.

—Nong, necesito una explicación —habló la mujer una vez que ambos ingresaron a la casa. Esperó a que Gulf dejará sus pertenencias en un debido lugar y también que saludará a los presentes; besos en las mejillas de Jai y Bright y un abrazo para Grace. Ella esperó a su hijo sentada en el comedor—. Y me gustaría comenzar con esto —sus dedos acariciaron los pétalos amarillos de los girasoles—: ¿quién te ha dado esto?

—Mae, no quiero andar con rodeos, es mejor que lo sepas por mi, que por otros —Gulf se muerde la lengua, tomando valor suficiente para continuar sin tartamudeos—. El alfa que me está cortejando, él me las dio. 

—¿Cortejando? ¿Qué clase de alfa sin modales te conseguiste? Que dice cortejar a mi hijo, si ni siquiera se atreve a pedir mi permiso cara a cara, en mi casa. 

—No soy más un niño, Ma. Si yo viviera contigo otra cosa sería, pero me cuido y mantengo solo, así que la decisión de aceptar o no el cortejo es únicamente mío. Y no es un alfa sin modales —bufa, sintiendo como su omega se enfurece un poco por las palabras de su madre—, es un gran hombre. 

—¿Quién es? Dijiste que nada de rodeos, Gulf.

Gulf tuvo que tomar una respiración profunda. 

—Suppasit Jongcheveevat. 

Y gracias a que el comedor no está lejos de la sala, a Grace se le hizo muy fácil entrar en la conversación. 

—¡¿Estás saliendo con tu jefe?! —exclamó la castaña, mientras se ponía de pie y se acercaba hasta la mesa—. ¿Qué acaso no es como siete años mayor que tú?

—Seis años, no siete Grace. ¡Y no es el caso!

—¿Tu jefe? Gulf, eso no es profesional. 

Para este punto de la situación, Gulf soltó un suspiro lleno de frustración.

—No quiero discutir… 

—¿Entonces qué? Estás teniendo un amorío con tu jefe, ¿qué sucedió el viernes? Hay fotos donde ese hombre te está sacando de ese evento, cargado en brazos. Dicen que golpeó a otro empresario, además de agredir a un fotógrafo cuando iba saliendo contigo del lugar. Dicen que entraste en celo. ¿Es todo eso cierto? Ah, y no creas que no me di cuenta de tu desaparición el fin de semana, no respondías llamadas, ni mensajes. ¿Acaso él te hizo algo…? 

—No —levantó la voz, desesperado por las palabras de su madre. Se levantó de su asiento y señaló a la alfa—. No te atrevas siquiera a insinuarlo. Ese hombre me salvó de ser… agredido por otro alfa. Sí, entré en celo porque mi cuerpo está rechazando los supresores, un hombre quiso llevarme consigo y Mew Suppasit me salvó, me llevó consigo y llamó a otro omega para ayudarme a controlar mi celo. 

—¿Quieres que crea que un alfa aguantó sus instintos primitivos y no te hizo nada cuando entraste en celo? Por favor. 

—No hizo nada. Ni siquiera cuando yo me ofrecí y traté de seducirlo —respiró profundo, dando un vistazo a la sala donde aún están presentes Bright y Jai. Aunque su hijo no comprenda la situación por completo, quiere ahorrarse la discusión frente a él—. Mae, sé que estás preocupada, pero estoy bien, no es como si fuera a entregarle todo a Khun Suppasit así como así, estamos conociéndonos fuera del trabajo y definitivamente no cruzamos lo personal con lo laboral. Por favor, déjame manejar esto sólo.

En el rostro de la mujer se nota lo poco convencida que estaba. No pueden culparla, ha pasado mucho con su hijo; para ella Gulf siempre va a ser su pequeño cachorro. 

Aún así, es lo suficientemente consciente para saber que no puede controlar la vida de su hijo, no como lo hizo en un pasado. Más no por eso se daría por vencida. 

—Bien, no me quejaré más —respondió, cruzándose de brazos—. Pero quiero que nos lo presentes a todos. 

Claro, no podía ser todo tan fácil. 

Tal parece que la charla con su madre acerca de Mew iría para largo y definitivamente no va a disfrutarla nada. 

 


 

Está en las nubes, definitivamente. 

Suppasit se declara totalmente en las nubes, no tiene ninguna palabra para explicar lo bien que se siente o más bien, tiene tantas que, si comienza a hablar, lo más seguro es que no pare de hacerlo durante horas. ¿Cuánto tiempo llevaba sin darse un día libre? Un día sin preocupaciones del trabajo, solamente siendo él, relajándose y pasándola bien. Oh, pero esta vez no solamente era él, sino también su increíblemente dulce asistente omega. En serio, si alguien le hubiese dicho hace un mes que estaría cortejando a su actual asistente y que este sería tan lindo, definitivamente se hubiera burlado de la otra persona, porque hace un mes jamás se hubiera siquiera imaginado que comenzaría a desarrollar sentimientos profundos por Kanawut. En realidad, creyó que sería imposible para él volverse a enamorar. Pero, mierda, vaya que se sentía bien.

Está de más decir que le encantó pasar tiempo a solas con Gulf, conociéndolo más a detalle, riendo a carcajadas y deseando llenar ese redondo rostro de besos. Adoró cada segundo compartido con Gulf y daría lo que fuera para que hubiese durado más tiempo. 

Se sintió algo… mal, por no haber podido entrar a casa de Gulf, le hubiera encantado pasar más tiempo con él y también conocer a Jai. Debe conocer al niño si quiere avanzar con Gulf es importante ganarse la confianza de Jai.

Todo a su tiempo, se repetía una y otra vez en la cabeza, mientras se dirigía a su penthouse con total tranquilidad. Más tarde vería a Kao ahí y le devolvería su auto, sin ningún sólo rasguño. 

Justo cuando estaba entrando al estacionamiento del edificio, su celular comenzó a soñar. Era un tono en especial, uno que tenía puesto a toda su familia, por lo que sabía que solamente tenía cuatro opciones. Dos de ellas eran sus padres, una su hermana y otra su primo con el que mejor se llevaba. Si Mew tiene que ser sincero, preferiría mil veces que fuera su primo y no ninguno de los tres primeros. 

Al tomar el aparato pudo leer el nombre de Jomkwan se iluminaba en la pantalla. 

Las cosas estaban yendo demasiado bien hoy, fue lo único que alcanzó a pensar antes de responder la llamada. 

—N’Jomkwan, vaya sorpresa. 

—¿Sorpresa? He estado llamando toda la semana y no sólo yo, mamá también lo ha hecho, pero el importante K’Suppasit no es capaz de contestarle ni a su propia madre. 

Suspiró pesadamente mientras bajaba del auto—. He estado ocupado, los asuntos de la revista… 

No tan ocupado como para estar causando escándalos en eventos de caridad, ¿cierto?

—Sabes que los medios sacan de contexto todo, no fastidies. Suficiente tengo con los entrevistadores y fotógrafos que se la pasan todo el día molestando. 

—Dime, hermano mayor, ¿dónde estás en este momento?

—En mi oficina, trabajando —una mentira piadosa de la cual nadie se va a enterar. Sacó su tarjeta-llave de su cartera para colocarla sobre el sensor del elevador privado que lo lleva a su Penthouse.

¡Oh, primer strike Khun Suppasit! Estoy bajando por el elevador de la empresa, estuve en tu oficina y no estabas, así que pasé a la de Kao, lo interrogué, pero como es de esperarse, no conseguí nada. Así que, vuelvo a preguntar, ¿dónde estás?

Bueno, está atrapado. 

No tuvo de otra, terminó por decirle que se encontraba llegando a casa, aunque no le explicó qué había estado haciendo antes de eso. Siempre le había sido difícil escapar de su hermana, es demasiado astuta y lo conoce demasiado bien. Vaya que es un dolor en el culo cuando intenta averiguar algo. 

—Ve al grano Jom, ¿Qué quieres? ¿Para qué me buscas? 

—Mamá me pidió que hablara contigo, ella solamente quería… ¿cómo decirlo? Alivianar el golpe, pero eres demasiado difícil hermanito. Ahora, también tengo otro motivo: papá quiere verte. 

Se lo esperaba, claro que lo hacía y lo había evadido lo más que pudo hasta el momento. Con todo el escándalo que se hizo, aunque su padre no viera las noticias o leyera revistas de chismes, de alguna forma se iba a terminar enterando. 

—Bien… ¿Hoy? 

—Así es, hoy. A las 7, estás invitado a cenar en la magnífica residencia Jongcheveevat. ¿Fabuloso, cierto?

Sí, claro. Fabuloso no sería la palabra que Mew utilizaría en esos momentos, claro que no. Sabe lo que le espera en casa de sus padres porque, aunque amaba en sobremanera a su padre y madre, sabe mejor que nadie sobre el carácter de mierda que Boonsak Jongcheveevat posee. 

No se salvaría de eso, no podría siquiera pensar en salvarse de eso. 

Colgó la llamada tras despedirse de Jom, no quería seguir hablando con su hermana, sabe que ella está preocupada por él y aunque intente actuar como un mal hermano, ambos saben que no lo es, de hecho, Suppasit tiene una gran debilidad por Jomkwan, una de la cual esta solía aprovecharse de pequeña y, de hecho, aún lograba hacerlo, tan sólo un par de veces. 

Cuando llegó a su piso, lo primero que hizo fue sacarse los zapatos y cambiar su ropa por algo más cómodo para estar en casa. Por ahora irá a descansar, tomarse una pequeña siesta, es consciente de que necesitará muchas energías para lograr sobrellevar la noche. 

Parece que no solo Gulf se enfrentaría a su familia hoy. 

Notes:

Kay, publiqué esto antes en Wattpad porque se me averió la computadora y hasta hoy la fui a recoger.

¿Qué opinan del capítulo? Espero que les guste. También, ¿qué opinan de la madre de Gulf? ¿Esperaban que fuera una alfa? La verdad, a mi me agrada la idea de que Mae Nuch sea alfa, me da totalmente esa vibra.

Chapter 16: Capítulo Quince

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Su intención inicial era llegar a su penthouse y pasar el resto de la tarde descansando, un tiempo para él, hace tanto que no tiene tiempo para relajarse solo en casa y disfrutar de la calma. 

Pero maldita sea su suerte, su familia parecía tener otros planes para él. 

Mew verdaderamente ama a sus padres, los estima y respeta como cualquier hijo debe hacer, pero sobre todo los ama demasiado. Más Suppasit jamás ha sido muy entusiasta cuando su familia hace cenas sorpresa y lo obligan a asistir, además que tiene en cuenta que esta cena en específico será una tortura personal, donde no solo se hablará de él, sino también hablaran de Kanawut. Conoce muy bien a sus padres, sobre todo conoce el carácter de su padre y sabe perfectamente que no se quedará callado respecto al tema. 

Recuerda perfectamente la discusión luego del escándalo con… bueno, el escándalo de aproximadamente cinco años atrás. Las cosas fueron una porquería y en verdad Mew no quería acordarse de eso, pero muy en el fondo siente que la situación se está repitiendo y eso trae a flote los malos recuerdos.

Suspira con pesadez, dando vueltas en la cama. Ha intentado dormir un poco antes de ir a casa de sus padres, porque sabe (o al menos eso cree) que será mejor ir descansado y con el mejor humor posible. Dormir ayudaría a mejorar su humor, más le es simplemente imposible cerrar los ojos por más de 2 minutos. Por lo que ha estado dando vueltas en la cama, gruñendo y quejándose como si eso fuera a ayudar en algo. Su teléfono suena en la mesita de noche junto a la cama, duda un poco en tomarlo, más termina haciéndolo. 

Hizo bien.

Se trata de Gulf.

 

G: ¿Estás ocupado?

M: Para nada, ¿pasa algo?

G: No, nada. 

Solo quería escribirte, jaja. 

¿Eso es extraño?

 

Mew suelta una cálida risa, mientras se coloca de costado en la cama, con las manos tomando el celular.

 

M: ¿Por qué sería extraño? No lo es.

De hecho, es agradable que mandes mensajes.

G: Que bien, creí que sería raro.

 

—Piensas demasiado, Kanawut —murmuró para sí mismo, sin dejar de sonreírle al celular.

 

M: ¿Cómo te fue con tu madre?

G: Mejor de lo que imaginaba, en realidad.

No le gustó la idea de que me estés cortejando y que no te presentaras primero ante ella y papá para pedir permiso.

M: Diablos.

¿Debería hacerlo?

G: DIOS, NO. 

Ya no vivo con ellos, no pueden controlar si acepto o no un cortejo de algún alfa. Es una tontería anticuada. 

M: Soy anticuado.

G: Por Dios, Phi. Me llevas 6 años, no dos décadas. 

 

Resopló una risa, negando con la cabeza gracias a los mensajes de Gulf. Siente una calidez recorrerle el pecho, por muy bobo que suene, un par de mensajes de Kanawut son suficiente para hacerlo sentir bien, bastante sereno.  

Ya que no respondió el mensaje inmediatamente, recibió otro de Kanawut.

 

G: Mi Mae quiere conocerte. 

 

En ese instante, el celular se le resbaló de las manos y gracias a que intentó atraparlo, solamente provocó que terminara cayendo al suelo. Soltó un sin fin de maldiciones y rápidamente se arrastró en la superficie de su cama para estirar su brazo y así poder levantar el móvil del suelo. Revisó rápidamente que no tuviera ningún rasguño el aparato, para después apresurarse a desbloquearlo y abrir el chat de Gulf nuevamente. 

 

M: ¿¿En serio??

Eso sería

No sé, eh

¿Debo temer por mi vida?

G: Phi, no exageres! 

No estoy diciendo que vayas ahora, ¿sabes? Solamente quería comentarlo. También me pone nervioso que ella quiera conocerte, siento que nos están apresurando.

Puede ser después, cuando estés listo. 

 

No tiene miedo de presentarse a los padres de Gulf, desde muy joven ha sido valiente cuando se trata de ese tema, siempre fue valiente a la hora de presentarse con los padres de sus ex parejas. 

Más esta vez lo sentía tan… diferente. Siente que esta vez va a ser más importante que las anteriores y eso le pone los nervios de punta. Porque cortejar a alguien a su edad resulta algo muy comprometedor, más serio que sus anteriores noviazgos. 

Y aún con todos esos nervios, Mew está seguro de que terminará haciéndolo y le encantará conocer a los padres de Gulf. Que Gulf sea lo suficientemente valiente para decir que su madre quiere conocerlo, lo hace sentir malditamente bien, porque siente que Gulf tiene la confianza suficiente en él y en la relación que quieren formar. 

 

M: Será cuando ambos estemos listos, ¿ok? No hay que apresurarnos

G: Está bien, Phi <3 

 

Después de esos dos mensajes, la charla continuó con naturalidad. 

Todo estaba bien.


No le dijo a Gulf sobre la cena que tendría con sus padres, no lo quería preocupar, era innecesario. Primero escuchará todo lo que sus padres vayan a decirle, luego vería si preocuparse o no; porque ya sea malo o no lo que sus padres digan, debe decirle a Kanawut ya que está incluido en todo ese asunto, no debe ocultarle nada al respecto. Es algo que deben platicar juntos, para que las cosas salgan bien entre ellos. 

Pasaban las 7:30, Suppasit recién ha salido de la ducha y se encuentra cepillando sus dientes frente el gran espejo de su lavabo, observando su cabello húmedo que cae sobre su frente, también se toma un momento para mirar su cuerpo, la piel expuesta, hombros desnudos, pecho y abdomen al descubierto. Es atractivo, nadie puede negar eso. Tiene un rostro masculino que hace suspirar a cualquier persona y qué decir de su cuerpo, si bien no es el más definido se defiende bastante bien. 

No acostumbra a mostrar su cuerpo, quizás hace unos cuantos años atrás, cuando estaba en sus 20’s, pero actualmente no es algo que haga. Ni siquiera visita playas o albercas como para mostrarse en público. Aún así, le gusta mantener su figura. 

Escucha su celular, por el tono de llamada es seguro que se trate de Jom preguntando por él. Quizás papá quiera saber si asistirá o no a la cena y mande a Jom a averiguar al respecto.

Volvió a su habitación a paso tranquilo, no tenía la necesidad de apurarse, más cuando alcanzó el teléfono, este dejó de sonar. Vio como la barra de notificaciones marcaba una llamada perdida de Jom. Ah, parece ser que adivinó. 

Evita devolver la llamada, prefiere solamente enviar un mensaje confirmando su asistencia, así se ahorra tiempo. Mira sus demás mensajes, tiene uno de Gulf. Al abrirlo puede observar que le a enviado una foto de un plato con Som Tum* y debajo solamente escribió: Mi cena. 

Mew sonrió enormemente.

 

M: Se ve deliciosa, ¿me llevarías un poco mañana? 

 

G: Uh, no lo sé. Lo pensaré.

 

Entrecierra los ojos ligeramente, negando un par de veces con la cabeza. Sabe qué Gulf solamente está bromeando, bien, si Gulf bromea, él también. 

Abre la cámara frontal del móvil y sin importarle demasiado las fachas que se trae, se saca una foto de los hombros para arriba, haciendo un puchero. No piensa demasiado si mandar la fotografía o no, puesto que si se queda pensando terminará por no hacerlo. Cuando la envía, rápidamente deja caer el celular a la cama y regresa a su vestidor, eligiendo una camisa negra de botones, dudó por unos segundos debido a que está algo arrugada, pero le resta importancia después. También toma un pantalón de vestir café claro y unos zapatos café oscuros; por un segundo se debatió su ponerse o no ropa interior, al final terminó tomando un par de boxers de su cajón.

Deja caer la toalla al suelo del vestidor, se coloca los boxers y se agacha para recoger la toalla, para colocarla extendida sobre la silla que tiene en una de las esquinas del vestidor. Regresa a su recámara con la camisa en un gancho y el pantalón bien doblado en una mano, deja la camisa sobre la cama extendida mientras se coloca el pantalón; al momento de ajustar el pantalón sobre su cadera, escuchó su celular sonar con insistencia. Frunció el ceño al ver que era una llamada de Kao. 

—¿Qué sucede Kao?

—Querido amigo, vengo a recoger a mi bebé, estoy abajo. 

Suppasit soltó una risa disimulada.

—Entonces sube, te daré tu llave y así me das la mía.

—¿Puedo? ¿Gulf no sigue contigo? 

—Ojalá, sólo sube y aquí hablamos. Rápido que voy de salida. 

Justo en el instante que colgó la llamada, terminó de vestirse; tuvo que volver al vestidor para tomar un par de zapatos cafés para calzarlos. Guardó su celular en el bolsillo de su pantalón y se colocó un poco de aquella colonia que servía para cubrir su aroma natural. Se miró en el espejo completo que tenía en la habitación, pensando por unos segundos su doblar las mangas de la camisa o dejarla simplemente así. 

Más pronto que tarde escuchó los pasos de Kao aproximándose a la habitación, aun así, no dejó de mirarse en el espejo; definitivamente doblará las mangas hasta los codos.

—Wow, wow. ¡Ho~la! Estás muy bien vestido, aunque me acostumbré a verte con trajes. ¿A dónde vas? —exclamó Noppakao con una enorme sonrisa, mostrándose un poco sorprendido—. No me digas, ¿otra cita con nuestro querido asistente Kanawut?

—Ojalá fuera eso. Tengo una cena con mis papás.

Kao inmediatamente captó aquel tono algo abrumado de Mew—. Diablos, ¿están molestos?

—En realidad no tengo idea, no he hablado con ellos en toda la semana, solamente he hablado con Jom, pero por la forma en que me habló, estoy seguro que las cosas estarán algo tensas en casa.

Mientras terminaba de hablar, se dirigió hacia las afueras de la habitación. Fue directo hacia la mesa del comedor, de donde tomó las preciadas llaves del auto de Kao, al darse vuelta se las lanzó. Noppakao reaccionó rápido y tomó las llaves en el aire. Hizo lo mismo a la hora de devolverle las llaves del auto a Suppasit.

—Me imagino como están las cosas, cuando hablé con ella se notaba fastidiada. 

—Sí… Nuevamente gracias Kao, me ayudaste bastante hoy. 

—No agradezcas, con tal de que salgas un poco de la oficina y de tu casa, estaré dispuesto a ayudar. 

Mew sonrió ligeramente, agradeciendo con voz silenciosa mientras guardaba la llave en su bolsillo contrario al que tenía su celular. Habló con Noppakao por un breve momento, prometiendo que hablarían mañana con más calma y respondería a todas sus preguntas: tanto de la cita, como de la cena. 

Bajaron juntos en el elevador, Kao fue un poco fastidioso, tratando de aliviar un poco el peso de la preocupación que Mew tenía sobre sus hombros. Suppasit estaba bastante tenso aunque intentara disimularlo, simplemente el editor lo conocía demasiado bien como para caer en la fachada de hombre fuerte e inquebrantable. Eso definitivamente no se la termina de creer.

Al llegar al estacionamiento se despidieron, Kao caminó un poco más para llegar a su auto mientras que Mew solamente tuvo que caminar unos cuantos pasos del elevador para llegar al auto. 

En el instante que encendió el auto, miró directamente a la pantalla que yace sobre el tablero donde observa la hora. 6:30 PM, tiene tiempo suficiente para llegar a casa de sus padres justo a la hora acordada.

Espera unos segundos antes de salir del estacionamiento. Tomó una respiración profunda, intentando mantener la calma y tranquilizar los nervios, que si bien no los refleja con su rostro, por dentro tenía un sin fin de emociones desencadenadas. Realmente se sentía como un niño que esperaba el regaño de sus padres por hacer algo muy malo. Más no se dejaría llevar por los sentimientos que lo estaban volviendo loco por dentro. 

Debía ser fuerte.

Está más que preparado para lo que su padre fuera a decirle respecto a lo que ha sucedido.

Sin esperar más, salió del estacionamiento en dirección a la casa de sus padres.

[...]

La llegada a su destino fue más rápida de lo que creyó, aunque tenía que atravesar la ciudad y alejarse del centro de Bangkok, debido a que la residencia Jongcheveevat se encuentra en una zona alejada y más tranquila. A sus padres no les gustaba demasiado el ajetreo de la ciudad.

Entró en el lugar libre en el amplio estacionamiento de la casa de sus padres, junto al que conocía como el auto de su hermana. No lleva tanto tiempo sin ver a su madre y hermana, pero a su padre lleva más de dos meses sin verlo; lo ha saludado por teléfono un par de veces, uno que otro mensaje, más no lo ha mirado directamente. Han tenido varios choques desde hace unos cuantos años, no llevan la mejor relación. 

Por lo que es consciente de que las cosas no serán nada fáciles en la cena de hoy. 

Al apagar el auto se quedó pensando por unos segundos, cerrando los ojos y apretando el volante con ambas manos, usando un poco de fuerza. Dándose fuerzas para continuar con aquello. Por un segundo una pregunta se cruzó por su cabeza, más la ahuyentó inmediatamente: ¿Por qué estaba haciendo eso? Diablos, claro que sabe por qué lo hace. 

La imagen de Gulf pasó por su cabeza, su rostro sonriente y risueño, también escuchó su risa contagiosa en su cabeza. 

—Vamos Suppasit, puedes con esto y más.

Respiró profundo y calmó sus nervios, para luego inmediatamente bajar de su auto. Una vez abajo, se dirigió a la entrada principal de la casa, justo cuando alzaba su mano para llamar a la puerta, esta se abrió de par en par, dejando ver a su hermana menor. 

Jom tenía una expresión… bastante neutral. No se notaba emocionada por la llegada de Mew, más tampoco se veía molesta por ello. Jom vestía unos pantalones blancos que se ajustaban a su cintura y caen en un corte recto, porta una blusa corta de color amarilla y una zapatillas bajas de color blanco. También llevaba un maquillaje suave, un color rojo natural que brillaba ligeramente.

—El hijo pródigo ha regresado —exclamó con una sonrisa ladina, se colocó sobre la punta de sus pies para alcanzar el rostro de Mew y saludarlo con un beso en la mejilla. 

—Tan simpática como siempre.

Jom y Mew tienen un carácter bastante similar, por no decir que es el mismo. Fueron criados para ser fuertes, sin importar su subgénero, aunque no fue una sorpresa que cuando se presentó su subgénero, resultaran ser alfas los dos. Las alfa mujeres eran cada vez más comunes, por lo que cuando Jom se presentó, fue un gran orgullo para todos en la casa; aunque sus padres siempre supieron que ella sería alfa. 

Ella fue la primera en moverse luego del saludo, enganchó su brazo en el de su hermano, jalando con un poco de fuerza para que Mew termine de entrar a la casa. Así se dirigieron a la sala principal de la enorme residencia, sin decir ni una sola palabra, lo único que se escuchaba eran los tacones de Jom golpeando el mármol del piso. 

Al entrar en la sala, se encontraron con la madre de Mew, que estaba sentada en el sillón más grande de la sala. La mujer mayor sostenía a un pequeño pomerania que comenzó a moverse con emoción sobre el regazo de Suporn; el perro no tardó mucho en saltar y correr en dirección a Jomkwan y Suppasit. Este último se soltó del agarre de su hermana para agacharse a tomar al perro en sus brazos. 

—¡Chopper! ¿Me extrañaste, eh pequeño?

—No es el único. 

Se puso de pie con el perro en brazos, sonrió en dirección a su madre, quien se acercaba a paso lento a él. Una vez que la tuvo enfrente suyo, se inclinó para besar ambas mejillas con suavidad. 

—Lo sé.

—Parece que no —exclamó la mujer—. He estado llamando a tu celular desde hace una semana, he mandado mensajes también, pero ni una sola llamada fue contestada, mucho menos los mensajes. En verdad estuve a nada de llamar a tu oficina, quizás tu asistente se hubiera molestado en responder y, con suerte, comunicarme contigo después. 

Mew se tensó ligeramente ante la mención de su asistente, reza porque su madre no notara la tensión sobre su cuerpo.

Aclaró su garganta, dando una mirada algo arrepentida a Suporn.

—Mae… Tuve una semana bastante pesada, además de que estaba seguro cuáles serían tus palabras si respondía a tu llamada. 

Suporn soltó un suspiro, dedicándole una sonrisa sincera a su hijo. Por suerte, el tema no se tocó en ese momento. Su madre y hermana comenzaron una conversación amigable, invitando a Mew a la conversación. Temas sociales, de las familias que son grandes amigos de sus padres, unos pocos son amigos de Mew, aunque la mayoría no eran de su agrado; de igual forma escuchó la mención de un par de nombres de familiares. Un familiar lejano enfermo, la boda de una tía que vive del otro lado del país, la próxima graduación de universidad de su primo más cercano, se hará una fiesta luego de la graduación oficial.

Asistirá a lo último, le tiene un gran cariño a su primo.

Pasaron alrededor de 10 minutos cuando el sonido de pasos se hizo presente en sus oídos. Jom miró hacia la puerta donde había entrado con Mew. Suppasit no se atrevió a mirar hacia allá, solamente continuó acariciando a Chopper, que se había echado sobre sus piernas. Observó como su madre se levantaba del sillón y caminaba sonriente hacía su esposo, la segunda persona en levantarse fue Jom, que al igual que su madre se dirigió a saludar a Boonsak; pudo escucharlo claramente sonreír hacia ella. 

Entonces, sintió como los tres lo miraron de forma atenta. Se vio obligado a bajar al pequeño animal, dejándolo echado en el suelo, se puso de pie inmediatamente después y giró hacia su familia. Sus ojos se cruzaron con los de Boonsak, quien mantenía una expresión seria en todo momento.

—Pho —saludó, haciendo un Wai en dirección a su padre. Pasaron unos segundos, unos tortuosos segundos antes de que el mayor le devolviera el saludo, asintiendo con la cabeza hacia Suppasit.

—¿Pasamos al comedor? —cuestionó la mujer mayor, mostrando una sonrisa tranquila a ambos varones. 

Todos estuvieron de acuerdo, aunque no dijeron mucho mientras se dirigían al comedor, que no estaba tan lejos de donde se encontraban en esos momentos. Suporn abrazo el brazo izquierdo de su hijo, jalando de Mew hacia el comedor; Suppasit no pudo evitar sonreírle a su encantadora madre. 

Una vez que se encontraron en la mesa, comenzó una charla neutral; la mujer mayor le preguntó a su hija menor acerca de su trabajo, como estaba llevando las cosas y que tal la trataba el mundo. Jom estuvo encantada de hablar del tema. Fueron servidos por una empleada que Mew no conocía, se pregunta qué habrá pasado con la anterior, pero no se molesta en volver su duda en el tema principal de conversación, en su lugar, escucha con atención todo lo que su hermana menor dice. Le alegra que a ella le esté yendo bien.

Mew y su padre comían en silencio, haciendo uno que otro comentario sin meterse demasiado en la conversación. El CEO se sentía un poco… incomodo, puesto que cada que abre la boca siente la mirada de su padre en él. 

Sabe lo que Boonsak quiere. No tiene que ser adivino para saber que su padre debe estar aguantando con todas sus fuerzas preguntar respecto al escándalo de la semana pasada, oh, claro que quiere hacerlo; tal vez su esposa le pidió estrictamente no tocar el tema de conversación en la cena o al menos no al principio de esta. Mew agradece internamente a su madre o cual sea la razón por la que su padre no lo ha bombardeado con preguntas.

Unos cuantos minutos más tarde, un postre de gelatina se les fue servido y la tensión pareció ser olvidada por Jom y su madre, esta última se atrevió a preguntar respecto a la semana de Mew. 

Suporn se dio cuenta inmediatamente que había metido la pata, porque la tensión que se posó sobre el cuerpo de Suppasit fue sumamente visible. Aún así, se forzó a contestar a la pregunta.

—No estuvo mal, nos preparamos para la junta de mañana, abordaremos varios temas con respecto a la nueva imagen de la revista, también tendré las ofertas de presupuesto para el evento de aniversario de la revista y empresa, claro.

—¿Tener una multitud de camarógrafos y reporteros tras de ti es tener una semana “no tan mala” ? —exclamó Boonsak en un tono irónico, mientras se llevaba una cucharada a la boca—. Para mí esa sería una semana de porquería.

Por su parte, Mew soltó un pesado suspiro, dejando caer la cuchara que sostiene entre sus dedos en el plato. —¿No es más fácil hablar directo? —gruñó en dirección al hombre mayor—. Si tienes algo que decir, dilo, no ataques de forma irónica, ni me mires de esa forma. 

—Entonces tú no vengas a casa actuando como si nada pasara, todos en esta mesa saben el escándalo que provocaste la semana pasada. Más bien, todo Bangkok lo sabe. ¿O creíste que no sabría nada acerca del show que provocaste?

¿Show? —gruñó—. Yo estaba protegiendo a mi acompañante, porque un alfa estúpido y abusivo creyó que sería fácil llevarse a un omega que entró en celo. ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Ignorar la situación? ¿Dejar que se llevaran a mi acompañante?

—Para empezar, ese chico no debió asistir a un evento si sabía que estaba cerca de su celo. Además, ¿quién es él? Después de tanto tiempo sin interesarte en alguien, sin presentarte con algún omega en público, te atreves a aparecerte en un evento social de esa magnitud con un ese… chico. 

Los hombros de Mew se tensaron, intentó calmar sus nervios desviando la mirada al postre frente a él.

—No es nadie que conozcan. 

—Eso lo tengo claro, no encontré nada de él. 

—¿Para qué quieres saber de él? —gruñó, mirándolo de reojo—. ¿Qué quieres? ¿Saber de dónde viene? ¿Qué pretende? ¿Si acaso va detrás de mi dinero?

Mi dinero . Es mi empresa, no tuya —aunque Boonsak no levantara su voz, usó la voz de mando , provocando un dolor de cabeza en Mew—. Sí, quiero saber todo de ese Omega, saber de qué agujero lo sacaste. ¿O acaso no recuerdas lo que sucedió la última vez que estuviste con un cualquiera

Aquella última palabra fue la gota que derramó el vaso. La paciencia de Mew se agotó por completo, simplemente no podía seguir escuchando a su padre. Se levantó de golpe de la mesa, golpeando la mesa con las palmas abiertas; golpeó su vaso, ahora se derrama sobre la mesa. 

Cuando miró directamente a su padre, todos los presentes notaron que su mirada se tornó amarilla. 

—No voy a permitir que te refieras a él como un “cualquiera”. No lo compares con nadie, no lo compares con él , porque no es igual; no lo juzgues porque no lo conoces. No tienes derecho a hablar de él como si fuera alguien insignificante, porque no mereces siquiera hablar de él. 

El rostro de Boonsak Jongcheveevat era un completo poema , mierda, Y es que, suele discutir con su primogénito, de hecho, lo ha hecho tantas veces que no debería sorprenderle cuando Suppasit se enoja. Pero fue diferente. 

Esta vez fue totalmente diferente. 

Podía oírlo, podía verlo, podía sentirlo

La mirada enfurecida, la forma en la que se marcaban las venas de su cuello, el tono de voz empleado y sus palabras. No era como la última vez, cuando habló mal de Art Pakpoom Juanchainat en el momento que lo presentó como su pareja.

Al no recibir respuesta de su padre, arrastró sus manos lejos de la mesa y empujó la silla detrás suyo. Miró a su madre y hermana, hizo un Wai de despedida. 

—Mae, Nong, gracias por la cena y compañía, fue agradable verlas otra vez. Prometo no volver a ignorar sus llamadas, lamento eso. 

—Mew, no tienes que irte… —comenzó a decir Suporn, que miraba con ojos tristes a su hijo mayor.

—Perdón Mae, pero no pienso seguir compartiendo mesa con alguien que no tiene respeto hacia los demás. 

Y sin más que decir, Mew se retiró del comedor. No tardó demasiado en salir de la casa, dejando a los tres presentes en un total y completo silencio. 

No podía resistir ni un solo segundo más ahí dentro, porque si lo hacía, las cosas terminarían siendo más que simples palabras hirientes y no quería faltarle aún más el respeto a su padre. Él no es así. Mew jamás fue grosero con sus padres.

Pero no permitiría que le faltaran el respeto a Gulf. 

Ni siquiera su propia familia. 

Las cosas serán un poco más complicadas de lo que en realidad pensó.

Notes:

* Som Tum: Ensalada picante de papaya.

Chapter 17: Capítulo Dieciséis

Chapter Text

Gulf salió más temprano de lo usual de casa, por suerte le pidió a su madre que se llevará a Jai con ella. Había recibido una llamada del mecánico donde tenía su auto en reparación, y ya llevaba un tiempo en eso, demasiado tiempo la verdad. Lo cual molestaba y frustraba demasiado a Gulf. Se había acostumbrado a moverse en auto luego que él y Bright podría costear ese auto de medio uso hace unos años, y si bien no era un vehículo de última generación y tampoco nada lujoso, servía de maravilla. 

 

O así era hasta hace unas semanas. 

 

No sabe qué demonios le sucedió al vehículo, solamente una mañana mientras iba a la universidad el auto se quedó parado y no volvió a encender. Tuvo que llamarle a su padre para que lo fuera a recoger, debido a que Bright estaba en una junta importante, así que tuvo que acudir a sus padres. 

 

Pensar en el pago que hizo para que la grúa recogiera el vehículo y lo trasladara al taller, además del pago de la reparación lo ponía de mala. Gasto, gastos y más gastos. De no ser que necesita el auto para moverse, no habría pagado nada por la reparación.

 

En ese momento, está bajando del Uber que lo ha dejado justo frente al taller mecánico donde lo había dejado; su padre le había recomendado el sitio, así que tiene esperanza de que todo haya quedado perfecto con el automóvil y no le vaya a causar problemas pronto. Una vez dentro del taller, habló un poco con el dueño del lugar, quien lo había recibido hace unas semanas y con quien se ha estado comunicando durante el transcurso de esas semanas. 

 

Cuando le devolvieron las llaves de su auto y lo encendió, todo aparentaba estar bien. Lo probó alrededor de la cuadra donde estaba el taller, se sintió tan relajado al manejar que no pudo evitar suspirar con alivio. ¡Ama su auto! Lo había extrañado tanto.

 

Una vez que regresó al taller, sacó el dinero que tenía destinado para el pago del vehículo. Era parte de sus ahorros, ese dinero que guardaba para cualquier cosa. Como algún gasto de emergencia, como lo ha sido el gasto de la reparación del automóvil, aunque definitivamente le hubiera gustado usarlo para alguna otra cosa. Quizás para comprarle algo bonito a Jai, algo para sus padres… 

 

Ya que le queda, no puede solo quejarse. Se esforzará por conseguir ahorrar más dinero pronto y así darle algún gusto a su pequeño cachorro.

 

Gulf no va a negar que sintió bien el manejar su auto hasta la empresa, ni siquiera el pesado traffic de Bangkok lo puso de malas, disfrutó cada minuto manejando. Entró al estacionamiento subterráneo y aparcó el auto a unos cuantos metros del elevador, no muy cerca, pero tampoco tan lejos. Y mientras se dirigía al elevador, vio pasar frente a él el automóvil de K'Suppasit, era fácil reconocer el lujoso vehículo que este maneja todo el tiempo.

 

Sonrió de forma discreta, recordando la cita que tuvieron el día anterior y los mensajes que se enviaron en la noche. Aunque se sentía algo avergonzado de recordar cómo no fue capaz de responder cuando Mew le envió aquella fotografía, que, si bien no fue algo atrevido u obsceno, Suppasit no dejaba de ser malditamente caliente. Está pasando justo detrás del auto recién aparcado de su jefe, cuando este salió del vehículo y lo llamó inmediatamente después.

 

—¡Gulf!

 

Obviamente se detuvo, volteando hacia Mew y sonriendo, aún un poco avergonzado por recordar la foto que se ha atrevido a guardar en su celular, sin embargo, intenta disimular.

 

—Buenos días Khun —saluda, con una pizca de gracia en su voz. Poco después soltó una risita discreta, cuando vio a Mew fruncir el ceño.

 

—¿Khun? ¿Qué pasó con Phi? 

 

Y tal como en la fotografía de ayer, hizo un ligero mohín. 

 

La expresión de Mew derretía el corazón de Gulf por completo, por lo que no pudo resistirse y se acercó con una enorme sonrisa a Mew, tomó del rostro para después darle un pequeño beso en los labios.

 

Obviamente tomó por sorpresa a Suppasit, que por un segundo se sintió un poco alarmado por estar en el estacionamiento, expuestos a que cualquier persona los viera. Aunque ese pensamiento fue eliminado de su mente inmediatamente, recordando que ya todos tienen una sospecha, que su familia sabe de Gulf y probablemente pronto terminan de asimilar las cosas. Mew ya está en problemas, ¿para qué seguir negándose a aquello? Es solamente un beso.

 

Y, a decir verdad, sería un pecado separarse de los labios ajenos.

 

Su mano izquierda viaja al rostro de Gulf, tomando su mejilla bajo la palma de su mano. No lo dejó ir, pidió permiso de forma silenciosa para entrar en su boca, acariciando el labio inferior de Gulf con la punta de su lengua. Escuchó una suave risa proveniente del menor, hizo cosquillas en sus labios y sonrió contra la boca ajena. El permiso fue concedido, Kanawut envolvió un brazo alrededor del cuello de Suppasit, lo hubiera rodeado con ambos, pero en su mano izquierda sostenía su mochila que lleva consigo todos los días.

 

Abrieron sus labios y pronto sus lenguas se encontraron, se rozaban como si quisieran volverse una sola.

 

Justo Mew estaba pasando su brazo alrededor de la estrecha cintura de Gulf, cuando el sonido de un claxon los hizo saltar.

 

No era necesario ser muy inteligente para saber quién se atrevería a tocarle el claxon al jefe de la empresa, cuando ambos se separaron pudieron ver el auto de Kao aparcándose en un espacio junto al auto de Mew. Esperaban ver bajar a Kao, y bueno, así fue. Lo curioso fue que no solo se abrió la puerta del conductor, sino que también la del copiloto. Del lado del copiloto vieron bajar a War, que parecía entre avergonzado y molesto, estaba regañando a Kao, quien salió entre risas por su lado.

 

—¡Que inmaduro, P’Kao!

 

—¿Qué hice? Deben agradecer que fuimos nosotros quienes los encontramos en plena sesión de besos —exclamó mientras se dirigía a Mew y Gulf con una sonrisa—. Tortolos, ¿llegaron juntos?

 

—No tan juntos como ustedes.

 

Aquello se le había escapado a Gulf, quien se había sentido avergonzado por ser atrapado, pero ahora se sentía de lo más curioso por la llegada de aquel par. ¿Qué hace War con P’Kao? Eso no el algo común, de hecho, no es algo normal. Se sentía tan curioso y no dejaba de mirar a Wanarat con ojos llenos de dudas.

 

Y es evidente que War se dio cuenta de ello, porque cuando se acercó junto a Kao a la pareja, tomó su distancia con Noppakao.

 

—Nosotros…

 

—P’Kao me vio en la parada de autobús —interrumpió inmediatamente el diseñador—. Él me vio y… se detuvo y se ofreció a traerme. Eso es todo —no esperó a que alguno dijera algo, se movió rápido hacia Kanawut, lo tomó del antebrazo y lo jaló para que caminara con él hacia el elevador—. Perdón K’Mew, ¿Puedo llevármelo un rato? Necesito su ayuda para preparar la presentación de los diseños para la junta. ¡Permiso!

 

Nadie dijo nada al respecto y mucho menos intentaron detener el paso veloz de War hacia el elevador, arrastrando a Gulf con él. El asistente le dirigió una mirada rápida al CEO, sonriéndole con algo de vergüenza por la interrupción que tuvieron.

 

Pronto ambos alfas se encontraron solos en el estacionamiento, mirando como el elevador se cerraba y los números comenzaba a aumentar en el marcador. Hubo un silencio de unos cuantos segundos, Kao parecía bastante complacido con la situación, mientras que Mew está bastante confundido. ¿Qué acaba de pasar? Hace un momento se estaba dando un beso con Gulf y ahora estaba a solas con Kao, quien llegó acompañado por…

 

—¿Por qué Wanarat llegó contigo?

 

Noppakao sonrió de lado, pasándose una mano por el cabello en un burdo intento por acomodarlo.

 

—Él ya lo explicó, ¿acaso no le crees?

 

—En realidad, no. Anda, suéltalo —cruzó los brazos sobre su pecho, alzando una ceja.

 

Lo primero que recibió como respuesta fue una risa baja, la cual Mew conocía bastante bien.

 

—Ok, tienes razón. Lo que dijo War no es cierto, pero prometí no decir nada al respecto. Debo respetar eso.

 

Una parte de Suppasit comprendió lo que Noppakao decía, conoce bien a su amigo y, aunque sea todo un rompecorazones, Kao jamás exponía la vida íntima de sus relaciones, respetaba a todo omega, beta y en ocasiones alfa con el que tenía “algo”. Porque sí, Mew sabía que algo estaba pasando ahí o algo está por pasar. Y, por otro lado, Mew quiere interrogar hasta el cansancio a Kao, porque ¡mierda! Kao siempre lo hace, le pregunta hasta el cansancio y es tan invasivo en ocasiones.

 

Pero Mew no es así y no comenzara a ser así en esos momentos.

 

Quizás se pueda enterar en algún momento de algo de lo que está pasando.

 


 

Gulf Kanawut Traipipattanapong no es alguien chismoso. ¡Por supuesto que no! Jamás lo ha sido, porque sabe lo pesado que es estar en boca de todos, que los rumores sobre vayan de boca en boca. Lo detesta, en serio lo hace.

 

Aunque en esos momentos, la curiosidad lo está matando.

 

Se encuentra en el elevador con War junto a él, quien parece estar demasiado nervioso y ansioso en esos momentos. No deja de mover su pierna izquierda, aprieta y cierra sus manos y mira a todas partes menos a Gulf. ¿Por qué War no lo mira? ¿Por qué no le habla? Ok, ninguno nunca han sido personas muy conversadoras, de hecho, por ese mismo motivo es que se llevan tan bien, pero siempre tienen un punto medio de conversación.

 

Saludos, preguntar por las actividades del otro, preguntar por la agenda de hoy, hablar de los diseños, etc. ¿Y ahora? No hay ni una sola palabras. ¡Ni siquiera ha preguntado por el beso que se dio con P’Mew!

 

—¿Sabes? Ayer tuve una cita con P’Mew.

 

—Genial.

 

—Estuvo bien, aunque Mae nos descubrió.

 

—Oh, que bien.

 

—Quiere conocer a Mew…

 

—Super.

 

Bien, eso no estaba funcionando.

 

—¿Tienes una relación secreta con P’Kao?

 

 

—Sí- ¡P-por supuesto que no! ¿Qué te hace pensar eso? —exclamó, apretando con ambas manos la mochila donde lleva su Laptop del trabajo. Wanarat se nota nervioso, tiene el ceño fruncido y comenzó a balancearse sobre el lugar donde está parado. Comenzó a negar repetidas veces de la cabeza, respirando profundamente en un intento por mantener la compostura—. ¿Por qué crees eso?

 

—Porque llegaste junto a P’Kao —respondió sin rodeos, encogiéndose de hombros—. Además de que la excusa que diste fue… poco creíble.

 

La respuesta que recibe es un largo y cansado grito, no uno tan alto, solo lo suficiente para hacer notar lo frustrado que War se encuentra.

 

El elevador se detuvo y la puerta corrediza se abrió en su totalidad, el mayor de los omegas fue el primero en salir de su interior, con Kanawut pisándole los talones; quien se nota algo divertido por la situación en la que está.

 

Después de ser el tema principal de toda la semana, Gulf se siente bastante bien por saber que War también parece estarse metiendo en algún drama o situación con Kao.

 

Llegan en silencio hacia la oficina de War que, si bien no era algo de gran tamaño, consideran ganancia que no tenga que compartir sitio con los demás diseñadores de la empresa. Es cómodo tanto para War como para Gulf, ya que pueden tener mayor privacidad dentro de una oficina cerrada.

 

Así que es libre de preguntar lo que quiera, sin temer ser escuchados.

 

Wanarat se sentó en su silla detrás del escritorio de buen tamaño que posee, soltando un pesado suspiro. Por su parte, Kanawut tomó asiento sobre la silla frente a él, del lado contrario al de War en el escritorio. Dejó con cuidado la mochila en el suelo, apoyó sus codos sobre el escritorio y después su rostro entre sus manos.

 

—Phi, ¿no me dirás que pasó entre tú y P’Kao? —se quejó en voz alta—. Yo te conté todo sobre mí.

 

—No me chantajees, Gulf —bufó, sonriendo ligeramente de lado por el tono de voz de Gulf emplea en esos momentos—. Sí voy a decirte, ¿ok? Es solo que, todo es muy vergonzoso y sucedió tan rápido.

 

—Espera, ¿dormiste con Kao?

 

—¡No! Claro que no, por Buda.

 

—¡Entonces qué! Haces sonar todo muy sospechoso Phi.

 

—P’Kao me ayudó anoche, ¿bien? Nos encontramos en un bar o más bien, él me encontró. Fue una casualidad, yo estaba ahí con mis amigos de la universidad, bebimos de más y para cuando pasaba de la media noche yo quería irme, pero estaba demasiado ebrio y mis amigos no estaban mejor. No me enorgullecen mis acciones, según recuerdo estuve por subir al auto de alguien —un escalofrío recorrió el cuerpo de War, se removió incomodo en su silla—. P’Kao lo impidió, por suerte.

 

Gulf frunció el ceño. ¿Eso es todo? No encontraba nada de malo en lo que War le platicaba. Lo único que puede pensar es que Kao es una buena persona y un buen alfa; quien sabe que hubiera sido de Wanarat si Noppakao no hubiera intervenido.

 

—No encuentro lo malo en todo eso.

 

—¡Y no lo hay! Lo malo vino después, que Kao me jaló para que lo siguiera y, no sé qué me pasó, parte de mí creyó que sería buena idea agradecerle.

 

—Eso no tiene nada de malo…

 

—Le agradecí con un beso, Gulf. ¡Me lancé hacia él y lo besé! —exclamó, mientras dejaba caer la cabeza contra el escritorio—. No sé qué ocurrió después, todo es muy borroso. Cuando desperté, estaba en mi cama. Tenía demasiado dolor de cabeza y desperté demasiado temprano, fui por una aspirina a mi cocina y oh, sorpresa, P’Kao estaba en mi sala, roncando en mi sofá.

 

Para este punto de la conversación, Gulf ya había estallado en risas. Se cubría la boca e intentaba respirar hondo para parar de reír, más no le era posible. Una parte de él se sentía bastante mal por la situación en la que se metió War y, por otro lado, se estaba divirtiendo. Era casi lo mismo que le sucedió a él con Mew. ¡Malditas coincidencias!

 

Pronto War se comenzó a quejar de Gulf, diciéndole que parara de reír y que aquello no era nada gracioso. Parecía una situación de un par de adolescentes en preparatoria, todo era tan jodido.

 

—Vamos Phi, no te molestes. No es tan malo.

 

—¿No es tan malo? Besé a un superior, no solo a un superior, sino al nombrado Don Juan de la oficina.

 

Gulf suspiró. Bien, Kao tiene una reputación de mujeriego, por así decirlo. Tiene entendido que ha estado con algunas personas de la oficina y se la vive saliendo con un sinfín de personas fuera del trabajo. ¿Era una novedad? Definitivamente no. Noppakao Dechaphatthanakun es un alfa guapo, elegante y carismático, un alfa coqueto que te hace suspirar cuando te dedica una de sus perfectas sonrisas. No es de extrañar que cualquiera caiga rendido ante él. El propio Kanawut se sintió un poco atraído hacia Noppakao y su actitud.

 

Y si lo pensaba lo suficiente, tampoco sería extraño que War se sintiera, aunque sea un poco atraído por él. Después de todo Kao era alguien encantador.

 

—Quizás a tu omega le guste P’Kao —soltó al aire como si no fuera nada.

 

—No —exclamó, levantando la cabeza del escritorio—. ¿O sí? —murmuró con una expresión llena de confusión—. ¡No, no puede ser!

 

—Pensé lo mismo. En realidad, aún lo pienso —lanzó un suspiro, echándose hacia atrás en la silla—. No estoy seguro de todo lo que siento, es muy complicado todo, ¿sabes? —hizo una pausa de varios segundos, dándole una mirada rápida a War. Puede notar como la incomodidad e incertidumbre en su rostro—. Ok, ¿sabes qué? Mejor hablemos de la junta de hoy, tenemos que prepararnos para presentar los diseños de la revista y las ideas para la fiesta de aniversario de la empresa.

 

Wanarat miró por un par de segundos a Kanawut, luego asintió con determinación. Era mejor empezar a trabajar, quizás dejando de pensar en lo que ocurrió la noche anterior pueda aclarar su mente y relajarse un poco.

 

—Me parece una buena idea.

 

[…]

 

Daban las 9:00 cuando Gulf estaba ingresando a la oficina de Mew.

 

Él y War se tomaron su tiempo para planear la presentación, también vinieron a tema otras cosas más, dejando totalmente de lado el tema de Kao; era mejor no presionar a War para hablar del tema. Cuando él quiera hablarlo, Gulf será todo oídos.

 

Se adentró en la oficina del CEO en silencio, mientras repasaba todos los pendientes que tiene apuntados en la agenda. No eran muchos, el único realmente importante para ellos en ese momento era la reunión con Pattarabut, el único publicista que convencía a P’Mew lo suficiente como para tener una junta privada directamente con él. Y claro, teniendo en cuenta que el publicista era recomendación directa de Mild.

 

Escuchó movimiento en la oficina, por lo que inmediatamente alzó la mirada, encontrándose con Mew, que al parecer iba saliendo del baño privado que tiene en la oficina. A juzgar por el aroma que se esparcía por toda la oficina, era fácil adivinar que Mew acaba de colocarse un poco de esa loción que neutraliza su aroma.

 

No pudo evitar respirar hondo, porque si bien quisiera sentir el aroma natural de Mew, también le encantaba ese aroma artificial de la loción que su jefe siempre utiliza. Y quizás su expresión de satisfacción era demasiado obvia, porque pudo ver y escuchar a Suppasit reír.

 

—Hola de nuevo.

 

Saludó de vuelta, acercándose al escritorio. Además de la agenda, en su mano derecha lleva un túper de plástico transparente en su mano. Esto capta la atención de Suppasit, que tarda unos segundos mirando el recipiente, como si intentara averiguar que era. No es usual que Kanawut anda de aquí para allá con su almuerzo, siempre deja sus pertenencias en su lugar de trabajo.

 

Gulf se dio cuenta de la atención sobre el recipiente, a lo que sonríe. Es divertido el interés de Mew en algo que no sea trabajo. Colocó el recipiente de platico sobre el escritorio de Mew, para después empujarlo hacia él con un dedo, sin borrar esa sonrisa del rostro.

 

—¿Qué es…?

 

—Som Tum, Phi —respondió con simpleza—. Ayer me pediste un poco… Así que aquí tienes.

 

La expresión de Mew cambió de una curiosa a una sonrisa radiante. Y a Gulf le encantó esa expresión.

 

—¿Puedo probarla ahora?

 

—Claro Phi, es tuyo, no me tienes que pedir permiso.

 

Compartieron una breve risa, Suppasit se movió sobre su silla y se inclinó a buscar entre uno de los cajones del escritorio; sacó un juego de cubiertos del interior. No le sorprende a Gulf, es consciente de que cosas tiene su jefe en el interior de su escritorio, así que no le parece raro verlo sacar cubiertos de su escritorio. Sabe que su mayor es alguien cuidadoso y preparado para cualquier cosa.

 

Destapó con cuidado el túper, se inclinó ligeramente para sentir el aroma que desprende el recipiente y justo después, tomó el primer bocado de comida.

 

Kanawut no se permite mentir, se sentía un poco nervioso por saber si la ensalada seria del gusto de Suppasit o no. ¿Le gustaría? ¿Le puso suficiente picante? ¿Fue demasiado o muy poco? Tuvo que reprimir el impulso de comenzar a mordisquear su pulgar, en su lugar comenzó a morder su labio inferior.

 

Los nervios desaparecieron cuando escuchó un sonido de satisfacción escapar de la boca de Mew.

 

—Hm, no te voy a mentir, no soy alguien de picante —exclamó, mientras tomaba otro poco de ensalada con su tenedor—. Pero este Som Tum está… —se llevó el cubierto a la boca, comenzando a mascar lentamente— delicioso.

 

El rostro de Gulf se iluminó con una sonrisa. Bien, él no es genio en la cocina, pero se defiende bastante bien. Así que Mew le diga que le gusta su comida es algo bastante satisfactorio; hace que su omega salté de la emoción.

 

—¡Que bien que te guste! —exclamó, poniéndose de pie y rodeando el escritorio—. Cuando quieras puedes pedir cualquier platillo tailandés y con mucho gusto lo haré, en serio Phi —para cuando terminaba de decir aquello, el asistente se había atrevido a inclinarse y abrazar a su jefe por el cuello.

 

Bien, ese no es precisamente Gulf. Sino su parte omega, que ha logrado controlar sus acciones por la emoción de recibir un cumplido de parte del alfa. ¡Oh, gloria de todos los cielos! Para los omegas, recibir un cumplido de parte del alfa que les atrae es, simplemente lo más perfecto de todo. Y sí, ha recibido cumplidos de Mew antes, pero eran cumplidos más… profesionales. Ahora es distinto, bastante, a decir verdad.

 

Y debido a que su reacción no es considerada normal, Suppasit se sorprendió demasiado. Por sus palabras, la emoción y el abrazo. ¿Cómo reaccionar a eso? No tiene la más mínima idea, así que simplemente se quedó estático.

 

Segundos después, Gulf se dio cuenta de la situación, por lo que inmediatamente se hizo hacia atrás, dejando una mano sobre el hombro derecho de Mew.

 

—P-Perdón, Khun —tartamudeó, la vergüenza se podía notar en su rostro, además de que el color en sus mejillas estaba comenzando a esparcirse por todo su rostro—. No sé qué me ocurrió. Voy a…-

 

Hizo un movimiento hacia atrás, en un intento por tomar su distancia. Su lado lógico le grita que se aleje y salga de la oficina hasta que se le pase la vergüenza, mientras que su parte omega le dice que no se mueva de ahí y que siga abrazando a ese alfa. Pero su huida se vio frustrada por un fuerte agarre sobre su cadera, que lo siguió un fuerte tirón, que solamente provocó que Gulf terminara sobre Mew.

 

Lo siguiente que escuchó, fue una larga y contagiosa risa, una que nunca había escuchado. ¿Esa risa venía de Mew? ¿De su Mew? No se lo creía, pero eran las únicas personas que se encontraban en la oficina y Gulf definitivamente no se estaba riendo. El calor en su rostro se hizo más intenso, no solo por estar sentado sobre las piernas de su jefe, sino por la risa tan malditamente hermosa que salía de la boca ajena. La piel se le erizó y el corazón se le aceleró.

 

Está mudo, sin poder dejar de mirar a Mew, que le ha costado un poco dejar de reír.

 

—¿Por qué te disculpas?

 

—Es que… fui muy impulsivo y-

 

—No te disculpes por eso, lo digo en serio —rodeó con ambos brazos el cuerpo de Gulf, apretándolo contra él—. Se más impulsivo, si eso significa que me abrazaras o besaras.

 

Está vez, Mew más impulsivo o más bien atrevido. Llevó sus labios al cuello de Gulf, donde comenzó a dejar unos cuantos besos en la zona. Los besos causaron cosquillas en el cuello de Gulf, que comenzó a removerse sobre las piernas del mayor, ríe en voz baja y se queja un poco, sus manos están sobre los hombros de Mew y lo empuja suavemente, casi sin fuerza.

 

Pronto ambos se encontraban riéndose en voz baja, soltando comentarios bobos por lo bajo. Entre ratos Mew volvía a besar el cuello de Gulf, están dejándose llevar por el momento, totalmente perdidos en su burbuja.

 

Y gracias a que estaban totalmente absortos a lo que pasaba a su alrededor, se dieron cuenta bastante tarde de cuando la puerta se abrió de par en par. Detrás del marco de la puerta se encuentran Mild y AA.

 

—¡Buenos d-…! ¡Oh, Dios! ¿Qué-…?

 

Suttinut no fue capaz de terminar con la pregunta, debido a que fue rápidamente jalado hacia fuera de la oficina y la puerta fue cerrada enseguida por Pattarabut.

 

Gulf y Mew pegaron un brinco en la silla. Kanawut se puso de pie inmediatamente, se acomodó la ropa que consistía en una camisa blanca de botones y pantalón gris de vestir; se ha vestido bien para la junta. Aunque claro, ahora la camisa estaba algo arrugada y fuera de su lugar, por todo el movimiento. Por su parte, Suppasit se puso de pie al instante que Kanawut se quitó de su regazo, de igual manera se acomodó la ropa, alisando su saco y camisa, también se arregló en cabello con una mano. Se acercó a Gulf para acomodar el cuello de su camisa, estaba fuera de su lugar.

 

Los dos están algo avergonzados. Uno más que el otro, pero igual avergonzados.

 

—V-Voy a abrir la puerta.

 

—Sí, claro.

 

A medida que Gulf se acercaba a la puerta, podía escuchar con más claridad la conversación del otro lado.

 

—Te dije que tocaras antes de entrar, ¿crees que estás en tu casa?

 

—¿Y yo como iba a saber que iban a estar así? Mew nunca hace esas cosas, ¡siempre es muy profesional!

 

—Sigue siendo espacio privado de K’Suppasit.

 

—Oh, ya cállate sabelotodo.

 

La discusión es cortada en el momento que Kanawut abre la puerta, frente a él estaba Mild y AA, que se miraban el uno al otro. Pattarabut tenía la boca ligeramente abierta, puesto que había estado por decirle algo a Suttinut. Giró en dirección a Gulf, saludándolo con un apretón de manos.

 

—K’Kanawut, es un placer verlo de nuevo —habló, sonriendo de forma encantadora hacia el omega—. Lamento haber interrumpido.

 

—Olvidemos ese incidente —pidió, riendo de forma nerviosa—. Y solo llámeme Gulf, me sentiría más cómodo.

 

—Oh, claro. Como gustes, Gulf.

 

—Que encantador —bufó Mild con un tono irónico, más para sí mismo que para los otros dos presentes, pero ambos escucharon con claridad. Se dio cuenta de ello, por lo que saludó inmediatamente—. ¡Hola, N’Gulf! Perdón por lo de antes, tengo un poco de prisas —explica entre risas, lanzándose para abrazar a Gulf como saludo.

 

Le es inevitable reír al mismo tiempo que Suttinut, correspondiendo de forma tímida al abrazo. No se acostumbre al otro omega, no porque le incomode, sino porque Mild es demasiado de tacto: tocar, apretar, abrazar, sacudir. Gulf jamás ha sido así, no le gusta ser invasivo con las personas, ni siquiera con los más cercanos a él.

 

Intentando ignorar la incomodidad que siente (y obviamente tratando de no mostrarla), se aparta de la puerta, dejando entrar a ambos recién llegados.

 

Por otra parte, Suppasit ha avanzado a la mitad de la oficina a la altura del sofá negro de la oficina; la seriedad a vuelta a su rostro como si no hubiera pasado nada hace unos minutos. Mostraba una sonrisa ladina y tiene un aspecto relajado, tal y como se había visto en el evento de hace una semana.

 

—K’Pattarabut —saludó, dando un par de pasos para tomar la mano del recién llegado. Un firme apretón—. Es un placer volver a verlo.

 

—El placer es mío K’Suppasit. Es un honor que me escogiera para formar parte de su equipo.

 

—Eso es gracias a Mild —sonrió en dirección al omega recién llegado—, nos habló muy bien de usted.

 

—Ah, ¿sí? —AA dio un vistazo rápido hacia atrás, mirando de reojo a Suttinut.

 

El omega entornó los ojos, cruzándose de brazos—. Eres el segundo mejor publicista que conozco.

 

—¿El segundo? —ese había sido Gulf, parecía un poco confundido.

 

—Sí, obviamente yo soy el mejor —respondió, haciendo un ademán con su mano, tocándose el pecho con orgullo. Y a Gulf le fue imposible sonreír de par en par, le agrada esa confianza que demuestra tener.

 

A ninguno de los presentes pareció molestarle aquel comentario que Mild hizo, Mew está seguro de que pudo ver a AA sonreír de forma bastante amplia, muy a gusto con la confianza y ego de Mild.

 

—Será mejor apresurarnos, tengo un par de cosas que explicarles, antes de que tomen la decisión de trabajar para Suppasitoont. Tomemos asiento.

 


 

Esta un poco de más decir que las cosas salieron de maravilla, tanto Suttinut como Pattarabut se comportaron de manera profesional en todo momento; AA aclaró cada una de sus dudas acerca del contrato, además de hablar de que era lo que Suppasit quería exactamente de él. El trabajo de relaciones públicas para las revistas siempre es bastante pesado, sobretodo para una revista de tanto renombre como lo es Leisure Fusion, ambos tendrían mucho trabajo que hacer y esperaban hacerlo bien. Se venían tareas pesadas, como la organización de la fiesta de aniversario de la empresa, porque, aunque a Suppasit no le gustará llamar la atención, la fiesta debía ser algo a lo grande, sobre todo ahora, que llevan 5 años sin prepara un evento de tal magnitud.

 

Por suerte, a Pattarabut le pareció bien todo lo que implica trabajar en el equipo de Suppasitoont, por lo que no tuvo ningún problema en aceptar el trabajo. Firmó el contrato al igual que Suttinut.

 

Oficialmente ambos trabajaran a la par para la gran empresa.

 

Aquello aminoraba el peso sobre los hombros del CEO, era una cosa menos de la cual tiene que preocuparse. Una cosa menos en que pensar, ahora puede dar paso a otras prioridades, tanto de trabajo, como otros temas más personales.

 

También se siente un poco raro por eso, hace tanto que no se ocupa de “asuntos personales”, todo eso se siente bastante extraño. Tener una prioridad aparte del trabajo es algo que había dejado que hacer. Pero definitivamente no le molestaba tener a Gulf rondando en su cabeza todo el día.

 

Era una buena prioridad.

 

Dio un vistazo al reloj en su muñeca, faltaba poco para iniciar la junta de ese día. Era importante, debe aprobar totalmente los diseños, revisar las entrevistas que se han hecho, aprobar las fotografías y, además de eso, hablar acerca de todo lo que se hará los próximos días para organizar el evento. Tiene un poco más del mes para organizar todo, espera que en dos semanas se estén repartiendo las invitación, para así tener las confirmaciones para la mitad del mes de octubre y todo lo demás visto con anticipación.

 

Va a procurar que todo salga perfecto, así su padre no tendrá quejas respecto a su trabajo. Y tal vez, obtenga algo más de respeto de su parte.

 

Justo en ese instante, Suppasit está caminando hacia la sala de juntas, donde ya se encuentran Kanawut y Wanarat, que parecen algo (muy) emocionados por la presentación de los nuevos diseños. Cosa que lo alegra bastante, Gulf empezó siendo tan tímido y reservado, hace que, ¿dos semanas? Gulf no se atrevía a comentar algo frente a todos en la junta y ahora iba a hacer una presentación junto a War.

 

Pensar en ello lo llenaba de una enorme tranquilidad, le gustaba saber que Kanawut poco a poco estaba superándose en el trabajo.

 

Se asomó a la sala de juntas, escuchando como ambos omegas se susurraban cosas entre ellos. Tocó un par de veces a la puerta, captando la inmediata atención de ambos.

 

—¿Listos? La junta está programada para dentro de 15 minutos.

 

—Más que listos Khun, solo estamos repasando y viendo que todo esté en su lugar. Pero estamos preparados

 

—Totalmente preparados Phi. Oh, también me encargué de cargar toda la información en las iPads, todos podrán ver lo que tenemos planeado. Desde los diseños, hasta los detalles de relaciones públicas.

 

—Perfecto Gulf, siempre un paso adelante. Así me gusta.

 

Kanawut se mordió los labios en un intento por no sonreír demasiado, agradeció en silencio mientras bajaba la mirada al computador, haciéndose el tonto con el ratón. Recibió un empujón amistoso de parte de War, que le sonríe de forma coqueta, alzando las cejas en un gesto juguetón.

 

Por suerte, aquello pasa totalmente desapercibido por Suppasit, debido a que justo en ese momento Noppakao llega a la sala de juntas, sonriendo de par en par. Con toda esa energía y carisma que es solo suya.

 

—Oh, ¿preparando la presentación?

 

—Sí Phi. Todo está listo, solo esperamos a que todos lleguen.

 

—Que bien. Muero por ver los diseños, aunque estoy seguro que todo estará mas que perfecto —exclamó, mientras caminaba para tomar asiento en su lugar de siempre—. Después de todo, los diseños de War siempre son impecables, ¿verdad, Mew?

 

Y mientras Suppasit tarareaba una respuesta positiva, War se dejó notar un poco avergonzado, cosa que definitivamente no pasó desapercibida por Gulf y Kao. Kao no dijo nada al respecto, pero Gulf se permitió molestar un poco a War, devolviéndole el empujón entre risas.

 

De un momento a otro, se aparecieron AA y Mild, que discutían acerca de quien sabe qué. Más bien, Suttinut discutía, mientras que Pattarabut escuchaba y sonreía como tonto, el primero parecía molesto con el alfa, aunque no se quejo cuando AA jaló una de las sillas para que Mild tomara asiento y luego lo acercara un poco más a la mesa, para después sentarse a su lado, escuchando cada palabra que sale de la boca del omega.

 

Bueno, definitivamente muchas cosas están pasando tanto dentro, como fuera de la oficina.

 


 

Tal y como la anterior junta, está había salido a la perfección. La presentación del área de diseño fue impecable, dejaron en claro cada uno de los puntos que Mew quería ver esa mañana, informaron sobre el presupuesto aproximado para el mes de octubre y presentaron de forma oficial la contratación de Pattarabut Kiennukul y Suttinut Uengtrakul.

 

En resumen, todo fue una maravilla.

 

Y el resto del día fue bastante tranquilo. Todo transcurrió con tranquilidad y perfección. No hubo tanto trabajo pesado, por lo que cada uno pudo ir a trabajar en paz en sus respectivas oficinas. Mild se encargó de mostrarle su nueva oficina a AA, Kao regresó a su piso, acompañado de War en el elevador, mientras que Mew y Gulf estuvieron todo el día en la oficina del CEO.

 

Mew y Gulf estuvieron algo… cariñosos toda esa tarde. Kanawut nos sabía exactamente que le había picado a Suppasit, pero claramente le fascinaba toda esa atención que estaba recibiendo. Besos y mimos, una gloria total.

 

Minutos antes de la hora normal de salida, ambos estaban sentados en el sofá, lo más juntos posible, entonces Mew le preguntó a Gulf si quería pasar un rato con él. Ir a cualquier sitio, no importaba donde. Y realmente no esperaba la respuesta que le dio Gulf.

 

—Lo siento Phi, no puedo.

 

—¿Ah? ¿Por qué no?

 

—Tengo una cena con Bright.

 

En ese momento, Suppasit no pudo evitar soltar una serie de quejidos, mientras aferraba sus brazos alrededor de Gulf.

 

—No te pongas así…

 

—Irás con tu exesposo en vez de quedarte conmigo, ¿Cómo quieres que me ponga? —ok, estaba actuando muy infantil, pero claro que tenia el derecho de quejarse un poco.

 

—Es importante —susurró, comenzando a acariciar el cabello de Mew—. Es una cena en su apartamento, va a presentarnos a Jai y a mi a su nueva pareja.

 

Ante esa mención, Mew se separó inmediatamente, mostrándose de lo más curioso.

 

—¿Vachirawit tiene pareja?

 

—Sí, ¿Qué te sorprende?

 

—Pues que te lo vaya a presentar, ¿no es extraño?

 

—Yo no lo veo así —respondió sin titubeos—. Antes de todo, de que él y yo fuéramos pareja, fuimos amigos, ¿sabes? Y, a pesar del divorcio, nosotros no terminamos mal y aunque fuera de ese modo, tenemos a Jai en común, no podemos estar peleados —suspiró levemente—. De hecho, yo le insistí a Bright que me presentara a su novio, después de todo, si ellos van a llevar su relación al siguiente escalón, entonces se volverá parte de la vida de Jai, así que quiere introducir al novio de Bright poco a poco al entorno de Jai, no quiero que mi hijo se sienta confundido o lo rechacé más adelante. ¿Comprendes?

 

Suppasit asintió un par de veces, para luego sonreírle ligeramente.

 

—Eres tan maduro —susurró, acercándose para besar su hombro—, eso me encanta.

 

—Bobo.

 

Compartieron una breve risa, para después darse un casto beso en los labios.

 

Bueno, su próxima cita debería que esperar un poco más.

Chapter 18: Capítulo Diecisiete

Notes:

¡Lamento la demora! Tuve un serio problema con la inspiración, y cuando por fin conseguí avanzar, salí de viaje por un congreso universitario. En fin, todo bien, me hice un Tattoo inspirado en MG y soy la más feliz.

¡Disfruten el capítulo!

Chapter Text

Él jamás ha sido alguien de enamorarse profundamente, sentar cabeza, pensar en una persona más veces de las necesarias y, sobre todo, ninguno ha sido capaz de hacer que se pierda en las nubes. Y quizás sí, sea de esos alfas que está orgulloso de sus conquistas de una noche, aunque jamás lo exprese abiertamente, todos conocen su naturaleza coqueta, pero respetuoso. Algo que todas sus aventuras agradecen y, por esas razones, usualmente lo buscan después.

Pero en ese momento, a Noppakao se le está dificultando sacar a cierta persona de su cabeza. Cierto omega de baja estatura, cabello negro y carácter algo cambiante.

Esta cómodamente sentado en la silla giratoria de su oficina, apoyando todo su peso en el respaldo, por lo que está ligeramente recostado y con un lapicero presionando contra sus labios. La vista en el techo, entre ratos mueve su silla en círculos, dando vueltas detrás de su escritorio.

Parece que solo está aburrido, que desea que se acabe el día, pero en realidad está realmente perdido en sus pensamientos. O más bien, en el vivido recuerdo de la noche anterior y todo el asunto con Wanarat. Recapitula lo sucedido una y otra vez en su cabeza, sin embargo, siempre se topa con la misma pregunta al final: ¿Por qué no sale de su cabeza?

Bien, fue una situación inesperada y bastante divertida, al menos para él, porque obviamente War estaba sumamente avergonzado cuando recordó todo el espectáculo que hizo la noche anterior. También está seguro de que War aun siente algo de vergüenza, por su forma de reaccionar cuando le hizo ese sutil cumplido en la sala de juntas. (Por suerte Mew no notó eso, de ser así hubiera recibido un buen regaño).

Sería algo hipócrita de su parte, porque él está intentando algo con Gulf, pero ese no es el punto. Suppasit sigue siendo su jefe, por muy amigo suyo que sea, siempre ha respetado cada decisión y palabra de este, definitivamente no comenzaría a faltarle el respeto ahora.

El sonido de un par de golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos, dejó de dar vueltas en la silla y miró directamente a la entrada.

—Adelante.

La puerta se abrió inmediatamente después de su aprobación, dejando ver al último escritor que contrató. Omega, uno de los mejores en redacción que ha tenido bajo su mando.

—Khun, solo para avisar que ya he mandado la última corrección del artículo que me encargó.

—Bien, lo revisare en un momento —muró la hora en su reloj, suspirando—. Puedes irte a casa si ya has terminado con tus pendientes, te veré hasta el lunes.

El omega asintió en dirección a Kao, inmediatamente salió de la oficina.

Noppakao volvió a hundirse en el respaldo de la silla, volviendo a lanzar suspiros cargados de cansancio mental, pues esa es la única explicación probable y lógica: ¿Qué más seria? El trabajo ha estado demasiado relajado, sin preocupaciones y todo fluye a la perfección. Y como ya lo esperaba, su mente volvió a viajar al perfectamente claro recuerdo de lo sucedido anoche. Resopla entre risas, al mismo tiempo que cierra los ojos.

[Flashback]

Está bastante acostumbrado a salir entresemana a cualquier sitio, nunca ha sido de los que se quedan en casa todo el día, solamente si tiene algo muy importante que hacer es que permanece en su departamento; pero ha acabado con todos sus pendientes y los jueves siempre hay promociones en los bares que suele visitar cuando quiere pasar un buen rato. Sea solo o en compañía de alguna otra persona.

Y bueno, antes de salir de la compañía, le había llegado un mensaje de un viejo amigo… o más bien un exnovio. No sabe si el título de exnovio sea el correcto, pero aquel omega es quizás el único con quien duró más de una semana saliendo; nunca formalizaron, más el chico causó suficientes estragos en él como para no considerarlo un ex.

En fin, el omega que fue capaz de capturar su atención por más que un par de días es Katsamonnat Namwirote. Para identificarlo con mayor facilidad, Earth Katsamonnat, arquitecto y famoso artista de Tailandia. Claro que, Kao conoció a Earth cuando este apenas estaba saliendo a la luz como pintor; ahora el omega tiene mucho renombre, ha viajado por el mundo, ha tenido grandes galerías artísticas. Según tiene entendido, el menor recién llega a Bangkok, luego de su larga estadía en Europa.

Claramente se sintió sorprendido por haber sido contactado de forma tan repentina. Sin embargo, la sorpresa no es impedimento para aceptar la invitación. No sabe que intensiones tiene Earth, ya sea para una larga y amena charla o para revivir esas excitantes noches que pasaron juntos, Kao estaba dispuesto a verlo y descubrirlo por sí mismo.

Salió de la oficina, pensando en la gran noche que iba a tener junto a Earth. Fue directo al apartamento de Mew, avisando por mensaje a Suppasit que estaba yendo para allá para poder recoger su vehículo, de igual forma, no dejó de mensajearse con Katsamonnat, poniéndose de acuerdo de donde se vería, si Kao debería pasar por Earth a algún lugar o si cada uno llegaría por su parte. Todo fue muy breve, habló un poco con Mew, le dio ánimos y le deseó suerte en la cena que tendría con sus padres y luego se fue a su propio departamento.

La llegada al departamento le pareció bastante rápida, a pesar de la cantidad de tráfico que se forma en las calles de Bangkok a esas horas, quizás se deba a lo ligeramente ansioso que se encuentra.

Pasaban de las 19:30 horas cuando salió de la ducha, luego de un largo y merecido baño y para cuando daban las 20:00, ya se encontraba vestido con un pantalón de mezclilla blanco, una camisa de botones negra y zapatos del mismo color. Se colocó una loción muy tenue que sería capaz de cubrir su aroma natural a vino tinto, solamente disfrazarlo un poco, cepilló bien sus dientes y peinó de forma despeinada su cabello. Posó un poco frente al espejo, pasándose la mano por el pelo, usando una mirada bastante seria y contemplando lo maldecidamente bien que se veía esa noche. ¡Perfecto! Tiene la clara intención de regresar a casa acompañado, sea por Earth o cualquier otra persona.

Esperó un poco más antes de salir del edificio departamental, marcando al celular de Earth para avisar que ya estaba yendo para el restaurante bar que habían escogido. El omega no quiso ser recogido, Kao no se quejó. Se ahorraría la gasolina.

[…]

Tal y como lo supuso, la compañía de Earth seguía siendo igual de buena que siempre; puede decir que ahora es un poco mejor. Notó al omega más tranquilo, liberado y siendo más sí mismo, sin tapujos, sin temores. Todo eso fue de su agrado.

Con respecto al sitio al que acudieron, si bien es un restaurante-bar, seguía siendo un sitio algo elegante y de lo más solicitado por los grandes empresarios e hijos de grandes empresarios. Estuvieron alrededor de una hora ahí, entre charlas, coqueteos y roces “accidentales”, ok, aún hay esa química entre ellos. Earth es alguien provocador y coqueto, con cara de mosca muerta, cosa que le movía el piso a Kao.

Pero gracias al tipo de sitio en el que estaban, no podían tomarse la libertad de ser tan coquetos o llamar demasiado la atención. Ambos son figuras públicas, en el poco tiempo que estuvieron en el lugar, más de cinco personas desfilaron hacia su mesa y los saludaron, intentando sacar platica. No tardaron en llegar a la conclusión de que en ese sitio no tendrían la privacidad que buscaban, y pronto estuvieron de acuerdo en marcharse de ahí y buscar cualquier otro lugar donde puedan charlar a gusto.

Terminaron en un bar, con música a un volumen aceptable y con bastante gente. Kao ha estado ahí tan solo unas cuantas veces, cuando quiere ir por un trago y no ser interrumpido por alguien de su mismo estrato social. Porque claro, Noppakao es conocido, por su familia y por ser accionistas de Leisure Fusion, más no es lo suficiente “famoso” como para ser abordado por desconocidos o para que alguien de ahí llame a la prensa para contar qué está haciendo. A Suppasit si le pasa, pero por suerte a él no, algo que definitivamente no le envidia a su mejor amigo.

El lugar tiene mesas, barras, mesas fuera del lugar y una área VIP en la planta alta.

—¿A dónde me trajiste? —cuestionó Earth, mirando con los ojos entrecerrados a su acompañante, no se veía disgustado, todo lo contrario, parecía bastante divertido con la situación en la que están metidos.

—A un sitio discreto y con un poco de estatus. ¿No te gusta?

El omega pareció pensativo por unos segundos, fingiendo juzgar con la mirada el sitio (y a Kao, por supuesto), para poco después soltar una carcajada, enganchándose de forma juguetona al brazo de Kao.

—Me encanta. Sabes que nunca he sido alguien exigente.

—Bueno, tenía que preguntar, no sé cuánto has cambiado en todo este tiempo, señor artista.

Comparten una breve risa mientras caminan al interior del lugar, ambos están atentos a su alrededor. Es entonces cuando Kao nota la presencia de un grupo no tan grande, hombre y mujeres, todos quizás en sus 25-27 años, ríen, hablan y beben. Nada de otro mundo, hasta que ve un rostro familiar. ¿Wanarat en un bar? Nunca se imaginó que el diseñador fuera alguien de salir a bares, mucho menos entresemana.

El omega en ningún momento se dio cuenta de la presencia de Kao, estaba demasiado ensimismado en la conversación como para notarlo. Una parte de Kao quiso acercarse y saludar, solamente eso, más se conformó con observar cómo War charlaba, sonriendo de par en par y riendo a carcajadas; tan relajado. Con lo poco que conoce la personalidad de Wanarat, Noppakao está seguro de que, si se acerca, el omega se pondrá incomodo o algo por el estilo.

Es incapaz de seguir pensando en ello cuando Earth tira de su brazo, haciéndolo apresurar el paso y regresando a la realidad.

Céntrate. Cita. Earth. Posibilidad de tener sexo: alta.

No solo estaba ahí por tener relaciones con su antiguo amante, pero la posibilidad estaba ahí y realmente no está dispuesto a perder la oportunidad.

Le dedicó una sonrisa coqueta a su acompañante, pasando su brazo sobre los hombros de este para acercarlo a un fuerte medio abrazo. Ambos compartieron una risa cómplice, mientras tomaban asiento en una de las mesas vacías.

[…]

No estaba 100% seguro de cuánto tiempo había pasado desde que llegaron, se sumergieron tanto en su burbuja que ninguno se molestó en revisar los celulares o la hora en su reloj; risas, juegos y coqueteos era todo lo que les interesó desde que llegaron al bar. Han compartido uno que otro roce, debajo y sobre la mesa, pero ningún beso o nada demasiado intenso, a ambos les gustaba bromear y tentar al otro; hacía las cosas más interesantes, más picantes, como le gusta decir (o más bien pensar).

Al final llegaron al punto esperado de la plática, entre pequeños susurros y roces, Earth le invitó a que se fueran de ahí. Bingo.

Earth se ofreció a pagar, alegando que Kao había pagado la cena en el restaurante, no le molestó y accedió al ofrecimiento. Una vez que la cuenta fue pagada, Kao y Earth se dirigieron a la salida, aunque justo cuando iban a salir, Katsamonnat se volvió al interior cuando se dio cuenta que había dejado su celular en la mesa.

Kao se adelantó dispuesto a esperar a Earth y así hablar para determinar a donde irían. ¿Al departamento del omega o al suyo? ¿A un hotel quizás? Cualquiera era bueno, mientras tuvieron comodidad y privacidad. Revisa su celular por unos segundos, hasta que escucha demasiado ajetreo a una corta distancia. Levanta la vista del móvil, girando en dirección de donde proviene todo ese ruido, encontrándose con el mismo grupo que vio al llegar al lugar.

Puede observar que la mayor parte de las personas que conforman el grupo se encuentran en un estado… poco saludable. El alcohol ingerido ha hecho de las suyas, por lo que casi todos se encuentran tartamudeando, siendo un poco más ruidosos de lo usual, algunos son más callados y Kao puede ver claramente a uno con la cabeza recostada sobre la mesa. ¿Desde qué hora han estado consumiendo alcohol en el sitio? No lo sabe muy bien, pero evidentemente deben tener más de un par de horas para estar en ese estado.

Iba a restarle importancia, estaba dispuesto a simplemente encogerse de hombros y reír un poco, solo se trataba de una reunión que se estaba saliendo un poco de control, nada fuera de lo normal, hasta que se topó con una pequeña escena que lo incomodó un poco.

O más bien, causó que el estómago se le revolviera por completo en cuestión de segundos.

Alejados del grupo, mucho más cerca a los autos estacionados frente al local, hay dos hombres con un gran aspecto, atractivos, altos y con toda la pinta de alfas de buen nivel. Uno de estos sonreía, hablando animadamente con el otro, quien sostenía de forma un tanto ruda un delgado brazo de una tercera persona. Tratándose de un omega de baja estatura, que se balancea de forma inestable en donde está parado, sus ojos se entrecierran de vez en cuando y frunce el ceño ante los acercamientos que el alfa que lo sostiene da hacia él.

Claramente el omega no se encuentra en todos sus sentidos, al igual que es claro que tampoco está muy a gusto que digamos con el agarre que se ejerce sobre él, así como no está cómodo con lo que sea que le esté diciendo al oído.

Y como una persona normal, como la persona con principios que considera que es, obviamente no se siente nada cómodo con lo que está viendo. Un claro abuso del estado en indefenso en el que el omega parece estar. Quizás debería advertirle al grupo que está a unos cuantos metros, no quiere meterse en problemas ajenos, pero tampoco está dispuesto a hacerse el ciego ante la situación.

Llevó una mano a su cuello, donde comenzó a rascar de manera incomoda. Da un vistazo rápido hacia el interior del bar; aún no hay señales de Earth.

Respira profundo, caminando en dirección a la mesa donde yace el grupo, más pronto se detiene abruptamente al escuchar como la “charla” entre el alfa y el omega se vuelve una discusión algo incoherente.

—No, no quiero ir contigo —exclamó el más bajo, ocupando cierto tono de reproche.

—Anda cariño, nos divertiremos juntos…

Una de las ventajas de ser un alfa de cuna alta, son los sentidos mejor desarrollados que poseen, por el siempre hecho de ser un alfa. Entre esos, además del gusto y el olfato, también está su oído. Y a Kao lo acompaña un gran oído y una buena memoria para guardar y reconocer voces y sonidos; esa voz, la que viene del omega quejándose, la ha escuchado antes, aunque esté un poco distorsionada, quizás por los efectos del alcohol.

¿Ese es…?

Interrumpe por completo su paso hacia la mesa, redireccionando la caminata y aumentando el paso mientras se acerca a las dos personas a punto de subir al automóvil. Ni siquiera se detiene a pensar que podría ser un malentendido, simplemente alzó una mano y sin titubeos jaló por los hombros al más bajo de los dos, quien tropezó un poco y terminó chocando con el pecho de Noppakao.

Los ojos castaños de Kao se encuentran con los de War, los cuales están ligeramente cambiantes, una mezcla de café y tonalidades naranjas. Kao puede jurar que vio un destello en ese par de ojos cambiantes.

—¿P’Kao…?

—Nong War, perdón por tardar en venir por ti. El tráfico es una locura —rápidamente desvía los ojos del rostro de Wanarat, no sin antes colocar una mano sobre la parte trasera de la cabeza del menor, luego dirigió una falsa sonrisa al alfa frente a él—. ¿Eres amigo de mi Nong?

—Eh, no… Yo-

—Entonces… —su sonrisa disminuyó por completo, frunció el ceño y sus ojos cambiaron a rojo en menos de un segundo—, lárgate de mí vista.

Un gruñido fue suficiente para hacer que el desconocido se marchara, dando un tropezón por un mal paso. Kao alcanzó a escuchar un par de murmullos, maldiciones y quejas que el alfa compartía con el otro que lo acompañaba.

Tomó una larga y onda respiración, relajando los hombros que en algún momento se habían tensado, los dedos de su mano derecha comenzaron a enredarse en la cabellera negra de Wanarat, acariciando los mechones y masajeando con las yemas de sus dedos el cuero cabelludo. Aún si dio cuenta de lo que hacía, no dejó de hacerlo, solo se detuvo cuando escuchó una voz llamarlo.

Al voltear, se encontró con la mirada un poco extraña de Earth, que se veía entre divertido y conmovido por la escena frente a él.

—Siempre siendo el héroe, ¿no, Kao?

—¡Eh…! Earth, yo-… es un compañero de trabajo y…

Su vaga explicación se quedó a medias, gracias a una ligera queja que fue emitida por War.

—Phi…

—¿Eh-h? ¿Qué pasa, War? —preguntó con voz baja, pero lo único que recibió en respuesta fue una risa que sonaba a la misma que un niño haciendo travesuras. Kao suspiró pesadamente, dejando un par de palmadas en la cabeza del diseñador. Volvió su vista a Earth, que estaba parado frente a él, con una mano en la cadera y mirando directamente la escena—. Perdón Earth, no creo que podamos seguir con nuestra cita. No puedo dejar a N’War aquí, está ebrio y le puede pasar cualquier cosa si lo dejo aquí.

—No tienes de qué disculparte —respondió Katsamonnat, se acercó lentamente a Noppakao, parándose sobre la punta de sus pies para alcanzar su mejilla, donde depositó un suave beso—. Siempre has tenido debilidad por las personas en apuros, cariño.

Tras esa despedida, Earth se encaminó a su auto, sin molestarse en volver la mirada hacia atrás, al menos no hasta que estuvo por ingresar al vehículo. Por otra parte, Kao en ningún momento dejó de observar al omega, suspirando pesadamente cuando este le dedicó una sonrisa comprensiva, para luego subir y marcharse del sitio.

Volvió sus ojos a Wanarat, que mantenía el rostro hundido en su pecho; parece calmado, demasiado cómodo con la cercanía, lo cual causaba algo de inquietud en Noppakao. Al escuchar un suspiro que se escapaba de la boca de War, Kao bufó.

—Me debes una grande Wanarat —exclamó, usando un ligero tono de burla—. Justo ahora estuviera yendo a mi apartamento con ese hermoso chico que acaba de marcharse, pasaría una noche fabulosa y-

No fue capaz de continuar con su tonta y falsa queja, ya que un par de brazos se cruzaron alrededor de su cuello, enredándose alrededor de este de forma bastante floja, ni siquiera existía fuerza alguna, pero…

Sus ojos se encontraron con los de War, que eran de un increíble color anaranjado brillante, seguramente su omega estaba tomando el control de War gracias al alcohol que este ha estado ingiriendo sabrá Buda desde que horas.

—¡Phi!

Lo próximo que Kao supo, fue que estaba siendo besado por un par de de tiernos y suaves labios, que tenían un claro sabor a alcohol. Eso sí que lo tomó por sorpresa, tanta que no tuvo tiempo de siquiera reaccionar a las acciones de War.

—¡G-gracias! Me… salvaste…

Todo lo que Wanarat dice después, son puros balbuceos y un par de quejidos. El chico claramente está demasiado ebrio como tan siquiera decir algo coherente.

Tiene que llevarlo a casa.

Menos mal sabe donde vive, las cosas serán un poco más sencillas.

[Fin del Flashback]

Ok, Kao definitivamente no debería estar sonriendo tan grande al recordar todo lo que había sucedido la noche anterior. ¿Por qué razón debería de estar tan malditamente feliz? Porque hay que ser sinceros con uno mismo: Noppakao no está riéndose porque crea que el diseñador es su burla, puede que sí, todo eso le cause un poco de gracia, pero no demasiada.

Así que, sino es en son de burla…

¿Por qué?

Soltó un gemido de desesperación, para después tomar una respiración un poco profunda, intentando no perder la calma. Da media vuelta sobre su silla, mirando por la ventana que tiene detrás suyo; no es tan amplia como la de Mew, más es lo suficientemente grande como para contemplar el atardecer.

Y, mierda.

Ese anaranjado que transforma el cielo es idéntico al que vio en los ojos de Wanarat la noche anterior.

Maldición.

 


 

Si alguien le pregunta a Bright cómo se encuentra, la respuesta será clara y sencilla: Jodidamente estresado. ¿Razón? Lleva una semana planeando una cena especial, totalmente familiar para poder presentar a Win con Gulf y Jai; claramente es extraño, él jamás creyó que estaría en una situación similar a esa, ¿Quién en su sano juicio presenta a su actual novio a su exesposo? Más bien, ¿quién hace circo, maroma y teatro para presentar a su novio con su exesposo? Nadie, absolutamente nadie hace eso.

Sin embargo, Bright sabe que la relación que mantiene con Gulf luego de su separación no es la más común de todas, claro que no. Ellos se llevan mejor que cualquier exparejas, ellos son grandes amigos —los mejores, se atreve a decir—, inseparables. Además, que tienen a su pequeño cachorro en común, así que resulta imposible no mantener una buena relación entre ellos.

Por lo que, después de varias semanas pensando en aquello, hablarlo seriamente con Win y poner una fecha adecuada para Gulf, decidió terminar con todo ese suplicio, dejar el temor de lado y hacerlo de una vez por todas. Y no, Vachirawit no está nervioso por Gulf o Win, ambos son amables, con la única diferencia de que Metawin es un poco más enérgico que Kanawut, quien es más relajado y reservado, la razón por la que está nervioso y estresado es por su hijo.

Desconoce cuál puede ser la reacción de Jai a la hora de conocer a Win. El infante jamás ha sido sometido a una situación como esa: conocer a la nueva pareja de uno de sus padres. Recuerda la serie de preguntas y dudad que tuvieron que responder para él los primeros meses de la separación: ¿Por qué no están juntos? ¿Por qué no hay más besos? ¿Por qué papá ya no duerme con papi? ¿Por qué ya no viven juntos? Era de esperarse que la curiosidad del niño explotara en miles de preguntas, sabían que eso pasaría, pero saberlo no hace que las cosas más sencillas.

Ahora, pensar en la ola de preguntas que recibirá por parte de su hijo lo abruman.

Mientras solo sean preguntas y no un rechazo directo a Win, todo estará bien. Con el solo pensamiento de que Jai rechace a Win, los nervios se le disparan inmediatamente.

—Será mejor dejar los pensamientos negativos de lado —murmuró para sí mismo, mientras tomaba la toalla que mantiene en la cocina. Recién terminaba de lavar un poco de recipientes de cocina que utilizó para hacer la cena, había preparado cerdo crujiente que es el platillo favorito de Gulf y Jai.

Se estaba esforzando. Cuando MaeNuch dijo que Bright nunca ha sido el mejor cocinero es totalmente cierto, él en realidad es pésimo, gracias a Buda su madre y la madre de Gulf son excelentes cocineras, ellas en serio que lo ayudaron demasiado cuando expresó que quería ser un mejor cocinero para ayudar a Gulf con más cosas en la casa.

Y bueno, ha comprado un pequeño pastel de zanahoria como postre, ¿es una buena opción? No tiene ni idea, pero ya lo tiene enfriando en la nevera desde hace unas cuantas horas. Mientras preparaba todo aquello para la cena, no dejaba de murmurar un millón de cosas que eran prácticamente imposibles de entender, los nervios lo estaban matando. Se inclinó ligeramente sobre la sartén para olfatear un poco el platillo, tomó el cucharon que estaba ocupando para verificar que todo esté bien con la comida.

Justo cuando estaba probándolo, escuchó el timbre del departamento sonar.

—Debe ser Gulf —murmuró, apresurándose para abrir la puerta principal.

Efectivamente, se topó con el rostro sonriente de Kanawut, que con una mano sostiene una bolsa de tela, mientras que con la otra sostiene la pequeña mano de Jai, que porta su propia mochila, la cual seguramente está llena de juguetes y algún cambio de ropa.

Kanawut lleva puesta una camisa lisa blanca, con una chaqueta de tela color verde militar, pantalones de mezclilla y tenis blancos. Por otro lado, Jai

En el instante que la puerta permaneció abierta, el pequeño infante corrió para abrazarse a las piernas de Vachirawit, saltando de alegría; el alfa actuó de inmediato, cargando al pequeño en sus brazos.

—¡Hola cachorro! —exclamó, besando las mejillas del pequeño, ganándose una dulce y larga carcajada—. ¿Qué tal? ¿Qué traes en esta mochila?

—¡Juguetes! Aunque papi no me dejó traer tantos, porque dijo que también debo traer un cambio de ropa por si me ensucio.

—¿Ah sí? —su voz sonaba ligeramente sorprendido, fingiendo una expresión de sorpresa.

—¡Sí! Y yo le dije que no voy a ensuciar mi ropa, porque ya soy un niño grande —mientras dice todo eso, sus manos se mueven de forma exagerada y las expresiones eran igual—, pero no me creyó.

Bright soltó un sonido cargado de indignación, mirando de forma ofendida a Gulf. Este último solo sonreía, pasando en el espacio que dejó Vachirawit para que entrara al departamento, justo al pasar junto a ambos, jaló suavemente la oreja de Jai, sacándole la lengua.

Pronto los tres se encontraron dentro del departamento, una vez que Bright dejó al infante de vuelta al suelo se acercó a Gulf para saludarlo de forma correcta, besando su mejilla derecha como bien era costumbre.

—¿No ha llegado Win? —preguntó inmediatamente, mientras sus ojos se paseaban por todo el departamento, parece escanear con suma atención que todo estuviera en orden. Olfateó un poco, captando rápidamente el delicioso aroma de la comida que el alfa había preparado, obviamente captó rápido de que se trataba—. ¿Hiciste cerdo crujiente? —exclamó, caminando a paso rápido hacia la cocina. Pronto se encontraron en la cocina, Gulf yendo a probar que tal le había quedado la cena—. Dios, Bright, esto está delicioso —exclamó, soltando un ligero gemido de satisfacción.

El halago de parte de Kanawut lo hizo sentir demasiado bien y mucho más tranquilo que antes, su pecho se llena de orgullo y su alfa se pavonea en su interior. Jamás creyó que saber cocinar lo haría sentir tan bien. Tan solo espera que a Win también le agrade la cena.

[…]

Media hora más tarde, llamaron a la puerta del departamento con toques cortos, pero firmes. Los dos adultos dentro se encontraban jugando con Jai, mientras le explicaban juntos que debía comportarse cuando el invitado de su padre alfa llegara, que debía ser amable. El niño se había mostrado ligeramente confundido, y había alegado que él siempre era amable y se portaba bien con todos. Cosa que no era mentira, pero Gulf prefería prevenir a lamentar.

Vachirawit se apresuró en ir a abrir la puerta, mientras se sacudía un poco el pantalón de la parte trasera, ya que había estado sentado en el suelo de la sala. Hace una pausa antes de abrir la puerta, tomando una respiración profunda, repitiéndose mentalmente que debe mantener la calma y parecer lo más relajado posible.

Aquello no es el fin del mundo o algo por el estilo.

¿Cierto?

Inmediatamente después, abre de par en par la puerta.

Y ahí estaba Win. Metawin tiene una expresión… un tanto nerviosa, a decir verdad; está mordiéndose ligeramente su labio inferior, sus ojos reflejan los ligeros nervios que siente y abraza contra su pecho una caja de tamaño mediano, envuelta con papel de regalo y adornada con un pequeño moño.

Lleva puesto un suéter morado liso, pantalón de mezclilla blanco y unos Converse del mismo color del suéter.

Sonrió de par en par al ver a Bright, dando un pequeño brinco de emoción y estando a nada de saltar hacia el alfa para poder saludarlo con un beso, más se contuvo de forma inmediata, asomando la cabeza hacia el interior del departamento. Vachirawit se sintió un poco confundido, más no tardó en comprender la situación.

—¿No me darás un beso? —murmuró Bright, sonriendo de lado.

—¿P’Gulf no se molestará? —preguntó de regreso, entrecerrando los ojos e inclinando un poco su cuerpo hacia Bright.

Este último rio por lo bajo—. Claro que no, ¿por qué lo haría? —exclamó, dando un vistazo rápido hacia atrás, para luego voltear nuevamente hacia Win—. Además, no nos está viendo —y antes de que Win pudiera decir algo, Bright cortó la distancia para dejar un corto beso en sus labios.

Hubo una pequeña y juguetona discusión, así como un empujón de parte de Metawin. Compartieron una muy breve risa, la cual disminuye en el momento que Bright cierra la puerta detrás suyo. Se toman su tiempo, en lo que Metawin se deshace de sus zapatos y Vachirawit le proporciona una suaves y bonitas pantuflas que son ya destinadas para cada que Win lo visita.

Inmediatamente después se dirigen a la sala, donde está Kanawut arrodillado mientras sostiene entre sus manos una toalla húmeda, con la que limpia las mejillas de Jai, al parecer había evidencia de que el infante ha estado comiendo del cerdo crujiente de la cocina.

Cuando el omega mayor se fijó en la presencia del último invitado que faltaba, se puso de pie, sacudiendo su pantalón.

—Sawasdee Krab, P’Gulf —saludó Metawin, realizando un algo marcado Wai.

Kanawut le sonrió de par en par, imitando el saludo del menor, para después estrecharle una mano, realizando un saludo más informal y un poco más confiado.

—Por fin nos conocemos N’Win, comenzaba a pensar que eras un invento de Bright.

El alfa soltó un sonido de indignación, llevándose una mano al pecho—. ¿Acaso me crees capaz de fingir que tengo novio?

Gulf sonrío, negando repetidas veces con la cabeza. Se tomó un momento, mirando hacia abajo para encontrarse con la mirada curiosa del infante; con su mano izquierda acarició el cabello del niño, para después bajar hasta tocar su hombro y hacerlo caminar hacia delante suyo.

—Saluda Jai.

El pequeño miró por unos largos segundos a Win, sus ojos brillantes analizaron el sonriente rostro del omega desconocido para él; su próxima reacción fue esconder el rostro en el pantalón de Gulf, abrazando con fuerza la pierna izquierda de este. Gulf abrió los ojos con sorpresa, acariciando la cabeza de Jai con suavidad.

—¿Cariño? ¿Qué pasa? —no hubo una respuesta, en su lugar, el niño levantó ambos brazos. Kanawut entendió claramente lo que el menor quería, se agachó y con demasiado esfuerzo lo cargó en sus brazos—. ¿Qué sucede? —preguntó en susurro cerca de su oído, y por suerte, obtuvo una pequeña y muy suave respuesta en susurro.

La respuesta que recibió hizo que Gulf sonriera.

—¡Oh…! ¿En serio? —Jai asintió repetidas veces, escondiendo el rostro en el cuello de su padre omega—. ¿Quieres que se lo diga por ti? —otra respuesta afirmativa muda—. Muy bien…

—¿Pasa algo malo? —cuestionó Metawin, parecía curioso y algo ansioso—. ¿No le agradé?

Gulf soltó una carcajada, negando repetidas veces con la cabeza—. ¡No, no es eso! Jai me dice que tienes una cara muy bonita —explicó—, tan bonita que le dio pena saludarte.

Tanto Bright como Gulf comenzaron a reír, mientras que Win sentía que sus mejillas se ponían un poco rojas. Oh, no esperaba que el hijo de su pareja lo halagara de esa forma. Pero claramente no le desagradaba.

Sonrió de par en par.

—Oh. Bueno Nong Jai… ¿Qué tal si me saludas con un beso en la mejilla? Así podré presentarme contigo y te daré este pequeño obsequio que te traje.

Obviamente la palabra “obsequio” fue suficiente para que Jai sacara la cabeza del cuello de Gulf y se moviera inquieto para ser bajado de los brazos de su papá. Miró con ojos llenos de brillo a Metawin, parándose derecho y haciendo un Wai demasiado marcado y ridículo.

—¡Sawasdee Krab, P’Win! —el niño literalmente gritó, para segundos después estrellar su cuerpo contra las piernas de Win, que por poco se va de espaldas al suelo por lo fuerte del golpe—. Jai Chivaaree a tus servicios.

Bright y Gulf mantuvieron la compostura, cubriéndose las bocas para no soltar tremenda carcajada por la presentación del su hijo. Win si soltó una pequeña risa, mientras se ponía de rodillas para ver mejor al niño.

—¿Puedo darte un beso en la mejilla? —preguntó, y al obtener una respuesta afirmativa, Metawin besó suavemente la mejilla derecha del niño—. Es un verdadero placer conocerte, tu papá me ha hablado maravillas de ti.

—¿En serio? Papá ha hablado un poco de ti, aunque habla más con papi que conmigo.

Win sonrió de lado, atreviéndose a revolver el cabello de Jai de forma cariñosa, para después extender el regalo que tanto se había esforzado en envolver esa mañana.

—Esto es para ti, espero que te guste.

El niño no fue capaz de contener la emoción, inmediatamente comenzó a abrir el obsequio que se le acababa de entregar. Soltó un grito ahogado al haberse desecho de toda la envoltura.

—¡Papá, papi…! ¡Miren! ¡Un auto de carreras!

Lo siguiente que hubo fueron gritos de emoción, luchar un poco para abrir el empaque del auto sin romperlo. Bright fue quien se encargó de ayudar al niño con el empaque, mientras que Gulf dijo que se encargaría de preparar la mesa; Win se ofreció a ayudar. Comenzaron una grata charla, compartían el tema de la universidad, familia y, aunque un poco incomodo de tomar también salió el tema de Bright.

Disfrutaron del tema, burlándose en secreto de Vachirawit, y así hasta que Bright logró convencer a Jai de que era momento de ir a cenar.

Gulf estaba claramente aliviado. Seguro todo marcharía de maravilla en la cena.

 


 

—No entiendo porque me pediste que aceptara la oferta de Suppasit, sino deseas verme más, Mild.

—Porque el hecho de que no soporte tu actitud de príncipe azul, no quiere decir que retrase el trabajo de mi mejor amigo, ¿comprendes?

—Pudiste buscar a otro relacionista público, ¡hay miles en Bangkok!

—¡Pero no los conozco, AA! Y sé distinguir cuando alguien es excelente en su trabajo y tú eres un excelente publicista.

Bien, han estado discutiendo por un largo rato.

Suttinut y Pattarabut seguían en las instalaciones de Suppasitoont, se les ha pasado el tiempo trabajando, ya que el omega debía ser quien pusiera al tanto al alfa de como se trabaja en la empresa, además de que los dos debían ponerse al día con todo lo que el equipo anterior hizo. Hablando del área laboral, existía un pequeño enredo, algo que debían tomar con un poco de calma y solucionar con cuidado, no sería un problema.

Lo que sí era un problema, era la relación de ese par.

Suttinut cada vez soportaba menos a Pattarabut. Él quería llevar una relación estricta de compañeros de trabajo con AA, no mezclar lo laboral con lo personal.

Pero con un historial como el que tienen… es muy complicado separar ese par de cosas. Sobre todo, cuando la cabeza de Mild se dividía en dos, una parte está odiando la presencia de ese engreído alfa, mientras que su lado omega solo piensa en lanzarse encima suyo y besarlo con tanta fuerza y pasión.

Maldición, detestaba esa cara bonita, esos dientes perfectos y que decir de ese cuerpo tan caliente y…

Eres un éxito, Suttinut. ¡Deja de halagarlo!

—Podríamos trabajar en paz si tan solo aceptaras que te vuelvo loco, Mild.

Mild le sonrió de forma coqueta, humedeciendo sus labios. Ya que ha estado parado todo ese tiempo, caminando por toda la oficina para calmar el estrés que se estaba apoderando de él. Caminó con paso seguro en dirección a AA, que estuvo todo el tiempo sentado en una de las dos sillas que están en el escritorio de buen tamaño que tenían que compartir a partir de ese día.

Se acercó de más, invadiendo el espacio personal de Pattarabut. Casi rozando sus narices debido a que se inclinó sobre él para estar a la misma altura. Suttinut puede jurar que vio como los ojos de AA brillaron con intensidad, más no se movió ni un solo centímetro.

Por un momento estuvo a nada de besarlo, pero en su lugar, giró ligeramente la cabeza a la izquierda, acercándose al oído del alfa con lentitud.

En tu sueños, Pattarabut.

Y sin más, dejó una suave mordida en el lóbulo de la oreja ajena, inmediatamente después se alejó, volteándose con paso seguro para tomas sus pertenencias que ha dejado sobre un sillón para tres que tienen en la oficina.

—Te veré la próxima semana, no me busques antes.

No hay mas palabras, el alfa se mantuvo quieto en su asiento, suspirando pesadamente cuando el omega salió de la oficina. Negó repetidas veces con la cabeza, sonriendo de lado.

Serás todo mío Mild, ya cederás.

 


 

La cena había salido de maravilla. Jai permaneció tranquilo y fue más amable de lo esperado con Win, eso ponía bastante feliz tanto a Gulf, como a Bright. Hacer que convivan será más fácil de lo esperado, al menos eso esperan.

Al final de la noche, Win fue el primero en despedirse, debido a que recibió una llamada de sus padres, quienes al parecer creían que estaba trabajando en una especie de proyecto de su universidad. Los dos adultos se despidieron de él, en la puerta, Win se despidió antes de Jai, en la sala, donde el niño jugaba con el auto a control remoto que Metawin le había obsequiado.

Por otro lado, Gulf se quedó un rato más en el departamento de Bright, platicaron un poco, la mayor parte de la platica iba entorno a Win. A Gulf le agradó el menor, era amable, respetuoso y, sobre todo, parecía cómodo tanto con la presencia de Jai, como con la suya. ¡Puntos para Metawin! Y aunque no dijera nada en voz alta, saber que Bright tenía a alguien tan amable a su lado le daba una increíble paz interna.

Su historia de amor no funcionó, por lo que es agradable saber que ambos aún pueden crear otra historia, en compañía de otras personas y sin generar problemas entre ellos.

Kanawut se encontraba recogiendo los demás juguetes de su hijo, cuando este se acercó, cargaba entre sus manos el auto de juguete y se veía algo curioso. Gulf dedujo que el niño tenía una pregunta que hacerle.

—Papi…

—¿Si, cariño?

—¿P’Win va a ser mi nuevo papá?

Bueno, eso si lo tomaba por sorpresa.

Dejó lo que estaba haciendo de lado, sentándose en el sofá más cercano y jalando suavemente de Jai, haciéndolo sentarse junto a él.

—¿Por qué preguntas eso?

—Bueno… yo vi como papá le daba un beso a P’Win después de la cena, pero tú me dijiste una vez que solo los papás casados se pueden besar.

Oh, recordaba esa plática. La primera vez que Mean y Plan se dieron un beso de despedida, Jai y Suchart estaban presentes, y como todo niño curioso, Jai preguntó porqué Bright y él no se daban besos en la boca. Intento explicar lo mejor posible que, aunque ellos se querían mucho, no podían besarse porque no estaban casados. El niño en ese momento pareció entender… y ahora, saca a relucir el tema.

Era de esperarse, sabía que tendrían que responder muchas preguntas, más no esperaba que fuera tan pronto.

—Pues, no sé si tu papá vaya a casarse con N’Win… Pero ¿sabes quienes también pueden darse besos? —Jai negó repetidas veces con la cabeza—. Los novios, ellos pueden darse besos. Tu papá y N’Win son novios, así que ellos pueden darse los besos que quieran.

Jai soltó un pequeño “Oh”, asintiendo repetidas veces.

—Uh… Jai, ¿puedo preguntarte algo?

—¡Claro!

—A ti… ¿te molestaría si yo tengo un novio? Así como tu papá. ¿Te enojarías conmigo si un día te presento a alguien nuevo?

El pequeño pareció pensarlo un poco, frunciendo de forma cómica el ceño. Y tras unos segundos, el niño se animó a decir algo.

—¿Por qué me enojaría? Si papá puede tener a P’Win, tú también puedes tener a alguien.

Gulf sonrió enormemente ante las palabras de su hijo, sintiéndose tan conmovido por la comprensión que recibe de su parte. Su pequeño cachorro es tan inteligente, tan adorable… Es su gran apoyo. Se mordió el labio inferior, abrazando con fuerza el cálido y pequeño cuerpecito, hasta que recibió una queja de su parte. Y Kanawut lo calló, dándole un par de besos en sus mejillas y repitiendo una y otra vez lo mucho que lo ama.


Estaba disfrutando de la tranquilidad de pent-house, recostado en su sillón mientras mira en la enorme televisión aquel gusto culposo que tiene desde hace ya varios años, aquella animación japonesa de nombre One Piece. Hace un tiempo que no ha continuado con el hilo de la caricatura, por lo que claramente aprovecharía ese tiempo libre para tratar de ponerse al día con los capítulos semanales.

Justo en el momento del corte intermedio que hay en cada capítulo, escuchó el timbre de su celular, que está reposando en la mesa del comedor. La melodía que ocupa para diferenciar las llamadas de sus familiares. Frunce el ceño, piensa muy bien si ignorarlo o no.

Ok, no puede hacerlo. Quizás la llamada sea de su madre, y le prometió responder a todas las llamadas que le haga de ahora en adelante. No tiene de otra, por lo que se apresura a pausar el capítulo de la animación, poniéndose de pie para alcanzar su teléfono.

Cuando lee el nombre de la persona que lo llama, no espera ni un solo segundo más.

Por Dios, cuando P’Jom me dijo que no estabas respondiendo las llamadas familiares, no pensé que fuera cierto.

—No puedes quejarte, respondí a la primer llamada.

—Pero no al primer timbre. Antes me contestabas a la primera.

Suppasit soltó un resoplido cargado de gracia, negando repetidas veces con la cabeza—. Lo lamento Nong Win, ¿podrías perdonar a tu Phi tan descuidado?

Escuchó claramente la risa divertida de Win, tan risueña y contagiosa como siempre, cosa que lo hizo sonreír de par en par. Siendo Win el de la llamada, no podía estar nada tenso o inquieto, a pesar de que es probable que esté llamando para preguntar con respecto a el escándalo más reciente.

Aún sabiendo eso, a Mew no le importa demasiado responder a las preguntas de su primo.

Te perdono —respondió con voz burlona—. ¿Cómo estás? P’Jom me contó acerca del problema del evento.

—¿Qué tanto te dijo Jom?

No mucho y en realidad no pregunté demasiado, sé que no te gusta que nos metamos en tu vida privada. Y no llamo para sacar información respecto a… bueno, el desastre del viernes, sino para saber si todo está bien contigo.

Para este punto, es bastante claro el porqué Win es su familiar favorito. Tan respetuoso y considerado, nunca ha cruzado la raya o lo ha interrogado hasta el cansancio; él puede no saber nada, pero eso no es impedimento para apoyar y ayudar en lo que pueda.

—Todo de maravilla, un poco agotado por la insistencia de los medios y por supuesto, por los prejuicios de papá.

—No quiero ni imaginarme que te dijo.

—No me hagas hablar —bufó—. Mejor háblame de ti, ¿Qué tal la universidad? Te gradúas en diciembre, ¿cierto?

La charla continuó por un largo rato, entre el tema de la universidad de Win y el escándalo del viernes se les fue el tiempo. Mew no quiso revelar demasiada información hacer a de Gulf, y aunque Win no le preguntara directamente, Suppasit sabia perfectamente que su primo moría de ganas por saber más acerca de lo ocurrido.

Y pronto tuvo el mismo sentimiento de curiosidad, cuando escuchó la respuesta de Metawin cuando le preguntó respecto a lo que hizo ese mismo día.

Fui a una cena con mi novio. Me presentó a dos personas importantes para él.

—Eh, espera, ¿novio? —exclamó, mientras dejaba de lado el vaso con agua que se había servido en la cocina minutos antes—. Nunca dijiste nada de un novio.

—Oh, vamos Phi. ¿Creíste que seguiría soltero a estas alturas de la vida?

—Claro que no, pero al menos creí que sería el primero en enterarme. ¿Hace cuanto tienes novio?

Uh, no sé. Dos meses, casi tres. Aunque lo conozco desde un poco antes. Y no te sientas mal, eres el primero en enterarte.

—¿Tus papás no lo saben?

—Aún no… Tengo planeado presentarlo en unos meses más, quizás para mi fiesta de graduación o antes. ¡No te preocupes! Estoy seguro de que les agradará, a ti también, seguro que se llevarán de maravilla.

Mew suspiró pesadamente, llevándose una mano al rostro en señal de cansancio. No dudaba de su primo y en realidad espera si poder agradarse con susodicho novio.

—Por supuesto que así será.

Chapter 19: Capítulo Dieciocho

Chapter Text

El fin de semana pasó totalmente desapercibido, tan rápido y con situaciones realmente sencillas para muchos, lo cual fue una bendición para las personas que suelen tener una semana ajetreada y ocupada usualmente. Sin problemas, sin obstáculos y, para la suerte de Mew y Gulf, sin prensa siguiendo incesantemente la relación que llevan en secreto.

Bien, quizás aún no clasifiquen lo que tiene como una “relación”, no quieren apresurarse, pero claramente han tenido unos cuantos avances. No es algo de otro mundo, en realidad, muchos creerían que no han avanzado absolutamente nada, pero para ellos, que llevan un tiempo sin abrirse a nuevas personas, lo que han logrado en una semana ha sido demasiado satisfactorio. Llamadas telefónicas, mensajes, pequeños obsequios, besos y una cita es bastante bueno, sobre todo los besos. Si en algo ambos estaban de acuerdo, es que los besos era lo mejor del avance.

Por otro lado, está el ambiente laboral, la cosa iba bien… al menos para ellos dos. Para otros, la convivencia en la oficina se ha vuelto algo un poco insoportable. Aquí es donde entran AA y Mild, porque el alfa parece estar del todo cómodo, lanzando coqueteos pasivos, halagando a su compañero omega o simplemente existiendo, cosas que era un poco —muy— molestas para Mild, que parecía no soportar estar tiempo demasiado cerca de AA, más tampoco le gustaba cuando otras personas se acercaban demasiado. Una relación un tanto —bastante— complicada, pero nada que no se pueda superar con el tiempo. O al menos eso esperan.

Y también están Kao y War. Quizás no exista un conflicto como tal entre ellos, debido a que son pocas las veces que se topan o conviven más de 5 minutos en la oficina, pero cuando ocurre, la incomodidad brota como flores en primavera, al menos por parte de War. Kao… bueno, Kao intenta ser el mismo, coquetea un poco o eso intenta, porque en realidad los coqueteos le salen del asco. ¿Razón? Tal vez él también se ponga un poco nervioso cuando tiene al omega presente, aunque no se refleje en su rostro, es posible verlo reflejado en la manera en la que se dirige al diseñador. Su coquetería se va directo al carajo cada que ve a War.

Hay muchas cosas buenas, al igual que hay cosas un poco malas. Ahora, si se concentran en el trabajo, ahí las cosas están de maravilla, han avanzado perfectamente con los trabajos, entrevistas, reseñas, secciones de moda, sección de noticias, área de propaganda, en general, todo va de maravilla.

Al menos así es hasta el miércoles por la tarde.

Cada uno está en lo suyo, Mew encerrado en su oficina haciendo quien sabe qué, Gulf using un pequeño tiempo libre haciendo una ensayo que un profesor le había encargado, acompañado por War, debido a que estaban en el área de diseño. Cada uno metido en sus propios asuntos.

Kanawut está tan concentrado en terminar ese trabajo, que Wanarat tiene que llamar su atención para que tome su celular, que al parecer ha estado sonando con demasiado insistencia por unos largos segundos.

Al tomar el móvil, ni siquiera se preocupa por ver de quien se trata, simplemente responder a la llamada, presionando el celular entre su oreja y hombro.

-¿Hola?

- ¡Vaya! Pensé que no respondías, como ni siquiera abres mis mensajes.

Gulf frunció el ceño, apartando el celular de su oreja para ver quien era. Ah, por Buda. ¿Qué quiere Grace? No es muy común que su hermana lo bombardee de mensaje y le marque entresemana, sobre todo si es en horario de trabajo.

—Grace, sino respondí los mensajes es porque estoy ocupado, tengo trabajo que hacer. ¿Qué necesitas?

—Pues no creo que tengas muchos trabajos, porque estoy parada frente a tu escritorio y no te veo por aquí.

Toda esa concentración que había logrado conseguir y más importante, mantener, se fue directo al caño cuando escuchó ese comentario de parte de su hermana, abrió los ojos enormemente y se colocó de pie inmediatamente, golpeando ligeramente la silla y el escritorio, sacudiéndolo de forma leve, aun así, alarmó a War, que frunció el ceño y preguntó en silencio que sí que estaba sucediendo.

—¿Es… estás aquí? ¿En mi oficina? —Quería gritar, pero sabía que eso lo haría sonar sospechoso. Y en realidad no estaba haciendo nada malo. Pero la incomodidad comenzó a subir en su cuerpo de forma inmediata, no le agradaba que su hermana estaba en las instalaciones de Suppasitoont, no después de haberles dicho a su madre y hermana que estaba intentando algo con su jefe.

—Sí, ¿dónde estás tú?

—Estoy unos pisos abajo —exclamó, se dio media vuelta, haciéndole señas a War para señalarle que volvería pronto—. No te muevas de ahí, Grace. Subiré enseguida.

No espero a que su hermana le respondiera, se apresuró en colgar y salir de la oficina inmediatamente. Corrió hacia el elevador a paso apresurado, por suerte un par de betas iban entrando al piso; pidió que detuvieran el elevador, puesto que estuvo a nada de cerrarse. Entró en su interior, agradeciendo repetidas veces a la persona que lo detuvo.

Por suerte, el piso con la oficina de Mew queda a tan solo un par de pisos arriba del de diseño, por lo cual es trayecto no era largo. Aun así, fue imposible no ponerse un poco ansioso, comenzó a golpear el piso con la suela de su zapato, mordió su labio inferior y se regañó mentalmente cuando tuvo la intención de morderse las uñas de los nervios.

Una vez que se abrió la puerta del elevador no fue capaz de esperar ni un segundo más, rápidamente salió del interior del elevador a zancadas, encontrándose casi de inmediato con su hermana; estaba de espaldas a él, parecía estar inspeccionando su escritorio.

Cuando la tuvo a su alcance, la tomó del brazo, jalándola levemente. Ambos tenían el ceño fruncido y se miraron con evidente molestia.

—¿Qué haces aquí?

—¡Auch, eso duele!

—Grace, ¿por qué estás aquí? No puedes venir a mi trabajo, así como así, sin avisar nada.

La omega frunció un poco más el ceño, haciendo un movimiento brusco para lograr zafarse del agarre de Gulf. Cruzó los brazos encima de su pecho, haciendo una mueca con los labios.

—¿No puedo venir?

—No o al menos no sin antes avisar —soltó un largo suspiro, imitando a Grace, cruzando los brazos sobre su pecho—. ¿Sucedió algo? ¿Por qué estás aquí? —La repentina presencia de su hermana no era algo normal o común, así que no podía evitar sentir algo de preocupación. ¿Pasó algo con sus padres? ¿Le sucedió algo a ella?

—No, no pasó nada. Y no estoy aquí por voluntad propia, Mae me pidió venir.

Oh, eso no sonaba nada bien.

—Ella… ¿cómo decirlo? Quería que alguien viniera a ver cómo trabajas, las condiciones y también, para que alguien hablara con Khun Suppasit. Obviamente ese alguien no sería ella, mucho menos papá, así que me envió a mí.

—¿Hablar con Mew? ¿Para qué quiere Mae que hables con P'Mew? —Verdaderamente intenta no sonar exaltado o desesperado, parece que lo está logrando, aunque no entiende precisamente como, porque en su interior solamente quiere gritarle a su hermana que debe irse, que definitivamente no hablará con Suppasit y que él mismo se encargará de hablar con su madre más tarde.

Grace está a punto de abrir la boca, dispuesta a exponer todas y cada una de las razonas por las que su madre la envió a hablar con Mew. (Cosa de la cual no estaba totalmente de acuerdo en realidad, no le gustaba meterse en la vida personal de su hermano). Más se vio interrumpida por unos fuertes gritos que provenían del interior de la oficina del CEO.

Claramente se trataba de una discusión, una bastante acalorada, a decir verdad. Principalmente solo se escuchó la fuerte y poderosa voz de Suppasit, los hermanos estaban por deducir que se trataba de una discusión telefónica, más poco después se sumó una segunda voz, una voz femenina, pero igual de fuerte que la de Suppasit.

A las voces se unió el sonido de pasos, pasos que se acercaban a la puerta de la oficina. Gulf es capaz de diferenciar el sonido de las pisadas de Mew, que se mezcla con el sonido de tacones golpeando el suelo. Los hermanos Traipipattanapong se quedaron en silencio, sus ojos están puestos sobre la puerta de la oficina, en espera de que algo más suceda.

Cuando la discusión se hace más clara, la puerta se abre de par en par.

La primer persona en salir es una desconocida para Gulf. Una mujer que debe estar en sus 30's, cabello negro lacio que se mueve de un lado a otro por los apresurados pasos que está dando; lleva un conjunto beige, el cual consiste en una falda corta que se ajusta perfectamente a su figura, un saco del mismo color abierto, que se mueve al mismo ritmo que su cabello, bajo el saco yace una blusa negra de tirantes, también lleva unas zapatillas stiletto negras y un bolso café Louis Vuitton .

Y de apariencia, bueno, la mujer es hermosa, aunque en esos momentos lleve el ceño fruncido y parezca ser capaz de golpear a quien se atreva a meterse en su camino.

Todo en ella gritaba: “Alfa, alfa, alfa”.

No tardó en salir Mew detrás suyo, tan imponente como siempre, con cierto aire de fastidio adornando su rostro. Tiene el ceño fruncido y parece ser que sus colmillos están a nada de salir a saludar.

—¡Jom, vuelve aquí! ¡No hemos terminado esta conversación!

—Yo he terminado. Vine a hablar y razonar, no a que me gritaras en la cara.

Un gruñido se escapó de la boca de Mew, haciendo temblar ligeramente a Gulf. Oh, mierda. Demasiado sexy.

—¡Entonces no vengas diciendo estupideces! —Exclamó, alcanzando a la alfa. La tomó del brazo y la rección que obtuvo en respuesta fue un gruñido y una rápida sacudida, librándose inmediatamente del agarre.

—¡No me jalonees, Suppasit! No soy uno de esos alfas al que puedes golpear, recuerda que tú y yo somos iguales —esta vez, ella gruñó, mostrando sus dientes en señal de defensa cuando se volteó de forma precipitada hacia Mew.

Jom estuvo por decir algo más, hasta que se dio cuenta de que no eran los únicos en el piso. Sus ojos viajaron rápidamente hacia los hermanos que se encuentran unos cuantos metros, quienes no han dicho palabra alguna y parecen bastante confundidos por la discusión que se está desarrollando justo frente a ellos.

Entrecerró los ojos, pasando completamente del CEO, se encaminó en dirección a los omegas, siendo un poco más específicos, hacia Gulf. Quien, al darse cuenta de que ella se aproximaba a paso firme, estuvo tentado a hacerse hacia atrás, pero se mantuvo en la misma posición. Sus ojos fueron de la mujer hacia Mew, a quien se le escapó una expresión de sorpresa, parece que hasta ahora nota la presencia de su asistente.

—Jom, ¿Qué-…?

Antes de incluso poder terminar, la alfa tomó el rostro de Gulf con una mano, sin importarle la clara diferencia de estatura, simplemente presionó las mejillas del omega con sus dedos pulgar, índice y medio, obligándolo a bajar la cabeza por unos momentos. Recibió un fuerte gruñido en respuesta, no por parte de Gulf y sorprendentemente tampoco de Mew, sino de la omega parada junto al menor. La miró, analizando su rostro por unos largos segundos antes de soltar el rostro de Kanawut.

—Lo admito, es más lindo en persona —soltó al aire, mirando por encima de su hombro hacia Mew. Una vez que soltó el rostro ajeno, metió una mano dentro de su bolsa, buscando rápidamente en el interior. Pronto sacó la mano del interior, tendiéndole a Kanawut lo que parecía ser una tarjeta de presentación—. Quería hablar contigo hoy, pero por el carácter que tiene mi hermano en estos momentos creo que no podré hacerlo. Llámame cuando tengas tiempo libre, si no recibo tu llamada, volveré la próxima semana.

Sin decir ni una sola palabra más, Jomkwan volvió a darle un vistazo rápido a Nattarika, se sostuvieron la mirada por un par de segundos, antes de que la alfa se diera media vuelta, caminando en dirección al elevador. No se molestó en dirigirle la palabra a Suppasit.

En el momento en el que las puertas del elevador se cerraron, Suppasit caminó en dirección a Kanawut, que observaba con atención y detenimiento la tarjeta entre sus dedos.

Jomkwan Jongcheveevat.

Antes de que Mew pudiera decir algo, Gulf se adelantó.

—¿Ella es tu hermana? —Al obtener una respuesta positiva de parte de Mew—. ¿Por qué quiere hablar conmigo? ¿Tu familia ya sabe que estamos…?

—Sí, eh… Quizás no te hablé de la cena familiar que tuve la semana pasada.

Aunque parecían tener intensiones de continuar con esa charla, Grace se aclaró la garganta, llamando a la atención de ambos varones.

—Lamento interrumpir, pero, K'Suppasit necesito hablar con usted.

—Grace, por Dios. ¿No puedes dejar que yo hablé con él primero?

—Ni siquiera sabes que vengo a decirle —bufó.

—Perdón, ¿eres…?

—Ah, Nattarika Traipipattanapong, hermana mayor de Gulf. MaeNuch me envió a hablar con usted respecto a… su relación con mi hermano.

—No hables como si yo no estuviera aquí —exclamó el omega, para luego mirar hacia Mew—. Perdón P'Mew, Grace está por irse, usted está muy ocupado y…

—Está bien Gulf, hablaré con ella —lo interrumpió inmediatamente.

Los ojos de Gulf se abrieron de más, mostrándose claramente sorprendido por la forma tan tranquila y ligeramente amable en la que Mew decía aquello. ¿Realmente hablaría con su hermana? Se supone que Suppasit tiene la agenda tremendamente ocupada o al menos que él recuerde. Aún está tratando con los problemas con la prensa, haciendo advertencias que, si no dejan morir el tema del evento de caridad, él mismo se encargaría de poner una demanda por acoso y difamación. Y, aun así, ¿tiene tiempo para Grace?

Dejó de mirar a Mew para volver a mirar a Grace, ella parece más que satisfecha con la respuesta que recibió. Ella lo miró, sonriéndole con ligera burla.

—Gracias.

—No agradezcas, pasemos a mi oficina. Gulf, no te preocupes, puedes regresar al área de diseño con Wanarat, pasaré a verte cuando terminemos de charlar.

¡¿No lo iba a dejar pasar ?! Abrió la boca, totalmente dispuesto a quejarse, alegar que él tiene derecho a escuchar lo que sea que su hermana tiene que decirle. Sobre todo, teniendo en cuenta que serán palabras de su madre, no exactamente de su hermana. Era como dejar a su jefe en la boca del lobo.

Pero quejarse sin argumentos sería estúpido, además de sospechoso y Gulf no tiene absolutamente nada que esconder.

No le queda más que respirar hondo y quitar esa tonta cara de preocupación que amenaza con adueñarse de su rostro. ¿Realmente debe preocuparse? Por supuesto que no; se trata de Grace, no de su madre. P'Mew estará perfectamente bien con ella.

—Bien, llámeme si necesita algo —le habló con la mayor tranquilidad posible. Recibió una sonrisa en respuesta de parte de Mew, quien inmediatamente después invitó a la omega a pasar a su oficina.

Esperó a que la puerta se cerrara frente a él para poder soltar un pesado y largo suspiro, permitiéndose encorvar un poco su espalda en señal de rendición. Pensó muy bien si regresar al área de diseño, debe continuar con su tarea de la universidad, no tiene tiempo que perder esperando a que su hermana termine de hablar con el alfa.

Luego se enteraría de lo que sea que Mew y Grace hablen ahí dentro.


Al estar de regreso en la oficina con Wanarat, este le preguntó sobre lo que estaba ocurriendo arriba. Le describió con tranquilidad, o eso cree él, se siente algo conmocionado por todo lo que está ocurriendo; no puede evitar hacerse un par de preguntas que, para su infortunio, no tienen respuesta o al menos él no tiene las.

Aún con las dudas que rondan en su cabeza, se esfuerza lo máximo en concentrar su atención en la tarea, por suerte lo le queda mucho por hacer. Espera terminar pronto para poder tener el resto de la semana libre. Así podrá organizar su tiempo para salir con Jai, ir a visitar a sus padres a casa y, si tiene suerte, tener una cita a escondidas con Mew. Hacer todo eso es suficiente para estar feliz, pero siendo sincero —y un poco egoísta—, lo que más desea es un momento a solas con Suppasit; pasar el rato en donde sea, ser un poco más afectivos y sin el temer el ser atrapados por algún tercero.

O interrumpidos por algún conocido.

Distrajo un poco su mente de todo lo que lo atormentaba, hablando con War de cualquier cosa que le venía a la mente en esos momentos, cosas del trabajo, el diseño de las invitaciones del evento que cada vez se acerca más y más, aunque pronto los temas salieron de los laborales. Gulf se tomó el atrevimiento de volver a preguntarle a War con respecto a Kao. No obtuvo una respuesta realmente satisfactoria, pero al menos consiguió que Wanarat hablara un poco más acerca de ese tema.

En realidad, le parecía cómico que, entre todo el personal de la empresa, sea a War a quien le tocara pasar por aquella vergüenza. Hay una gran cantidad de hombres y mujeres, sean de cualquier casta, que estarían más que encantados por recibir un poco más de atención de parte del atractivo jefe de redacción y socio de la empresa, Noppakao es una joya: guapo, respetuoso y malditamente coqueto ; a cualquiera le encantaría tener un poco de atención de su parte.

Cualquiera menos War, que ha estado huyendo de Kao desde el viernes pasado. Kanawut no lo juzga, comparten un poco de personalidad, así que es capaz de comprender como se debe sentir Wanarat desde el incidente.

Y por presentir como debe sentirse, fue fácil acceder a cambiar el tema, aunque el tema girara en torno a la relación que Gulf y Mew están desarrollando. También agradecía tener de quien hablar del tema, quejarse un poco o simplemente decir en voz alta lo cómodo y feliz que se está sintiendo con Mew, a pesar de los pocos días que llevan intentando algo más serio. No puede ir con Bright a quejarse con respecto a Mew o decir lo bien que la está pasando, eso sería un poco raro y demasiado pronto (sumando de Bright y Mew no soportan la sola mención del otro).

Claramente War era su única opción viable para hablar de su relación, sin temor a correr el riesgo de que los chismes comiencen a recorrer las oficinas.

Al cabo de media hora Gulf recibió un mensaje de Mew, era corto y sencillo, le decía que podía subir cuando quisiera, que su hermana se estaba retirando en esos momentos. Inmediatamente después de leer el mensaje, Gulf se despidió de War, llevándose consigo todas sus cosas para no invadir más la oficina del diseñador.

Se apresuró lo más que pudo, en verdad quería saber que tanto le ha dicho su Grace a Mew. ¡La curiosidad se lo estaba comiendo vivo!

Una vez que subió en el elevador, dejó su mochila en la silla de su escritorio para luego tocar la puerta del despacho. (No se atrevía a entrar sin antes llamar a la puerta, no es tan atrevido para hacer eso). Una vez que recibió una respuesta, Kanawut se abrió paso, sorprendiéndose un poco de encontrar a Suttinut, quien se notaba de lo más concentrado en una llamada, sentado en el largo sofá de la oficina.

—Hola P'Mild —saludó de forma discreta, para no interrumpir la llamada. Este le devolvió el saludo de forma amable. Inmediatamente se apresuró en ir en dirección a Suppasit—. ¡P'Mew! ¿Qué pasó con Grace? ¿Qué quería? Perdón si vino a molestarlo, no esperaba que ella se apareciera aquí, así como si nada. Le prometo que no volverá a pasar, yo me encargo de…

—Gulf, cariño, no pasa nada.

¿Cariño? ¿Dijo cariño?

Aquella tierna forma de llamarlo salió tan malditamente natural, que Gulf se mordió la lengua y la vergüenza no tardó ni un solo segundo en aparecer.

—Eh ... pero, Grace, ella- ehr ...

—Fue una charla totalmente civilizada, me explicó la razón por la que vino a hablar. Parece que tu madre está bastante… preocupada por lo que puede pasar con nosotros, y no la culpo, después de todo corres el riesgo de que la prensa de contigo en cualquier momento, ¿sabes? —Se acercó a Gulf, rodeando su escritorio para llegar a él; lo tomó suavemente de las manos.

Kanawut hizo un pequeño mohín a la par que fruncia el ceño, mostrando ese ligero desacuerdo que permanece en él. No la parece nada correcto que su madre envíe a su hermana para hacer aquello, eso no se iba a quedar así, hablaría con su familia de eso, de ser necesario le hablaría a su padre y lo pondría al tanto de todo.

El alfa le dedicó una sonrisa tranquila al omega, regalándole un par de caricias sobre los nudillos.

Gulf abrió la boca dispuesto a hablar, más antes de poder soltar palabra un pequeño grito de emoción llegó a sus oídos. La pareja volteó hacía el tercero en la habitación, Mild que ahora se encuentra parado frente al sofá, parece haber finalizado una llamada exitosa, al menos eso quieren creer.

El CEO tuvo que aguantar un suspiro que amenazaba delatar lo fastidiado que se siente por ser interrumpidos. Aun así, se anima a preguntar qué está sucediendo.

—¿Qué pasa, Suave?

—¡Oh, es una ... excelente noticia! —Exclamó dando un pequeño brinco—. Un contacto de Japón puede conectarnos con el representante de un actor japonés, intentaré conseguir una entrevista exclusiva con él —al terminar la oración, este ya se dirigía a la salida de la oficina.

—¡Oye, pero…! ¿De quién se trata?

—¡Será sorpresa! ¡Te lo diré cuando tenga asegurada la entrevista!

No hubo más preguntas, puesto que Suttinut salió de ahí lo más rápido posible. El alfa y omega se miraron por unos segundos; Gulf río un poco por el comportamiento tan acelerado de Mild, mientras que Mew no hacía más que suspirar con un poco de gracia.

Una vez que se encontraron solos, tomaron asiento en las sillas del escritorio de Mew, charlando un poco acerca de los pendientes de ese día, para más tarde tocar un par de temas personales.

Sacar a relucir los ligeros problemas que Mew tiene con su padre no es algo fácil, así como a ninguno le gusta hablar de sus algo entrometidas hermanas. El menor se tomó el atrevimiento de mostrarse ligeramente molesto por no haber recibido ni una mención acerca de la cena que Suppasit tuvo la semana anterior, aunque el enojo no duró demasiado tiempo.

Ambos tienen serios asuntos familiares que de alguna manera los enlazaba. Tarde o temprano tendrían que encontrar una manera de solucionarlo, aunque no les guste la idea de enredarse en asuntos familiares cuando aún no han sido capaces de definir nada entre ellos.


El pronostico del tiempo a partir del jueves fue de cielos nublados y fuertes lluvias, cosa que complicaba un poco las cosas para Gulf. El auto que conduce no está en las mejores condiciones, eso es más que evidente, por lo que moverse del trabajo a casa de su madre oa casa de la madre de Bright pare recoger a Jai se complica un poco. Su hijo ha entrado a clases hace poco, por lo que entre su mamá y la de Bright se han puesto de acuerdo para ir a recoger al niño cada que él o Bright no pueden.

Se mostró un poco preocupado cuando se acercó el fin de semana, por no saber quien cuidaría del pequeño, por suerte, encontró la solución cuando Win lo llamó la noche del viernes. Resultó un poco raro, más no desagradable.

La pareja de Bright le estaba pidiendo permiso para poder llevar a Jai con ellos el sábado a la plaza, sería todo el día, por lo que Bright no regresaría al niño hasta la noche o, en su defecto, hasta el día siguiente. Kanawut se sintió bastante conmovido, al igual que agradecido. Que el propio Win se tomara esa responsabilidad de querer conocer poco a poco a su hijo lo hace sentir bastante tranquilo, le agrada saber que la actual pareja de su exmarido no intentará desplazar a su hijo.

Y realmente le quedaba como anillo al dedo, así que aceptó la propuesta fácilmente.

Lamentablemente, Gulf no tiene tan buena suerte.

El sábado las cosas se complicaron un poco, una vez que Bright y Win se llevaron a Jai, Gulf salió de casa un poco atrasado, debido a que su auto no quiso encender a la primera. Fue frustrante, Kanawut estuvo por llamar a alguien para que lo apoyara para moverse a la universidad, pero al final no fue necesario, ya que el vehículo encendió en último momento.

Tuvo suerte que no lloviera cuando se movió al campus, la mayor parte del día estuvo nublado, más la lluvia no se desató hasta horas después, tan solo eran las 14:00 horas cuando comenzó. Parecía que el cielo se estaba viniendo abajo, no se preocupó en ese momento, sus clases terminaban en dos horas más, pero se quedaría un poco más de tiempo para la revisión de un proyecto en el que ayudaría a un par de alumnos de tercer semestre .

Cuando daban las 16:35 recibió varios mensajes de Bright, en su mayoría se tratabas de fotografías de Jai, caminando por la plaza, sentado en un asiento en el cine, comiendo Nuggets y jugando en distintas áreas para niños. Aunque su foto favorita fue una donde Jai era cargado por Win, se encuentra sentado sobre los hombros de este, parecía estar bastante cómodo. Aquello lo hizo sentir bien y una calma intensa se instaló en su pecho, provocándole una gran calidez interior.

—Oye, P'Gulf. ¿Puedes ayudarme con esto? No queda como debería…

—Oh, claro —exclamó, dejando el celular sobre la mesa y así girando hacia su derecha para ayudar a su compañero de clases.

Permaneció concentrado el resto de las horas que estuvo en la universidad, cayendo en la realidad cuando fue hora de regresar a casa.

La no había parado en ningún momento, pero gracias a que se mantuvo encerrado en la biblioteca del campus no se dio cuenta de ellos hasta muy tarde. Su celular marcaba las 18:00. Mierda, se había ensimismado tanto en ayudar que no se percató de lo tarde que se estaba haciendo. Su casa quedaba a media hora del campus, pero con la lluvia se haría mucho más tiempo de lo usual

Le resultó extraño que su auto decidiera encender a la primera cuando lo arrancó, más no soltó queja alguna.

Lamentablemente no pasaron más de 15 minutos para que el vehículo decidiera apagarse por completo. Oh, maldita sea su suerte. Pasaba por una zona poco transcurrida en ese momento, un atajo que suele tomar cuando sabe que el tráfico puede ponerse pesado, aunque le tome unos minutos más el llegar a casa. Apenas logró orillarse de la carretera.

-No no no. ¿Por qué ahora? —Se quejó en voz alta, dando varias palmadas al volante.

Miró hacia el frente: nadie venía.

Ahora hacia atrás: nada.

Ok, él sabe como reparar y diagnosticar de forma superficial cuando le ocurre algo a su auto, pero salir en ese momento del interior del auto seria una mala idea, la tormenta no parecía querer parar.

Tomó su celular del asiento del copiloto, al mismo tiempo que buscaba la sudadera que guardó en su mochila ese día, consciente del mal time que se podía desatar en cualquier momento. Un rompeviento sería una mejor opción en esos momentos.

Justo al estar por bajar, el tono personalizado que tiene para Mew sonó con intensidad.

-¿Hola? ¿P'Mew?

—Hola, Gulf. ¿Todo bien?

—Sí, claro, ¿por qué pregunta? ¿Necesita algo?

—Quería saber si tienes tiempo libre, puedo llevar algo para cenar a tu casa… Puedo escuchar la lluvia, ¿aún estás en la universidad? - la voz de Suppasit tiene un pequeño tono de preocupación.

Kanawut suelta un suspiro cargado de desesperación. ¿Qué es eso? ¿El instinto de alfa saliendo a la luz? Dios, olvidaba lo que es lidiar con ello. No es capaz de mentir, no cuando en realidad la llamada de Mew era su rayo de esperanza en ese momento.

—Phi, la verdad es que iba camino a casa, pero mi auto está fallando y me dejó varado a medio camino. Justo estaba por bajar a revisar el motor…

—¿Varado? Por Dios. ¿Dónde estás? Envíame tu ubicación, voy por ti.

-¡No no! Solo necesito salir a revisar y de ser necesario llamar a una grúa. No es necesario que vengas…

—Kanawut, no se te ocurra bajar del auto, la lluvia es muy fuerte y podrías resfriarte. Dame tu ubicación no seas terco.

—Queda lejos y-

—Ubicación del Golfo, ya. Yo llamaré a la grúa, hare que lleven tu auto con un buen mecánico.

Bien, es claro que Gulf no está en condiciones para continuar discutiendo con Mew, además que este parecía no estar dispuesto a desistir de su actual decisión. Se apresuró en enviarle la ubicación por mensaje, al igual que describe la manera hablada como llegar al lugar.

Mew le repitió que no saliera del auto justo antes de colgar, también le dijo que no tardaría mucho en llegar.

Aún con esas indicaciones, cuando pasaron 10 minutos más, Gulf no soportó permanecer encerrado en el interior del vehículo. Salió, con el celular en el pantalón y la capucha de su chamarra puesta. Abrió el cofre del vehículo, revisando múltiples cosas por varios minutos, sintiéndose claramente frustrado cuando no encontró el origen de la falla.

Soltó mil y un maldiciones al aire, mirando hacia todos lados en espera de ver a alguien quien lo auxiliar. Cinco minutos más tarde, aún permaneciendo fuera del auto, pudo divisar otro andando hacia él, venía de frente; a medida que se acercaba, logró reconocer el auto.

P'Mew.

Alfa, alfa, alfa.

Se estacionó justo frente a él, colocando las estacionarias para poder bajar del auto inmediatamente.

-¡Golfo! ¡Te dije que no salieras! —Exclamó, acercándose con prisa a Gulf—. Estás empapado. Hay que bajar tus cosas de valor de auto, la grúa llegara en poco tiempo, ¿ok? —Explicaba con la mayor calma posible, su mano derecha subió hasta la altura de la cabeza de Gulf, quitando los mechones mojados de su frente—. Te llevaré a casa y compraré medicinas por si las dudas…

Están cerca, realmente cerca. El rostro de Mew refleja preocupación, pero Gulf no está prestando la atención en ese instante, solo lo observa con intensidad e inhala con fuerza, percibiendo un aroma muy ligero a madera llegar a su nariz.

Se lanza impulsivamente a los brazos de Mew, abrazándolo por el cuello con fuerza y atreviéndose a inhalar de cerca ese aroma que desprende el alfa.

—Gracias por venir —susurró, dejando un pequeño beso en la mejilla del CEO—. Iré a sacar mis cosas.

Suppasit sonrió de forma boba, reteniendo por un momento a Kanawut, acercándolo cuando este estaba por alejarse. Devolvió el beso, solamente que está vez fue en los labios, profundizándolo, disfrutando del sabor que desprende la boca ajena. Dejó un suave apretón en la cintura de Gulf, sonriéndole suavemente.

—Vamos, rápido.

Se apresuró en ayudar a Gulf. Cerrando el cofre del auto y tomando la mochila del menor when este se acercaba a él.

Juguetearon un poco bajo la lluvia, arrancándose una que otra risa cargada de coqueteo; detuvieron el paso cuando estaban frente a la puerta del copiloto, Suppasit acorraló al omega contra el auto para repetir el beso.

Gulf abrazó a Mew por los hombros. Movían sus labios al mismo ritmo, sus lenguas se encontraron en el camino y hubo un par de mordidas que sacaron gemidos de sus bocas. Les importaba poco estar empapados por el agua de lluvia, que el viento sople con fuerza y les haga helar sus huesos.

Fue Gulf quien comenzó a separarse, riendo entre dientes por la expresión de satisfacción que tiene Mew en ese momento.

—Vámonos, Phi.

Chapter 20: Capítulo Diecinueve

Chapter Text

Esperaron por unos cuantos minutos hasta que la grúa apareció en el sitio, asegurándose de que esta se llevara el vehículo de Kanawut sin contratiempo alguno. Una vez que fue así, Suppasit arrancó su propio automóvil, poniendo la dirección de su acompañante en el GPS, para hacer así la llegada más rápida de lo que será. Debido a que la lluvia los obliga a ir a una velocidad más baja de lo usual, con tal de llegar sin problemas a su destino.

Viaje que transcurrió entre risas y charlas, Mew se burló un poco de Gulf, así como también se quejó por lo necio que intentó ponerse al momento que Mew ofreció su ayuda. Y sin poder contener su lengua, el propio Gulf expuso lo igual de necio que Mew se puede poner de vez en cuando. Quejas y quejas que solo ameritaron muchas más risas.

Aún entre discusiones cargadas de bromas, el alfa tomó el saco que lleva consigo ese día, al cual por fortuna no había bajado cuando salió del auto a la hora acercarse a Kanawut, dándoselo a este para que se cubriera del frio. Al igual que se cubría con el aroma natural que el propio Suppasit produce. (El omega fue muy discreto a la hora de olfatear un poco más la prenda ajena).

Una comodidad se instaló entre ellos de forma tan natural y perfecta, que el camino de casi treinta minutos pasó en un abrir y cerrar de ojos.

Lo único relativamente malo era la presencia de la lluvia, que quizás ya no era con la misma intensidad que en la carretera, en realidad, a duras penas llovía en ese momento, el cielo está más oscuro que antes, pronto caería la noche por completo.

Mew aparcó el auto justo frente a la casa de Gulf, sonriendo con tanta paz y armonía, que no parecían correr el riesgo de ganar un resfriado luego de empaparse con el agua de lluvia media hora atrás. El CEO se toma un momento para mirar hacia el interior de la casa de su asistente, esperando ver alguna clase de movimiento, algún indicio de que alguien más este ahí, esperando la llegada de este.

No tarda demasiado en darse cuenta de que no hay nadie en casa.

—¿No hay nadie dentro?

Gulf negó inmediatamente, sacándose el cinturón de seguridad justo cuando escuchó que Mew apagaba el auto.

—Bright salió a pasear con su novio, quien me llamó con anticipación para pedirme permiso para llevar a Jai con ellos.

—¿Y traerá a Jai de vuelta más tarde o…?

—No sé, quizás Bright decida que es mejor que pasen la noche en su departamento. Lo cual está bien, así podré tomarme el tiempo de limpiar un poco y tener un rato para mí.

Al terminar esa oración, sus ojos se encontraron directamente con los de Mew. Hay un momento de silencio, no se trata de algo incomodo, simplemente comparten unos segundos sin decir palabra. Piensan al mismo tiempo, se contemplan y parecen tener la misma idea; o eso creo Gulf.

Suppasit observa con adoración como Kanawut se muerde el labio inferior, a decir verdad, no es muy discreto a la hora de hacerlo; como si quisiera que su acción fuera notada por su contrario.

—Antes… —su voz suena más aguda de lo usual, por lo que se detiene para aclararse la garganta antes de hablar—. ¿Dijiste que querías cenar, cierto? Cuando llamaste, ese fue el motivo de la llamada, ¿verdad? —Mew se limitó a asentir en respuesta, a lo que Gulf atinó imitar, pensando un poco antes de continuar con lo que estaba diciendo—. Bueno, ya que estamos aquí, ¿quieres entrar? Podemos preparar la cena y también puedes secarte —alcanzó el brazo de Mew con una mano, sintiendo la humedad de la tela bajo su palma, al igual que sintió como su bíceps se tensaba—, aún estás húmedo.

—Me encantaría bajar y cenar contigo.

El menor sonrió enormemente, inclinando su cuerpo hacia su contrario. Tomó por un pequeño momento el rostro de Mew con su mano derecha, dejando un suave y cálido beso en su mejilla.

No dejó que el alfa reaccionara o tuviera acción alguna hacia él, se apresuró en abrir la puerta del auto, tomando sus pertenencias y bajando del vehículo, manteniendo una sonrisa traviesa en el rostro.

Mew fue rápido en reaccionar, soltando una suave y disimulada risa; se apresuró en abrir la puerta del conducto, asegurándose de tomar la llave y su cartera. Poco le importó la lluvia que, si bien era mucho más suave que antes, aún resultaba algo fuerte. Apresuró su paso hasta alcanzar a Gulf, que había avanzado más allá de la mitad del jardín, a nada de llegar a la entrada de la casa.

Le rodeó la cintura con sus brazos, alzándolo unos segundos; giró sobre su propio eje un par de veces, logrando sacarle una larga carcajada Gulf. Una vez que lo dejó poner los pies sobre la tierra, este se giró hacia él, sonriendo de par en par y sin importarle mucho dejó caer sus cosas en el camino de cemento húmedo; sus brazos rodearon el cuello de Mew en un abrazo, e inmediatamente la cintura de Gulf se vio atrapada nuevamente por los fuertes brazos del alfa.

Tan solo se tomaron un segundo para mirarse directamente a los ojos.

Y la próxima acción que compartieron, fue acercarse al mismo tiempo, juntando sus labios en un beso.

Comenzando lento, aumentando la velocidad segundo a segundo. Lo que comenzó como un roce aumenta la intensidad, sus bocas se abren, lenguas se encuentran, dientes muerden y chocan accidentalmente. Generan suspiros, acompañados de risas cómplices.

A penas se separan el uno de otro, un par de centímetros únicamente.

—Deberíamos entrar —susurró Gulf, acariciando con sus dedos el nacimiento del cabello de Mew, justo por encima de su cuello. Volvió a acercar sus labios a los de Mew, dando un casto beso antes de continuar hablando—, o definitivamente tendremos un resfriado.

Kanawut podría jurar que escuchó un ronroneo provenir de los labios de Suppasit.

—Sí, eso deberíamos hacer.

Compartieron un par de besos más, simplemente jugueteando un poco más bajo la lluvia. Gulf tiró del brazo de Mew, para después tomar su mochila del suelo y correr unos cuantos pasos hasta la puerta, que por suerte está techada. Buscó entre sus bolsillos la lleve de la entrada, apresurándose abrir la puerta lo antes posible; comenzaba a tener algo de frio por el viento que soplaba cada vez con más intensidad.

Una vez dentro, se colocó de forma correcta la mochila para poder facilitar el agacharse y sacarse los zapatos, dejándolos en la pequeña zapatera que tiene a un lado de la puerta. En esta se pueden ver un par de zapatos de Jai, unos cuantos de Gulf y un par de zapatos de vestir que, por el estilo, es fácil intuir que se trata de algún par que dejó Bright en casa. Mew no se molestó en pensar demasiado en eso, está demasiado entusiasmado ante la idea de estar entrando en el territorio de Gulf en esos momentos. Que le omega lo deje entrar con tanta facilidad le provoca una pequeña emoción.

—Puedes dejar tus zapatos con los míos Phi, siéntete como en casa.

Esas palabras lo hacen sentir muchas cosas, entre ellas satisfacción, aunque también un poco de nervios. Nunca había estado en esa situación: cortejando a un omega que estuvo casado, que tiene un hijo con otro alfa y que ese alfa aún este presente en su vida. Mew no tiene derecho a molestarse y, en realidad, no lo molesta, pero en su interior se siente algo incómodo.

Asiente a las palabras de Gulf, sacándose los zapatos que traía ese día, los colocó de forma pulcra junto a los tenis que el omega se acaba de quitar. En esos segundos se toma la tarea de desechar todos esos pensamientos incomodos que amenazan con perturbar la paz y tranquilidad de su cabeza, porque si eso sucede, no solo atormentarían sus pensamientos, sino también sus acciones.

Y arruinar el gran avance que están teniendo no es parte de sus planes en ese momento.

Mejor dejar de pensar demasiado y vivir cada segundo que pase desde ahora, aunque sea solo por hoy.

Gulf caminaba por la sala y comedor, recogiendo algunas cosas que tanto él como Jai habían dejado tiradas ese mañana, algunos juguetes, pantuflas y un pequeño montón de ropa limpia que había olvidado doblar y guardar (más bien le dio demasiada pereza hacerlo, pero no lo diría en voz alta).

—Perdón por el desorden, se supone que limpiaría llegando de la Universidad… Es obvio que no esperaba visitas —exclamó, yendo de un lado a otro por todo el lugar, metiendo las cosas de Jai en su habitación, para después ir al estudio a dejar su mochila. Una vez hecho esto, se apresuró en volver a ver a Mew. Este miraba con curiosidad un par de fotos familiares que adornan una de las paredes de la sala; eran Bright y Gulf, con Jai siendo sostenido por Bright, frente a ellos hay un pastel con una vela con el número tres encendida—. ¿Quieres algo de beber, Phi?

Mew tardó un par de segundos en responder, sus ojos no se apartaban de la foto.

Una vez que miró a Gulf, le sonrió.

—En realidad, me gustaría saber dónde está el baño, quiero secarme un poco.

—¡Ah…! Sí, cierto, también debería secarme. El baño esta por allá —señaló hacia una puerta junto a la habitación de Jai—. Tengo una bata de baño que puedes usar, es nueva —aclaró, no le gustaría hacer pensar a Mew que le dará algo que fue de Bright—, ¿te gustaría usarla? Así te puedes deshacer de lo mojado y puedo meter la ropa a la secadora.

—Me parece bien.

Se dedicaron una última sonrisa, antes de que Gulf se dirigiera a su habitación.

El alfa estaba dando un vistazo a la casa del alfa; era bastante amplia, con varias ventanas, bien amueblada y, aunque Gulf diga lo contrario, bastante ordenada. En pocas palabras: es acogedora. Y le encanta que lo sea. Además de que puede sentir el aroma natural de Gulf, impregnado en todo el lugar. Comenzó a desabotonar su camisa, más no se deshizo de ella, no quería que Gulf lo encontrara sin camisa en medio de la sala, sería extraño y podría incomodarlo.

También comienza a intentar recordar si se había puesto ropa interior esa mañana. Espera que sí se la haya puesto.

No pasó mucho para que Kanawut regresara a la saca, lleva la bata pulcramente doblada sobre sus manos. Para el omega no pasó desapercibido el hecho de que Suppasit hubiera comenzado a desvestirse, sus ojos pasaron por los botones abiertos, donde a duras penas se alcanzaba a ver la suave piel del alfa.

Se miraron a los ojos, antes de que Gulf le diera la bata. Mew agradeció en voz baja, mientras Gulf le informaba que también iría a cambiarse.

Una vez que entró a su recamara, Gulf se llevó una mano al pecho, que latía con suma intensidad. Esta nervioso, oh, claro que lo está. Puede tener 25 años, pero el hecho de que únicamente ha tenido un solo novio en su vida lo hace sentir sumamente vulnerable. ¿Qué debe hacer ahora? Porque una parte de él está deseando lanzarse a los brazos de ese alfa, besarlo y ver hasta donde son capaces de llegar en ese instante, más su lado racional (y su personalidad introvertida) le dice que no debe hacer tonterías, que debe dejar que las cosas fluyan.

Pero realmente desea que esos brazos lo estrechen con fuerza y no lo suelten nunca más.

Se sacó la ropa mojada, quedando en ropa interior. Dejó caer las prendas al suelo mientras se apresuraba en buscar algo de ropa. Sacando unas bermudas de algodón que se ajustan con cintillas y camisa cualquiera, no cree necesario buscar demasiado o vestirse bien; está en su casa, no en una cita en algún lugar lujoso.

Toma su ropa del suelo antes de salir de la recamara, sus ojos están distraídos en colocar de forma correcta sus pantalones para poder meterlos a la lavadora, verificando que no quede nada en sus bolsillos; es cuando escucha la puerta del baño abrirse que deja de mirar su ropa.

Ahí está Mew, ajustándose la bata de baño a la cintura.

Tembló por completo cuando la mirada profunda de Suppasit se encontró con la suya. Le sonrió de una manera tan especial, que por un instante se congeló. No apartó sus ojos de Mew en ningún momento, lo vio caminar hasta él, señalando la ropa que lleva con una mano.

—Gracias por la bata, me quedó bien.

Se acercó lo suficiente para que Gulf fuera capaz de olerlo. Oh, esa mezcla de perfume y su aroma natural es, simplemente, deliciosa. Todo en él es perfecto. Su mirada, su cuerpo, su aroma y, joder, esa sonrisa. Tan dulce, tan amable. Kanawut sabe que está completamente perdido.

Por su parte, Mew también está demasiado abrumado. Su alfa no deja de repetir que el aroma de Gulf está por todos lados, quiere impregnarse con él, quiere que sus aromas se mezclen y se vuelvan uno solo. Además, que estar en casa de Gulf, usando una bata de baño era, sin duda alguna, lo más doméstico que ha vivido con sus anteriores parejas o amantes, se siente tan bien, tan cálido.

Y realmente le encantaba mirar a Gulf con ropa cómoda, informal y casero.

Lo hacía sentir en casa.

—¿Quieres que pida algo a domicilio? Conozco un lugar de comida japonesa que…

No continúa hablando, no es capaz. No cuando Gulf da un paso hacia él, pareciendo dudoso en un principio, pensando en dar un paso atrás o caminar hacia adelante. Cree saber a dónde se está dirigiendo esa situación, pero tiene sus dudas.

Abre la boca, a punto de decir algo y…

Gulf dejó caer toda la ropa al suelo, dando el último paso hacia Mew para terminar con la corta distancia que los separa. Lo besa, lo hace con torpeza e intensidad, sus manos aprietan la bata blanca, como si tuviera miedo de que Mew quiera apartarse del beso, aunque no será así.

Mew está sorprendido, no demasiado, pero lo está. Sus manos titubean, dejan caer la ropa porque en realidad le importa una mierda que le costara tan malditamente cara, prefiere que estén libres para sostener a Gulf. Sostiene el redondo rostro del menor entre sus manos, obligándose a separarse para tomar aire y también para hablar. Quiere asegurarse que Gulf quiera lo mismo que él.

—Gulf, ¿qué…?

—Shh, Phi. No digas nada, por favor, solo… —se detiene por un segundo, mirando directamente a los ojos al alfa, puede notar un destello rojo en el iris café, aquello lo hace jadear—. Sostenme, Mew. Solo sostenme y no dejes de besarme.

Escuchar que su asistente lo llame solamente por su nombre, que jadee de esa forma y le pida que no deje de besarlo, es más que suficiente para que deje de dudar acerca de lo que quieren, de lo que ambos quieren.

Es Mew quien comienza el beso esta vez, es rápido, torpe y salvaje. Sus lenguas se encuentran y bailan juntas, hay succiones y mordidas descuidadas; jadeos son arrancados de sus labios cada que sus manos avanzan en el cuerpo ajeno. Mew aprieta la cintura de Gulf con fuerza, y este jala de la bata de baño, atrayéndolo hacia él.

Gulf da pasos torpes hacia atrás, pateando con un pie una de las prendas que estorban en el suelo. No suelta a Mew en ningún momento, lo hace caminar con él hasta que chocan con la pared, justo alado de la puerta del cuarto principal: su habitación.

Estando atrapado entre Suppasit y la pared, se toman un momento para dejar de besarse. Kanawut jadea suavemente cuando la boca húmeda y caliente de Suppasit está viajando por su cuello, besando, rozando con sus dientes filosos la carne sensible. Más, más, más. Sus piernas comienzan a moverse hacia abajo, como si fuera a agacharse, su boca comienza a besar sobre la camisa blanca.

Sus manos rodearon el cuerpo de Gulf y tomando uso de toda su fuerza, lo levantó y Gulf inmediatamente lo rodeó con ambas piernas. Kanawut empujó con una mano la puerta, que estaba entreabierta por suerte y para Suppasit fue fácil entender el mensaje.

« Vamos a la cama»

Oh, claro que iba a cumplir esa silenciosa petición.


—No es común que estés en la oficina un fin de semana.

Kao volteó hacia la puerta de su oficina, encontrándose con Mild apoyado contra el marco de la puerta. Sonrió en dirección a su amigo omega, dejando caer su peso contra el respaldo de su silla.

—Tampoco es común que tú estés aquí —contraatacó.

Mild se encogió de hombros, adentrándose a la oficina del jefe del área de redacción, caminando hasta tomar asiento sobre la orilla del escritorio de este.

—Te imaginaba en tu casa, preparándote para salir con alguien.

—Bueno… digamos que no tengo muchas ganas de salir con alguien. ¿Tú qué? ¿Nuestro nuevo relacionista público no te deja salir?

—Gracioso, muy gracioso. No me recuerdes a ese… tonto alfa. No hace más que amargarme el día.

Kao alzó las cejas, mostrando una ligera sonrisa ante los comentarios de Mild—. ¿En serio? La verdad, yo lo veo muy enamorado.

—Eso es precisamente lo que no me gusta. No quiero una relación, no quiero un alfa.

—Por Dios Mild, sé que no soy el indicado para decirlo, pero ¿qué hay de malo en una relación? AA parece buena persona, anda tras de ti como perro faldero, es atractivo, amable y no ha correspondido a ninguno de los coqueteos que los del área administrativa le han dedicado.

—Tienes razón, no eres el indicado para decirlo —bufó, ignorando el comentario de los “coqueteos”, no quiere pensar demasiado. Baja del escritorio para rodearlo y quedar detrás de Kao—. ¿Y tú qué? —Con sus manos acaricio los hombros del alfa, dando un pequeño masaje—. Te he visto muy quieto últimamente… sin andar tras la falda de una mujer o las piernas largas de un hombre. ¿Qué pasa? ¿Eh?

El editor sonrió de lado, sabía perfectamente a donde quería llegar Mild. No es la primera vez que lo hace.

—No estoy de humor… —se excusó, mas no se molestó en mover las manos y detener el tacto del omega.

—Si logro ponerte de humor, ¿me acompañarías a mi departamento?

Cada centímetro de piel se le erizó, dando una ligera sacudida por la sensación que le causaba un poco de placer. Oh, ahora definitivamente no tiene la menor duda de adonde quiere llegar Mild. No le molesta la idea, aunque sería mejor si tuviera ganas de seguirle el juego.

—En serio, Mild, no estoy de humor —esta vez, habló con un poco más de convicción. Se movió sobre la silla, haciendo su cuerpo hacia adelante para alejarse de las manos ajenas—. Perdón, si me sintiera como yo mismo sabes que en serio te seguiría el juego.

—Ya, ya —exclamó, alzando las manos en señal de rendición—. ¿Qué pasa? Llevo un par de días viéndote algo… raro. Tengo entendido que hace poco saliste con Earth, ¿Qué pasó? ¿Caíste a sus pies? ¿Quiere algo serio? ¿Qué? —comenzó a preguntar, intentando adivinar, mientras tanto caminaba al otro extremo del escritorio, tomando asiento en una de las dos sillas que hay.

Obviamente Suttinut siente curiosidad, ver como su fiel compañero de travesuras simplemente parece estar dejando de ser el mismo. Cualquiera se sentiría curioso al respecto. Además, él llegó a conocer a Earth; el omega tenía una química excelente con Kao, por lo que no sería sorpresa que este estuviera pensando en establecer una relación seria con él. Sobre todo, ahora que lo escuchó «¿Qué hay de malo en una relación?», todo le parece muy sospechoso.

Por otra parte, Kao se movió un poco incomodo en su silla. Se estaba pensando demasiado si hablar del tema con Mild, porque no ha sido capaz de decir en voz alta que es lo que lo atormenta. Porque hablarlo sería admitirlo, y no cree estar listo para hacerlo.

Pero no hablarlo con alguien más lo está matando por dentro.

Suspiró de forma pesada, jugando con los reposabrazos de la silla.

—No estoy afectado por Earth…

—Pero sí por alguien más.

—Sí. Y no creas que se trata de un capricho a razón de una “noche loca”, es peor.

Mild soltó un resoplido cargado de gracia—. ¿Qué? ¿Quedaste flechado por un beso?

Hubo un largo silencio.

El omega borró su sonrisa, poniéndose serio por un segundo.

—No me digas que…

—¡No sé qué pasó!

—¡Por Dios, Kao! ¿Te flechaste con un beso? Eso es tan… ¡de secundaria! ¿Cuántos años tienes? ¿Quince? —Mild reía a carcajadas, no porque se burlará realmente de su amigo, en realidad, la situación le parecía demasiado ridícula—. En serio, dime, ¿qué pasó?

—Ya te dije que no sé. Fue una situación bastante tonta, pero sucedió y ahora no puedo sacármelo de cabeza. ¿Y sabes que es lo peor? Que él actúa como si yo no le interesara, ¡y me tiene jodidamente loco!

Ambos callaron por un momento. En verdad que estaban jodidos.

Dos nombrados rompecorazones que no pueden sacarse a alguien de la cabeza, simplemente están jodidos.

—¿Y ahora qué? ¿Nos volveremos como Mew?

Suttinut río con fuerza.

—¿Volvernos monjes?

—No entiendo como Mew ha aguantado tanto sin compañía.

—Oh, vamos. ¿Crees que Mew no ha tendido acompañantes?

—Lleva más de un año sin tener la compañía de alguien, ni siquiera en sus celos —Kao suspiró, para después reír—. Si Suppasit llega a cuarta base con nuestro querido Kanawut, estoy seguro qué se desatará la bestia que lleva dentro.

—Qué suerte la de Gulf.


Los pasos de Mew eran rápidos y firmes, aunque definitivamente no sabe cómo logró llegar a la cama sin terminar tropezando, ya que los besos en ningún momento de detuvieron; Gulf simplemente no se lo permitió. Una de sus manos se aferraba con fuerza a la bata de baño, mientras que con la otra acariciaba la nuca el cabello de Mew, enredando sus dedos y tirando de estos cada cierto tiempo. Eran un lío de jadeos y suspiros, el sonido de los besos húmedos se adueñó de la habitación, además del aroma que ambos empezaban a desprender por todas las sensaciones que comparten justo ahora.

Suppasit se arrodilló sobre la orilla de la cama y poco a poco fue dejando a Kanawut sobre esta. Este no dejó de aferrarse a Mew, por lo que, cuando sintió que estaba sobre la cama, no dudó ni un solo segundo en jalar su cuerpo para hacerlo terminar sobre él.

Apoyó sus manos a los costados de la cabeza de Gulf, no tenía intención de aplastar al omega con todo su peso, no sería muy romántico de su parte. Observó detenidamente el rostro de Kanawut, sus facciones, aquel ligero sonrojo que se cruzaba por su rostro y como sus labios entreabiertos soltaban leves jadeos. Era satisfacción pura, eso era. No pudo evitar sonreírle a ese rostro, sonrisa que se contagió en Gulf.

—Creo que… —comenzó a decir Gulf, mientras sus manos acarician sobre los hombros de Mew, paseándose hasta acariciar sobre las clavículas, donde la tela de la bata de baño colgaba debido a la posición que adoptaron. Lentamente la suave mano del omega fue bajando hasta acariciar el pecho ligeramente expuesto del alfa. —podemos comenzar deshaciéndonos de esto.

Mew ríe por lo bajo. Le agrada ese tono suave y coqueto que Gulf está utilizando.

—No es justo, si me la quito, tu estarás aun completamente vestido —susurró, acomodándose de rodillas sobre Gulf, con una pierna entre las del omega y la otra saliendo por el lado derecho de este. Con una mejor posición para poder utilizar una de sus manos; recorrió el costado izquierdo de Kanawut con una mano, acariciando por encima de la tela. Bajó hasta llegar a la zona descubierta de las piernas, acariciando los esponjosos muslos de Gulf, apretando con sus dedos—. ¿Qué tal si tú te deshaces de esto y yo me saco la bata?

Gulf enterró sus uñas sobre los hombros del alfa, sintiendo un escalofrío recorrerlo de pies a cabeza cuando Mew apretó la piel de sus muslos. Oh, mierda. Siente como su pene se erecta y su canal comienza a dilatarse con el lubricante natural. Demasiado intenso, pero no es su culpa, ha estado demasiado tiempo sin la compañía de un alfa.

Empujó a Mew con toda su fuerza, sin soltarlo hasta que quedara sentado en la cama. Y esta vez fue él quien quedó arriba, sentado a horcajadas sobre las piernas del alfa.

—Alfas —bufó con un deje de burla en su voz—. Siempre quieren ganar en todo, ¿no es así? —no era una queja, no buscaba una discusión, porque en ningún momento titubeó a la hora de secarse la ropa. Río un poco, mientras se quitaba la camisa primero—. No es queja, en serio —susurró, alzó su cuerpo ligeramente, separando el contacto que tenía sentado sobre Mew. Se inclinó para sacarse las bermudas y continuamente, la ropa interior—. Pero la próxima vez —dejó que la ropa cayera al piso de la habitación, cerró los ojos por un momento, acomodándose nuevamente sobre Mew, tomando apoyo sobre los hombros de este—, espero que tú te saques la ropa primero.

Para este punto, Suppasit se quedó sin aliento. Es obvio que no esperaba que Gulf simplemente se desnudara, así como así, aún con esos comentarios sarcásticos, verlo sacarse la ropa sin siquiera parar y pensarlo un poco. No, él solo lo hizo. Camisa, short y ropa interior, ¿y ahora? Ahora se presenta frente a él, tal y como vino al mundo.

Suppasit no es capaz de articular palabra, su mente solo intenta procesar lo que sus ojos están mirando. Piel ligeramente bronceada, lunares esparcidos por distintas partes, estomago levemente abultado, piernas largas y su miembro a medio erectar. Mew siente como su ropa interior comienza a apretarlo. Mierda, y ni siquiera ha visto la parte trasera; con solo pensarlo ha comenzado a salivar.

Poco a poco comenzó a reaccionar, ambas manos se posaron sobre ambas piernas, acariciando toda su extensión hasta subir a la cadera. Con sus pulgares acaricia sobre la pelvis, con pequeños círculos, para luego continuar su camino, tomando con ambas manos las mejillas del culo de Gulf con fuerza.

—¿Te gusta lo que vez? —jadeó el omega.

—Me encanta.

Gulf sonrió de par en par ante la respuesta, sobre todo por el tono que el alfa empleaba. Voz ronca y cargada de excitación, una combinación malditamente perfecta; le provoca escalofríos y satisfacción.

Deja que Mew haga los siguientes movimientos.

Las amplias manos que está apoderadas de la superficie de los glúteos apretaron la zona, enterrando sus uñas en la zona. Hizo presión para invitar a Gulf a acercarse más a él y cuando este lo hizo, comenzó a repartir besos sobre el pecho plano del omega. Besando esos lunares que tanto habían llamado su atención el día del evento; adora no tener que contenerse en ese momento.

Por su parte, Gulf disfruta de sentir los cálidos labios de Mew besando sus lunares, mordiendo de vez en cuando su piel y tomándose un par de segundos para oler el aroma que desprendía su piel. Oh, le encantaba todo lo que Mew hace. Sentirse el centro de atención del alfa es verdaderamente satisfactorio; ¿y a qué omega no le gusta ser el centro de atención de su alfa?

Se le escapa un gemido al sentir como los dientes de Suppasit muerden con ligera fuerza sobre su pezón derecho.

—¡Ow, Phi…! —jadeó, aferrándose a los hombros ajenos.

Mew disfrutaba de cada uno de los sonidos, sonriendo contra la piel de Gulf al escuchar ese último quejido que se le había escapado. En tanto sus manos no tenían la intensión de separarse de los suaves y redondos glúteos que encajan perfectamente con sus palmas. Aprieta y masajea el par de mejillas, y sus dedos poco a poco van encontrando camino hacia el interior de estás. Pronto sus dedos se encontraron con el estrecho canal, sintió como la zona ha comenzado a humedecerse y a dilatarse.

Adoró sentir aquello, su corazón se aceleró y su alfa aulló. Fuerte y claro, sacudiendo la mente y cuerpo de Mew. Conocer que él provocó esas reacciones, es totalmente satisfactorio.

Alejó su boca del sensible pezón derecho, admirando como ha dejado la zona. Roja, un par de marcas suaves de mordidas que desaparecerían rápido no sabe si a Gulf le encantaría verse al espejo y descubrir que su cuerpo está lleno de marcas de chupetones y mordidas. Así que fue suave y delicado, pero a la vez un poco rudo.

Posó la atención de su boca al pezón izquierdo de Gulf, atendiéndolo de la misma manera que al otro. Y usando la distracción de su boca, sus dedos se movieron hacia la fruncida entrada. Con el dedo medio de su mano izquierda hizo presión en la entrada, metiendo a duras penas la punta de su falange.

Se ganó un gemido.

Uno suave y claro. Más no por eso no lo hizo estremecer.

—Mew, por favor… —murmuró, sus dedos tiraron de su cabello—. No voy a romperme, dame todo lo que tienes.

—Sé que puedes con todo lo que puede darte —empezó a decir con voz suave, mientras acercaba su boca a la de Kanawut—. Pero quiero disfrutar este momento, quiero… —besó lentamente los labios ajenos, sonriendo al escuchar como a Gulf se le escapa un gemido, comenzó a bajar sus labios por el mentón ajeno, continuando por el cuello y terminando en las clavículas— adorar cada parte de ti. ¿No te gusta esa idea?

Gulf gimoteó. Le encantaba la idea de ser adorado por Mew, y a su omega también parecía encantarle.

—Me gusta, alfa. Me encanta esa idea —respondió—. Pero justo ahora, solo pienso en sentirte. Rudo y áspero —mientras más hablaba, se inclinaba más sobre Mew pegando su pecho contra el ajeno—. Quiero sentir a tu alfa y así tú podrás sentir a mi omega.

Claramente a Mew no le molestaba en lo más mínimo esa idea. Sobre todo, cuando está siendo llamado “alfa, alfa, alfa”, como el omega se está comportando de forma caprichosa ante él. Joder, esa confianza que le transmite Gulf, más bien que Gulf parece tenerle sin siquiera preocuparse en dudar un poco.

Increíble, simplemente increíble.

Y no es que Mew sea alguien en quien no se pueda confiar, no, nada de eso.

Mew es consciente del tiempo que ha estado sin tener un acercamiento de ese calibre con un omega, mucho menos un acercamiento con alguien como Gulf, que parece volverlo loco. En realidad, teme salirse de control y lastimar al omega.

Sin embargo, Gulf no parece muy preocupado por lo que pueda pasar. Parece más emocionado que preocupado y no lo culpa.

—Por favor, Mew. Déjate llevar… quiero sentir al verdadero Mew.

Fue suficiente. Ver esos ojos de Bambi, brillando en su dirección con tanta emoción, sus labios haciendo un puchero y sus manos aferrándose a Mew. (Ya ni mencionar que sus caderas se mecen de adelanta a atrás, desnudo sobre su regazo). Claramente no podría decir que no.

Hizo un movimiento hacia adelante, como si tuviera la intención de volver a besarlo. Cuando se aseguró de que Gulf cerrara los ojos, Mew cambió sus movimientos. Fue rápido y preciso, dándole la vuelta a la situación de manera que resultó impredecible para el menor. Gulf terminó acostado en la cama, con las piernas aferradas a las cadera de Mew; una vez que se dio cuenta de lo sucedido, soltó una larga risa, mientras dejaba caer los brazos a los costados de su cabeza, sonriendo a Mew de forma risueña.

Mew observó por unos segundos la expresión que Gulf tenía en el rostro, disfrutando cada facción de ese bonito rostro. No esperó mucho para continuar; sin dejar de mirar directamente el rostro de Gulf, comenzó a soltar la bata de baño, que hasta el momento había sobrevivido. Desamarró la tira que sostiene todo en su lugar, soltó un resoplido cuando la risa de Kanawut calló, y solamente lo miró con los labios entreabiertos y ojos atentos.

Los movimientos de Suppasit fueron lentos.

Y ellos se miraban, admirando la belleza del contrario.

Esta vez, fue el alfa quien soltó un jadeo. El omega no se quedó quieto; mientras él se deshacía de la bata, dejándola caer a un lado de la cama, Gulf movió sus brazos hacia la parte inferior de su propio cuerpo. Recorrió todo su tronco con las manos, deteniendo una de estas sobre su pecho y la otra continuo su camino hasta llegar a su ya bien despierta erección.

Sus fosas nasales se ensancharon por un momento, cuando respiró profundo y luego aguantó la respiración por unos segundos. Observar cómo Gulf empieza a masturbarse, abriendo y levantando sus piernas en una silenciosa invitación para él.

—Mierda Gulf, no me hagas esto —gruñó. Sí, él gruñó. Y Gulf gimió, sin importarle las palabras de Mew, abrió más las piernas, presentándose a su alfa.

En seguida, la velocidad de las cosas aumentó en gran medida.

La ropa interior de Mew fue lo próximo en caer al suelo. Kanawut tuvo la intensión de levantarse de la cama, más Suppasit fue más rápido: él se lanzó sobre Gulf. Un beso rápido, rudo y torpe comenzó, manos tocando zonas erógenas y gemidos amortiguados, eso se volvieron en menos de un segundo.

Gulf dejó de tocar su propio cuerpo, apresurándose en tocar cada extensión que piel que antes estuvo cubierta por la bata. Sus dedos acariciaron toda la extensión del endurecido pene de Mew, de su jefe. Disfruta la sensación de la carne tibia contra su mano, sentir el peso de esta recargada en su palma. Pensar que fue él quien provocó aquello es un sueño.

Por su parte, Mew disfruta del tacto sobre su piel, al igual que disfruta de los labios húmedos e hinchados de Gulf contra los propios. Su mano derecha a recorrido todo el cuerpo de Gulf hasta llegar a su estreches. No esperó un permiso para comenzar a hurgar en el interior de esas suaves y húmedas paredes, que se abrían sin oposición alguna. Dos de sus dedos fueron los primeros en entrar, aunque no pasó mucho para que un tercer dedo se uniera a los otros.

En la habitación solo se oyen gemidos y sonidos húmedos, acompañados por el ruido de la lluvia y en ocasiones un par de rayos.

Se separaron por un momento, respiraron pesadamente y esperaron un momento antes de hablar.

—Date la vuelta, por favor.

—Quiero verte mientras lo hacemos, Phi…

Ahogó un gemido.

Lindo, lindo, lindo.

—Solo será un momento, quiero hacer algo.

—¿Solo un momento? —Mew asintió, sonriendo ligeramente. —Uh, está bien.

Mew inclinó la cabeza hacia adelante, besando suavemente los labios de Gulf, antes de continuar. Posó las manos sobre la cadera de Gulf, comenzando a guiar sus movimientos.

Kanawut se tomó un par de segundos para voltearse, recostándose completamente sobre la cama, con la cabeza levantada viendo por sobre su hombro, en espera de ver la reacción que tendría Mew al ver su parte trasera.

El alfa se mordió los labios, disfrutando de la vista que tenía actualmente.

La piel totalmente expuesta de Gulf lucía increíblemente suave y tentadora; la forma en la que su espalda baja se curveaba hacia abajo y como poco a poco subía al llegar a su redondo trasero. Comenzó a salivar con solo verlo, la idea de hundir su rostro entre ese par de redondos glúteos era cada vez más persistente.

Antes de hacerle caso a sus ideas, prefirió comenzar usando sus manos. Comenzó con un par de caricias en toda la extensión de la espalda de Gulf. Acarició cada centímetro de piel, masajeó sobre los pequeños agujeros que se marcan ligeramente al final de su espalda, al igual que besó cada pequeño lunar que se encontró en el camino. El omega suelta pequeños suspiros de placer y mientras sentía como Suppasit descendía hacia su retaguardia e inconscientemente sus caderas se levantan cada vez más y más. Ronronea ante cada beso, cada suave caricia y claramente ante ese pequeño masaje que le estaba proporcionando.

Hueles tan bien —dijo con suficiente fuerza, besando lentamente sobre la mejilla derecha—. Tan dulce, tan perfecto…

De pronto, las manos de Mew se encargaron de elevar más las caderas de Gulf, elevando lo suficiente para tener una mejor accesibilidad al interior de los glúteos de este.

Los movimientos se volvieron mucho más rápidos. Con sus manos encargándose de separar los glúteos ajenos, dejando ver la intimidad de Kanawut Observó con detenimiento la zona; como la piel era de un color rosa y sobre este se nota un ligero brillo de humedad del lubricante.

Se agachó y, dejando una mordida sobre la nalga izquierda del menor, continuo su camino hasta que su lengua se encontró con la fruncida entrada. Gimió, disfrutando del sabor del lubricante natural en su lengua, era inexplicable el placer que le recorrió el cuerpo entero. Se comparaba totalmente con el placer de escuchar los dulces gemidos de Gulf, cargados de placer.

—¡Mew…! —Jadeó con fuerza al sentir como la lengua húmeda se adentraba en su cuerpo. Buscó con sus manos la almohada más cercana para abrazarla con fuerza contra su pecho, ahogando entre ratos los gemidos vergonzosos que se escapaban de su boca.

De un momento a otro, los sonidos obscenos que ellos generaban se vieron acompañados por una melodía de celular. Una llamada entrante. Mew gruñó mientras separaba de boca de la intimidad del menor, pero sin moverse demasiado. Gulf tampoco hizo muchos, alzó la cara de la almohada, intentando recordar donde había dejado el celular. ¿Era el suyo o el de Mew?

—Es mi celular. —Bufó Kanawut, pasándose una mano por el cabello. Logró reconocer el tono.

—¿Quieres… —besó suavemente el glúteo derecho del menor, con cariño, con amor— que vaya a buscarlo?

—¡No, no! Solo ignorémoslo… es nuestro momento.

—Lo que Khun Kanawut ordene.

Mientras Gulf soltaba una leve risa, Mew volvió a su tarea principal, esta vez tomando uso de sus dedos para acompañar la intromisión.


Bright le frunció el ceño al móvil cuando la llamada entró a buzón.

—Que raro…

—¿Pasa algo? —preguntó Win, dejando de mirar la televisión frente a él, donde se reproducía una película de Disney. Jai la había elegido.

—Gulf no responde.

Win hizo un pequeño puchero, mostrándose pensativo por unos momentos. Miró el reloj, falta poco para que sean las 20:00 horas. No era tarde, pero tampoco muy temprano.

—Quizás va llegando a casa. ¿No dijo que se quedaría un poco más tarde en la universidad? O tal vez llegó hace rato y se quedó dormido.

El alfa no estaba convencido, conoce desde hace tiempo a Kanawut, sabe cada cosa de él, costumbres y mañas. Sabe que Gulf es de responder llamadas casi al instante, sobre todo cuando Jai está con Bright fuera de casa. Pero puede que Win tenga razón, conociendo a Gulf debe estar agotado; trabaja toda la semana y cumple con la universidad, no lo culparía si en realidad llegó y simplemente se durmió.

—No pienses tanto, ven a acompañarnos.

Dejó de mirar la pantalla del celular para ver a su pareja y a su hijo.

Habían llegado hace no mucho al departamento, les había agarrado la lluvia cuando estaban saliendo de la plaza, y era tan fuerte, que Bright pensó que sería mejor ir a donde les quedara más cerca, que era su departamento.

Su pequeño cachorro, esta sentado junto a Win, mientras miraban una película animada que Jai ponía cada que podía en la televisión. Reía y entre momentos hablaba con Win, mencionaba sus personajes favoritos y decía tonterías que, en ocasiones, no tenían mucho que ver con la película.

Era un momento perfecto, una convivencia tranquila con la que había soñado el ultimo mes. Suspiró en señal de rendición, guardándose el aparato en el bolsillo delantero, para luego rodear el sofá y tomar asiento del otro lado de Jai.

—Lo volveré a llamar cuando acabe la película.

Metawin sonrió de par en par. —Me parece perfecto.


La petición de Gulf de hacerlo estando de frente se cumplió.

Una vez que el omega gimió, exigiendo que avanzaran con aquello, Mew se apartó, no sin antes dar una sonora nalgada al trasero de Gulf, dejando una bonita marca roja. Volvieron a la posición anterior, el menor atrapado entre el cálido cuerpo del mayor, quien se apretaba entre las piernas ajenas.

Se sonrieron y se besaron con intensidad.

Los dedos de Mew hurgaron un poco más en ese caliente y estrecho canal, que se había aflojado lo suficiente para este punto. Esta totalmente listo para su endurecido pene.

—¿Estás listo? —murmuró contra los labios de su asistente, dando una pequeña mordida en el labio inferior.

—Sí… —respondió inmediatamente—. Por favor, Phi. Te quiero, te quiero dentro de mí.

—¿Tienes condones aquí en la habitación?

Gulf asintió frenéticamente, apartándose un momento de la calidez de Mew para arrastrarse sobre la cama hacia una de las orillas. Abrió la segunda cajonera de su buró derecho, donde guardaba artículos muy personales. Entre ellos una caja de condones junto a un vibrador de tamaño promedio, el cual usaba de vez en cuando para aliviar la necesidad de tener a un alfa entre las piernas.

Sacó un par de condones, dejando uno sobre la cama, posicionándose de regreso en su lugar y abriendo el condón que tenía entre las manos. Sonrió en dirección a Mew.

No actuaron rápidos o con prisa, se tomaron unos segundos para acariciar, besar y frotar sus cuerpos el uno con el otro. Gulf acarició la extensión del miembro del alfa, masturbando la erección lentamente, y viendo maravillado como era cubierto por el látex transparente.

Mew lo observó, dejando que Gulf se encargara de colocar correctamente el condón. Una vez estaba todo listo, tomó con fuerza las caderas del menor, jalando de estás para acercar su trasero más a su miembro.

Poco a poco comenzó la penetración.

Primero era solo un roce indecoroso, la punta del pene de Mew balanceándose de arriba abajo sobre la entrada húmeda, esparciendo más lubricante sobre el condón. Luego, con una ligera presión, la cabeza logró entrar en el apretado esfínter, por lo que no pudo evitar gemir de placer.

Apoyó las manos a los costados del cuerpo de Gulf, quien tenía los ojos entrecerrados por el placer.

Si bien Gulf acostumbra a hacerse cargo de sus necesidades con juguetes sexuales, es más que claro que un frio consolador no puede compararse con el calor del cuerpo humano. Tener el miembro de un alfa abriéndose paso en su interior luego de un tiempo, es simplemente incomparable.

Gimió y se aferró a la cama cuando de un movimiento, Mew enterró toda su virilidad en su interior. Cerró los ojos con fuerza y se mordió la lengua. Oh, Buda. Eso se sentía tan bien. La calidez, sentir como era llenado a tope, la presión leve pero lo suficientemente dulce sobre su próstata. Todo es perfecto.

Sus pecho subían y bajaban con algo de rapidez, están agitados por las sensaciones que están viviendo en ese momento. Esperaron un momento, quietos y entrelazados, hasta que Mew comenzó a acariciar las piernas de Gulf; tomó la derecha y la subió sobre su hombro, aprovechando la posición para besar con cariño su muslo interno, a lo que Kanawut sonrió.

Y fue con un movimiento de cadera de parte del menor lo que hizo que continuaran.

Movimientos lentos que poco a poco iban volviéndose rápidos, jadeos que se transformaron en gemidos, golpeteos suaves que se volvieron chapoteos intensos. Todo fue en aumento, así como el placer.

Los elogios surgieron, adorando el cuerpo ajeno.

Suppasit hacia lo posible para mantener a su alfa a raya de esto, por más que este le susurraba al oído que podía ser más. Más rudo, más rápido, más agresivo. Deseaba eso, pero quería disfrutar de ese primer encuentro.

Kanawut no pensaba demasiado. Su omega estaba envuelto en dicha, disfrutando de ser el centro de atención del alfa. Gimiendo elogios, aferrándose con fuerza a los hombros ajenos cuando este se acercó a él. Sus uñas se enterraron en la espalda de Mew, sus dientes mordieron el hombro izquierdo y sus ojos se cerraron en señal de placer.

—¡Mew… Mew! —exclamaba cada que su próstata era firmemente presionada—. Alfa… te sientes muy bien. Más, dame más…

Claro que para Mew era imposible no acatar a esas dulces peticiones, dispuesto a complacer en todo a su omega.

Al cabo de un par de minutos, Gulf sintió que estaba al borde el clímax. Todo su cuerpo se estremeció mientras tomaba su miembro con una mano, comenzando a masturbarse rápidamente.

Esto fue un claro mensaje par Mew, que aumentó con el ritmo de las embestidas. Eran cortas y profundas, las manos se aferraban a la cintura de Gulf.

La cama rechina cada vez más fuerte, las respiraciones erráticas y lo gemidos incontrolable. Hasta que llegaron a la deseada liberación.

Gulf primero, seguido poco después por Mew. Hubo silencio, como si el mundo se hubiera callado por completo y solo existieran respiraciones pesadas. Luego se escuchó una risa leve, cargada de satisfacción.

Las manos de Gulf alcanzaron el rostro de Mew, acercándolo para besarlo lentamente.

—Te quiero tanto, alfa.

—Te quiero más, omega.

Chapter 21: Capítulo Veinte

Notes:

MewGulf doméstico y un poco de BrightWin <3

Chapter Text

La calidez que emana de sus cuerpos los llama, los llama e invita a que se acurruquen en la cama. Luego de terminar, Mew se había levantado de la cama para desechar el condón usado y al volver, se arrastró a gatas hasta llegar a la altura del pecho de Gulf. Se inclinó lentamente, depositando un suave beso justo en el centro del pecho ajeno, subió lentamente hasta sus clavículas, donde también besó. Un par de manos alcanzaron su cabeza, acariciando con ternura su cabello.

Suspirando con satisfacción, dejó caer la parte superior de su cuerpo sobre el omega. Sentía paz y felicidad. Ahí, sintiendo los latidos del corazón de Gulf, como su pecho sube y baja cada que respiraba. Ese podía ser su nuevo lugar favorito, su lugar seguro.

—¿Estás bien? —preguntó con voz suave Gulf, sus dedos acarician el suave cabello del alfa.

Mew tarareo en respuesta, asintiendo lentamente.

—Más que bien —murmuró—. Siento… paz. —Levantó un poco la cabeza, mirando en dirección el rostro de Kanawut—. Tú me das paz.

Aquel comentario claramente tuvo un efecto positivo en el omega, lo hizo notar cuando su aroma a chocolate comenzó a ser más fuerte y dulce, arrancándole una sonrisa al alfa. Ante la sonrisa, su rostro tomó un ligero color rosa, provocando esta vez una cálida risa en Mew.

—No te rías Phi —se quejó, golpeando muy suavemente la cabeza del mayor con su puño—. ¿Qué se supone que responda a eso?

—No tienes que decir nada. Con tu lenguaje corporal y aroma es más que suficiente.

Gulf murmuró por lo bajo algo que parecía decir “presumido”. Pero agradecía no tener usar palabras para expresarse con él, saber que con su aroma y expresiones era suficiente, al menos por el momento; nunca ha sido bueno con las palabras, así que eso es de mucha ayuda. Alzó su cabeza lo suficiente para alcanzar a rozar la frente ajena, donde deposito un pequeño y casto beso.

El ambiente entre ellos era tranquilo, murmuraba varias cosas; cosas que en realidad nadie podía oír, pero podían sentir si prestaban la atención necesaria. Todo era alfa, omega, juntos, por fin y amor y hogar y no quiero alejarme de ti.

No dicen nada, porque en realidad no es necesario decir algo. Era un silencio cómodo y acogedor, tan perfecto para ellos.

Mew ronronea inconscientemente al sentir la cálida boca de Gulf contra la piel de su frente.

Lamentablemente esa burbuja se interrumpió por el insistente sonido del celular de Kanawut. Él ni siquiera recuerda donde lo dejó exactamente. Hace un movimiento hacia arriba, en un intento por sentarse en la cama, pero es interrumpido por Suppasit, que abrazó con ligera fuerza el cuerpo delgado, susurrándole que no se mueva, que se quede dónde está e ignore el sonido del celular.

—Es una buena idea… a menos que se trate de Bright. De ser así y no respondo, él estará saliendo de donde sea que este para venir para acá y ver si estoy bien. Entonces perderíamos toda esta privacidad, ¿Quieres eso, Phi?

El alfa gimió, haciendo una mueca por la mención del otro alfa y ante la idea de que alguien más entrara a la casa, que en ese momento se sentía como su territorio, aunque no fuera así. No quiere compartir a Gulf, al menos no en ese momento. Sus brazos se rindieron, giró para quedar acostado sobre su espalda y estirando los brazos en la cama.

Lo único que pasa por la cabeza de Gulf es que Mew está actuando bastante infantil, cosa que le parece lo más tierno y perfecto en ese momento. Que su jefe no actúe como su jefe se siente tan bien, porque eso quiere decir que Mew también se siente bien y cómodo con él. Antes de ponerse de pie deja un beso sobre los labios del mayor, riendo por lo bajo. Ya tenía la ropa interior puesta, Mew se la había pasado cuando se paró para desechar la basura del condón y su empaque.

Se apresuró en correr a la sala, buscando entre sus cosas el celular.

Al principio no lograba encontrarlo, menos cuando dejó de sonar por un par de segundos. Miró por todos lados, hasta que sus ojos se encontraron con el saco de Mew. El propio Gulf lo colocó en una silla de forma pulcra, para que se secara y no se arrugara. Sonrió de lado, acercándose a la prenda para tomarla; la tomó y colocó sobre sus hombros. Puede que sea un par de centímetros más alto que Mew, pero este era claramente más robusto y, tomando en cuenta que la mayoría de los trajes de Mew son hechos a la medida, el saco le quedaba grande de los lados, el ancho de los hombros no alcanza a llenarlos, por lo que el restante cae desparramado sobre sus hombros, haciendo que la prenda se mire más larga.

Rio entre dientes mientras se lo ponía de forma correcta. Entonces, el celular volvió a sonar. Lo encontró en uno de los bolsillos de saco, se apresuró en tomarlo para contestar a la llamada.

Tal y como lo esperaba, se trataba de Bright.

—Hola, Bright. Perdón por tardar en responder…

Del otro lado de la línea se escuchó un fuerte regaño de parte del alfa, y la suave voz de Win que le decía a Bright que no fuera tan duro con Gulf. Eso lo hizo reír, en realidad le sería imposible enojarse por el regaño que está recibiendo. Se lo merece, aunque sea un poco.

Al parecer su risa fue escuchada del otro lado de la línea, debido a que escuchó un regaño más. Algo como: «Ah, ¿y tienes el descaro de reírte?».

—Lo siento, lo siento —comenzó a decir, caminando en dirección a la isla de la cocina, apoyando su cuerpo sobre este—. No escuché el celular —murmuró.

Bright jamás se ponía pesado, en realidad, Gulf tenía ese trabajo. Siempre era Kanawut quien se mantenía regañando a Vachirawit, sea por lo que sea; ahora estaban intercambiando los roles.

Y mientras se concentra en la voz de Bright, logra escuchar movimiento en la sala. No se preocupa en mirar atrás, sabe que se trata de Mew, puede olerlo.

Suppasit había salido de la habitación debido a que sintió suma curiosidad acerca de quien estaría llamando a Kanawut. No se había vuelto a colocar la bata de baño, solamente llevaba puesto su ropa interior. Caminó por el lugar, tocó con sus manos los muebles que tuvo al alcance, su cabeza intentaba pensar en los escenarios que se han desarrollado en la casa,

Su duda acerca de quien había estado llamando a Gulf desaparece cuando escucha a este decir el nombre de Bright. Ciertamente era de esperarse, Mew es testigo de cómo Vachirawit cuida a quien alguna vez fue su esposo.

—Ya, creo que fue suficiente regaño. ¿Cómo están? ¿Se divirtieron? —preguntó el omega, quien parecía un poco irritado ahora—. ¿Jai está despierto?

Mew caminó hasta Gulf, acercándose en total silencio desde atrás. Soltó un poco de su aroma, rodeando al omega con su aroma. Abrazó desde atrás a Gulf, estrechando su cuerpo con suavidad. Hundió su nariz en el cuello del menor, donde besaba cada cierto tiempo; río contra la piel cuando siente como se estremece entre sus brazos.

Acercó su boca a la oreja derecha de Gulf, susurrando un par de tonterías que hacían que el menor se retorciera e intentara aguantar la risa. Mew disfrutó plenamente de ver como la piel de Gulf se comenzaba a poner roja cada vez más y más.

Cuelga, cuelga… —murmuraba contra su oreja, sonriendo.

—Espera, Phi —se quejó, moviéndose un poco entre los brazos del alfa.

¿Estás con alguien? —hubo un breve silencio del otro lado de la línea, para pronto oírse un grito ahogado—. Por Dios, ¿Estás con Suppasit?

Gulf soltó una pequeña risa.

—Nos descubrieron Phi, saluda —movió ligeramente su hombro, animando a Mew a hablar. Acercó el celular al rostro ajeno.

—¿Qué tal, Vachirawit?

—Bien, eh. No quiero saber que estás haciendo con Gulf, ¿ok? Solo… ¡Mucho cuidado con lo que haces, Suppasit! Porque si Gulf se queja, aunque sea una vez de ti yo voy a…

—Wow, ¿Suppasit? ¿Cómo Suppasit Jongcheveevat? —una voz se unió a la llamada.

Mew frunció el ceño, tomando el celular de las manos de Gulf para colocarlo sobre la isla de la cocina, activando el altavoz para poder escuchar mejor. Él conocía esa voz. Las personas del otro lado de la línea hablaban entre ellos, una pequeña e inofensiva discusión que fácil llegó a los oídos de Mew y Gulf.

El CEO habló con voz incrédula.

—¿Eres tú, Win?

—¿Lo conoces?

¿P’Mew? Oh, por…

—¿Cómo lo conoces? —ese fue Bright.

—¿Tú novio es Vachirawit?

¿El tuyo es Gulf? —cuestionó con voz llena de confusión.

Para este punto, Mew se había movido de detrás de Gulf, colocándose a su lado e inclinando un poco el cuerpo hacia el celular de este último. Está realmente confundido. De todas las personas que pudieron ser el novio de su primo, resulta que…

¿Cómo conoces a Suppasit? —volvió a preguntar Bright.

Es mi primo.

—Soy su primo.

Respondieron al mismo tiempo.

Hubo un silencio un poco más largo que el anterior, porque ninguno de los cuatro sabía exactamente qué diablos decir. Están intentando procesar todo eso.

Fue la risa de Gulf la que rompió el silencio.


Bright está verdaderamente atónito en esos momentos. Y no sabe que es exactamente lo que lo sorprende más; que Gulf esté con Suppasit en ese momento o que resultara que Win resulte estar emparentado con Suppasit.

Obviamente no esperaba nada de eso. Tiene un extraño sentimiento creciendo en su interior por la revelación; la persona a la que golpeó hace algunos días resulta ser primo de su novio. ¡Vaya manera de conocer a la familia! No es culpa suya, no llevan siquiera el mismo apellido y no se parecen en nada.

En realidad, lo único que lo perturba es la relación de Win y Mew. El hecho que Suppasit se encuentra con Kanawut en ese momento no es realmente molesto, aunque reconoce que ha pasado más pronto de lo que esperaba. En el fondo está agradecido de que Gulf tenga a alguien para hacerse compañía, así como él tiene a Win.

Regresa en sí cuando escucha a la risa de Gulf.

—Ok, esto es… hilarante. En serio lo es, pero creo que no es el momento de presentar a la familia —Bright es capaz de reconocer fácilmente lo divertido que está Gulf en ese momento—. Bright, no dejes que Jai se duerma tarde, ¿bien? Llamaré en un rato para darle las buenas noches.

—¿Eh? No, espera, yo quiero una explicación.

También yo. Win: ¿En serio estás saliendo con él?

—Ow, Phi, las preguntas se las puedes hacer después —regañó Gulf—. Tenemos que poner a lavar la ropa mojada, ¡vamos, vamos!

—¡Esto no se quedará así, Vachirawit!

—Adiós Nong Win, P’Bai —bromeó Gulf con lo último, lanzando un par de besos al celular.

A lo lejos se pudo escuchar una conversación inteligible, sonaba como un pequeño regaño juguetón, esos que Bright conocía muy bien.

El alfa soltó un largo suspiro, guardando el celular en su bolsillo izquierdo del pantalón. Aún piensa en la información recientemente revelada. Miró a Win, que sonríe con diversión al ver la expresión de derrota de su novio; Metawin le dio un pequeño empujón, dando un par de palmadas en su espalda alta.

—¿Cómo no sabías que Gulf sale con tu primo? Literal está en todas las noticias.

—No me meto en la vida privada de Mew, es una clase de trato entre nosotros —se encogió de hombros—. Siempre espero que él me diga, y en realidad no veo las noticias. Más bien, ¿Por qué nunca mencionaste que Mew era el novio de Gulf?

—No es su novio.

—Ah, claro.

—No dije nada, porque Gulf no quiere que más gente se entere de que está teniendo algo con su jefe. Y no me agrada tu primo.

—Oh, espera. Entonces, la persona con quien te agarraste a golpes, ¿es P’Mew? —hubo un largo silencio—. ¡P’Bright! —exclamó con un evidente tono de regaño.

—¡No me regañes! Gulf había desaparecido todo un fin de semana, Suppasit apagó su celular y no pude contactarlo. ¡Gulf había entrado en celo!

—Tienes que disculparte con P’Mew.

—Oh, no. Ya lo hice, Gulf me obligó.

—Pues ahora yo te obligaré, P’Bai —gruñó con tono burlón al momento de llamarlo así.

—No empieces.

—Ya empecé.

Bright soltó un enorme suspiro, aquella iba a ser una larga discusión.


Kanawut comenzó a recoger la ropa que había caído al suelo, la suya y la de Suppasit, quien observaba desde una distancia prudente al omega. Hipnotizado por como el saco le baila sobre los hombros; no le queda tan largo, pero si un poco ancho. Se veía bien, no puede negarlo y verdaderamente le gusta cómo se le ve.

Lo vio desaparecer detrás de una puerta, que el deduce que se trata del cuarto de lavado, escuchó como era encendida la lavadora. Aprovechó esos segundos de soledad para moverse hacia la sala, observó con detenimiento el pequeño montón de ropa que hay en el sofá.

Tomó asiento junto al montón de ropa, siendo lo suficientemente curioso para tomar una de las pequeñas camisas que evidentemente le pertenecen al pequeño hijo de Gulf. Miró el dibujo animado en la playera, acaricio los bordes de la ilustración y sonrió; le agradan los niños pequeños. Pensar en conocer a Jai a fondo es algo que le hace ilusión.

Escuchó a Gulf moverse del cuarto de lavado a la cocina.

—Phi, ¿Quieres algo de cenar? Puedo preparar algo.

Antes de responder, comenzó a doblar el pequeño montón de ropa.

—No tienes que cocinar, te dije que podemos pedir algo —respondió con tranquilidad, dejando otra camisa doblada en una pila—. ¿Te gusta el sushi? Tengo el numero de un excelente restaurante.

—Uh, mientras no tenga camarón —susurró, mientras sacaba el celular de uno de los bolsillos—. Podríamos pedir… ¡Oh, P’Mew! N-No tienes que hacer eso, lo haré yo…

Se acercó rápido a donde estaba Suppasit, que doblaba con cuidado una pequeñas bermudas. Gulf iba a alcanzar la prenda, pero Mew fue más rápido al apartarla.

—¿Qué? ¿No puedo hacerlo?

—¡No! Yo lo haré, es ropa de Jai —exclamó, intentando nuevamente tomar la ropa de su hijo de las manos de Mew, más este no se la dejaba fácil, apartaba la prenda cada que Gulf estaba por tomarla, causando que Kanawut terminara de rodillas sobre el sillón, con una de las piernas de Mew debajo suyo y Mew estirando los brazos hacia atrás—. Phi, es en serio.

—Gulf, tú ibas a pedir algo de comer. ¿No puedo ayudarte? Es solo ropa —El omega frunció los labios, mientras el alfa rodea con un brazo su cintura—. ¿Por qué no pides lo que quieras para ceñar? Yo termino rápido con esto y te ayudo en lo que necesites después, ¿te parece?

No se quejó más, notando que evidentemente no sería capaz de hacer cambiar de opinión al CEO, quien parecía demasiado interesado en ayudar con aquella sencilla tarea. Y no es que pensara que el alfa no sea capaz de hacer toda esa simple tarea, en realidad le daba un poco de vergüenza que su jefe se encargue de doblar la ropa de su hijo. Es raro.

Hace un tiempo que no tiene a nadie para ayudarlo con las simples tareas del hogar, de vez en cuando Bright lo ayuda, cuando viene y la casa es un desastre, también su mamá y Grace, ellas siempre están dispuestas a ayudarlo cuando se trata de Jai.

—Entonces pediré pizza.

—Perfecto.

Antes de apartarse por completo, besó de forma ruidosa la mejilla derecha de Mew, agradeciendo en silencio la ayuda y comprensión que Suppasit le mostraba.

[…]

Cuando terminaban de cenar y limpiar los utilizado, el reloj marcaba las 22:28 horas. El tiempo había pasado volando y la ropa de ambos ya se encontraba seca. Gulf se había encargado de sacarla de la secadora y planchar correctamente el pantalón y camisa de Mew, colocándolo todo sobre un gancho y haciéndole un lugar en su closet. Mew lo esperaba sentado en la cama; habían acordado que Suppasit pasaría la noche con en la casa, porque era tarde para que saliera en auto hasta su casa, además que la lluvia aún no ha parado. Sería peligroso, era mejor que se quedara.

Además, Gulf estaba más que encantado con dormir acompañado de Mew.

Miró por unos segundos como se miraba la ropa de Mew en su closet, hacia un par de años que el armario solo le pertenecía a él, sin prendas extras que ocupen espacio y que se revuelvan con las suyas, aromas revueltos, la diferencia en los tipos de prendas, colores, gustos. Se mordió el labio inferior, sonriendo un poco.

—¿Vendrás a la cama o te quedaras ahí, como una lampara? —se burló Mew, sin perderse de ni un solo de los detalle de lo que hace su contrario.

Kanawut rio en voz alta, se dio media vuelta rápidamente, dedicándole una sonrisa enorme a Suppasit. Este último estiró sus brazos en dirección de Gulf, quien sin titubear se acercó hasta quedar parado frente a Mew. Los brazos del alfa rodearon la cintura del omega, estrujando su cuerpo cada vez más cerca y hundiendo la nariz en la camisa ajena. Se había vuelto a poner la camisa que Mew le quitó horas atrás.

Inhaló de forma profunda el aroma a chocolate que desprendía el omega, provocando que él también desprendiera un poco de su aroma natural.

—Esto se siente tan bien… ¿No crees?

—Sí —susurró, besando de forma suave la frente de Mew.

Compartieron susurros y besos en esa posición por un rato, hasta que decidieron recostarse en la cama. Suppasit recostó su cabeza contra el pecho de Kanawut, quien acariciaba lentamente los mechones castaños, sonrió al encontrarse con una cabello de tonalidad gris brillando entre el castaño oscuro.

—Tienes una cana —comentó con un pequeño tono de burla adornando su voz.

Mew suspiró—. Tengo varias, no una.

—¿Te pintas el cabello?

—No, pero siempre he querido hacerlo.

—¿Por las canas?

—No, no me molestan. Creo que desde que cumplí los veinte he tenido ganas de hacerlo, pintar mi cabello. Por diversión, para probar algo nuevo.

—¿Y por qué no hacerlo?

—Mi padre —murmuró, metiendo una mano debajo de la playera de Gulf para acariciar suavemente la piel de su estómago—. Es… muy estricto cuando se trata de esta clase de cosas, nunca me permitió hacer algo como eso; por la imagen de la familia y todo eso.

Gulf frunció un poco el ceño, sin apartar sus ojos del cabello gris que brilla entre todos los demás oscuros. Luego volvió a sonreír, aunque Mew no pudiera verlo.

—Pues yo creo… que te verías muy bien con el cabello gris.

El alfa soltó una carcajada.

—¿Gris? ¿Cómo un anciano?

—¡Ow, Phi! Hablo en serio —ríe un poco—. ¿Hay otra cosa que quieres hacerte?

—Quizás hacerme una perforación…

—Todo un rebelde, Phi.

Pasaron un rato hablando, preguntas acerca de uno que otro sueño, sus deseos de cuando eran más jóvenes. Estaban en un lugar seguro, nada de lo que dijeran saldría de ahí por ninguna razón.

Y todo se sentía tan cálido, tan agradable.

Familiar.

Se olvidaron de completamente todo lo demás, porque en ese momento solo existían ellos dos y la habitación en la que estaban.

Cuando Gulf comenzó a dormitarse, sintió como los aromas de ambos se mezclaban de forma tan perfecta. Recordó aquella fantasía que tuvo hace no tanto, anhelando sentir el aroma de Mew impregnándose en su cama.

Parece que las fantasías algunas veces se cumplen.

Chapter 22: Capítulo Veintiuno

Notes:

¡Hey! Sé que estuve desaparecida por un tiempo, pero la realidad es que se me ha dificultado escribir acerca de cualquier cosa, ya sea por el tiempo o falta de inspiración. He tenido un pesado bloqueo creativo que me está fastidiando demasiado.

Una disculpa por el capítulo tan corto, y de antemano gracias por mantener el interés en la historia. <3

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

El domingo por la mañana, ellos desayunaban sentados en la sala viendo la televisión; en realidad despertaron un poco tarde, además que juguetearon un poco en la cama y tardaron un poco en cepillarse los dientes. Y se sentaron en el sillón más grande la sala mientras se terminaban la pizza que había sobrado de anoche. El sonido de la lluvia aún los acompaña esa mañana, el clima es ligeramente frío, cosa que era el pretexto perfecto para permanecer lo más juntitos posible.

Miran una película americana, una comedia romántica que es algo vergonzosa, por lo que les arranca risas cada cierto tiempo.

En algún momento Gulf dejó caer la cabeza sobre el hombro de Mew, mordía entre ratos la pizza recalentada y bebía del vaso con refresco que compartían. Pasaron rato así, disfrutando de la película y terminando con la pizza, cuando el celular de Mew empezó a sonar. Primero eran mensajes, uno tras otro, pero Suppasit no se dignó a ponerse de pie, el móvil estaba en la mesa del comedor. No quería perder la comodidad, además del calor que compartieron en ese instante.

Pasaron cinco minutos hasta que una llamada ingresó a su celular; por el tono que sonaba, se obligó a ponerse de pie, disculpándose con Gulf. Este no le tomó mucha importancia, sus ojos se florecen en el televisor.

Y justo cuando Mew se acercaba a la mesa, el celular de Gulf también comenzó un sonar. Lo tenía justo enfrente suyo, por lo que simplemente se estiró para tomarlo de la mesa de centro. Le lanzó una mirada extrañada a Suppasit, quien le mostró la pantalla de su celular.

—Es Kao —mencionó, respondiendo inmediatamente a la llamada—. Oye, ¿qué pasa?

Gulf volteó a su pantalla donde se iluminó el nombre de Plan. Respondió sin pensar mucho.

—Hola Plan, es raro que llames temprano.

Golfo, demonios. Que bien que responde, ¿ya viste las noticias? — preguntó con un tono de voz algo preocupado—. Están en todos los lados.

—¿Las noticias? No... no he visto nada.

—Kao, habla más despacio, no entiendo nada de lo que hablas.

El omega miró en dirección del alfa al escucharlo, sintiéndose cada vez más confundido.

—¡Prende el televisor en el Canal 7! Están en las noticias.

¿Están?

Una alarma se encendió en el cerebro de Gulf, buscó con la mirada el control del televisor; lo tomó del sillón y rápidamente puso al canal que su amigo le decía en la llamada. Una presión en su pecho comenzó a hacerse presente, siendo cada vez más y más fuerte, provocándole un ligero temblor. Poco a poco dejó caer la mano con la que sostenía el móvil, dejando de escuchar por completo al omega del otro lado de la línea.

Suppasit volteó hacía él, aun sosteniendo el móvil contra su oreja. Caminó hasta estar a su altura, sintiéndose ligeramente preocupado por la expresión que Kanawut mantenía.

—¿La televisión? ¿De qué…? —no fue capaz de terminar la oración, volteó para mirar hacia la pantalla. Lo primero que vio fue el rostro de una reportera, y junto a ella aparecían recuadros cambiantes donde se exponían fotografías, una tras otra de ellos dos. Mew y Gulf, jugueteando bajo la lluvia—. Mierda…

Gulf subió el volumen del televisor.

«… y aunque teníamos dos semanas sin nuevas noticias acerca del creciente rumor de la reciente relación de Suppasit Jongcheveevat con el misterioso omega, ayer nos hicieron llegar estás fotografías del soltero más codiciado de Bangkok, con la novedad de que, la palabra soltero no aplica más en su descripción.

Las cámaras atraparon al apuesto CEO de Suppasitoont en una escena bastante… romántica; compartiendo risas y besos bajo la lluvia en una de las colonias más sencillas, pero hermosas de Bangkok —la mujer mantenía una sonrisa, como si estuviera genuinamente enternecida con las fotografías—. Y si las fotografías no los convence, también tenemos un pequeño video del mágico momento que compartieron bajo la lluvia.»

Hubo un cambio de pantalla, se reprodujo un video que a duras penas duraba diez segundos, pero era tiempo suficiente para despejar cada una de las dudas que podían asomarse por las cabezas del público en general. Se veía con claridad a ellos dos, a mitad del jardín de Gulf, como el alfa rodea la cintura del omega, alzando su cuerpo y riendo, para después mirarse con una intensa adoración y terminar besándose bajo la lluvia.

El corazón de Gulf latía con increíble fuerza, una expresión de consternación comenzaba a crecer en su rostro. Y Mew se dio cuenta de ello.

«Sin duda alguna, una escena verdaderamente romántica —mencionó la mujer, sin dejar de sonreír—. Y eso no es todo, puesto que gracias a la misma fuente anónima conocemos el nombre de este misterioso omega: Kanawut Traipipattanapong. También conocido como Gulf, asistente personal de Suppasit J-…»

Arrebató el control de la mano de Gulf, colocándole mute para poder continuar hablando con Kao por teléfono.

—Contacta al abogado de la revista y un maldito investigador privado —gruñó, pasándose una mano por el rostro—. Quiero saber quién fue la persona que tomó esas fotografías y hacer una puta demanda.

Mientras Suppasit hablaba por teléfono, Kanawut se mantuvo quieto, mirando el televisor en silencio. Veía a la mujer hablar sin parar, algunas imágenes del propio Gulf eran puestas en pantalla, con su nombre adornando la parte de abajo.

Cientos de cosas pasan por su cabeza, las posibilidades de que todo empeorara a partir de ese momento. Las imágenes de su rostro, su nombre y su maldita casa salía en la televisión nacional; será más fácil llegar a él, a Bright, a Jai.

Jai, Jai, Jai.

Sintió su pecho cada vez más pesado, temblaba y le costaba llevar aire a sus pulmones. Su celular comenzó a vibrar, la llamada de Plan se había cortado unos minutos atrás y ahora llegaban mensajes a su celular. War, Plan, Bright, Grace. Mamá, papá. Una llamada con el nombre de Bright entró al teléfono, pero no tenía la mínima capacidad de responder.

A pesar de que las vibraciones le recorrían la mano, no era capaz de escuchar nada. Como si Mew no solo hubiera hecho callar la televisión, sino también al mundo entero. Solo es capaz de oír sus latidos, golpeando con fuerza su pecho y todo le daba vueltas.

Gulf…

Gulf.

—Gulf —el nombrado parpadeó varias veces, observando como todo dejaba de estar borroso—. ¿Estás bien?

Enfocó el rostro de Mew, notando la expresión preocupada que se instaló en este, bajó la mirada y se encontró con que Mew le extendía una mano con su teléfono. ¿Por qué lo tiene él? ¿Se le ha caído en algún momento? Se tomo unos segundos antes de tomarlo.

—Phi…

—Tranquilo Gulf, voy a arreglar esto, te lo prometo.

No es capaz de pronunciar nada, tampoco es como si se le ocurriera mucho. ¿Qué se supone que diría? No puede pensar en algo que sea claro o coherente, que ayude en la situación que está comenzando a desarrollarse. Solo piensa en su hijo, en su seguridad y privacidad; ha visto cómo se comportan los medios, la farándula es una plaga que siempre llega a todos los rincones, que intoxica a las personas que tienen en la mira.

Y él está en la mira.

Suppasit acaricia su mejilla, siendo suave y delicado.

—Llamaré a Bright.

—Bien, dile que venga. Tengo que irme, pero no quiero dejarte solo.

Kanawut asintió repetidas veces, desbloqueando su celular para llamar al número de su exesposo.

Probablemente necesitará un abogado también.

La llamada fue corta, pero llena de desesperación; claramente Bright se había enterado de todo, tendrías que ser un ermitaño para no enterarte del tema del momento. Era clara la preocupación, imposible no notarlo en el tono de voz y el ritmo de habla que Vachirawit empleaba, los nervios floreciendo. Ni siquiera tuvo que pedirle que viniera a casa, él ya iba en camino cuando entró la llamada.

Escuchó mil indicaciones, sugerencias y advertencias, la que más resaltó fue una: no salgas de casa. Cosa en la que Mew estuvo plenamente de acuerdo, por la alta posibilidad de que haya paparazis escondidos fuera, en espera de conseguir más fotografías.

Por esa misma razón fue por la que el propio Bright llegó solo a la casa, en taxi y con capucha, lentes y cubrebocas, no iba a facilitarle las cosas a los medios, si es que había gente afuera. Había dejado a Jai en casa de su madre, donde también dejó su auto.

Al llegar no notó nada raro en el vecindario, sin señales de personas que no encajaran en lo usual, quizás fue paranoico y apresurado pensar que habría fotógrafos fuera de la casa de Gulf. Pero más vale prevenir que lamentar.

Hubo una breve charla entre Mew y Bright, ambos están lo suficientemente preocupados por la seguridad de Gulf y Jai que olvidaron por completo que la última vez que se vieron se agarraron a golpes; eso importaba una mierda. Rápidos llegaron a la conclusión que debían tener listo un abogado para Gulf, que no fuera Bright, ya que si aquello se volvía más grande, él estaría directamente involucrado en todo eso. La opción más viable era Phiravich, Vachirawit se encargaría de hablar con él pronto.

Tenían muchas cosas que arreglar, más todo tomaría su tiempo.

El CEO se vio obligado a abandonar el lugar, debía resolver muchas cosas. Además que su familia comenzaba a llamarle a su celular, posiblemente en busca de respuestas por los escándalos de las redes sociales. Sin embargo, Mew prefería lidiar con su familia fuera del oído de Gulf, por precaución.

Se despidió de Gulf con un beso en la mejilla, abrazando brevemente su cuerpo.

—Te veré mañana en el trabajo. Por favor, no te arriesgues, la prensa puede ser agresiva.

—Está bien P’Mew —murmuró mientras correspondía al abrazo con todas sus fuerzas—. Cuídate, avisa cuando estés en casa, ¿sí?

—Claro.

Bright observó desde la distancia como se despedían, no acostumbrado a ver esa clase de intercambio de afecto de parte de Gulf hacia otros. Un sentimiento de incomodidad creció en su interior, no era algo muy grande o exagerado, algo leve y casi inexistente. Y el hecho de que la casa apestara a alfa era algo frustrante. Desvió la mirada para darles suficiente privacidad.

Compartieron una par de murmullos cuando se separaron, Gulf le dio un rápido pico en los labios y sonrió lo mejor que pudo. Debían intentar mantenerse lo más optimistas posible.

Después de que Suppasit se marchara, ellos tuvieron una larga conversación acerca de cómo iban a sobrellevar la situación que estaba comenzando. ¿Cómo van a solucionar todo eso? O quizás no solucionarlo, simplemente intentar lidiar con los problemas que nacerán a raíz de todo.

Para cuando pasaba de medio día, Gulf se veía de lo más agotado. Más mental que físicamente. Le han llegado llamada tras llamada, su madre se escuchaba molesta y su padre demasiado preocupado, varios amigos le llamaron y un Nong de su universidad le mandó mensaje para preguntar si se encontraba bien.

¿Por qué cuando las cosas comienzan a salir bien, todo debe venirse abajo?


Es consciente de que se acaba de meter en un serio problema, y no solo él, sino que también ha arrastrado a Gulf y su familia en todo ese jodido embrollo. No pensó las cosas con claridad, es evidente que se dejó llevar por la oportunidad que se le presentaba de volver a tener a alguien a su lado, que no midió las consecuencias que claramente se pusieron sobre la mesa el día del evento de caridad.

La voz de su padre suena una y otra vez en su cabeza. “Te lo dije” se repite con tanta insistencia que siente que va a estallar.

Recibió mensajes y llamadas, más llamadas que cualquier otra cosa. Respondió pocas.

Mild sonaba claramente preocupado, al igual de su madre, quien intentó tranquilizarlo con palabras de aliento que tratan de luchar con la voz de su padre. Oh, él no llamó, claro que no, pero debe estar más que furioso y quizás un poco satisfecho. Porque adora tener la razón en todo.

También habló con Win, él fue claro en sus palabras. Estaría ahí para apoyar a Mew en lo que necesitara, de eso no había duda alguna.

Y Suppasit apreciaba cada palabra de aliento, porque tener el apoyo de su familia y amigos es algo que no tuvo hace años. Sin embargo, no quiere seguir metiendo a más personas en ese asunto. Es problema suyo, no de nadie más; de hecho, lo primero que tiene en mente es buscar la forma de quitar a Gulf del ojo público, antes de que lleguen a Jai, incluso a Bright.

Llegó a su departamento sintiendo que la cabeza le iba a estallar. Aún no consigue contactarse con el abogado de la revista, así que siente los nervios de punta.

¿Debería conseguir seguridad privada para él y Gulf? Sobre todo para el omega, no quiere que la prensa se le venga encima cuando esté con su pequeño hijo.

Comenzaba a morderse las uñas.

Se tomó un momento para darse una ducha y ponerse ropa más cómoda, no saldría ese domingo a ningún lado, no sabiendo que tenía a la prensa tras de él. Podía intentar solucionar algunas cosas desde casa, y lo que no logre arreglar desde casa, lo solucionará en el transcurso de la semana de forma presencial.

El timbre de su celular sonó cuando se estaba sentando en la orilla de su cama, terminando de secar su cabello con una toalla.

Leer el nombre de Kao lo hizo sentir un poco de paz.

—Hola, ¿conseguiste hablar con el abogado?

—Sí, eh. En realidad, no te tengo muy buenas noticias.

Está comenzando a creer que no solo se trata de una racha de mala suerte.

Oír todo lo que Kao le explicaba solo provocó que el dolor de cabeza aumentara, la sangre de hierve y su alfa interior empieza a descontrolarse. Tras colgar la llamada, se apresuró en marcar a otro.

La llamada no fue atendida.

El maldito abogado no le respondía las llamadas. ¿Qué mierda se cree? Ese hijo de…

Bien, no debe alterarse. De hacerlo, su alfa tomará el control y es algo que quiere evitar. No desea destruir su departamento otra vez.

Debe conseguir otro abogado, y aunque no le parezca la idea, sabe que con el exesposo de Gulf puede conseguir a uno que en verdad lo ayude y sea de confianza. No cree que Vachirawit vaya a hacer algo en contra de él, porque influye directamente con Kanawut. Es capaz de considerar pedirle ayuda el propio Bright, a lo cual su lado racional le decía que es una buena idea, sin embargo su lado alfa…

Se dejó caer de espaldas sobre la cama, arrojando el teléfono a su costado; piensa seriamente en silenciar el aparato, apagarlo o destrozarlo. Pero no es una opción viable.

Y tampoco pedir ayuda de su padre es una buena opción. Ni siquiera puede creer que por un segundo le pasó por la cabeza. Se ríe de sí mismo; seguramente su padre también debe reírse de él en este momento, sentado detrás de su escritorio e la oficina que tiene en casa. Disfrutando de ver como las cosas vuelven a salirle mal.

Su celular comienza a sonar, una llamada está entrando. Voltea el rostro hacia el móvil, por la posición no alcanza a ver quién llama, solo como la pantalla se ilumina en espera que la llamada sea respondida. Tarda un momento en estirar el brazo, faltando pocos segundo para que la llamada se corte.

Cuando se da cuenta que el nombre de Gulf es el que ilumina la pantalla, se apresura a apretar el botón verde, pero no fue lo suficientemente rápido.

Maldice en voz baja, tomando asiento en la cama y llamando rápidamente al omega.

Por suerte no pasa más de dos segundos para que la llamada sea tomada.

—Hey, perdón por no responder, no vi a tiempo que eras tú —exclamó rápidamente.

Lo primero que escucha, es una risa algo agotada.

—Creo que deberías cambiar el tono del celular, para saber cuándo te llamo sin tener que ver la pantalla.

Aquel comentario se escuchaba como una broma, sin embargo en la cabeza de Mew no se escuchaba tan mal.

—Sí… no es una mala idea —murmuró—. ¿Pasa algo? No esperaba que me llamaras.

—No, no pasa nada. Solamente quería saber como te encuentras, después de todo lo que está pasando, debes estar abrumado.

Suppasit en verdad agradece la preocupación de Kanawut, es agradable saber que se preocupa por él, para que ocultarlo. Comienzan una charla, que aunque corre alrededor de un tema nada satisfactorio, se siente bien liberar algo de todo el estrés acumulado. La conversación dura unos 40 minutos, hasta que Gulf comienza a bostezar al teléfono.

—Creo que es hora de colgar —menciona Mew, abrazando una de sus almohadas contra su pecho. Ha tomado lugar en el centro de la cama, sintiéndose mucho mejor que antes, más calmado. Su alfa está bajo control.

—Uh, sí. Se hace tarde y mañana hay trabajo.

Mew frunce los labios al oír eso.

—Gulf, no es necesario que vayas a la oficina —comentó con voz calmada—. Las cosas se pondrán pesadas, la prensa estará siguiéndote y no tendrías por qué soportar eso.

Phi, no puedes confirmarme a mi casa. Ni tú, ni Bright. Eso no va a impedir que la prensa me acose, ¿sabes?

—Lo sé, pero estarás más seguro en casa…

Mi libertad de salir a trabajar no está en discusión, Mew. Además, no solo trabajo, también estudio y no puedo dejar de hacer mi vida por un par de fotógrafos y reporteros siguiéndome. ¿Okey? No quiero oír más de eso.

Suelta un suspiro al celular, asintiendo un par de veces como si el omega pudiese verlo.

—Bien.

—Te veré mañana Phi. Te quiero.

Eso le saca una sonrisa.

—También te quiero Golfo.

Y la llamada finalizó inmediatamente después de escuchar el sonido de un beso.

Notes:

¡Es todo! ¿Qué les pareció?
Me encantaría leer sus opiniones, teorías y más. Quiero leer sus comentarios. <3 Vendrá mucho drama y situaciones quizás algo estresantes para Mew y Gulf, pero también habrán momentos divertidos y lindos.

¡También un cameo especial! En los siguientes capítulos estaré dando pistas acerca de quién se tratará.

Un saludo y muchos besos.

Chapter 23: Capítulo Veintidós

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Para alguien que siempre ha intentado mantener un perfil bajo, las cosas no le salen como quiere, jamás. Lo sabe desde que se presentó como omega de forma tardía y con el paso del tiempo, las situaciones que se le presentaron le dejaron claro que no la tendría nada fácil y que sería parte del ojo público en varias ocasiones. Es odioso, más no se arrepiente de las cosas que le han sucedido con el andar de los años. Porque gracias a todo ello, tiene a su pequeño hijo, por el que daría todo.

Gulf sabe que es afortunado de tener la vida que tiene, no sabe que sería de él si todo lo que le ha sucedido simplemente no hubiera pasado.

Pero ahora es distinto.

Ahora, el camino que decidió tomar, en busca de su felicidad lo ha puesto en una situación difícil de manejar para él. No poder correr a ver a su hijo lo tiene nervioso, detesta pasar demasiado tiempo lejos de su pequeño Jai; ni siquiera está acostumbrado a pasar más de dos días sin verlo.

Había charlado con su hijo por videollamada hace una hora atrás, el domingo había terminado y ahora era la mañana del lunes, charló con su hijo y con la madre de Bright, siempre siendo amable con él, la mujer estaba preocupada por la situación, aunque parecía no querer expresarlo de forma obvia teniendo a su nieto con ella. Gulf le agradeció por cuidar de Jai. Esa semana Jai debía asistir al kínder, por lo que ella junto a la madre de Gulf se encargarían de llevarlo y recogerlo, al menos por el momento.

—Cuídate mucho, ¿sí? Y no te preocupes por Jai, yo me pondré de acuerdo con tu madre para ver como cuidaremos al niño.

—Muchas gracias, en serio. Si tiene algún problema no dude en llamarme o a Bright.

—Claro Nong. Suerte y mucha fuerza Gulf, estoy segura de que todo saldrá bien.

Kanawut volvió a agradecer, sintiendo sus ojos arder por la respuesta el apoyo de la Mae de Bright. Adora a la mujer, siempre ha sido tan amorosa con él, claro que se debe más que nada al instinto omega, Gulf lo comprende. En cambio su madre…

MaeNuch era… alguien dura. Su naturaleza alfa la volvía una mujer difícil y, en ocasiones, poco amorosa. Esto último no es algo recurrente, en realidad siempre ha sido cariñosa y amable con él y su hermana, pero hay momento en los que su lado alfa sale a relucir. Es dura con sus palabras, hiere los sentimientos de otros de vez en cuando, no de forma intencional, simplemente se mal temperamento toma el control y la hace decir cosas que en realidad no quiere.

Como ayer.

Una vez que habló con ella, las palabras hirientes de la alfa lo golpearon con rudeza.

¿Cómo puedes ser tan descuidado? Desde un principio te dije que no me agradaba esa relación, pero no me escuchaste. ¿Sabes el desastre que se está provocando? Tu padre está angustiado por todo esto.

—Mae, no fue nuestra culpa, estábamos siendo cuidadosos.

—Besarte con tu jefe bajo la lluvia no es ser cuidadoso Gulf. Invitar a ese hombre a tu casa no es ser cuidado. ¿Acaso no lo ves?

—Nadie sabía quién era yo, Mae… Estábamos solucionando el problema de la prensa.

—Pues ahora todos lo saben —la mujer gruñó del otro lado de la línea—. Todos saben quién eres. Desde el momento que empezaste a tener esa clase de sentimientos por tu jefe debiste alejarte, no es correcto. Debiste renunciar y buscar otro empleo, alejarte de ese hombre que no sabes qué es lo que quiere.

Gulf cerró los ojos, intentando evitar que las lágrimas corrieran por su rostro.

—Mae…

—No pensaste en Jai, en las repercusiones que podía tener meterte con tu jefe. En lo que dirán de ti y la familia. Eres tan egoísta.

Aquellas últimas palabras se clavaron profundo en Gulf, no fue capaz de responder debido a que su madre cortó la llamada. Lloró mucho antes de dormir, aunque se repetía una y otra vez que no tenía por qué hacerlo. ¿Egoísta? Gulf no era egoísta, simplemente quería vivir su vida, tener la oportunidad de estar con alguien luego de su matrimonio fallido.

Pero no quería pensar demasiado en ello.

Apenas y probó bocado esa mañana, tan solo un pan tostado y un poco de café, está seguro de que tendrá hambre antes de medio día, pero realmente no es capaz de poner más en su estómago.

Justo cuando terminaba de preparar sus cosas, una llamada entró a su celular. Se trataba de Bright, habían llegado al acuerdo de que esté pasaría por él a falta de vehículo, pensar que su auto está en el taller y no saber cuándo podrá sacarlo ahí lo pone molesto, pero no quiere arriesgarse a andar por todo Bangkok solo e ir acompañado haría que la persona que fuera con él quedara al descubierto. No quería a más involucrados.

—Ya salgo.

Bien, estoy en un auto rentado frente a la casa.

Caminó hacia la ventana que daba con la calle, observando el vehículo que Bright mencionaba; sí, ahí estaba. Era de esperarse que hiciera algo así, por lo menos así retrasarían el trabajo de los reporteros y periodistas para obtener información acerca de él.

Bright finalizó la llamada, mientras Gulf tomaba las cosas necesarias para salir de la casa; asegurándose de cerrar de forma correcta la entrada principal, se apresuró a acercarse al auto que conducía Vachirawit.

Una vez dentro del auto, hundió su cuerpo en el asiento del copiloto, dejando su mochila en el suelo y guardando las llaves en unos de los compartimentos de esta. Saludó al alfa sin muchas ganas, y este respondió de igual forma.

—¿Cómo estás? ¿Dormiste bien?

No era una buena pregunta. Gulf sabe cuál es su apariencia esa mañana, se había visto en el espejo cuando salió de bañarse y es consciente de que se ve deplorable. En realidad no logró conciliar el sueño, así que sus ojeras están bastante marcadas, pero claro, ¿qué podía esperar? Dormir no era claramente una opción, la preocupación lo estaba matando.

Rio de forma irónica, cerrando los ojos. Bright comprendía esa risa.

—Ya, mala pregunta.

—Definitivamente una mala pregunta —concordó, aun así la respondió—. No logré dormir más de una hora seguida.

—Lamento oír eso.

—Fue gracias a Mae —soltó al aire, dirigiendo su vista a la ventana—. Hablé con ella anoche, está muy enojada.

Entonces el alfa terminó por comprender, conoce lo suficiente a la madre de Gulf para tener una idea de lo que implicó que el omega hablara con ella anoche. No quiere saber todo lo que esa mujer le dijo a Kanawut, pero está seguro de todo el chantaje psicológico que utilizó para hacerlo sentir mal.

Era preferible no hablar del tema, dejar que el asunto se enfríe.

Un suave aroma a café se expandía en el interior del auto, envolviendo a Gulf en él, consiguió relajarse en el asiento. Soltó un pequeño agradecimiento, manteniendo los cerrados por un largo rato.

Les llevó un rato llegar a las instalaciones de Suppasitoont, aunque Gulf aprovechó ese tiempo para descansar. Al menos con la presencia de Bright se sentía en paz. Una vez estando en el edificio, Bright aparcó el auto en el estacionamiento subterráneo de este, cosa que le pareció curioso a Kanawut. Uh, se estaba perdiendo de algo, de eso no tiene duda.

Era obvio, sobre todo cuando Vachirawit apagó el vehículo y se deshizo del cinturón de seguridad.

—¿Vas a bajar?

—Hablé con Suppasit antes de pasar por ti —explicó con voz calmada—. Quiere una reunión conmigo, parece ser que ha tenido problemas para encontrar un abogado, así que me ofrecí a analizar las opciones que tiene —giró ligeramente sobre su asiento, estirando su cuerpo hacia atrás para alcanzar su maletín—. Espero que no te incomode.

—Para nada —responde rápidamente—. Gracias, por el apoyo —, se acercó lo suficiente para darle un beso en la mejilla. Es consciente de que Mew y Bright no se toleran, por lo que está realmente agradecido con Bright por lo comprensible que está siendo, bien podría pasar por alto que Mew también la está pasando mal.

Bajaron del auto y fueron en dirección al elevador directo a la oficina de Suppasit, esperaban no toparse con nadie y que el elevador no parara en ningún otro piso.

~

Su oficina estaba en absoluto silencio, no es algo nuevo, Mew procura siempre sentir paz en su lugar trabajo y en algunas ocasiones ponía música de fondo o el noticiero. Esta vez no tenía muchas ganas de colocar música, mucho menos de poner las noticias en su televisor, sabe cuál es el tema del momento. Y tampoco el silencio ayudaba mucho, se sentía agotado, las paredes le parecían más y más estrechas, causándole claustrofobia; escuchaba sus malos pensamientos rondar por su cabeza, la voz era la de su padre, con un tono lleno de decepción y asco.

La soledad lo estaba matando en ese momento, se estaba sofocando.

Miró su reflejo borroso en la ventana, se veía agotado y hecho un desastre. No llevaba saco ni corbata, solamente un pantalón gris de vestir y una camisa blanca algo arrugada, no tuvo muchas ganas de planchar su ropa.

—Maldita sea… —soltó contra el cristal. Tenía unas leves ansias por beber algo, pero sabe que es muy temprano para ello y para nada sano.

Mientras consideraba un poco más que tan malo sería tomarse un vaso de whisky, unos leves golpes a la puerta de la oficina hicieron eco en todo el sitio.

—Adelante —exclamó.

Una vez se abrió la puerta sus ojos captaron a Gulf, que si bien no se veía radiante como todos los días, tenía una sonrisa en los labios que provocó un alivio inmediato en Mew. Bueno, no todo en su vida era malo.

Seguido de Gulf entró Bright, que era el que mejor se vía de los tres. Bueno, esto no le afecta directamente y parece que aún puede guardar un poco su imagen.

—Buenos días P’Mew.

—Gulf —fue lo primero que salió de su boca, mientras se acercaba a paso tranquilo a ambos, depositando un suave beso en la mejilla del omega—. No tenías que venir hoy.

—Te dije que no puedes librarte de mí tan fácilmente —susurró.

Sonrió ante esa respuesta. Miró a Bright.

—Gracias por venir, Vachirawit —le extendió una mano en forma de saludo.

—Todo sea por ayudar a Gulf —fue una respuesta algo tajante, al menos devolvió el apretón de manos.

Recibió un suave golpe en las costillas por parte de Kanawut. Luego, este posó su atención en Mew.

—¿Desayunaste, Phi?

Suppasit hizo una mueca.

—No en realidad.

—¿Quieres que pida algo?

—Quizás más tarde, por ahora… ¿por qué no tomamos asiento?

—Me parece bien, en tu escritorio o…

—En el sofá, si gustas, será un poco más cómodo.

Bright estuvo de acuerdo, asintió una vez antes de acercarse al amplio sofá y sentarse cerca de una de las esquinas, mientras que Mew tomaba asiento a una distancia prudente.

Por otra parte, Gulf parecía dudar si sentarse con ellos, él no tiene mucho de qué hablar con ellos; si bien el escándalo lo involucraba directamente, la conversación giraría alrededor de la empresa y quizás un poco sobre Suppasit, aun así, no es algo que realmente le incumba.

Los alfas notaron las dudas en el omega, más fue Suppasit quien habló primero.

—¿Todo bien, Gulf?

—Uh, sí. Solo estaba pensando… ¿debo quedarme aquí? Quiero decir, hablaran de la empresa y no creo que importe mi opinión —hizo una pausa, mirando a ambos hombres de traje sentados en frente a él—. Y creo que quiero despejar mi mente de todo esto, al menos por un rato.

Suppasit suspiró pesadamente, comprendía el hecho de que Gulf quisiera despejar su mente de todos los problemas, pero no le parece que el omega crea que no necesitarían su opinión en temas de la empresa.

—Si quieres esperar fuera o ir al área de diseño está bien —respondió—. Pero no digas que no importa tu opinión, ¿okay? Eres parte de esto y tu opinión cuenta tanto como la mía.

No hay discusión respecto a ello. Gulf asiente en respuesta y se despide para dirigirse al área de diseño.

Espera poder despejar la mente estando con War.

~

Toda la gente que se amontona en la entrada del edificio familiar hace que Jom se sienta fastidiada, por no decir otra cosa. Suelta un suspiro antes de adentrarse en el estacionamiento subterráneo, no le gustaría toparse con todos esos reporteros y terminar envuelta en preguntas incomodas —y muy groseras— respecto a su hermano, terminaría gruñéndole a todos

Al bajar del vehículo, se plantea que hará primero. ¿Debería ir directamente con Mew? ¿O hablar con Gulf antes?  Jom no le encanta la idea de meterse en la vida privada de su hermano mayor, así como tampoco está de acuerdo con que otros también lo hagan. Ahora todo Bangkok está muy metido en la vida de Suppasit y ella se ve obligada a meterse también; todo sea para prevenir algún otro problema.

Tras pensarlo detenidamente, tomó la decisión de ir por Gulf primero. Sacó su celular, llamando al número de Kao, preguntando si él sabía dónde podía estar Gulf en ese preciso momento. El escritor pareció dudar por un segundo, sin saber si decirle a Jom la verdad o no. Por suerte, recibió una respuesta positiva.

—Puede estar en el área de diseño, junto a Wanarat. Búscalo ahí, si no está, entonces debe estar en la oficina con Mew. Pero Jom, por favor, se amable, Gulf no tiene la culpa de nada.

Agradeció la cooperación de Noppakao, para luego colgar. Subiría al piso de diseño con la esperanza de encontrarse con él a solas.

[…]

El área de diseño siempre le ha parecido un sitio divertido, además de algo caótico; cuando visitaba la empresa cuando era más joven, siempre veía a los diseñadores y editores correr de un lago a otro, con carteles enormes llenos de fotografías, hojas de colores, pocas letras y otros materiales. Era un caos, pero a su vez le parecía lo más bello que alguna vez vio.

Para ese entonces, la idea de ser diseñadora de la revista le parecía genial.

Hasta que su padre le abrió los ojos.

Actualmente el piso dedicado a los diseñadores era más ordenado, había menos caos. Los avances tecnológicos son una de las razones, ya no es necesario utilizar papel de colores, letras recortadas a mano, recortes como conceptos. Ahora todo es digital, algo bueno para el ambiente, pero algo aburrido para Jom.

Se topó con un par de gente del área, un fotógrafo la saludó con una reverencia bastante marcada, parecía nervioso con solo verla. Normal, también reaccionan así con los demás miembros de la familia. Exceptuando un poco a su madre, ella siempre le ha dado una imagen más suave a la familia.

Se detuvo un momento para preguntar a uno de los empleados dónde podía encontrar a Wanarat; fue fácil enterarse de cuál es la oficina. Al encontrar la oficina, golpeó un par de veces hasta que se le dio el permiso para pasar, abrió la puerta lentamente, encontrándose con el rostro del diseñador gráfico de la revista, uno de los principales, tiene entendido Jom. War tenía la mirada fija en su computador, lo ha visto en otras ocasiones, aunque nunca tan detenidamente. Era un omega bastante agraciado, a su alfa interior le pareció hermoso.

—Buenos días —saludó con voz fuerte y clara.

Wanarat respondió el saludo, apenas alzando la mirada del computador.

—Buenos días, ¿necesita algo? —tardó un momento en mirar a la recién llegada, su cerebro hizo clic cuando sus ojos se cruzaron con los de la alfa—. K’Jomkwan —su voz se agudizó un poco, se puso de pie lo más rápido que sus piernas se lo permitieron, ganándose un golpe con el escritorio.

Kanawut dio un salto al escuchar ese nombre, volteó rápidamente hacia la puerta, encontrándose con la mirada filosa de la hermana de Suppasit.

—K’Jomkwan…

—Perdonen la interrupción —se escuso con voz calma—. Kanawut, me gustaría hablar con usted en privado. ¿Si recuerda lo que hablamos la semana pasada? Sino recibía noticias suyas, me vería en la necesidad de venir a la oficina para aclarar ciertos… puntos.

Gulf recordaba claramente a lo que Jom se refería, pero en realidad lo había ignorado y se había logrado olvidar por un momento. Eso hasta la tragedia.

—Sí, recuerdo claramente —volteó su atención al computador, encargándose de guardar las actualizaciones del proyecto del aniversario de la empresa—. ¿Dónde…?

—Lo espero en la sala de juntas, en el piso de presidencia. Le avisaré a Mew, también lo necesito presente.

Tras decir aquello, se tomó un par de segundos para mirar con detenimiento a Gulf y luego a War, le sonrió a este último para proceder a salir. En el momento que la alfa salió de la oficina, ambos omegas se miraron entre sí, a Wanarat se le subieron los colores al rostro, mientras que Kanawut se notaba confundido.

No tiene ni idea de lo que le puede esperar allá arriba.

[…]

Tocó a la puerta de la oficina de Suppasit un par de veces antes de entrar, al abrir se encontró con Bright terminando una llamada.

—Si buscas a tu jefe, se acaba de ir hace 5 minutos furioso tras una alfa, ¿su hermana, verdad?

—Sí, Jomkwan. ¿P’Mew estaba muy…?

—¿Enojado? Definitivamente —respondió con un tono bastante divertido—. Lo bueno es que logramos avanzar lo suficiente con su caso, me retiraré y volveré por la tarde, aún hay temas sin concluir —caminó en dirección a Gulf con su maletín en la mano, una vez estando a la altura del omega, se despidió con un leve beso en la mejilla—. Por cierto, tu cuñada está muy guapa. Que buenos genes tiene esa familia, eh.

Gulf giró los ojos, negando ante los comentarios de Bright. Salieron juntos de la oficina, el alfa tomando camino hacia el ascensor, mientras que el omega se detiene un momento mirando hacia la sala de juntas.

La que le esperaba.

~

La tensión en la sala de juntas era palpable, la presencia de los dos hermanos alfa era demasiado en el sitio. Suppasit estaba más que furioso por la presencia repentina de Jomkwan; ha estado demasiado estresado para tener que lidiar con su hermana ahora. Pero parece ser que el mundo estaba en su contra.

—¡No puedes venir aquí a exigirle a mi asistente que hable contigo! —gritó, azotando las manos sobre la larga mesa frente a él—. Solamente estás atormentándolo —apuntó hacia la morena, que yacía sentada en la punta contraria a Mew, cruzada de brazos y observando a su hermano con detenimiento—, ¿no puedes dejarnos en paz?

—Yo misma le advertí a tu asistente que vendría a hablar con él si no me llamaba —aclaró—. Tenía planeado venir mañana, pero con todo lo que sucedió… Me vi en la obligación de venir antes de que papá decidiera tomarse esa tarea.

—¡Me importa una mierda lo que haga papá!

—¡A mí no me grites, Suppasit! —golpeó la mesa con ambas manos, imitando a Mew, mostrando los dientes de forma agresiva—. ¿Acaso cada vez que vengo tengo que recordarte que somos iguales?

Un breve silencio reinó la sala de juntas, la puerta se abrió lentamente, dejando ver a Gulf. Este frunció el ceño, llevando una mano a su nariz; todo el sitio apestaba a alfa, los aromas de los hermanos se mezclaban de una forma tan explosiva que estaba siendo demasiado para Kanawut.

Aguantó la respiración un segundo, caminando directamente la ventana mas cercana, abriéndola de par en par. Respiró profundo el aire puro que entraba por la ventana, eso estaba mejor.

—Bien, creo que… deberían dejar de pelear. Los gritos se escuchan hasta allá fuera y el lugar apesta a alfa.

La alfa se puso de pie, alisando su cabello como acto de reflejo para mantener la compostura.

—Lo lamento, K’Kanawut. Es una pena que tengas que presenciar esta clase de discusiones familiares —señaló una de las sillas alrededor de la mesa—, pero por favor, siéntate. Mew —señaló otro de los asientos con la mirada. El escuchar su nombre salir de la boca de su hermana, le arrebató un gruñido.

Kanawut le lanzó una mirada fugaz a Suppasit, quien captó enseguida. Se acercó al omega, tomándolo suavemente por el brazo para acercarlo. Movió la silla frente a él, señalando el asiento para que Gulf tomara el lugar.

Agradeció en voz baja, colocándola la agenda que traía consigo en la mesa y mirando a Jom, que estaba sentada frente a él. Mew tomó asiento junto a él, colocó su mano sobre la ajena, dejando suaves palmaditas sobre esta. Soltó un par de palabras de tranquilidad, intentando crear calma para Gulf.

—¿Qué es lo que tienes que decirnos, Jom?

La alfa soltó un largo suspiro, no le gusta para nada meterse en esta clase de problemas con Mew, porque ante los ojos de su hermano mayor, ella está quedando como la mala. Ella no es la mala, su padre lo es. Aunque suene mal es la realidad.

—A raíz de la insistencia de la prensa por inmiscuirse en la vida privada de Mew, provocó la atención de papá, de una muy mala manera. Sobre todo porque no es la primera vez que Mew está en el ojo público por un tema de interés amoroso…

Suppasit tensó sus hombros ante lo último.

—No. No compares esto con lo que ocurrió hace cinco años.

—No pretendo compararlo, de hecho, para mi no hay punto de comparación. Pero que yo piense así no influye en lo que todo Bangkok piense, ¿estás de acuerdo? —hubo una breve pausa, Jom tiene la razón, que dos personas piensen distintos no cambiará nada—. El punto es, padre esta interesado en conocer personalmente a Gulf, ya sea que acepte la invitación a una cena familiar este fin de semana o, en el peor de los casos, que sea el mismo quien aborde a Gulf en cualquier tipo de escenario. Mi recomendación es que ambos acepten la invitación a la cena, para así disminuir la probabilidad de que padre por su cuenta.

Para los hermanos estaba claro todo, ellos son conscientes de lo que es capaz su padre, por otra parte, Gulf no tiene la menor idea de lo influyente que es ese hombre y las cosas que es capaz de hacer cuando quiere conseguir algo.

El omega observó a ambos alfas, está claro que esto es algo totalmente nuevo para él. La confusión y el temor es enorme en esos momentos.

—¿Podría… hablarlo en privado con Mew? —preguntó con voz baja—. Creo que es un tema que debemos platicar con detalle, tomaremos la decisión hoy y me aseguraré de que P’Mew te avise. ¿Te parece bien, K’Jom?

A Jomkwan le basta esta conversación para darse cuenta de la diferencia entre este omega sentado frente ella y aquel chico que su hermano presentó hace años a su familia. Definitivamente no hay un punto de comparación.

Sonrió en dirección al menor, asintiendo un par de veces.

—Me parece excelente.

Una vez dicho esto, Jom se puso de pie, haciendo una leve reverencia ante la pareja y tomando su bolso de la mesa. No tenía más razones para estar ahí, hablar con su hermano no era algo que planeara hacer, al menos no por el momento, ha estado demasiado irritable y una discusión no es grata en ningún momento.

Al menos ahora es consiente de que puede contar con la sensatez de Kanawut para llegar a algún acuerdo con su hermano.

~

Pasaban de las 18:00 horas cuando tocaron a la puerta de la oficina, Wanarat se encontraba guardando sus pertenencias en su mochila. Era su hora de salida, y realmente quería llegar a su casa, aunque en realidad no tenía mucho que hacer; frunció el ceñó ante el sonido de la puerta. ¿Quién podía ser? Gulf ya no acostumbra a tocar a la puerta, y cuando lo hace, suele entrar luego de dos golpes, y tampoco podía ser alguien del departamento, todos habían salido de la oficina hace unos 20 minutos.

—Adelante —exclamó, cerrando la laptop una vez que esta se apagó por completo, metiéndola en la mochila.

Debido a que estaba de espaldas a la puerta no fue capaz de mirar quien lo visitaba a esa hora. Se giró una vez que escuchó la puerta cerrarse detrás del recién llegado, vaya sorpresa la que se llevó al encontrarse con Noppakao recargado en la puerta, con las manos entrelazadas y una sonrisa un tanto nerviosa.

Un escalofrío recorrió toda la espina dorsal de War, realmente no esperaba la visita del editor, porque aquella no era su área, Kao jamás pasaba a otras áreas que no sean la suya o presidencia. No ha tenido que lidiar con él a solas desde, bueno, desde hace varios días.

—Khun, ¿qué hace por aquí…?

—Creí que habíamos superado el Khun, Nong Wanarat —en su voz se escuchaba un suave tono juguetón—. Me parece que Phi suena mucho más lindo.

—Khun-

Phi.

—Uh-… ok. Phi, ¿necesita algo? Estoy de salida.

—Perfecto, te llevo a tu departamento —exclamó, dando media vuelta para salir de la oficina.

Pronto War sintió pánico. ¿Escuchó bien o es su lado omega jugándole una broma?

—¿Qué? ¡No, Phi! —apresuró su paso para detener a Kao, jalando de la manga del traje ajeno—. No es necesario, en serio.

—War —el tono que Noppakao empleaba era realmente serio, y no era lo único, su mirada era una clara señal que no esta dispuesto a recibir un “no” en respuesta—. No pienso dejarte ir a ningún lado, podemos hablar camino a tu casa si eso te hace sentir más cómodo, pero en serio no te vas a librar de mí.

El diseñador miró detenidamente al editor, sus ojos analizaron ese atractivo rostro, se atrevió a sostener le la mirada por una cantidad de segundos bastante significativa, hasta que por su cabeza llegó el recuerdo borroso del beso que le robó cuando se encontraba ebrio.

Apartó la mirada y sus mejillas se sonrojaron,

Desearía que Kao no fuera tan insistente, de ser así, War podría negarse nuevamente e irse solo en autobús, como es costumbre.

Pero…

—Preferiría que habláramos llegando a mi casa, no quiero que el viaje se vuelva incómodo.

—¿Me invitarás a subir?

Wanarat calló por un segundo. La sonrisa de Kao era enorme.

—Hablaremos en el estacionamiento —tajó.

Kao se rio.

—Me parece bien —se hizo a un costado, dejando el camino libre—. ¿Vamos?

War espera no arrepentirse de sus decisiones con respecto a Kao.

Notes:

Hey.

Me pareció buena idea publicar este capítulo hoy que cumplo veintidós años.

Estuve desaparecida por un tiempo, la justificación es que estuve ocupada con la universidad y un trabajo que tuve el año pasado, me mantuve ocupada y tuve un bloqueo que me volvió incapaz de escribir algo de esta historia.

Y bien, me importa una mierda lo que anunció Mew en su Twitter hace unas semanas, MewGulf fue mi lugar seguro por tres años, y no pienso abandonar esta FanFiction. Las actualizaciones serán más lentas que antes, si sigues la historia desde la publicación de los primeros capítulos sabrás que actualizaba cada dos o tres semanas, ahora no sé muy bien como me organizará, pero trataré de mantener el ritmo.

Besos y saludos. <3

Notes:

* Suppasitoont: combinación del nombre Suppasit y la palabra "toont" que en neerlandés significa espectáculos.